“בצדק תשפוט עמיתך” ויקרא י”ט:15
הוי דן את חברך לכף זכות
El mundo está dividido entre los buenos y los malos. El problema es que nadie se considera a sí mismo del lado de los malos. Los ladrones, los corruptos e incluso los criminales más grandes del mundo, piensan que están haciendo lo correcto y justifican sus acciones de mil maneras diferentes. La Guemará se hizo eco de este fenómeno ético, filosófico y psicológico cuando dijo hace 2000 años atrás: kol derej ish yashar beenav “Todo lo que un individuo hace es correcto a sus propios ojos. “
¿Cómo diferenciar entonces entre los buenos y los malos?
El Rab Shemuel Pinjasi, Shelita, autor de un extraordinario comentario sobre Pirqué Abot, explica en su libro Imré Shefer ‘al Pirqué Abot, Vol. 1, p. 87 que el rey Salomon estableció un “test” de moralidad y altruismo en el pasuq de Proverbios 27:21 que dice “En el crisol se prueba la plata; en el horno [del orfebre] se prueba el oro; y en las alabanzas se prueba al hombre.” El crisol y el horno de fundición permiten examinar la calidad de los metales preciosos: cuanto más tiempo o temperatura necesitan para derretirse, mejor es la calidad del metal. De una manera similar, a través de “las alabanzas” se puede medir la calidad de una persona. El Rab Pinjasi explica que aquí “alabanzas” se refiere al lenguaje positivo. Cuando se habla bien de los demás. Cuando nos concentramos en identificar y alabar las virtudes de los demás más que en observar y criticar sus defectos. Las personas muy buenas son aquellas que ven constantemente el lado bueno de los otros, y de alguna manera ignoran sus defectos. Cuando alguien hace algo malo, lo ven como un “error” y lo juzgan con el beneficio de la duda (aclaro que no estamos hablando de crímenes o casos extremos, sino de situaciones sociales cotidianas). El individuo malo, sin embargo, no tiene la capacidad de “alabar” . No puede ver el lado positivo y siempre se concentra en lo negativo de los demás. No ve las virtudes, no las valora y por lo tanto no las “alaba”. Así dijo Rabenu Yoná: “Los tsadiquim (las personas buenas) siempre alaban y enaltecen a los demás, cada vez que ven algo positivo en ellos. Los malvados, por otra parte, tratan de buscar lo negativo para criticar y humillar al otro” . La capacidad o incapacidad de “alabar” es el test de la bondad o la maldad social.
Los Sabios de la Guemará, que deberían ser considerados también como los pioneros de la psicología moderna, explicaron por qué algunas personas tienen la tendencia a ver lo bueno y otras a ver lo malo. Lo dijeron con 4 palabritas en hebreo: Kol haPosel, beMumó Posel. “Cuando alguien tienen un defecto, ve en los demás este defecto” . Las personas reflejamos en los demás lo que llevaos en nuestro interior. Imaginemos que yo necesito el aplauso de los demás, y cuando hago una donación no pienso en el beneficio que estoy trayendo a una buena causa, sino en el beneficio que esta donación me dará a mi, a mi imagen ante los demás , a mi popularidad, etc. Cuando yo vea otra persona haciendo una donación seguramente voy a pensar que todo lo esa persona quiere quiere es destacarse y ostentar ante los demás cuanto dinero tiene. Y cuando la gente “alabe” la generosidad de este individuo, yo voy a pensar y seguramente lo dire en voz alta: “Yo sé por qué está donando su dinero: ¡no es generosidad! ¡Lo hace para presumir de su fortuna!”. Mi propio defecto, mi egoísmo, me bloquea psicológicamente para concebir que una persona pueda actuar altruismo y desinterés.
Ahora entendemos mejor lo que dijo el rey Salomón de el test de personalidad: cuando puedo identificar y “alabar” las virtudes del otro, es porque en mi interior hay buenas cualidades. Y viceversa.