MIQUETZ: Tener presente a Dios, también cuando nos va bien

“Emuná” se traduce generalmente como “fe”, y se entiende como “creer en la existencia de Dios”.  Pero la Emuná/fe de Yosef fue mucho mas allá de un tipo de fe/creencia pasiva. La Emuná de Yosef consistía en tener presente a Dios en las buenas y en las malas. La Guiaba sus pasos, lo detenía antes de hacer algo malo y lo motivaba para hacer lo que es bueno.
Hay una diferencia fundamental entre Yosef y sus antepasados. HaShem habló y se comunicó de una manera directa con Abraham, Itsjaq y Ya’aqob. Pero HaShem nunca habló directamente con Yosef. En ese sentido Yosef se parece más a nosotros, que no tenemos el privilegio de una revelación directa de HaShem. Al igual que Yosef, nosotros también tenemos que buscar a HaShem activamente, pensar en Él, tenerlo en cuenta y principalmente, dejar que guíe nuestros pasos. Veamos.
VIVIR BAJO SU MIRADA
Cuando fue provocado por la esposa de Potifar (Gen. 39:9) Yosef tuvo presente a HaShem. En ese momento Yosef vio la imagen de su padre, que le recordaba que lo que estaba por ocurrir con la esposa de Potifar, no seria correcto a los ojos de HaShem. La manifestación más importante de la Emuná tiene lugar en el plano moral. Emuná es sentirse observado por HaShem y aprender a evitar hacer lo que está mal en sus ojos. Más adelante, vemos que su Emuná también le hizo a Yosef perdonar a su hermanos. Yosef les dijo (Bereshit 50:19): “Es posible que ustedes pensaron hacerme mal, pero HaShem transformó ese mal en un gran bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.  La Emuná de Yosef le hizo ver que, muchas veces, lo que hoy nos parece un gran problema, mañana resulta ser una gran solución.
LA FE SE MIDE EN LAS MALAS
Cuando la esposa de Potifar lo acusó falsamente, Yosef fue llevado al calabozo. Estuvo preso por un largo tiempo por un crimen que no cometió. Aparte de ser esclavo, Yosef era ahora un criminal. Nada más bajo que esa posición en el antiguo Egipto. Yosef no tenía ninguna esperanza de salir de allí. No tenía familia que lo buscara y nadie que lo conociera o le importara de él. En esta situación injusta y desesperante Yosef no abandonó a HaShem. Muchas personas en esas circunstancias no hubieran persistido en su fe. Uno podría decir: “Si HaShem no me ayuda, ¿para qué voy a seguir creyendo en Él y guiándome por sus leyes?” o “Si esto que es tan injusto me esta sucediendo a mí, quizás Dios no exista: Él no lo permitiría.” Cuando uno es víctima de una gran injusticia es muy posible que piense que HaShem lo abandonó, o que ח”ו no existe. Pero Yosef perseveró. Tuvo a HaShem presente y nunca dejó de creer en Él (40:8).
FE Y HUMILDAD
Leemos en la Perashá de esta semana, que el Faraón necesita los servicios de Yosef. Lo manda a traer de la cárcel y le cuenta su sueño. Yosef escucha el sueño del Faraón y se da cuenta de lo que significa. La Torá no dice que HaShem le reveló a Yosef el significado del sueño del Faraón, como ocurrió con Daniel y el emperador Nebujadnetsar mil años más tarde. Yosef interpreta el sueño real, aparentemente, por su cuenta. Y cuando una oportunidad de este tipo se presenta, cuando por ejemplo las autoridades sacan a un preso de la cárcel para pedirle algún tipo de información o usar alguno de sus talentos, el preso se da cuanta que tiene la posibilidad de salir de la cárcel y trata de hacer un “deal” con las autoridades para que lo dejen salir. Lo increíble es que Yosef no pide nada a cambio de interpretar el sueño del Faraón. Y lo que es más: Cualquier otro individuo se hubiera jactado de poseer una gran sabiduría o superpoderes para interpretar sueños. Yosef ni siquiera se atribuyó a sí mismo la interpretación del sueño. “Dios [¡y no yo!] es el que revelará el [significado del] sueño del Faraón”, dijo Yosef (Bereshit 41:16).
LA FE SE MIDE EN LAS BUENAS
El logro más importante en la Emuná de una persona es tener presente a HaShem cuando uno está bien de salud y bien económicamente. La fe de mucha gente falla en el desafío de la riqueza y del bienestar. “Uno se olvida de HaShem porque siente que no lo necesita ח”ו”. Nuestros Jajamim nos advirtieron sobre este fenómeno cuando nos dijeron גדול נסיון העושר מנסיון העוני que “el desafío de la riqueza (tener presente a HaShem cuando es rico) es más difícil que el desafío de la pobreza.



VAYESHEB: La paciencia como parte de la fé

וכל אשר הוא עושה ה’ מצליח בידו

YOSEF, EL CAPATAZ

Yosef fue vendido por sus hermanos y fue llevado al mercado de esclavos en Egipto, donde Potifar, un ministro de la corte de Faraón, lo adquirió. En la casa de Potifar, Yosef se destacó por su gran trabajo. Su amo se dio cuenta de que el esclavo que había adquirido era un genio en la administración y también inspiraba confianza. Potifar dejó todos sus bienes y su hacienda, probablemente cientos de personas, en manos de Yosef. Aparentemente, Yosef había encontrado su destino final; aunque estaba lejos de su familia, al menos estaba en una posición privilegiada. Ser ascendido a «manager» era el último sueño, la utopía, de cualquier esclavo. Sin embargo, todo comenzó a empeorar para Yosef. La esposa de Potifar lo provocó, pero Yosef no sucumbió y rechazó sus avances con sutileza pero con firmeza. Trató de razonar con la mujer y le explicó que lo que ella quería hacer era un gran pecado contra su esposo y, sobre todo, contra Dios. «¿Cómo podría yo hacer algo tan malo y pecar contra Dios?» (Gén. 39:9). Pero la esposa de Potifar no tomó bien el rechazo de Yosef: ¡se sintió ofendida de que un hombre, un esclavo bajo su mando, la haya rechazado! Y acusó falsamente a Yosef de abuso sexual. Potifar, creo, no le creyó a su esposa. Si le hubiera creído hubiese matado a Yosef en el acto. Por el otro lado, no podía ignorarla ya que afectaría el honor de su familia. Por lo tanto, decidió enviar a Yosef a un calabozo.

YOSEF, DENTRO Y FUERA DE LA PRISIÓN

La situación de Yosef era ahora desesperada. La sentencia era por vida. Yosef pasó de ser un gerente exitoso y con privilegios, al nivel más bajo que podía llegar un ser humano en Egipto: «un esclavo condenado a prisión». En Egipto, el valor de la vida de un esclavo era probablemente menor que el de un caballo o un perro. ¿Qué se puede decir entonces del insignificante valor de un esclavo en prisión? Sin embargo, gracias a su personalidad y carácter, Yosef también se ganó la confianza del jefe de la prisión, quien, al igual que Potifar, dejó la administración de la cárcel en manos de Yosef.

Yosef cuidó a dos prisioneros VIP, ministros del faraón. Ambos tuvieron sueños muy extraños. Y Yosef, que sabía mucho de sueños, le aseguró a uno de los dos ministros, el encargado de lo que bebía del Faraón –la persona de confianza que se aseguraba de que las bebidas que le llegaban al monarca egipcio no estuvieran envenenadas– que sería liberado y restituido a la corte. Yosef aprovechó esta circunstancia fortuita y le pidió al ministro que se acordara de él, y como pago por haber interpretado positivamente su sueño, le rogó que le dijera al Faraón que lo liberara de la prisión, ¡ya que era inocente!

UN FINAL FELIZ

Pero a medida que pasaban los días o las semanas, Yosef se dio cuenta de que su esperanza era una fantasía. El ministro del Faraón se olvidó de Yosef y conscientemente lo borró de su memoria. Porque, naturalmente, lo último que hubiera querido el ministro era recordarle a su jefe, que le había dado una segunda oportunidad, sus días en la cárcel. Un día, sin embargo, el Faraón tuvo un sueño inquietante y nadie pudo interpretarlo. En ese momento, el ministro, sabiendo que ahora no estaba «pidiendo» sino «haciendo» un favor al Faraón, le informó que había un joven hebreo en la cárcel que sabía interpretar los sueños. Yosef fue llevado al palacio y luego, como todos sabemos, se convirtió en la mano derecha del Faraón, lo que le permitió encontrar a sus hermanos y eventualmente reconciliarse con ellos.

¿QUÉ HUBIERA PASADO SI…?

Una de las grandes lecciones de vida que nos enseña la historia de Yosef es que a menudo queremos que algo suceda AHORA. Oramos y suplicamos desesperadamente a HaShem para lograrlo… y al final, puede ser que NO suceda. Pero después de un tiempo, miramos nuestras vidas hacia atrás y quizás nos demos cuenta de que GRACIAS A DIOS,  ¡LO QUE QUERÍAMOS QUE SUCEDIERA NO SUCEDIÓ! Y que ahora tenemos una mejor oportunidad, estamos en una mejor posición, etc.

Yosef deseaba desesperadamente que el ministro del Faraón ejerciera toda su influencia para sacarlo de prisión. Supongo que Yosef debió haber esperado con impaciencia día y noche a que alguien viniera a sacarlo de la cárcel en nombre del ministro de Faraón. Pero imagínese por un segundo si eso hubiera sucedido: Yosef estaría ahora fuera de la cárcel, sin dinero, sin familia y con el historial de un ex-convicto. No hubiese podido llegar muy lejos… Hubiera terminado como esclavo por segunda vez. Y en el mejor de los casos, habría culminado su carrera siendo un buen capataz en la hacienda de algún poderoso funcionario egipcio …

LA PACIENCIA COMO FORMA DE FE

Yosef aprende ¡y nos enseña! que la paciencia es parte integral de nuestra Emuná o fe. Porque muchas veces, las cosas que nos pasan o no nos pasan son al final para nuestro propio bien. Todas las experiencias negativas que vivió Yosef al principio lo hicieron bajar cada vez más, hasta el punto de la desesperación. Pero cuando Yosef toca fondo, inesperadamente, y sin que Yosef haya soñado con tal escenario, la vida de Yosef mejora meteoricamente.

No todos tenemos el mismo privilegio que Yosef. No siempre es posible ver una excelente resolución final para todos nuestros problemas en la vida. Sin embargo, esta lección es muy importante. Prácticamente todos los días escucho de alguien que no consiguió el trabajo que tanto deseaba o que fracasó en una cita potencial (Shidduj) o en un negocio. Uno puede sentir en ese momento que Dios lo ha abandonado. Pero luego, escucho a mucha gente decir: «¡Gracias a Dios que no sucedió lo que yo tanto deseaba que sucediera! Hubiera sido un gran problema, o al final pude conseguir algo mejor… Ahora me doy cuenta de que, al no acceder a mis plegarias, Dios me protegió de un terrible error  negocio/trabajo/shidduj, etc.

Esta es una actitud importantísima que una persona de fe debe cultivar en su vida. Saber que (y «actuar estratégicamente como si…» ) cuando lo que le pido a Dios en mis rezos no sucede, en última instancia, es porque algo mejor podría estar esperándome a la vuelta de la esquina.




VAYISHLAJ: Una respuesta proporcional a la masacre de Hamás

VAYISHLAJ: Israel y sus guerras desproporcionadas

LAS NACIONES, UNIDAS CONTRA ISRAEL

La mayoría de las naciones del mundo critican y demonizan sistemáticamente a Israel cuando Israel se defiende de ataques terroristas. Y cuando el crimen de los enemigos de Israel es tan grande que ya no pueden justificar el llamado a la pasividad de Israel, utilizan uno de sus argumentos favoritos: “Israel debe defenderse en proporción al crimen al que fue sometido”. Este aberrante argumento que las naciones del mundo sólo utilizan en su permanente vocación de deslegitimar y demonizar a Israel es una invitación al enemigo a continuar con su agresión. Israel, por supuesto, no puede escuchar estos reclamos de las naciones que, aunque no lo digan abiertamente, desean fervientemente la desaparición del Estado judío.

Quiero presentar un episodio histórico (un crimen y la reacción ante ese crimen) del que nos habla la Parashá Vayishlaj de esta semana en el capítulo 34 del Génesis. Veamos qué lección podemos aprender de esta historia.

LA PELIGROSA INOCENCIA DE DINA

Jacob y sus hijos finalmente se restablecen en la tierra de Israel. Están cerca de la ciudad de Siquem. Un día, Dina, la única hija de Yaakob y hermana de doce niños, visita el pueblo vecino para intentar conocer a las chicas locales. Es joven y ha salido sola sin la protección de sus valientes hermanos. Dina, equivocadamente, no tiene miedo, porque fue criada en un lugar seguro para una mujer: la casa de Yaakob. Ella no es consciente del comportamiento de los hombres en esos lugares. El error de Dina, como les ha ocurrido a muchas víctimas decentes de crímenes, fue proyectar sus valores morales en personas sin moral. Y es por eso que terminó en sus viciosas manos.

El nombre del atacante era Shejem  (se llamaba como su pueblo). Era el hijo del rey Hamor. Este príncipe, a quien efectivamente no le faltaba nada, vio a la joven judía Dina, “la tomó por la fuerza, la sometió y la violó”. Y tras violarla, se obsesionó con Dina y la secuestró.

La familia de Jacob se entera de lo que está pasando. Los hijos de Israel “están tristes y enojados” por la abominación cometida por este pueblo. Mientras tanto, el joven titulado le pide a su padre que “le consiga a esta chica como esposa” (קַח לִי אֶת הַיַּלְדָּה הַזֹּאת לְאִשָּׁה). El rey Hamor ofrece dinero a la familia de Jacob para quedarse con Dina: “Ustedes fijan el valor de la dote”, les dice, “y yo os la pagaré”. Pero los hijos de Jacob tienen un plan diferente. Engañan al rey con palabras que él entiende: “Estamos dispuestos a unirnos a tu pueblo en matrimonio y comercio. Pero con una condición: primero, estar circuncidados”. Los habitantes de Shejem, pensando en los beneficios futuros, se someten a una circuncisión masiva.

EL PODER DE LA DISUASIÓN

Al tercer día después de la circuncisión, que es cuando el dolor es más evidente, Shimón y Leví, hermanos de padre y madre de Dina, realizan una operación militar de rescate: atacan la ciudad, que era incapaz de defenderse y matan a todos los hombres. , destruyen la ciudad y finalmente rescatan a su hermana Dina del cautiverio.

La reacción de los hijos de Jacob no fue proporcional al crimen que sufrieron. Jacob objetó lo que hicieron sus hijos (sigo en esta explicación la opinión del rabino David Qimji) y les dijo: “¡Me estáis destruyendo! Me has puesto en peligro delante de todas las naciones de esta región ya que ahora se van a unir entre sí, atacarnos y eliminarnos a mí y a toda mi familia”. Ya’akob, explica el rabino Quimchi, temía la posible reacción violenta de sus vecinos, que eran mucho más numerosos que su familia y podían fácilmente atacarlo y destruirlo. Sus hijos, quienes, según el rabino Qimchi, mostraron más coraje que Jacob, dijeron a su padre: «¿Vamos a permitir que traten a nuestra hermana como a una prostituta?»

¿QUIÉN TENÍA RAZÓN?

El capítulo anterior termina sin un veredicto final de la Torá sobre este argumento: ¿hicieron lo correcto los hermanos al atacar desproporcionadamente a los habitantes de Shejem?

Para encontrar un veredicto indirecto pero inequívoco, debemos seguir leyendo el siguiente capítulo, el 35.

La familia de Jacob se prepara para abandonar el lugar. Cuando levantan el campamento y están a punto de partir, saben que es un momento de extrema vulnerabilidad. Sería natural que sus enemigos los atacaran entonces. Jacob lo sabe. Hay tensión en el aire. El versículo 5 lo dice todo en una palabra, «VAYISAU». “Y comenzaron su viaje”. Luego, hay casi un punto final (atnach), creando suspenso y expectativa sobre lo que hará el enemigo a continuación. Luego, la Torá dice con su habitual economía de palabras: “Pero las naciones de la región estaban poseídas por un temor ‘divino’ (sobrenatural) y no persiguieron a la familia de Jacob”.

La reacción desproporcionada de Shimón y Leví tuvo el efecto deseado: persuadió a las naciones de la región de que estos judíos eran impredecibles y no era prudente meterse con ellos. La Torá emitió así su veredicto: una respuesta proporcional podría haber puesto en peligro a Jacob. La respuesta desproporcionada de Shimon y Levi creó un elemento disuasorio para todo el vecindario hostil.

SHIMON LEVI Y EL EJÉRCITO DE ISRAEL

Como mencioné en ocasiones anteriores, la historia actual del pueblo judío, especialmente desde 1948, es como un déjà vu bíblico: se siente que ya hemos vivido experiencias similares que están grabadas en nuestra memoria genética bíblica. Vemos cómo el patrón de comportamiento de nuestros enemigos (violencia, indignación, secuestro) se repite exponencialmente. Pero quizás también podamos aprender de los acontecimientos bíblicos un par de cosas sobre la respuesta adecuada a la masacre shoática del pasado 7 de octubre: Israel no tiene que reaccionar proporcionalmente a la masacre. Israel debe responder de una manera no proporcionada que impida que Hamás u otros enemigos de Israel repitan este crimen. Israel debe reaccionar de una manera que cree un «disuasivo sobrenatural entre nuestros implacables enemigos». No hay otra manera.

Mi amigo Mordejai Kedar ya lo dijo: los funcionarios libaneses advirtieron a Hezbollah que no se metiera con Israel cuando vieron la destrucción de la ciudad de Gaza. ¡No quieren que Beirut se parezca a Gaza! Y las palabras que usaron fueron: «Israel se volvió loco. Los israelíes están peligrosamente locos». La respuesta no proporcional disuadió al enemigo y le hizo pensar dos veces antes de atacarnos. Si Israel no destruye a Hamás, si no aprende una lección completamente humillante, corre el riesgo de ser atacado por Hamás y nuestros demás vecinos.

Israel, al igual que los hijos de Jacob, no sólo tiene que ser el tipo más musculoso en el vecindario de Medio Oriente sino también el más impredecible si es atacado. La no proporcionalidad de la respuesta al ataque del enemigo es la estrategia existencial para el futuro del Estado judío.

AMOR A LA MUERTE

Hay una razón adicional por la que Israel no puede defenderse proporcionalmente contra un enemigo como Hamás. Es un tema muy delicado, incomprendido por la mayor parte del mundo y del que Hamas abusa cínicamente como material de propaganda. Tiene que ver con la total asimetría moral entre judaísmo y yihadismo respecto al valor de la vida.

Este tema, absolutamente fundamental para comprender las fenomenales vulnerabilidades de Israel, fue formulado magistralmente por el periodista estadounidense Charles Krauthammer, fallecido hace unos años. Escribió las siguientes palabras en enero de 2009, cuando Israel luchaba contra Hamás en respuesta a una serie de ataques suicidas y al asesinato de tres jóvenes israelíes. Después de una incesante presión internacional sobre las víctimas palestinas, Israel tuvo que suspender su ataque y dar marcha atrás:

«Algunos conflictos geopolíticos son moralmente complicados. La guerra entre Israel y Gaza no lo es. Posee una claridad moral que no sólo es rara sino insoportable. […] Para Hamas, lo único más preciado que los judíos muertos son los palestinos muertos».

Krauthammer explica lo inconcebible: que Hamás «celebre» el martirio, la muerte de sus civiles, no sólo porque, según su religión, heredan un paraíso sexual en el más allá, sino también porque su muerte es un factor crítico en la Jihad, crea un elemento precioso y «preciado» que pone a Israel de rodillas, cuando el ejército judío está a punto de derrotar a Hamas, debido a una tremenda presión internacional.

La idea de que la muerte de los propios ciudadanos sirve como herramienta de presión en el ámbito internacional es muy difícil de digerir para una persona con moralidad occidental. Pero explica, por ejemplo, por qué Hamás no tiene problemas para esconderse detrás de civiles o almacenar arsenales en hospitales y escuelas o por qué los combatientes de Hamás abrieron fuego contra su población cuando abandonaban el norte de Gaza mientras Israel, irónicamente, protegía a los civiles con sus tanques.

La respuesta proporcional y aún aborrecible que siempre proponen nuestros enemigos políticos: «Debería matar a una persona de tu lado por cada persona que mates a mi lado», nunca disuadirá a un movimiento que abraza el martirio de la Jihad. Incluso si la proporción es mayor: 10 x 1 o 100 x 1, esto no hará que Hamás deponga las armas y se rinda, ya que para los yihdistas, la muerte que la Jihad causa a los civiles está moral y religiosamente justificada, siempre que puedan ser atribuido al ejército sionista y sirve para exacerbar la opinión pública internacional con cínicas afirmaciones de genocidio.

Las siguientes palabras de Ismail Haniyeh, uno de los líderes actuales de Hamás, lo explican todo: «Nosotros [Hamás] amamos la muerte en la misma medida que nuestro enemigo [Israel] ama la vida».

TIERRA > VIDA

Pero si la muerte de sus combatientes y civiles (15.000, 20.000 o más) no significa una derrota para Hamás, ¿cuál debería ser la respuesta de Israel para disuadir al enemigo terrorista? Según el periodista israelí Guy Bechor, la única respuesta aleccionadora al terrorismo y el único castigo significativo y realmente «proporcional» que Hamás debería sufrir, más allá de perder su poder político, es perder parte de sus territorios en Gaza. ¿Por qué? Porque para la narrativa yihadista palestina, la tierra es lo único más preciado que la vida. Perder parte de us territorio, Nakba,  sería la peor pesadilla de Hamás. La recuperación de Gush Katif y la creación de cinturones de seguridad territoriales de 4 o 5 kilómetros de ancho por parte de Israel representarían la derrota más significativa para Hamás y un elemento disuasorio de dimensiones bíblicas para todos los pueblos de la región. 

Espero y rezo para que esta respuesta, la única respuesta «proporcional» a la masacre del 7 de Octubre en el lenguaje de Hamás, sea parte de los planes de Netanyahu para el día después de la guerra.




Resumen de Parasha VAYISHLAJ

LA PARASHA EN 5 ACTOS

  1. Jacob regresa a la tierra de Israel después de haber estado 20 años en la casa de su tío Laban, en la ciudad de Jarán (al sur de Turquía). Al llegar a Israel, Jacob le envía emisarios a Esav, su hermano, para avisarle de su regreso. Los mensajeros le informan que Esav, quien había jurado matar a Jacob por haberle quitado su primogenitura, está llegando con 400 hombres (armados?). Jacob sospecha lo peor y se prepara estratégicamente. Divide su familia, por si Esav lo ataca; le reza a Dios pidiéndole Su protección y le envía un generoso regalo a Esav, cientos de animales, para tratar de apaciguarlo.
  2. Jacob pasa la noche cruzando el río y trasladando a su familia y a sus bienes de un lado al otro del río. Antes de cruzar por última vez, se enfrenta con un ángel (o un hombre enviado por Dios), lucha con él y lo derrota. Jacob adquiere su nuevo nombre “Israel” que significa «el que lucha contra quien es más fuerte que él y prevalece”.
  3. Jacob y Esav finalmente se encuentran. Jacob se arrodilla 7 veces ante Esav, en acto de sumisión y tratándolo con el máximo honor y deferencia posible. Los hermanos al final se reconcilian y se saludan afectuosamente. Esav invita a Jacob a vivir con él, pero Jacob muy diplomáticamente, rechaza la invitación .
  4. Jacob viaja a Sukkot, llega a Shejem y adquiere un terreno cerca de la ciudad. Su hija Diná es secuestrada y violada por el príncipe heredero de Shejem. Dos hijos de Jacob, Shimón y Levi convencen a los habitantes de Shejem a circuncidarse. Y luego, aprovechando su convalecencia, destruyen la ciudad y a todos los hombres de la misma.
  5. Jacob deja Shejem y se dirige a Bet-El. Dios se revela a Jacob y le promete que él heredará la tierra de sus padres. Jacob construye un altar. Rajel, su amada esposa, muere al dar a luz a su segundo hijo, Binyamín, y es enterrada en una tumba cerca de Bet Lejem. Jacob finalmente llega a Hebrón y se encuentra con su padre Isaac (su madre ya había fallecido) quien muere a la edad de 180 años. La Parashá termina mencionando a las esposas, hijos y 11 descendientes de Esav, que fundan la nación de Edom.



VAYISHLAJ: La magia del nombre Israel

Cuando nuestro patriarca Ya’aqob luchó con un ángel y lo derrotó, el ángel lo bendijo. Parte de esa bendición fue el cambio de su nombre. A partir de ese momento Ya’aqob dejó de llamarse Ya’aqob y su nombre fue ISRAEL. ¿Qué significa Israel? Los comentaristas bíblicos están divididos.  Mi explicación favorita, que no voy a fundamentar exhaustivamente en este momento, es que Israel significa:  «el que se enfrenta ( o es atacado, como le pasó a Ya’aqob) y pelea con hombres y comunes o poderosos, y prevalece, con la ayuda de HaShem» . («Isra»: prevalecerá, «E-l», con la ayuda de haShem»). Este es el nombre que alentó a Ya’aqob cuando tuvo que enfrentarse en lo que podría haber sido un combate a muerte con su hermano Esav. Israel pasó a ser no sólo el nuevo nombre de nuestro patriarca Ya’aqob sino que por extensión se transformó en el nombre de la nación judía. Nos llamamos el Pueblo de «Israel». Y creo que pocos nombres podrían definir al pueblo de Israel de una manera tan precisa.
Pero más allá de este hermoso significado ¿Por qué el pueblo judío adoptó solamente el nombre del último patriarca? ¿Por qué no nos llamamos el pueblo de Abraham, en honor al fundador del pueblo judío ?  O a lo mejor tendríamos que honrar a Itzjaq, que representa a la generación intermedia, la  más difícil de mantener. Algo más: la judeidad de una persona se establece vía materna.  O sea que para el judaísmo es la madre quien determina la religión de sus hijos.  Y si la madre es tan importante en la determinación de la judeidad ¿por qué no nos llamamos el «Pueblo de Sará» o de Ribqá o de Rajel o de Leá? En otras palabras: ¿Por qué nos llamamos ISRAEL y dejamos de lado a todos los demás patriarcas y matriarcas?
Observemos cuidadosamente la palabra ISRAEL, en hebreo ישראל. Y encontraremos algo maravilloso (e increíblemente poco difundido)  que difícilmente puede ser atribuido a una «interpretación» arbitraria o a una «casualidad»: El nombre ISRAEL, en hebreo, contiene las iniciales de TODOS nuestros 7 ancestros: los 3 patriarcas y las 4 matriarcas. 
Veamos: La primera letra YOD es la inicial de Itzjaq y de Ya’aqob. La segunda letra, SIN, es la inicial del nombre de nuestra primera matriarca Sará.  La RESH corresponde a la primera letra de Rajel y de Rivká.   La letra ALEF es la inicial de Abraham y finalmente, la letra LAMED, es la primera letra de nuestra matriarca LEAH.  Lejos de excluir a los nombres de los otros patriarcas ISRAEL es el nombre perfecto para nuestro pueblo, que incluye a nuestros 3 patriarcas y 4 matriarcas.




VAYISHLAJ: Los «NO» que nos definen

ESCRITO EN 2021

«הצילני נא מיד אחי מיד עשו»

LA ESPADA DE ESAV

Ya’akov Abinu regresa a la tierra de Israel. Tiene muchas dudas. Una de esas dudas es si su hermano Esav aún le guarda rencor. Recordemos que hace 20 años, Esav decidió matar a Ya’akov. La pregunta de Ya’akov era: ¿Me sigue odiando Esav 20 años después? A lo mejor sus resentimientos han cambiado y ya se olvidó de lo que pasó tanto tiempo atrás… pero Ya’akov no está seguro. Y encuentra una complicación más: escucha que Esav está llegando encabezando una banda de 400 hombres, demasiada gente para un comité de bienvenida. Ya’akov teme lo peor y siente el peligro que acecha a él y a su familia. Ya’akov reza y suplica por la intervención Divina diciendo la famosa frase: «[HaShem], sálvame de la mano de mi hermano, de la mano de Esav». Cuando finalmente se reencuentran, Esav no ataca a Ya’akov. Hay comentaristas bíblicos que explican que Esav tenía toda la intención de destruir a Ya’akov y quedarse con su familia y sus posesiones, pero que hubo un cambio emocional en el corazón de Esav. ¿Por qué? La noche anterior, Ya’akov luchó contra un enviado de HaShem (un «ángel», aunque la Torá lo describe como un «hombre»). Este individuo hirió a Ya’akov en su muslo y lo dejó herido. Cuando Esav vio a Ya’akov rengueando, se conmovió (o pensó que Ya’akov ya no era un adversario digno…) y, de acuerdo a esta interpretación, el perdón que no llegó en 20 años se transformó en una especie de «lástima» por la vulnerabilidad de Ya’akov, y los sentimientos de afecto regresaron. Así, de una manera directa o indirecta, HaShem salvó a Ya’akov de Esav, al hacerlo luchar contra ese individuo.

LA INVITACIÓN DE ESAV

Acto siguiente, y ahora en un clima de reencuentro familiar, Esav agradece los generosos regalos de Ya’akov y le dice: «No me hace falta nada, hermano mío, ya tengo demasiado». Vemos que Esav es un hombre materialmente exitoso. Es el patriarca, fundador y cabecilla del pueblo de Edom. Pero Esav, tal como su mamá lo había anticipado, no siguió el camino de su abuelo Abraham y de su padre Isaac. Los edomitas, liderados por Esav, habían abandonado las creencias de Abraham Abinu y eran idólatras, al igual que el resto del mundo. Y ahora Esav ya no ve a Ya’akov como su enemigo, sino como su hermano, su amigo. Y aquí, irónicamente, comienza un problema enorme para Ya’akov. Algo más delicado y más sutil que la espada de Esav, pero igualmente letal. ¿De qué se trata este nuevo problema? Como consecuencia de la nueva reconciliación fraternal, Esav invita a Ya’akov a unirse a él (Génesis 33:12). «Nis’a veneleja. Vamos juntos. Ven conmigo a Se’ir, y allí viviremos como una sola familia. Tus niños pequeños van a jugar con mis niños, sus primos. Y ya tengo en mente algunas de mis hijas y nietas que podrían ser muy buenas candidatas para casarse con tus hijos». Ya’akov sabe que si acepta la invitación de Esav, sus hijos terminarán asimilándose a Esav y formarán parte de su familia. HAY MUCHO EN JUEGO: sería el final del legado de Abraham Abinu (del «judaísmo» de ese entonces)…. y no por la vía de la espada de Esav, sino por la disolución natural e inevitable de la «religión» que practicaba la familia de Ya’akov.

EL «NO» QUE CAMBIÓ LA HISTORIA

Y en ese momento decisivo para la posteridad, Ya’akov, heroicamente, le dijo NO a Esav. Lo hizo muy diplomáticamente. «Tú ve adelante y yo llegaré al ritmo de mis pequeños hijos», le dijo. Esav, que quizás no comprendió la indirecta de Ya’akov, insistió. «Si quieres, te dejo algunos hombres para que te protejan en el camino, hasta que llegues a mi casa». Ya’akov, estoicamente, soportó la tremenda presión psicológica de ese momento — en el que se podía cortar el aire con un cuchillo— y, con mucha incomodidad pero con mucha firmeza, rechazó nuevamente la oferta de Esav. «¿Por qué habré de hallar tanta gracia en tus ojos?». Esav finalmente entendió el mensaje y se marchó. Si tuviéramos que describir con nuestras propias palabras lo que experimentó Ya’akov en su intenso encuentro con Esav, diríamos que en un mismo evento, Ya’akov se enfrentó al antisemitismo y a la asimilación. En el primer caso, especialmente si seguimos la opinión que mencionamos, Dios intervino «directamente» para salvar a Ya’akov de Esav, «su enemigo». Pero cuando Ya’akov se enfrenta al Esav, «su amigo» Esav, allí no hubo una intervención Divina. Hubo una decisión humana. Ya’akov debió actuar por su cuenta y decir y asumir las consecuencias del «NO». En esta segunda instancia, Dios no interviene y espera que Ya’akov tome la decisión correcta por sí mismo.

SI YA’AKOV NO HUBIERA DICHO «NO»….

La mejor manera de entender el impacto de los NO que definen nuestras vidas es visualizar qué hubiera pasado si no hubiéramos dicho NO. Hoy en día, nosotros, los descendientes de Ya’akov Abinu, seguimos enfrentando desafíos muy similares. La sociedad no judía nos invita a una integración cultural y social sin barreras ni diferencias. La asimilación se cobró ya millones de «almas» judías. Millones de instancias en las que hijos o padres no tuvieron la fuerza, la convicción o la posibilidad de decir «NO» a Esav el amigo. El daño ha sido catastrófico. Comparto con ustedes dos números que lo dicen todo: 1) 1927. 2) 4.200.000. En el año 1927, la población judía en los Estados Unidos era de 4.2 millones. ¿Cuántos judíos debería haber en los Estados Unidos en 2021, casi 100 años después? Aquí no hubo una Shoah, ni campos de concentración, ni mega-matanzas antisemitas; por el contrario, la inmigración judía a este país continuó ininterrumpidamente. No soy un genio de las matemáticas, pero mi intuición me dice que hoy deberían haber no menos de 15 o 20 millones de judíos en Estados Unidos…. Pero hay menos de 6 millones…. ¿Qué pasó entonces con los millones de judíos que ya no se cuentan como tal?

Dios nos ayuda en la lucha contra el enemigo. Pero de la asimilación tenemos que salvarnos por nuestra cuenta. Mejorando en nuestra observancia y apreciación de los valores judíos. Educando a nuestros hijos en escuelas judías y especialmente con nuestro ejemplo personal. Teniendo la valentía y la convicción de decir «NO» si alguna vez la relación con Esav puede pasar de la cordialidad y el respeto, hacia un plano social en el que arriesgamos perder nuestra identidad.




VAYETZE: ¿Por qué soñamos lo que soñamos?

Nuestra Parashá abarca veinte años de la vida de Ya’aqob Abinu. Veinte años que transcurrieron entre dos sueños. El primer sueño tuvo lugar cuando Ya’aqob salía de la tierra de Israel y se dirigía hacia Jarán, al norte de Siria. Ya’aqob soñó con ángeles que subían y bajaban de la tierra al cielo. Lo que quiero destacar de este sueño, más allá de las diferentes interpretaciones, es que al salir de Israel Ya’aqob soñó con ángeles. Y con una escalera (¡un elemento simbólico no menos relevante!) que le recordó que estamos en este mundo para crecer y elevarnos hacia lo divino. Los sueños no vienen de la nada. Y los sueños no mienten.
¿QUE SON LOS SUEÑOS ?
Primero, entendamos un poco mejor qué son los sueños.
Somos lo que soñamos. Y soñamos lo que somos. El contenido de nuestros sueños refleja nuestras vidas. Las pasiones, deseos, traumas y miedos que experimentamos en nuestra rutina diaria. Si uno sueña que está volando, es probable que esté aspirando avanzar en su vida, tener un mejor trabajo, etc. pero «siente» –aunque quizás no lo exprese–  que está encadenado, atrapado. Soñar que uno «vuela» libera al soñador «virtualmente» de esas cadenas que lo atan: el sueño expresa un deseo muy profundo, a veces reprimido, que hasta puede ser irrealizable.    Si uno sueña que está conduciendo un vehículo y los frenos no funcionan, es posible que uno sienta que no está en control de su vida, y desea recupéralo antes de que sea demasiado tarde. Cuando uno sueña que está en público sin la ropa adecuada, es probablemente un reflejo del miedo a que la gente «vea», descubra, algo vergonzoso que uno desea ocultar.  Los sueños dicen mucho de nosotros, y los miedos y deseos que viven en nuestro subconsciente.
SUEÑOS DE PATRIARCA
El sueño de Ya’aqob es profundamente espiritual y positivo. Ya’aqob Abinu vio ángeles en su sueño porque esa era su realidad diaria. ¡Vivía entre ellos! Su madre, Ribka, su padre, Isaac, su abuelo Abraham, sus maestros, Shem y Eber.  Jacob vive entre ángeles humanos.   Ya’aqob se escapa de la tierra de sus padres por miedo a que su hermano Esav lo mate. Huye a la casa de su tío Labán. Y allí tiene que trabajar muy duramente. Labán, por mucho tiempo se abusa de él. Y luego de muchos años Ya’aqob le dice a Laban Gen. 31:38-40 «Durante estos veinte años que he estado contigo, tus ovejas y tus cabras no se han accidentado, nunca he tomado de los carneros de tu rebaño [para mi beneficio personal], nunca te traje un animal despedazado por las fieras [siempre los cuide con mucha atención], y si alguna vez sufrieron algún accidente, yo he asumido las pérdidas, ya que tú siempre lo demandabas de mi mano [aunque no fuera mi culpa], y lo mismo hice cuando un animal era robado… de día o de noche… [trabajé sin parar]: durante el día me consumía el calor y de noche la helada, y así el sueño huía de mis ojos.»
METAMORFOSIS
Al final de esos veinte años Ya’aqob sueña otra vez. Pero esta vez tiene un sueño muy diferente. No hay ángeles subiendo por una escalera, sino animales apareándose, subiendo uno encima del otro. «Los machos se subían a los rebaños, produciendo animales con rayas, con puntos o con manchas» (Gen. 31: 10-11).  Este segundo sueño no es un sueño «espiritual» sino material. Los animales representan los bienes materiales: no hay oposición más grande que: «ángeles» vs. «animales».  En su segundo sueño, un ángel le habla a Ya’aqob, pero solamente para enseñarle a ser más astuto que Labán en los negocios. Este es un sueño 100% materialista, impropio de Ya’aqob.
Y es en ese mismo sueño que Ya’aqob recibe una orden directa de HaShem, y esta orden viene con una explicación:   (31; 11) «ki raiti et asher laban ‘ose imaj. «Porque he visto lo que Labán ha hecho de ti». Es como que HaShem le dice a Ya’aqob: «Veo que trabajar veinte años para Labán te ha afectado profundamente. Has cambiado tu personalidad, y eso se puede observar en tus sueños: hace veinte años soñabas con ángeles y una escalera que unía a la tierra con el cielo. Ahora, tus sueños se han transformado. Son horizontales, «superficiales». Los ángeles fueron reemplazados por ovejas y las escaleras por establos. ¡Estos sueños son dignos de Labán, no de Ya’aqob!»
EL CAMINO DE REGRESO
Ya’aqob entonces recibe una orden directa de HaShem. Es hora de volver a casa (31:11):«Ahora debes salir de esta tierra (Jarán)  y regresar a tu tierra natal, [Israel].» Tienes que regresar para que cambien tus sueños, para que vuelvas a soñar con ángeles y escaleras. Y eso lo lograrás viviendo una vida que promueva constantemente esa conexión entre la tierra y los cielos. Tu destino es ser uno  de esos «ángeles» humanos que suben al cielo y traen la Torá a la tierra. Y así fue.  En el último pasuq de esta Parashá 32:1, tan pronto como Ya’aqob llega a Eretz Israel, nuevamente visualiza a «los ángeles» que vienen a su encuentro en Majanayim. Ya’aqob, y nosotros sus descendientes, aprendimos esta gran lección: Debemos vivir nuestra vida material con la espiritualidad suficiente para soñar con ángeles, y con escaleras que unen el cielo con la tierra. 



VAYETZE: Anticipando la asimilación

La Perashá de esta semana comienza con el exilio de Ya’aqob Abinu, nuestro tercer patriarca. Ya’aqob huye de la tierra de Israel, cuando su hermano Esav declara su intención de asesinarlo. Ya’aqob se encamina entonces hacia Jarán, un pueblo cerca de lo que hoy es el norte de Siria. Allí viven los parientes de Abraham: Labán, el tío de Ya’aqob, y su familia.
Ya’aqob no llega a Jarán con una caravana de camellos, con guardias y esclavos, como cuando Eli’ezer, el siervo de Abraham visitó el lugar. Ya’aqob va solo, con un bastón, y lo que lleva puesto.  Y también a diferencia de Eli’ezer, Ya’aqob no va por unos días sino que va por un tiempo indeterminado (que terminó siendo 20 años). La primera noche de su viaje, cuando aún no había cruzado la frontera de Erets Israel, Ya’aqob tiene un sueño. Sueña con una escalera apoyada sobre el suelo, pero que llega hasta el cielo. Y ve ángeles. Los ángeles suben al cielo y bajan del cielo.  Y aquí nos encontramos con un desafío que el texto de la Torá nos presenta. Se supone que los ángeles «están en el cielo», y por lo tanto, primero deberían descender y luego ascender ¿Por qué, aunque se trate de un sueño, el orden está invertido?
Veamos ahora la interpretación más famosa sobre este punto, proporcionada por Rashí.
¿QUE SON LOS ANGELES?
En primer lugar debemos saber que los ángeles en la Torá no son «seres alados con aureolas sobre sus cabezas». Para entender el concepto de ángeles, recordemos que Dios no actúa “directamente” sobre Su mundo (hubo solamente dos excepciones a esta regla. 1. El primer acto de Creación y 2. la intervención Divina en la salida de Egipto) sino que lo hace a través de Sus “ángeles”.  Esto es, 1. fuerzas naturales dirigidas por Dios, o 2. Instancias que nos parecen “fortuitas”, o individuos que, sabiéndolo o no, cumplen una misión Divina. En Tehilim (104:4) el viento, por ejemplo, es considerado un ángel del Creador, ya que HaShem utiliza el viento para crear la lluvia.  Los ángeles que visitaron a Abraham y a Lot eran (o según otras interpretaciones: se veían como) seres humanos. Lo que tiene en común «el viento» y esos «ángeles» de apariencia humana es que ambos “cumplen estrictamente la voluntad de Dios”, la misión para la cual fueron creados. En hebreo la palabra “ángel” (mal-aj) en realidad quiere decir: emisario, representante, un agente de HaShem que a diferencia de los seres humanos, no tiene libertad de elección (es decir: «libertad de desobedecer»).     Algo más. En la Torá se mencionan ángeles en un contexto muy específico: Protección Divina.  Nuevamente, los “ángeles” no son seres independientes con poderes sobrenaturales: en el judaismo no adoramos “ángeles” ni le rezamos a los “ángeles”. Hablamos de ángeles cuando nos referimos a la intervención Divina a través de factores naturales o humanos, milagrosos o cotidianos, especialmente en el contexto de “protección”. En el caso de Ya’aqob los ángeles que vio en su sueño vienen a asegurarle que la protección de HaShem continuará aún fuera de Israel.
EN CASA DE LABAN
Una vez que entendimos que “ángeles” se refiere a Protección Divina, podemos abordar la segunda pregunta: ¿Por qué los ángeles primero suben y luego bajan? ¿No debería ser al revés?  Rashí dice lo siguiente,  basándose en un hermoso Midrash:lo que Ya’aqob contempló en su sueño fue “un cambio de guardia” entre los ángeles que protegen a Ya’aqob en la tierra de Israel y los ángeles que protegerán a Ya’aqob  en Jarán, el territorio de Labán.   Pero ¿Por qué hace falta un cambio de guardia? En el palacio de Buckingham el relevo de guardia se hace porque los soldados deben descansar, comer, etc.  Pero ¿por qué razón los ángeles tienen que cambiar la guardia?  Una idea: Porque los peligros que acechan a Ya’aqob en estos dos lugares son muy diferentes. En la tierra de Israel Ya’aqob estaba amenazado de muerte por Esav.  Ahora en su próximo destino, la tierra de Labán, a Ya’aqob no le aguarda ninguna amenaza física. Sin embargo los valores y las creencias de Ya’aqob estarán en peligro… Ya’aqob está yendo a vivir en el seno de una familia idólatra; va con la intención de casarse con alguna de las hijas de Labán y ser parte de esa familia. La posibilidad de que Ya’aqob se olvide de todo lo que aprendió de su papá Isaac y de su abuelo Abraham, y se transforme por completo en un miembro más de la familia de Labán, ¡es muy real! Esta nueva situación, la asimilación, requiere un nuevo tipo de protección Divina, que no había sido necesaria hasta ese momento. En este sueño, de acuerdo a nuestro Midrash,  Dios le muestra a Ya’aqob que Él lo protegió de Esav y le asegura que lo seguirá protegiendo en términos de su integridad física. Pero indirectamente, también le advierte a Ya’aqob que se habrá de encontrar con peligros desconocidos en su nuevo destino y que tendrá que tomar muy en serio la amenaza de la asimilación.
ISRAEL Y LA DIASPORA

Esto increíblemente similar a lo que ocurre en nuestros días. Los peligros a los cuales están expuestos los judíos de Israel y los judíos de la diáspora son muy diferentes. En Israel, el peligro fundamental –si bien no es el único– es la integridad física: las guerras, las intifadas, los ataques suicidas, etc.  Este era también el tipo de peligro que acechaba a Jacob en la tierra de Israel, a manos de Esav.  Por el otro lado, el peligro crucial que enfrentamos los judíos en la diáspora es similar al que Ya’aqob iba a enfrentar en su nuevo destino: la asimilación a los valores de Labán y a la sociedad pagana de Jarán. Este es un desafío mucho más sutil y más difícil de identificar, especialmente porque es menos visible… y a veces ocurre sin que nos demos cuenta.  Al igual que Ya’aqob luego de su sueño, nosotros en la diáspora debemos tomar conciencia de los peligros que enfrentamos y hacer todo lo posible por educar a la próxima generación para que la Torá siga siendo relevante para ellos, y que la vean como la más hermosa fuente de inspiración y la guía de sus vidas.




TOLEDOT: Nada nuevo bajo el sol de Gaza

ESFUERZO Y BENDICION

En la Parashá de esta semana, Génesis capítulo 26, leemos que Isaac tuvo que dejar su tierra por la hambruna y llegó hasta Guerar, una ciudad entre Gaza y Beer Sheba, la tierra de los Pelishtim (filisteos). Isaac se estableció temporariamente allí y se puso a trabajar duro. v:12-14 «Isaac sembró en aquella tierra, y cosechó aquel año cien por uno [cien veces más de lo que había sembrado]: ¡HaShem lo había bendecido! Isaac gozó de prosperidad y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy rico: tuvo ovejas, vacas y muchos sirvientes…

Si bien HaShem lo bendijo, a Isaac la riqueza no le llovió del cielo, el hijo de Abraham era muy trabajador. Tuvo que esforzarse muchísimo para sembrar en esa zona árida, y tal como la Torá nos cuenta un poco más adelante , tuvo que cavar una y otra vez –sin pereza y sin darse por vencido– para obtener el elemento más escaso y preciado en el Medio Oriente: agua.

Pero ahora, el mismo versículo que menciona la riqueza de Isaac continúa describiendo el sentimiento y la reacción de los Pelishtim ante al éxito de Isaac.

 וַיְקַנְא֥וּ אֹת֖וֹ פְּלִשְׁתִּֽים

וְכׇל־הַבְּאֵרֹ֗ת אֲשֶׁ֤ר חָֽפְרוּ֙ עַבְדֵ֣י אָבִ֔יו בִּימֵ֖י אַבְרָהָ֣ם אָבִ֑יו סִתְּמ֣וּם פְּלִשְׁתִּ֔ים וַיְמַלְא֖וּם עָפָֽר׃

וַיֹּ֥אמֶר אֲבִימֶ֖לֶךְ אֶל־יִצְחָ֑ק לֵ֚ךְ מֵֽעִמָּ֔נוּ כִּֽי־עָצַ֥מְתָּ מִמֶּ֖נּוּ מְאֹֽד׃

Los Pelishtim le tuvieron envidia a Isaac.

Y todos los pozos [de agua] que los siervos de su padre [Abraham ] habían cavado … los inutilizaron, llenándolos de tierra.»

Los Pelishtim recibieron a un Isaac refugiado, débil y pobre. Y simpatizaron con ese Isaac. Pero una vez que Isaac se recuperó, su éxito no los puso contentos, todo lo contrario: les molestó. La Torá usa aquí por primera vez en la historia bíblica la palabra quin’a que significa: «envidia» (ויקנאו אותו פלשתים «Los Pelishtim tuvieron envidia de Isaac».

Hay dos posibles reacciones que uno puede tener frente a una persona que tiene éxito. La primera, la mejor, es aprender del que hace las cosas bien e imitarlo. Los Pelishtim podrían haber imitado el esfuerzo de Isaac: trabajando más, levantándose más temprano, emborrachándose menos, ahorrando más, no gastando tanto, etc, etc. ¡pero nada de eso sucedió! La reacción de los Pelishtim consistió en una envidia destructiva que los llevó a algo inconcebible ¡tapar con tierra los pozos de agua que había cavado Isaac!

LA DIFERENCIA ENTRE LOS CELOS Y ENVIDIA

Hay una gran diferencia entre las palabras hebreas «celos» (jemdá o ta’avá לא תתאוה), y “envidia” (quin’a) . «Celos» siempre se refiere a un objeto: estoy celoso de lo que tienes, y quisiera tenerlo yo. Quiero tener tu casa, tu dinero, tu auto. Y en teoría, una vez que yo tengo lo que tú tienes (te lo quito o me lo compro), mis celos desaparecen o al menso disminuyen. La «envidia», por otro lado, es un sentimiento profundo, tóxico y complicado. No se trata de mi deseo de tener lo que la otra persona tiene, sino del oido hacia la persona que lo posee. Cuando te envidio, me molesta tu éxito. No lo puedo soportar. Voy a tratar de quitarte lo que tú tienes. Y si no te lo puedo quitar, lo voy a destruir. Porque lo que más me impronta ¡es que TU no lo tengas!  La envidia es destructiva y por naturaleza autodestructiva. La envidia / odio llevó a los Pelishtim a hacer lo más irracional que un habitante del medio oriente puede hacer: inutilizar pozos de agua en el desierto. Lo cual, obviamente, los perjudicaba a ellos también.

LA HISTORIA SE REPITE

Rambán, Najmánides, dice que la Torá se excede en los detalles de este evento para enseñarnos que מעשה אבות סימן לבנים , «lo que le ocurrió a nuestros antepasados no es sólo historia», sino que marca un patrón de conducta que se repetirá con sus descendentes. Esta historia se vuelve a repetir en nuestros días.

La bendición de HaShem y el éxito de Israel en las áreas de educación, innovación, tecnología, y economía despierta admiración en el mundo, pero también muchísima envidia, resentimiento y odio. Especialmente de parte de sus vecinos, a quienes que les importa destruir “los pozos de agua “ que podrían beneficiar a sus propios ciudadanos con tal de dañar a Israel.

La historia de Gaza lo deja en claro.

El 15 de agosto de 2005, 8.000 judíos israelíes fueron desterrados de sus casas en Gush Qatif (Israel). Esa tierra, que había sido conquistada militarmente por Israel en respuesta a la guerra iniciada por los egipcios, fue «regalada» a los Palestinos, quienes tuvieron elecciones democráticas en 2006 en las que fue elegido el partido de Hamas. La población de Palestina que eligió a Hamas conocía —y conoce perfectamente bien— los objetivos de Hamas ya que están absolutamente explícitos en su carta fundacional: en esa carta Hamas no menciona la voluntad de brindar prosperidad, derechos humanos o servicios sociales a los habitantes de Gaza para mejorar sus vidas.  TODO LO QUE LA CARTA DICE ES QUE HAMAS SE DEDICARA PLENAMENTE AL YIHAD, esto es, a la lucha armada contra el Estado de Israel hasta su destrucción, y aclara que rechazará toda negociación y gestión diplomático. Tal como lo hicieron los Pelishtim con Isaac, Hamas esta dispuesto a empobrecerse y autodestrurise (inmolarse =yihad) con tal de destruir Israel o por lo menos, matar la mayor cantidad posible de judíos.

Gaza no se dedica al terror porque son pobres, Gaza es pobre porque elige dedicarse al terror. Esta idea es tan alucinante para las personas normales que no la creen. Y en cierta manera los que tienen una mentalidad occidental, incluso en Israel, superponen a la fuerza sus propias ideas y tratan de ayudar a Gaza a salir de su pobreza. Los Palestinos de Gaza han recibido más dinero que cualquier otra población en el mundo entero. De la Unión Europea, de las Naciones Unidas, de estado Unidos, cientos de billones de dólares. Y todo este dinero que debería haber sido dedicado a para construir escuelas, hospitales y darle agua limpia a la población , ha sido dedicado a construir túneles de guerra, comprar armas, desarrollar mas armamentos y todo con la intención de destruir a Israel.

Es muy difícil para una persona normal entender que la envidia transformada en odio le haga perder a los seres humanos su deseo de prosperidad y auto preservación para dedicarse a la eliminación de aquel que trabaja y prospera. Pero la Torá ya lo advirtió en la historia de Isaac con los Pelishtim. Y hoy vemos más claro que nunca que no hay nada nuevo bajo el sol de Gaza.




Jacob, Esav y el ejército de Israel

En la Perashá de esta semana nos despedimos de Abraham y Sará y nos encontramos con la segunda generación del pueblo judío: Isaac y Ribqá.
Comencemos por Ribqá la esposa de Isaac, poseía las mejores virtudes morales. Practicaba el Jesed, la generosidad extrema que se manifiesta cuando al ayudar uno hace o le da al otro más de lo que a uno se le pide. En este sentido Ribqá era un clon de Abraham, el hombre que representaba el epítome de la generosidad: ayudar al otro antes o sin que lo pida.  La extrema bondad de Ribqá estaba acompañada por una gran inteligencia y una personalidad con principios muy sólidos a la hora de mantener sus convicciones. También en esto Ribqá era parecida a Abraham, que se mantuvo firme en sus principios a pesar de tener al resto del mundo en su contra. La firmeza de Ribqá se convirtió en un elemento crucial para el destino del pueblo judío. Veamos.
Isaac y Ribqá tuvieron dos hijos. Yaaqob y Esav. Yaaqob era dócil e íntegro, un hombre de su casa y bondadoso. Esav, era todo lo contrario. Adrenalina pura. Un hombre de batalla; de lucha. Un gran cazador. Y llegó el momento de elegir un heredero. No se trataba de quién heredaría los bienes materiales de Isaac, sino de algo mucho más importante: ¿Quién iba a continuar,  liderar y promover el camino y los valores de Abraham Abinu?  Y en este punto —cuál de los dos hijos era el más indicado para liderar el camino que estableció Abraham— Isaac y Ribqá ¡no estaban de acuerdo!. Para Isaac el heredero indiscutido era Esav. ¿Por qué? Porque Isaac asumía que la fe de Abraham, tan controversial, iba a ser combatida violentamente por los pueblos idólatras, y seguramente tratarían de erradicar a los descendientes de Abraham por sus ideas tan radicales. No olvidemos que la fe que practicaba Abraham, el monoteísmo, es excluyente. No se trata de afirmar «mis dioses son más poderosos que los tuyos» sino «Existe un solo Dios, y tus dioses son una farsa» . Con un mensaje ideológicamente (y políticamente) tan revolucionario,  Isaac sabía que si sus descendientes seguían firmes en la fe de Abraham iban a tener infinidad de enemigos (¡y no se equivocó!) y era necesario entonces que los portadores de esa fe supieran defenderse, luchar y pelear por sus convicciones. Esav, pensaba Isaac, poseía las virtudes ideales para defender la fe de Abraham: era un poderoso guerrero, y podría organizar y liderar un ejército (como vemos que se menciona en Vayishlaj, donde vemos que Esav lidera un ejército de 400 hombres) para defenderse de futuros enemigos.
La visión de Ribqá era diferente. El futuro sucesor de Abraham debía tener las virtudes de Abraham. El sucesor de Abraham tenía que ser: amable, sensible y generoso con los extranjeros. Más inteligente que fuerte. Y más hábil y sofisticado, que violento. Alguien que le diera prioridad al estudio, no a la caza. Y estas eran las características de  Yaakob.  El conflicto entre Isaac y su esposa se  entiende   perfectamente bien: hay que darle prioridad a  quien pueda mantener los valores de  nuestro futuro pueblo o a quien pueda defenderlo de sus futuros enemigos?
De acuerdo a Rivká, Jacob debía ser el elegido para continuar el camino de Abraham.
Esav tenía una personalidad violenta, muy necesaria para la guerra, pero incompatible con la sensibilidad de Abraham.
Analizaremos a continuación la personalidad de Esav para entender mejor por qué Rivká .
יודע ציד איש שדה . Esav, era un experto a la hora de identificar y aprovecharse de las debilidades de sus enemigos. Se especializaba en engañar a sus víctimas, animales y humanas. Era un guerrero astuto, que fijaba sus pensamientos en cómo derrotar al otro. Este talento es muy importante para la guerra, pero ¿cómo afectaría esta característica la personalidad de Esav y de sus hijos? ¿Podría un hombre dedicado a la guerra ser generoso como lo fue Abraham con los extranjeros, o podría ser diplomático con sus vecinos como lo fue Abraham con los Hititas?
למה זה לי בכורה . Esav, como todo guerrero, sentía que la próxima batalla podía ser también la última. Y por eso es que vivía el presente sin pensar en el futuro.  cuando cambió su primogenitura por un plato de lentejas, Esav demostró que estuvo dispuesto a sacrificar su porvenir para satisfacer sus necesidades inmediatas. ¿Cómo influiría esta característica de Esav a la hora de mantener el camino de Abraham? Ya que los valores de Abraham consisten en gran parte en estar dispuesto a sacrificar el presente —deseos, necesidades y apetitos—pensando en el futuro.
יש לי רב . Esav era un hombre ambicioso y materialista. Esta es una virtud muy importante para un guerrero, porque el inconformismo material es el mejor estímulo para salir a conquistar otros pueblos, hacerse con sus riquezas y así ser  invencibles. Pero esta cualidad que caracterizaba a los guerreros que se aventuraban a la conquista, ¿cómo va a afectar los valores de Abraham Abinu, donde lo más importante no es lo que tengo, poseo o conquisto? Para Abraham lo más importante no era conquistar y saquear sino darle al que tiene menos.
Mientras que Isaac veía la personalidad agresiva de Esav como la garantía para preservar la integridad física y la supervivencia del pueblo de Abraham Abinu,  Rivká dudaba de que Esav pudiera «mantener» los valores de Abraham… Y sentía que aunque Esav se comprometiera formalmente frente a sus padres a adoptar y seguir los valores de Abraham.
Para Esav ya había cruzado una línea roja: en completa oposición a lo que había enseñando Abraham, Esav había se había casado con dos mujeres de la tierra de Canaan, algo que Abraham había rechazado totalmente,  ya que los valores de esas mujeres, sus familias y sus pueblos eran completamente opuestos a los de Abraham Abinu.
Ya’aqob, a diferencia de Esav, era un hombre bondadoso y generoso. Para Ya’aqob el futuro era más importante que el presente. Y lo material debía servir un propósito más allá de sí mismo. Para Ribqá , Ya’aqob era el heredero natural del camino de Abraham.
Como le ocurre a muchos padres, Isaac no veía los defectos de Esav, y como ya había sufrido ataques y provocaciones de los Filisteos quería que su pueblo fuese liderado por aquel de sus hijos que fuese el mejor guerrero. Pero Ribká, con su inteligencia y su sabiduría de mujer y madre, sabía muy bien que Esav no era el candidato más adecuado.
  y al final de la historia, vemos que Isaac reconoció que su esposa tenía razón. Y mandó a Ya’aqob a tomar una esposa de la familia de Abraham.
Esta decisión crucial de Ribqá, directa o indirectamente, influyó en la naturaleza y el carácter del pueblo judío: nunca nos destacamos por ser los temibles conquistadores, como fueron los hunos, los mongoles o los vikingos. Y lo que es más: el precio que tuvimos que pagar por esta falta de agresividad y fortaleza militar fue muy alto.  Los judíos siempre hablamos de paz, no de conquistas. No disfrutamos ni del derramamiento de sangre ni de la muerte de nuestros enemigos.  En este sentido somos las víctimas perfectas, porque somos fácilmente abusables.
Hoy B»H tenemos Medinat Israel, y por fin llegamos a un balance donde contamos con un poderosísimo ejército para defendernos y B»H   cada vez hay más estudio de Torá y observancia religiosa.
Nuestra supervivencia como pueblo de Israel es la prueba de que Ribqá NO se equivocó.



TOLEDOT: La visión satelital de la mujer

UNA MUJER VIRTUOSA
La semana pasada vimos como Abraham Abinu se preocupó por encontrar una buena esposa para su hijo Isaac (Itsjaq).  Los rabinos siempre insistieron en que la mujer es la clave de la familia judía. Y Abraham sabía muy bien que por más que Isaac sea hombre justo, si su esposa no lo acompaña en su misión Isaac, transmitir el legado de Abraham, Isaac hubiera fracasado. Abraham lo sabía por su propia experiencia: su primer hijo, Ishmael, no seguía sus pasos. Ishmael imitaba a su madre, Hagar, y terminó convirtiéndose en un cazador, como sus ancestros maternos. Abraham quería para Isaac exactamente lo que Rivká representaba. El epítome de Jesed, generosidad y bondad.
LA CABEZA Y EL CUELLO
También vemos otra característica muy importante de Rivká. Rivká posee un recato (tseniut) natural. Los Jajamim lo indican por su manera de sentarse en el camello, o cuando se cubre con su velo al escuchar que Isaac se aproxima. Pero como vemos en el diálogo que tuvo con Eliezer y con sus propios padres, ese recato no evitaba que Rivká poseyera también una gran personalidad y carácter. Rivká sabía exactamente lo que quería y lo que había que hacer. Cuando se habla de matrimonio, algunos comparan al marido con la cabeza y a la mujer con el cuello: la cabeza es la parte principal del cuerpo, pero el cuello la maneja.  Yo propondría un modelo un poco más sofisticado: el matrimonio judío es como un automóvil. ¿Quién lo maneja? ¿Quién está al volante? El marido. ¿Y la mujer? La mujer es el GPS.
CUANDO NO OBEDECES A TU GPS
Una vez me encontraba en la autopista Belt Parkway. Estaba en la salida 16 y tenía que salir en la 31. De repente mi GPS me indica que salga en la 18.  Y yo por supuesto pensé que el GPS se estaba equivocando e ignoré su recomendación. Cuando estuve más cerca del la salida 18, mi Waze siguió insistiendo «Toma la salida 18»,  y justo antes de pasar por la salida 18, casi como dándose cuenta de que lo iba a ignorar, creo que me gritó: «¡¡¡Salida 18, Salida 18!!!» . Yo seguí adelante y me dije: ¿Por qué escuchar al GPS si conozco este camino como la palma de mi mano y aparte el camino se ve muy despejado? Entonces ocurrió lo predecible. Llegué a la salida 20 y el tráfico estaba totalmente parado….  Perdí unos 40 minutos, ya que una vez que se pasa la salida 18, no hay caminos alternativos….
Entonces recordé una vez más la diferencia entre mi esposa y yo: Yo, conductor, poseo una vista humana, limitada, que termina donde dejan de ver mis ojos. Mi esposa, como el Waze, tiene una vista satelital. De alguna manera nuestras esposas (¿o es solo MI esposa?) ven mucho más allá de lo que vemos nosotros. Y a veces, cuando no les hacemos caso, sufrimos las consecuencias….
VISION SATELITAL
La Parashá de esta semana, Toledot, nos presenta un conflicto entre Isaac y Rivká.  Cada uno tenía una idea diferente acerca de quién debía ser elegido para liderar la próxima generación del incipiente pueblo judío (ver aquí).  Para Rivká el candidato adecuado era Ya’acob. Lo tenía más que claro.  Y una de las razones era que Esav ya se había casado con dos mujeres locales, paganas. Que no seguirían el camino de Abraham.  Y Rivká como mujer sabe el enorme poder e influencia que la esposa tiene sobre su marido.    Es de suponer que Rivká primero hizo lo que haría un GPS, diciéndole a Isaac: «Esav no es el candidato adecuado para continuar el legado de Abraham». «Esav está demasiado ocupado persiguiendo sus apetitos materiales». «Sus esposas lo van a desviar del camino de Dios» «Tenemos que elegir a Ya’aqob». Pero Isaac no veía los defectos de Esav…  e ignorando las indicaciones de su «GPS»,  se dispuso a nombrar a Esav como su heredero espiritual.
SALVADO POR SU ESPOSA
Para lo que sucedió luego tenemos que pensar en la diferencia entre el GPS y un Google car (que en un par de años estará en las calles). El GPS le indica al conductor: «Salida 18, Salida 18». El Google car, por otro lado, no le da instrucciones al conductor. Lo conduce directamente a la salida 18, y lo salva del terrible tráfico, sin consultarle... En el momento más crucial, que determinaría el destino del legado de Abraham Abinu, Rivká actuó como un Google Car: forzó a Isaac a desviarse de su plan de ruta inicial, bendecir a Ya’acob y declararlo su heredero. Rivká fue elegida por Abraham para esa precisa misión. Para salvar a Isaac de tomar una  irreparable mala decisión.  Rivká, que era tan parecida a Abraham, estaba allí «en lugar de Abraham». Protegiendo su legado. Actuando como hubiera actuado Abraham.
Al haber forzado a Isaac a designar a Ya’aqob como su heredero, Ribqá salvó el legado de Abraham, y en cierto sentido, garantizó la existencia del pueblo judío



JAYE SARA: Buscando una esposa para Isaac

Esta Parashá nos cuenta sobre los últimos días de Abraham Abinu.  Luego de ocuparse del entierro de su esposa Sará, Abraham sabe que le queda una importante misión por cumplir: casar a su hijo Isaac (Ytsjaq).  Es mucho lo que está en juego.  Encontrar una mujer digna de Isaac es lo que va a permitir que el legado de Abraham, su pacto con HaShem, continúe para la posteridad.  Pero si la esposa no acompaña a Isaac, posiblemente todo se pierda.  En ese entonces, como hoy en día, la educación de los hijos y la continuidad dependían especialmente de la esposa. En este Shidduj, había demasiado en juego…
Para esta difícil misión Abraham envía a su sirviente más leal, Eliezer.  Eliezer llega a Jarán, la tierra de la cual proviene Abraham y en la cual tiene todavía algunos familiares. Eliezer le ruega a HaShem que ilumine sus pasos. Y se propone a sí mismo hacer una «prueba» para elegir a la futura esposa de Isaac.
Eliezer se dirige hacia el pozo de agua. Y se dice a sí mismo que al llegar allí –donde usualmente las jóvenes mujeres buscan agua para sus casas —  le pedirá  a una de estas jóvenes un poco de agua para beber, si la joven accediera y le ofreciera también agua para sus camellos, esta sería la futura esposa de Isaac.
Los rabinos se dividen en su opinión: Algunos, como Maimónides, dicen que Eliezer no obró correctamente. Que no se puede «poner a prueba a Dios» (לא תנסו).  Uno no puedo decir, por ejemplo: «No estoy seguro si debo o no debo comprar esta casa. Por lo tanto, HaShem voy a tirar una moneda para que me reveles Tu voluntad: si es tu voluntad que yo compre esta casa, haz que la moneda caiga de ‘cara’. Y si no es Tu voluntad, que sea ‘seca’. Al fin y al cabo, HaShem, Tú eres Todopoderoso, y está en tu poder determinar de qué lado caerá la moneda.» Maimónides indica que este razonamiento, aparentemente impecable, era parte de lo retórica que usaban los idólatras, para de esa manera «forzar a sus dioses a revelar su voluntad», la cual ellos manipulaban a gusto.
Otras opiniones, si bien aceptan en principio el dictamen de Maimónides, dicen que en este caso Eliezer no trató de poner a prueba a Dios, sino de poner a prueba el carácter y la personalidad de la futura esposa de Isaac. Al fin y al cabo Eliezer no pidió un signo identificatorio arbitrario. No dijo, por ejemplo, «si encuentro una muchacha vestida con un vestido con flores, esa será la mujer que HaShem quiere para Isaac», o algo así. Eliezer se propuso identificar «cualidades» que probaran el buen carácter de la muchacha.
¿Pero cuáles eran las virtudes que Eliezer esperaba ver, y que finalmente vio, en la futura esposa de Isaac?
Eliezer buscaba en la futura esposa de Isaac, las virtudes de Abraham Abinu.
Veamos: cuando Abraham recibe a sus invitados, les terminó dando más de lo que en principio les ofreció. Abraham le dijo a sus invitados que les iba a dar «un pedazo de pan y un poco de agua». Pero al final, los agasajó con un banquete de carne tierna, pan recién horneado, y deliciosos postres. Parte de la virtud de un Tsadiq (un hombre justo) «es hacer más de lo que promete», (¡al revés de los políticos!).
Algo más:  Abraham atendió a sus huéspedes con «entusiasmo» (זריזות).  Una de las maneras de medir nuestro entusiasmo es ver cuánto nos apresuramos en hacer lo que estamos haciendo. Si un niño de 10 años tiene que levantarse a la madrugada para hacer una tarea que no quiere hacer, seguramente se levantará muy lentamente, se vestirá en cámara lenta, con total desgano, etc.  Pero si tiene que levantarse a la madrugada para viajar en avión a Disneylandia, seguramente se levantará sin demoras, se vestirá rápidamente, y con mucho entusiasmo. Cuando Abraham recibió a sus invitados la Torá nos cuenta que Abraham se «apresuró» y le dijo a su esposa, prepara «pronto» tortas, y luego «corrió» hacia su ganado y se «apresuró» a preparar la carne…
Cuando Eliezer vio a Ribqá y le pidió agua, la Torá menciona que Ribqá se «apresuró» hacia la fuente y le dijo: «Bebe Señor mío». Y le dijo, por iniciativa propia: «Le voy a dar de beber también a tus camellos. Y se «apresuró» y tomó su vasija y «corrió» hacia la fuente de agua y dio de beber a los camellos hasta saciar su sed».
Este comportamiento excepcional es propio de las personas que practican el Jesed, las obras de bien, en el más alto nivel. Hacen el bien, sin que se les pida. Y hacen más de lo que se les pide o de lo que se espera que hagan. Y cuando llevan a cabo sus obras de bien, lo hacen con entusiasmo, con pasión, sin desgano y desinteresadamente.
Ribqá pasó la prueba de Jesed. Y se graduó con el puntaje más alto.