Yom Kippur es el día más importante del año judío. El día que confesamos nuestros errores y malas acciones a Dios, y resolvemos mejorar nuestra conducta durante el año entrante, esperando que HaShem acepte nuestras disculpas, y nos inscriba y nos selle en el libro de la vida. Ahora bien, a pesar de lo importante que es Yom Kippur, si no hacemos nuestros deberes antes de Yom Kippur, el día más importante del año podría convertirse en la oportunidad desperdiciada más importante del año.
ANTES de que comience Yom Kipur, debemos pedir perdón a aquellos a quienes pudimos haber ofendido o causado algún daño, emocional o material. Durante Yom Kippur, las transgresiones entre nosotros y Dios (Shabbat, Kashrut, Tefilin, etc.) son inmediatamente perdonadas al confesarlas y decidir mejorar. Pero Dios no nos perdona aquellas ofensas hechas hacia otro ser humano: engañar, mentir, robar, avergonzar, hablar mal de alguien (lashon hara’), etc. Todas estas transgresiones NO son perdonadas en Yom Kipur a menos que primero nos acerquemos a los que lastimamos y les pedimos perdón.
Si tomamos esto con seriedad, debemos sentarnos durante unos minutos con lápiz, papel y un corazón humilde. Para repasar en nuestra memoria si pudimos haber causado dolor y daño a otras personas: amigos, compañeros o familiares, padres, pareja, etc.
Una vez que sabemos a quien ofendimos, deberíamos pensar en cuál es la forma más efectiva para disculparnos con cada individuo en particular. ¿Por teléfono o en persona? ¿Por un correo electrónico largo o por un corto mensaje de texto? ¿Deberíamos describir en detalle lo que hemos hecho mal, o deberíamos pedir perdón de una manera más general? Dado que cada persona es diferente y cada caso es único, no existe una fórmula absoluta para pedir perdón a cada individuo. Debemos usar nuestro sentido común y encontrar la manera de que nuestra disculpa sea sincera, creíble y efectiva.
Pedir perdón es probablemente una de las tareas más desafiantes que tenemos que hacer. Porque hay que admitir y decir: “ME EQUIVOQUE”. Se necesita mucha humildad y fuerza emocional para enfrentar a la víctima. Creo que ayuda si uno considera la humillación como una suerte de Kappara (expiación) dentro del proceso de nuestra propia Teshubá.
Una segunda lista que debemos escribir lo antes posible es la de nuestras deudas: dinero que debemos en nuestro negocio o a proveedores, a amigos o familiares, donaciones comunitarias no pagadas, Tzedaqa que prometimos dar, etc. Debemos priorizar aquellas deudas que han caducado o están a punto de caducar. Este es el momento adecuado para hacerlo: hoy o (literalmente) durante los dos próximos días.