sábado, noviembre 23, 2024
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Jayim Weizmann, la acetona y la Declaración Balfour de 1917

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אמר לו ר’ חייא: כך היא גאולתן של ישראל, בתחילה קמעא קמעא, כל מה שהיא הולכת, היא רבה והולכת

En 1914 parecía que el proyecto de obtener un estado judío propio habla fracasado. La tierra de Israel estaba en manos del imperio Otomano, quienes no veían con buenos ojos el incremento de población judía en “Palestina”. Tampoco contábamos un mínimo apoyo político internacional para crear un hogar para los judíos. La inmigración se había detenido y lo peor era que muchos inmigrantes que habían llegado a Israel en las décadas pasadas regresaban a Europa o emigraban a Estados Unidos, ya que las condiciones de vida de los casi 60.000 judíos que vivían en Israel eran muy precarias.Parecía que ya todo estaba perdido. El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. Fue una terrible guerra que cobró la vida de unos 40 millones de personas, entre militares y civiles.  La guerra trajo también grandes e inesperados cambios en Inglaterra y en el medio Oriente. El más importante de estos cambios fue que el Imperio Otomano que había gobernado medio Oriente por más de 500 años fue derrotado. Al final de la guerra, en 1918, Inglaterra estaba a cargo de lo que hoy es Irak, Siria, Líbano, Jordania, Arabia Saudita, Egipto y por supuesto, Israel.  

LA IGLESIA Y LOS JUDIOS

En 1916 Herbert Henry Asquith renunció a su cargo de Primer Ministro de Gran Bretaña y en su lugar llegó David Lloyd George. La actitud de estos dos líderes hacia los judíos era completamente opuesta. Asquith se oponía a un estado judío. Lloyd George, por otro lado, tenía una formación religiosa diferente. Para entender su ideología deberé explicar brevemente la diferencia entre la iglesia católica y la protestante, respecto a cómo cada una vio por siglos a los judíos. El catolicismo fue fundado bajo la premisa esencial que la iglesia (latín por: “congregación”) es el Nuevo Israel. Este Nuevo Israel REEMPLAZA al antiguo Israel —es decir, al pueblo judío— como nuevo pueblo de Dios. El Nuevo Israel tiene también un Nuevo Testamento, esto es, un nuevo pacto ( como en hebreo ברית החדשה ) que reemplaza al Viejo Testamento, que “caducó con la inminente extinción de los antiguos israelitas”.  El principal problema que siempre enfrentó este dogma fundacional fue que “el obstinado pueblo judío, a pesar de estar permanentemente en vías de extinción, ¡se empecinó en seguir existiendo!” . La iglesia entonces cambió su narrativa y argumentó que la caprichosa existencia del pueblo judío era un castigo divino por el deicidio. Y prueba de eso es que los judíos están condenados a un exilio permanente (el judío errante) ¡y jamás regresarán a su tierra!. Por lo tanto, el regreso del pueblo judío a la tierra de Israel fue (y aunque luego del Holocausto se lo trate de disimular “sigue siendo”) para la iglesia católica un enorme problema fundamental, del cual no se oye explícitamente, pero persiste. Un ejemplo es la actitud hostil del Vaticano hacia el derecho del pueblo judío a la tierra de Israel y especialmente a una Jerusalem judía (ver aquí ). 


LOS PROTESTANTES EVANGELISTAS 

La actitud de los protestantes modernos hacia el pueblo judío es muy diferente. Hay un apoyo muy grande hacia una Israel judía, y no es algo nuevo. Esta actitud histórica se podría comenzar con Oliver Cromwell (ver aquí) quien sostenía que para la segunda llegada del Mesias cristiano, los judíos deberían regresar a Israel, y particularmente Jerusalem. En nuestros días este punto de vista lo ejemplifica por ejemplo Michelle Bachmann, una importante figura política en los Estados Unidos (ver aquí ). 
Hay otros evangelistas que difieren con esta creencia y sostienen que es un gran mérito en sí apoyar al pueblo judío, ya que creen sinceramente en la bendición que HaShem le concedió a Abraham Abinu cuando le dijo “Los que te maldicen serán maldecidos y los que te bendigan serán bendecidos” . Esto es evidente hoy, por ejemplo, en el masivo apoyo del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, hacia el Estado de Israel, al igual que muchos otros líderes cristianos (ver por ejemplo aquí ). Volviendo a nuestro tema, muchos ingleses protestantes sostenían esta creencia religiosa. El caso más famoso, pero insuficientemente apreciado, es el de la escritora inglesa no judía Mary Anne Evans, mas conocida por su nombre de pluma “George Eliot”, y su novela “Daniel Deronda” (1876), donde varios años antes del primer congreso sionista articuló lucidamente sus argumentos por un estado independiente para el pueblo judío . David Lloyd George y su Ministro del exterior Arthur Balfour eran partidarios entusiastas del pueblo judío y comprendían sus aspiraciones de regresar a casa. 

Y algo más.  


LA ACETONA Y EL ESTADO DE ISRAEL

Un importante factor que ayudó a la predisposición de los británicos a ceder un hogar nacional al pueblo judío en la tierra de Israel fue la contribución a Inglaterra del famoso científico judío Jayim Weizmann (1874–1952) .Weizmann, nacido en Rusia pero nacionalizado Británico, era un químico que descubrió la formula para producir acetona a partir del almidón de grano. Hasta ese entonces la acetona era producida a partir de elementos escasos que se obtenían en minas de Chile. La acetona se usaba para hacer detonar la dinamita y su producción era cada vez más cara y más critica para ganar la guerra. El Dr. Jayim Weizmann se encargó de producir 30.000 toneladas del critico elemento químico a través del proceso conocido como “ABE fermentation”. Por este y otro descubrimientos el Dr Weizmann es conocido en el mundo científico como el padre de la fermentación industrial. Al finalizar la guerra los británicos estaban muy agradecidos por el invaluable servicio del Dr Weizmann y le preguntaron cómo lo podían recompensar por sus servicios prestados. Dicen que el Doctor Weizmann contesto: “No quiero nada para mí; pero quiero un estado para mi pueblo”. Y así fue como en 1917 surgió la Declaración Balfour, donde los ingleses aprobaban oficialmente la creación de un hogar nacional para el pueblo judío en la tierra de Israel. Este fue el principio de lo que eventualmente culminó con el milagro del nacimiento de Medinat Israel en 1948. 


Continuará 

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