En el mundo moderno, donde la mayoría de nosotros vivimos en zonas urbanas y no en granjas, es difícil apreciar la importancia de la lluvia… Para nosotros, la lluvia es más una molestia que una bendición …. Hoy, quiero compartir con los lectores algunos datos sobre el agua y la lluvia, que espero nos ayuden a entender por qué alabamos a nuestro Creador por el milagro de la lluvia, cuando decimos la hermosa Tefila: mashib haruaj umorid hagueshem (= Tú eres Quien hace que el viento sople, y que la lluvia descienda [sobre la tierra])
¿Qué es lo que hace que nuestro planeta sea único en el universo? Podrías decir: «la vida». Y eso es cierto. Pero hay un elemento que permite que la vida exista, y que de acuerdo a nuestra Torá, fue creado por HaShem antes que la vida. Es algo que los científicos buscan cuando investigan otros lugares en el universo para encontrar «vida». Probablemente, estarás pensando en el «agua». Y estarás parcialmente en lo cierto. Para ser más precisos deberíamos decir que nuestro planeta posee: «agua líquida». ¿Por qué? Porque se han encontrado en otros planetas en nuestro sistema solar que tienen agua , pero en forma de hielo. Nuestro planeta es privilegiado por ser el único pequeño lugar en todo el universo que posee «agua líquida», gracias al Diseño Inteligente y Divino de la masa de la Tierra, la masa del Sol, y en particular la perfectamente ajustada distancia entre nuestro planeta y el sol.
Pero éste no es el final de la historia del agua. El agua normal, es decir, el agua de mar, no es suficiente para sostener la vida humana y animal o las plantas. Todas las criaturas que viven en tierra firme, incluyendo a los humanos, necesitan agua-sin-sal para sobrevivir. Ese precioso líquido se llama «agua dulce». El agua dulce o agua fresca es lo que permite que exista la vida en nuestro planeta. Y la única fuente de agua dulce en todo el universo es la «precipitación». La «precipitación» incluye: nieve, niebla, granizo y principalmente «lluvia». La palabra «precipitación» se utiliza normalmente como sinónimo de «lluvia»). De acuerdo a Maimónides (Moré Nebujim 2:30) y muchos otros Jajamim, el mecanismo de la formación de la lluvia se estableció en el segundo día de la Creación. Cuando HaShem separó las aguas superiores (nubes) de las aguas inferiores (océanos). El científico John Lynch, el autor del libro «El Clima» (p.84, 1996, BBC) describe con sus propias palabras a las nubes como aguas superiores: «Vivimos en un planeta de agua. Los mares dominan el mundo, pero también hay un océano alrededor de nosotros y un océano por encima de nosotros». El segundo día se dedicó por entero al milagroso mecanismo de la conversión del agua del océano en el líquido más precioso en todo el universo: la lluvia. (Así también lo explica rabbi Moshé Jefets en su libro Melejet Majashebet pgs. 10-11, edición Viena).
De toda el agua que se encuentra en en el planeta Tierra, sólo el 2,75% es agua dulce (que se puede beber). El 2,05% está congelada en los glaciares. El 0,69% es agua subterránea. Y sólo el 0,0101% de toda el agua del planeta Tierra es agua dulce que se encuentra en la superficie del planeta, esta es el agua potable distribuida en todos los lagos y ríos del planeta. Este 0.0101% de toda el agua del planeta es la que utilizamos todas las criaturas que vivimos en tierra firme, incluyendo los humanos, para nuestra supervivencia. Y su exclusiva fuente es la precipitación. El segundo día de la Creación se dedicó por entero a establecer el proceso de la conversión de agua del océano en el líquido más escaso, exótico y preciado en el universo entero: la lluvia.
Es por eso que nuestros Jajamim consideraron a la lluvia como una de las bendiciones más importantes de Dios a la humanidad. En la segunda berajá de la ‘amida (geburot), cuando decimos mashib haruaj umorid hagueshem, alabamos a HaShem por Su Poder, Su bondad y Su sabiduría para producir la lluvia que sostiene y mantiene la vida.
La única fuente de agua dulce en todo el universo es la lluvia que se produce en la atmósfera de la tierra.
«Imagina un planeta donde se produce el licor más exquisito del universo. Este licor se fermenta, siendo evaporado de los mares, a través de una brillante estrella amarilla, que destila el extravagante licor en los cielos y lo hace llover de nuevo sobre la tierra, formando lagos y ríos de esa bebida embriagante. El planeta, por supuesto, es la Tierra, y el licor, es el agua dulce «.
Adaptado del libro AWESOME CREATION, del Rab Yosef Bittón (VER AQUÍ). Próximamente en español.