sábado, noviembre 23, 2024
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MATTOT: Sobre niños y ovejas, por Rabanit Coty Bittón

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EL PRIMER EJÉRCITO DE ISRAEL

Nuestra posesión más preciosa son nuestros hijos. Trabajamos para ellos. Ahorramos para ellos. Y hacemos todos los esfuerzos necesarios para que nada les falte, para que tengan todo lo que necesitan, y más. Mi pregunta es: ¿los padres, actuamos consistentemente con este fin en mente, o a veces nos olvidamos y alguien tiene que recordarnos que lo más importante son nuestros hijos?

En nuestra Parashá Matot, la Torá cuenta que las tribus de Rubén y Gad poseían mucho ganado, y antes de entrar a la tierra de Israel, le piden a Moshé asentarse en el otro lado del Jordán, en los territorios de Sijón y Og, tierras muy fértiles. Moshé en un principio se niega. ¿Por qué? Porque el pueblo judío tenía que enfrentarse militarmente a los poderosos pueblos de Canaán, y necesitaban un ejército fuerte y sólido. Estas tribus constituían casi el 20% del ejército, y su deserción iba a causar una gran frustración en todas las demás tribus. Moshé les dice: ¿Cómo se van a establecer en estas tierras y dejar a sus hermanos luchar en las guerras de conquista sin ustedes? Moshé les exige que se unan a la guerra de conquista. Entonces, los líderes de estas tribus le dicen a Moshé que ellos en ningún momento pensaban abandonar al resto de las tribus: el plan era asentarse rápidamente en las nuevas tierras, unirse al ejército de Israel y pelear junto a sus hermanos. Y ofrecen algo más: ir al frente de la batalla, es decir, a la posición más arriesgada. Estas son las palabras que le dicen a Moshé (beMidbar 32:16) «Construiremos corrales para nuestro ganado y ciudades para nuestros hijos… y luego nos alistaremos al ejército». Moshé acepta la propuesta y les responde afirmativamente (beMidbar 32:25): «¡De acuerdo! Construyan las ciudades para vuestros hijos y los corrales para vuestros animales…».

MOSHE Y SIGMUND FREUD

En este punto hay que notar, con ojos freudianos, una pequeña pero muy significativa diferencia entre lo que dijeron los líderes de las tribus y lo que les responde Moshé. Así, casi sin querer, Moshé modifica el orden de los factores que presenta en su declaración : mientras que los líderes de las tribus mencionaron que construirían «corrales para sus animales y asentamientos para sus hijos»,  Moshé primero menciona a los niños y luego a los animales. Tengan en cuenta que en ese tiempo, las vacas y las ovejas no eran mascotas: el ganado era el capital, el dinero y el trabajo de uno. Moshé notó que estos hombres, literalmente, ¡pusieron a su dinero antes que a sus hijos! Finalmente, y luego de escuchar a Moshé, los líderes de las tribus ponen la casa en orden y le dicen a Moshé que harán lo que él les ordenó (beMidbar 32:25-26): «Nuestros niños, nuestras mujeres y todos nuestros animales se quedarán allá en las montañas del Gil’ad, mientras nosotros iremos a la guerra». Ahora, primero mencionan a los niños, a sus familias, y luego a los animales. Aunque esta diferencia de valores no se discute explícitamente, sino que ocurre a un nivel subconsciente, parecería que entendieron que estaban equivocados. Y alcanzó con escuchar a Moshé repitiendo lo mismo que ellos, pero en el correcto orden de prioridades, para que aprendieran la lección.

LO URGENTE Y LO IMPORTANTE

Todos nosotros sabemos que nuestros hijos son más importantes que nuestro dinero. Cualquier padre o madre a quien preguntemos nos va a contestar que obviamente valoramos a nuestros hijos mucho más que nuestros bienes materiales. Sin embargo, los padres no siempre actuamos de acuerdo con ello. Y como alguna vez dijo Mafalda con mucha sabiduría: «Lo urgente no me deja tiempo para lo importante». Es decir: sé que es muy importante estar con mis hijos, dedicarles tiempo, escucharlos, jugar con ellos, «pero no tengo tiempo». Sé que tengo que interesarme por ellos, hablar de cómo fue su día y saber qué están haciendo en internet, «pero ¡estoy demasiado ocupado trabajando». Así, sin planearlo ni quererlo, no nos queda tiempo (o fuerzas) para «lo más importante de nuestras vidas» y sin querer, ponemos a nuestros hijos en un segundo plano. Recuerdo algo gracioso pero triste: una amiga que tenía una empleada doméstica a la que le confiaba a sus hijos para que los cuidara pero no le permitía que lavara la ropa en el lavarropas porque temía que pudiera arruinarla.

LA HISTORIA SE REPITE

A veces, sin darnos cuenta, repetimos la historia de los portavoces de las tribus y le damos más importancia al bienestar material que a la educación de nuestros hijos. Seguramente los hombres de Gad y Rubén sabían perfectamente bien que sus hijos eran más importantes que sus posesiones materiales, pero como casi todos los padres, necesitaban que alguien, en este caso Moshé, les recordara el orden de prioridades. Nuestra brújula, nuestro referente, es la Torá. Y cada vez que la estudiamos, nos debe recordar claramente que nuestros hijos van primero.

SHABBAT SHALOM

HALAJOT. Leyes de Tish’á beAb
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