TEHILIM # 8: ¿Quién está en el centro?

מה אדם ותדעהו, בן אנוש ותחשבהו

«¿Qué es el hombre?» Se preguntaba David haMélej mientras observaba con asombro el inmenso cielo estrellado y calculaba la inconmensurable dimensión del cosmos frente a la desconcertante pequeñez humana. «¿Qué es el hombre para que merezca Tu atención?» Lo creaste cerca de Ti. Pero con el potencial de rodearse de gloria y esplendor.
La humildad es el descubrimiento de nuestra misión existencial. La conciencia de que HaShem está en el centro de la realidad y la cercanía entre Él y nosotros.  Pero esa corta distancia entre nosotros y nuestro Creador, puede crear la peligrosa ilusión de que nosotros somos el centro del mundo.  Esa fantasía emocional se llama en hebreo ga-avá, arrogancia. La ga-avá, según nuestros sabios, es el desplazamiento mental de HaShem. Cuando uno se rodea de gloria y esplendor y se siente el centro del universo.
Comprender la naturaleza de la vanidad nos ayuda a apreciar mejor la humildad.  Si la arrogancia es la raíz de todos nuestros defectos, la humildad es la madre de todas nuestras virtudes.  La humildad es asumir mi periférica realidad. Saber que estoy de paso en este mundo y que tengo un breve espacio de tiempo para cumplir mi misión: trascender. Desplazarme hacia el centro, sin creerme el centro.  Entender que mi intrascendencia material sólo puede ser superada cuando me acerco a HaShem y me apego a Su trascendencia (debequt). Cuanto más cerca nos sentimos de Él, más lejos estamos de la arrogancia. Y viceversa.

 

¿Cómo sienten y actúan los que son humildes?
El arrogante toma posesión. Se adueña. Se siente que lo merece todo. Y que todos le deben. El hombre humilde se siente en deuda. Siente que no posee. Que todo le fue dado en préstamo.  Que lo que tiene es un regalo divino que le fue dado para compartir.  Mientras que el arrogante vive en la dimensión del tener, el humilde habita en el mundo del dar.  Su vida es entrega.
El soberbio parece más de lo que es.  El orgullo es el disfraz que el hombre inseguro viste para disimular sus falencias. Para evitar cambiar.  Para seguir esclavizado a sus defectos. El arrogante es incapaz de admitir errores.  Todo lo que (el hombre orgulloso) hace es correcto a sus propios ojos. Su paz interior depende del aplauso ajeno. Lo importante no es ser, sino parecer. Simular una imagen.
El hombre sencillo, siempre es más de lo que parece. Vive libre de la aprobación pública. Su única preocupación es la aprobación de Dios. Lo que cuenta para él es vivir y hacer lo que sea bueno a los «ojos de HaShem».  Su humildad le permite aceptar que se puede equivocar. Y entonces, puede cambiar, mejorar y progresar hacia el centro.  Seguro de que HaShem es el enfoque de su vida,  siempre se está reencauzando. Reubicando. Se mueve hacia el centro cuando se trata del interés Divino. Y vuelve a la periferia cuando se trata del suyo. El mayor interés del Yehudí sencillo es servir el interés de HaShem. Transformarse en uno de Sus instrumentos.
La vanidad es una película plateada detrás de un vidrio. Crea un espejo que le impide al arrogante ver más allá de su propia imagen. La humildad es una ventana que generosamente se abre hacia los demás. Una invitación a descubrir el mundo de las necesidades del otro.  El hombre humilde es un hombre de servicio. Vive por y para los demás. Está siempre allí para ayudar, consolar, apoyar. Nunca para pedir, recibir, tomar.
El Yehudí que tiene ‘anava, humildad, siente y sabe que servir al pueblo de Israel es servir a Quien lo eligió.
No en vano para nuestra Torá el hombre más humilde que existió sobre la tierra, Moshé Rabbenu, fue también quién más y mejor sirvió al pueblo judío. La Torá llamó a Moshé ‘ebed HaShem, un ser cuya existencia estaba dedicada a servir al Creador, sirviendo a Su Pueblo. El hombre más sencillo fue también (o, fue por eso) el único ser humano que percibió la Presencia Divina, no en una visión o en un trance, sino desde su plena consciencia de que HaShem está en el centro de nuestra realidad.

Dedicado a la memoria de Don Shaul Suttón Dabbah z»l,
el hombre más humilde que conocí.




TEHILIM # 8: El hombre: ¿Irrelevante o super importante?

(Pasuq 2) מה אדיר שמך בכל הארץ David haMelej comienza este Mizmor diciendo que el nombre de haShem, es majestuoso en toda la tierra. O sea, que vemos en en cielo y en nuestro planeta una gran cantidad de maravillas (=milagros) que apuntan a la existencia de un Creador Majestuoso: HaShem.
(Pasuq 3) מפי עוללים ויונקים  Los comentaristas explican este enigmático pasuq que habla de «la boca de los bebes y los niños» de la siguiente manera. En la tierra somos testigos de milagros permanentes.  Una de las maravillas que más sorprenden al rey de Israel es, en palabras modernas,  el milagro de la cognición infantil. De cómo un niño de 2 a 4 años, cuando su cerebro aun no está desarrollado para muchas otras cosas, aprende a hablar. La capacidad de un infante para aprender un idioma completo, incluyendo la complicada semántica de ese idioma, está en su máximo nivel.  Tanto es así que cuando una persona quiere aprender otro idioma a una edad posterior, es casi imposible llegar a controlar ese segundo idioma, no importa lo inteligente que uno sea. David haMelej vio este fenómeno como una señal más de la sabiduría y majestuosidad del Creador del mundo.
(Pasuq 4) כי אראה שמיך מעשי אצבעתיך Ahora David haMelej mira para arriba. Contempla el cielo estrellado y le dice al Creador: «Cuando veo Tus cielos, la obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tu estableciste». David haMelej nos dice que los cielos también son un testimonio de la existencia de HaShem y Su infinita Sabiduría. Hay que prestar atención a los detalles del pasuq, a las palabras que el más grande de los poetas del pueblo judío utiliza. ¿Que significa «la obra de Tus dedos»? Que ni se nos ocurra pensar que David creía que HaShem tiene dedos o manos! Los dedos de HaShem o Sus manos son metáforas,  expresiones poéticas, motivos literarios. Cuando David habla de la Creación a veces se refiere a lo hecho por las manos de HaShem y a veces , como en este caso, por los «dedos de HaShem». ¿Cuál es la diferencia entre estas dos metáforas?  Cuando David quiere resaltar los detalles exquisitos de lo creado por haShem, utiliza la metáfora de los «dedos» (en el mismo sentido que en pedagogia se habla de la motricidad fina). Tal como el artesano termina los detalles de su obra con la destreza sus dedos, así el Creador, que es el Artista supremo de la Creación, ha diseñado Su mundo coordinando con «Sus dedos» hasta los más pequeños detalles.
Al margen de los detalles del universo, está la inmensidad del universo, lo que HaShem ha creado con «Sus manos». Los números que se manejan respecto al tamaño del universo marean. Pero a David haMelej lo inspiran a reflexionar en la increíble pequeñez del hombre.  Hay por lo menos 100 billones (entendiendo 1 billón como 1000 millones) de galaxias en el universo. Se calcula que cada galaxia contiene, por lo menos, 100 billones de estrellas. Y no se sabe cuantos planetas hay alrededor de cada estrella. Si nuestro sistema solar se toma como referente, tendríamos que estimar que habrían unos 8-12  planetas por cada estrella. Pero este no es el tamaño definitivo del universo. Es sólo lo que podemos ver con nuestros limitados telescopios. De cualquier manera creo que estos números son suficientes para entender lo que David haMelej sintió cuando observó el cielo estrellado.
(Pasuq 5) מה אנוש כי תזכרנו  La astronomía lleva a David haMelej a la reflexión. ¿Qué es el hombre para que Tú lo consideres, o para que Tú, el Creador de este infinito universo, lo tengas en cuenta? Nuestro planeta es ridículamente minúsculo, imperceptible, comparado con el resto del universo. En cuanto a nuestro tamaño, ¡somos absolutamente insignificantes! ¿Por qué HaShem prestaría atención a algo aparentemente irrelevante, como la tierra o la humanidad?
(Continuará…)



TEHILIM # 7: El efecto boomerang

יגמר נא רע רשעים

מזמור ז׳ , פסוק י

Este Mizmor describe la Tefila que David haMelej compuso pidiendo la asistencia y ayuda de HaShem para salvarlo de sus enemigos.

Aunque abundan las opiniones respecto a la identidad de los enemigos a los que este Mizmor hace referencia, no parece que David se sienta amenazado por los enemigos nacionales, o sea, los pueblos gentiles que buscaban la destrucción de Israel, como por ejemplo los Pelishtim. Se trata aquí de los enemigos internos, de otros Yehudim que quieren atentar contra la vida de David haMelej.  La mayoría de las opiniones dice que se trataba de los hombres del rey Shaul, quienes envidiosos de la popularidad de David, buscaban deshacerse de él. De acuerdo a esta opinión  Kush ben Yemini (7:1) era Shaul haMelej. Malbim explica que Kush no era Shaul sino un enemigo de David cuya descripción no aparece en el libro de Shemuel.

De cualquier manera, lo que sí sabemos de esos enemigos de David haMelej es que previamente fueron sus aliados. Aliados que ahora buscan traicionar a David. Y para justificar su propia traición, acusan a David de haber traicionado su alianza (7:4). David afirma frente a HaShem su inocencia. Y lo que es más: David pone a HaShem como su juez y le dice (7:5): HaShem , si yo fuera culpable de lo que me acusan, si yo he traicionado a mis aliados, (7:6) entonces que me ocurra todo el mal que ellos me desean. David termina esta poco común apelación a haShem diciendo: (7:9) HaShem júzgame (o defiéndeme) de acuerdo a mi inocencia. Tú sabes que he actuado con integridad. Tú eres «Eloqim shofet tsadiq» (7:12) El Juez Todopoderoso que siempre actúa con rectitud.
El punto más importantes de este Mizmor es la idea que David haMelej menciona respecto a las consecuencias de las malas acciones. Él dice: «igmor na ra reshaim» . (7:10) «que la maldad destruya a los malvados». Muchas veces podemos ver que cuando alguien planea hacer el mal a otra persona, como por efecto boomerang, esa misma mala acción se vuelve en contra de quien la concibió.  Ilustración: El señor A quiere dañar al señor B, y para eso, habla mal de él a sus amigos. Al final, los amigos descubren que A mintió y ahora las palabras que el señor A usó para dañar a B, lo dañan a él mismo.  El señor A se ha transformado en la víctima de su propia maldad. Quizas esta sea la alusión del pasuq 7:14, «las flechas que está afilando, se volveran contra quien las prepara».
Esta idea fue reiterada con otras palabras por el hijo de David haMelej, Shelomo haMelej. En Mishlé (1:18-19) dice que los que tienden trampas para engañar y asaltar a otros. «…caerán en la emboscada que prepararon… este es el destino de los que persiguen la maldad. La maldad quita la vida de los que la hacen».
Hacia el final de nuestro Mizmor  esta idea se profundiza con un motivo literario diferente: la planificación del engaño deliberado se compara con el complicado proceso de dar a luz. Los malvados (7:15) «Plantan las semillas del mal, conciben la traición y dan luz al engaño».  Pero lo que no saben es que están (7:16) «Cavando un pozo profundo, en el cual terminan cayendo». Y así, el pozo que el malvado cavó para hacer caer al inocente, se transforma en su propia trampa».
David haMelej entendió que cuando la maldad se vuelve contra aquellos que la planean, la justicia Divina se está realizando. Por eso, y quizás porque David vio con sus propios ojos la destrucción de quienes buscaban destruirlo, finaliza este Mizmor (7:18) alabando a haShem y componiendo este Mizmor para relatar Su infinita justicia.



TEHILIM # 6: Peor que el miedo a la muerte

El Rab David Qimji (Radaq, 6:1) que David haMelej compuso este Salmo de Tehilim en un tiempo que estuvo muy enfermo. Desde el principio del Mizmor vemos que David atribuye su enfermedad a HaShem.Los rabinos explicaron que no todos los trastornos de salud se deben atribuir al cielo. Ellos dijeron explícitamente: «Todo viene del cielo, excepto los resfriados y la insolación «. Lo que significa que es la responsabilidad del hombre protegerse, por ejemplo, de las inclemencias climáticas o de cualquier otro elemento que lo pueda afectar físicamente. Muchas enfermedades son el resultado de la negligencia del hombre. De no tomar los recaudos apropiados para cuidar de  nuestra salud.

Pero muchas otras veces la enfermedad no es causada por nuestra negligencia. Y así es como David interpretó su situación en este Salmo. Según muchos comentaristas, David HaMelej percibió que su estado era un castigo de HaShem. La consecuencia del lamentable episodio con Bat Sheba.
Por eso David comienza su salmo admitiendo que él se siente responsable por su condición y pidiendo a HaShem Su clemencia:
6:2: HaShem, no me reprendas en Tu ira, no me disciplines en Tu enojo.

 

Entonces, después de su confesión, le pide perdón a HaShem. Le ruega a HaShem que lo absuelva y lo cure.
6:3 Ten piedad de mí, HaShem, pues desfallezco; saname, HaShem, porque mis huesos tiemblan.
El cuerpo del rey, sus huesos, están temblando. No sabemos la naturaleza exacta de la enfermedad de David. Por lo que sabemos, podría haber estado temblando de una simple fiebre,  para la  cual no existía cura en esos días.
El próximo pasuq nos revela una dimensión más profunda de la condición de David.
6:4 Mi alma también está temblando … y Tú, HaShem por cuánto tiempo más ….?

 

Ahora vemos que David está enfermo en cuerpo y espíritu. No sólo su cuerpo, sino también su alma está temblando. Su alma tiembla de miedo. El rey más grande de Israel no se avergüenza de admitir su vulnerabilidad y sus emociones. Pero todavía no está claro, ¿A qué le teme David HaMelej ? ¿A la muerte, como todos nosotros?
Este pasuq termina con una pregunta misteriosa: «… y Tú, Hashem, por cuánto tiempo más ….?
Y el misterio se resuelve en el siguiente versículo.
6:5: Vuelve, HaShem, y sálvame; sálvame por Tu amor incondicional.
A lo largo del libro de Tehilim David HaMelej proclama una y otra vez lo que es la máxima aspiración de su vida. No es el dinero ni la fama ni la vida eterna: «En cuanto a mí, todo lo bueno [que necesito / quiero] es la cercanía con Dios» (Tehilim 73:28). Nada hace que el gran Rey de Israel se sienta mejor que el saber que HaShem está con él. David HaMelej no tiene miedo, aunque este un una situación de peligro mortal, si siente que HaShem está cerca de él. Y viceversa. Nada asusta más el mayor rey de Israel que la sensación de que HaShem, aunque sea temporariamente, le ha abandonado. Para David el miedo que le causa su distanciamiento de Dios, es peor que el miedo a morir. Es la forma más dura del castigo divino.
En el campo de batalla, cuando lucha contra un enemigo superior; o en tiempos de persecución o de peligro de vida; o incluso cuando él tiene que atravesar el valle de las sombras de la muerte, David no tiene miedo, si siente que HaShem está con él. No es el  miedo a morir. Para David, nada se compara con la angustia de sentirse lejos o abandonado por Dios.
Al final de este versículo David expresa uno de los argumentos más sólidos para que sus peticiones sean escuchadas. Sabiendo que él ha pecado le dice a Dios: HaShem, es posible que yo no sea merecedor de Tu cercanía, de Tu presencia. Yo sé que cuando cometí mi pecado, erigí una barrera entre Tu presencia y yo. Pero aún así, por favor, vuelve, porque sé que Tú me quieres …
6: 5 …. sálvame, [si no por mis propios méritos, sálvame] por tu amor incondicional [a mí]
En este hermoso Mizmor David HaMelej nos enseña cómo orar a haShem en momentos de angustia. Y también cuál debe ser la máxima aspiración en la vida de un Yehudí.
ואני קרבת אלוקים לי טוב

 

«En cuanto a mí, todo el bien que necesito es sentir que estoy cerca de HaShem»
(Tehilim 73:28)



TEHILIM # 5. Tres tipos de Tefilá

אמרי האזינה ה’ , בינה הגיגי

Al igual que Israel hoy, David HaMélej tenía muchos enemigos. Prácticamente en todas las fronteras de su reino. David luchó contra los sirios en el Norte y contra de los moabitas en el Este (Jordania). Pero el mayor peligro venía del Oeste. De los filisteos, que vivían en Gaza. La palabra filisteos o pelishtim significa  «invasores». Los filisteos son llamados por los historiadores «Los pueblos del mar». No tenían ninguna cultura o etnia en particular. Eran un mixto de varias civilizaciones muy primitivas que venían, principalmente de las islas del Mediterráneo (Chipre, Sicilia, Creta) y que se unieron entre sí para colonizar el Medio Oriente. Llegaron con sus esposas e hijos, porque venían a conquistar y establecerse. Eran extremadamente salvajes y peligrosos. Y destruyeron muchos imperios y civilizaciones. Los hititas, los minoicos, los micénicos, los troyanos y muchas otras civilizaciones desaparecieron en manos de los «pueblos del Mar».

David sabía que, al igual que hoy, Israel no podía permitirse el lujo de perder una batalla. Para Israel las guerras no se ganan para obtener la victoria sino para sobrevivir. Toda guerra que Israel enfrenta es una guerra existencial.

David también sabía que aunque el enemigo es, a diferencia de nosotros, sediento de sangre, y más numeroso, HaShem está de nuestro lado. Y en este Mizmor David pide la ayuda de Dios para derrotar a sus enemigos.

David menciona en este salmo «la mañana» (5: 4), al parecer porque el ejército y el rey se preparaban para la batalla por la mañana. Y es posible que este Mizmor fuera recitado como una de las Tefilot que el rey y sus soldados rezaban por la mañana antes de ir a la guerra.

En este Mizmor David ora a HaShem y le pide que lo proteja de sus enemigos, a los que describe (5:10) como malvados y falsos.

Para mí, la parte más emocionante de este salmo es cuando  David menciona tres tipos diferentes de oraciones.

El primer tipo de oración es «amarai», mis palabras. Esta es la oración normal, que se dice con palabras. Una oración calma. Probablemente la oración que el rey David y su ejército decían antes de la batalla, cuando uno es capaz de transmitir sus sentimientos con palabras inteligibles.

El segundo tipo de plegaria es «hagigí», mis pensamientos no articulados. David HaMelej reconoce que a veces, en situaciones desesperadas como en el medio de la batalla, las palabras no podrán salir de nuestras bocas. Todo lo que queda son nuestros pensamientos crudos, inexpresados y quizás caóticos. David le está pidiendo a HaShem que lo escuche y le preste atención, cuando David nos sea capaz de orar con palabras. Anticipándose a esos tiempos difíciles, David HaMelej le pide a HaShem que si él no pudiera articular sus oraciones, que HaShem igual lo «comprenda, haciendo inteligible» sus pensamientos. (En realidad las palabras «biná haguiguí» se podría explicar como si alguien le pide a HaShem que «interprete y descifre sus pensamientos!». Yo me imagino que es el mismo sentimiento de alguien que va a ser operado, y no sabe si después de su operación va a poder rezar normalmente, con palabras. Entonces, antes de entrar al quirófano le pide a HaShem que aunque depuse de su operación él no pueda rezar con palabras, que HaShem por favor, «descifre» sus pensamientos, los traduzca y los considere como una plegaria normal.)

El tercer tipo de oración es «shav’i», mi clamor o llanto. El llanto es una señal de desesperación y tristeza. Cuando el pueblo de Israel estaba esclavizado en Egipto, sufriendo las miserias de la esclavitud, la Torá dice que su clamor llegó a Dios. El llanto es la forma en que una persona se acerca a HaShem cuando sufre dolor y angustia. Delante de Dios, David haMélej no se ve a sí mismo como un invencible Hércules, sino como un Yehudí vulnerable. Reconociendo que en todo momento está a merced de HaShem.

Las Tefilot de David haMélej no venían sólo de sus labios, sino desde lo más profundo de su corazón. A veces se expresaban con palabras o con puro sentimientos. Y a veces, David haMelej rezaba con lágrimas.




TEHILIM # 2: Israel, como un bebé recién nacido

ה ‘ אָמַר אֵלַי בְּנִי אַתָּה אֲנִי הַיּוֹם יְלִדְתִּיךָ

Este Mizmor fue compuesto por el rey David en el comienzo de su reinado. Todos los reyes filisteos (pelishtim), temerosos del nuevo rey judío, se unieron a conspirar contra David y su pueblo. Los filisteos pensaban, y se jactaban, que podrían derrotar fácilmente a Israel. En el versículo 2:4 David describe lo que ocurría en el cielo, mientras los enemigos de Israel imaginaban nuestra destrucción.

יושב בשמים ישחק
«[Dios], sentado en Su trono celestial, ríe» Esta poderosa expresión literaria, «HaShem se ríe» se usa aquí para expresar que los enemigos de Israel, cuando planean sus batallas y ataques contra nosotros, no toman en cuenta la intervención de Hashem para protegernos.

David HaMelekh dice que aunque Hashem interviene en todas las áreas de nuestra vida personal, Su supervisión es absolutamente critica cuando nuestros enemigos conspiran contra nosotros.

En 2:7 David HaMelekh explica «cómo» HaShem protege a Israel.

ה’ אמר אלי בני אתה
«HaShem me dijo: Tú eres mi hijo». En primer lugar, aprendemos que Hashem nos quiere como un padre quiere a su hijo. Paso seguido, David HaMelekh nos lleva a un nivel más profundo en la comprensión del amor de Dios por nosotros.

אני היום ילידתיך
«Hoy, has nacido de mí»

Dos ideas diferentes se encuentran en este verso: «hijo» y «bebé recién nacido». ¿Por qué?

1. Imaginemos a una madre con su hijo de ocho o nueve años en el parque. Mientras que él está jugando con otros niños o por su cuenta, la madre lo supervisa. Por lo general, ella sólo lo ayudará cuando su hijo lo solicite. Un bebé, en cambio, es diferente. Un bebé recién nacido requiere atención, supervisión y cuidado total 24 horas al día, 7 días a la semana.  Una madre no abandonará a su hijo recién nacido, ni siquiera por un breve momento. La madre alimentará, ayudará y asistirá a su bebé todo el tiempo. Incluso cuando el bebé no se lo pida.

2. Un niño de nueve años de edad sabe lo que necesita y reconoce la intervención de su madre cuando ésta lo ayuda. Un bebé, por otro lado, no es consciente de lo que necesita. La madre le da de comer, lo nutre y lo protege sin que él sea consciente de todo lo que madre hace por él.

David HaMelekh dice que el nivel máximo de protección que HaShem nos provee, es cuando Él nos protege como una madre cuida a su bebé recién nacido.

Pienso en «Israel» como un bebé bajo la constante supervisión invisiblede Hashem. Todos sabemos que muchas cosas malas suceden en Israel. Pero pensemos en esto: Medinat Israel está en medio de la zona más volátil del planeta. Rodeado de las personas más violentas del mundo. Kamikazes, que no les importa inmolarse si matan a un judío durante el proceso. Personas, para quienes el deseo de destruir a Israel es el único deseo más fuerte que el deseo de destruirse unos a otros. Y muchos de ellos viven dentro de Israel. Estamos todos muy tristes por las cosas trágicas que suceden en Israel en estos momentos. Pero al mismo tiempo tenemos que estar sorprendidos, y muy agradecidos a Hashem, por todas las tragedias que no están sucediendo en Israel, y de la cuales, ni siquiera somos conscientes. Nuestro increíble IDF tiene un gran papel en esta empresa, actuando como agentes de HaShem en la protección de nuestro pueblo. Pero por encima de todo esfuerzo humano, es HaShem Quién nos protege de una manera que nosotros, como un bebé recién nacido, no podemos ni siquiera empezar a darnos cuenta.

En honor a Eyal Yifrach, Gil-ad Shaar, Naftali Frenkel,
ה’ ישמרם ויחייהם

 

אחינו כל בית ישראל, הנתונים בצרה ובשביה,
העומדים בין בים ובין ביבשה
המקום ירחם עליהם ויוציאם מצרה לרווחה
ומאפילה לאורה ומשעבוד לגאולה
השתא בעגלא ובזמן קריב



TEHILIM # 1: ¿En qué consiste la felicidad?

והיה כעץ שתול על פלגי מים אשר פריו יתן בעתו ועלהו לא יבל

En este salmo, el primero de Tehilim, David HaMelej explica en qué consiste la felicidad para un Yehudí.

» … como un árbol plantado sobre corrientes de agua,  que dará frutos en su tiempo y sus hojas jamás se marchitan, y en todo lo que emprenda, prosperará «

PLANTADO:

David HaMelej compara al hombre feliz con un árbol. ¿Por qué? En primer lugar, debido a que ambos crecen. Probablemente no hay frustración más grande para un ser humano que darse cuenta de su propio estancamiento. Si nos quedamos en el mismo lugar año tras año, seguramente nos vamos a deprimir. La felicidad consiste en saber que estamos creciendo y avanzando.   Cuando estudiamos Torá, dice el Rey David, estamos en un constante crecimiento. Intelectual y emocional.   El agua alimenta constantemente las raíces de este árbol.  El árbol crece y se fortalece. Es tan fuerte que resiste la embestida de los vientos destructivos que lo quieren mover de sus principios.  El Yehudí que absorbe constantemente las aguas de la Tora, permitiendo que las palabras de HaShem nutran su alma, adquiere principios morales muy sólidos, que no son fáciles de mover.

FRUTOS

El árbol también da frutos. Los «frutos» son la mayor recompensa en la vida de una persona virtuosa. Los frutos son los hijos de este hombre, que continuarán en el camino de HaShem. A diferencia de los sentimientos de estancamiento e improductividad de los que viven una vida intrascendente, cuando un hombre ve sus frutos/hijos se da cuenta que su camino va a continuar, aún después de que él se haya ido de este mundo.

HOJAS

A diferencia de los frutos, beneficiosos para la continuidad del árbol, las hojas producen sombra que disfrutan los demás. La felicidad del hombre no consiste sólo en asegurar su propia perpetuidad y la continuidad de sus creencias y principios. Un individuo no puede sentirse realizado a menos que sea también generoso y productivo con los demás. Como un árbol que ofrece libremente su sombra a todo el que lo precise, la buena persona de Am Israel practica el Jesed, ofrece su ayuda a todos los que la necesiten.

Para David HaMelej, el hombre feliz es el que se nutre de la Torá, creciendo y desarrollando principios muy sólidos; ve a sus hijos siguiendo el camino correcto y es generoso con los que necesitan su ayuda. Esa persona  «…prosperará en todo lo que emprenda » .

SHABBAT SHALOM




TEHILIM # 113: Halel

1. Alabad a HaShem! Alabad a HaShem,  Sus siervos; alabad el nombre de la HaShem.

2. Que el nombre de HaShem sea alabado, desde ahora y para siempre.

3. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, el nombre de HaShem es alabado.

4. HaShem es exaltado sobre todas las naciones, su gloria sobre los cielos.

5. ¿Quién es como HaShem nuestro Dios, Aquel que se sienta en las alturas?

6. ¿Y se detiene a contemplar los cielos y la tierra?

7. Él levanta al pobre del polvo, y al menesteroso alza de los basurales;

8. Para sentarlos con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.

9. Es Él Quien puede hacer que la mujer sin hijos, se trasforme en una feliz madre de niños.

Alabad a HaShem

Este Salmo explica la singularidad del pueblo judío en la forma que éste alaba a HaShem.  Con este Salmo inauguramos cada Halel durante todo el año.
La primera parte de este Salmo responde a una serie de preguntas: (i) ¿Quién debe alabar a HaShem? Y responde: Los siervos de D-s deben alabarlo. (Ii) ¿Qué debería ser alabado? – El nombre de Dios debe ser alabado. (Iii) Cuando se debe hacer este elogio? – Desde ahora y hasta la eternidad. (Iv) Y ¿Quiénes alaban a HaShem? Todos, en todo el mundo, de este a oeste.

En la segunda parte, David haMelej observa que no sólo los judíos  alaban a Dios. De este a oeste, “D-s es exaltado por todas las naciones!» ¿Por qué? «A causa de los cielos” se le honra. Cualquier persona, no sólo un Yehudí, es capaz de levantar sus ojos y apreciar la increíble sabiduría divina con la que el cosmos fue diseñado.

En la tercera parte, David haMélej señala que, a pesar de que todas las naciones pueden alabar, exaltar y honrar a HaShem como el Diseñador Inteligente y el Creador del universo, la alabanza que proclama un Yehudí se manifiesta también en otro sentido. Sabemos que D-s. Sabemos que a pesar que Él mora en lo alto y que el cosmos fue creado por Alguien más allá de nuestra comprensión. Pero, a diferencia de todos los demás, también sabemos que D-s, que habita en lo alto, también “desciende” y supervisa los asuntos terrenales, lo que está pasando aquí abajo, en nuestro mundo material!

Nosotros, los judíos tenemos la capacidad de reconocer que el mismo Dios que está más allá de nuestro alcance, es El que trae la justicia en este mundo, en la más pequeña de las escalas. Es Él Quien puede levantar a un hombre pobre, desde los basurales hasta la más alta posición social. Es Él Quien puede hacer que una madre estéril, felizmente, esté rodeado de hijos.  Y siendo que podemos discernir que HaShem también opera en  esta micro escala, nuestra alabanza hacia Él es única.

Es posible que la idea de “los pobres que son elevados desde los basurales hacia lo mas alto de la sociedad” se refiera a la salida de Egipto. Donde, desde esclavos, nos convertimos en una nación gloriosa, una nación que más tarde fue buscada por el Imperio Egipcio (en los tiempos del rey Salomón) para crear una alianza. La ‘madre estéril’ puede ser también una alusión a la Tierra de Israel, que a menudo se denomina un ‘madre estéril’, siempre y cuando sus hijos, el pueblo de Israel, no estén viviendo en ella. Por lo tanto, en este Salmo pedimos que de la misma manera que Dios nos trajo de la miseria al bienestar cuando nos sacó de Egipto,  así también esperamos que Él una vez más traiga a todos los Hijos de Israel de regreso a su tierra, con la redención del Melekh HaMashiaj. AMEN.