TESHUBA: ¿En qué piensa la gente antes de morir?
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En el tercer capítulo de su Hiljot Teshubá, Maimónides explica que en términos de comportamiento religioso hay tres categorías de personas: rasha ‘, tsadiq y benoni.
El rasha’(la persona mala) es aquel individuo cuyo balance de buenas y malas acciones es negativo. El tsadiq (la persona justa) es aquel que ha hecho más bien que mal. Y el benoni (la persona promedio, algo así como el hombre mediocre de Ingenieros) es definido por Maimónides como la persona cuyos buenas y malas acciones se hayan en un estado de equilibrio (3:1).
En una Halajá posterior (3: 4) Maimónides explica que este cálculo de buenas y malas acciones es inaccesible para nosotros. Ya que esta evaluación no depende de la «cantidad» de preceptos que hayamos observado o transgresiones que hayamos realizado, como si fueran «puntos» rojos y azules en un cuadro de puntaje. En realidad, este cálculo sólo lo conoce Dios. ¿Por qué? Porque Él es el único que sabe, por ejemplo, cuál es nuestro verdadero potencial. Si mi potencial para hacer Mitsvot es 10, porque tengo los medios, el tiempo, el conocimiento, etc., para llegar a 10, pero alcance sólo 7, tengo menos mérito que la persona cuyo potencial es 5, porque quizás no tuvo los medios or posibilidades de llegar más alto que 5, y ha llegado a 5. 5 puede ser más que 7! (5/5 >7/10).
Otro ejemplo: solamente HaShem conoce las fuerzas psicológicas negativas que podrían estar influyendo en una persona para empujarlo a hacer lo que no debería hacer. Cuando más intensas estas fuerzas son, más mérito tiene el individuo que las supera y se control. Para algunas personas puede ser muy difícil evitar su deseo de robar, ya que podría tener una inclinación natural al robo, o haber sido educado a que siempre puede tener lo que desee.… Para otro individuo, no robar o no mentir podría no ser un gran desafío, ay que su naturaleza así lo dicta.
En fin, el saldo positivo o negativo de nuestros méritos es inaccesible, aún para nosotros mismos, dice Maimónides, sólo lo conoce HaShem.
Este pensamiento conduce a Maimónides a la siguiente pregunta: Ya que no puedo saber si a los ojos de HaShem soy una buena o una mala persona ¿Cómo tengo que verme a mí mismo?
Si veo a mí mismo como un hombre justo, podría confiar demasiado en mis méritos y permanecer en un estado de inercia y estancamiento. Nada tengo que hacer para mejorar. Es más, creo que tengo crédito para cometer algunos pecados … En el otro extremo, si me veo a mí mismo como un tipo malo, podría pensar que ya estoy más allá de la redención (a esto lo llamaron los rabinos, yeush, un estado de abandono sicológico) y pienso que ya no tengo nada más que hacer por salvarme .
Maimonides se desvía de la explicación convencional que distingue con claridad justos de pecadores y como un genial educador que era, utiliza un principio que hoy lo definiríamos como «psicología conductista”.
Maimónides concluye (3: 8) que una persona siempre debe percibirse a sí misma en un perfecto estado de equilibrio, 50/50. Como si mis buenas y mis malas acciones se encuentran en un delicado balance entre méritos y pecados. Y por lo tanto, la próxima acción que realice, inclinará la balanza al lado positivo o al negativo.
Mi próxima decisión moral, hacer una Mitsva o dejar de hacerla, cometer una transgresión o no cometerla, es extremadamente importante porque inclinara la balanza para un lado o para el otro y determinará si soy una buena o una mala persona.
El secreto, según Maimónides es pensar así SIEMPRE. Verme permanentemente en un estado de delicado balance. “Yo soy lo que haga con mi vida en los próximos 5 minutos.”
Hoy comienza nuestra preparación para el Maratón. Dentro de 40 días, celebraremos Yom Kippur. Un día consagrado exclusivamente a acercarnos a HaShem, rogar Su perdón y comprometernos a hacer cambios importantes en nuestras vidas. Por la intensidad de las Tefilot de Yom Kippur, piense Usted que pasamos casi todo el día en la Sinagoga, se podría ver a Yom Kippur como el día de un maratón espiritual. Y de la misma manera que nadie va a correr un maratón sin un serio entrenamiento previo, para estar en buena forma en Yom Kippur necesitamos un entrenamiento intenso en el campo de la introspección, el arrepentimiento y la revaluación de nuestras prioridades.
Por eso es que HOY comenzamos el entrenamiento para el maratón de Yom Kippur.
¿Cómo nos preparamos para Yom KIppur?
Hoy es el segundo día del mes de Elul. La costumbre Sefaradí es recitar las Selijot a partir de hoy hasta Yom Kipur (cuarenta días). “Selijot” es una Tefilá especial que nos conduce a reflexionar sobre nuestras acciones y pedir perdón a HaShem por nuestros errores y nuestra mala conducta. Las Selijot se dicen tradicionalmente antes del amanecer, previo a la Tefilá (rezo) de la mañana (Shajarit), aunque técnicamente las Selijot se pueden recitar también durante la noche (después de la medianoche) o incluso durante el día.
La costumbre Ashkenazí es iniciar los servicios Selijot el domingo previo a Rosh Hashaná. Sin embargo, cuando Rosh Hashaná cae en lunes o martes, como este año (nunca puede caer en domingo) las comunidades Ashkenazim comenzarán Selijot dos domingos antes de Rosh Hashaná. En las comunidades Ashkenazim este año comenzaran Selijot el domingo 6 de Septiembre.
Además, durante todo el mes de Elul, los Ashkenazim y la mayoría de los Sefaradim (marroquíes, persas, etc. excepto los Sefaradim provenientes de Siria) tienen la costumbre de hacer sonar el Shofar todas las mañanas, al concluir Shajarit.
El objetivo de las Selijot y el escuchar el sonido del Shofar es inspirarnos para comenzar el proceso de Teshubá. Teshubá consiste en la introspección y el arrepentimiento. Lo que en última instancia debe significar “volver a” o “estar más cerca” de D-s, dependiendo del punto de partida de cada uno. Este elevado objetivo espiritual, que es el que aspiramos alcanzar en Yom Kippur, no se puede lograr de la noche a la mañana en un solo día, por más intenso que sea. Para lograrlo debemos pasar por un periodo serio y paciente de reflexión en el cual revisamos y comenzamos a modificar nuestras acciones y en particular nuestros valores. Durante estos días también reexaminamos nuestras metas existenciales y las distracciones materiales que nos han alejado de esas metas. Si tomamos en serio esta preparación vamos a alcanzar la claridad mental y la convicción necesaria para tomar las mejores resoluciones para el próximo año durante este Yom Kippur.
עורו ישנים משינתכם, והקיצו נרדמים מתרדמתכם
La conciencia (=yetser hatob) es una parte integral de nuestraneshamá (alma humana). Su misión es advertirnos cuando estamos a punto de hacer algo mal. La conciencia es un mecanismo moral, mental y espiritual muy efectivo cuya misión es protegernos de la mala conducta. Por ejemplo: si estamos a punto de decir algo negativo sobre otra persona (leshón hará) idealmente, nuestra conciencia nos gritará desde adentro para intentar impedirlo. Nos dirá: «No lo hagas». «Es muy malo hablar así de otra persona». «¿Te gustaría que dijesen eso de ti?» etc.
Pero, ¿Qué pasa cuando oímos la voz de la conciencia pero decidimos ignorar su primer llamado? ¿Cuántas veces más nuestra conciencia nos advertirá sobre lo malo que estamos por hacer?
La conciencia grita muy fuerte la primera vez que estamos por hacer algo mal. Los Tsadiqim (=las personas completamente rectas) escuchan y obedecen al primer llamado de su conciencia. Por lo tanto, tienen una conciencia sana, alerta y hiperactiva.
Pero ¿qué pasa si decidimos ignorar la advertencia de nuestra conciencia?
Cuando ignoramos el llamado de atención de nuestra conciencia, su voz interior se hace cada vez más baja y se debilita. Al punto que la conciencia se vuelve virtualmente muda. Y cuando persistimos en nuestro mal accionar la conciencia queda como anestesiada, o en las palabras de Maimónides, se queda dormida.
De acuerdo a Maimónides el Shofar actúa como el despertador de esas conciencias, que por no haber sido escuchadas, se han quedado dormidas. El Shofar grita a viva voz el siguiente mensaje: «Despertad, despertad, aquellas [conciencias] que están adormecidas»
Cuando escuchamos el Shofar, debemos pensar que es posible que estemos haciendo cosas equivocadas (perder nuestro tiempo en vanidades materiales, hablar leshon hara, no respetar a nuestros padres, no manejar nuestros negocios con honestidad, etc.) y ni siquiera nos demos cuenta! ¿Por qué? Porque nos hemos acostumbrado tanto a esa rutina negativa, que nuestra conciencia ya se durmió y no nos reclama más.
De acuerdo a Maimónides, el Shofar es un despertador moral y espiritual. Y tiene un efecto positivo impactante en nosotros, ya que nos ayuda a recuperar la voz alta y original de nuestras conciencias dormidas.
היתקע שופר בעיר והעם לא יחרדו
La Mitzvá más importante de Rosh Hashaná es escuchar el Shofar. La Torá no menciona la razón por la cual debemos escuchar el Shofar. Pero nuestros Rabinos lo hicieron.
Ellos explicaron entre otras cosas que:
2. El Shofar nos recuerda también aqedat Itsjaq. Abraham Abinu estuvo dispuesto a sacrificar a su único hijo, para seguir el mandamiento de HaShem. Una vez que Abraham demostró su amor incondicional, HaShem le ordenó suspender el sacrifico de su hijo. Abraham vio un carnero (=el macho de la oveja ) cuyos cuernos estaban atascados en un matorral, y lo ofreció como sacrificio a Dios en lugar de Itsjaq. El Shofar es un cuerno de carnero y cuando escuchamos el Shofar, recordamos la aqedat Itsjaq.
3. En los tiempos antiguos, el Shofar también era utilizado como una especie de sirena o alarma. Cuando el enemigo se acercaba a la ciudad y estaba a punto de atacar, las autoridades alertaban sobre el inminente ataque a través del Shofar. El sonido del Shofar anunciaba que las vidas de cada individuo estaban en peligro. En Rosh Hashaná el Shofar sirve como una alarma o sirena espiritual. El Shofar anuncia y nos recuerda nuestra inescapable mortalidad, invitándonos a la reflexión y al arrepentimiento. El Shofar nos alerta que HaShem nos está juzgando y que nuestras vidas están siendo evaluadas.
En Hiljot Teshubá 3:4 Maimónides explica que al escuchar el Shofar debemos oír el siguiente mensaje:
«Despierten, aquellos que están [espiritualmente] dormidos. Despierten y examinen sus acciones. Recuerden a su Creador, aquellos que olvidan la realidad [de nuestra mortalidad] la cual constantemente relegamos, transformándonos así en víctimas de permanentes distracciones temporales, y dedicando todo nuestro tiempo y esfuerzo a perseguir la vanidad y el materialismo vacío, que [a la larga] no nos beneficiará, ni prevalecerá. Examinen sus caminos y sus obras. Abandonen los senderos del mal. Y aléjense de los hábitos destructivos y de los pensamientos [materialistas] vacíos. «
והאומר אחטא ואשוב; ובכלל זה האומר אחטא, ויום הכיפורים מכפר
En el capítulo 4 de Hiljot Teshubá Maimónides enumera veinticuatro tipos de acciones o actitudes que impiden o hacen muy difícil para una persona iniciar el proceso de Teshubá (=arrepentimiento).
Tres ejemplos.
EL EFECTO DOMINO (4:1)
«Aquellos que por sus enseñanzas equivocadas … influyen en otras personas a actuar mal y los hace pecar o alejarse de la Torá».
Si hemos enseñado o hemos influido en otras personas a actuar de una manera errónea en el área religiosa, hemos desencadenado un efecto dominó cuya reparación escapa de nuestras manos. En este caso, el arrepentimiento es prácticamente imposible. ¿Por qué? Debido a que parte del proceso de arrepentimiento consiste en reparar lo que hemos hecho mal. En este caso, si por ejemplo hemos enseñado incorrectamente una ley de la Torá, aunque personalmente nos arrepintamos de nuestras acciones equivocadas, va a ser imposible reparar el daño causado ya que nuestras enseñanzas incorrectas ya pueden haber pasado de boca en boca (o de Facebook en Facebook) y provocado que otras personas actúen equivocadamente. En estas circunstancias, a pesar de mi sincero arrepentimiento, la Teshubá completa resulta imposible.
LA TESHUBÁ CALCULADA (4:1)
Si uno comete una transgresión con la intención de arrepentirse más tarde, esa transgresión no es perdonada. Maimónides se refiere aquí a una situación en la que yo estoy a punto de cometer un pecado y antes hacerlo me digo a mí mismo: «Ya que la Teshubá sirve para perdonar todas mis transgresiones, voy a pecar ahora y me arrepentiré de esa transgresión más adelante». O si me digo a mí mismo: «Voy a pecar ahora y Dios me perdonará por este pecado en Yom Kipur». En estas condiciones la Teshubá es inaceptable. Debido que la Teshubá es recibida por HaShem cuando se trata de un arrepentimiento sincero, no cuando es parte de un arrepentimiento calculado de antemano.
PERSONALIDAD DEFENSIVA (4:2)
Cuando alguien se niega sistemáticamente a ser corregido o criticado, es muy difícil que haga Teshubá. Imagínense a una persona incapaz de aceptar una mínima crítica constructiva, incluso cuando viene de aquellos que se preocupan por su bienestar. Muchas veces, este tipo de personalidad disfuncional es consecuencia de la baja autoestima u otros problemas psicológicos (=gaava) que impiden a una persona hacer frente a cualquier crítica. Esta persona, Maimónides concluye, probablemente continuará con sus malos hábitos, porque es incapaz de verse a sí misma como otras personas lo perciben.
SHABBAT SHALOM!