Previamente, hemos analizado el sexto principio de la fe judía que afirma nuestra creencia que Dios se comunica con los hombres a través de la profecía. Explicamos quién podría ser un candidato a la profecía y la naturaleza de la profecía (ver aquí).
El séptimo principio también se refiere a la profecía. Aunque trata específicamente sobre los detalles de un solo profeta: Moshé Rabenu (Moisés). El séptimo principio dice que Moshé fue el profeta más grande y más importante que existió, y que ningún profeta alcanzó ni alcanzará el nivel de su profecía.
En primer lugar vamos a discutir en qué sentido la profecía de Moshé fue superior a la de cualquier otro profeta. Y en segundo lugar, por qué es relevante para nosotros Yehudim afirmar la superioridad de Moshé.
Nuestros Rabinos explican que el nivel de la profecía de Moshé fue mayor y dieron algunos ejemplos. Todos los demás profetas, dijeron, recibieron su mensaje profético por medio de una visión, en una especie de trance, o en un sueño. Moshé Rabenu, sin embargo, fue capaz de recibir el mensaje de HaShem, estando consciente y despierto, no en un trance profético. Esto es lo que la Torá llama: panim el panim, literalmente: «cara a cara», lo que significa que Moshé Rabenu podía escuchar las palabras de Di-s de la misma manera que un hombre escucha a otro hombre en una conversación normal, «cara a cara».
La posibilidad de estar consciente le permitió a Moshé Rabenu, en primer lugar, ser el receptor perfecto de la Torá. En otras palabras, la Torá no es la interpretación que hizo Moshé de una visión profética. La Torá tampoco está escrita por Moshé via «inspiración divina». Nosotros creemos que Moshé fue de hecho el escritor de la Torá, pero la Torá le fue dictada textualmente (verbatim) por Dios. Dios le habló a Moisés sin ninguna intermediación. Esta forma de «comunicación directa», que está por encima de la profecía de cualquier otro profeta, fue posible porque Moshé estaba totalmente consciente mientras escuchaba a Di-s. Como dijo el Rab Pereira Mendes «… Moshé no recibió el mensaje de Dios en visiones o en parábolas… sino en plena posesión de sus facultades» .
Estar consciente durante la recepción de la profecía también le permitió a Moshé «hablar» con Di-s, iniciar la comunicación con Dios. Algo que ningún otro profeta alcanzó…. Si bien tenemos textos que describen diálogos entre otros profetas y Di-s, la tradición judía explica que estos diálogos tuvieron lugar en una visión profética, no en la vida real. Moshé Rabenu, por otro lado, podía comunicarse con Dios a voluntad, «cada vez que él lo deseaba, podía ser envuelto por la inspiración divina, y la profecía descendía sobre él» (Maimónides, Yesodé haTorá 7:6), lo que le permitía estar en un contacto constante con Di-s.
Por lo tanto, Moshé fue capaz, por ejemplo, de hacerle una pregunta a Di-s, algo que ningún otro profeta pudo hacer. Después del pecado del becerro de oro, un encuentro muy cercano entre Di-s y Moshé tuvo lugar. Moshé oró a HaShem para que perdone al pueblo judío. En un momento Moshé Rabenu le dijo a HaShem: «Hazme conocer Tu gloria». Nuestros Jajamim explican que Moshé le estaba preguntando a Dios una pregunta muy difícil: «¿Por qué permites que le sucedan las cosas malas a la gente buena». Tal vez en nombre de toda la humanidad, Moshé le hizo a Di-s la pregunta que tantas veces perturba nuestra mente . La respuesta de HaShem a Moshé es materia de un extenso análisis. Pero en lo que se refiere a nuestro tema, Di-s le demostró a Moshé (y a nosotros) que la respuesta a esa, y a otras preguntas de esta naturaleza, estaba más allá de la comprensión de cualquier hombre (כי לא יראני האדם וחי), incluso de Moshé. Esto nos enseña que aún el más grande de los profetas, Moshé, era un ser humano con límites, no era un hombre-dios. Moshé sabía esto y por eso dice la Torá que, a pesar de su nivel elevadísimo de profecía (o quizás gracias a él) Moshé fue el hombre más humilde sobre la faz de la tierra.
Ahora bien, ¿por qué es tan importante hacer hincapié que la profecía de Moshé nunca será superada por la de otro profeta en el futuro? Porque la Torá nos fue entregada a través de la intermediación de Moshe. Y, como vamos a aprender en el siguiente principio, la Torá es eterna e inmutable. Concebir que otro profeta podría alcanzar el nivel de Moshé Rabenu, abriría la posibilidad de que nuestra Torá pudiera ser cambiada o reemplazada por ese otro profeta ח»ו .