viernes, noviembre 22, 2024
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ABOT 1:1: Una cerca alrededor de la ley

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Al comenzar esta semana explicamos los dos primeros enunciados de los Anshé Kesenet haGeuedolá, los hombres de la Gran Asamblea, quienes se pronunciaron respecto a la justicia y a la educación (ver aquí).
Hoy examinaremos el tercer enunciado, la tercera pauta que establecieron estos legisladores de Am Israel hace 2500 años atrás. En este caso, se trata de un principio que tiene que ver no sólo con la ley, el orden y la educación sino también con el comportamiento individual.
«va’asú siyag laTorá» significa literalmente: «y haréis un vallado alrededor de la Torá», es decir, establecer leyes que protejan a la ley, y al individuo de sí mismo, de cometer una mayor transgresión involuntariamente. Y esto se hace «extendiendo» la prohibición un paso más atrás. Un vallado es lo que establece un guardabosque, erigiendo una cerca unos pasos antes de un precipicio, para que los que visitan el bosque no se acerquen demasiado al precipicio, y por distracción o por lo atractivo del paisaje, se puedan caer.
Hay muchísimos ejemplos de siyag la Torá en todas las areas de la ley judía (muqtsé, basar ‘of bejalab, harjaqot, etc.). Estos vallados son mandamientos rabínicos, humanos, establecidos como pautas de sentido común para resguardar los mandamientos Divinos, bíblicos.  Vale aclarar que no cualquier rabino puede establecer «vallados a la Torá». Solamente la Corte Suprema de Justicia Rabínica (בית הדין הגדול), que existió desde los tiempos de Moshé Rabbenu hasta la clausura del Talmud (año 500 de la Era común) puede promulgar este tipo de leyes.
Hay muchos ejemplos de este tipo de vallados en la sociedad moderna. A una persona que sufre de adicción al alcohol y se quiere rehabilitar se le aconseja no frecuentar bares, ni fiestas donde se bebe, ni salir con amigos que beben alcohol. Todos estos vallados y restricciones adicionales son necesarios para que quien quiere recuperarse de su adicción se proteja de sí mismo, y de la tentación que puede llegar a ser «irresistible». Es mucho más fácil resistirse de entrar a un bar que resistirse a tomar alcohol una vez que uno tiene una copa en la mano….
En la ley judía uno de los ejemplos más famosos de los «vallados a la ley» fue establecido por el Rey David y la corte que él, como juez principal, encabezaba. Esta ley se llama Iyjud.
La ley de Iyjud (ייחוד , se pronuncia «ijud») significa que un hombre y una mujer que no son marido y mujer, o padre e hija, etc. deben evitar recluirse o permanecer solos en una habitación u oficina que esté trabada o cerrada con llave.   La presencia de otras personas en el recinto, o incluso el hecho que el recinto donde están sea accesible desde afuera, evita o disminuye significativamente la posibilidad de cualquier tipo de acoso o abuso sexual. Y viceversa. Esta prohibición no existe en la Torá de una manera explícita. Fue legislada por el Rey David luego del incidente que tuvo lugar entre Amnón y Tamar.
El caso particular de Iyjud, es hoy, creo yo, más relevante que nunca.
En el aeropuerto de Nueva York, si alguien que pasa por los controles de seguridad del TSA lleva algo debajo de sus ropas, por ejemplo, un hombre que lleva el talit qatan abrochado con una tik-tak de metal, tendrá que ser escoltado a una oficina cerrada, donde se le ordenará sacarse la ropa. Pero todo ese tiempo, desde que entra hasta que sale, estará acompañado  siempre no por uno, sino por dos oficiales de su mismo género. Es como que el concepto de Iyjud, lejos de haber pasado de moda, cada vez se entiende y se aplica más como una precaucióncon muchísimo sentido común que evita situaciones potencialmente desastrosas.
Recuerdo que hace unos años participé en un congreso de rabinos organizado por la Orthodox Union. Un abogado nos habló sobre este tema y nos recomendó que, como regla, siempre que atendamos a una persona dejemos la puerta de nuestra oficina entreabierta o por lo menos sin llave, como una forma de prevención general. Nos contó que en los Estados Unidos hay una enorme conciencia sobre este tema y que muchos profesionales, médicos, dentistas, psicólogos han establecido pautas similares, evitando al máximo estar con un paciente o un cliente a solas en un cuarto cerrado, para prevenir situaciones –o denuncias– de abuso sexual.
Para terminar, hace unos 6 años atrás un rabino norteamericano tuvo una audiencia con el Papa anterior, Benedicto. Era el tiempo en que la Iglesia de Nueva York había recibido cientos de denuncias de abuso sexual, pedofilia, etc.      Este rabino, creo que con la mejor intención, le sugirió al Papa que la iglesia adoptase la ley judía de Iyjud, y la estableciera como política eclesiástica: ningún sacerdote se puede reunir a solas con un alumno, niña o niño, en un recinto cerrado. Y que siguiendo esta simple regla se reducirían al mínimo los problemas que causaban tanto daño a cientos o miles de menores.
No sé lo que pasó al final, pero una vez más me di cuenta de la infinita sabiduría de nuestros maestros, sabios y jueces que hace 2500 años supieron establecer leyes que recién hoy la humanidad llega a valorar, apreciar y emular.

 

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