La realidad indiscutible es que nuestra salud depende de dos grandes factores: 1. Lo que el paciente hace para cuidar o afectar su propia salud. 2. Lo que afecta nuestra salud y está fuera de nuestro control. Y por supuesto que aquello que nosotros no podemos controlar, está en las manos de HaShem. Por lo tanto, rezar y pedirle a HaShem que nos proteja de enfermedades y afecciones físicas, y que nos ayude a curarnos cuando estamos mal, es el factor más importante de esta ecuación.
Nosotros los Yehudim creemos que hay una sólida interacción entre el médico y HaShem. Ser médico es una de las más nobles profesiones ya que este profesional es como un representante de Dios. En mis propias palabras: HaShem nos cura a través de los médicos. Cuando el cirujano me opera, es HaShem Quien está guiando sus manos.
Es por eso que a diferencia de otras religiones o cultos, para nosotros es obligatorio visitar al médico periódicamente y ponernos en sus manos para preservar nuestra salud. ונשמרתם מאוד לנפשותיכם
Mantenernos en buena salud requiere, en primer lugar, hacer controles médicos de rutina y cuando tenemos, o sospechamos que tenemos, cualquier síntoma de una posible enfermedad.
Mantener una buena salud también implica la disciplina de alejarse de los malos hábitos. Por ejemplo: fumar. Si fumo, no puedo esperar ni que HaShem me proteja del tabaco, ni que el médico realice un tratamiento milagroso en mis pulmones.
Además de evitar los malos hábitos, también necesitamos adquirir hábitos «preventivos».
Estas «segulot» para prevenir enfermedades fueron formuladas por haRambam o Maimonides hace 800 años atrás.
Maimónides, que además de ser un gran rabino era también un famoso médico, escribió un capítulo entero sobre medicina preventiva en Mishné Torá, Hiljot De’ot, capítulo 4.
Anticipando el concepto moderno de «medicina preventiva» en ocho siglos, Maimónides se refirió a: dieta, hábitos de dormir, ejercicio físico, higiene, etc.
Comenzaremos viendo lo que dijo sobre los hábitos alimenticios.
Lo primero que debemos mejorar, según Maimónides, son nuestros hábitos alimenticios. Maimónides nos enseña que debemos comer con moderación. Comer para vivir y no vivir para comer.
En el capítulo 4, Halajá 2 Maimónides se refiere a comer en exceso, en hebreo ajilá gasá, es decir, glotonería: «Uno no debe comer hasta que su estómago esté lleno. Más bien, [debe dejar de comer cuando] haya llegado a cerca de tres cuartos de su total satisfacción «. En otras palabras, no es malo quedarse un poco hambriento después de que terminamos de comer. En realidad es un hábito deseable.
Vivimos en una época en la que B»H la mayoría de nosotros no tiene mayores problemas para tener comida en nuestras mesas. Por el contrario, en Estados Unidos, por ejemplo, el principal problema relacionado con la salud pública no es como era en la antigüedad, la desnutrición (= no tener suficientes alimentos), sino la sobrealimentación. La obesidad se ha convertido en epidémica y se dice que es el factor número uno de riesgo para la salud de millones de personas. Maimónides lo dijo explícitamente hace más de 800 años: 4:15: «Comer en exceso (ajilá gasá) es tóxico para el cuerpo de cualquier persona. Es la principal fuente de todas las enfermedades. La mayoría de las enfermedades que afligen a una persona son causadas o por comer alimentos dañinos o por llenarse el estómago y comer en exceso, incluso alimentos saludables. Esto ya fue sugerido por el rey Salomón en su libro de sabiduría (Mishlé 21:23): «Quien cuida su boca y su lengua, guarda su alma de angustia’ ‘Guarda su boca’, de comer alimentos dañinos o comer en exceso …».
Dejo para el final la frase que considero como la más completa y práctica de todas las segulot de Maimónides, en lo que se refiere al hábito de comer.
4:1 «No comas, a menos que tengas hambre».
SEGULA: Repetir estas palabras de Maimonides en hebreo: לעולם לא יאכל אדם אלא כשהוא רעב ולא ישתה אלא כשהוא צמא
Comer sano y no comer en exceso, nos va a ayudar a gozar de buena salud.
(Continurá…)