Desde chico sentí un gran interés por la ciencia, especialmente por todo lo relacionado con la Creación (BERESHIT), los orígenes del universo, el origen de la vida y de la inteligencia humana. Como judío observante, el tema de Creación vs. Evolución siempre me apasionó. Y también me confundió. ¿Es posible encontrar una armonía entre lo que explica la ciencia moderna y lo que dice la Torá?
Muchos jóvenes judíos universitarios creen en nuestra Torá, pero se sienten afectados por la dificultad de obtener respuestas inteligentes a interrogantes como Creación o Big Bang, la edad de la tierra, la teoría de la evolución, etc. La ausencia de explicaciones serias hace que muchos jóvenes judíos piensen que las diferencias entre la Torá y las teorías científicas son irreducibles. Y se cuestionan entonces ¡su creencia en nuestra Torá! Este fenómeno es obviamente muy preocupante. Y como educador me motivó a dedicarme un poco más profundamente a este tema.
Creo que lo más importantes que aprendí con el correr del tiempo es una idea que debo atribuir a Maimónides: LA TORA Y EL UNIVERSO SON DOS LIBROS ESCRITOS POR EL MISMO AUTOR. Y por lo tanto, no puede existir una contradicción entre estas dos obras. Y por lo tanto, cuando se presenta un conflicto entre estos dos libros, es porque estamos leyendo incorrectamente alguno de estos dos libros. El problema, entonces, no está en los libros (ni en el Autor!) sino en nosotros, los lectores. Hay algo que estamos leyendo incorrectamente…
A veces, como lo voy a explicar hoy, puede suceder que leamos la Torá sin la precision o la profundidad necesaria, y no nos demos cuenta que la Torá, que no es moderna sino eterna, anticipó algunas cosas que la ciencia recién ahora descubre. En los próximos días me gustaría ofrecer al lector algunos ejemplos de este tipo de casos.
Cuando leemos superficialmente la Torá, pasamos por alto algunos puntos de contacto entre Creación y ciencia.
Por el otro lado, las lecturas que muchos científicos hacen de la realidad, pueden ser una interpretación más ideológica que empírica. Veremos también algunos ejemplos que muestren cómo algunos científicos tratan de adaptar sus teorías a una ideología preconcebida, sin admitir que se trata de una interpretación subjetiva de la realidad. El presunto “objetivismo” científico se ha convertido en un tema muy controversial en nuestros días. Y una visión respetuosa pero crítica sobre este fenómeno es absolutamente necesaria para comprender mejor, por ejemplo, el delicado tema “Creación vs. Evolución”.
LAS COINCIDENCIAS QUE PASAMOS POR ALTO
El segundo Pasuq de la Torá “Y la tierra estaba deshabitada y desolada, y la obscuridad cubría los abismos….” es absolutamente revolucionario. ¿Por qué? Porque es inesperado y contra-intuitivo. Olvidemos por un momento que conocemos su contenido y pensamos en lo que hubiéramos esperado que diga un libro normal (un libro humano) luego de afirmar que “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Creo que lo más lógico hubiera sido algo así: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra . Y la tierra era hermosa, llena de vegetación, con deliciosos frutos, numerosos animales, aves y peces.” Describir un mundo perfecto, creado por el Creador Todopoderoso hubiera sido lo más normal y predecible. Una creación ya finalizada y perfecta refleja a un Creador perfecto y omnisciente. Si un ser humano hubiese escrito la Torá ¿qué sentido hubiera tenido inventar una historia donde un Dios Todopoderoso crea un mundo incompleto? ¿Por qué describir un planeta oscuro (según Rambán y Eben Ezra: “tóxico”) y como explica el Targum (Tsadyá vereqanyá) sin vida animal ni humana? En la historia bíblica de la Creación todo va siendo creado después: la luz, la atmósfera, la lluvia, la tierra firme, los vegetales, los animales y el hombre.
Nuestros Rabinos observaron este fenómeno, y explicaron que si bien HaShem pudo haber creado el mundo “completo” en un solo acto de Creación, el Creador lo hizo en etapas. Más precisamente, dijeron, en 10 actos (o enunciados) de creación. Y más allá de la razón por la cual el Creador decidió crear su mundo en etapas, es importantísimo observar un punto del que no se habla mucho. La Torá nos presenta un planeta tierra que se va formando de a poco. Y que va (si se quiere utilizar esta palabra tabú) “evolucionado”, por orden del Creador, a través de una serie de actos creativos, un proceso que va de menor a mayor complejidad. Primero lo inorgánico, luego la vegetación, luego los animales, y al final la vida inteligente.
Si observamos lo que la ciencia explica respecto a “la evolución del planeta” nos daremos cuenta que ciencia y Torá definitivamente coinciden. O mejor dicho, la ciencia moderna descubre hoy lo que la Torá afirmó miles de años atrás.
Pero paciencia porque todavía queda mucho por explicar. En el próximo email B’H presentaremos una primera aproximación´ al tema de le edad de la tierra. ¿Es posible encontrar un punto de coincidencia también allí?
Creo que sí.
(Continuará….)
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