אֶת-הַכֶּ֥בֶשׂ אֶחָ֖ד תַּעֲשֶׂ֣ה בַבֹּ֑קֶר וְאֵת֙ הַכֶּ֣בֶשׂ הַשֵּׁנִ֔י תַּעֲשֶׂ֖ה בֵּ֥ין הָֽעַרְבָּֽיִם
Otro de los acontecimientos trágicos que recordamos en el día 17 de Tamuz es la interrupción de la ofrenda diaria en el Bet haMiqdash, Gran Templo de Jerusalem (qorbán hatamid).
En el Bet haMiqdash se ofrecían cada día 2 sacrificios, uno por la mañana y otro por la tarde. El sacrifico diario era tan importante que también se hacía en Shabbat y hasta en Yom Kippur. Esta Mitsvá fue cumplida ininterrumpidamente desde el momento que fue ordenada a Moshé Rabbenu hasta el día 17 de tamuz del año 586 AEC, es decir, por alrededor de 700 años.
En los tiempos del primer Bet haMiqdash, el ejercito de Babilonia invadió Jerusalem. La muralla de contención de la ciudad fue destruida en el día 9 de Tamuz. Pero el Bet haMiqdash, que estaba protegido por otros muros internos, siguió operando, y el sacrifico diario era la mejor prueba de ello. La Guemará cuenta que el día 13 de Tamuz los Cohanim, los sacerdotes que estaban a cargo de los sacrificios públicos, comenzaron a quedarse sin animales. Trataron de sobornar a los soldaos del ejercito invasor para conseguir animales a cualquier precio. Esto funcionó por 4 días , hasta el 17 de Tamuz. Ese día, por primera vez en 700 años, el sacrificio diario no fue realizado. Y así, el Bet haMiqdash, aunque todavía siguió en pie por tres semanas más, dejó virtualmente de funcionar como tal.
La Guemará (Yerushalmí Ta’anit Capítulo 4) cuenta que algo similar ocurrió en los tiempos del segundo Bet haMiqdash (año 68 de la era común). Los Cohanim trataban de adquirir animales del ejercito enemigo. Les entregaban a través de la muralla dos baldes llenos de monedas de oro. Y a cambio los Romanos les entregaban dos animales Kesherim (Kosher) para el sacrifico diario. Hasta que un día, los romanos tomaron el oro y colocaron en los baldes 2 cerdos, que saltaron fuera del balde antes de llegar al oro lado de la muralla. Este evento, de cualquier manera, quedó grabado en nuestra memoria como un trauma nacional.
En el famoso libro «La Guerra de los judíos» (tomo 6) el autor Flavio Josefo escribe lo siguiente: “Tito, el general romano que encabezó la conquista de Jerusalem en el año 68, ordenó a su ejercito abrir una brecha en la muralla de la ciudad para que sus soldados pudieran acceder sin dificultades. Ese día Tito escuchó que el sacrifico diario no había sido ofrecido [por primera vez desde el año 516 AEC!] y el pueblo judío , al escuchar esta triste noticia quedó completamente desmoralizado. «
Hoy, lamentablemente, no contamos con el Bet haMiqdash. Pero de acuerdo a la indicación de nuestros profetas, los sacrificios son reemplazados (o representados) por las Tefilot (plegarias, rezos). La primera Tefilá que decimos en la mañana se llama Shajarit, que representa el sacrifico de la mañana (tamid shel shajar), y en segundo lugar la Tefilá de la tarde, Minjá, por el sacrifico del la tarde (tamid shel ben ha’arbayim) .
Y algo más: diariamente recitamos un texto de Tehilim, poemas religiosos escritos por el Rey David, llamado Shir Shel Yom, cada día de la semana recitamos un texto diferente. Y antes de la recitación decimos: “Este era el canto que cantaban los Leviim (los Levitas, que eran los asistentes de los Cohanim, encargados entre otras cosas de la música y los cantos que se entonaban) el el Bet haMiqdash». Estos poemas de Tehilim eran recitados por un mínimo de doce hombres en el duján, que era como una plataforma de 3 escalones, en el momento que se ofrecía el sacrificio diario, por la mañana y por la tarde.