lunes, julio 15, 2024
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El costo de humanizar a Hamás

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El PELIGRO DE LAS PROYECCIONES POSITIVAS

En 1944, un prisionero escapó de Auschwitz y llegó a Budapest, Hungría, donde solicitó hablar con sus hermanos judíos. La comunidad se reunió, y todos se congregaron para escucharlo. El hombre compartió lo que había vivido y les dijo: «No nos llevan allí para trabajar. Nos llevan para matarnos en cámaras de gas: están matando a nuestros ancianos, mujeres e incluso niños. No se dejen engañar: Auschwitz no es un campo de trabajo, sino un campo de exterminio». La gente escuchó horrorizada. Después de que el hombre terminó su testimonio, los líderes comenzaron a debatir qué hacer con esta información. Dicen que uno de los dirigentes judíos, un hombre muy inteligente, mesurado y altamente respetado, dijo: «Estoy seguro de que los alemanes quieren nuestro dinero. Y si pueden, tomarán nuestras propiedades y posesiones. En el peor de los casos, dado que es tiempo de guerra y no tienen trabajadores, podrían obligarnos a trabajar en fábricas de armas o a producir ropa para el ejército. Pero ¿llevarnos a matar? ¡Eso es ridículo! ¿Para qué les serviría a los alemanes deportar a mi anciano padre, que no puede trabajar, o a mi hija de 5 años a Auschwitz? ¿Cómo se beneficiarían los nazis de ello? Los alemanes son muy astutos y en este momento necesitan concentrar todos sus esfuerzos en el Frente Oriental con Rusia. ¿Ustedes creen que desviarán sus recursos militares y usarán a sus soldados para encontrar y transportar a judíos ancianos y niños para ejecutarlos? Esta historia es completamente absurda».

La lógica de este líder judío era impecable. Alemania se enfrentaba al ejército ruso y necesitaba todas las fuerzas disponibles en el frente de guerra. Sin embargo, la ingenuidad y la lógica utilizada para estimar las intenciones de los nazis nos llevaron a subestimar a los Nazis y tuvieron un alto costo. Hitler decidió no enviar refuerzos militares a los alemanes que luchaban en Rusia. En cambio, entre el 15 de mayo y el 9 de julio de 1944, dirigió sus soldados a encontrar, reunir y deportar a 434,000 judíos en 147 trenes. La mayoría de ellos llegaron a Auschwitz, donde el 80 por ciento fue asesinado en cámaras de gas al llegar al campo de exterminio. Quién sabe cuántas miles de vidas judías podrían haberse salvado si no hubiéramos «humanizado» a los nazis. Si hubiéramos comprendido que hay un mal inimaginable en algunas personas. Un mal que es literalmente inconcebible para las personas decentes, más allá de la lógica o incluso en contra del interés práctico del enemigo.

LA TORÁ NOS ADVIRTIÓ SOBRE AMALEQ

Cuando salimos de Egipto, escapando hacia la libertad después de 140 años de esclavitud, fuimos atacados por Amaleq. Fue un ataque a traición sin razón, motivo ni lógica. En ese momento, nosotros los judíos no éramos capitalistas, comunistas, socialistas ni colonizadores; éramos refugiados. No teníamos dinero ni poder. Pero igual sufrimos el primer ataque antisemita.

Tampoco hubo conflictos territoriales; ¡estábamos en el desierto! El territorio de Amaleq no estaba en nuestros planes de conquista.

Amaleq es especial porque su odio hacia los judíos no depende de lo que los judíos «tenemos» o de lo que los judíos «hacemos». Amaleq odia a los judíos por lo que «somos»: el pueblo de Dios.

El odio de Amaleq es incondicional.

Es existencial.

Vale la pena señalar que este primer ataque antisemita no fue un asalto militar directo. ¿Por qué? Porque aunque no estábamos preparados para la guerra, éramos muchos, alrededor de 3 millones de personas. Amaleq sabía que no podía destruirnos. Pero eso no impidió que Amaleq nos atacara por la espalda, y saliera a matar a los ancianos, los hombres enfermos, los niños y las mujeres con sus pequeños hijos. En otras palabras, a todos aquellos que no podían seguir nuestro apresurado éxodo de Egipto y no podían defenderse.

El ataque de Amaleq no fue un conflicto militar, sino un ataque terrorista. El primero registrado en la historia bíblica. Fue un ataque dirigido a «matar a tantos judíos como fuera posible» y causar daño y dolor a nuestro pueblo.

El pueblo de Israel en ese momento aún no tenía un ejército organizado. Y Amaleq sabía que pagaría un alto precio por su acto terrorista. Pero eso tampoco los detuvo. Moshe le dijo a Yehoshúa: «Elige algunos hombres y sal a luchar, a defendernos, contra Amaleq». Y milagrosamente, pudimos derrotarlos. En ese momento, la Torá también nos advirtió de manera absolutamente dramática, asegurando que esta era la primera vez que enfrentamos a Amaleq, pero no sería la última. El párrafo bíblico, Shemot / Éxodo 17:13, concluye con las palabras: מלחמה לה’ בעמלק מדור דור. La guerra que el pueblo de Dios debe librar contra, las «fuerzas del mal» de, Amaleq será «MIDDOR DOR», lo que significa, por las generaciones futuras…

¿QUIÉNES SON PEORES, HAMÁS O LOS NAZIS?

Lo que sucedió el Shabbat pasado, ese fatídico 7 de octubre por la mañana, en el sur de Israel, fue un ataque de Amaleq, que cambia constantemente de nombre: Adriano, Hitler, Arafat, Hamán o Hamás, pero nunca pierde su intención asesina y su obsesión por matar judíos. Lo que caracteriza a Amaleq, desde el principio, es que su odio hacia los judíos es completamente irracional. Pero en el caso de Hamás, el odio también es suicida.

Un terrorista palestino que fue capturado e interrogado este sábado después del ataque confesó, entre otras cosas, que los líderes de Hamás enviaron a más de mil de sus jóvenes «a morir». Sabían que la mayoría de ellos no regresarían vivos a Gaza. En este sentido, y escribo esto temblando, Hamás es peor que los nazis porque no les importa sacrificar sus propias vidas o las vidas de sus hijos para matar a un judío, incluso matar a bebés.

Durante mucho tiempo nos dejamos engañar y humanizamos a Hamás. Muchos líderes judíos y políticos en Israel y Estados Unidos cometieron el pecado capital de la ingenuidad. Pensaron que el enemigo piensa como nosotros. Que los palestinos en Gaza desean prosperidad, oportunidades de trabajo, un buen sistema de atención médica y educación para criar a sus hijos en paz. Y que si los dejamos en paz, nos dejarán en paz. שקט יענה בשקט Hay un nombre para este grave pecado: «proyección positiva». Eso es cuando uno proyecta sus propios ideales y aspiraciones sobre un enemigo que proviene de una cultura medieval, barbárica y suicida.

Nos negamos a creer lo que claramente establece la Carta Fundacional de Hamas: que el objetivo explícito de Hamas no es la paz, sino la victoria a través del Yihad, es decir, la eliminación del estado de Israel, un judío tras otro.

Olvidamos que el odio de Amaleq hacia los judíos supera el amor de Amaleq por su propio pueblo o incluso por sus propios hijos, a quienes no dudan en utilizar como escudos humanos.

Nos negamos a abrir los ojos y ver esos videos que muestran a los maestros palestinos en las escuelas de Gaza enseñando a sus estudiantes el ideal de ser mártires (muyahidines) y tener como objetivo de su vida «morir» mientras matan a un judío. Esta fue la «educación» que estos monstruos barbáricos recibieron en sus escuelas 15 o 20 años atrás, y los que condujo a realizar las atrocidades del 7 de octubre. ¿Hasta cuándo mantendremos nuestros ojos cerrados?

Y, sobre todo, NO hicimos caso a la advertencia singular que la Torá nos dijo hace 3,500 años y que nuestros rabinos establecieron como la única lectura bíblicamente obligatoria (mideoraita) de la Torá.

DEUTERONOMIO Capítulo 25.

17.»Recuerda lo que Amaleq hizo contigo cuando salías de Egipto.

18. [Amaleq] te emboscó en el camino y te atacó por detrás, apuntando a los más débiles, cuando estábamos cansados y exhaustos. Amaleq no temió a tu Dios, aunque habían oído lo que tu Dios hizo en Egipto con Faraón y tus enemigos.

19. Por lo tanto, cuando estés en tu tierra y hayas eliminado a los enemigos que te rodean, [no bajes la guardia] y elimina todo rastro de Amaleq de debajo de los cielos. NO LO OLVIDES.»

Lamentablemente, la convivencia pacífica con Amaleq en nuestro vecindario es imposible. Debemos mantenernos siempre vigilantes, ya que no podemos creer en treguas o promesas de paz.

Israel nunca puede bajar la guardia.

Nunca más puede dejarle la puerta abierta a Amaleq.

La opción es: ellos o nosotros.

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Una niña de tercer grado me preguntó ayer: «¿Cómo es posible que HaShem permitiera lo que sucedió en Otef Gaza?» Instintivamente cubrí mi rostro con mis manos y le dije: «Necesitas un rabino más sabio que yo para responder a eso».

Pero quiero compartir contigo una reflexión, una idea que nuestros rabinos expresaron hace casi 2000 años, cuando se hicieron una pregunta similar.

Cuando el ejército romano derrotó y masacró a los valientes soldados judíos, entró en Jerusalem, tomó más de un millón de prisioneros de guerra y destruyó el Templo. Se preguntaron ¿Qué pasó? ¿Cómo pudo ser que Dios, el protector de Israel, no interviniera para evitarlo? La respuesta que dieron los Sabios fue breve y decisiva: «Sinat Jinam» – Odio gratuito, sin fundamento, entre hermanos judíos.

Nuestros rabinos estaban expresando una idea muy poderosa: DIOS ESTÁ CON ISRAEL CUANDO ISRAEL ESTÁ UNIDO. PERO CUANDO NOS PELEAMOS ENTRE NOSOTROS, CUANDO ESTAMOS DIVIDIDOS, SU PROTECCIÓN NOS ABANDONA. La Torá llama a esto HESTER PANIM, es decir: que Dios, metafóricamente «deja de mirar», deja de intervenir en nuestro favor y quedamos a merced del enemigo.

En los últimos 9 meses ocurrieron eventos muy graves en Israel, que hoy todos queremos olvidar. No estoy seguro de que todos los lectores estén al tanto, pero intentaré resumir lo que sucedió de la manera más precisa posible. Los detalles se pueden verificar en diarios y redes sociales en hebreo.

Poco después de que asumiera el cargo, comenzaron las manifestaciones contra el nuevo gobierno de Israel elegido democráticamente. Especialmente en Tel Aviv, donde participaron cientos de miles de personas. La razón inicial citada fue la oposición a las reformas judiciales propuestas por el gobierno. Y a pesar de la disposición del gobierno de suavizar estas reformas, estas protestas gradualmente se intensificaron. Miles de soldados o veteranos que se oponían al gobierno de Netanyahu firmaron declaraciones diciendo que ya no servirían más en el ejército. Dijeron que aún «si hubiera soldados enemigos en la frontera siria», no se presentarían a luchar. Se argumentó que estas protestas debilitaban al ejército israelí, que la deserción se sentiría y que alentaría a nuestros enemigos. Sin embargo, estos argumentos no fueron escuchados. Esta deserción fue sin precedentes en la historia de Israel moderno.

Luego, la situación continuó escalando a nivel social. Ya no se trataba solo de la reformas judicial. Surgió una división significativa dentro del pueblo entre aquellos de izquierda y de derecha. Recuerdo con lágrimas en los ojos un video en el que una mujer en Tel Aviv dijo lo peor que había escuchado a un judío decir: «Ustedes so son mis hermanos». En los últimos días, las cosas empeoraron. Un famoso profesor universitario (A.K), uno de los líderes ideológicos detrás de toda esta agitación, declaró que los judíos tradicionalistas, religiosos o de derecha deberían ser considerados como «el enemigo». Algunos revivieron la idea de dividir el país: uno para los judíos seculares de tendencia izquierdista, «Medinat Israel», y otro para el resto del país, «Medinat Yehudá», que son casi dos tercios de la población judía de Israel.

En las últimas semanas hubo otra ola de escalada de violencia social (verbal), esta vez contra judíos religiosos. Demonizaron a los judíos que viven en Judea y Samaria. Los culparon, sugiriendo que por culpa de esos colonos no tenemos paz con los palestinos… En programas de televisión, se llamó repetidas veces a los judíos más religiosos (Jaredim) «parásitos». Hay videos horribles que muestran a judíos religiosos siendo insultados y agredidos por otros judíos en autobuses o en las calles, al mejor estilo antisemita. Otro video muestra a judíos invitando a los judíos religiosos a abandonar «Tel Aviv».

Y luego, hace poco más de dos semanas, tocamos fondo este pasado Yom Kippur. Un grupo de manifestantes judíos, ¡sí! tengo que aclarar que eran judíos, interrumpieron el servicio de Kol Nidre, el momento más sagrado de Yom Kippur, que es un llamado a la UNIDAD entre el pueblo, independientemente de su nivel de observancia religiosa.

Y hay más. Después de los terribles eventos en Yom Kippur, cientos de miles de judíos tradicionales y religiosos planeaban ir a Tel Aviv para celebrar Hakafot Shniyot y bailar con la Tora. ¿Cuándo? En la noche del sábado 7 de octubre. El sector izquierdista de Israel también planeaba una contra- protesta masiva paralela a las Hakafor Sheniyot.

Nadie sabe qué hubiera pasado si estas dos mega manifestaciones se hubieran «encontrado una frente a la otra » ese sábado a la noche…

Durante meses, en Israel, se habló de una posible guerra civil (מלחמת אחים), como en los tiempos de los griegos cuando los Jashmonaim lucharon contra los judíos helenizados y se derramó sangre judía en ambos lados.

Nadie imaginó que, lejos de bailar con la Torá –o protestar contra la Torá– ese Motsaé Shabbat sería muy diferente y cambiaría para siempre la sociedad israelí…

Una vez que se escucharon las noticias de la salvaje masacre de Hamas, TODAS LAS DIVISIONES ENTRE LOS ISRAELÍES DESAPARECIERON.

No se escuchó ni una sola palabra (creo) de un judío contra otro judío.

De repente, la deserción del ejército se convirtió en un reclutamiento históricamente sin precedentes : ¡130%! Esto significa que israelíes que no estaban formalmente obligados a servir en el ejército se ofrecieron como voluntarios para luchar. Las diferencias religiosas desaparecieron. Es como si, en Israel, no hubiera judíos no religiosos cuando estamos en guerra.

Los judíos Jaridim ayudan en las tareas civiles: recolección de alimentos, custodia de la retaguardia y realización de una de las tareas más aterradoras en la guerra, especialmente en esta brutal masacre: identificar cadáveres, reunir las partes de cuerpos desmembrados o quemados por los asesinos de Hamas para darles un entierro judío adecuado.

Ahora, y espero que B»H por mucho tiempo, estamos unidos.

Hay otra vez cientos de miles de judíos en las calles de Tel Aviv y Jerusalem: pero esta vez, están esperando su turno para donar sangre.

El Shabbat 7 de Octubre nos despertamos «brutalmente» y una vez más nos dimos cuenta de quiénes somos, y quiénes son nuestros verdaderos enemigos…

Increíblemente, irónicamente y LAMENTABLEMENTE, se necesitó una tragedia de proporciones colosales, un trauma nacional, para hacer un reset de nuestras mentes y corazones, unirnos y evitar una posible guerra civil entre judíos.

Espero y rezo a HaShem para que nos inspire y guíe para permanecer unidos durante tiempos de prosperidad, felicidad y paz. Amén.

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