domingo, noviembre 24, 2024
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Jacob, Esav y el ejército de Israel

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En la Perashá de esta semana nos despedimos de Abraham y Sará y nos encontramos con la segunda generación del pueblo judío: Isaac y Ribqá.
Comencemos por Ribqá la esposa de Isaac, poseía las mejores virtudes morales. Practicaba el Jesed, la generosidad extrema que se manifiesta cuando al ayudar uno hace o le da al otro más de lo que a uno se le pide. En este sentido Ribqá era un clon de Abraham, el hombre que representaba el epítome de la generosidad: ayudar al otro antes o sin que lo pida.  La extrema bondad de Ribqá estaba acompañada por una gran inteligencia y una personalidad con principios muy sólidos a la hora de mantener sus convicciones. También en esto Ribqá era parecida a Abraham, que se mantuvo firme en sus principios a pesar de tener al resto del mundo en su contra. La firmeza de Ribqá se convirtió en un elemento crucial para el destino del pueblo judío. Veamos.
Isaac y Ribqá tuvieron dos hijos. Yaaqob y Esav. Yaaqob era dócil e íntegro, un hombre de su casa y bondadoso. Esav, era todo lo contrario. Adrenalina pura. Un hombre de batalla; de lucha. Un gran cazador. Y llegó el momento de elegir un heredero. No se trataba de quién heredaría los bienes materiales de Isaac, sino de algo mucho más importante: ¿Quién iba a continuar,  liderar y promover el camino y los valores de Abraham Abinu?  Y en este punto —cuál de los dos hijos era el más indicado para liderar el camino que estableció Abraham— Isaac y Ribqá ¡no estaban de acuerdo!. Para Isaac el heredero indiscutido era Esav. ¿Por qué? Porque Isaac asumía que la fe de Abraham, tan controversial, iba a ser combatida violentamente por los pueblos idólatras, y seguramente tratarían de erradicar a los descendientes de Abraham por sus ideas tan radicales. No olvidemos que la fe que practicaba Abraham, el monoteísmo, es excluyente. No se trata de afirmar «mis dioses son más poderosos que los tuyos» sino «Existe un solo Dios, y tus dioses son una farsa» . Con un mensaje ideológicamente (y políticamente) tan revolucionario,  Isaac sabía que si sus descendientes seguían firmes en la fe de Abraham iban a tener infinidad de enemigos (¡y no se equivocó!) y era necesario entonces que los portadores de esa fe supieran defenderse, luchar y pelear por sus convicciones. Esav, pensaba Isaac, poseía las virtudes ideales para defender la fe de Abraham: era un poderoso guerrero, y podría organizar y liderar un ejército (como vemos que se menciona en Vayishlaj, donde vemos que Esav lidera un ejército de 400 hombres) para defenderse de futuros enemigos.
La visión de Ribqá era diferente. El futuro sucesor de Abraham debía tener las virtudes de Abraham. El sucesor de Abraham tenía que ser: amable, sensible y generoso con los extranjeros. Más inteligente que fuerte. Y más hábil y sofisticado, que violento. Alguien que le diera prioridad al estudio, no a la caza. Y estas eran las características de  Yaakob.  El conflicto entre Isaac y su esposa se  entiende   perfectamente bien: hay que darle prioridad a  quien pueda mantener los valores de  nuestro futuro pueblo o a quien pueda defenderlo de sus futuros enemigos?
De acuerdo a Rivká, Jacob debía ser el elegido para continuar el camino de Abraham.
Esav tenía una personalidad violenta, muy necesaria para la guerra, pero incompatible con la sensibilidad de Abraham.
Analizaremos a continuación la personalidad de Esav para entender mejor por qué Rivká .
יודע ציד איש שדה . Esav, era un experto a la hora de identificar y aprovecharse de las debilidades de sus enemigos. Se especializaba en engañar a sus víctimas, animales y humanas. Era un guerrero astuto, que fijaba sus pensamientos en cómo derrotar al otro. Este talento es muy importante para la guerra, pero ¿cómo afectaría esta característica la personalidad de Esav y de sus hijos? ¿Podría un hombre dedicado a la guerra ser generoso como lo fue Abraham con los extranjeros, o podría ser diplomático con sus vecinos como lo fue Abraham con los Hititas?
למה זה לי בכורה . Esav, como todo guerrero, sentía que la próxima batalla podía ser también la última. Y por eso es que vivía el presente sin pensar en el futuro.  cuando cambió su primogenitura por un plato de lentejas, Esav demostró que estuvo dispuesto a sacrificar su porvenir para satisfacer sus necesidades inmediatas. ¿Cómo influiría esta característica de Esav a la hora de mantener el camino de Abraham? Ya que los valores de Abraham consisten en gran parte en estar dispuesto a sacrificar el presente —deseos, necesidades y apetitos—pensando en el futuro.
יש לי רב . Esav era un hombre ambicioso y materialista. Esta es una virtud muy importante para un guerrero, porque el inconformismo material es el mejor estímulo para salir a conquistar otros pueblos, hacerse con sus riquezas y así ser  invencibles. Pero esta cualidad que caracterizaba a los guerreros que se aventuraban a la conquista, ¿cómo va a afectar los valores de Abraham Abinu, donde lo más importante no es lo que tengo, poseo o conquisto? Para Abraham lo más importante no era conquistar y saquear sino darle al que tiene menos.
Mientras que Isaac veía la personalidad agresiva de Esav como la garantía para preservar la integridad física y la supervivencia del pueblo de Abraham Abinu,  Rivká dudaba de que Esav pudiera «mantener» los valores de Abraham… Y sentía que aunque Esav se comprometiera formalmente frente a sus padres a adoptar y seguir los valores de Abraham.
Para Esav ya había cruzado una línea roja: en completa oposición a lo que había enseñando Abraham, Esav había se había casado con dos mujeres de la tierra de Canaan, algo que Abraham había rechazado totalmente,  ya que los valores de esas mujeres, sus familias y sus pueblos eran completamente opuestos a los de Abraham Abinu.
Ya’aqob, a diferencia de Esav, era un hombre bondadoso y generoso. Para Ya’aqob el futuro era más importante que el presente. Y lo material debía servir un propósito más allá de sí mismo. Para Ribqá , Ya’aqob era el heredero natural del camino de Abraham.
Como le ocurre a muchos padres, Isaac no veía los defectos de Esav, y como ya había sufrido ataques y provocaciones de los Filisteos quería que su pueblo fuese liderado por aquel de sus hijos que fuese el mejor guerrero. Pero Ribká, con su inteligencia y su sabiduría de mujer y madre, sabía muy bien que Esav no era el candidato más adecuado.
  y al final de la historia, vemos que Isaac reconoció que su esposa tenía razón. Y mandó a Ya’aqob a tomar una esposa de la familia de Abraham.
Esta decisión crucial de Ribqá, directa o indirectamente, influyó en la naturaleza y el carácter del pueblo judío: nunca nos destacamos por ser los temibles conquistadores, como fueron los hunos, los mongoles o los vikingos. Y lo que es más: el precio que tuvimos que pagar por esta falta de agresividad y fortaleza militar fue muy alto.  Los judíos siempre hablamos de paz, no de conquistas. No disfrutamos ni del derramamiento de sangre ni de la muerte de nuestros enemigos.  En este sentido somos las víctimas perfectas, porque somos fácilmente abusables.
Hoy B»H tenemos Medinat Israel, y por fin llegamos a un balance donde contamos con un poderosísimo ejército para defendernos y B»H   cada vez hay más estudio de Torá y observancia religiosa.
Nuestra supervivencia como pueblo de Israel es la prueba de que Ribqá NO se equivocó.
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