miércoles, diciembre 18, 2024
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VAYERA: Los juegos de Ishmael

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ESCRITO EN 2020
Abraham y Sará no tienen hijos. HaShem les promete una gran descendencia, que heredará la tierra de Canaan.  Sará  le propone a Abraham tomar a Hagar como concubina y adoptar a su hijo como propio. Así es como nace Ishmael, el primer hijo de Abraham.
En nuestra Parashá, finalmente, y milagrosamente, nace Itsjaq,  hijo de Abraham y Sará. HaShem le dice a Abraham כי ביצחק יקרא לך זרע, Gen. 21:12 «tu descendencia vendrá de itsjaq», no de Ishmael. Aunque a Ishmael, por ser tu hijo,  לגוי אשימנו, «lo convertiré en una nación».
La Torá continúa relatado lo que sucedía ahora entre los hermanos, Ishmael e Itsjaq.  El pasuq 21:9 dice así: «Y Sará vio que el hijo de Hagar la Egipcia [Ishma’el] …se estaba divirtiendo/jugando. Y le dijo a Abraham, despide a esta mujer y a su hijo…».
¿Qué pasó aquí? ¿Sará ve a Ishmael «jugando» y decide que lo tiene que expulsar? ¿Por qué esa reacción aparentemente tan exagerada? Todo tiene que ver con el significado de la palabra מצחק «divirtiéndose, jugando». ¿A que juegos se refiere aquí la Torá?
Hay varias opiniones. Veamos dos.
Según una primera opinión Ishmael estaba jugando con Itsjaq al «arco y flecha», al estilo William Tell, practicando su puntería con el pequeño itsjaq, como si quisiera «matarlo  accidentalmente» . Al ver esto, obviamente, Sará expulsa a ishmael.
Hay una segunda interpretación según la cual los juegos de Ishmael no amenazaban la integridad física de Itsjaq sino su integridad moral.  El Midrash no dice que Ishmael jugaba con Legos o autitos de carrera. La diversión de Ishmael era: «Idolatría, promiscuidad y asesinato». Comencemos por el final. ¿Es posible que un niño juegue juegos de asesinato?   Bueno, hoy sabemos mejor que nunca que esto es muy posible. Pensemos en algunos videojuegos modernos donde se ganan puntos por matar gente mientras uno conduce un auto; o disparar a matar inmigrantes (¡y hay extra puntos por matar mujeres embarazadas!).  Sará entendía que los juegos que se juegan de niños, se hacen parte de la personalidad del adulto.  Sará no podía permitir que su hijo Itsjaq, quien estaba destinado a seguir el camino de Abraham, fuera educado con «los juegos de Ishmael». Sará sabia el poder de la influencia que los amigos, la calle y los juegos tienen sobre nuestros hijos.
Y Sará también entendió que Ishmael no iba a cambiar. ¿Por qué? Porque Hagar, la madre biológica de Ishmael, no compartía la preocupación de Sará. Una vez más los Jajamim iluminan las palabras de la Torá.    Dicen que Sará cuestionó a Hagar por la conducta de Ishmael y sus juegos. Y le dijo: «¿No te das cuenta de lo que tu hijo está haciendo? ¿No ves cómo esos juegos van a influir en su personalidad?»  A lo que Hagar contestó: «metsajeq», «Ishmael está jugando», en otras palabras: «¡Son solo juegos de niños! No hay que tomarlos en serio».  Hagar es una madre permisiva, que por ingenuidad (o por comodidad) elige no entrometerse con los juegos de sus hijos, sus amistades e influencias. Y se dice a sí misma:  «Ishmael sólo se está divirtiendo. Son cosas de niños.»
Creo que ahora, gracias a este Midrash, nuestra perspectiva de la drástica decisión de Sará es un poco más amplia.  Sará no sólo ve en el futuro la mala (y posiblemente «irreversible») influencia de Ishmael sobre Itsjaq, Sará también comprende que Hagar no comparte ni entiende su preocupación.   A Hagar tampoco le molestan los juegos promiscuos de Ishmael («que se haga hombre» diría Hagar), ni tampoco parece importarle que «juegue» con lo opuesto de lo que su padre predica, la Abodá Zará  («que Ishmael, cuando sea grande, decida si quiere seguir el camino de Abraham o ser una persona normal, como el resto del mundo» diría quizás Hagar).  La filosofía educativa de Hagar no era diferente, sino totalmente opuesta a la de Sará. Sará no tenía con quién hablar…
Y al final vemos que Sará tuvo mucha razón…. En el pasuq 21:20 vemos cual fue el destino de Ishmael ויהי רובה קשת «un arquero» (de arco y flecha).   El hijo de Abraham no se convirtió en un hombre de Dios, como su padre. Ni tampoco en un comerciante o un profesional. Ishmael terminó siendo lo que jugó de chico: un violento cazador.
Tenemos mucho que aprender de Sará. Entre otras cosas.
1. Saber que los juegos violentos o promiscuos, las malas compañías y las malas amistades, pueden ejercer sobre nuestros hijos una influencia que supere la de nuestras palabras.
2. Recordar que lo juegos que juegan nuestros hijos en su niñez, lo que maman a una edad temprana, será parte de su personalidad (para bien o para mal, como dijeron los Jajamim: גרסא דינקותא לא זזה ממקומה)
3. Y finalmente, que a veces hay que tomar medidas drásticas para proteger a nuestros hijos y educarlos como verdaderos descendientes de Abraham Abinu (y Sará!)
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