Ayer explicamos que dar a los demás el beneficio de la duda es uno de los 613 preceptos de la Torá. Entendimos también los enromes beneficios de juzgar a los demás con benevolencia: mi paz interior, la armonía que se desarrolla con quienes nos rodean, y la garantía de nuestros Sabios de que D-s me juzga y me juzgará con la misma vara con la que yo juzgo a los demás.
Ahora bien, la Torá me enseña que debo juzgar al hombre promedio tal como juzgaría al hombre integro: dandole crédito, en situaciones de duda, ambivalentes, que podrían ser juzgadas positiva o negativamente. Pero la Torá también me dice que hay excepciones a esta regla. De hecho, la Torá afirma que no debo ni puedo juzgar al rasha’, a los «malvados», a quienes tienen un record negativo, con el beneficio de la duda, ya que eso sería peligroso. Y en ese caso, si yo otorgara el benefico de la duda alrasha’, en lugar de ser una buena persona me transformaría en una persona ingenua, en el límite con imprudente.
El ejemplo que vamos a ver tiene que ver con política internacional. Simplemente porque me resulta más fácil explicar este concepto con este ejemplo. Aparte, el lector podrá apreciar que lo que explica la Torá, las limitaciones del benéfico de la duda, es perfectamente aplicable también más allá de nuestra vida privada.
Irán quiere hacer un trato con Estados Unidos y otras potencias mundiales. Y promete que sus plantas nucleares van a ser utilizadas con fines pacíficos. La pregunta es si en este caso se le debe otorgar a Irán el beneficio de la duda y confiar en que realmente va a cumplir con su palabra.
Veamos. La Torá dice que NO debemos dar el beneficio de la duda a quienes tienen un record absolutamente negativo. Analicemos el caso de Irán.
Irán es cualquier cosa menos un país pacífico. Algunos ejemplos.
1. En este momento, como lo explica la agencia de noticias israelí Debka (ver aquí ), está involucrado en 4 guerras simultáneas, y ninguna de ellas es una guerra de defensa, son todas guerras en la que Irán elige involucrarse para extender su influencia política. Irán está involucrado en la guerra del Líbano, en la guerra de Siria, en la guerra de Iraq, y muy recientemente en la guerra de Yemen. Todas estas guerras tienen un costo de vidas humanas altísimo!
2. Como lo ha explicado el Primer ministro de Israel, Irán está detrás de un sinnúmero de actos terroristas, ente ellos el atentado a la AMIA en Buenos aires, Argentina.
3. Irán ha declarado en numerosos ocasiones que quiere borrar a Israel del mapa y nunca se desdijo.
Podemos dar muchos más ejemplos, pero creo que con este record es suficiente para establecer que de acuerdo al criterio de la Torá darle a Irán el beneficio de la duda, sería absolutamente imprudente y peligroso. En casos como este la Torá me dice, que NO se debe otorgar el beneficio de la duda.
Ahora bien: el rasha’, el malvado, ¿Está condenado para siempre a ser juzgado desfavorablemente? Mientras continue en su status quo, sí. Pero si un individuo o un pais, cambia, no con palabras sino con hechos, entonces habría que reconsiderarlo .
Sigamos con el ejemplo de Irán:
Imaginemos que Irán declara: «Queremos usar nuestras plantas nucleares para fines pacíficos.» E inmediatamente se deshace de todas las armas nucleares que ya ha acumulado. A continuación, Irán suspende su involucramiento en la guerras con sus vecinos. No sólo eso, sino que también admite su responsabilidad en el atentado a la AMIA, se disculpa y ofrece una compensación económica para los familiares de las víctimas. Y como si esto fuera poco, se desdice de sus amenazas contra Israel, y ofrece que Israel tenga su embajada en Teherán e que Irán abrá su embajada en Jerusalem….
Una serie de acciones en la dirección correcta modifica el status quo de una persona, una institución o un país. Pero mientras eso no ocurra, dar el beneficio de la duda es un acto suicida.
En conclusión: Juzgar con el beneficio de la duda demanda también claridad moral: ser capaces de identificar la maldad, la violencia y la injustica.