שויתי ה’ לנגדי תמיד
En este hermoso Mizmor el Rey David describe su fe en HaShem (Dios). En el versículo 5, explica que si realmente queremos lograr el nivel adecuado de la fe, primero tenemos que reeducarnos en términos de lo que es y lo que no es nuestro principal objetivo en la vida, nuestra misión.
Luego, en el versículo 8 el Rey David describe la verdadera fe judía. Este versículo es tan importante que está escrito en la mayoría de las sinagogas, por encima del hekhal, el Arca donde se guarda la Torá, y está bien visible para todos en el momento de la Tefilá (plegarias).
En el último pasuq, versículo 11 David concluye su idea: su conexión con Dios es la fuente de su felicidad y lo que le da placer en este mundo y más allá.
Ahora veremos con más detenimiento estos tres versos.
David afirma que HaShem es su último refugio y salvación. Él sabe, y declara, que todas las cosas buenas que le ocurrieron, han venido de HaShem. El rey de Israel rechaza toda forma de idolatría y cualquier otro servicio, excepto servir al verdadero Dios.
ה’ מנת חלקי וכוסי
En el versículo 5 se expresa una idea muy profunda: «HaShem, tú eres mi posesión y mi copa». Radaq (Rabí David Qimji, España 1160 -1235) explica el profundo significado de estas palabras. Mientras que para la mayoría de la gente su principal objetivo en la vida (su «posesión» más deseada) y su deseo más profundo es ganar dinero y poseer riquezas, para poder satisfacer todos sus apetitos e instintos («copa), para el Rey de Israel, la principal aspiración existencial es conectarse con Dios. Sentirse cerca de HaShem, satisface todos sus deseos y ambiciones. También sugiere que si verdaderamente queremos sentir la presencia de Dios, debemos desenfocarnos de la persecución de metas puramente materiales.
אתה תומיך גורלי
«Tú sostienes mi destino». Para el rey David no es necesario recurrir a los oráculos o adivinos, como los adoradores de ídolos hacen cuando están temerosos por la incertidumbre de su futuro. Si estoy cerca de HaShem, razona David HaMelej, Él guiará mi destino, y no tengo nada que temer. Porque incluso si las cosas no salen como yo quiero, yo sé y creo que HaShem está sosteniendo mi destino, lo está manejando según Su infinita sabiduría y voluntad.
שויתי ה ‘לנגדי תמיד
En el versículo 8 David escribe lo que se considera la máxima expresión de la fe judía «He de poner a HaShem continuamente delante de mí, a mi derecha, por lo cual no voy a tropezar». Para David HaMelekh «Emuná» (la fe judía) no es sólo una cuestión de creencia. La verdadera «Emuná» obviamente comienza con el elemento de «creer», pero va mucho más allá de la creencia. «Emuná» en las palabras de David significa visualizar y sentir que HaShem está presente, tan presente como mi mano derecha. La palabra clave es «tamid», siempre, continuamente. Mi «Emuná» crece en la medida que desarrolle una conciencia más continua de la presencia de HaShem. Y viceversa. Si mi conciencia de la presencia de HaShem es esporádica, y despierta casi exclusivamente en tiempos de necesidad, entonces mi Emuna está lejos de ser perfecta, aún cuando yo declare que creo fehacientemente en Dios. La misión más importante en la vida de un Yehudí es desarrollar la conciencia de la presencia de Dios, y que esta conciencia quede en su mente y en su corazón tanto tiempo como sea posible.
כי מימיני בל אמוט
«Porque cuando está a mi lado derecho, no voy a tropezar». ¿Cuáles son las consecuencias de tener una conciencia permanente de HaShem? Cuando la presencia de HaShem guía mi vida y regula lo que hago o dejo de hacer durante el día, cuando vivo una vida «consciente de que HaShem me está observando», entonces voy a obrar permanentemente con rectitud. Y no voy a tropezar, moralmente hablando.
Otra explicación alternativa o complementaria es: ¿Cuál es la manera de mantener una conciencia continua de la presencia de HaShem? Viviendo una vida justa. Una vida guiada por Su Torá me garantizará que voy a tener a HaShem siempre frente a mí, y esa conciencia me va a impedir que me desvíe del camino de la rectitud.
תודיעני אורח חיים שובע שמחות את פניך נעימות מימיניך נצח
En este último pasuq (versículo 11) David HaMelej concluye: תודיעני אורח חיים «Enséñame el camino de la vida», Tu Torá. Y al hacerlo שובע שמחות את פניך voy a encontrar la felicidad eterna, que viene de vivir consciente de Tu presencia; נעימות מימיניך נצח y mientras otros placeres de la vida son sólo gratificaciones limitadas y temporales, el placer y el gozo espiritual que uno siente al estar conectado con HaShem, es ilimitado y eterno.