MIQUETZ: Tener presente a Dios, también cuando nos va bien
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וכל אשר הוא עושה ה’ מצליח בידו
YOSEF, EL CAPATAZ
Yosef fue vendido por sus hermanos y fue llevado al mercado de esclavos en Egipto, donde Potifar, un ministro de la corte de Faraón, lo adquirió. En la casa de Potifar, Yosef se destacó por su gran trabajo. Su amo se dio cuenta de que el esclavo que había adquirido era un genio en la administración y también inspiraba confianza. Potifar dejó todos sus bienes y su hacienda, probablemente cientos de personas, en manos de Yosef. Aparentemente, Yosef había encontrado su destino final; aunque estaba lejos de su familia, al menos estaba en una posición privilegiada. Ser ascendido a «manager» era el último sueño, la utopía, de cualquier esclavo. Sin embargo, todo comenzó a empeorar para Yosef. La esposa de Potifar lo provocó, pero Yosef no sucumbió y rechazó sus avances con sutileza pero con firmeza. Trató de razonar con la mujer y le explicó que lo que ella quería hacer era un gran pecado contra su esposo y, sobre todo, contra Dios. «¿Cómo podría yo hacer algo tan malo y pecar contra Dios?» (Gén. 39:9). Pero la esposa de Potifar no tomó bien el rechazo de Yosef: ¡se sintió ofendida de que un hombre, un esclavo bajo su mando, la haya rechazado! Y acusó falsamente a Yosef de abuso sexual. Potifar, creo, no le creyó a su esposa. Si le hubiera creído hubiese matado a Yosef en el acto. Por el otro lado, no podía ignorarla ya que afectaría el honor de su familia. Por lo tanto, decidió enviar a Yosef a un calabozo.
YOSEF, DENTRO Y FUERA DE LA PRISIÓN
La situación de Yosef era ahora desesperada. La sentencia era por vida. Yosef pasó de ser un gerente exitoso y con privilegios, al nivel más bajo que podía llegar un ser humano en Egipto: «un esclavo condenado a prisión». En Egipto, el valor de la vida de un esclavo era probablemente menor que el de un caballo o un perro. ¿Qué se puede decir entonces del insignificante valor de un esclavo en prisión? Sin embargo, gracias a su personalidad y carácter, Yosef también se ganó la confianza del jefe de la prisión, quien, al igual que Potifar, dejó la administración de la cárcel en manos de Yosef.
Yosef cuidó a dos prisioneros VIP, ministros del faraón. Ambos tuvieron sueños muy extraños. Y Yosef, que sabía mucho de sueños, le aseguró a uno de los dos ministros, el encargado de lo que bebía del Faraón –la persona de confianza que se aseguraba de que las bebidas que le llegaban al monarca egipcio no estuvieran envenenadas– que sería liberado y restituido a la corte. Yosef aprovechó esta circunstancia fortuita y le pidió al ministro que se acordara de él, y como pago por haber interpretado positivamente su sueño, le rogó que le dijera al Faraón que lo liberara de la prisión, ¡ya que era inocente!
UN FINAL FELIZ
Pero a medida que pasaban los días o las semanas, Yosef se dio cuenta de que su esperanza era una fantasía. El ministro del Faraón se olvidó de Yosef y conscientemente lo borró de su memoria. Porque, naturalmente, lo último que hubiera querido el ministro era recordarle a su jefe, que le había dado una segunda oportunidad, sus días en la cárcel. Un día, sin embargo, el Faraón tuvo un sueño inquietante y nadie pudo interpretarlo. En ese momento, el ministro, sabiendo que ahora no estaba «pidiendo» sino «haciendo» un favor al Faraón, le informó que había un joven hebreo en la cárcel que sabía interpretar los sueños. Yosef fue llevado al palacio y luego, como todos sabemos, se convirtió en la mano derecha del Faraón, lo que le permitió encontrar a sus hermanos y eventualmente reconciliarse con ellos.
¿QUÉ HUBIERA PASADO SI…?
Una de las grandes lecciones de vida que nos enseña la historia de Yosef es que a menudo queremos que algo suceda AHORA. Oramos y suplicamos desesperadamente a HaShem para lograrlo… y al final, puede ser que NO suceda. Pero después de un tiempo, miramos nuestras vidas hacia atrás y quizás nos demos cuenta de que GRACIAS A DIOS, ¡LO QUE QUERÍAMOS QUE SUCEDIERA NO SUCEDIÓ! Y que ahora tenemos una mejor oportunidad, estamos en una mejor posición, etc.
Yosef deseaba desesperadamente que el ministro del Faraón ejerciera toda su influencia para sacarlo de prisión. Supongo que Yosef debió haber esperado con impaciencia día y noche a que alguien viniera a sacarlo de la cárcel en nombre del ministro de Faraón. Pero imagínese por un segundo si eso hubiera sucedido: Yosef estaría ahora fuera de la cárcel, sin dinero, sin familia y con el historial de un ex-convicto. No hubiese podido llegar muy lejos… Hubiera terminado como esclavo por segunda vez. Y en el mejor de los casos, habría culminado su carrera siendo un buen capataz en la hacienda de algún poderoso funcionario egipcio …
LA PACIENCIA COMO FORMA DE FE
Yosef aprende ¡y nos enseña! que la paciencia es parte integral de nuestra Emuná o fe. Porque muchas veces, las cosas que nos pasan o no nos pasan son al final para nuestro propio bien. Todas las experiencias negativas que vivió Yosef al principio lo hicieron bajar cada vez más, hasta el punto de la desesperación. Pero cuando Yosef toca fondo, inesperadamente, y sin que Yosef haya soñado con tal escenario, la vida de Yosef mejora meteoricamente.
No todos tenemos el mismo privilegio que Yosef. No siempre es posible ver una excelente resolución final para todos nuestros problemas en la vida. Sin embargo, esta lección es muy importante. Prácticamente todos los días escucho de alguien que no consiguió el trabajo que tanto deseaba o que fracasó en una cita potencial (Shidduj) o en un negocio. Uno puede sentir en ese momento que Dios lo ha abandonado. Pero luego, escucho a mucha gente decir: «¡Gracias a Dios que no sucedió lo que yo tanto deseaba que sucediera! Hubiera sido un gran problema, o al final pude conseguir algo mejor… Ahora me doy cuenta de que, al no acceder a mis plegarias, Dios me protegió de un terrible error negocio/trabajo/shidduj, etc.
Esta es una actitud importantísima que una persona de fe debe cultivar en su vida. Saber que (y «actuar estratégicamente como si…» ) cuando lo que le pido a Dios en mis rezos no sucede, en última instancia, es porque algo mejor podría estar esperándome a la vuelta de la esquina.
VAYISHLAJ: Israel y sus guerras desproporcionadas
LAS NACIONES, UNIDAS CONTRA ISRAEL
La mayoría de las naciones del mundo critican y demonizan sistemáticamente a Israel cuando Israel se defiende de ataques terroristas. Y cuando el crimen de los enemigos de Israel es tan grande que ya no pueden justificar el llamado a la pasividad de Israel, utilizan uno de sus argumentos favoritos: “Israel debe defenderse en proporción al crimen al que fue sometido”. Este aberrante argumento que las naciones del mundo sólo utilizan en su permanente vocación de deslegitimar y demonizar a Israel es una invitación al enemigo a continuar con su agresión. Israel, por supuesto, no puede escuchar estos reclamos de las naciones que, aunque no lo digan abiertamente, desean fervientemente la desaparición del Estado judío.
Quiero presentar un episodio histórico (un crimen y la reacción ante ese crimen) del que nos habla la Parashá Vayishlaj de esta semana en el capítulo 34 del Génesis. Veamos qué lección podemos aprender de esta historia.
LA PELIGROSA INOCENCIA DE DINA
Jacob y sus hijos finalmente se restablecen en la tierra de Israel. Están cerca de la ciudad de Siquem. Un día, Dina, la única hija de Yaakob y hermana de doce niños, visita el pueblo vecino para intentar conocer a las chicas locales. Es joven y ha salido sola sin la protección de sus valientes hermanos. Dina, equivocadamente, no tiene miedo, porque fue criada en un lugar seguro para una mujer: la casa de Yaakob. Ella no es consciente del comportamiento de los hombres en esos lugares. El error de Dina, como les ha ocurrido a muchas víctimas decentes de crímenes, fue proyectar sus valores morales en personas sin moral. Y es por eso que terminó en sus viciosas manos.
El nombre del atacante era Shejem (se llamaba como su pueblo). Era el hijo del rey Hamor. Este príncipe, a quien efectivamente no le faltaba nada, vio a la joven judía Dina, “la tomó por la fuerza, la sometió y la violó”. Y tras violarla, se obsesionó con Dina y la secuestró.
La familia de Jacob se entera de lo que está pasando. Los hijos de Israel “están tristes y enojados” por la abominación cometida por este pueblo. Mientras tanto, el joven titulado le pide a su padre que “le consiga a esta chica como esposa” (קַח לִי אֶת הַיַּלְדָּה הַזֹּאת לְאִשָּׁה). El rey Hamor ofrece dinero a la familia de Jacob para quedarse con Dina: “Ustedes fijan el valor de la dote”, les dice, “y yo os la pagaré”. Pero los hijos de Jacob tienen un plan diferente. Engañan al rey con palabras que él entiende: “Estamos dispuestos a unirnos a tu pueblo en matrimonio y comercio. Pero con una condición: primero, estar circuncidados”. Los habitantes de Shejem, pensando en los beneficios futuros, se someten a una circuncisión masiva.
EL PODER DE LA DISUASIÓN
Al tercer día después de la circuncisión, que es cuando el dolor es más evidente, Shimón y Leví, hermanos de padre y madre de Dina, realizan una operación militar de rescate: atacan la ciudad, que era incapaz de defenderse y matan a todos los hombres. , destruyen la ciudad y finalmente rescatan a su hermana Dina del cautiverio.
La reacción de los hijos de Jacob no fue proporcional al crimen que sufrieron. Jacob objetó lo que hicieron sus hijos (sigo en esta explicación la opinión del rabino David Qimji) y les dijo: “¡Me estáis destruyendo! Me has puesto en peligro delante de todas las naciones de esta región ya que ahora se van a unir entre sí, atacarnos y eliminarnos a mí y a toda mi familia”. Ya’akob, explica el rabino Quimchi, temía la posible reacción violenta de sus vecinos, que eran mucho más numerosos que su familia y podían fácilmente atacarlo y destruirlo. Sus hijos, quienes, según el rabino Qimchi, mostraron más coraje que Jacob, dijeron a su padre: «¿Vamos a permitir que traten a nuestra hermana como a una prostituta?»
¿QUIÉN TENÍA RAZÓN?
El capítulo anterior termina sin un veredicto final de la Torá sobre este argumento: ¿hicieron lo correcto los hermanos al atacar desproporcionadamente a los habitantes de Shejem?
Para encontrar un veredicto indirecto pero inequívoco, debemos seguir leyendo el siguiente capítulo, el 35.
La familia de Jacob se prepara para abandonar el lugar. Cuando levantan el campamento y están a punto de partir, saben que es un momento de extrema vulnerabilidad. Sería natural que sus enemigos los atacaran entonces. Jacob lo sabe. Hay tensión en el aire. El versículo 5 lo dice todo en una palabra, «VAYISAU». “Y comenzaron su viaje”. Luego, hay casi un punto final (atnach), creando suspenso y expectativa sobre lo que hará el enemigo a continuación. Luego, la Torá dice con su habitual economía de palabras: “Pero las naciones de la región estaban poseídas por un temor ‘divino’ (sobrenatural) y no persiguieron a la familia de Jacob”.
La reacción desproporcionada de Shimón y Leví tuvo el efecto deseado: persuadió a las naciones de la región de que estos judíos eran impredecibles y no era prudente meterse con ellos. La Torá emitió así su veredicto: una respuesta proporcional podría haber puesto en peligro a Jacob. La respuesta desproporcionada de Shimon y Levi creó un elemento disuasorio para todo el vecindario hostil.
SHIMON LEVI Y EL EJÉRCITO DE ISRAEL
Como mencioné en ocasiones anteriores, la historia actual del pueblo judío, especialmente desde 1948, es como un déjà vu bíblico: se siente que ya hemos vivido experiencias similares que están grabadas en nuestra memoria genética bíblica. Vemos cómo el patrón de comportamiento de nuestros enemigos (violencia, indignación, secuestro) se repite exponencialmente. Pero quizás también podamos aprender de los acontecimientos bíblicos un par de cosas sobre la respuesta adecuada a la masacre shoática del pasado 7 de octubre: Israel no tiene que reaccionar proporcionalmente a la masacre. Israel debe responder de una manera no proporcionada que impida que Hamás u otros enemigos de Israel repitan este crimen. Israel debe reaccionar de una manera que cree un «disuasivo sobrenatural entre nuestros implacables enemigos». No hay otra manera.
Mi amigo Mordejai Kedar ya lo dijo: los funcionarios libaneses advirtieron a Hezbollah que no se metiera con Israel cuando vieron la destrucción de la ciudad de Gaza. ¡No quieren que Beirut se parezca a Gaza! Y las palabras que usaron fueron: «Israel se volvió loco. Los israelíes están peligrosamente locos». La respuesta no proporcional disuadió al enemigo y le hizo pensar dos veces antes de atacarnos. Si Israel no destruye a Hamás, si no aprende una lección completamente humillante, corre el riesgo de ser atacado por Hamás y nuestros demás vecinos.
Israel, al igual que los hijos de Jacob, no sólo tiene que ser el tipo más musculoso en el vecindario de Medio Oriente sino también el más impredecible si es atacado. La no proporcionalidad de la respuesta al ataque del enemigo es la estrategia existencial para el futuro del Estado judío.
AMOR A LA MUERTE
Hay una razón adicional por la que Israel no puede defenderse proporcionalmente contra un enemigo como Hamás. Es un tema muy delicado, incomprendido por la mayor parte del mundo y del que Hamas abusa cínicamente como material de propaganda. Tiene que ver con la total asimetría moral entre judaísmo y yihadismo respecto al valor de la vida.
Este tema, absolutamente fundamental para comprender las fenomenales vulnerabilidades de Israel, fue formulado magistralmente por el periodista estadounidense Charles Krauthammer, fallecido hace unos años. Escribió las siguientes palabras en enero de 2009, cuando Israel luchaba contra Hamás en respuesta a una serie de ataques suicidas y al asesinato de tres jóvenes israelíes. Después de una incesante presión internacional sobre las víctimas palestinas, Israel tuvo que suspender su ataque y dar marcha atrás:
«Algunos conflictos geopolíticos son moralmente complicados. La guerra entre Israel y Gaza no lo es. Posee una claridad moral que no sólo es rara sino insoportable. […] Para Hamas, lo único más preciado que los judíos muertos son los palestinos muertos».
Krauthammer explica lo inconcebible: que Hamás «celebre» el martirio, la muerte de sus civiles, no sólo porque, según su religión, heredan un paraíso sexual en el más allá, sino también porque su muerte es un factor crítico en la Jihad, crea un elemento precioso y «preciado» que pone a Israel de rodillas, cuando el ejército judío está a punto de derrotar a Hamas, debido a una tremenda presión internacional.
La idea de que la muerte de los propios ciudadanos sirve como herramienta de presión en el ámbito internacional es muy difícil de digerir para una persona con moralidad occidental. Pero explica, por ejemplo, por qué Hamás no tiene problemas para esconderse detrás de civiles o almacenar arsenales en hospitales y escuelas o por qué los combatientes de Hamás abrieron fuego contra su población cuando abandonaban el norte de Gaza mientras Israel, irónicamente, protegía a los civiles con sus tanques.
La respuesta proporcional y aún aborrecible que siempre proponen nuestros enemigos políticos: «Debería matar a una persona de tu lado por cada persona que mates a mi lado», nunca disuadirá a un movimiento que abraza el martirio de la Jihad. Incluso si la proporción es mayor: 10 x 1 o 100 x 1, esto no hará que Hamás deponga las armas y se rinda, ya que para los yihdistas, la muerte que la Jihad causa a los civiles está moral y religiosamente justificada, siempre que puedan ser atribuido al ejército sionista y sirve para exacerbar la opinión pública internacional con cínicas afirmaciones de genocidio.
Las siguientes palabras de Ismail Haniyeh, uno de los líderes actuales de Hamás, lo explican todo: «Nosotros [Hamás] amamos la muerte en la misma medida que nuestro enemigo [Israel] ama la vida».
TIERRA > VIDA
Pero si la muerte de sus combatientes y civiles (15.000, 20.000 o más) no significa una derrota para Hamás, ¿cuál debería ser la respuesta de Israel para disuadir al enemigo terrorista? Según el periodista israelí Guy Bechor, la única respuesta aleccionadora al terrorismo y el único castigo significativo y realmente «proporcional» que Hamás debería sufrir, más allá de perder su poder político, es perder parte de sus territorios en Gaza. ¿Por qué? Porque para la narrativa yihadista palestina, la tierra es lo único más preciado que la vida. Perder parte de us territorio, Nakba, sería la peor pesadilla de Hamás. La recuperación de Gush Katif y la creación de cinturones de seguridad territoriales de 4 o 5 kilómetros de ancho por parte de Israel representarían la derrota más significativa para Hamás y un elemento disuasorio de dimensiones bíblicas para todos los pueblos de la región.
Espero y rezo para que esta respuesta, la única respuesta «proporcional» a la masacre del 7 de Octubre en el lenguaje de Hamás, sea parte de los planes de Netanyahu para el día después de la guerra.
LA PARASHA EN 5 ACTOS
Cuando nuestro patriarca Ya’aqob luchó con un ángel y lo derrotó, el ángel lo bendijo. Parte de esa bendición fue el cambio de su nombre. A partir de ese momento Ya’aqob dejó de llamarse Ya’aqob y su nombre fue ISRAEL. ¿Qué significa Israel? Los comentaristas bíblicos están divididos. Mi explicación favorita, que no voy a fundamentar exhaustivamente en este momento, es que Israel significa: «el que se enfrenta ( o es atacado, como le pasó a Ya’aqob) y pelea con hombres y comunes o poderosos, y prevalece, con la ayuda de HaShem» . («Isra»: prevalecerá, «E-l», con la ayuda de haShem»). Este es el nombre que alentó a Ya’aqob cuando tuvo que enfrentarse en lo que podría haber sido un combate a muerte con su hermano Esav. Israel pasó a ser no sólo el nuevo nombre de nuestro patriarca Ya’aqob sino que por extensión se transformó en el nombre de la nación judía. Nos llamamos el Pueblo de «Israel». Y creo que pocos nombres podrían definir al pueblo de Israel de una manera tan precisa.
Pero más allá de este hermoso significado ¿Por qué el pueblo judío adoptó solamente el nombre del último patriarca? ¿Por qué no nos llamamos el pueblo de Abraham, en honor al fundador del pueblo judío ? O a lo mejor tendríamos que honrar a Itzjaq, que representa a la generación intermedia, la más difícil de mantener. Algo más: la judeidad de una persona se establece vía materna. O sea que para el judaísmo es la madre quien determina la religión de sus hijos. Y si la madre es tan importante en la determinación de la judeidad ¿por qué no nos llamamos el «Pueblo de Sará» o de Ribqá o de Rajel o de Leá? En otras palabras: ¿Por qué nos llamamos ISRAEL y dejamos de lado a todos los demás patriarcas y matriarcas?
Observemos cuidadosamente la palabra ISRAEL, en hebreo ישראל. Y encontraremos algo maravilloso (e increíblemente poco difundido) que difícilmente puede ser atribuido a una «interpretación» arbitraria o a una «casualidad»: El nombre ISRAEL, en hebreo, contiene las iniciales de TODOS nuestros 7 ancestros: los 3 patriarcas y las 4 matriarcas.
Veamos: La primera letra YOD es la inicial de Itzjaq y de Ya’aqob. La segunda letra, SIN, es la inicial del nombre de nuestra primera matriarca Sará. La RESH corresponde a la primera letra de Rajel y de Rivká. La letra ALEF es la inicial de Abraham y finalmente, la letra LAMED, es la primera letra de nuestra matriarca LEAH. Lejos de excluir a los nombres de los otros patriarcas ISRAEL es el nombre perfecto para nuestro pueblo, que incluye a nuestros 3 patriarcas y 4 matriarcas.
ESCRITO EN 2021
«הצילני נא מיד אחי מיד עשו»
LA ESPADA DE ESAV
Ya’akov Abinu regresa a la tierra de Israel. Tiene muchas dudas. Una de esas dudas es si su hermano Esav aún le guarda rencor. Recordemos que hace 20 años, Esav decidió matar a Ya’akov. La pregunta de Ya’akov era: ¿Me sigue odiando Esav 20 años después? A lo mejor sus resentimientos han cambiado y ya se olvidó de lo que pasó tanto tiempo atrás… pero Ya’akov no está seguro. Y encuentra una complicación más: escucha que Esav está llegando encabezando una banda de 400 hombres, demasiada gente para un comité de bienvenida. Ya’akov teme lo peor y siente el peligro que acecha a él y a su familia. Ya’akov reza y suplica por la intervención Divina diciendo la famosa frase: «[HaShem], sálvame de la mano de mi hermano, de la mano de Esav». Cuando finalmente se reencuentran, Esav no ataca a Ya’akov. Hay comentaristas bíblicos que explican que Esav tenía toda la intención de destruir a Ya’akov y quedarse con su familia y sus posesiones, pero que hubo un cambio emocional en el corazón de Esav. ¿Por qué? La noche anterior, Ya’akov luchó contra un enviado de HaShem (un «ángel», aunque la Torá lo describe como un «hombre»). Este individuo hirió a Ya’akov en su muslo y lo dejó herido. Cuando Esav vio a Ya’akov rengueando, se conmovió (o pensó que Ya’akov ya no era un adversario digno…) y, de acuerdo a esta interpretación, el perdón que no llegó en 20 años se transformó en una especie de «lástima» por la vulnerabilidad de Ya’akov, y los sentimientos de afecto regresaron. Así, de una manera directa o indirecta, HaShem salvó a Ya’akov de Esav, al hacerlo luchar contra ese individuo.
LA INVITACIÓN DE ESAV
Acto siguiente, y ahora en un clima de reencuentro familiar, Esav agradece los generosos regalos de Ya’akov y le dice: «No me hace falta nada, hermano mío, ya tengo demasiado». Vemos que Esav es un hombre materialmente exitoso. Es el patriarca, fundador y cabecilla del pueblo de Edom. Pero Esav, tal como su mamá lo había anticipado, no siguió el camino de su abuelo Abraham y de su padre Isaac. Los edomitas, liderados por Esav, habían abandonado las creencias de Abraham Abinu y eran idólatras, al igual que el resto del mundo. Y ahora Esav ya no ve a Ya’akov como su enemigo, sino como su hermano, su amigo. Y aquí, irónicamente, comienza un problema enorme para Ya’akov. Algo más delicado y más sutil que la espada de Esav, pero igualmente letal. ¿De qué se trata este nuevo problema? Como consecuencia de la nueva reconciliación fraternal, Esav invita a Ya’akov a unirse a él (Génesis 33:12). «Nis’a veneleja. Vamos juntos. Ven conmigo a Se’ir, y allí viviremos como una sola familia. Tus niños pequeños van a jugar con mis niños, sus primos. Y ya tengo en mente algunas de mis hijas y nietas que podrían ser muy buenas candidatas para casarse con tus hijos». Ya’akov sabe que si acepta la invitación de Esav, sus hijos terminarán asimilándose a Esav y formarán parte de su familia. HAY MUCHO EN JUEGO: sería el final del legado de Abraham Abinu (del «judaísmo» de ese entonces)…. y no por la vía de la espada de Esav, sino por la disolución natural e inevitable de la «religión» que practicaba la familia de Ya’akov.
EL «NO» QUE CAMBIÓ LA HISTORIA
Y en ese momento decisivo para la posteridad, Ya’akov, heroicamente, le dijo NO a Esav. Lo hizo muy diplomáticamente. «Tú ve adelante y yo llegaré al ritmo de mis pequeños hijos», le dijo. Esav, que quizás no comprendió la indirecta de Ya’akov, insistió. «Si quieres, te dejo algunos hombres para que te protejan en el camino, hasta que llegues a mi casa». Ya’akov, estoicamente, soportó la tremenda presión psicológica de ese momento — en el que se podía cortar el aire con un cuchillo— y, con mucha incomodidad pero con mucha firmeza, rechazó nuevamente la oferta de Esav. «¿Por qué habré de hallar tanta gracia en tus ojos?». Esav finalmente entendió el mensaje y se marchó. Si tuviéramos que describir con nuestras propias palabras lo que experimentó Ya’akov en su intenso encuentro con Esav, diríamos que en un mismo evento, Ya’akov se enfrentó al antisemitismo y a la asimilación. En el primer caso, especialmente si seguimos la opinión que mencionamos, Dios intervino «directamente» para salvar a Ya’akov de Esav, «su enemigo». Pero cuando Ya’akov se enfrenta al Esav, «su amigo» Esav, allí no hubo una intervención Divina. Hubo una decisión humana. Ya’akov debió actuar por su cuenta y decir y asumir las consecuencias del «NO». En esta segunda instancia, Dios no interviene y espera que Ya’akov tome la decisión correcta por sí mismo.
SI YA’AKOV NO HUBIERA DICHO «NO»….
La mejor manera de entender el impacto de los NO que definen nuestras vidas es visualizar qué hubiera pasado si no hubiéramos dicho NO. Hoy en día, nosotros, los descendientes de Ya’akov Abinu, seguimos enfrentando desafíos muy similares. La sociedad no judía nos invita a una integración cultural y social sin barreras ni diferencias. La asimilación se cobró ya millones de «almas» judías. Millones de instancias en las que hijos o padres no tuvieron la fuerza, la convicción o la posibilidad de decir «NO» a Esav el amigo. El daño ha sido catastrófico. Comparto con ustedes dos números que lo dicen todo: 1) 1927. 2) 4.200.000. En el año 1927, la población judía en los Estados Unidos era de 4.2 millones. ¿Cuántos judíos debería haber en los Estados Unidos en 2021, casi 100 años después? Aquí no hubo una Shoah, ni campos de concentración, ni mega-matanzas antisemitas; por el contrario, la inmigración judía a este país continuó ininterrumpidamente. No soy un genio de las matemáticas, pero mi intuición me dice que hoy deberían haber no menos de 15 o 20 millones de judíos en Estados Unidos…. Pero hay menos de 6 millones…. ¿Qué pasó entonces con los millones de judíos que ya no se cuentan como tal?
Dios nos ayuda en la lucha contra el enemigo. Pero de la asimilación tenemos que salvarnos por nuestra cuenta. Mejorando en nuestra observancia y apreciación de los valores judíos. Educando a nuestros hijos en escuelas judías y especialmente con nuestro ejemplo personal. Teniendo la valentía y la convicción de decir «NO» si alguna vez la relación con Esav puede pasar de la cordialidad y el respeto, hacia un plano social en el que arriesgamos perder nuestra identidad.
Esto increíblemente similar a lo que ocurre en nuestros días. Los peligros a los cuales están expuestos los judíos de Israel y los judíos de la diáspora son muy diferentes. En Israel, el peligro fundamental –si bien no es el único– es la integridad física: las guerras, las intifadas, los ataques suicidas, etc. Este era también el tipo de peligro que acechaba a Jacob en la tierra de Israel, a manos de Esav. Por el otro lado, el peligro crucial que enfrentamos los judíos en la diáspora es similar al que Ya’aqob iba a enfrentar en su nuevo destino: la asimilación a los valores de Labán y a la sociedad pagana de Jarán. Este es un desafío mucho más sutil y más difícil de identificar, especialmente porque es menos visible… y a veces ocurre sin que nos demos cuenta. Al igual que Ya’aqob luego de su sueño, nosotros en la diáspora debemos tomar conciencia de los peligros que enfrentamos y hacer todo lo posible por educar a la próxima generación para que la Torá siga siendo relevante para ellos, y que la vean como la más hermosa fuente de inspiración y la guía de sus vidas.
ESFUERZO Y BENDICION
En la Parashá de esta semana, Génesis capítulo 26, leemos que Isaac tuvo que dejar su tierra por la hambruna y llegó hasta Guerar, una ciudad entre Gaza y Beer Sheba, la tierra de los Pelishtim (filisteos). Isaac se estableció temporariamente allí y se puso a trabajar duro. v:12-14 «Isaac sembró en aquella tierra, y cosechó aquel año cien por uno [cien veces más de lo que había sembrado]: ¡HaShem lo había bendecido! Isaac gozó de prosperidad y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy rico: tuvo ovejas, vacas y muchos sirvientes…
Si bien HaShem lo bendijo, a Isaac la riqueza no le llovió del cielo, el hijo de Abraham era muy trabajador. Tuvo que esforzarse muchísimo para sembrar en esa zona árida, y tal como la Torá nos cuenta un poco más adelante , tuvo que cavar una y otra vez –sin pereza y sin darse por vencido– para obtener el elemento más escaso y preciado en el Medio Oriente: agua.
Pero ahora, el mismo versículo que menciona la riqueza de Isaac continúa describiendo el sentimiento y la reacción de los Pelishtim ante al éxito de Isaac.
וַיְקַנְא֥וּ אֹת֖וֹ פְּלִשְׁתִּֽים
וְכׇל־הַבְּאֵרֹ֗ת אֲשֶׁ֤ר חָֽפְרוּ֙ עַבְדֵ֣י אָבִ֔יו בִּימֵ֖י אַבְרָהָ֣ם אָבִ֑יו סִתְּמ֣וּם פְּלִשְׁתִּ֔ים וַיְמַלְא֖וּם עָפָֽר׃
וַיֹּ֥אמֶר אֲבִימֶ֖לֶךְ אֶל־יִצְחָ֑ק לֵ֚ךְ מֵֽעִמָּ֔נוּ כִּֽי־עָצַ֥מְתָּ מִמֶּ֖נּוּ מְאֹֽד׃
Los Pelishtim le tuvieron envidia a Isaac.
Y todos los pozos [de agua] que los siervos de su padre [Abraham ] habían cavado … los inutilizaron, llenándolos de tierra.»
Los Pelishtim recibieron a un Isaac refugiado, débil y pobre. Y simpatizaron con ese Isaac. Pero una vez que Isaac se recuperó, su éxito no los puso contentos, todo lo contrario: les molestó. La Torá usa aquí por primera vez en la historia bíblica la palabra quin’a que significa: «envidia» (ויקנאו אותו פלשתים «Los Pelishtim tuvieron envidia de Isaac».
Hay dos posibles reacciones que uno puede tener frente a una persona que tiene éxito. La primera, la mejor, es aprender del que hace las cosas bien e imitarlo. Los Pelishtim podrían haber imitado el esfuerzo de Isaac: trabajando más, levantándose más temprano, emborrachándose menos, ahorrando más, no gastando tanto, etc, etc. ¡pero nada de eso sucedió! La reacción de los Pelishtim consistió en una envidia destructiva que los llevó a algo inconcebible ¡tapar con tierra los pozos de agua que había cavado Isaac!
LA DIFERENCIA ENTRE LOS CELOS Y ENVIDIA
Hay una gran diferencia entre las palabras hebreas «celos» (jemdá o ta’avá לא תתאוה), y “envidia” (quin’a) . «Celos» siempre se refiere a un objeto: estoy celoso de lo que tienes, y quisiera tenerlo yo. Quiero tener tu casa, tu dinero, tu auto. Y en teoría, una vez que yo tengo lo que tú tienes (te lo quito o me lo compro), mis celos desaparecen o al menso disminuyen. La «envidia», por otro lado, es un sentimiento profundo, tóxico y complicado. No se trata de mi deseo de tener lo que la otra persona tiene, sino del oido hacia la persona que lo posee. Cuando te envidio, me molesta tu éxito. No lo puedo soportar. Voy a tratar de quitarte lo que tú tienes. Y si no te lo puedo quitar, lo voy a destruir. Porque lo que más me impronta ¡es que TU no lo tengas! La envidia es destructiva y por naturaleza autodestructiva. La envidia / odio llevó a los Pelishtim a hacer lo más irracional que un habitante del medio oriente puede hacer: inutilizar pozos de agua en el desierto. Lo cual, obviamente, los perjudicaba a ellos también.
LA HISTORIA SE REPITE
Rambán, Najmánides, dice que la Torá se excede en los detalles de este evento para enseñarnos que מעשה אבות סימן לבנים , «lo que le ocurrió a nuestros antepasados no es sólo historia», sino que marca un patrón de conducta que se repetirá con sus descendentes. Esta historia se vuelve a repetir en nuestros días.
La bendición de HaShem y el éxito de Israel en las áreas de educación, innovación, tecnología, y economía despierta admiración en el mundo, pero también muchísima envidia, resentimiento y odio. Especialmente de parte de sus vecinos, a quienes que les importa destruir “los pozos de agua “ que podrían beneficiar a sus propios ciudadanos con tal de dañar a Israel.
La historia de Gaza lo deja en claro.
El 15 de agosto de 2005, 8.000 judíos israelíes fueron desterrados de sus casas en Gush Qatif (Israel). Esa tierra, que había sido conquistada militarmente por Israel en respuesta a la guerra iniciada por los egipcios, fue «regalada» a los Palestinos, quienes tuvieron elecciones democráticas en 2006 en las que fue elegido el partido de Hamas. La población de Palestina que eligió a Hamas conocía —y conoce perfectamente bien— los objetivos de Hamas ya que están absolutamente explícitos en su carta fundacional: en esa carta Hamas no menciona la voluntad de brindar prosperidad, derechos humanos o servicios sociales a los habitantes de Gaza para mejorar sus vidas. TODO LO QUE LA CARTA DICE ES QUE HAMAS SE DEDICARA PLENAMENTE AL YIHAD, esto es, a la lucha armada contra el Estado de Israel hasta su destrucción, y aclara que rechazará toda negociación y gestión diplomático. Tal como lo hicieron los Pelishtim con Isaac, Hamas esta dispuesto a empobrecerse y autodestrurise (inmolarse =yihad) con tal de destruir Israel o por lo menos, matar la mayor cantidad posible de judíos.
Gaza no se dedica al terror porque son pobres, Gaza es pobre porque elige dedicarse al terror. Esta idea es tan alucinante para las personas normales que no la creen. Y en cierta manera los que tienen una mentalidad occidental, incluso en Israel, superponen a la fuerza sus propias ideas y tratan de ayudar a Gaza a salir de su pobreza. Los Palestinos de Gaza han recibido más dinero que cualquier otra población en el mundo entero. De la Unión Europea, de las Naciones Unidas, de estado Unidos, cientos de billones de dólares. Y todo este dinero que debería haber sido dedicado a para construir escuelas, hospitales y darle agua limpia a la población , ha sido dedicado a construir túneles de guerra, comprar armas, desarrollar mas armamentos y todo con la intención de destruir a Israel.
Es muy difícil para una persona normal entender que la envidia transformada en odio le haga perder a los seres humanos su deseo de prosperidad y auto preservación para dedicarse a la eliminación de aquel que trabaja y prospera. Pero la Torá ya lo advirtió en la historia de Isaac con los Pelishtim. Y hoy vemos más claro que nunca que no hay nada nuevo bajo el sol de Gaza.