El tercer capítulo del libro de Ester comienza con la designación de Hamán como primer ministro o jefe de gabinete del Imperio persa. Ajashverosh dio la orden que todos los súbditos del Rey se arrodillaran ante Hamán. Y todo el mundo lo hizo. Con excepción de un hombre: Mordejai. La reacción de Hamán fue tremenda. «Si el representante de los Yehudim, Mordejai, no se arrodilla ante mí, le voy a hacer pagar por su ofensa de la peor forma posible: No lo voy a matar sólo a él, dijo Hamán, eso sería poca cosa para satisfacer mi enorme sed de venganza. No voy a matar sólo a su familia, como hace la mafia. Para que mi venganza sea total, voy a hacer matar a todo su pueblo (Ester 3:6). Como sabemos, milagrosamente, el plan de Hamán no prosperó.
Pero una pregunta que nos queda pendiente es ¿por qué Mordejai no se reverenció ante Hamán? El libro de Ester no explica las razones de Mordejai (o las da por obvias). Y los rabinos del Midrash dieron muchas y variadas razones, que no vamos a cubrir en su totalidad. Algunos Jajamim dijeron que los Dayanim, jueces judíos, de aquellos tiempos, criticaron la actitud de Mordejai, ya que por su accionar puso en peligro al pueblo judío (Yalkut Shimoni 953). De cualquier manera, de acuerdo a la mayoría de los comentarios y siguiendo el peshat de Meguilat Ester, Mordejai actuó correctamente.
Veamos algunas de las muchas explicaciones que dieron los Sabios respecto a este gesto de Mordejai.
Una de las claves para entender la desobediencia de Mordejay es la palabra: «kore’im» (Ester 3: 2) «todo el mundo se arrodillaba y se inclinaba ante Hamán». En la Tora se aplica el verboleahishtajavot (inclinarse o hacer la reverencia) sobre todo en el contexto de inclinarse ante de HaShem. Pero también encontramos en la Torá que algunos de nuestros patriarcas se inclinaron ante otras personas, como expresión de respeto. Abraham se inclinó ante los Hititas, Ya’aqob ante Esav y Moshe ante Itró. Pero lo que nunca encontramos en el Tanaj es que alguien se haya arrodillado kore’a ante una persona. ya que arrodillarse (keria’) tiene una connotación exclusivamente religiosa, es un acto de devoción, no un saludo. Como decimos en ‘Alenu leshabeaj, que los Yehdim sólo nos «arrodillamos y nos inclinamos» (como hacemos hasta hoy en día en el seder ha’abodá de Yom Kippur) ante HaShem. Y aspiramos a que llegue el día en que todo el mundo reconozca a HaShem, a través de este gesto (ki leja tijra’ kol berej).
Ahora podemos entender que Mordejai no le estaba negando el saludo p el respeto a Hamán. Hamán se creía un dios, como dice Rashí, o llevaba un ídolo colgando de su cuello, como dicen otros Sabios. Y arrodillarse ante Hamán constituía un acto de idolatría.
Yo creo que podemos agregar algo más, que pocas veces se menciona al discutir los motivos de la negativa de Mordejai. Alrededor de 120 años antes de estos hechos, cuando el primer grupo de Yehudim fue exiliado a Babel, había tres jóvenes judíos, Jananiyá, Mishael y ‘Azariyá que pasaron por algo parecido. La heroica historia de estos 3 jóvenes aparece en el libro de Daniel, capítulo3. El emperador Babilónico Nebujadnetsar se disponía a inaugurar una gigantesca estatua de sí mismo, que sería objeto de culto en el imperio. El libro de Daniel nos cuenta todos lo detalles de esa fastuosa ceremonia de inauguración. Y nos dice que el Emperador dio la orden que al ingresar la estatua, la música comenzaría a sonar y en ese momento todos deberían postrarse a tierra, bajo pena de ser arrojados vivos al fuego (Daniel 3:6). Había decenas de miles de personas presentes. Todos los dignatarios del imperio de Babel, los nobles etc. Todos se arrodillaron como había ordenado el Rey, incluso aquellos que NO eran de Babilonia y profesaban otra religión u otro culto. Los únicos que no se arrodillaron fueron tres jóvenes judíos, Jananiyá, Mishael y ‘Azariyá. Que fueron sentenciados a morir abrasados por el fuego, pero milagrosamente se salvaron (Daniel 3:25).
Mordejai era el líder del pueblo judío. Y no podía arrodillarse ante Hamán, sin importar las consecuencias. Mordejai siguió el ejemplo de Jananiyá, Mishael y ‘Azariyá. Y supuso que, al igual que Nebujadnetsar, el rey Ajashverosh ordenaría su ejecución (¡no la de TODO el pueblo judío!). Y estuvo dispuesto a sacrificar su vida, ‘al quiddush HaShem, para evitar profanar el nombre de HaShem, dando el ejemplo a todos los Yehudim, por generaciones.
Nuestros sabios afirman que los judíos del Imperio persa estaban en un profundo proceso de asimilación. Lo que hizo Mordejai surtió un efecto de «shock» que conmovió a Am Israel, y gracias a Mordejai, comenzó un proceso de teshubá que hizo volver al pueblo judío a reestablcer su pacto con HaShem.