Este Shabbat leemos dos secciones bíblicas: Mattot y Mas’e. En Mattot, encontramos varios temas importantes. En primer lugar, se destaca el valor de las promesas y cómo cancelarlas cuando resulta imposible cumplirlas. Luego, la Torá relata lo sucedido con los madianitas, quienes intentaron atacar a Israel, y la captura de prisioneros y el botín de guerra. Todas las tribus aumentaron su riqueza y el número de animales creció.
Las tribus de Rubén y Gad poseían una gran cantidad de ganado y solicitaron a Moshé asentarse al este del Jordán en lugar de ingresar a la tierra de Israel junto con el resto del pueblo. En un principio, Moshé se negó, ya que la comunidad judía debía enfrentar a los poderosos pueblos cananeos que habitaban allí, y necesitaban un ejército fuerte y unido. El temor era que la deserción de estas tribus pudiera causar frustración y debilitar la unidad del pueblo. Sin embargo, las tribus de Rubén y Gad aseguraron a Moshé que participarían activamente en la guerra de conquista y que regresarían al otro lado del río Jordán una vez que hubieran ganado la guerra. Incluso se ofrecieron a liderar el frente de batalla.
En Mas’e, la Torá detalla las diferentes etapas del viaje del pueblo judío por el desierto durante los 40 años posteriores a su salida de Egipto. Se enumeran con detalle los lugares donde acamparon los israelitas y los caminos que tomaron.
Dios ordena a Moshé informar a los hijos de Israel sobre las fronteras de la futura tierra de Israel y la porción de tierra que cada tribu recibirá. Cada tribu debe dar una parte de sus posesiones, tierras y animales a los levitas y los cohanim (sacerdotes), quienes se dedican al servicio divino y a la enseñanza de la Torá. También deben establecer ciudades de refugio para las personas acusadas de asesinato, donde esperarán hasta que se determine su inocencia o culpabilidad. Habrá seis ciudades de refugio, tres en este lado del Jordán y tres en Canaán.
Moshé informa al pueblo sobre las leyes específicas de Dios en relación al asesinato. Si alguien comete un asesinato intencional, debe ser condenado a muerte, pero solo si al menos dos testigos pueden confirmar su culpabilidad. Nadie puede ser condenado a muerte basándose en el testimonio de un solo testigo. Si ocurre una muerte sin intención o de manera accidental, el responsable será llevado a una ciudad de refugio.
Dios pide que no conviertan la Tierra Prometida en un lugar de pecados, mentiras e injusticia. Mantengan la tierra pura, ya que Dios está vigilando a los Hijos de Israel.
Después de la promulgación de estas leyes sobre el asesinato, se aclara la herencia de las hijas de Zelofejad. Cuando no hay herederos varones, Dios le dice a Moshé que la herencia de la tierra pasará a las hijas.