viernes, marzo 29, 2024
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TEHILIM # 19: ¿Quién nos protege del sol?

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1. Salmo de David
2. Los cielos dan testimonio de la Gloria [=existencia, Presencia] de Dios, y el firmamento declara la obra de Sus manos.
3. Día tras día dan testimonio de Su comando, noche tras noche anuncian Su sabiduría. 
4. No hay dichos, ni palabras, sus voces no se escuchan
5. [Y aún así], por toda la tierra resuena su testimonio, y sus dichos, hasta los confines del planeta. Al sol, [el Creador] dispuso una tienda por ellos. 
 6. El sol [al salir cada mañana] es como un novio que sale de su palio nupcial [=Jupá], como un guerrero que corre hacia su meta. 
7. Surge desde el final de los cielos, y circula hasta el otro confín, nada escapa a su calor.   

 

Este Mizmor, Tehilim 19, lo recitamos todos los Shabbat por la mañana como parte de nuestra Tefilá semanal. Compuesto por David, Rey de Israel, este Salmo explora dos temas. El cielo y la Torá.  De los 16 versículos de este salmo, 6 están dedicados a «los cielos» (2-7), y 8 (8-16) a «la Tora». (Este Mizmor es tan hermoso y profundo que no puedo dedicarle toda la atención que merece en un solo email. Hoy sólo estudiaremos la primera parte).

De los 6 versículos que se dedican al cielo, 3 son al cielo, propiamente dicho y 3 específicamente al sol.

El Rey David afirma que los cielos son un testimonio de la existencia de Dios (pasuq/versículo 2). Es decir, que al observar los cielos, la grandeza del universo y la perfecta armonía con la que los astros celestes se desplazan, percibimos que el Cosmos es una estructura inteligentemente organizada. Diseñada. No vemos caos sino predictablidad. El universo no podría funcionar como funciona, así por causalidad, sin Alguien que lo gobierne.
El testimonio celestial no es oral sino visual (pasuq 3).   Una invitación a descubrir al Diseñador detrás del diseño.  El Rey David (pasuq 4) nota algo que creo, la mayoría de nosotros no percibimos. Los cielos, todo el movimiento planetario y celestial, la salida del sol y la rotación de la tierra, no generan un ruido ensordecedor como sería de esperar (o quizás ese permanente ruido de fondo existe y nosotros lo precibimos como «silencio»…). De cualquier manera, el rey David usa ese motivo literario para enfatizar que aún sin palabras, los cielos declaran la existencia de HaShem, para quien los quiera «escuchar».
En los próximos pesuqim 5, 6, 7 nuestro Salmo sigue refiriéndose a los cielos, pero particularmente al sol. Es importante para David haMelej hablar del sol como un mero testigo más de la existencia del Creador, ya que para virtualmente todas las civilizaciones de la antigüedad el sol era un dios. En este Salmo, David le atribuye al sol toda la importancia que tiene, aunque no deja de ser un instrumento divino. No es una divinidad, con un poder propio, sino un testigo del verdadero Dios. Es HaShem Quién dispone que el sol salga cada mañana, y que su energía (=calor, versículo 7) llegue hasta los lugares más recónditos [nada escapa a su calor]. Hoy sabemos que los lugares más oscuros de nuestro planeta, el fondo del mar, no podrían tener vida sin la energía solar, aunque esta llegue allí indirectamente.
Un punto más sobre la descripción que hace este Salmo sobre el sol, que me resulta fascinante.    Hay una expresión en el pasuq 5, el primero que se refiere al sol, que a primera vista parece confusa .  «Al sol,  [el Creador] dispuso una tienda por ellos.»
¿A qué se refiere con «tienda», y quienes son «ellos»?
Hace dos mil años atrás nuestros rabinos explicaron que esta «tienda» se refiere a una protección especial que dispuso el Creador. Los Sabios del Midrash (Bereshit Rabba 6:6) llamaron a esta protección  «nartiq» (funda, envoltura) y explicaron que en este Salmo se denomina «tienda» (o carpa, en hebreo אהל) porque, al igual que una tienda en el desierto, la función de ese nartiq es proteger de los rayos del sol a los que en ella habitan.
Luego dijeron que la palabra «por ellos»  se debe entender como «por el bien de ellos», esto es, por el bien de los seres humanos que viven expuestos al sol. En otras palabras, los rabinos explicaron este pasuq así «Dios cubrió al sol con una tienda [una capa, una pantalla] por el bien de los habitantes de este mundo».
Rabbi Yehoshua bar Abin, un rabino del siglo II,  dijo que sin esta protección los seres humanos nos quemaríamos por la exposición directa al sol.
¿Sabían nuestros Jajamim , o David haMelej, de la existencia de un escudo invisible (la capa de ozono, la atmósfera, etc.) que sólo deja pasar una pequeña parte de la energía solar y nos protege de los efectos devastadores de la luz solar ultravioleta, sus rayos gama, sus rayos X ,etc.? Parece que sí….
Rabbi Yehoshua bar Abin también dijo que los seres humanos eventualmente se darán cuenta–con sólo mirar hacia el sol y comprender lo peligroso que sería si el Creador no lo hubiera contenido con una «invisible capa protectora»– de la sabiduría y la compasión del Creador del Mundo. Entenderemos que no es «algo» sino «Alguien» que nos protege y nos permite vivir. En ese momento, una vez más,  los cielos prestarán testimonio de la existencia del Creador .
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