Los huesos de Yosef, el río Danubio y la Shoah

 

Hoy, 27 de enero, Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.

El presente artículo fue escrito en Febrero de 2019 
 
ויקח משה את עצמות יוסף עמו

Y al salir de Egipto, Moshé se llevó con él los restos mortales de Yosef  

 

 
 
¡Es increíble la actualidad de nuestra Torá! Su relevancia y el hecho de que en sus inmortales líneas leemos eventos e historias que ocurrieron hace miles de años, y de pronto ¡bum! Nos encontramos con algo muy parecido en las últimas noticias de los periódicos de esa semana… A veces solo es cuestión de abrir bien los ojos y descubrir estas “coincidencias”.

Un ejemplo.

YOSEF EN EL FONDO DEL NILO
Esta semana leemos acerca de la salida de los judíos de Egipto. Y una de las primeras cosas que nos dice esta Perashá es que antes de salir de Egipto, Moshé tomó “los huesos (los restos mortales) de Yosef” para llevárselos con él y ser enterrados en la tierra e Israel. Los Sabios del Talmud nos brindan algunos detalles de este evento. En primer lugar, todos están de acuerdo que los restos mortales de Yosef no habían sido enterrados en el Valle de los Reyes, en una pirámide, como los restos de los Faraones y las demás personas importantes de Egipto. Los restos de Yosef fueron arrojados al río Nilo. Y Moshé tuvo que rescatar su cuerpo del fondo del río.
Los Sabios debaten sobre la razón de qué los huesos de Yosef fueron arrojados al río por los egipcios. La Guemará en Sotá dice que los Egipcios, conscientes de que Yosef había salvado la economía del país, quisieron usar los huesos de Yosef como un elemento esotérico, un amuleto, arrojando su cuerpo al Nilo en un cofre de metal para que el cuerpo de Yosef “bendijera al Nilo”. Como cuando algunas personas arrojan monedas al agua de una fuente para que se multipliquen en su bolsillo, o algo así.
El Midrash Tanjumá presenta una opinión radicalmente distinta: los restos de Yosef fueron desenterrados de su lujosa tumba y arrojados al Nilo como un acto de desprecio de los nuevos líderes egipcios hacia el gran líder judío.
Independientemente de la razón por la cual el cuerpo de Yosef fue arrojado al río, los Sabios explican que antes de salir de Egipto, Moshé se tomó el tiempo para reflotar los huesos de Yosef desde el fondo del Nilo para llevarlos a Israel. Milagrosamente, Moshé pudo recuperar los restos mortales de Yosef que fueron enterrados en la tierra de Israel (Shejem).

AGUA, CON SANGRE JUDÍA
La invasión nazi de Hungría en 1944 provocó la deportación y el asesinato en masa más «numerosa, rápido y eficaz” que conoció la humanidad. En solo ocho semanas, unos 424.000 judíos húngaros fueron deportados a Auschwitz-Birkenau. En el plazo de seis meses, más de medio millón de judíos, 565.000, fueron asesinados en estos y otros campos de concentración.
Los judíos que quedaron en Hungría no tuvieron mejor suerte. Entre diciembre de 1944 y enero de 1945, las fuerzas policiales húngaras conocidas como “Los flechas cruzadas” sacaron a miles de judíos de los guetos de Budapest y los asesinaron a sangre fría. Hombres, mujeres, ancianos y niños fueron ejecutados en la orilla del Danubio y sus cuerpos fueron arrojados al río. Antes de matarlos, las fuerzas policiales húngaras les hacían sacar sus zapatos, y les ataban sus manos con sus cordones, y así no podían escapar nadando. Los cuerpos de miles de judíos–se estima que no menos de 3.500; ¡aunque hay quienes hablan de 20.000!– yacen en el fondo de las turbias aguas del Danubio.
El 16 de abril de 2005 Hungría erigió un monumento en memoria de las víctimas de esos terribles asesinatos. Se llama “Shoes on the Danube Bank”, “Los zapatos en las orillas del río Danubio” (ver foto arriba).

LA VOZ QUE LLEGA DESDE EL LECHO DEL RÍO
Hace unos días, me emocioné mucho cuando leí en un periódico israelí que un grupo de buzos israelíes, voluntarios de ZAKA, la organización de Israel que se ocupa de rescatar cuerpos o restos mortales de judíos (soldados muertos en combate, víctimas de terrorismo, etc.) y darles su debida sepultura, se encontraba en Hungría para un proyecto de proporciones bíblicas: rescatar los huesos de los judíos asesinados allí en 1944-1945, y llevarlos a enterrar a la tierra de Israel. Ver aquí.

¡No pude contener mis lágrimas, y me fue imposible no conectar esta noticia con la historia de Yosef, relatada casualmente en la Parashá de esta semana!

Por lo que he leído en las últimas horas, el operativo no será fácil, y para reflotar esos restos mortales será necesario un milagro (algo que para los judíos ya es parte de nuestra realidad diaria) como el que experimentó Moshé para exhumar los huesos de Yosef.

Me enorgullece pertenecer a un pueblo tan sensible y dedicado. Que no solo responde al llamado de un hermano cuando necesita nuestra asistencia, sino que también es capaz de escuchar la inaudible voz de nuestros muertos — de Yosef, o de los judíos asesinados en Budapest— desde el fondo de un río, rescatarlos del olvido y llevar sus cuerpos “a casa”.

אשרי העם שככה לו אשרי העם שה’ אלקיו

 



VAYIJI: Del fratricidio a la hermandad

Este Shabbat terminaremos de leer el libro de Bereshit (Génesis). El primero de los cinco libros de la Torá incluye una fascinante historia, entre las lineas de la narrativa principal, que vale la pena analizar. Se trata de la historia de la fraternidad, la relación entre hermanos. A lo largo de Bereshit esta relación se va desarrollando, va evolucionando, desde el asesinato hasta la armonía.
DE LA HERMANDAD AL FRATRICIDIO
La historia de los primeros hermanos de la Torá, como ya sabemos, terminó muy mal. Abel ofreció un sacrificio a HaShem, en agradecimiento a todo lo que recibió del Creador. Abel ofreció lo mejor que tenía. Y su sacrifico fue aceptado. Cain, por el otro lado, se comportó con más avaricia y fue menos apreciativo. Su ofrenda a HaShem consistió en ofrecerle a HaShem lo que a él le sobraba. Y su sacrificio fue rechazado (Aclaremos por las dudas que el Todopoderoso “no necesita” las ofrendas humanas; es el hombre el que se beneficia con lo que le ofrece a Dios, ya que gracias a ese gesto de gratitud, aprende a valorar y a identificar de Quien le llega todo lo que tiene). Cuando Caín vio que su ofrenda no fue recibida, se deprimió. HaShem trató de hacerle entender a Cain su error. Y para evitar que repitiera el error de su padre Adam, la transferencia de culpa, le explicó lo que tenía que hacer, “halo im tetib, se’et“, “Si te esfuerzas más, tu sacrifico será aceptado”. Pero Cain no quizo escuchar. Y en lugar de reflexionar en lo que él había hecho mal, ¡se enojó con Abel!, como si su hermano tuviera la culpa de su propio fracaso. Su frustración personal se trasformó en una profundísima envidia que llevó a Cain a asesinar a su hermano Abel.
UNA RELACION DIFICIL
En las próximas generaciones, la relación entre hermanos no mejoró mucho. En realidad, en el libro de Bereshit la fraternidad parece la relación humana más difícil de mantener…. especialmente por el tema de la primogenitura. Ishmael envidió –y de acuerdo a los Sabios, intentó matar– a su hermano Itsjac. Las situación no mejoró con Ya’aqob y Esav, quienes se enfrentaron desde el vientre materno. Luego llegan los hijos de Ya’aqob, donde nuevamente encontramos conflictos parecidos. Celos, envidias y una nueva lamentable dimensión: “vaisneu oto”, “y los hermanos odiaban a Yosef”. Aquí la amenaza del fratricidio (=el asesinato entre hermanos) fue parte de un plan real, que HaShem providencialmente evitó.
YOSEF CIERRA EL CICLO
La semana pasada leímos como Yosef, luego de recrear un escenario en el cual sus hermanos tuvieron que optar una vez más por abandonar o proteger a uno de sus hermanos (Biniamin) está vez se rectificaron y actuaron diferente. Hicieron Teshubá y Tiqún (reparación), como lo explica Ramban. Yosef, por su lado, demostró el altruismo a su máximo nivel, donde no sólo no existieron reproches, sino que el perdón total: “No se sientan mal (=culpables). No fueron Ustedes quienes me enviaron aquí. Fue HaShem. Ustedes fueron parte de un plan Divino para evitar que mucha gente muriera de hambre.”.   Estas palabras de Yosef cambiaron para siempre el tema de la fraternidad, y llevaron a la conclusión del ciclo de celos, odio y competencia entre hermanos que desencadenó Cain. Las palabras de Yosef cicatrizaron las viejas heridas y abrieron la posibilidad de una nueva sana relación entre hermanos.
El altruismo de Yosef tuvo su efecto inmediato. Cuando Yaaqob llama a los hijos de Yosef, bendijo al menor antes que al mayor. Este acto podía haber abierto nuevamente el ciclo de celos, envidias y fratricidio entre Efraim y Menashé. Sin embargo, no escuchamos celos, reproches ni tensiones de parte de Menashé, el hermano primogénito que ahora quedó «en segundo lugar».    Bereshit comienza con un acto de fratricidio y termina con dos hermanos que viven en paz, armonisoamnte.
LA BENDICION A NUESTROS HIJOS
Cuando bendecimos a nuestros hijos, la costumbre es desearles que HaShem los bendiga como a Efraim y Menashe. ¿Por qué? ¿Por qué no los bendecimos como Abraham, Itsjac, Yaaqob, Yosef, o Yehuda? Una vez escuche que la razón es justamente porque por un lado queremos que nuestros hijos sean Tsadiqiim, rectos e íntegros hacia HaShem. Pero también queremos que sea buenos hermanos, como Efraim y Menashé. No solo que no se envidien, sino que aprendan a estar felices, uno por el éxito del otro.



SHEMOT: Argentina, campeón del mundo y la salida de Egipto

En el mundo académico judío se enseña Biblia, arqueología Bíblica e historia judía antigua. Pero hay un fenómeno del cual mucho no se habla: la relación “edipal” entre muchos académicos judíos y los textos judíos que enseñan. En esta relación, el texto (que representa a Su autor) es el padre que debe ser eliminado. La forma de eliminarlo es la mistificación de estos textos que se hace cuestionando su credibilidad y valor histórico. Esta actitud anti-texto, y digo esto con mucho dolor, es característica de la gran mayoría de profesores universitarios, con excepción de la universidad de Bar Ilán, y algunas otras universidades del mundo. A ojos de estos estudiosos, “el texto bíblico es falso hasta que se demuestre lo contrario”, algo que obviamente ninguno de ellos se preocupa por hacer. Y lo mismo ocurre con las “interpretaciones” que se les da a los descubrimientos arqueológicos, que siempre apuntan hacia el mismo lado: desmentir a la Torá. Las verdaderas razones de esta patética actitud hacia las fuentes judías no deben ser examinadas en la facultad de historia o arqueología, sino en el departamento de psicología. Parece ser parte de un auto-odio judío, una actitud autodestructiva que se manifiesta de varias maneras diferentes. Hoy quiero presentar —y desmentir– un par de famosos ejemplos de esta retórica académica.

Este Shabbat comenzaremos a leer el libro de Shemot, Éxodo. Y nos iremos acercando a la historia fundacional del pueblo judío: la salida de Egipto. Los judíos edipales afirman que la salida de Egipto no sucedió. Unos años atrás, un líder rabínico conservador, David Wolpe, que dirige una importante comunidad Sefaradí en Los Ángeles, California, hizo una famosa declaración ante su numerosa congregación en la festividad de Pésaj: “la salida de Egipto no es un hecho histórico: es un mito”, sentenció (ver aquí. https://www.latimes.com/archives/la-xpm-2001-apr-13-mn-50481-story.html).
Las implicancias de esta afirmación son tremendas: si la historia fundacional judía es falsa, la Torá no es un libro dictado por Dios, sino un texto mitológico, sin credibilidad ni relevancia. Si la Biblia no es un libro Divino, ¿por qué me tiene que importar lo que algunos escritores mitológicos escribieron 3500 años atrás?

Para negar el Éxodo, Wolpe se basó en las palabras del jefe del departamento de arqueología de la universidad de Tel Aviv, Israel Finkelstein, “los judíos no estuvieron en Egipto, el cautiverio no existió, el Éxodo nunca ocurrió”.¿Qué pruebas contundentes se utilizaron para desmentir el relato bíblico del éxodo de Egipto? ¿Cuáles son los argumentos que llevaron a esta y a otras personas a esa tremenda aseveración de tan largo alcance? “La ausencia de restos arqueológicos”, dijo Finkelstein. Si 2 o 3 millones de personas hubieran deambulado por el desierto por 40 años, tendríamos que encontrar, por ejemplo, vasijas de arcilla, de esa travesía. ¡Y no se encontró nada!

Hay dos elementos que hacen que este argumento sea académicamente insostenible. En primer lugar, en arqueología hay una regla de oro, que los profesores judíos edipales no parecen conocer: “Absence of evidence is not evidence of absence”, “que no se encuentre evidencia material sobre algo, no es suficiente evidencia de que eso no existió”. Es como descreer del descubrimiento de América porque no se encontraron los restos arqueológicos de la Pinta, la Niña y la Santa Maria. Pero hay un segundo argumento que todavía más sólido y definitivo.
Así escribe el profesor Elliot Friedman, de la universidad de NY:

“[Wolpe y otros] afirman que se ha rastreado el desierto de Sinaí y no se ha encontrado ninguna evidencia de la masa de millones de personas que la Biblia dice que estuvieron allí durante 40 años. Esa afirmación simplemente no es cierta. No ha habido muchas excavaciones importantes en el Sinaí, y ciertamente no se pudo haber rastreado lo suficiente … Descubrir objetos enterrados hace 3.200 años es una tarea imposible, especialmente en el desierto de Sinaí. Un colega israelí me contó entre risas que un vehículo que se había perdido en la guerra de Yom Kippur en 1973 fue descubierto recientemente bajo ¡16 metros de arena!. ¡En 40 años se acumularon 16 metros de arena! “ . Piensen cuántos kilómetros de arena hacia abajo tendrían que excavar para empezar a buscar algo.

Y aquí me pregunto otra vez: este simple problema, ¿no lo conoce o no lo tiene en cuenta alguien como David Wolpe? ¿O lo sabe e igual dice lo que dice porque asume que su audiencia no es lo suficientemente experta en arqueología o en la topografía del desierto de Sinaí? Sobre los motivos positivos de Finkelstein y otros arqueólogos israelíes ver nota aquí *.
Espero que ahora haya quedado más claro porque describí esta actitud anti-texto como “edipal”.

Hay un segundo argumento, también muy poco sólido, que trata de desmentir la salida de Egipto. El número de judíos que salieron de Egipto, de acuerdo a la Torá, fue de 603.550 hombres mayores de 20 años y sus respectivas familias. “Este número es imposible de aceptar” dicen los nihilistas. Y ¿por qué es imposible de aceptar?
Escuchemos a los expertos: “Alguien calculó hace mucho tiempo que si ese número de personas, [2 millones y medio] estuvieran marchando por el desierto … Entonces cuando los primeros llegaran al Sinaí, ¡la mitad de la gente todavía estaría en Egipto!”
Es decir, no se puede concebir que una masa humana de 2 millones de personas se desplace y movilice en un área que se extiende por 150 o 200 km.

Y la verdad es que nunca me puse a pensar en la falta de méritos de este argumento hasta que Argentina salió campeón del mundo y vi las fotos y los videos de la marea humana que se movilizaba por la 9 de Julio y la autopista Ricchieri. Había en esa zona, de unos 15 o 20 km  y relativamente estrecha, entre 3 y 5 millones de personas, según el diario que uno lea. ¡Y la verdad es que lo primero que me vino a la cabeza cuando vi esas fotos fue que—guardando las distancias entre los dos eventos— estaba presenciando las imágenes de un grupo humano que en su número era similar al del Éxodo de Egipto! Entendí lo que en ese entonces dijo el rey Balaq cuando desde lo alto de la montaña vio a las multitudes de Israel y declaró: hine jisa et ‘en haarets, es decir, “este pueblo es tan numeroso que ha cubierto la superficie de la tierra”, es decir, desde la montaña, Balaq no podía ver ni un tramo de terreno vacío. Como en la imagen de la marea humana en la 9 de julio el domingo 18 de Diciembre. .
Al ver esas imágenes visualicé por primera vez una imagen más real de la salida de Egipto, que a veces uno la piensa “en dibujos animados”, como una fantasía. Estas imágenes me ayudaron a comprender un poco mejor la magnitud épica de Yetsiat Mitsrayim y la increíble travesía de nuestro pueblo por 40 años en el desierto.

  • Bryant Wood, director de Associates for Biblical Research en Maryland, argumentó que la evidencia arqueológica encaja perfectamente bien si la historia se la ubica remonta a 1450 a.e.c. [que es la fecha que la Torá afirma que ocurrió el Éxodo].   Dijo que los indicios de destrucción en esa época en Hazor, Jericó y un sitio que está excavando que él cree que es la ciudad bíblica de Hai, respaldan los relatos de las conquistas de Josué.

    También citó la presencia documentada de esclavos “asiáticos” en Egipto que podrían haber sido israelitas, y dijo que no habrían dejado evidencia de su travesía porque eran nómadas [estaban en transito] sin cultura material [no construyeron casas, ni monumentos, y hasta el Templo que construyeron era desmontable] . Pero Wood dijo que no le autorizan publicar su investigación en revistas arqueológicas serias [por el tremendo prejuicio anti-bíblico prevalente en el mundo académico] .

    “Hay un claro prejuicio en contra de la Biblia”, dijo Wood.

    La visión revisionista de Herzog, Finkelstein y otros, ha sido atacada por varios motivos, desde la lógica defectuosa de su argumento hasta la agendas políticas pro-palestinas de estos académicos que tratan de negar la reivindicación territorial del estado de Israel.




SHEMOT: La historia de la envidia

Terminamos el libro de Bereshit, y esta semana comenzamos el libro de Shemot.  La historia es más o menos conocida. Bereshit cuenta cómo se formó la primera “familia” judía, bene Israel , mientras que el libro de Shemot nos cuenta cómo se formó el “pueblo” judío, am Israel.
La Torá no es un libro común. Entre las cosas que hacen que la Torá sea un libro único es que “detrás” de la trama principal se esconden sub-historias entretejidas con la trama principal, pero de alguna forma independientes de ella. Les cuento una. Hermandad vs.envidia.
La tensión entre hermanos ya se nota desde el comienzo, Cain y Abel. En este caso la envidia se genera por la atención Divina. HaShem aceptó el sacrificio de Abel y rechazó el de Cain. Y Cain, en lugar de esforzarse para hacerlo mejor como le sugirió su creador, decidió que era más fácil matar (literalmente!) a la competencia.
Veinte generaciones después, Yishma’el, de acuerdo al Midrash, trató de matar a su hermano Isaac, el favorito de Abraham.
Los hijos de Isaac, Ya’aqob y Esav, que eran mellizos, compiten desde el vientre materno por la primogenitura. Después de lo que sucedió con la bendición de Isaac, Esav amenaza de muerte a Ya’aqob. Al final hay una reconciliación, pero para que la fraternidad se mantenga, los hermanos, irónicamente, tienen que vivir separados.
El punto máximo de tensión entre hermanos llega con los hijos de Ya’aqob. Yosef, que goza del favor de su papá, despierta la envidia de sus hermanos. Y esta envidia se transforma en odio. Y este odio en planear el asesinato de Yosef. Al final, terminan vendiéndolo como esclavo, que era casi una sentencia de muerte, y lo dan por “desaparecido”.
Después de 20 años, los hermanos expresan su arrepentimiento por lo que hicieron y en un enorme acto de altruismo Yosef los perdona. Y así, aparentemente, se cierra el capítulo de envidia y resentimiento entre hermanos que comenzó con los primeros habitantes de la tierra.
Pero Bereshit aún no terminó. Y la historia de la hermandad continúa. Pero ahora va en ascenso. Los últimos hermanos mencionados en Bereshit son los hijos de Yosef: Efraim y Menashé. Por primera vez es el abuelo y no el padre el que les otorga la primogenitura y decide a quién le corresponde. Ya’aqob los bendice “poniendo a Efraim, el menor, antes que al mayor, Menashé”.
Y cuando parece que las heridas se van a volver a abrir, y que Menashé va a amenazar, matar o vender a Efraim… nada de eso sucede. Menashé, a pesar de tener razones para envidiar a su hermano, que ahora es más o tiene más que él, vive en paz con él. Por primera vez el amor entre hermanos superó el poder de la envidia. Menashé pasa con éxito la prueba de la envidia fraternal y así termina el libro de Bereshit (digamos de paso que por esta razón bendecimos a nuestros hijos con la bendición de Efraim y Menashé. Para desearles que aparte de buenos hijos, sean también buenos hermanos).
Ahora comienza el otro libro, Shemot. Que también tiene sub-historias entretejidas con la historia principal. La historia principal cuenta que Moshé es asignado como el enviado de HaShem para rescatar a Israel del cautiverio. Moshé pide ayuda para su misión y HaShem le envía como asistente a … ¡su hermano Aharón! Esto es un gran problema potencial Aharón es el hermano mayor. Y según las normas de esos días Aharón debería ser el líder de la familia, para lo que fuera necesario…. Ahora en cambio, Aharón va a ser el asistente de Moshé, su sombra…
Ahora todos sospechamos que la envidia se va a sobreponer a la hermandad.  Los más optimistas pueden suponer que Aharón no se va a enfadar. Y que siguiendo los pasos de Menashé, controlará su envidia.
Pero la Torá nos tiene reservada una sorpresa, muy hermosa.
La reacción de Aharón no tenía precedentes y nos demuestra lo mejor del ser humano. Aharón no sólo que no envidia la posición de Moshé. Aharón se alegra por Moshé!   וראך ושמח בליבו, “Y cuando Aharón te vea, se alegrará en su corazón”.
El libro de Bereshit comenzó con el fratricidio: un hermano matando al otro. Y progresó hasta llegar a la harmonía fraternal ¿Qué podría ser más elevado que la aceptación del éxito del otro? Aharón cambia la historia de la rivalidad entre hermanos en 180 grados. Y nos regaló una de las lecciones más hermosas de la vida. Alegrarse por el éxito de un hermano. Aprender a estar felices de la felicidad del otro.
Shabbat Shalom!



SHEMOT: Los judíos y los cambios de gobierno

וַיָּקָם מֶלֶךְ חָדָשׁ עַל מִצְרָיִם אֲשֶׁר לֹא יָדַע אֶת יוֹסֵף

«Y un nuevo Faraón surgió en Egipto, que no reconocía a Yosef »

  Exodo 1:8

CAMBIA, TODO CAMBIA

La Torá no es moderna; es eterna. Y como tal, las historias que se relatan en la Torá nunca pierden su relevancia y su actualidad. Hoy vamos a analizar un poco en profundidad, un versículo del libro de Shemot, Exodo, en el cual se describe un cambio de gobierno en Egipto. Un fenómeno político interno, no relacionado con los judíos, pero que desencadenó la persecución, el asesinato de niños y la esclavitud de los judíos. Anteriormente hablamos de cómo los hijos de Israel se prepararon para evitar la asimilación en Egipto a través de la educación, la vida en comunidad y una limitada interacción socio-cultural con el entorno egipcio (ver aquí). El plan funcionó bien, y los judíos vivieron muy holgadamente en Egipto. Pero con el correr del tiempo, tal como ocurrió innumerables veces en el pasado, los cambios politicos en el lugar de residencia de los judíos afectaron directa o indirectamente a los judíos. En el caso de Egipto, como ocurrió en la España de Isabel o en la Alemania del Tercer Reich, las consecuencias de estos cambios internos fueron devastadoras.

UNA NUEVA POLITICA DE ESTADO

Uno de los Sabios del Talmud sugirió que el cambio político en Egipto fue en realidad un cambio de la política del mismo Faraón, que ahora, por alguna razón, se ensañó contra los judíos, y en un enorme despliegue de desagradecimiento, decidió ignorar las contribuciones de Yosef a la monarquía egipcia. Algo parecido sucedió con Isabel la católica en la España de finales del siglo XV, cuando una vez recuperado el sur de España, Isabel decidió que era hora de expulsar a los judíos de su reino, Castilla y Aragón, para tener un país completamente católico. Al igual que el Faraón, Isabel decidió ignorar las contribuciones de los judíos a España, que no eran pocas. Piensen en Lorenzo Badoz, el médico personal de la reina, que la ayudó a dar a luz y salvó su vida varias veces. O Rabbi Abraham Zacuto, cuyas invenciones en el campo de la astronomía y navegación fueron vitales para que Colón llegara a América. O Don Isaac Abarbanel, y su enorme contribución a las finanzas de España, que permitieron la reconquista de Granada en 1492.

UNA NUEVA DINASTIA 

Otros Sabios sugirieron que las palabras bíblicas «un nuevo monarca surgió en Egipto» se refieren a un cambio más radical. Normalmente, los hijos o familiares de los monarcas reinaban en su lugar. Solo cuando esto no ocurría y el nuevo rey pertenecía a otra familia, hablamos de una dinastía diferente. En nuestros días, esto se podría comparar a cuando el partido politico de la oposición llega a la presidencia. En los Estado Unidos, por ejemplo, suele pasar que demócratas y republicanos gobiernan alternativamente cada 4 u 8 años. Y cuando el partido de la oposición recupera el poder hay -entre otras cosas- un «reseteo» de las relaciones diplomáticas de ese gobierno con aliados y enemigos. Así, por ejemplo, la relación que Estados Unidos tenía con el estado de Israel en los tiempos del presidente demócrata Barack Obama –muy tensa– cambió radicalmente cuando el candidato republicano Donald Trump asumió la presidencia. Algo parecido tuvo que haber ocurrido en Egipto cuando el Faraón de una nueva dinastía tomó el poder: la relación con los judíos — posiblemente aliados del gobierno anterior–ahora tenía que cambiar. El nuevo rey, por lo tanto, elige no reconocer a Yosef como un héroe egipcio, sino como un traidor.

EL REY NO HA MUERTO ¡VIVA EL REY!

¿Por qué los Sabios sugirieron que este nuevo rey no era simplemente el sucesor, o el hijo, del rey anterior? Porque cuando el hijo reemplaza al padre el texto bíblico dice: «Y el Rey A murió , y su hijo B reinó en su lugar». Lo que en este versículo llama la atención es que el texto dice que «surgió» un nuevo Faraón y no menciona que el Faraón anterior murió. Esta omisión -que por tratarse de la Torá no podemos atribuirla a la casualidad o a la distracción- nos da a entender que el cambio de gobierno en Egipto fue «dramático». Un golpe de estado. O según el historiador judío Flavio Josefo (ver aquí) algo más dramático todavía.Josefo sugirió la Torá se está refiriendo -brevemente, como de costumbre- a una dramática revolución: la reconquista de Egipto. Me explico. Los Hicsos, un pueblo semita, invadieron Egipto en el siglo 16 aec y esclavizaron a la población egipcia durante mucho tiempo. Si Yosef, sus hermanos y sus hijos se establecieron en Egipto durante ese periodo histórico, y convivieron amigablemente con los Hicsos, ahora, luego de 100 años de ser gobernados por el invasor, cuando el Faraón Amosis derrota a los Hicsos y estableció la decimoctava dinastía, los judíos no van a ser sus amigos favoritos.

LAS VUELTAS Y REVUELTAS DEL PODER

De haber sucedido de esta manera, los judíos ahora eran mal vistos no a pesar de haber ayudado a Egipto, cuando Egipto estaba gobernado por los Hicsos, sino por haber ayudado a Egipto cuando los Hicsos estaban en el gobierno. Si esto fue lo que ocurrió, propondría una nueva traducción -no muy alejada de lo literal por cierto- para la segunda parte de nuestro versículo, es decir, para las palabras que describen la animosidad del nuevo Faraón hacia los judíos. En lugar de traducir asher lo yada et Yosef como que el Faraón no reconocía o no apreciaba a Yosef, deberíamos entender que el nuevo monarca egipcio «despreciaba» a Yosef; no lo quería, porque lo consideraba el amigo de sus enemigos. Este nuevo Faraón que despreciaba a Yosef, tampoco apreciaba a sus descendientes. Y los judíos, como sucedió (y sucede, especialmente fuera de Medinat Israel) se encontraron de pronto en el lado incorrecto de la historia. 
Acto seguido, lo inevitable sucedió. El Faraón se propuso implementar «la solución final». 

Continuará….




Los comienzos del antisemitismo: LA DEMONIZACION

Durante los dos últimos días escribimos acerca de los orígenes del antisemitismo y demostramos que estos se remontan hasta el antiguo Egipto. El proceder anti-judío del Faraón, explicábamos, no se relacionaba directamente con algo que los hijos de Israel habían hecho mal.  Las causas de antagonismo del Faraón hacia los judíos tenía que ver con una nueva situación política: su oposición al gobierno anterior, que era amistoso con los judíos, especialmente en consideración Yosef. Esta es la increíble paradoja que surge de lo que explica la Torá en esta Parashá: los judíos siempre fuimos muy leales al gobierno de turno. De esta manera,  por ejemplo, cuando el hijo del previo rey sucedía a su padre, los judíos eran respetados por el nuevo monarca, por la lealtad demostrada hacia su padre. Pero si el previo rey no era sucedido por su hijo, su hermano menor o alguien de su elección, sino que era destronado o derrocado por la oposición, los judíos ahora deberían pagar por su lealtad al gobierno anterior.
Ahora bien: ¿cómo hace el nuevo rey egipcio para poner a su pueblo, a las masas, en contra de sus nuevos enemigos políticos, los judíos? Es aquí donde encontramos lo que llamamos los orígenes de la propaganda antisemita. El Faraón desarrolla un discurso que, tanto en su forma como en su contenido contiene todos los ingredientes de un discurso antisemita.  En la Parsahat Ki-Tabó la Torá se refiere sucintamente, con una sola palabra,  a un elemento clave en el antisemitismo. Nos dice que los egipcios, antes de castigarnos con trabajos forzados, nos dañaron vayare’uotanu  (וירעו אותנו המצרים ויענונו).  Esta sofisticada palabra hebreavayare’u  se suele traducir por «nos dañaron»o «nos hicieron mal».  Pero hay otra posible lectura, sin forzar la delicada semántica de este término. En lugar de traducir «nos hicieron mal», este versículo nos está diciendo algo más profundo: los egipcios «nos hicieron malos», es decir, «nos hicieron ver mal» o «nos demonizaron». Hablaron mal de nosotros y nos acusaron falsamente, para luego justificar perseguirnos, matarnos, destruirnos, etc.  El Faraón nos demonizó al sugerir que los judíos en Egipto se enriquecieron robando a los egipcios, o que por ser un pueblo separado, los judíos practicábamos una dudosa lealtad.
La demonización de los judíos fue, y lamentablemente sigue siendo, el primer paso del proceder antisemita. Durante siglos los judíos fuimos culpados de los más horrendos y ridículos crímenes: envenenar pozos de agua,  matar dioses, matar niños para comer su sangre, etc.  Algunas de estas acusaciones, increíblemente, se siguen propagando hasta el día de hoy (ver por ejemplo aquí). La «demonización» de los judíos fue, es y seguirá siendo, un pre requisito para perseguir y culpar  a los judíos. Hoy, lamentablemente,  lo sabemos tan bien como ayer…
El Faraón continuó su discurso inflamatorio:
הבה נתחכמה לו: «Los judíos son astutos, seamos más astutos que ellos«. Los judíos tenían fama de ser inteligentes, estudiosos. El Faraón no lo niega. Pero en su discurso antisemita el faraón «demoniza» la inteligencia y la presenta como un tipo de «astucia» maligna que lleva a la traición.
ונוסף גם הוא על שונאניו ונלחם בנו ועלה מן הארץ
El discurso del Faraón es el típico discurso demagógico de un dictador. Nótese que el Faraón NO se dirige a su corte, a su congreso o a su gabinete. Le habla directamente al pueblo (por cadena nacional:).
El Faraón termina su discurso con la más popular, infundada y dañina acusación antisemita.   «Los judíos nos van a traicionar, se unirán a nuestros enemigos y se llevarán nuestras riquezas.» El Faraón siembra el miedo en la población y como muchos otros tiranos utiliza la característica esencial del pueblo judío, su unión, para demonizarlo. La mayor fortaleza del pueblo judío es usada por el antisemita como su mayor punto de vulnerabilidad.   Así, aunque sea mentira, no hay nada más creíble que acusar de deslealtad a un pueblo que resiste la asimilación….
Así como HaShem nos ayudó y nos rescató de Mitsrayim de manos del Faraón, también nos liberará de las manos de todos aquellos que se levanten para destruirnos. 



VAYIGGASH: La prueba de hermandad

Diciembre, 2017
“Si puedes conservar tu cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te cubren de reproches” 
Rudyard Kipling .
CREANDO UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Los hermanos no sabían que el hombre más poderoso de Egipto, era en realidad Yosef. Y que el hijo favorito de Jacob estaba reconstruyendo un escenario lo más parecido posible al que él y sus hermanos habían vivido más de 20 años atrás, cuando decidieron traicionar a Yosef y terminar con su vida. En ese entonces ninguno intercedió por él. Ahora, todo estaba listo para repetir «la prueba de la hermandad». Los hermanos podían caer en el mismo error e injusticia y abandonar a Binyamín. O podían hacer algo por él y redimirse. Esta vez los hijos de Ya’aqob actuaron de manera correcta. Los hermanos se jugaron por Binyamín y sin saberlo, repararon frente al mismo  Yosef el error que en el pasado habían cometido contra él.
Pero quiero concentrarme por un rato en la valiente actitud de Yehudá. En el proceso acusatorio, que aunque con una intención noble era deliberadamente teatral, Yehudá  decidió dar la cara y defender su inocencia y la de sus hermanos. Se enfrentó frente a frente al segundo hombre más poderoso de Egipto (y probablemente del mundo entero!) presentando su argumento más sólido: la verdad.  Rechazó ser víctima del “bully” y se negó a pagar por un crimen que no había cometido.
NIKKI HALEY, ISRAEL y YEHUDA
Ayer hubo una votación en las Naciones Unidas. Nunca antes un país, Israel, fue condenado por decidir cuál es su capital. Y nunca antes un país, Estados Unidos, fue condenado por decidir dónde quiere establecer su embajada. Pero ayer, en una acción sin precedentes, 128 países condenaron la decisión del presidente Trump de trasladar la embajada norteamericana a Jerusalem….
Lo más agradable de una jornada bochornosa,  que fue el discurso de la embajadora norteamericana para las Naciones Unidas Nikki Haley, quien no sólo defendió apasionadamente la decisión del presidente Trump, sino que también acusó a sus acusadores, y dijo esto sobre Israel:
«A menudo me he preguntado por qué, ante tanta hostilidad [Israel es el país más condenado por la ONU: 86% de todas las condenas de la ONU son contra Israel. En 2012, por ejemplo, Israel fue condenado 22 veces y el resto del mundo, solo 4 veces. Y.B.] Israel ha elegido permanecer como miembro de esta institución…. Israel ha elegido permanecer en esta institución porque es importante defenderse. Israel debe defender su propia supervivencia como nación; pero también defiende los ideales de libertad y dignidad humana que se supone que son los valores que defienden las Naciones Unidas».
La presencia de Israel en las Naciones Unidas, no debe ser tomada por sobrentendida. Un país permanentemente atacado y condenado, generalmente por más del 98% de las naciones del mundo ¿por cuánto tiempo puede tolerar tanta humillación? Solo alguien con el coraje y la valentía que demostró Yehudá, no se deja intimidar por la injusticia, y el constante “bullying”, aunque este venga desde la poderosa voz de 128 países (generalmente muchos más!). Israel, como Yehudá, se comporta con una increíble valentía porque sabe que tiene razón.
LA PRUEBA DE HERMANDAD
Para los profetas de Israel la humanidad es una gran familia de naciones. E Israel, es la ajot quetaná, la hermanita menor.  La votación de ayer fue una “reparación” de la estrecha relación (¿hermandad?) de Israel con los Estados Unidos, que no siempre nos defendió… Fue un enorme gesto de amistad de parte de Guatemala y Honduras, y de otros 6 países que votaron en contra de la resolución. Y fue un pequeño pero importante gesto de Argentina, Colombia, Paraguay, República Dominicana, Panamá y México, entre otros, que se abstuvieron de votar.
Otros países del mundo, y no me refiero a los países árabes cuyo voto ya estaba anunciado, sino a los países de Europa como: Inglaterra, Francia y Alemania, y a países como Chile, Uruguay o Brasil, no pasaron el test de la justicia y repitieron su error apoyando una vez más ese tipo de cínicas condenas.
¿Cambiará esto en el futuro?
Espero que B»H sí.
Mientras tanto, la hermanita menor va a tener que seguir defendiéndose con la ayuda de Bore Olam, su Protector; con la alentadora asistencia de algunos de sus hermanos (que cada vez suman más!) y con su argumento más sólido: la verdad.



VAYERA: Abraham y el oportunismo positivo

HACER EL BIEN SIN MIRAR A QUIEN
Esta Parashá nos invita a conocer algunos detalles de la personalidad de Abraham Abinu. Ya cerca de sus 100 años de edad,¿A que dedica su vida Abraham? ¿En qué invierte su valioso tiempo este hombre que descubrió a Dios? Abraham, nos cuenta la Torá esta semana, está sentado en su carpa buscando con su mirada gente que necesite ayuda.

La historia de los 3 huéspedes de Abraham la conocemos, pero quizás no llegamos a absorber su enorme magnitud. Permítanme explicarme: Abraham levanta sus ojos y ve a 3 extranjeros, gente totalmente desconocida para él, y que aparentemente no tenían nada de especial. La Torá los describe como caminantes –que era un signo de pobreza–y no como viajeros comerciantes montados en sus burros o camellos. Abraham obviamente vio esto, pero lejos de desanimarlo, el hecho que estas personas eran (o parecían) humildes era la oportunidad que Abraham estaba esperando. Abraham –que por lo que nos describe la Torá tenía casa, comida, ganado, trabajadores, hacienda, etc.– vivía una vida holgada en cuanto a lo material. Al ver a estos hombres se pone de pie y los invita a hospedarse en su tienda, desinteresadamente.

Abraham estaba en la puerta de su tienda literalmente a la espera de una oportunidad para ayudar a los demás. La conducta de Abraham es completamente anormal.

OPORTUNISMO, PERO AL REVES
Cuando una persona está a la espera de un extraño, de alguien a quien jamás ha visto antes y ni siquiera conoce su nombre, podemos asumir que sus intenciones no son buenas. Generalmente los extranjeros son víctimas de embaucadores o estafadores que los engañan, roban y abusan sin temor a represalias. Los estafadores están a la espera de este tipo de oportunidades, o las fabrican, para encontrar alguien débil, humilde e indefenso. Son las víctimas perfectas porque no se pueden defender.
La misma palabra “oportunismo”, se utiliza siempre de manera negativa. Cuando decimos que alguien es un oportunista, en español o en inglés, nos referimos a una persona indecente que busca la oportunidad de abusar, robar o engañar.

El oportunismo de Abraham es completamente diferente. Abraham estaba pendiente de alguien que necesitara ayuda. Piensen los lectores si alguna vez han conocido a alguien como Abraham Abinu. Alguien que esté a la salida de un supermercado esperando la oportunidad de ayudar desinteresadamente a las personas que necesiten ayuda para llevar sus compras a su auto, o algo así. ¿Existen individuos así? ¿Ángeles humanos que dedican su tiempo a “esperar proactivamente la oportunidad de poder ayudar desinteresadamente a los humildes y necesitados» y ni siquiera reclaman crédito por su ayuda.

¿CUANTAS VECES ABRAHAM RECIBIO HUESPEDES?
Otro detalle importante es que Abraham es proactivo en su generosidad, no se queda esperando en la puerta de su casa a que alguien venga a pedir su ayuda. Los caminantes ni siquiera se aproximaron a la casa de Abraham. Fue él quien se puso de pie, “corrió” (literalmente) al encuentro de los caminantes y les ofreció agua, comida y sombra. La Torá nos cuenta que esta historia en particular porque al final estos hombres que eran mensajeros Divinos, le anuncian a Abraham que Sara daría a luz a su hijo, pero debemos entender que esta acción de Abraham no era la excepción sino la regla. Abraham dedicaba su vida a este preceder. Si bien no está escrito explícitamente en la Torá, los Sabios dan cuenta de múltiples veces que Abraham invitaba a extranjeros a su casa y agregan por ejemplo, que cuando al terminar de comer los huéspedes querían agradecerle a Abraham, él les decía” No me tienen que agradecer a mí, sino al Creador, que nos ha proveído esta comida» (nebarej sheajalnu misheLo). Abraham es de otro planeta.

Nuestros Sabios dice que nosotros, los descendientes de Abraham Abinu, hemos heredado de el esta virtud. Los Sabios afirman que los judíos poseemos tres características hereditarias transmitidas por nuestros ancestros. Tan fuerte (e importante) es esta carga genética que aquel judío que no posee estas tres virtudes puede que no sea en realidad judío: la primera de estas características es la de Guemilut Jasadim, la inclinación de los judíos a asistir a los demás, ayudar a quien lo necesiten, desinteresadamente.




NOAJ: Estudiar y observar la Torá sin ser judío

Escrito el 1ero de Noviembre de 2022

¿QUIÉN QUIERE SER JUDÍO?

Creo que una de las mayores contribuciones del Rab Benamozegh al judaísmo moderno fue su actitud hacia la conversión al judaísmo. En ese entonces, de mediados a fines del siglo XIX, no había muchos no-judíos interesados en convertirse al judaísmo. Todo lo contrario, muchos judíos Europeos se bautizaban para ser aceptados en la sociedad cristiana. Ser judío no acarreaba ningún privilegio. No existía un Estado de Israel que acogiera y protegiera a los judíos, como existe hoy. En Europa ser judío era también muy peligroso. Recordemos que entre 1881 y 1905 hubo más de 200 pogroms en Kiev, Varsovia, Odessa y decenas de miles de judíos fueron masacrados. Sin embargo siempre existieron casos individuales de gentiles –este era, y sigue siendo, el caso de personas estudiosas de la Biblia –que entendían que el judaísmo es la “religión original”: el primero, único y último pacto de un pueblo con Dios. Y estos individuos estuvieron dispuestos a tomar la impopular y peligrosa decisión de convertirse a la religión de Moshé.

LA BÚSQUEDA DE AVERROES

Uno de los casos más célebres de este deseo de convertirse al judaísmo fue Aime Palliere. Nacido en Lyon, Francia en 1868, Palliere se crió en el seno de una familia católica muy devota, y desde una temprana edad demostró una gran inclinación por la religión. Primero se interesó por el catolicismo y luego por el protestantismo. Pero sus inquisitivos estudios, sus dudas acerca de la doctrina de la trinidad (1 Dios=3 dioses?) y una visita a la Sinagoga de Lyon en Yom Kippur lo inspiraron a querer convertirse al judaísmo. Y así fue como decidió comunicarse, primero por correo, con el Rabino Eliyahu Benamozegh. Palliere eventualmente viajó a Livorno, Italia, y se encontró con el ya anciano Rab Benamozegh en persona y le manifiesto su voluntad de convertirse. Pero el Rabino Benamozegh, fiel a la tradición no-misionera del Judaísmo, lo disuadió de la idea de la conversión. Y le explicó que si un individuo no-judío cree en la verdad de la Torá y su deseo es hacer la voluntad de Dios, basta con que cumpla las siete Mitsvot de Bené Noaj, esto es, “Siete Preceptos Universales”.  El Rab Benamozegh que conocía muy bien otras religiones, le explicó al joven Palliere que observando estas Siete Leyes un no-judío obtiene lo que se llama en otras confesiones «su salvación” (lo que en hebreo es jayé haolam habbá, la vida en el mundo por venir).

LA MISION DE BENE NOAJ

Para el joven Palliere las palabras del Rab Benamozegh tuvieron mucho sentido. Palliere, por un lado, descreía de las religiones que pretendían “reemplazar al judaísmo” (cristianismo e islam), como si el judaísmo original, el de los 5 libros de Moshé, ya hubiera desaparecido. Por el otro lado, estaba profundamente apegado a su madre, a sus parientes y a sus amigos ¿Cómo podría él separarse de todos ellos convirtiéndose al judaísmo? Los argumentos del Rab Benamozegh, que de acuerdo a la ley de Moisés, cuando una persona no-judía desea hacer la voluntad del Dios de Israel no tiene la necesidad de convertirse sino de adoptar la “alianza”, el “pacto” de Dios con Noaj y sus siete leyes, tenía absoluto sentido, en términos prácticos y filosóficos. Es decir: él podía seguir siendo no judío, pero estaría cumpliendo con la voluntad del Dios de la Biblia, el Dios de israel.

EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

Palliere nunca había oído hablar de una religión que ofreciera “la salvación” a aquellos que no formaban parte de ella. En otras religiones NO se concibe este tipo de alternativas. En el cristianismo, por ejemplo, para alcanzar “la salvación” uno necesariamente tiene que convertirse por completo a esa religión. Palliere se dio cuenta de que solo la fe judía poseía la amplitud de criterio y la convicción como para ofrecer esa alternativa. El rabino Benamozegh le dijo también que el futuro de la raza humana está en esta fórmula: la observancia de los preceptos Noájicos. «Si te convences de esto [y lo promueves], serás mucho más valioso para Israel que si te conviertes a la religión de Israel. Ya que te transformarás en un instrumento de la Divina Providencia para toda la humanidad.” La simple solución que aportó el rab Benamozegh es extremadamente importante. Especialmente en nuestros tiempos donde tantos individuos no-judíos descubren la verdad del judaísmo. Y que la Biblia no tiene sentido sin un «protagonismo judío» por decirlo de alguna manera. Muchos estudiosos ven hoy que a pesar de los enormes esfuerzos que han hecho otras religiones durante siglos para eliminar al judaísmo y a los judíos con el FIN DE JUSTIFICAR ASI SU TEOLOGIA DE REEMPLAZO, el pacto bíblico original ¡nunca ha sido reemplazado! Y que los judíos hemos pagado con nuestras vidas (persecuciones, pogroms y holocaustos) para mantener esta verdad. Aime Palliere se convirtió así en un «Ben Noaj», un observante no judío de la Torá.

Dedicado al diputado argentino Javier Milei.

Amigo de Israel y estudioso de la Torá.

Yosef Bitton




KI TETSE: La Torá y los derechos humanos.

ואחר כן תבוא אליה…ולקחת לך לאשה
 
 

CRÍMENES DE GUERRA

A lo largo de la historia de la humanidad, los líderes militares de todos los pueblos de la tierra motivaban a sus guerreros a conquistar al enemigo, alentándolos con la promesa de obtener el tentador botín de guerra: dinero, despojos… y las mujeres del enemigo. Este era el botín que le correspondía al victorioso, y un gran aliciente para pelear con más valor y adrenalina. Las mujeres capturadas eran tratadas como objetos, a voluntad del soldado. Las pobres víctimas, después de ser abusadas, eran asesinadas o, en el mejor de los casos, vendidas como esclavas. El asalto sexual en tiempos de guerra no es un tema del pasado. En este artículo con el sorprendente título  «Desafiando a una tradición que goza de impunidad»  podemos leer acerca de la prevalencia y la tolerancia de las violaciones en tiempos de guerra, incluso en pleno siglo XX.

LA TORA ES DIFERENTE

En la Parashá de esta semana, vemos que la Torá demanda del soldado judío una conducta excepcional, completamente distinta al soldado gentil. Una actitud de respeto hacia el enemigo que no tiene precedentes ni paralelos en los anales de la historia, probablemente hasta bien avanzado el siglo XX. Para marcar más este punto, recordemos, por ejemplo, los terribles abusos a mujeres en la invasión de Japón a Nanjing, China, en 1937; o el comportamiento de los soldados rusos en Alemania, o incluso en pleno siglo XXI los abusos inhumanos del ejército de ISIS hacia las mujeres Yazidis (ver aquí ).

La Torá, con un increíble y quizás poco apreciado sentido de la anticipación por los derechos humanos, comienza la Parashá de esta semana refiriéndose a «los derechos de la mujer» prisionera de guerra. La Torá establece que el soldado judío no podía cohabitar con la prisionera, y si la desea tenía la obligación de casarse con ella (algo que la Torá, de esta sugestiva manera, desaconseja). De acuerdo con la ley judía, los prisioneros de guerra o ‘eved kenaaní, eran convertidos automáticamente al judaísmo, lo cual les daba una mayor protección de sus derechos. Si el soldado judío se casaba con ella, debía permitirle guardar luto por su familia, dejando crecer sus uñas y rapando su cabello (siguiendo las costumbres de las civilizaciones gentiles en los tiempos bíblicos). Recién después de que pasara ese período de duelo, la podía desposar. Y una vez casados, no podía tratarla a ella ni a sus hijos como una esposa de segunda categoría, ni hacerla trabajar como una sirvienta. Todas estas “regulaciones” pasaban por la mente del soldado a la hora de encontrarse en el campo de batalla con una mujer cautiva y obviamente  cierta manera lo hacía reflexionar acerca de las consecuencias «legales» a largo plazo que esta acción implicaba. Por un lado era una forma de entrenar al soldado judío a controlar sus impulsos, aún en el caos de la guerra y     Y la idea, obviamente, era que todas estas regulaciones legales a futuro lograran disuadir al soldado judío de tomar a esta mujer indefensa, sabiendo que si se dejaba llevar por su impulso, tendría que hacerse cargo de las consecuencias de su accionar.

Es extraordinario el entrenamiento mental que la Torá demanda de un hombre judío, y es especialmente admirable que estas demandas se establezcan en el área sexual y en el campo de batalla, y con respecto al trato al enemigo, donde por lo general rige un estado de anarquía psicológica, donde cualquier abuso del soldado hacia el enemigo puede encontrar su justificación en la revancha, odio natural o enemistad u odio natural hacia el enemigo. 

Por otro lado estas leyes protegían los derechos  de las mujeres del enemigo de abuso sexual. NO EXISTE NINGUN PRECEDENTE DE ESTE TIPO DE LEYES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DEL ENEMIGO EN NINGÚN PUEBLO DE LA ANTIGÜEDAD. Al enemgio se lo trataba como un objeto a disponer para ser abusado, torturado,   vendido o asesinado. 

El asalto sexual en tiempos de guerra no es un tema del pasado. En este artículo con el sorprendente título «Desafiando a una tradición que goza de impunidad» podemos leer acerca de la prevalencia y la «tolerancia» de las violaciones en tiempos de guerra, incluso en pleno siglo XX.

LA TORA ES DIFERENTE
En la Parashá de esta semana vemos que la Torá demanda del soldado judío una conducta excepcional, completamente distinta al soldado gentil. Una actitud de respeto hacia el enemigo que no tiene precedentes ni paralelos en los anales de la historia, probablemente hasta bien avanzado el siglo XX. Recordemos, por ejemplo, los temendos abuoss en la invasión de Japón a Nanjing, China, en 1937; o el comportamiento de los soldados rusos en Alemania, o incluso en pleno siglo XXI los abusos inhumanos del ejéricto de ISIS hacia las mujeres Yazidis (ver aquí https://globaljusticecenter.net/files/CounterTerrorismTalkingPoints.4.7.2016.pdf). La Torá, con un increíble y quizás poco apreciado sentido de la anticipación por los derechos humanos, se refiere en la Parashá de esta semana a «los derechos de la mujer» prisionera de guerra. La Torá establece que si el soldado judío quisiera estar íntimamente con esa mujer, tenía la obligación de casarse con ella (algo que la Torá, de esta sugestiva manera, desaconseja). De acuerdo a la ley judía estos prisioneros de guerra o ‘ebed kenaaní, eran convertidos automáticamente al judaísmo, lo cual les daba una mayor protecieon de sus derechos.  Si el soldado judío se casaba con ella debía permitirle guardar luto por su familia, dejando crecer sus uñas y rapando su cabello (siguiendo las costumbres de las civilizaciones gentiles en los tiempos bíblicos) y recién después de que pasara ese periodo de duelo la podía desposar. Una vez casados, no podía tratarla a ella o a sus hijos como una esposa de segunda categoría, o hacerla trabajar como una sirvienta. Todas estas “regulaciones” pasaban por la cabeza del soldado a la hora de encontrarse con una mujer cauitva que lo ataría y en cierta manera lo hacían reflexionar si realmente le convenía dejarse llevar por su impulso “ahora” y tener que pasar por todo ese proceso después«.  La idea, obviamente, era que todas estas regulaciones legales a futuro lograsen disuadir al soldado judío de tomar a esta mujer indefensa, sabiendo que si se deja llevar por su impulso tendría que hacerse cargo de las consecuencias de su accionar.

Es extraordinario el entrenamiento mental que la Torá demanda de un hombre judío, y es especialmene admirable que estas demandas se establezcan en el area sexual, y en el campo de batalla y con respecto al trato al enemigo, donde por lo general rige un estado de anarquía psicologica, donde cualquier abuso del soladado hacia el enemigo puede encontrar su justificaieon.  no la disciplina .

LA POSTERGACIÓN EN LA LUCHA POR LA VIDA

Hay algo más que los comentaruats biblicos no pasan por alto.  La Torá —atenta al estado psicológico de un soldado vencedor frente a una mujer atractiva e indefensa en el campo enemigo, donde la adrenalina fácilmente se combina con la testosterona— no le dice al soldado «no puedes estar con esa mujer» y punto. Primero, porque un simple «no» en estas circunstancias extremas podría ser demasiado pedir y terminar quizás en los resultados no deseados: abuso y violación. La Torá diseñó una estrategia para que el soldado piense y reflexione» y no se deje llevar por su impulso en plena guerra. Este «mecanismo mental » que la Torá diseñó es la postergación. Rashí explica que esta lección bíblica va más allá del caso específico de un soldado en el campo de batalla. La Torá nos esta enseñado una estrategia para enfrentar al yetser hara: los impulsos básicos, los instintos hormonales o los deseos físicos cuando son inoportunos. En lugar de decirle NO, la Torá le dice al soldado: SI, pero ahora NO. La postergación de la gratificación es un conocido instrumento psicológico que educa al individuo y lo entrena para controlar sus impulsos y madurar.

UN DULCE YA, O DOS UN POCO MAS TARDE

El experimento del marshmallow,  (malvavisco, una golosina grande y esponjosa), en 1972, fue un estudio sobre la “gratificación postergada” .  Fue dirigido por el psicólogo Walter Mischel, profesor de la Universidad de Stanford. En este estudio, se le ofreció a un niño la posibilidad de elegir entre una recompensa pequeña,  pero inmediata, un solo marshmallow  ahora; o dos recompensas pequeñas, 2 marshmallows, si esperaba un período de tiempo. Una vez que le explica esto al niño, el investigador sale de la habitación durante unos 10 minutos y luego regresa con el segundo dulce en la mano que se lo da aquel que resistió la tentación de la gratificación inmediata . En estudios de seguimiento, los investigadores encontraron que los niños que podían esperar más tiempo y controlar el impulso de comerse el marshmallow YA tendían a tener mejores resultados en la vida de jóvenes y adultos, según lo medido por las puntuaciones en los exámenes de graduación (SAT), logros educativos, índice de masa corporal (peso) y otras temas que demandan «la postergación de la gratificación en el presente» para obtener una mayor gratificación en el futuro

SI NO AHORA… ¿CUÁNDO?

Pero la postergación es también un arma de doble filos. Retrasar un proyecto bueno y saludable, que sabemos es necesario para mejorar nuestra vida, suele ser una de las trampas psicológicas más comunes que nos ponemos a nosotros mismos. Por ejemplo, cuando necesitamos perder peso,  y sabemos que tenemos que seguir una dieta estricta, muchas veces en lugar de decirnos a nosotros mismos: «No lo voy a hacer», «Renuncio a tener una buena salud» –un argumento que nuestro sentido común y nuestra culpa no toleraría– usamos la estrategia psicológica de la postergación, pero al revés: retrasamos la dieta de una semana a la otra. De esta manera, nuestra culpa está acallada y porque «hemos resuelto hacerla» y el tiempo traerea el olvido… .

En el área de nuestra superación espiritual, la postergación también es una trampa mortal. Durante el mes de Elul, Y cuanto más nos acercamos a Rosh HaShana y Yom Kippur, nos comprometemos con nosotros mismos a adoptar nuevos hábitos, y decidimos hacer algunas mejoras importantes en nuestra vida judía. Por ejemplo: «Este año me dedicaré una hora cada mañana a estudiar Torá; a leer este libro tan bueno que tanto me han recomendado» . Pero luego, cuando encontramos que este proyecto es un poco difícil, lo suspendemos ¡Pero sin renunciar al mismo por completo! Nos decimos a nosotros mismos que en realidad no nos vamos a dar por vencidos. Solo estamos retrasando este proyecto hasta que encontremos un mejor momento. Nos convencemos de que en este momento, estamos muy ocupados, los negocios muy demandantes, etc. y que cuando las cosas mejoren y estén más tranquilas, lo volvemos a empezar. La trampa está en que no renunciamos a la idea por completo… al procrastinar, es decir, retrasar este proyecto hacia el futuro, hacemos que sea más fácil para nosotros abandonarlo y :«dejarlo morir por postergación» . ¡El lado destructivo de nuestra imaginación — el yester hara como lo define Maimónides— nos tendió una trampa psicológica y nos convertimos en víctimas de viejo síndrome de procrastinación.

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Venciendo la postergación

 

¿Cuántas veces nos hemos reprochado el no haber hecho o comenzado antes, tareas que sabíamos eran importantes y teníamos que hacer? ¿Cuántas veces hemos estado molestos con nosotros mismos, porque a causa de nuestra pereza ahora tenemos que hacer las cosas apurados a último momento y con un estrés que nos hace doler el estómago o nos hace sentir que quisiéramos llorar? Pues esa dejadez, por la que casi inadvertidamente vamos dejando las cosas cada vez más atrás en nuestra agenda, tiene un nombre, se llama procrastinación. La procrastinación es la evasión de hacer tareas o actividades que necesitan ser atendidas.

La procrastinación es en definitiva un gran límite para alcanzar aquellos objetivos que deseamos en la vida, desde darnos un momento para aquel pasatiempo que tanto nos gusta, hasta objetivos más importantes relacionados con el área laboral o la familia. El postergar es en sí un engaño a nosotros mismos que en definitiva termina siendo una agresión. Ello se debe a que nos fallamos no tomando en la práctica medidas para alcanzar aquellas cosas que tanto deseamos y con las que habíamos estado soñando. Todo lo cual, redunda en una pérdida de la propia confianza y en dudas acerca de las propias capacidades.

Más allá del falso alivio que pueda generarnos en un primer momento, el posponer interminablemente, implica un gran desgaste que puede según vaya progresando la situación, llevar a sentir culpa, una gran angustia o incluso a la depresión.

Por lo general, tendemos más a postergar aquellas cosas que nosotros mismos decimos que queremos hacer, que aquellas que otras personas nos ordenan que hagamos.

¿Qué causa la procrastinación?

Uno de las actitudes que más barreras nos pone para actuar es la autocrítica desmedida, ya sea por errores cometidos o por miedo a cometerlos. Esta humillación hacia uno mismo al pensar que no somos lo suficientemente buenos, que no tenemos la suficiente capacidad como para realizar la tarea (aún teniendo en la realidad los conocimientos para hacerla), según la gravedad del caso, puede conducir a la depresión, pero lo que siempre conlleva es sin dudas, sentirnos inferiores a los demás.

Al tener pensamientos de este tipo, no estamos centrando la atención en lo que realmente hacemos, sino en lo que tememos piensen los otros. Por lo cual, al momento de ser protagonistas del cambio es necesario que focalicemos esa energía en nuestra participación activa en la situación. Será así cómo lograremos aprender de los resultados, ya sean éstos positivos o negativos, siempre van a implicar un proceso de aprendizaje.

Un elemento que suele ir de la mano con la autocrítica exagerada, es el fijar objetivos irracionalmente perfectos. Cuando nos imaginamos que esa meta que queremos alcanzar es completamente espléndida, generalmente a corto o mediano plazo, nos encontramos ante una frustración difícil de tolerar cuando la realidad nos demuestra que las cosas no son perfectas.

El pensar que tenemos el deber de hacer todo sin el más mínimo error, o de lo contrario no valemos, produce una presión junto con una gran inversión de energía psico – física en comenzar actividades nuevas mientras se desatienden otras importantes ya iniciadas.

El postergar por temor a fallar, sólo contribuye a seguir aumentando el temor. Entrando así, en un círculo vicioso donde, con ideas irracionales, pensamos que luego vamos a estar en mejores condiciones para hacer las cosas bien intentando así llegar a la excelencia. En realidad, cada vez nos vamos dejando menos tiempo para hacer lo mejor posible la tarea. Incluso, el temor puede ser tal, que hasta se posponga realizar cosas básicas y sencillas para empezar la actividad, como reunir la bibliografía para preparar ese examen que tenemos que dar, o hacer un esquema de ideas antes de redactar ese trabajo que tenemos que hacer, o tomarnos quince minutos para caminar en esa jornada menos sedentaria que nos prometimos que íbamos a tener.

Otra posible causa, son las dificultades en la concentración, exceptuando los puntos anteriores que también pueden afectar la concentración, esta dificultad muchas veces se debe al menos en gran parte, a condiciones propias del ambiente donde se va a realizar la actividad.

¿Cómo puedo mejorar la situación?

Para avanzar hacia las metas importantes que queremos alcanzar en nuestras vidas, es preciso comprender que en el camino nos encontraremos con algunas frustraciones, de las cuales podremos aprender para seguir adelante. Ya que si no admitimos esta realidad, el no haber hecho nada para lograr aquello que tanto queríamos nos implicará una frustración mucho mayor. Por tanto, la aceptación de la posibilidad de encontrarnos con dificultades es una actitud acertada que nos pone en un camino real hacia lo que queremos.

Una actitud muy usual cuando estamos procrastinando, y que solemos tomar con naturalidad, es priorizar las cosas urgentes en vez de las importantes. Lo primero que hay que hacer para intervenir en este aspecto, es distinguir bien cuáles son las cosas importantes para nosotros, ya sean por ejemplo, dedicarle más tiempo a la familia, empezar una dieta o estudiar un tema sobre el que queremos saber. Escribir todo eso en un papel para ponerlo en claro puede ser de más ayuda de lo que parece.

Los asuntos urgentes a veces efectivamente requieren atención en el momento mismo, pero otras tantas, somos nosotros quienes les damos a ciertas cosas el carácter de urgente para evadirnos de aquellas importantes ya sea por falta de confianza o incluso porque no nos atraiga mucho realizarlas más allá de su importancia. Algo muy útil aquí, es establecernos una cantidad de días específica para hacer la actividad, pautando desde el principio cuántos días por semana y horas por día vamos a dedicarle.

Una vez que tienes un panorama más claro de lo que es importante para ti, uno de los primeros pasos para ayudarte es modificar el ambiente en el que estás, de modo tal de convertirlo en un factor favorable para el trabajo. Por ejemplo, intentar estudiar en una habitación ruidosa a muchas personas les afecta notoriamente su capacidad de concentración, o bien, redactar un trabajo importante en un escritorio caótico, desbordante de papeles y otros objetos tiende a aumentar nuestra ansiedad, mientras que si el escritorio está ordenado ese ambiente de trabajo nos ayuda a mantener una sensación de mayor tranquilidad y control.

Proponerse dividir la tarea y realizarla por partes, en especial si se trata de algo que lleve mucho tiempo, es una buena opción para adoptar una actitud activa sin sobrecargarnos y sentirnos demasiado cansados. Esto último sería muy contraproducente, ya que en próximas ocasiones podría aumentar nuestra resistencia a llevar a cabo la actividad, o bien hacerla a último momento cuando las circunstancias nos obliguen a ello, lo cual suele generar un monto de estrés que hubiese podido evitarse. Al decidir tomar esta estrategia e ir avanzando paso a paso, verás cómo si escribiste una lista, ésta se irá acortando y si vas tachando cada cosa que vayas realizando, ese será un efecto visual que te dará mayor tranquilidad, ya que es como una suerte de demostración de que estás haciendo algo.

Muchas veces las acciones a realizar no están relacionadas con los objetivos importantes que nos trazamos, pero sí son cosas que debemos atender cuanto antes y que además no nos resultan muy agradables. En esos casos, usualmente la mejor opción es llevar a cabo la actividad en cuanto nos acordamos o sabemos que tenemos que hacerla.

Si se trata de algo que nos interesa mucho ya sea a corto, mediano o largo plazo, la mejor manera de combatir la postergación es empezando ahora mismo a hacer algo sobre el tema, aunque sea dedicándole un rato en el día. No demorarás en notar que te sentirás mucho mejor contigo mismo, al probarte con hechos que efectivamente puedes dirigirte hacia lo que quieres. Para reforzar esta conducta y consolidarla como hábito, aumentando las probabilidades de que se repita, inmediatamente que termines al menos por el momento, con lo relacionado con tu tarea, haz alguna cosa que te guste como escuchar música, descansar un momento, navegar por Internet o lo que sea que te resulte placentero.

La idea es asociar la realización de lo que debes hacer (incluso si se trata de algo que no te gusta como en el punto anterior), con algo que te distienda y te guste.

Enfoca tu mente en los pasos que estás dando para lograrlo, no te dejes llevar por dudas en cuanto a tus habilidades para conseguirlo, sólo focalízate en lo que estás haciendo hoy, aquí y ahora en dirección a ello.

Asimismo, otra actitud efectiva en este sentido, es concentrarnos en todas las cosas positivas que nos va a traer el hacer aquello que estamos dejando para después. De esta forma, quitamos la energía psíquica de los aspectos que nos resultan negativos, poniendo el énfasis en predisponernos para la acción.

Los consejos aquí mencionados te ayudarán a llevar mejor tus actividades y a hacer que lo único que dejes para después sea la procrastinación. No obstante, eres tú la única persona que puede decidir hacer que las cosas cambien




EQEB: ¿Qué es lo que más quiere mi nieto Nissim?

והיה אם שמוע תשמעו
¿Debemos observar la Torá y sus preceptos esperando a cambio una recompensa material?
La Perashá de esta semana parece responder afirmativamente a esta pregunta. La segunda parte del Shemá Israel comienza prometiendo prosperidad como recompensa por el cumplimiento de los preceptos divinos והיה אם שמוע תשמעו “Si ustedes obedecen Mis mandamientos… Yo les concederé lluvia en sus tierras…”.
Aparentemente la Torá propone un sistema de premios,o  millage , por nuestro buen proceder. Y los preceptos son un medio para alcanzar el nirvana judío: ¡abundancia, prosperidad y salud para todos! .
Para Maimónides, por ejemplo, esta es una visión superficial y parcial del ideal bíblico, aunque deliberada.
Veamos.
En Hiljot Talmud Torá Maimónides nos dice que es muy difícil explicarle a un niño la verdadera importancia de estudiar Torá. A un pequeño de 7 u 8 años le sería imposible entender los beneficios “abstractos” de cumplir los mandamientos. Apreciar lo que significa acercarnos a Dios, conocerlo mejor aprendiendo y obedeciendo Su voluntad o vivir una vida basada en Sus principios, etc. Para que un niño quiera estudiar Torá, todas estas ideas altruistas no serán relevantes. Al niño debemos ofrecerle algún estimulo concreto. Algo material que pueda disfrutar de manera concreta. Un premio, que vaya progresando según la edad y su madurez: dulces, juguetes, festejos, honores, etc. Maimónides concluye su exposición con las palabras de los Sabios del Talmud: En los comienzos del proceso educativo, uno debe motivar a su hijo a que estudie Torá o cumpla las Mitsvot “condicionalmente”, ofreciéndole una recompensa material, ya que eventualmente, al madurar, el hijo llegará a la conclusión de que las Mitsvot hay que cumplirlas “incondicionalmente”. Con mis propias palabras: cuando uno madura se da cuenta que las Mitsvot son para su propio bien. “Me hacen bien”, aunque no siempre vengan con premios incluidos.
La recompensa material que promete la Torá es necesaria para la etapa más inmadura de la vida intelectual (o espiritual) de un individuo judío. Para la etapa en la cual lo único que nos puede motivar a cumplir con la Torá es la conveniencia. Cuando uno aún no tiene la madurez necesaria para comprender que el mayor beneficio de las Mitsvot es mi conexión con Dios, algo que solamente se puede apreciar –o desear– una vez que alcanzamos un nivel de “amor a Dios”.
Para muchos Rabinos esta es la diferencia entre la primera y la segunda parte del Shemá Israel. La primera parte del Shemá representa el ideal más alto. Y por eso es que habla exclusivamente del “amor a Dios”. Y en la primera parte del Shemá, predeciblemente, no se menciona ninguna recompensa. Amar a Dios significa buscar y disfrutar Su cercanía.
Para entender esta profunda idea un poco mejor recurriremos a David haMelej y a mi nieto Nissim. En Tehilim 131 el rey David habló de su amor por HaShem y dijo: כְּ֭גָמֻל עֲלֵ֣י אִמּ֑וֹ. Mi alma tiene una dependencia emocional de Dios, que solo se puede comparar con la dependencia de un bebé con su madre. Nissim, mi nietito de 1 año, es una ilustración perfecta de este pasuq. Para Nissim no hay absolutamente nada material que lo haga más feliz que estar con su mamá. Cuando mamá está con él, Nissim está en la gloria. Y NO NECESITA NADA MAS. Pero cuando mamá tiene que salir, para Nissim no hay golosina, juego o juguete que lo pueda poner contento o incluso distraer. Si mamá no está cerca, Nissim es inconsolable.
Cuando somos lo suficientemente maduros para apreciar la proximidad de HaShem, explica Maimónides, la recompensa “es” estudiar Torá y cumplir con las mitsvot: es decir, disfrutar de una constante conexión con HaShem. Y cuando esto sucede, la recompensa material prometida por la Torá adquiere un significado completamente distinto. La abundancia, la prosperidad, la salud y la paz “facilitan” nuestro acercamiento a Dios.
Las bendiciones materiales nos permiten dedicarnos a la Tora y disfrutar la Divina Presencia con mínimas distracciones. Al tener nuestras necesidades cubiertas, podemos dedicarnos plenamente a nuestro objetivo principal.
Finalmente, y para cerrar el círculo, la recompensa en el Mundo Venidero también incluye el mismo tipo de placer. El premio reservado para las personas justas en el Mundo Venidero es la cercanía de la Presencia Divina, como Nissim con su mamá.



BALAK: Palabras que hieren. Palabras que curan.

LA PERASHÁ DE LA SEMANA Y NUESTROS HIJOS

por Rabanit Coty Bitton

GUERRA DE PALABRAS
Balak, el rey de Moab, se siente amenazado por la presencia de Israel cerca de su tierra.   Él sabe que las armas convencionales no serán suficientes para combatir a este pueblo que cuenta con la ayuda de Dios. Balak decide entonces utilizar una estrategia más sofisticada. Contrata a Bil’am, un hechicero famoso por el poder de sus palabras. Bil’am puede pronunciar maleficios y palabras mágicas que supuestamente destruirá al enemigo. Nada más adecuado para derrotar a este pueblo que poderes no convencionales.    HaShem interviene y no le permite a Bil’am maldecir a Israel. Por el contrario, Bil’am se ve forzado a alabar y pronunciar bendiciones para Israel . Algunas de estas bendiciones son tan hermosas que las hemos incorporado a nuestras Tefilot diarias.  Como vemos, las palabras son muy poderosas. El ser humano fue dotado con la increíble habilidad del lenguaje.   Este regalo Divino nos permite comunicarnos unos con otros y expresar nuestras ideas, pensamientos y sentimientos.
HABLAR DE LOS DEMAS
Pero controlar nuestras palabras es una gran responsabilidad. El habla de una persona refleja su nivel intelectual y espiritual. Un individuo educado y refinado no usará las malas palabras y del lenguaje negativo o agresivo. Tenemos un gran número de Mitsvot en la Torá que nos advierte sobre el dolor que las palabras negativas pueden causar a los demás. Como padres debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos para enseñar a nuestros hijos a mantenerse alejados del uso de un lenguaje tóxico. Por ejemplo, si escucho a mi hija hablar con sus amigas negativamente acerca de otra amiga, debo recordarle la prohibición del  Lashón haRá y los efectos destructivos de este terrible hábito. Obviamente, el proceso de enseñanza más poderoso sucederá cuando mis hijos observen que mi marido y yo, en nuestras conversaciones, nunca hacemos comentarios negativos sobre otras personas.
MALAS Y BUENAS PALABRAS
Pero no todo es cuidarnos de hablar mal. También hay que aprender a usar las buenas palabras. El discurso positivo es muy pero muy poderoso.  Pero hay gente que no sabe elogiar: solo criticar o atacar. El rey de Moab, y Bil’am son quizás el mejor ejemplo.  Balak tenía miedo de Israel y contrató a Bil’am para que maldijera al ejército judío, lo debilitara y así en la batalla lo podría vencer. La pregunta por el millón es:  Si Balak pensaba que Bil’am tenía superpoderes, y que con sus palabras podía afectar al ejército judío, ¿por qué no le pidió que bendijera a su propio ejército? ¿Por qué en lugar de maldecir a Israel no le pidió a Bil’am que bendijera a su pueblo Moab? Aparentemente,  Balak solo podía pensar en maldecir… Hay muchas personas que no pueden bendecir o elogiar: solo pueden criticar….
PALABRAS QUE SUBEN LA AUTOESTIMA
Nosotros, los judíos, somos diferentes. Cuando rezamos por Medinat Israel, por ejemplo,  lo primero que le pedimos a Dios es que bendiga a nuestros soldados, no que maldiga al enemigo. La Torá nos enseña que las buenas palabras, las bendiciones, los elogios, tienen un enorme poder que afecta positivamente a los demás. Cuando alguien está mal, se encuentra triste o deprimido, las palabras de apoyo de un amigo le dan ánimo, levantan su espíritu, lo curan. Lo mismo pasa con las palabras de agradecimiento y de reconocimiento hacia el esfuerzo que hacen los demás: con palabras positivas ayudamos a que los demás se sientan bien consigo mismos.  Hacer este tipo de Jesed con el prójimo ¡es tan sencillo! Como dice la Torá: כי קרוב אליך הדבר מאוד… Cumplir con la Torá es muy accesible. La posibilidad [de hacer el bien] «está en tu boca y en tu corazón» . ¡Con muy pocas palabras podemos hacer mucho bien!
¡DEJA YA DE JUGAR CON LA PELOTA!
Nuevamente, debemos enseñar a nuestros hijos con nuestro ejemplo. Así como los regañamos cuando hacen algo mal, debemos aprender a elogiarlos cuando hacen algo bien. El poder del elogio es increíble. ¡Y hay que utilizarlo en su máxima potencia!. Generalmente, a la hora de  corregir comportamientos negativos de nuestros hijos, solemos criticarlos. Cuando hacen algo mal, allí está mama o papá listos para regañarlos. ¿Pero, qué sucede cuando hacen algo bien? ¿Nos acordamos de elogiarlos?  Si nuestros hijos solamente reciben críticas, aunque sean justificadas, es muy posible que se sientan inadecuados o torpes. Y que a la larga sufran de baja autoestima. También es muy posible que en el futuro nos imiten y se conviertan en «criticones» de los demás. ¿Es eso lo que queremos para los seres que más amamos?  Debemos aprender a encontrar un balance entre la crítica constructiva, que como padres tenemos que ejercer, y el elogio: las palabras de aliento y reconocimiento a nuestros hijos, que los va a nutrir de autoestima y los va a convertir en personas de bien, que utilizan un lenguaje positivo hacia los demás.
SHABBAT SHALOM