domingo, noviembre 24, 2024
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Tisha beAb y la gran rebelión del año 66

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Ayer explicamos que hacia la mitad del primer siglo de la era común, los judíos vivíamos bajo el imperio romano.  Los romanos trataban incesantemente de eliminar el judaísmo y trasformar a Judea en una provincia “normal” pagana del imperio romano.

La agresión de los romanos contra los judíos llegó a su pico en los tiempos del procurador Florus,    que gobernó Judea desde el año 64 hasta el año 66.  Florus había sido designado por el extravagante y tirano emperador romano Nerón, que reinó desde el año 54 hasta el 68 de la era común. El plan maestro de Florus era saquear el Bet haMiqdash y robar todos sus tesoros: es decir, los objetos sagrados del Templo de Jerusalem que estaban hechos de oro puro.  Florus quería debilitar a los judíos y así quebrar su resistencia. Y no tuvo escrúpulos para lograr sus objetivos.

En el año 66 Florus llegó a Yerushalayim y se llevó 12 talentos de plata del Bet haMiqdash,  con la excusa que lo hacia bajo las ordenes del emperador.  También demandó a todos los judíos de la ciudad que salieran a bendecirlo y alabarlo.  Muchos lo hicieron por miedo a la impredecible reacción de Florus. Al otro día, Florus demandó que todos los líderes judíos que no estuvieron presentes en su recepción se presentaran para ser castigados por haberle faltado el respeto. Como nadie se presentó Florus ordenó a sus soldados atacar a cualquier judío que encontraran en las calles de Jerusalem. En un solo día Florus hizo asesinar a 3.600 judíos: hombres, mujeres y niños y ordenó que los líderes judíos fueran crucificados vivos.

Como si esto fuera poco, y todavía haciéndose el ofendido, Florus demandó a los líderes rabínicos y a los Cohanim que salieran del Bet haMiqdash para bendecirlo a él y a su ejercito. Los líderes religiosos ingenuamente accedieron a la demanda de Florus. Y cuando se acercaron a su ejercito, los soldados de Florus arremetieron contra ellos y los asesinaron, aplastándolos con sus caballos.  En este preciso momento, dicen, se gestó la rebelión de los judíos contra Roma.

Algunos historiadores afirman que Florus provocó a los judíos de Jerusalem deliberadamente, sabiendo que se rebelaran, y así tendría una perfecta excusa  para destruir y saquear el Bet-haMiqdash

 

Flavio Josefo cuenta que el líder judío Agripas II intentó calmar los ánimos de los Yehudim y les explicó que el problema era Florus, y que debían hacer todo lo posible para que éste fuera reemplazado, pero que no podían rebelarse contra el imperio romano, ya que eso era un acto suicida y sin la minima posibilidad de triunfar.  Pero para muchos Yehudim lo que estaba pasando ya era una cuestión de “vida o muerte”: si no se rebelaban, pensaron, estarían destinados a desaparecer.  Habían llegado a un punto sin retorno y la gran rebelión de los Yehudim contra los romanos se puso en marcha.

Cuando comenzó la rebelión de los judíos los romanos mandaron a traer refuerzos desde Siria. Roma envió a la poderosa 12va legión llamada “Fulminata».  Pero antes de que la legión pudiera llegar a Yerushalayim fue emboscada y derrotada en Bet Horón por las milicias judías lideradas por El’azar ben Shimón. Esta humillante derrota, que incluyó la pérdida del águila dorada, sorprendió a los líderes romanos que no pensaron que los Yehudim podían pelear con tanto valor.

Pero a pesar de estos esporádicos triunfos los Yehudim no se pusieron de acuerdo en un liderazgo único y unido, y los bandos no solo que estaban divididos sino que en realidad estaban enemistados unos con otros (sinat jinam), peleaban y se mataban entre sí.  Como ocurrió, por ejemplo, entre los Yehudim y los Tsaduquim.   Esto fue claramente explicado por Ribbí Yojanán en el Talmud de Jerusalem (Sanhedrin, capítulo 10) diciendo que la destrucción de Yerushalayim y el exilio de los Yehudim no ocurrió hasta que los judíos estuvimos divididos en 24 grupos diferenciados . א»ר יוחנן לא גלו ישראלעד שנעשו עשרים וארבע כיתות של מינים.

Con tantas divisiones internas, la derrota se hacía inevitable.

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