JUKAT: La vara vs. la palabra

Entre la Perashá de la  semana pasada y la Perashá de esta semana , han pasado 40 años. Nos encontramos ahora en el último tramo de la travesía que comenzó cuando salimos de Egipto.  La generación que había vivido en la esclavitud  la mayor parte de su vida, desapareció. Los que quedan son sus hijos: que nacieron en la esclavitud pero tuvieron ahora el tiempo, 40 años, para desprogramarse de la mentalidad de esclavos y pensar y actuar como seres humanos libres.  Ya no hay voces que reclaman volver a Egipto y vivir una vida de opresión pero sin responsabilidades. Esta nueva generación sabe que tiene que luchar para conquistar la tierra de Israel. Y no tienen miedo.

LA PREGUNTA

De cualquier manera, la situación no es fácil. Quieren entrar a Israel por el camino de Edom, la via mas directa, pero Edom no les facilita el ingreso. Tiene que bordear Edom. El camino es muy largo y están muy cansados.   Miryam, la hermana de Moshé murió  y el pueblo se queda sin agua.  Entonces nos encontramos con un  episodio memorable pero muy triste. El pueblo se queja por la falta de agua. HaShem le indica a Moshé, tomar su vara (maté), congregar al pueblo frente a una roca, hablarle a la roca y mostrarle al pueblo como de esa roca (por debajo de la misma) surgirá el agua.  Moshé hace casi todo lo que HaShem le dice. La única digresión de la orden divina es que Moshé en lugar de hablarle a la roca, la golpea con su vara. HaShem le dice a Moshé, sin indicar explícitamente cuál fue su falta, que él y Aharón fallaron y que Moshé no va a liderar al pueblo al ingresar a la tierra de Israel. Yehoshua tomará el mando. Y Moshé morirá en el desierto.

Los comentaristas Bíblicos, Rashí, Radaq, Eben Ezra, Ramaban, etc. debaten respecto a cuál fue exactamente el pecado de Moshé. Ya que tiene que ser algo demasiado grave para merecer una sanción tan severa. Vamos a adoptar la interpretación de Rashí. “Moshé no tenía que haberle pegado a la roca, le tenía que haber hablado”. Creo que aún así nos puede parecer exagerado el castigo a Moshé.  El error no es tan grave. Especialmente si tenemos en cuenta que HaShem le pide a Moshé que lleve su vara. Y también si recordamos que 40 años atrás, en una situación parecida, HaShem le ordenó a Moshé que extrajera agua de una roca, “golpeando” la roca. ¿Cómo se justifica ahora un castigo tan grande por un error tan pequeño?

UNA POSIBLE RESPUESTA

¿Qué les parece si vemos, en el contexto de recambio generacional,  el aspecto simbólico de “pegarle” a la piedra o “hablarle” a la piedra? La generación anterior era una generación de esclavos. Acostumbrada a los golpes.  Es posible que la única forma de hacerlos reaccionar era “la vara”, los castigos físicos.  Esto es parte de su mentalidad de esclavos.  La nueva generación es diferente. Van a entrar a la tierra de Israel como “el pueblo elegido”, el pueblo que sigue la Torá, el libro que enseña autodisciplina (Quedushá).  El pueblo elegido no puede ser un pueblo violento. Tiene que ser un pueblo educado. Pensemos en la diferencia entre nuestra sociedad  hoy y en la generación anterior. Hace solo 40 o 50 años atrás los maestros golpeaban a sus alumnos  en la clase para disciplinarlos.  El mundo, en ese aspecto, cambió radicalmente.   En ningún país civilizado se concebirá que un maestro le pegue a sus alumnos.  Esto era parte de la cultura. Charlie Chaplin y los 3 chiflados hacían reír por los golpes que se daban unos a otros. Lo mismo ocurría en el seno de las familias.  Conozco muchos padres o esposos que fueron criados “a los golpes” y que hoy en día  les cuesta liberarse de esa carga. No aprendieron a sustituir a la vara por la palabra. No saben establecer su autoridad por el peso de lo que dicen. Les cuesta muchísimo dejar de usar la violencia como una herramienta de persuasión en el seno de sus propias familias. No conocen otra forma de imponer su autoridad.  En muchos casos, solo pueden liberarse de esta pesada herencia con ayuda profesional. Y en algunos caso, ni eso alcanza.

Es posible que en nuestra Perashá se trate de algo parecido. La nueva generación tiene que olvidar el poder de la vara y aprender el poder de la palabra. Es como si HaShem le hubiera dicho a Moshé “Toma la vara, ¡pero no la uses! Háblale a la piedra. No la golpees.” Quiero que la nueva generación se libere de la herencia de la esclavitud. Y que aprenda a usar la palabra.

Shabbat Shalom




VAYETSE: ¿Qué dicen nuestros sueños de nosotros?

Nuestra Parashá abarca veinte años en la vida de Ya’aqob Abinu. Veinte años que transcurrieron entre dos sueños. El primer sueño tuvo lugar cuando Ya’aqob salía de la tierra de Israel y se dirigía hacia Jarán.  Ya’aqob soñó con ángeles que subían y bajaban de la tierra al cielo.
El rabino Shelomo Ibn Gabirol (1022-1051) dijo que ángeles representan los Talmidé Jajamim, los estudiosos de la Torá, como Ya’aqob, que primero ascienden a un nivel espiritual muy alto para estudiar la Torá. Pero no se quedan allí, sino que regresan al plano terrenal, trayendo con ellos lo que aprendieron, es decir, haciendo la Torá accesible al resto de la gente, conectando así «el cielo con la tierra».
Lo importante de este sueño, más allá de las diferentes interpretaciones, es que al salir de Israel Ya’aqob soñó con ángeles. Y con una escalera (¡un elemento simbólico no menos importante!) que le recordó que estamos en este mundo para crecer y elevarnos hacia lo divino. Los sueños no vienen de la nada. Los sueños no mienten. El sueño de Ya’aqob es profundamente espiritual.
Somos lo que soñamos. Y soñamos lo que somos.
El contenido de nuestros sueños refleja nuestras vidas. Las pasiones, deseos, miedos que experimentamos en nuestra rutina diaria. Si uno sueña que está volando, es probable porque está aspirando a avanzar en su vida, tener un mejor trabajo, etc. pero siente que está encadenado, atrapado. Soñar con «volar» libera al soñador de esas cadenas que lo atan.   Si uno sueña que está conduciendo un vehículo y los frenos no funcionan, probablemente será que uno siente que no está en control de su vida. Cuando uno sueña que está en público sin ropa, es probablemente un reflejo del miedo a que la gente descubra algo vergonzoso que uno desea ocultar. Los sueños dicen mucho de nosotros.
Ya’aqob Abinu vio ángeles en su sueño porque esa era su realidad. Vivía entre ellos: su madre, su padre, su abuelo Abraham, Shem y Eber. Ya’aqob se escapa de la tierra de sus padres por miedo a que su hermano Esav lo mate. Huye a la casa de su tío Labán. Allí tiene que trabajar muy duramente. Labán, por años, se abusa de él.  Ya’aqob le dice a Laban   Gen. 31:38-40  «Durante estos veinte años que he estado contigo, tus ovejas y tus cabras no se han accidentado, nunca me he beneficiado de los carneros de tu rebaño, nunca te traje un animal despedazado por las fieras, y si alguna vez algo malo les sucedía, yo asumía las pérdidas, que tú siempre demandabas de mi mano. Lo mismo si un animal era robado de día o de noche. [Trabajé sin parar], durante el día me consumía el calor y de noche la helada, y así el sueño huía de mis ojos.»
Al final de esos veinte años Ya’aqob sueña otra vez. Pero  esta vez tiene un sueño muy diferente. En este segundo sueño no hay ángeles que suben una escalera, sino animales apareándose, subiendo uno encima del otro. «Los machos se subían a los rebaños, produciendo animales con rayas, con puntos o con manchas» (Gen. 31: 10-11). Los animales representan los bienes materiales. Este segundo sueño no es un sueño «espiritual» sino material. Tiene que ver exclusivamente con ganar dinero. Un ángel le habla a Ya’aqob, pero solamente para enseñarle a ser más astuto que Labán en los negocios. Este es un sueño materialista, impropio de Ya’aqob.
En ese mismo sueño HaShem le da una orden directa a Ya’aqob y le dice (31; 11) «ki raiti et asher laban ‘ose imaj. «Porque Yo he visto lo que Labán ha hecho de ti».  Es como que HaShem le dice a Ya’aqob: Veo lo que trabajar veinte años para Labán ha hecho de ti. Has cambiado. Se puede ver en tus sueños. Hace veinte años soñabas con ángeles y con una escalera que unía a la tierra con el cielo.  Ahora, tus sueños se han hecho horizontales. Los ángeles fueron reemplazados por ovejas y las escaleras por establos. ¡Estos sueños son dignos de Labán, no de Ya’aqob!
Ya’aqob entonces recibe una orden directa de HaShem, sin ambigüedades. Es hora de volver a casa (31:11):«Ahora sal de esta tierra y regresa a tu tierra natal.»  Tienes que regresar para que cambien tus sueños y vuelvas a ser Ya’aqob.   Tienes que regresar para que sueñes con ángeles y escaleras. Y eso lo lograrás viviendo una vida que consista en construir esa conexión entre la tierra y los cielos. Tú tienes el potencial de convertirte en uno de esos ángeles que suben al cielo y traen la Torá a la tierra.
Y funcionó. En el último pasuq de esta Parashá 32: 1, tan pronto como Ya’aqob llega a Eretz Israel, Ya’aqob nuevamente visualiza a los ángeles que viene a su encuentro en Majanayim.
Ya’aqob, y nosotros sus descendientes, aprendemos esta gran lección: Debemos vivir una vida con la espiritualidad suficiente para que soñemos con ángeles y escaleras que unen el cielo con la tierra. Si soñamos con ovejas, será hora de despertar y cambiar el rumbo de nuestras vidas.



LEJ LEJA: Halloween y Abraham Abinu

Halloween o “Noche de brujas” es una festividad que se celebra en EEUU y otros países del mundo la noche del 31 de Octubre. La gente se disfraza, pone zapallos y velas en las puertas de la casa y los niños salen a pedir golosinas.  Aparentemente, esta inocente celebración no tiene nada de malo. Y como es tan atractivo disfrazase y recibir dulces de regalo, muchos padres judíos permiten o incluso motivan a sus hijos a celebrar Halloween. Es por eso que decidí informarme un poco más sobre este tema y explicar los orígenes de Halloween. Para mostrar que aunque hoy en día su celebración no está orientada de manera directa hacia el paganismo, Halloween tiene muchos  —¡demasiados!— elementos relacionados con la idolatría.

LA EXPLOTACION DEL MIEDO

Maimónides explica en el primer capitulo de Aboda Zará que la cultura de los ritos de la idolatría fueron concebidos por los sacerdotes paganos –charlatanes y demagogos profesionales– para su propio beneficio. La manipulación de las masas era posible  aprovechándose de los miedos de la gente inocente y crédula.  Es por eso que los rituales paganos están siempre asociados a supersticiones, magia y creencias esotéricas. «La muerte» siempre se consideró el misterio más grande por su inevitabilidad y por su a veces sorpresiva llegada.  La vulnerabilidad del ser humano ante el misterio de la muerte y la eterna pregunta sin respuesta «:qué pasa con los que mueren?» ayudaba a que la gente común se prestara a realizar cualquier tipo de rito, sin importar lo irracional o ridículo que fuera, para tratar de evitar o controlar la muerte. En el mundo de la ‘abodá zará las personas muertas — sus espíritus—eran a menudo objeto de temor, reverencia y especialmente culto. Halloween no es la excepción a esta regla. De hecho Halloween , «All-hallow-even» celebra el «día de los muertos «.

EL ORIGEN DE LOS RITUALES DE HALLOWEEN

Halloween tiene su origen en la cultura celta. Los sacerdotes hacían creer a la gente que los espíritus malignos y las almas de los muertos visitaban el mundo de los vivos hacia el final del verano.  Los muertos, según estos sacerdotes llamados también «druidas» , eran más o menos como los «zombis» de Hollywood:  malos y peligrosos. Y sus espíritus regresaban a este mundo enfadados, vengativos y deseosos de reclutar nuevos miembros.

Para darles la bienvenida a los muertos y así apaciguarlos se tallaban calabazas que se asemejaban a sus caras ya desfiguradas por la muerte.  También se encendían velas para iluminarlos y ayudarlos a encontrar su camino en el mundo de los vivos. Por eso en Halloween se colocan velas en el interior de las calabzas. Los gatos eran especialmente importantes en Halloween porque de acuerdo a los druidas los gatos podían oler y advertir la presencia de espíritus invisibles hostiles. Sin embargo, se evitaba (¡y se mataba!) a los gatos negros porque las brujas o los espíritus malignos se reencarnaban en los gatos negros. Los druidas decían que, aparte de los muertos, el mismo diablo se aparecía esa noche, llegado desde el infierno. Las brujas, que también podían reconocer espíritus y espantarlos con su magia, tenían mucho trabajo en Halloween.

TRICK OR TREAT o ¿me da mi calaverita?

Los sacerdotes celtas se disfrazaban con máscaras para hacerse pasar por los muertos o sus representantes. Golpeaban las puertas de las casas y pedían sacrificios humanos para el diablo o para satisfacer a los espíritus vengativos. La única forma de apaciguar a esos espíritus vengativos era entregarles a los druidas algún tipo de compensación, para que nadie muriera. Por siglos, en Irlanda e Inglaterra se entregaba dinero para evitar problemas. Los sacerdotes disfrazados de muertos demandaban comida o algún otro tipo de compensación para no maldecir al dueño de casa y no recomendar al diablo que se lleve su espíritu.  Este es el origen del famoso «trick or treat» que los niños inocentemente dicen cuando tocan la puerta la noche de Halloween. «Trick or Treat» significa literalmente: «O me das un ‘treat‘ , alguna recompensa; o te hago un ‘trick’, un truco de magia destructivo que te va a afectar».

HALLOWEEN Y NUESTROS HIJOS

Como se podrá apreciar en esta breve descripción Halloween parece divertido o inocente, pero está profundamente arraigado a la idolatría más primitiva: el culto pagano a los muertos. Que era una forma de manipular a las masas y abusarse de su inocencia e ignorancia. De alguna manera la mayoría (o todos) los elementos que formaban parte de la antigua celebración pagana de Halloween todavía están presentes en el Halloween de hoy. Por lo tanto, creo que nosotros los judíos debemos evitar participar de Halloween,  activa o pasivamente.

Como nota al margen, y pensando como educador, creo que Halloween es una excelente oportunidad para educar a nuestros hijos sobre la verdadera naturaleza de la idolatría y nuestro deber de mantearnos alejados de ella. ¿Cómo? La idolatría, la mayor ofensa contra Dios, era muy normal en la antigüedad. Los judíos nos opusimos a la falsedad de la idolatría desde el día en que nuestro patriarca Abraham destruyó los ídolos de su padre Téraj. Pero muchas veces resulta difícil explicarles el paganismo y sus abusos, porque la primitiva ‘aboda zará casi que ha desaparecido …  Halloween es una oportunidad para que nuestros hijos identifiquen las supersticiones de ‘aboda zará, comprendan su falsedad y tomen conciencia de la importancia de mantenernos alejados de ella. Así, nos sentiremos más privilegiados aún de ser descendientes de nuestro heroico patriarca Abraham Abinu.




«¡Si, pero mejor mañana!»

ואחר כן תבוא אליה…ולקחת לך לאשה
רש”י :לא דברה תורה אלא כנגד יצר הרע
A lo largo de la historia de la humanidad, en todos los pueblos del planeta, cuando los líderes militares motivaban a sus guerreros a conquistar al enemigo los alentaban con arengas que incluían la obtención del tentador botín de guerra: dinero, despojos y mujeres.
Este era el botín que les correspondía y el mayor aliciente para pelear con más valor. Las mujeres capturadas eran tratadas como objetos, a voluntad del soldado, y luego eran asesinadas o en el mejor de los casos capturadas como esclavas. El asalto sexual en tiempos de guerra no es un tema del pasado. En este artículo con el sorprendente título «Desafiando a una tradición que goza de impunidad»  podemos leer acerca de la prevalencia y la «tolerancia» de las violaciones en tiempos de guerra durante el siglo XX.
En la Parashá de esta semana vemos que la Torá tiene una actitud completamente diferente en este tema. Una actitud de respeto hacia el enemigo que no tiene precedentes en los anales de la historia, probablemente hasta bien avanzado el siglo XX (recordemos, por ejemplo, la invasión de Japón a Nanjing, China, en 1937). La Torá, incríblemente,  se refiere a «los derechos de la mujer» que es tomada como prisionera de guerra.
La Torá demanda del soldado judío proteger la integridad de esta mujer. El soldado solo podría estar con ella si se va a contraer matrimonio con ella (algo que la Torá, subliminalmente, desaconseja).  Si el soldado judío se casaba con ella (los prisioneros de guerra o ‘ebed kena’aní, eran convertidos automáticamente al judaísmo) debía permitirle guardar luto por su familia  y no podía tratarla como una esposa de segunda categoría o hacerla trabajar como su sirvienta.
Nos debe causar asombro y admiración (להגדיל תורה ולהאדירה) que la Torá se haya referido a los derechos de los prisioneros de guerra miles de años antes que el resto del mundo. Pensemos que el famoso ejercito romano, 1500 años después de que esta ley bíblica fuera promulgada, usaba a los prisioneros de guerra en el Coliseo, donde debían enfrentarse a fieras salvajes hasta ser devorados en vida, para el entretenimiento de los «piadosos» ciudadanos de Roma.
Hay un tema más que es el entrenamiento de un soldado judío.  La Torá, atenta al estado mental de un soldado que ve a una mujer indefensa en el campo enemigo,  entiende que un “NO” absoluto podría terminar en resultados no deseados: abuso y violación. Rashí explica que la Torá nos enseña a enfrentar al yetser hara’, la inclinación al mal, utilizando como estrategia la “postergación” . “Sí puedes! Pero ahora no”.
La postergación (o «delayed gratification») es un instrumento psicológico de usos múltiples. Puede ser, como casi todo lo demás, bien o mal usado.
Postergar un proyecto positivo o saludable, que sabemos es necesario para mejorar nuestras vidas, es por lo general una de las trampas psicológicas más comunes que nos tendemos a nosotros mismos. Pensemos por ejemplo cuando nos damos cuenta que para mejorar nuestra salud debemos perder peso. Pero no en lugar de comenzar una dieta estricta YA nos quedamos postergando nuestra decisión semana tras semana. No le decimos “NO” a la dieta. Simplemente nos engañamos diciéndonos a nosotros mismo: “Sí a la dieta! Pero no ahora”.
Para alcanzar nuestras metas espirituales, la postergación es también una trampa fatal. Cuando se acerca Yom Kippur tomamos algunas resoluciones y decidimos realizar algunas mejoras importantes en nuestras vidas. Por ejemplo: “Este año voy a estudiar Torá una hora todos los días”. Pero luego encontramos que este proyecto se nos hace un poco difícil y día a día lo postergamos. “Claro que voy a estudiar Torá, pero todavia no”. Obsérvese que no renunciamos al proyecto por completo (¡aquí está la trampa!). Nos decimos a nosotros mismos, con esa voz interna y defensora que los Sabios llamaron yetser hara’, que en realidad sólo estamos «retrasando» nuestra decisión de estudiar Torá “momentáneamente”, hasta que encontremos un mejor tiempo. «Ahora estamos muy ocupados, el trabajo está muy difícil…. cuando las cosas mejoren, lo hacemos.»
Me pregunto ¿por qué en este caso no renunciamos a la idea de estudiar Torá por completo? Porque si renunciamos categóricamente a este u otro proyecto nos vamos a sentir tremendamente culpables. Sin embargo, al postergar y retrasar este proyecto “hasta que las cosas mejoren”, nos resulta menos traumático abandonarlo. Nuestra imaginación negativa nos tendió una trampa psicológica, y casi sin darnos cuenta, el proyecto muere. ¿Causa del fallecimiento? “Muerte por postergación”.
Pero el mensaje de Rashí es que la postergación puede (y debe) ser usada de forma positiva. ¿Cómo? Cuando mis impulsos, o mis hormonas  me demandan hacer algo que está mal , y me piden actuar YA mismo, es posible que si digo “NO”, pierda la batalla. En algunas áreas, como las que menciona nuestra Perashá, no hay garantías de que voy a ser lo suficientemente fuerte como para sobreponerme efectivamente  mis impulsos. Pero ¿qué pasaría si aplico la técnica de la “postergación” para un buen uso? ¿Qué pasaría si le digo a mí sistema nervioso: “Sí! Pero NO ahora.“    Mis impulsos entonces se “calman”, y no tratan de luchar hasta el final para imponerse. Y mañana repito el mismo ejercicio.  Esto es lo que indica Rashí: La Torá nos enseña la manera de derrotar el yetser hara’, usando la postergación .
Esta mañana me estoy por levantar muy temprano para Selijot. Pero mi cuerpo me dice  que quiere seguir en la cama.  Mi imaginación dirá: “OK. Quédate hoy en la cama y vamos a Selijot partir de mañana.” Y lo mismo sucederá probablemente el día siguiente.
Pero qué pasaría si hago un uso positivo de la postergación. Y esta mañana, cuando mi cuerpo me dice que no se quiere levantar temprano y que quiere seguir durmiendo, yo le respondo: “Sí! Está bien, nos quedamos en la cama…. pero NO hoy sino ¡mañana!. ¡Hoy vamos a Selijot!”.
Shabbat Shalom!



HUMILDAD y LIDERAZGO JUDIO

¿Quién fue la persona más humilde que haya vivido sobre la faz de la tierra? La respuesta está en Bamidbar (Números 12:3).

En la antigüedad las virtudes que se exaltaban entre los líderes no judíos, no eran la humildad o la integridad. Eran la fuerza, como en el caso de Hércules; el ingenio militar, en Alejandro Magno; o la astucia y la picardía, en Hermes.  Entre las naciones paganas, la humildad nunca mereció ser exaltada como una virtud. ¡Todo lo contrario!

Moshé fue el líder del pueblo de Israel. Incluso en el plano político y militar. Moshé enfrentó al mismísimo Faraón, el hombre más poderoso del mundo en ese tiempo.  Moshé lideró la salida de la esclavitud  de 3 millones de personas y encabezó las batallas contra Sijón y Og.   La Torá sin embargo, nunca subraya las virtudes físicas o militares de Moshé. Lo que destaca la Torá es el carácter y la personalidad de Moshé.  Esto es revolucionario.

Hay dos episodios relatados en la Perashá de esta semana, donde podemos apreciar la naturaleza de la humildad de Moshé. Y la naturaleza de la humildad en general.

Comencemos diciendo que todo líder tiene casi siempre dos tipos de agendas u objetivos:  su agenda pública y su agenda personal. Su agenda pública, política o comunitaria,  incluye todo lo que este líder quiere hacer por su comunidad, su pueblo, su gente. Su agenda personal, es lo que quiere para su beneficio personal, en términos materiales o respecto a su imagen. Se podría decir (y esto no pretende ser es una definición científica muy precisa) que a veces estas dos dimensiones del liderazgo son inversamente proporcionales: cuando mayor es la aspiración política, cuando el líder más aspira lo bueno para los demás, más dispuesto estará a sacrificar su agenda o beneficio personal. Por el otro lado, cuando el máximo objetivo del líder es su beneficio personal, más  dispuesto estará a sacrificar el bien común para lograr sus objetivos egoístas. Lo que llamamos corrupción.

Veremos a continuación algunos ejemplos que conciernen al liderazgo de Moshé.

1. En Shemot Moshé reacciona con indignación al bajar del monte Sinai y ver el pueblo adorando un becerro de oro. El pueblo había reemplazado a HaShem por un ídolo egipcio…. Tal fue la indignación de Moshé que llegó a romper las Tablas.

2. En la Perashá de esta semana, cuando el pueblo se queja de que solamente tenían maná  para comer y se ponen a hablar con añoranza de lo que comían en Egipto,  Moshé también se indigna. Estas quejas representaban una total falta de reconocimiento a Hashem y por toda Su protección en el desierto. Moshé no lo puedo tolerar y se ofendió (ובעיני משה רע ).

3.En Bamidbar, cuando el pueblo se queja diciendo “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto y nos trajeron a este desierto? ¿Para hacernos morir de sed y hambre?”. Nuevamente, el pueblo se queja contra HaShem. Y Moshé reacciona, acusando al pueblo de Israel de “rebeldía” (שמעו נא המורים).

Estos 3 casos en los que Moshé reacciona tienen algo en común: el pueblo se está quejando de HaShem; está siendo desagradecido con HaShem o está tratando de reemplazar a HaShem.

Veamos ahora otro tipo de reacción de Moshé.

1. En la Perashá de esta semana hay un episodio muy interesante, el de Eldad y Medad, dos hombres que están “profetizando” en el campamento de Israel, una misión que le competía exclusivamente a Moshé. Esto fue notado por Yehoshúa, que inmediatamente reporta a Moshé este incidente y le propone a Moshé “eliminar” a la posible competencia. La respuesta de Moshé es increíble (Bamidbar 11:29): “Y Moisés le respondió: ¿acaso estás celoso por mí? ¡Qué más quisiera [yo] que todo el pueblo de HaShem profetizara, y que HaShem concediera su profecía [también] a ellos!

2. Hay otro episodio similar en nuestra Perashá (Bamidbar 12:1-2).   “Miriam y Aarón hablaron contra Moshé ..… “¿Acaso ha hablado hablado HaShem solamente por medio de Moshé?»  preguntaron.¿No ha hablado también por [o “con”] nosotros?”.

En esta ocasión, nuevamente, Moshé no se enoja, ni reacciona. No hay celos ni reproches.  Moshé permanece en silencio..

¿Por qué?

Porque Moshé se indigna, reacciona y actúa con pasión cuando se trata del honor de HaShem, de Su causa que ra también su causa, o cuando se trata de la causa del pueblo de Israel.  Pero cuando se trata de algo personal, de su propio honor, Moshé no se molesta. Le alcanza con que él mismo sabe la verdad sobre su integridad. Actúa sin ofenderse y sin un ápice de arrogancia. No le molesta la competencia en el liderazgo. Todo lo contrario: la estimula.  Quiere que otras personas alcancen el mismo nivel que Él.

Estos gestos, aparentemente pequeños, de Moshé son una enorme demostración de su gran humildad y altruismo. Por eso la Torá dice en nuestra Perashá (Bamidbar 12:3)

“Moshé era un hombre muy humilde, más [humilde] que cualquier otro hombre sobre la faz de la tierra”

שבת שלום




La diferencia entre servir a Dios y usar a Dios.

Este Shabbat leeremos la Perashá de Yitró que contiene los Diez Mandamientos, un tema de inagotable profundidad. 

Personalmente, creo que el primer mandamiento es el que más cuesta entender. Y explicar. En primer lugar, porque no está formulado como una orden. No comienza con la palabra “No”, como   “No mataras”. Y tampoco contiene un verbo imperativo, especificando alguna acción que debamos realizar.  Parece, más bien, una introducción a lo que vendrá.   “Yo soy HaShem tu Dios, que te liberó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”. 

Tradicionalmente, y siguiendo a Maimónides,  se suele explicar que este mandamiento nos indica “creer en la existencia” de Dios.  No nos debe sorprender que la Torá nos ordene algo que está relacionado con el pensamiento y no con la acción. Pensemos en e último mandamiento, no envidiaras, que también se refiere a una emoción que debemos controlar, lo que suele llamar hoy, la reprogramación de nuestro cerebro.    

Previamente explicamos  (ver aquí) que el contenido de este mandamiento es más profundo que “creer en Dios”. Y consiste en “saber que Dios es nuestro Eloqim”, esto es,  aceptar a Dios como la Autoridad Suprema a quien debemos obedecer.  

Aceptar a Dios como el Legislador que formula las leyes a través de las cuales nos conducimos en nuestra vida.  

Aceptar que Dios es quien define lo que está bien y que está mal.    

Hay una diferencia muy importante entre creer en Dios y aceptar Su autoridad.

Como bien lo explica Jordan B. Peterson, cuando los periodistas repetidamente le preguntan “si él cree o no cree en Dios”, el simple enunciado verbal “Sí creo” o “No creo” es prácticamente  irrelevante. 

En primer lugar, como también lo sugiere Maimónides, porque es posible “declarar la fe en Dios” y estar refiriéndose a un dios imaginario y no al Dios de los Diez Mandamientos. 

Me explico: Imaginemos alguien que dice que cree en Dios, pero ignora Sus Mandamientos o no le importa conocer Su voluntad, Sus leyes y lo que Él espera de nosotros.  Esta persona solo se acuerda a Dios en situaciones de emergencia. Y se interesa fundamentalmente en lo que Dios puede hacer por él.  Ese “dios” es una proyección de la necesidad humana; un dios imaginario al que uno trata de “usar” cuando le hace falta. Ese no es un Dios al cual servimos sino un dios que nos sirve.  Muchas (¿demasiadas?) personas supersticiosas, de todas las religiones, creen en ese tipo de dios. Y cuando alguien les pregunta por su fe, si creen o no creen en Dios,  la respuesta va ser definitivamente afirmativa.

¿Se puede considerar a esto fe? ¿Es posible, o es justo, identificar a ese dios-para- situaciones-de-emergencias con el Dios de la Torá? 

Quizás sea por eso que Dios se presenta a Sí mismo como legislador. Y exige una conducta moral determinada.  Demanda obediencia y promete ejercer la justicia. 

Es cierto que aparte de ser “eloqeja” nuestro Legislador y Soberano Dios es también nuestro Creador, nuestro “padre”. Y por eso,  sabiendo que nos quiere como un padre quiere a sus hijos, acudimos a Él y le rezamos cuando necesitamos algo.

Pero en los Diez Mandamientos la fe parece estar relacionada más con la obediencia, servir a Dios, que con una declaración verbal, y el uso de Sus servicios de emergencia.  Quizás el Primer Mandamiento fue formulado de esta manera para evitar un tipo de relación inmadura en la cual Dios solo existe para resolver mis problemas. 

“Servir a Dios” es obedecerlo, en una relación de amor y de confianza. Sabiendo que al igual que ocurre entre padres e hijos, lo que Dios me demanda hacer o me prohibe realizar, es en última instancia para mi propio bien. 

“Servir” a Dios no es como servir a un dios pagano. Los dioses paganos no exigían nada de mi conducta personal. No les importaba de lo que yo hiciera con mi vida. No demandaban obediencia sino tributos para ellos mismos.  En los Diez Mandamientos, por ejemplo, Dios nos indica qué debemos hacer, no pide a cambio de Sus buenos consejos.    

“Servir” a Dios no consiste en ser coherente entre los que decimos y lo que creemos; sino entre lo que creemos y lo que hacemos. 




El Rab Elyashiv y el número de judíos que salieron de Egipto

¿Cómo es posible que el pueblo de Israel se haya reproducido tanto en Egipto en un período de 210 años?
Recordemos que la Tora indica explícitamente solo dos cosas:
1- El número de hombres judíos que llegaron a Egipto fue de 70.
2- Cuando salieron de Egipto, había 600,000 hombres entre las edades de 20 y 60 años. Incluyendo las mujeres, niños y ancianos, podemos suponer que el número de judíos que salieron de Egipto fue aproximadamente 3 millones.

LA RESPUESTA NO TRADICIONAL
El rabino Shemuel David Luzzatto (1800-1865) formuló un par de ideas que, aunque no lejos del peshat, es decir, del significado literal del texto bíblico, son un poco controvertidas. Él dice que basado en un verso explícito, los judíos estuvimos en Egipto no por 210 años, sino por 430 años (Shemot 12:40). También afirma que cuando la Tora habla de las generaciones que  pasaron desde que los judíos llegaron a Egipto (demasiado pocas para cubrir más de 400 años) el texto no se refiere a «padre> hijo», sino a «patriarca> descendientes» (este artículo en hebreo explica con más detalle la opinión del rabino Luzzatto).

LA RESPUESTA DE LOS SABIOS
La posición del rabino Luzzatto podría tener un mérito textual, pero primero deberíamos explorar la viabilidad de lo que dicen nuestros sabios. El tiempo que los judíos pasamos en Egipto fue de 210 años (116 de los cuales en la esclavitud). Nuestros sabios, que también se preguntaron cómo 70 se convirtieron en 3 millones, explican que las mujeres judías podían dar a luz hasta «6 niños a la vez» (בכרס אחד). Sin embargo, creo que quizás no necesitamos recurrir al ejemplo de séxtuples para explicar el incremento exponencial de la población judía.

LOS EFECTOS DE CASARSE JOVENES
Lo más esencial para entender este tema es que 210 años podrían abarcar hasta 10 generaciones, teniendo en cuenta que los judíos, que siempre han practicado el celibato hasta el matrimonio, generalmente se casan jóvenes. Hasta hoy, la mayoría de los judíos observantes se casan en promedio entre los 22 y 24 años de edad.  Si 70 hombres llegaron a Israel (con sus esposas) y cada pareja tuvo, digamos un total de 6 hijos, en 6 generaciones serían: 3.265.920 (70 x 6 x 6 x 6 x 6 x 6 x 6). Tenemos un ejemplo explícito de una familia de 6 generaciones en el caso de Yehuda> Peretz> Hetsron> Ram> Aminadab> Nahshon. Y Nahshon probablemente ya tenía sus propios hijos cuando salió de Egipto. Dibre haYamim I (7:22) cuenta 9 generaciones desde Efrayim, hijo de Yosef, hasta Yehoshua bin Nun.

LA RESPUESTA DEL RAB ELYASHIV
Creo que la mejor manera de comprender el realismo de estos números bíblicos y la opinión de los Jajamim, proviene de la vida del rabino Yosef Shalom Elyashiv z ”l. Este prestigioso rabino contemporáneo, hijo único después de 17 años de matrimonio de sus padres, nació en 1910 y murió en 2012. Alcanzó una edad privilegiada de 102 años.
Ahora bien ¿cuántos descendientes dejó el rabino Elyashiv en este mundo cuando falleció? Según Wikipedia, ¡cerca de 1.400 descendientes! Más de 6 generaciones (ver aquí). ¿El secreto? Sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos tuvieron un número significativo de hijos y se casaron jóvenes.




¿Cómo rezar?

En el tratado Ta’anit, 23a, la Guemará nos cuenta sobre  Abbá Jilquiyá, un hombre extremadamente honesto, que trabajaba muy duro, pero era pobre. Su comida diaria consistía do un pedazo de pan, que compartía con su esposa, con sus dos hijos y con los pobres que ni siquiera tenían pan (de esto último se encargaba su esposa). Abbá Jilquiyá era también conocido por un “poder” muy especial : sus plegarias (como las de su abuelo Joní haMeaguel) eran escuchadas.  

Durante un año de dura sequía los prestigiosos Sabios de Israel enviaron una delegación de dos Sabios para que fueran a ver a Abbá Jilquiyá y le pidieran que él rezará por la llegada de la lluvia. 

Abba Jilquiyá llamó a su esposa y discretamente, sin decirle nada a los Sabios, subió con ella a la azotea y se pusieron a rezar, cada uno en una esquina diferente.  Esta hermosa imagen, marido y mujer rezando juntos, pero por su  cuenta, es la fórmula de rezo de un matrimonio judío que se aprende del tercer versículo de la Perashá de esta semana “Toledot” donde la Torá relata que Yitzjaq y su esposa Ribqá rezaron a Dios para concebir un hijo, lo cual sucedió, ¡y por partida doble! luego de 20 años de espera. 

Volviendo a Abbá Jilquiyá; al poco tiempo de comenzar a rezar, apareció una nube que trajo la lluvia. La Guemará se preocupa por contarnos que la nube no llegó del lado que rezaba Abbá Jilquiyá, sino del lado que rezaba su esposa. Insinuando que la lluvia había comenzado en mérito de ella. 

Abbá Jilquiyá bajó de la azotea, sin que lo vieran los Sabios  y les dijo: “Bueno, sí vinieron para pedirme que yo rece por lluvia, se pueden retirar porque, como ya ven, comenzó a llover antes de que yo pudiera rezar”.Esta hermosa historia continua el dialogo que tuvo lugar entre los Rabinos y Abbá Jilquiyá (la historia completa se puede ver aquí).

Hay varias lecciones muy importantes que se aprenden de este episodio de Abbá Jilquiyá respecto a cómo rezar. 

Primero vayamos a lo más obvio. 

1. Como la Guemará misma se encargar de demostrar, hay ciertas virtudes especiales que parecen ser las que le dan a una persona el mérito de ser escuchado por Dios: la honestidad en el trabajo ,y la ayuda a los que tienen menos que uno.  

2. Hay otro elemento que aunque menos explícito es también evidente. La humildad de Abbá Jilquiyá que no quiso acreditarse el haber sido escuchado por Dios.  La plegaría que Dios escucha parece ser la de aquel que no presume de su poder, como lo hizo Bil’am o otros mercaderes de la religión. Parafraseando lo que me explicó uno de mis maestros:  “el que verdaderamente tiene ese poder no presume de él; y el que presume, no lo tiene”. 

3. Pero el punto que más quiero resaltar es el que menos se nota:   Si Abbá Jilquiyá era tan pobre, y sabia que sus plegarias eran escuchadas, ¿por qué no rezó por su propio bienestar?  La respuesta, honestamente, no la conozco.   Pero se me ocurren dos posibilidades. a) Que Abbá Jilquiyá era tan poco materialista que su pedazo de pan por día le alcanzaba, y no consideraba necesario rezar por más de lo necesario para vivir. Y quizás, esta extrema sencillez  era otro de sus numerosos méritos. b) Que HaShem escucha más nuestro rezo cuando es desinteresado, es decir, cuando rezamos por el bienestar de los demás. Cuando rezamos por otra persona o por Am Israel, como hizo Abbá Jilkyá cuando no había lluvia.    

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Pasando a un plano más personal, nuestra familia tuvo el mérito de ver un comportamiento similar a la de esposa de Abbá Jilkyá en la mamá de mi esposa, ORO BAT ESTER z”l. 

√ En las derashot que se llevaron a cabo estos días en Ashdod, Israel, en su honor se escuchó por ejemplo, que siempre le pedía a sus hijas que le trajeran algún lindo perfume de regalo cuando venían de viaje. Pero ella nunca los usaba. Luego descubrieron que cuando sabía de alguna novia sin muchos recursos, le entregaba muy discretamente un sobre con dinero y un perfume con un bonito lazo que ella misma les hacia.

√ Uno de sus nietos contó  que una vez se levantó a mitad de la noche y encontró a la ”Abuela Nori” z”l haciendo Tefilá y llorando en silencio. Cuando le preguntó que le pasaba le contestó que lloraba porque que los jayalim, los jóvenes soldados del ejercito de Israel, estaban expuestos a mucho peligro, y ella estaba rezando pidiéndole a HaShem con todo su corazón  que los protegiera.

√ En nuestra familia solíamos contarle nuestros desafíos y problemas, grandes y chicos, porque sabíamos que ella haría Tefilá por nosotros. Y era un secreto a viva voz que si HaShem escuchaba nuestras Tefilot, y nuestro problema de alguna forma se resolvía “la nube había llegado por su lado”. 

SHABBAT SHALOM




Yehoshua bin Nun y el nepotismo

Moshé Rabenu sabe que su vida pronto va a terminar. También sabe que su pueblo, Am Israel, necesitará un líder que lo reemplace.  ¿Quiénes eran los candidatos para tomar el puesto de Moshé?

Lo más natural en esa época y en esas circunstancias hubiera sido que los hijos de Moshé lo reemplacen.  Al fin y al cabo todo nuestro sacrifico es “para nuestros hijos”. Y Moshé podría haber pensado que él se sacrificó lo suficiente como para merecer ver a sus hijos tomar el mando.

En realidad los hijos de Moshé no son mencionados por la Torá como candidatos a la sucesión. Sus nombres no aparecen del todo en el texto que habla del legado de Moshé y quien lo va suceder. Pero los Sabios del Midrash afirmaron que Moshé en un principio sí pensó en sus hijos como sus sucesores naturales. Los sabios dedujeron esto de la yuxtaposición de dos textos. El texto que habla del señor Tselofjad, y el texto que habla de sucesión política de Moshé. Tselofjad no tenían hijos varones.  Las hijas vinieron a reclamarle a Moshé que ellas merecían heredar las tierras que les corresponderían a su padre. Al final, la Torá les da la razón y las hijas de Tselofjad obtuvieron su herencia.  Los Sabios especulan que en ese momento Moshé pensó: “Si las hijas de Tselofjad heredan la tierra de su padre,  mis hijos deberían heredar mi posición de liderazgo”.  En este punto los Sabios, con una inusual ausencia de eufemismos, reconstruyen la respuesta teórica que HaShem le manifestó a Moshé: “¡Tus hijos no hicieron nada (ישבו להם) para merecer heredarte. No asistieron a la casa de estudios y no se esforzaron para aprender Torá.” Moshé recibió una gran lección. Que el nepotismo automático es inaceptable. Que la Torá no se recibe por herencia como un pedazo de tierra.  Que sin esfuerzo no hay logros.

Pero aquí no terminó el tema. HaShem, al final, le transmite a Moshé que quien lo sucederá será Yehoshua, el asistente personal de Moshé.  Los Sabios del Midrash dicen que HaShem le transmitió su decision a Moshé de esta manera: “Yehoshua, si bien no es ni tu hijo ni tu sobrino, se esforzó en todo lo que pudo. Durante los años que te asistió, Yehoshua se levantaba muy temprano por la mañana y se presentaba en la casa de estudios (בית ועד). Allí, antes de que llegara cualquier otra persona, Yehoshua limpiaba el piso, disponía las alfombras y arreglaba los bancos. Es decir, estaba dispuesto a realizar cualquier trabajo que fuera necesario, sin importarle que ese trabajo no fuera acorde a su prestigio, etc.….  Yehoshua se quedaba en la casa de estudio hasta altas horas de la noche, estudiando y ayudando aún cuando ya todos se habían marchado.”

La comparación entre Yehoshua y los hijos de Moshé no deja lugar a ambigüedades. HaShem le enseña a Moshé, y por su intermedio a todos nosotros, que los judíos debemos practicar la “meritocracia” .  Esto es según el diccionario: “Un sistema basado en el mérito. Donde las posiciones jerarquizadas son conquistadas el base al merecimiento, en virtud  del talento, la educación, la competencia y la aptitud específica del individuo para un determinado puesto de trabajo. La sociedad meritocrática suele integrar el concepto de talento con el esfuerzo.”

A diferencia de un pedazo de tierra o una gran fortuna,  la Torá o el liderazgo en el ámbito de Torá NO se hereda. El hecho de que mi padre sea o haya sido un gran sabio, no me convierte a mí, su hijo, en un gran sabio. Y viceversa.  Es posible que un gran sabio haya tenido un padre que no era un gran sabio.

En última instancia la posición que uno tiene depende del propio esfuerzo. Así lo explicó Aqabiyá ben Mahalalel, un rabino muy prestigioso, a su hijo. Cuando Aqabiyá estaba por morir su hijo le pidió que lo introdujera a sus colegas. Y su padre se negó. Su hijo le preguntó: ¿Acaso encontraste algo malo en mí? Y su padre le respondió:

מעשיך יקרבוך ומעשיך ירחקוך

«Tus propios actos te van a acercar a ellos o te van a alejar de ellos» 

SHABABT SHALOM




ZAJOR ¿Negociar o no negociar con los enemigos de Israel?

Este Shabbat se llama Shabbat Zajor (= ¡Recuerda!). Por la mañana se sacan dos Sefarim (rollos de la Torá), en uno se lee la Perashá semanal, en este caso TETSAVE y en el segundo leemos un texto especial del libro Debarim 25:17, ZAJOR, . “Recuerda lo que te hizo Amaleq cuando saliste de Egipto … Amaleq atacó a los más débiles, al final del campamento … y no temió a Dios … no lo olvides!!!”.
ODIO INCONDICIONAL
Cuando salimos de Egipto, Amaleq nos atacó. Sin provocación, sin razón, sin motivo. Israel no representaba una amenaza para Amaleq ni para su territorio. Las razones de Amaleq para atacar a los judíos no eran “lógicas” sino más bien, y usando un término moderno: “ideológicas.  No era el poder de los judíos o el dinero de los judíos lo que provocaba el odio de Amaleq hacia los judíos. ¿Qué poder o dinero tenían los esclavos recién escapados de un larguísimo cautiverio?  No era tampoco una cuestión territorial: estábamos en el desierto, tierra de nadie. Lo de Amaleq no era un ataque preventivo: no estaba en nuestros planes conquistar el territorio de Amaleq. La violencia de Amaleq contra los judíos no estaba motivada por factores económicos, conflictos territoriales, venganza o prevención. Lo de Amaleq fue un odio obsesivo hacia el pueblo judío. Y lo que parece absolutamente sobrenatural es que este patrón de conducta hacia Israel no haya desaparecido, y siga hoy tan o más activo que ayer. No puedo dejar de pensar en Irán, por ejemplo, ¿qué razones tiene Irán para amenazar con borrar a Israel del mapa? Irán amenaza destruir a Israel a pesar de que Israel no representa una amenaza para Irán. No hay territorios en disputa. E Irán no comparte ninguna frontera con Israel. ¿Qué explicación lógica existe para la obsesión de Irán contra Israel?
TERRORISMO
Pero quizás lo más curioso —y lo más peligroso— del ataque de Amaleq es que Amaleq sabía que no tenía la capacidad militar de destruir al pueblo judío. ¿Por qué? Porque en ese momento, al salir de Egipto, Israel tenía una ventaja numérica enorme sobre sus enemigos. Contábamos con un ejército de 600.000 hombres, un número que en esos tiempos (o incluso hoy en día) se considera inusualmente alto. En otras palabras. El ataque de Amaleq era “suicida”. Sabía que no podía derrotar a Israel, pero Amaleq estaba dispuesto a inmolarse con tal de “dañar” a Israel y crear pánico. Desmoralizarlos, o como explican los Jajamim: “enfriarlos” (אשר קרך בדרך) y demostrar a los futuros enemigos de Israel que Israel no es invencible sino vulnerable.  Por eso, Amaleq no salió a pelear de frente, sino que como explica la Torá, atacó a los civiles: mujeres, niños , ancianos y enfermos que iban al final del campamento porque caminaban más lento. Y cuando el enemigo tiene un objetivo suicida en mente, el daño que puede causar es impredecible. Ya que la regla número uno del mundo militar —el enemigo con menos poder no ataca al enemigo con más poder —no se aplica para Amaleq. Un enemigo que se guía por una ideología suicida, cree que su propia muerte está justificada aún cuando sólo logre infligir daños al enemigo. Los actos terroristas perpetrados por Hamas o Hizballá contra Israel —misiles, bombas, cuchillos o ataques con autos— son ataques “a la Amaleq”: dirigidos contra la población civil, y destinados a desmoralizar y generar dolor…
RACIONALIZAR A AMALEQ
Este enemigo es imposible de disuadir y especialmente de “comprender”. Nuestra necesidad sicológica de “comprender: a Amaleq, es decir, tratar de verbalizar con argumentos lógicos por qué Amaleq quiere atacar o destruir a Israel, nos hace mucho más vulnerables a Amaleq. Imaginemos que ignoramos la naturaleza irracional del odio de Amaleq y nos sentamos a negociar territorios con Amaleq. O cedemos territorios unilateralmente, o renunciamos a nuestros asentamientos para que Amaleq “tenga lo que quiere” y nos deje tranquilos. Lo único que estaremos logrando es fortalecer a Amaleq, y tener sus armas y sus terroristas más cerca de nuestras poblaciones civiles. Algo que pagaremos con más víctimas de nuestro pueblo.  La Torá, previendo lo peligroso de nuestra ingenuidad bien intencionada cuando de trata de Amaleq, no solo nos dice “Zajor” recuerda a Amaleq, sino que en ese mismo texto repite su exhortación, con una expresión excepcional “al tishkaj”, ¡¡¡No te olvides!!!. No te olvides de la obsesión suicida de Amaleq y de su irracionalidad.
NO OLVIDES QUIÉN ES AMALEQ
Mañana, el Shabbat antes de Purim, leeremos una vez el texto de Amaleq, porque Hamán fue el primer descendiente de Amaleq que intentó borrar a todo el pueblo de Israel del mapa. La Torá nos asegura que HaShem no dejará que Amaleq nos destruya. Pero también nos da a entender que NO podemos ser ingenuos acerca de la verdadera naturaleza y las intenciones de Amaleq. Olvidarlo, nos puede costar la vida.
Escuchar la lectura de Perashat ZAJOR es un mandamiento directo de la Torá. Eso implicas entre otras cosas, que las mujeres también tienen la obligación de asistir a la sinagoga y escuchar la lectura de este importante texto.



NO ROBARAS: El Octavo Mandamiento y el Tráfico Humano

לא תגנב
La Perashá de esta semana contiene los famosos Diez Mandamientos.  El octavo mandamiento es uno de los menos conocidos. Me refiero a que no muchos saben que la tradición judía explica que este mandamiento NO se refiere al robo de posesiones materiales sino al robo de personas: el secuestro extorsivo o el tráfico humano.
¿Pero cómo sabemos que “no robarás” se refiere al secuestro?
El texto de la Torá esta sujeto a la interpretación de la tradición oral, lo que se llama en hebreo la Torá shebe’alPé. Y la tradición oral explica que el contexto de este mandamientos no se refiere a daños y perjuicios materiales sino personales.  Por ejemplo: “No matarás” se refiere sólo a no matar personas. La prohibición de matar innecesariamente animales o la indemnización que debe pagar quien mata al animal del prójimo, son temas que están abordados en otros versículos de la Torá. De la misma manera, el robar posesiones ajenas está legislado en otro precepto que figura en el libro de Vayiqrá. Allí la Torá dice לא תגנבו “No robareis, no engañareis ni mentiréis unos a otros” (Lev. 19:11).
El octavo mandamiento, entonces, no se refiere al robo o al hurto sino al robo de personas: el secuestro, la maxima expresión y la forma más cruel del robo. No es robarle a alguien su dinero o su celular: es robarle a alguien su libertad, o en muchos casos, su vida. No en vano la Torá condena al secuestro con la pena máxima.
En la antigüedad la mayoría de los secuestros no eran extorsivos, es decir, secuestros donde la víctima podía ser liberada si su familia pagaba un rescate. En la antigüedad se secuestraba principalmente para esclavizar. Cuando un pueblo invadía a otro la parte más importante del botín de guerra eran los esclavos. Los prisioneros sobrevivientes del pueblo vencido eran tomados como esclavos de por vida.
Poro la esclavización sucedía también fuera del contexto de una guerra, en un escenario puramente “comercial”.  Pensemos en los cazadores de humanos profesionales que se adentraban en África para capturar y esclavizar a la población nativa, que luego era deportada a otros continentes para su comercialización. O en los piratas que atacaban barcos de pasajeros en alta mar para secuestrar personas y comercializarlas en los mercados de esclavos.
Durante la edad media, y especialmente en las décadas que siguieron a la expulsión de España, decenas de miles de judíos fueron víctimas de tráfico humano. En el siglo 16 los refugiados judíos españoles, en su mayoría muy pobres y que trataban de encontrar un nuevo destino, eran capturados por piratas (o a veces por la propia tripulación) en las frágiles embarcaciones que los sacaban de la Península. Los secuestradores llevaban a los esclavos judíos especialmente a los puertos de Italia y Turquía, sabiendo que la comunidad judía iba a hacer máximos esfuerzos económicos por rescatar a sus hermanos, (Pidyón shebuim= rescate de un correligionario judío secuestrado, considerado el más importante acto de Tsedaqá).
Lo peor es que los secuestros y la esclavitud, lamentablemente, no son cosas del pasado. El secuestro extorsivo es común en muchos países. Y la esclavitud también.  Si uno escribe en Google el país Mauritania, por ejemplo, una de las primeras cosas que va a encontrar es información sobre la esclavitud, ya que no es ningún secreto que hasta el día de hoy, entre el 10% y el 20% de la población de Mauritania vive literalmente esclavizada (ver  aquí este estremecedor informe de CNN).
Millones de personas son secuestradas también en Sudamerica, Asia y hasta Europa, para ser luego víctimas del “tráfico humano” o “trata de personas”. La mayoría son mujeres y niños. A veces las personas son sometidas por la fuerza y muchas veces son engañadas, para luego ser sometidas, privadas de su libertad y obligadas a trabajos forzados de todo tipo.
En 2012, la Organización Internacional del Trabajo estimó que 21 millones de individuos están atrapados en la esclavitud moderna. De estas personas, 14,2 millones (68%) son explotadas para mano de obra, 4,5 millones (22%) son explotadas sexualmente y 2,2 millones (10%) son explotadas en el trabajo forzado impuesto por el mismo estado.
Según la OIT la “industria del tráfico humano” genera para los criminales beneficios estimados en 150.000 millones de dólares anuales (2014).
 (Para más información ver aquí el informe mundial de las Naciones Unidas sobre la trata de personas).
Creo que cuando somos consientes de lo que significa el tema de la esclavitud y el tráfico humanos comprendemos mejor por qué el octavo mandamiento se refiere al secuestro: porque dentro de la categoría “NO ROBARAS” no hay robo más serio, cruel y trágico que el robo de personas.
Y cuando leemos las cifras del trafico humano en nuestro mundo moderno creo que vemos una vez más que los preceptos de la Torá “no han pasado de moda”. El octavo mandamiento, NO SECUESTRARAS, sigue siendo hoy tanto o más relevante que nunca.



¿Cómo dividir el amor por nuestros hijos? Por Rabbanit Coty Bitton

Recuerdo haber estado muy preocupada aquella noche que estaba por nacer nuestro segundo hijo, David. Hasta ese entonces nuestra atención y nuestro amor estaba totalmente dirigido hacia Ya’akob, nuestro bejor(primogénito) y con la llegada del nuevo bebe esto estaba por cambiar.
Sabíamos que era importante querer a este nuevo bebe— y a todos los que BH vinieran en el futuro— tanto como queremos a nuestro primogénito. Pero ¿sería esto possible?¿Seriamos capaces de dividir nuestro amor con nuestro próximo hijo?
Los padres tenemos muchos desafíos cuando se trata de querer a nuestros hijos. Uno de estos desafíos es lograr ser imparciales. Actuar de manera que ellos puedan sentirse queridos, todos por igual. Y esto no es nada fácil… Por varias razones:
Cada uno de nuestros hijos tiene necesidades especificas, muy diferentes una de otra. Nuestra atención hacia ellos se expresa de maneras distintas. Mi hijo necesita más ayuda con los deberes, mi hija precisa contarme todo lo que le pasó durante el día. A uno no le gustan las caricias, mientras que el otro se siente querido solamente si lo abrazamos varias veces por día.
También puede suceder que sin planearlo desarrollamos más afinidad con uno de ellos, por tener una personalidad parecida a la nuestra, o porque es más obediente, o más sensible, o porque siempre se porta bien. Otras veces, por el contrario, nos sentimos cerca precisamente del hijo que tiene dificultades, porque es más vulnerable… y nuestro instinto maternal nos empuja a estar más cerca de él para apoyarlo y protegerlo. Porque nos necesita más.
¡No es tan sencillo alcanzar el balance perfecto entre darle a cada uno lo que necesita y que se sientan todos queridos por igual!
Ahora vayamos a la Perashá de la semana.
La Torá nos cuenta que Ya’akob quería a Yosef más que a sus hermanos ki ben zequnim hu lo porque era el hijo de su vejez. Nuestros Sabios analizaron las razones del favoritismo de Ya’akob.
1. Rashí explica que Yosef nació cuando Ya’akob ya era anciano, y se encariño más con el que con sus otros hijos. Como si fuera el cariño de un abuelo, que es totalmente independiente de la conducta del nieto
2. El Talmud deduce de la palabra zequnim (en el sentido de “sabiduría” ) que Ya’akov se dedicó personalmente a enseñarle Torá a Yosef; todo lo que él había aprendido durante muchos años en la academia de Shem y Ever. Yosef era también su alumno favorito.
3. El Midrash nos da otra explicación de la palabra zequnim  (ziv iqunim): los rasgos faciales de Yosef eran parecidos a los de Ya’akob, y por eso era su favorito.
4. Finalmente, es posible que Ya’akob sentía un amor más profundo por Yosef, inspirado por su compasión hacia Yosef, ya que su mamá Rajel -que era la esposa favorita de Ya’akob— había fallecido.
Ya’akob como vemos, tenia sobradas razones para sentir por Yosef más afecto que por sus otros hijos.
Pero Ya’akob no solo sintió más amor o compasión por Yosef, Ya’akob también expresó su favoritismo por Yosef de una manera práctica. Le hizo una túnica especial, multicolor. Una larga vestimenta de largas mangas que representaba el liderazgo y el poder. Parecía como si Ya’akob ya estaba nombrando a Yosef como su sucesor. El líder de todos los hermanos. Éste y otros factores hicieron que los hermanos de Yosef lo odiaran y hasta quisieran matarlo.
¿Que aprendemos de esta historia?
Los Jajamim dicen que el favoritismo que Ya’akob demostró hacia Yosef fue responsable por el odio de los hermanos hacia él. Y este odio los llevó a vender a Yosef como esclavo. Así llegó a Egipto. Y esto hizo que más adelante Ya’akob y toda su familia lo siguieran allí, donde últimamente también fueron esclavizados.
Sé que da miedo pensarlo, pero los padres ¡sin querer! podemos incrementar la envidia y los celos entre nuestros hijos, si favorecemos a uno de nuestros hijos más que a los otros.
Ya de por sí es natural que los hermanos compitan por su lugar en la familia y en el mundo. La rivalidad entre ellos sucede sin que hagamos nada para provocarla. Porque los niños perciben el amor de los padres como si fuera una caja de bombones. Y sienten que cuando uno de los hermanitos recibe una parte el otro se queda con menos.
Mostrémosles que tenemos amor suficiente para todos y que los queremos por igual.
Aquella noche que estaba por nacer mi segundo hijo, David, llegue a la fórmula mágica para responder a la pregunta: ¿cómo dividir equitativamente mi amor de madre entre mis hijos? Descubrí que el amor no se divide. El amor se multiplica!