YITRO: ¿Creer en Dios o usar a Dios?

DEBERES DEL CEREBRO

Este Shabbat leeremos Perashat Yitro, que contiene los Diez Mandamientos, un tema de inagotable profundidad. Veamos un ejemplo. El primer mandamiento es el más difícil de entender como mandamiento, porque no está formulado como una orden. No especifica ninguna acción que debamos realizar. Y no comienza con las palabras «No …», como «No matarás». Parece ser, más bien, una introducción a lo que está por venir. «Yo soy HaShem tu Dios, que te liberé de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos». Siguiendo a Maimónides, se suele explicar que este mandamiento expresa nuestro deber de “creer” en HaShem. No debería sorprendernos que la Torá nos ordene algo que está relacionado con pensamientos y sentimientos y no con acciones. Pensemos por ejemplo en el último de los Diez Mandamientos, la prohibición de envidiar, que también hace referencia a una emoción que debemos controlar, una reprogramación moral de nuestro cerebro.

CREER ES COMPORTARSE

Una vez que entendemos que este mandamiento no impone ninguna «acción», repasemos nuevamente cuál es su contenido. Según Maimónides creer en Dios significa «saber que HaShem es nuestro Eloqim», es decir, aceptar a Dios como la Autoridad Suprema a la que debemos obedecer. Este mandamiento nos enseña que es HaShem, y no los humanos, Quien define lo que está bien y lo que está mal. Saber que Él es nuestro Legislador implica que debemos seguir Su guía en nuestro comportamiento y conducta. Hay una diferencia muy importante entre la definición popular de «creer en Dios» y la definición judía de «aceptar su autoridad». Como explica Jordan B. Peterson, cuando los periodistas le preguntan repetidamente si cree en Dios: la simple afirmación verbal «Creo en Dios» o «No creo» es prácticamente irrelevante. ¿Por qué? Porque es posible “declarar nuestra fe en Dios” refiriéndonos a un “dios” imaginario en nuestra mente, y no al Dios de la Biblia. Imaginemos por ejemplo a alguien que dice que cree en Dios, pero ignora Sus mandamientos. No le importa aprender o seguir Sus leyes y Sus instrucciones. Este individuo cree en un «dios para emergencias». ¿Se considera eso la verdadera «fe» en el Dios de la Torá?

RELEYENDO EL PRIMER MANDAMIENTO

Demasiadas personas supersticiosas, pertenecientes a todas las religiones (¡incluida la nuestra!) profesan este tipo de creencia en un dios que te sirve, pero al que no hace falta obedecer. Quizás por eso en Su «presentación oficial» a Su pueblo en el Monte Sinaí –el Primer Mandamiento — Dios se introduce a Sí mismo como «Eloqeja», «Tu Soberano», la Autoridad Suprema que exige cierto comportamiento de ti, que te guía, y que recompensa a los justos y castiga a los pecadores. Es cierto que además de ser “Eloqeja” nuestro Soberano, Dios también es nuestro redentor: ¡el Primer Mandamiento menciona que Él nos salvó de la esclavitud egipcia! Pero el mensaje principal del  Primer Mandamiento es la obediencia, no la oración a Dios. Se enfoca en aceptar a HaShem como nuestra Autoridad. Y fue formulado de esta manera quizás para evitar ese tipo de relación inmadura en la que Dios solo existe para solucionar mis problemas. “Servir” a Dios no es como servir a los ídolos. Los dioses paganos no exigen nada de tu conducta personal. A los ídolos no les importa lo que hagas con tu vida. No esperan de ti obediencia sino tributos, regalos. No se preocupan por ti, pero te usan. Y te permiten usarlos cuando los necesitas a cambio de algo que les ofrezcas. La relación entre dioses paganos y personas paganas es estrictamente una relación de quid pro quo.

DIOS COMO PADRE

Pero HaShem no nos pide nada «para Él» a cambio de sus buenos consejos. Toda la relación entre Dios y nosotros no es una relación de conveniencia, sino de amor. Le obedecemos porque confiamos en él. Porque sabemos que le importa de nosotros. Nuestra relación con HaShem es como la relación entre padres e hijos. Cualquier cosa que Dios me pide que haga o no haga es, en última instancia, por mi propio bien. La máxima expresión de fe, de creer en Dios, consiste en actuar de forma coherente con Su existencia. Es lo que “hago” lo que expresa mi fe (o mi falta de fe), más que lo que digo o lo que digo que creo.




LOS JUDÍOS EN EGIPTO: De la prosperidad a los impuestos y de los impuestos a la esclavitud

En las próximas líneas explicaremos que la esclavitud a la que sometió el Faraón egipcio a los judíos tuvo dos fases, con dos propósitos distintos.
EXODO 1:11: Entonces impusieron sobre ellos capataces para debilitarlos con duros trabajos. Y los judíos edificaron para Faraón las ciudades fortificadas de Pitom y Ramsés.
En la primera fase de la esclavitud el Faraón hace trabajar a los hijos de Israel para construir Pitom y Ramses. Los judíos trabajaban “para el gobierno”. Esta esclavitud era un procedimiento “legal”, impositivo.  El monarca egipcio –irónicamente desde el tiempo de Yosef –era también el “Amo y Señor” de todos los egipcios. Los egipcios eran sus súbditos y el Faraón podía demandar de ellos cualquier tipo de servicio: sumarse a su ejército para defender su territorio o trabajar en los proyectos de construcción que el soberano consideraba necesario.
En esta primera fase, el trabajo de los judíos consistía en construir las ciudades de Pitom y Ramses, que según la interpretación más aceptada, eran fortificaciones posiblemente de uso militar. Este dato no es superfluo. Estas fortificaciones no eran construidas con ladrillos comunes (adobe, ver  aquí  ) como las casas o templos, sino con piedras talladas. Podemos suponer que los judíos trabajaban en las canteras extrayendo la roca, tallándolas (“los egipcios fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales” idem) y cargando las pesadísimas piedras, que a veces, como en el caso de las pirámides, pesaban varias toneladas, y montarlas una encima de la otra.
Por último, debemos comprender cuál era el verdadero propósito de la esclavitud impositiva en esta primera fase. Cuando el Faraón pronuncia su famoso discurso de propaganda denunciado el supuesto peligro que los judíos representan para Egipto, propone un plan estratégico para afectar su procreación. Esclavizarlos y hacerlos trabajar en la construcción de día y de noche, era la manera de evitar que cuando regresaban a sus casas no tuvieran ni el tiempo ni la energía de procrear. Así, de una manera sofisticada, legal y no violenta ( הבה נתחכמה לו ) se reduciría significativamente la tasa de natalidad de los judíos. La construcción de estas fortificaciones, por lo tanto, no era el propósito de la esclavitud, sino la excusa para frenar el crecimiento demográfico de judíos. Pero, como la Torá lo dice explícitamente en el próximo versículo, el plan del Faraón no produjo los resultados esperados.
EXODO. 1:12: Pero cuanto más oprimían [a los judíos con trabajos forzados, los judíos] más procreaban y más se multiplicaban. Y los egipcios se sintieron amenazados por los hijos de Israel. 
El plan del Faraón falló. El pueblo de Israel no se debilitó sino que, por el contrario, se fortaleció y siguió creciendo.
En este punto, el Faraón decide comenzar con la fase 2 de la esclavitud de los hebreos, los trabajos forzados que se consideran “parej”.
EXODO 1:13: Y entonces los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel con “párej” (=de manera permanente).

ויעבידו מצריים את-בני ישראל בפרך

LA SEGUNDA FASE DEL CAUTIVERIO 

Explicamos anteriormente que la primera fase del cautiverio egipcio no fue lo que normalmente se conoce como “esclavitud». De hecho en los versículos 11-12 la palabra esclavitud no está mencionada. En esa primera etapa el Faraón demandó de los judíos un tributo, un impuesto, laboral: la construcción de las fortificaciones de Pitom y Ra’amses. Más que «esclavitud», este fue un periodo de “trabajos forzados”. Demandar estos tributos laborales no era poco común. Ni ilegal. Lo que sí era excepcional es el motivo que el Faraón expresó explícitamente para demandar estos trabajos forzados a los judíos: Debilitarlos. Empobrecerlos. Agotarlos mental y físicamente, para que no se pudieran reproducir más y poco a poco desaparezcan de Egipto.

Pero la Torá dice que el plan del Faraón no funcionó.  Los judíos lejos de debilitarse se fortalecieron . Nuestros Sabios lo atribuyen al heroísmo,  la valentía y el sacrificio de las esposas judías. Ver aquí.

El Faraón entonces puso en marcha la segunda parte de su plan. Ahora, por primera vez, se menciona la esclavitud, definida con la palabra clave “parej”, que significa esclavitud perpetua. Es decir, el sometimiento incondicional del esclavo al amo (chattel slavery).

ESCLAVOS y PRISIONEROS

Para comprenderlo mejor, recordemos que en la primera fase,  la de los “trabajos forzados”, los judíos tenían que cumplir con la misión asignada: construir los proyectos del Faraón.  Los judíos debían obtener o pagar por el material de estos proyectos, las piedras , etc. Y podían dedicarse a la construcción personalmente o contratar trabajadores que lo hicieran por ellos. Una vez terminando el proyecto, podían regresar a sus vidas y a su rutina.

En la segunda etapa, “párej” los judíos no tenían asignado un trabajo específico. Ahora fueron declarados esclavos perpetuos de los egipcios. Su tiempo, las 24 horas de cada día, le correspondía a sus amos. Sus amos disponían totalmente de su tiempo y determinaban el tipo de trabajo que le querían asignar. Este tipo de servidumbre no era la esclavitud clásica de los sirvientes que se compraban y vendían en el mercado de esclavos. Esta terrible esclavitud estaba reservada para los prisioneros de guerra, los del bando enemigo, los individuos hacia los cuales se sentía una gran animosidad. Ahora, los judíos ya no eran tratados como “trabajadores” cuya labor había que aprovechar; sino como enemigos, a los que había que eliminar.

EL GENOCIDIO

Esta intención del Faraón también se percibe cuando analizamos el contexto en el cual comienza el cautiverio de los judíos. La Torá menciona que al principio el Faraón pretendía frenar la natalidad judía. Ahora, cuando esto falla, el Faraón persigue un objetivo superior: el genocidio de los judíos.  La esclavitud tenía como propósito matar a los judíos y aprovechar la mano de obra gratis en el proceso.

Tal como ocurrió en los campos concentración, la vida de los prisioneros judíos no tenía ningún valor. Ni siquiera un valor laboral. Pensemos en los millones de esclavos africanos que fueron llevados de África a América, Estados Unidos o Brasil en el siglo 18 y 19.  Estos esclavos se adquirían a un alto precio. Lo amos los explotaban en las plantaciones de algodón o tabaco (los hacían trabajar 18 horas por día!) pero también cuidaban de ellos. Si un esclavo se lastimaba o se enfermaba el amo se preocupaba por él y lo hacía ver por un doctor.  Esto no lo hacían por compasión sino por conveniencia. Para cuidar de “suss bienes”. En algún sentido, los amos trataban a estos esclavos “tan bien” como trataban a sus animales.

Pero el caso de los prisioneros esclavizados era diferente.  En los campos de concentración no había enfermerías para atender a los prisioneros enfermos o heridos.  El tratamiento hacia estos individuos era mucho pero que el tratamiento a los animales. Cuando se enfermaban se los dejaba morir, o los se los mataba. Eran mano de obra absolutamente descartable. Los prisioneros eran tratado con animosidad. Y eran “aprovechados” como mano de obra gratuita para el beneficio de fábricas y empresas hasta que morían de hambre, enfermedad o extenuación. Y luego se los reemplazaba por el siguiente prisionero, que nunca faltaban. Se los sometía deliberadamente a los trabajos más peligrosos e insalubres, como la extracción del lodo del Nilo o del carbón en las minas de Mauthausen, porque el propósito no era el producto del trabajo sino la solución final.

Extermination through labour (or «extermination through work», Vernichtung durch Arbeit) was the practice of concentration camps in Nazi Germany to kill prisoners by means of forced labour.




SHEMOT: ¿Cómo se evitó la asimilación en Egipto?

Cuando nuestro patriarca Ya’aqob se aprestaba a descender a Egipto y reunirse con su hijo Yosef —el segundo hombre más poderoso de Egipto— tuvo miedo. Y dudas. HaShem se reveló a Ya’aqob y le dijo: “No tengas miedo de descender a Egipto, Ya’aqob, allí haré de ti una gran nación”. ¿Cuál era el temor de Ya’aqob? 

PREVENIR ANTES QUE CURAR 

Nuestro patriarca temía que sus nietos y sus bisnietos se asimilasen a la cultura egipcia, y terminaran siendo “egipcios de origen semita”. La asimilación de los inmigrantes a la tierra que los acoge no solo es común, sino normal y en cierta manera, deseable. En Estado Unidos hay nietos y bisnietos de inmigrantes italianos, irlandeses o polacos, que llegaron aquí al principio del siglo XX (o antes!) y hoy se consideran a sí mismos 100% americanos. No tienen, que yo sepa, ninguna conexión “existencial” con la antigua tierra de sus antepasados o su cultura, excepto quizás en temas culinarios. Este era el miedo de Ya’aqob. Que sus descendientes se asimilen.Ya’aqob hizo dos cosas para prevenir la asimilación. En primer lugar, según nuestros Sabios, Ya’aqob envió a Yehuda antes de que llegará la familia y le encomendó organizar un Talmud Torá, una escuela judía. De esta manera, podrían seguir inculcando a sus hijos los valores de Abraham Abinu. En segundo lugar, Yaaqob le pidió a Yosef que al morir llevase su cuerpo a la tierra de Israel. De esta manera, los nietos y bisnietos de Ya’aqob tendrían siempre presente que su lugar definitivo está en Israel.  

YOSEF SE UNE AL ESFUERZO 

Yosef, por su parte, también tomó varias medidas para evitar la asimilación. En primer lugar, estableció a su familia en la tierra de Goshen, una tierra apartada. Y le dejo claro al Faraón, y a su propia familia, que seguirían dedicándose a la ganadería, un trabajo que estaba prohibido para los egipcios, por sus convicciones religiosas (creían que los animales encarnaban el espíritu de sus dioses y sus muertos). De esta manera, Yosef quería que su familia mantuviera una relación social limitada con los Egipcios.  y con códigos religiosos diferentes. En tercer lugar, Yosef, tal como lo hiciera su padre, hizo jurar a sus descendientes que su cuerpo también tenía que ser sacado de Egipto y llevado a la tierra de Israel. 

APARIENCIA, NOMBRES Y LENGUAJE 

Y hay más. En el aspecto social los judíos rehusaron adoptar ciertos elementos de la sociedad egipcia. Los hijos y descendientes de Israel mantuvieron la vestimenta tradicional semita, y no adoptaron la vestimenta egipcia. Dicho se de paso, si bien creo que no tenemos muchos detalles de cómo era esa vestimenta judía, muy probablemente en los hombres se trataba de una barba corta y túnicas especiales. La imagen que vemos arriba muestra una familia semita (los egipcios no eran semitas) que llegaba de Canaan y se ve claramente la diferencia con los egipcios en estos dos elementos. La forma de vestir de los descendientes de Ya’aqob era lo suficientemente significativa para distinguir visualmente al judío del no judío.  Nuestros Sabios también explican que los Yehudim no cambiaron sus nombres hebreos por nombres egipcios. Así, aunque el judío no estuviera presente, cuando alguien mencionaba a “Levi” o “Shimón” sabían que se estaban refiriendo a un individuo judío.  Finalmente, tampoco cambiaron su lenguaje. Esto quiere decir que los padres hablaban en sus casa hebreo con sus hijos, posiblemente en las escuelas se enseñaba en hebreo y puede ser también (es solo una sugerencia de mi parte, sin mucha evidencia…) que si su lengua materna era el hebreo, cuando hablaban egipcio lo hacían con “acento hebreo”. 

EGIPTO, VISTO DESDE CHINA 

Respecto al origen de estos 3 elementos, mi hijo David, que es Rab en la sinagoga Sefaradí de la ciudad de Shanghai (China) compartió conmigo su Jiddush (=interpretación creativa). Me dijo que estos 3 elementos fueron los mismo que la Torá menciona respecto a Yosef, cuando a la fuerza tuvo que asimilarse al mundo egipcio. Cuando Yosef sale de la cárcel, lo rasuran y lo visten como un egipcio. Luego, cambian el nombre de “Yosef” por un nombre egipcio, “Tsafnat Pa’aneaj” (el descifrador de lo oculto). Y finalmente, también vemos que Yosef adopta el lenguaje egipcio como su primera lengua, ya que cuando se comunicaba con sus hermanos, antes de darse a conocer, lo hacía a través de un traductor.  No creo que sea casualidad que estos mismo tres elementos hayan sido identificados por nuestros Sabios (¡o quizás por el mismo Yosef!) como los elementos que llevan o aceleran la asimilación de un grupo humano a su nuevo entorno.   

APRENDIENDO DEL PASADO 

Para resumir, para luchar contra la asimilación, en su nuevo lugar de residencia los descendientes de Ya’aqob tenían su propio sistema de educación judía; mantenían una conexión de identidad muy fuerte con la tierra de Israel; vivían en comunidad; trabajaban en una industria en la cual los egipcios no participaban; su apariencia era judía; sus nombres eran hebreos y hablaban en hebreo.  

(Continuará….)




YOSEF: Integridad a prueba de fuego

El éxito de Yosef dependió de la ayuda de HaShem ( כל אשר הוא עושה ה’ מצליח), pero también de la conducta intachable de Yosef, que lo hizo merecedor de la ayuda Divina.  Hablamos ya de la paciencia de Yosef, de su autoestima, de su proactividad y su capacidad para ver el futuro desde una perspectiva judía, como una dimensión abierta con posibilidades que nosotros mismos podemos crear. 
Hay otra característica de Yosef que llevó a Yosef a triunfar. Me refiero a su integridad. 
La integridad de Yosef se manifiesta implícita o explícitamente en por lo menos tres casos
1. HONESTIDAD:
Yosef fue comprado por Potifar como un esclavo. Al poco tiempo de estar en la casa de Potifar, éste lo asigna como el administrador de su hacienda. La Torá dice que Potifar (Gen. 39:6) «…dejó todo lo que él poseía en las manos de Yosef, y Yosef no tenia que darle cuenta de nada…» . Potifar tenía una confianza total en Yosef. ¿Qué vio Potifar en Yosef que lo llevó a designarlo como su administrador?  Era muy común que los esclavos robaran. Los Jajamim en Pirqué Abot dijeron  מרבה עבדים, מרבה גזל que cuanto más trabajadores una persona tiene en su casa, más alto es el índice de robos que esa persona va a sufrir.  Los trabajadores domésticos sentían que su paga nunca era suficiente y se veían en su derecho a tomar lo que quisieran de sus empleadores, como un justo acto compensatorio. Yosef, evidentemente se comportó con una honestidad poco común, que fue identificada por Potifar e hizo que Potifar lo promoviera. El Rab Eliezer Papo, z»l, dice en su maravilloso libro Pele Yoets que la honestidad es la clave del éxito profesional o comercial, ya que tarde o temprano la persona honesta adquiere una reputación que se trasforma en su mayor capital y en su crédito más importante (y viceversa).
2. FIDELIDAD
Como sabemos, la esposa de Potifar quiso seducir a Yosef. Para un joven solo y sin familia, el afecto de una mujer no era solamente una cuestión de instintos sino también, o por sobre todo, una imperiosa necesidad emocional.   Pero Yosef se contuvo. Yosef no se dejó llevar por sus instintos. Yosef se guió por los principios morales que aprendió de Ya’aqob, su padre.  Los Jajamim ya nos advirtieron que hay dos áreas muy sensibles, en las cuales muchos caen, y por lo tanto debemos redoblar nuestro esfuerzo por sobreponernos en ellas. Una es el área de honestidad comercial (גזל) y la segunda es el área de la sexualidad (עריות). Esto no es un tema nuevo: permanente escuchamos como personas de todos los niveles sociales incluso (o especialmente) individuos que están en posiciones políticas prominentes, caen por temas de corrupción económica o por escándalos sexuales.  Yosef nos da un gran ejemplo de integridad moral y lealtad.
3. NOBLEZA
Todos pensamos que Yosef es llamado «Tsadiq» (justo, íntegro) porque rehusó los avances de la esposa de Potifar. Este año escuche del Rab Jayim Sabato ( aquí se puede escuchar su clase, en hebreo) que una razón adicional (o la principal) por la cual debemos considerar a Yosef como un gran Tsadiq puede ser otra: la capacidad de Yosef para perdonar. Cuando por fin le revela a sus hermanos su identidad, y estos no podían hablar de la sorpresa y el pesar, Yosef no solamente les dijo que de su parte no existen rencores ni reproches, y que obviamente los perdona, sino que también se esfuerza por consolarlos. En una incredible demostración de magnanimidad moral Yosef les dice a sus hermanos.  45:6 «Y ahora, no se aflijan más y no se sientan mal con ustedes mismos … porque al final de cuentas, ha sido para salvar vidas que D-s me envió aquí antes que ustedes llegaran»  . 45:8  «Fue HaShem, no ustedes, quienes me hicieron llegara Egipto. «
Yosef les dice que no se sientan culpables.  Que ellos fueron solamente un medio que haShem empleó para salvar millones de vidas del hambre. Hubiera sido tan natural y esperable que una persona expresara un mínimo reproche, algo que haga sentir mal a los hermanos, una pequeña venganza oral y emocional. Pero en el caso de Yosef eso no existe, Yosef solamente piensa en como consolar a sus hermanos que se sienten tan culpables. 
El Rab Sabato explica que a veces una persona puede ser un gran «tsadiq» en el área religiosa, pero cuando enfrenta una situación social (בן אדם לחברו) quizás no actúe con la misma grandeza. Yosef nos demuestra tener un carácter moral integral, hacia HaShem y hacia el prójimo. Nos deja una gran lección de honestidad, lealtad y nobleza.  Todos estos atributos hacen que Yosef sea conocido como Yosef haTsadiq, «Yosef, el hombre íntegro»



GENESIS 1:12 Los árboles y la edad del planeta tierra


ותוצא הארץ דשא עשב מזריע זרע למינהו ועץ עשה פרי אשר זרעו בו למינהו


Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles con su fruto, con su semilla en él, de acuerdo a su propia especie.

EL TERCER DIA

Hubo dos actos de creacion durante el Tercer Día. En el primer acto, el Creador separa las aguas de la tierra firme, en otras palabras, Dios crea los continentes. Es muy interesante que la Torá utiliza una terminología perfectamente compatible con nuestro entendimiento científico moderno para desribir este enorme acto de creacion: «Iyqavu hamayim veterae hayabbasha» , «que las aguas se retraigan… y la tierra firme sea visible», lo cual implica entre otras cosas, que la tierra no fue crada de la nada sino que aparecó, «emergió» a la supericie del planeta al retraerse las aguas. Este acto crerativo tuvo que haber consistido de enormes cataclismos, sunamis, impresionantes movovimientos sismicos, deshielo de glaciares, etc. Es importanrte destacar, tal como lo menciono en mi libro «Creación» que este inmenso acto creativo, probablemente el mas estruendoso y cataclismico que haya experiementado nuestro planeta está descripto con un par de palabritas. Sin ambargo en el Salmo 104, que se refiere a la Creacion del mundo el rey David le dedica más atención (en cuanto a la extensión del texto) que a ningún otro acto de creación.

LA VEGETACION

Una vez que existe la tierra firme, el Creador procede a su próxim creación, que fue menos estruendosa pero no menos majestuosa: la creación de las plantas. Toidas las hierbas, plantas, granos, vegetales y árboles fueron creados en este acto. La Torá tambien hace hincapie en las semillas «zera», anunniando que las plantas han sido creadas con semillas que garantizan su reproduccion. Y si bien este es un factor milagroso y majestuoso que merece nuestra atención hoy quisera enfocarme en el tema de los árboles y un pequeño detalle que se desprende de su descripción. La Torá dice (Gen.1:12) “Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles dando fruto con su semilla en él, según su género….” . El punto que me gustaría destacar es la presencia del verbo la’asot (en este conexto «producir») en el tiempo presente: «ve’ets óse perí…» los árboles fueron creados «dando» sus frutos. No surgieron como semillas o arbustos incipientes, sino como árboles ya maduros, en su plenitud, y cargados con sus frutas.

NECESARIAMENTE DIFERENTES

Hace más de 1700 años, los Sabios del Midrash formularon la siguiente idea basándose en el detalle provisto por la Torá sobre los árboles: כל מעשי בראשית בקומתן נבראו . “Todo lo que Dios creó fue creado en su plenitud” . Si bien la Torá circunstancialmente mencionó la madurez de los árboles, en realidad TODO lo que Dios creó apareció en su stado de madurez. Esto no solamente resuelve el enigma del huevo o la gallina (finalmente podemos destrabar el enigma :), sino que también nos ayuda a comprender que no solo es posible sino más bien necesario que la ciencia le atribuya al mundo y a lo que éste contiene una edad mayor a la que transcurrió desde su aparición.

La Creación es un proceso completamente diferente al “nacimiento natural”. En el nacimiento y en el desarrollo natural «la edad» es cronológica, es decir, se calcula desde el monento que uno nace. Así, 50 años luego del momento del nacimiento una persona tendrá obviamnte 50 años. El acto de creación, sin embargo, nos presenta con una realidad diferente. Veamos.

La creación Divina es un acto que escapa nuestro análisis y hasta nuestra imaginación. Nunca hemos visto ni experimentado un acto de creación mientras sucede. Pero gracias al detalle que la Torá nos provee respecto a los árboles podemos concluir que cuando Dios creó, Sus creaciones y criaturas aparecieron ya desarrolladas, y no en su punto cero o punto de nacimento.

VOLVER AL FUTURO

Si pudiesemos viajar en el túnel del tiempo hasta el día en el que Dios creó los árboles y examinaramos el primer árbol cinco minutos después de su creación, nos encontraremos con un árbol lleno de frutos. Y si evaluamos este árbol desde una perspectiva científica, concluiremos necesariamente que este árbol tiene digamos 25 años de edad.… ¿Estaremos equivocados? Sí. Y No. Y esta es la paradoja que se produce con la Creación. El árbol fue creado hace 5 minutos, pero tiene una edad interna de 25 años.

Una vez más: es inevitable entonces que exista una diferencia entre la medición científica de la edad del árbol (desarrollo desde el punto cero) y la perspectiva bíblica / rabínica (creación madura) sobre la edad del árbol. La diferencia entre los 5 minutos y los 25 años es un efecto inevitable del «excepcional» acto de Creación.

¡VIVA LA DIFERENCIA!

Cuando asumimos que la Creación se llevó a cabo del modo en el que la Torá y los Rabinos del Midrash lo describe entonces, inevitablemente, dos edades distintas coexistirán en todo lo creado : 1) la edad cronológica, estimada desde el momento de su Creación/aparición, que en el ejemplo del árbol serían cinco minutos, y 2) la edad interna y aparente, cincuenta años; es decir, la edad virtual o hipotética del árbol —el tiempo que le habría tomado al árbol desarrollarse desde un punto cero hasta su estado actual, de no haber sido creado. Lo mismo ocurre con una montaña, con el planeta tierra y con una estrella que dista 1 million de años luz de nuestro planeta.

En conclusión: Lo que la ciencia afirma acerca de la edad del mundo, sin importar de cuántos millones de años se trate, no contradice lo que afirma la Torá.

LA DIFERENCIA ESTA EN EL PUNTO DE PARTIDA
Si partimos de la premisa científica que el mundo se auto generó —nació por sí mismo y no existió ningún acto de Creación (dicho sea de paso: no existe ninguna evidencia científica para negar un acto de Creación)— entonces, las diferencias de edad entre lo que diga la ciencia y lo que diga la Torá son insalvables. Pero cuando nuestro punto de partida es el acto de Creación Divina, tal como lo describen nuestras fuentes (ex nihilo y creación madura), las diferencias de edad son lógicas y necesarias. ¡Es exactamente lo que se supone que teníamos que encontrar!




EQUEB: A corazón abierto en Calcuta

Solemos oír acerca de la «circuncisión» en el contexto del Berit Milá, la primera Mitzva que un niño judío experimenta en su vida, que consiste en remover el prepucio, la capa cutánea, que cubre el órgano masculino.Nuestra Parashá , Equeb, describe en uno de sus Pesuquim , versículos, un tipo diferente de circuncisión: la circuncisión del corazón. Pero, ¿qué es la circuncisión del corazón?  La Tora dice (Deuteronomio 10:16.): «Y circuncidareis el prepucio de vuestro corazón …».  ¿Que es el prepucio del corazón?
Nuestros corazones son capaces  de crear una capa cutánea virtual, invisible al ojo, pero absolutamente real. En Hebreo, como en español, el corazón es el órgano asociado con las emociones, el amor y la sensibilidad («Te quiero con todo mi corazón», «Tiene un corazón de oro..», etc). El prepucio del corazón se va formando, por ejemplo,  cuando dejamos de sentirnos incómodos frente a las cosas malas que suceden a nuestro alrededor.

Nuestros corazones pueden volverse insensibles a la injusticia o al dolor. ¿Cómo? Es un proceso… Seguramente la primera vez que presenciamos un acto de injusticia o engaño contra los más débiles o inocentes, nos sentimos mal, molestos. Pero, ¿qué pasaría con nuestro corazón si viviéramos en un ambiente donde «todos» practican la injusticia, el engaño y la corrupción? En esas circunstancias, lamentablemente, uno termina adaptándose («adaptarse o morir» dicen en ingles), y la forma de adaptarse es desarrollando un prepucio virtual sobre el corazón, que lo «protege», lo aísla  de la sensibilidad. En un extraordinario mandamiento la Tora nos previene acerca de esta cobertura cardiaca y nos dice: «No dejes que tu corazón sea cubierto por un prepucio a su alrededor» . «No te adaptes a la injusticia». «No te sientas cómodo alrededor de la corrupción». «No dejes de sentir que algo está mal cuando todo el mundo actúa mal».  Esta es la circuncisión del corazón.

Hay algo más. La Tora dice que HaShem se interesa por los huérfanos, por las viudas y que Él defiende a los pobres y los desposeídos, a los individuos que sufren. HaShem nos pide que no nos permitamos perder nuestra sensibilidad hacia los demás,  dejando que nuestros corazones estén cubiertos por una gruesa capa cutánea.  Yo tenía un amigo, z»l, que solía viajar por negocios a Calcuta, India, una de las ciudades más pobres del mundo. Me contó que el primer día que llegó, no lo podía soportar. Al ver a tantos mendigos en la calle, especialmente niños, ciegos, deformes, discapacitados, rogando por una moneda. Su corazón estaba al borde del colapso… Pero lentamente se fue acostumbrando a ver gente sufriendo a su alrededor. Un día ya no se sintió incómodo alrededor de todos esos pobres niños y jóvenes y se dio cuenta de que para él se convirtieron en una parte normal del paisaje de Calcuta. En ese momento,  al notar que su corazón se había cubierto de una piel dura e insensible,  llamó a todos los pobres de la cuadra y los invitó a todos a almorzar. Esta gran hombre fue capaz de identificar su propio «prepucio-cardiaco» e inmediatamente lo extirpó de su corazón.

La circuncisión del corazón exige una autoevaluación constante de nuestros sentimientos, sobre todo, de la ausencia de sentimientos. Si detectamos una capa cutánea alrededor de nuestro corazón tenemos que actuar inmediatamente. La práctica de la justicia y los actos de Jesed (caridad, bondad, generosidad) son el «Berit Milá, el mejor antídoto para remover la insensibilidad de nuestros corazones.



La humildad de Moshé y la arrogancia de Bil’am

¿QUIÉN ERA BILAM?

Aunque una de las Perashiot que leemos esta semana lleva el nombre del Rey de Moab, Balaq, el protagonista principal es un individuo muy misterioso llamado Bil’am (Balaam). ¿Quién era Bil’am? Bil’am era un profeta no-judío. Y de acuerdo a nuestros Sabios, Dios se reveló a Bil’am en un nivel similar al que se reveló a Moshe (Moisés).

Pero no asumamos que por el hecho que Dios se reveló a Bil’am, Bil’am se parecía a Moshé. En realidad aunque ambos, Moshé y Bilam, recibieron un mensaje profético, procesaron esta experiencia de una manera completamente diferente. Opuesta. 

LA EXPERIENCIA DE MOSHE

El comunicarse con Dios le hizo darse cuenta a Moshé de lo pequeño y limitado que él era.  Un ejemplo.  Moshé tenía muchas preguntas que hacerle a Dios. Uno de los temas que más angustiaba a Moshé era no comprender la justicia de Dios. ¿Cómo puede ser que si Dios es todo bondad (omnibolente) y todo lo puede (omnipotente) los hombres justos muchas veces sufren?  Sin embargo, después de su «encuentro cercano» con Dios, esta pregunta de Moisés desapareció. Pero no desapareció porque Moshé encontró una respuesta a este interrogante, sino porque la cercanía de Dios le permitió a Moshé entender mejor sus propias insuperables limitaciones. Su encuentro con Dios le hizo comprender a Moshé por qué no podía comprender. Al aproximarse a la Infinitud de Dios Moshé tomó conciencia de su infinita pequeñez. Y entendió que tratar de entender «los pensamientos de Dios» está más allá de las capacidades cognitivas de un ser humano, por más sabio o inteligente que éste fuera. Es por eso que después de experimentar la revelación Divina, Moshé, que ya era humilde, se comportó con más humildad y se convirtió en «el hombre más humilde que hubo sobre la faz de la tierra» (Bamidbar 12:03).

LA EXPERIENCIA DE BILAM

Bil’am también tuvo un encuentro cercano con Dios. La misma epifanía abrumadora que experimentó Moshé Rabenu. Pero la reacción de Bil’am fue exactamente opuesta a la de Moshé. Cuando Dios se reveló a Moshé, Moshé se enfocó en Dios, en su Infinita Sabiduría que tan lejos está de nosotros. Pero cuando Dios se reveló a Bil’am, Bil’am se enfocó en sí mismo. Bil’am pensó que si Dios se comunicaba con él, era porque él, Bil’am, era una persona muy especial y única: un iluminado. Y así Bil’am se convenció de que él era el hombre más importante sobre la faz del planeta.  Y actuaba de esa manera. Lejos de tomar conciencia de su finitud al tener más conciencia de la infinitud de Dios, Bil’am se jactó de que él ahora podía comprender la Sabiduría Divina. Y en un momento pronunció la frase más arrogante que se haya escrito en la Torá: yode’a da’at ‘Elion, «[Yo soy Bil’am], el que comprende la mente del Todopoderoso».

LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

Vemos como la misma experiencia espiritual, la revelación de Dios, afectó a Bilam y a Moshé Rabenu de maneras completamente opuestas.  Moshé se transformó en el hombre más humilde de la historia. Y Bilam, en el más arrogante.  Bil’am, por ejemplo,  se refirió a sí mismo en tercera persona.  Y también se alardeaba de que Dios hablaba «a través de su boca», como si él fuera Su elegido. Bil’am presumía tener la habilidad de destruir a toda una nación, Israel, con el poder de su palabra, sin necesidad de un enfrentamiento militar.  Bil’am pensaba que podía «forzar» la voluntad Divina y «obligar» a Dios, a través de su magia a hacer lo que él, Bil’am, quisiera. 

CUANDO LOS BURROS HABLAN

Nuestros rabinos señalan que Bil’am recibió una lección de humildad de quien menos imaginaba: de su burra.   

Cuando Bil’am se dirigía a encontrarse con Balaq, que lo había contratado para maldecir a Israel, iba montado en su asno. El animal de pronto se detuvo y se desvió de su camino. La Torá explica que al animal vio un ángel, se asustó y por eso se detuvo. Pero Bil’am castigó a su burra y la amenazó de muerte con su espada. Dios, entonces, «abrió la boca» del animal y la burra le reveló a Bil’am por qué se había desviado.

Nuestro rabinos explicaron lo siguiente:

Bilam se jactaba de que Dios «hablaba por su boca». Ahora, Bilam vió que incluso un burro, que nunca fue considerado un animal muy inteligente, también podía hablar y transmitir un mensaje Divino, si Dios así lo quiere. Ergo: Bil’am no era ni siquiera superior a su burra.

Bilam también afirmó que él podría eliminar toda la nación de Israel con sus maldiciones mágicas. Pero entonces ¿por qué para amenazó matar a su burro con su espada? Bil’am alardeaba de poderes que él mismo sabía que no tenía. 

Por último, Bil’am afirmó que él podía entender la Mente Divina. Y Dios le demuestra a Bil’am que ni siquiera era capaz de comprender la mente de una burra…

El hombre humilde es como el Bambú, dice un proverbio chino, cuando más alto crece más se inclina. 

SHABBAT SHALOM




JUKAT: La vara vs. la palabra

Entre la Perashá de la  semana pasada y la Perashá de esta semana , han pasado 40 años. Nos encontramos ahora en el último tramo de la travesía que comenzó cuando salimos de Egipto.  La generación que había vivido en la esclavitud  la mayor parte de su vida, desapareció. Los que quedan son sus hijos: que nacieron en la esclavitud pero tuvieron ahora el tiempo, 40 años, para desprogramarse de la mentalidad de esclavos y pensar y actuar como seres humanos libres.  Ya no hay voces que reclaman volver a Egipto y vivir una vida de opresión pero sin responsabilidades. Esta nueva generación sabe que tiene que luchar para conquistar la tierra de Israel. Y no tienen miedo.

LA PREGUNTA

De cualquier manera, la situación no es fácil. Quieren entrar a Israel por el camino de Edom, la via mas directa, pero Edom no les facilita el ingreso. Tiene que bordear Edom. El camino es muy largo y están muy cansados.   Miryam, la hermana de Moshé murió  y el pueblo se queda sin agua.  Entonces nos encontramos con un  episodio memorable pero muy triste. El pueblo se queja por la falta de agua. HaShem le indica a Moshé, tomar su vara (maté), congregar al pueblo frente a una roca, hablarle a la roca y mostrarle al pueblo como de esa roca (por debajo de la misma) surgirá el agua.  Moshé hace casi todo lo que HaShem le dice. La única digresión de la orden divina es que Moshé en lugar de hablarle a la roca, la golpea con su vara. HaShem le dice a Moshé, sin indicar explícitamente cuál fue su falta, que él y Aharón fallaron y que Moshé no va a liderar al pueblo al ingresar a la tierra de Israel. Yehoshua tomará el mando. Y Moshé morirá en el desierto.

Los comentaristas Bíblicos, Rashí, Radaq, Eben Ezra, Ramaban, etc. debaten respecto a cuál fue exactamente el pecado de Moshé. Ya que tiene que ser algo demasiado grave para merecer una sanción tan severa. Vamos a adoptar la interpretación de Rashí. “Moshé no tenía que haberle pegado a la roca, le tenía que haber hablado”. Creo que aún así nos puede parecer exagerado el castigo a Moshé.  El error no es tan grave. Especialmente si tenemos en cuenta que HaShem le pide a Moshé que lleve su vara. Y también si recordamos que 40 años atrás, en una situación parecida, HaShem le ordenó a Moshé que extrajera agua de una roca, “golpeando” la roca. ¿Cómo se justifica ahora un castigo tan grande por un error tan pequeño?

UNA POSIBLE RESPUESTA

¿Qué les parece si vemos, en el contexto de recambio generacional,  el aspecto simbólico de “pegarle” a la piedra o “hablarle” a la piedra? La generación anterior era una generación de esclavos. Acostumbrada a los golpes.  Es posible que la única forma de hacerlos reaccionar era “la vara”, los castigos físicos.  Esto es parte de su mentalidad de esclavos.  La nueva generación es diferente. Van a entrar a la tierra de Israel como “el pueblo elegido”, el pueblo que sigue la Torá, el libro que enseña autodisciplina (Quedushá).  El pueblo elegido no puede ser un pueblo violento. Tiene que ser un pueblo educado. Pensemos en la diferencia entre nuestra sociedad  hoy y en la generación anterior. Hace solo 40 o 50 años atrás los maestros golpeaban a sus alumnos  en la clase para disciplinarlos.  El mundo, en ese aspecto, cambió radicalmente.   En ningún país civilizado se concebirá que un maestro le pegue a sus alumnos.  Esto era parte de la cultura. Charlie Chaplin y los 3 chiflados hacían reír por los golpes que se daban unos a otros. Lo mismo ocurría en el seno de las familias.  Conozco muchos padres o esposos que fueron criados “a los golpes” y que hoy en día  les cuesta liberarse de esa carga. No aprendieron a sustituir a la vara por la palabra. No saben establecer su autoridad por el peso de lo que dicen. Les cuesta muchísimo dejar de usar la violencia como una herramienta de persuasión en el seno de sus propias familias. No conocen otra forma de imponer su autoridad.  En muchos casos, solo pueden liberarse de esta pesada herencia con ayuda profesional. Y en algunos caso, ni eso alcanza.

Es posible que en nuestra Perashá se trate de algo parecido. La nueva generación tiene que olvidar el poder de la vara y aprender el poder de la palabra. Es como si HaShem le hubiera dicho a Moshé “Toma la vara, ¡pero no la uses! Háblale a la piedra. No la golpees.” Quiero que la nueva generación se libere de la herencia de la esclavitud. Y que aprenda a usar la palabra.

Shabbat Shalom




VAYETSE: ¿Qué dicen nuestros sueños de nosotros?

Nuestra Parashá abarca veinte años en la vida de Ya’aqob Abinu. Veinte años que transcurrieron entre dos sueños. El primer sueño tuvo lugar cuando Ya’aqob salía de la tierra de Israel y se dirigía hacia Jarán.  Ya’aqob soñó con ángeles que subían y bajaban de la tierra al cielo.
El rabino Shelomo Ibn Gabirol (1022-1051) dijo que ángeles representan los Talmidé Jajamim, los estudiosos de la Torá, como Ya’aqob, que primero ascienden a un nivel espiritual muy alto para estudiar la Torá. Pero no se quedan allí, sino que regresan al plano terrenal, trayendo con ellos lo que aprendieron, es decir, haciendo la Torá accesible al resto de la gente, conectando así «el cielo con la tierra».
Lo importante de este sueño, más allá de las diferentes interpretaciones, es que al salir de Israel Ya’aqob soñó con ángeles. Y con una escalera (¡un elemento simbólico no menos importante!) que le recordó que estamos en este mundo para crecer y elevarnos hacia lo divino. Los sueños no vienen de la nada. Los sueños no mienten. El sueño de Ya’aqob es profundamente espiritual.
Somos lo que soñamos. Y soñamos lo que somos.
El contenido de nuestros sueños refleja nuestras vidas. Las pasiones, deseos, miedos que experimentamos en nuestra rutina diaria. Si uno sueña que está volando, es probable porque está aspirando a avanzar en su vida, tener un mejor trabajo, etc. pero siente que está encadenado, atrapado. Soñar con «volar» libera al soñador de esas cadenas que lo atan.   Si uno sueña que está conduciendo un vehículo y los frenos no funcionan, probablemente será que uno siente que no está en control de su vida. Cuando uno sueña que está en público sin ropa, es probablemente un reflejo del miedo a que la gente descubra algo vergonzoso que uno desea ocultar. Los sueños dicen mucho de nosotros.
Ya’aqob Abinu vio ángeles en su sueño porque esa era su realidad. Vivía entre ellos: su madre, su padre, su abuelo Abraham, Shem y Eber. Ya’aqob se escapa de la tierra de sus padres por miedo a que su hermano Esav lo mate. Huye a la casa de su tío Labán. Allí tiene que trabajar muy duramente. Labán, por años, se abusa de él.  Ya’aqob le dice a Laban   Gen. 31:38-40  «Durante estos veinte años que he estado contigo, tus ovejas y tus cabras no se han accidentado, nunca me he beneficiado de los carneros de tu rebaño, nunca te traje un animal despedazado por las fieras, y si alguna vez algo malo les sucedía, yo asumía las pérdidas, que tú siempre demandabas de mi mano. Lo mismo si un animal era robado de día o de noche. [Trabajé sin parar], durante el día me consumía el calor y de noche la helada, y así el sueño huía de mis ojos.»
Al final de esos veinte años Ya’aqob sueña otra vez. Pero  esta vez tiene un sueño muy diferente. En este segundo sueño no hay ángeles que suben una escalera, sino animales apareándose, subiendo uno encima del otro. «Los machos se subían a los rebaños, produciendo animales con rayas, con puntos o con manchas» (Gen. 31: 10-11). Los animales representan los bienes materiales. Este segundo sueño no es un sueño «espiritual» sino material. Tiene que ver exclusivamente con ganar dinero. Un ángel le habla a Ya’aqob, pero solamente para enseñarle a ser más astuto que Labán en los negocios. Este es un sueño materialista, impropio de Ya’aqob.
En ese mismo sueño HaShem le da una orden directa a Ya’aqob y le dice (31; 11) «ki raiti et asher laban ‘ose imaj. «Porque Yo he visto lo que Labán ha hecho de ti».  Es como que HaShem le dice a Ya’aqob: Veo lo que trabajar veinte años para Labán ha hecho de ti. Has cambiado. Se puede ver en tus sueños. Hace veinte años soñabas con ángeles y con una escalera que unía a la tierra con el cielo.  Ahora, tus sueños se han hecho horizontales. Los ángeles fueron reemplazados por ovejas y las escaleras por establos. ¡Estos sueños son dignos de Labán, no de Ya’aqob!
Ya’aqob entonces recibe una orden directa de HaShem, sin ambigüedades. Es hora de volver a casa (31:11):«Ahora sal de esta tierra y regresa a tu tierra natal.»  Tienes que regresar para que cambien tus sueños y vuelvas a ser Ya’aqob.   Tienes que regresar para que sueñes con ángeles y escaleras. Y eso lo lograrás viviendo una vida que consista en construir esa conexión entre la tierra y los cielos. Tú tienes el potencial de convertirte en uno de esos ángeles que suben al cielo y traen la Torá a la tierra.
Y funcionó. En el último pasuq de esta Parashá 32: 1, tan pronto como Ya’aqob llega a Eretz Israel, Ya’aqob nuevamente visualiza a los ángeles que viene a su encuentro en Majanayim.
Ya’aqob, y nosotros sus descendientes, aprendemos esta gran lección: Debemos vivir una vida con la espiritualidad suficiente para que soñemos con ángeles y escaleras que unen el cielo con la tierra. Si soñamos con ovejas, será hora de despertar y cambiar el rumbo de nuestras vidas.



LEJ LEJA: Halloween y Abraham Abinu

Halloween o “Noche de brujas” es una festividad que se celebra en EEUU y otros países del mundo la noche del 31 de Octubre. La gente se disfraza, pone zapallos y velas en las puertas de la casa y los niños salen a pedir golosinas.  Aparentemente, esta inocente celebración no tiene nada de malo. Y como es tan atractivo disfrazase y recibir dulces de regalo, muchos padres judíos permiten o incluso motivan a sus hijos a celebrar Halloween. Es por eso que decidí informarme un poco más sobre este tema y explicar los orígenes de Halloween. Para mostrar que aunque hoy en día su celebración no está orientada de manera directa hacia el paganismo, Halloween tiene muchos  —¡demasiados!— elementos relacionados con la idolatría.

LA EXPLOTACION DEL MIEDO

Maimónides explica en el primer capitulo de Aboda Zará que la cultura de los ritos de la idolatría fueron concebidos por los sacerdotes paganos –charlatanes y demagogos profesionales– para su propio beneficio. La manipulación de las masas era posible  aprovechándose de los miedos de la gente inocente y crédula.  Es por eso que los rituales paganos están siempre asociados a supersticiones, magia y creencias esotéricas. «La muerte» siempre se consideró el misterio más grande por su inevitabilidad y por su a veces sorpresiva llegada.  La vulnerabilidad del ser humano ante el misterio de la muerte y la eterna pregunta sin respuesta «:qué pasa con los que mueren?» ayudaba a que la gente común se prestara a realizar cualquier tipo de rito, sin importar lo irracional o ridículo que fuera, para tratar de evitar o controlar la muerte. En el mundo de la ‘abodá zará las personas muertas — sus espíritus—eran a menudo objeto de temor, reverencia y especialmente culto. Halloween no es la excepción a esta regla. De hecho Halloween , «All-hallow-even» celebra el «día de los muertos «.

EL ORIGEN DE LOS RITUALES DE HALLOWEEN

Halloween tiene su origen en la cultura celta. Los sacerdotes hacían creer a la gente que los espíritus malignos y las almas de los muertos visitaban el mundo de los vivos hacia el final del verano.  Los muertos, según estos sacerdotes llamados también «druidas» , eran más o menos como los «zombis» de Hollywood:  malos y peligrosos. Y sus espíritus regresaban a este mundo enfadados, vengativos y deseosos de reclutar nuevos miembros.

Para darles la bienvenida a los muertos y así apaciguarlos se tallaban calabazas que se asemejaban a sus caras ya desfiguradas por la muerte.  También se encendían velas para iluminarlos y ayudarlos a encontrar su camino en el mundo de los vivos. Por eso en Halloween se colocan velas en el interior de las calabzas. Los gatos eran especialmente importantes en Halloween porque de acuerdo a los druidas los gatos podían oler y advertir la presencia de espíritus invisibles hostiles. Sin embargo, se evitaba (¡y se mataba!) a los gatos negros porque las brujas o los espíritus malignos se reencarnaban en los gatos negros. Los druidas decían que, aparte de los muertos, el mismo diablo se aparecía esa noche, llegado desde el infierno. Las brujas, que también podían reconocer espíritus y espantarlos con su magia, tenían mucho trabajo en Halloween.

TRICK OR TREAT o ¿me da mi calaverita?

Los sacerdotes celtas se disfrazaban con máscaras para hacerse pasar por los muertos o sus representantes. Golpeaban las puertas de las casas y pedían sacrificios humanos para el diablo o para satisfacer a los espíritus vengativos. La única forma de apaciguar a esos espíritus vengativos era entregarles a los druidas algún tipo de compensación, para que nadie muriera. Por siglos, en Irlanda e Inglaterra se entregaba dinero para evitar problemas. Los sacerdotes disfrazados de muertos demandaban comida o algún otro tipo de compensación para no maldecir al dueño de casa y no recomendar al diablo que se lleve su espíritu.  Este es el origen del famoso «trick or treat» que los niños inocentemente dicen cuando tocan la puerta la noche de Halloween. «Trick or Treat» significa literalmente: «O me das un ‘treat‘ , alguna recompensa; o te hago un ‘trick’, un truco de magia destructivo que te va a afectar».

HALLOWEEN Y NUESTROS HIJOS

Como se podrá apreciar en esta breve descripción Halloween parece divertido o inocente, pero está profundamente arraigado a la idolatría más primitiva: el culto pagano a los muertos. Que era una forma de manipular a las masas y abusarse de su inocencia e ignorancia. De alguna manera la mayoría (o todos) los elementos que formaban parte de la antigua celebración pagana de Halloween todavía están presentes en el Halloween de hoy. Por lo tanto, creo que nosotros los judíos debemos evitar participar de Halloween,  activa o pasivamente.

Como nota al margen, y pensando como educador, creo que Halloween es una excelente oportunidad para educar a nuestros hijos sobre la verdadera naturaleza de la idolatría y nuestro deber de mantearnos alejados de ella. ¿Cómo? La idolatría, la mayor ofensa contra Dios, era muy normal en la antigüedad. Los judíos nos opusimos a la falsedad de la idolatría desde el día en que nuestro patriarca Abraham destruyó los ídolos de su padre Téraj. Pero muchas veces resulta difícil explicarles el paganismo y sus abusos, porque la primitiva ‘aboda zará casi que ha desaparecido …  Halloween es una oportunidad para que nuestros hijos identifiquen las supersticiones de ‘aboda zará, comprendan su falsedad y tomen conciencia de la importancia de mantenernos alejados de ella. Así, nos sentiremos más privilegiados aún de ser descendientes de nuestro heroico patriarca Abraham Abinu.




LEJ LEJA: Caminar ante Dios

התהלך לפני והיה תמים

Camina ante Mi con integridad”

ABRAHAM Y NOAJ

Cuando la Torá describe la relación entre Dios y Noaj el texto dice: «ET HAELOQIM HITHALEJ NOAJ», que significa: “Y Noaj caminaba con Dios”. Nuestros Sabios explicaron que esto significa que Noaj se apoyaba en Dios, y el Creador lo rescataba de sus problemas. Noaj obedecía a Dios y dependía de la asistencia Divina. Su mayor aspiración era que Dios lo llevara de la mano , que lo sacara del pozo. Por el otro lado, cuando el texto bíblico describe la dinámica entre Dios y Abraham en la Parashá de esta semana no aparece una relación horizontal. Dios le dice a Abraham “HITHALEJ LEFANAI”, «Camina ante Mi presencia… , o «Camina delante de Mí». ¿Qué quiere decir este texto? Hay varias y muy profundas interpretaciones. Voy a presentar dos opiniones.

VIVIR BAJO SU MIRADA

El texto se puede entender en primer lugar como «Camina ante Mi presencia» es decir, condúcete en tu vida consciente de Mi presencia. Sabiendo que Yo estoy aquí, observándote. Es como lo que el Rey David dijo en Tehilim «SHIVITI HASHEM LENEGDI TAMID», «Tengo a HaShem presente ante Mí, permanentemente» . Esta hermosa interpretación es compatible con el final de ese versículo que dice VEHEYE TAMIM, es decir: «[condúcete] … con integridad«. En otras palabras: en cada paso que des en tu vida, ten presente Mi existencia y dirígete con integridad. Actuar de acuerdo a lo que Dios indica es una forma de promover la idea de Su existencia. Actuar bien, con honradez, con nobleza y generosidad, cuando los demás saben que uno se guía por instrucción Divina, surte un efecto de «admiración» y un deseo e imitación de esa conducta. A esto se lo llama en hebreo «Kiddush HaShem», santificar Su nombre, es decir, elevar la reputación del Creador a través de nuestro proceder.

AYUDAR A VER

Hay otra interpretación que no es menos profunda ni menos hermosa. Estas palabras también se pueden traducir como que Dios lke dice a Abraham: «Camina delante de Mí» como cuando una persona le dice a otra:»Tú camina adelante que yo te sigo…” Pero ¿qué puede significar que Abraham debe caminar adelante de Dios? Un Midrash dice Dios le pide a Abraham que vaya adelante de Él para mostrar al mundo la presencia de Dios. Como un sirviente que en la noche va adelante del carruaje real iluminando con una lámpara la presencia del Rey, para que sus súbditos lo puedan ver. Pero demostrar la existencia de Dios no es tarea fácil…

IDOLATRIA Y DEMAGOGIA

La primera misión de Abraham era mostrarle a la humanidad que la Abodá Zara, la idolatría, era falsa. Que, como explica Maimónides, los líderes religiosos de la idolatría habían inventado todos esos ritos y creencias para controlar y manipular a sus súbditos con miedos y fetichismo. Esos eran simplemente charlatanes que usaban las supersticiones –que ellos mismos habían inventado– para dominar y tener poder. Cuando Abraham denunció la falsedad de la idolatría se ganó muchos enemigos como el rey Nimrod. Abraham había convencido a la gente que a Dios no se lo puede ver, y que era absurdo representarlo por ídolos, pero ahora tenía que hacerles entender que aunque no se lo puede ver, Dios existe, y es omnipresente (está en todos lados). Los ojos físicos no alcanzan. Abraham enseñó que para «descubrir» al Creador tenemos que observar la Creación y recuperar nuestra capacidad de asombro.

¿EVOLUCION O CREACION?

Abraham también demostraba la existencia de Dios practicando el jesed, la benevolencia. Abraham se dedicaba a albergar huéspedes en su tienda, ofrecía sombra, agua y comida a gente que ni siquiera conocía. Y cuando le agradecían por su hospitalidad Abraham les decía: «No me agradezcan a mí», nebarej sheajalnu misheló, «Bendigamos al Altísimo, a Dios que nos proveyó esta comida». Practicar el bien es una forma de expresar nuestra creencia en Dios. ¿Por qué? Porque si no existe un Creador, si solo somos animales evolucionados, entonces debemos guiarnos por la ley elemental de la naturaleza: «la supervivencia del más apto». Como decía Nietzsche (y como hicieron los Nazis): Tener misericordia por los más débiles te hará más débil a ti. El hombre sin Dios debe utilizar todos sus medios y esfuerzos para hacer más fuerte al que ya es fuerte y no desperdiciar sus esfuerzos en ayudar a los débiles. Por el otro lado, el jesed, hacer el bien desinteresadamente, solo se justifica cuando afirmamos que la creación es Divina, y que el Creador es el «Padre» de la humanidad, y como un padre que ama a sus hijos, espera que nos preocupemos unos por los otros.

MISIONES IMPOSIBLES

Abraham tiene varias misiones difíciles: 1. Vivir, pensar y actuar con integridad de manera que su comportamiento refleje la existencia de Dios. 2. Iluminar intelectualmente a la humanidad para desplazar las mentiras de los oportunistas y ayudar a los demás a descubrir al Creador 3. Hacer el bien y comportarse con integridad hacia los demás, es la mejor manera de llevar a la práctica la creencia en Dios.




«¡Si, pero mejor mañana!»

ואחר כן תבוא אליה…ולקחת לך לאשה
רש”י :לא דברה תורה אלא כנגד יצר הרע
A lo largo de la historia de la humanidad, en todos los pueblos del planeta, cuando los líderes militares motivaban a sus guerreros a conquistar al enemigo los alentaban con arengas que incluían la obtención del tentador botín de guerra: dinero, despojos y mujeres.
Este era el botín que les correspondía y el mayor aliciente para pelear con más valor. Las mujeres capturadas eran tratadas como objetos, a voluntad del soldado, y luego eran asesinadas o en el mejor de los casos capturadas como esclavas. El asalto sexual en tiempos de guerra no es un tema del pasado. En este artículo con el sorprendente título «Desafiando a una tradición que goza de impunidad»  podemos leer acerca de la prevalencia y la «tolerancia» de las violaciones en tiempos de guerra durante el siglo XX.
En la Parashá de esta semana vemos que la Torá tiene una actitud completamente diferente en este tema. Una actitud de respeto hacia el enemigo que no tiene precedentes en los anales de la historia, probablemente hasta bien avanzado el siglo XX (recordemos, por ejemplo, la invasión de Japón a Nanjing, China, en 1937). La Torá, incríblemente,  se refiere a «los derechos de la mujer» que es tomada como prisionera de guerra.
La Torá demanda del soldado judío proteger la integridad de esta mujer. El soldado solo podría estar con ella si se va a contraer matrimonio con ella (algo que la Torá, subliminalmente, desaconseja).  Si el soldado judío se casaba con ella (los prisioneros de guerra o ‘ebed kena’aní, eran convertidos automáticamente al judaísmo) debía permitirle guardar luto por su familia  y no podía tratarla como una esposa de segunda categoría o hacerla trabajar como su sirvienta.
Nos debe causar asombro y admiración (להגדיל תורה ולהאדירה) que la Torá se haya referido a los derechos de los prisioneros de guerra miles de años antes que el resto del mundo. Pensemos que el famoso ejercito romano, 1500 años después de que esta ley bíblica fuera promulgada, usaba a los prisioneros de guerra en el Coliseo, donde debían enfrentarse a fieras salvajes hasta ser devorados en vida, para el entretenimiento de los «piadosos» ciudadanos de Roma.
Hay un tema más que es el entrenamiento de un soldado judío.  La Torá, atenta al estado mental de un soldado que ve a una mujer indefensa en el campo enemigo,  entiende que un “NO” absoluto podría terminar en resultados no deseados: abuso y violación. Rashí explica que la Torá nos enseña a enfrentar al yetser hara’, la inclinación al mal, utilizando como estrategia la “postergación” . “Sí puedes! Pero ahora no”.
La postergación (o «delayed gratification») es un instrumento psicológico de usos múltiples. Puede ser, como casi todo lo demás, bien o mal usado.
Postergar un proyecto positivo o saludable, que sabemos es necesario para mejorar nuestras vidas, es por lo general una de las trampas psicológicas más comunes que nos tendemos a nosotros mismos. Pensemos por ejemplo cuando nos damos cuenta que para mejorar nuestra salud debemos perder peso. Pero no en lugar de comenzar una dieta estricta YA nos quedamos postergando nuestra decisión semana tras semana. No le decimos “NO” a la dieta. Simplemente nos engañamos diciéndonos a nosotros mismo: “Sí a la dieta! Pero no ahora”.
Para alcanzar nuestras metas espirituales, la postergación es también una trampa fatal. Cuando se acerca Yom Kippur tomamos algunas resoluciones y decidimos realizar algunas mejoras importantes en nuestras vidas. Por ejemplo: “Este año voy a estudiar Torá una hora todos los días”. Pero luego encontramos que este proyecto se nos hace un poco difícil y día a día lo postergamos. “Claro que voy a estudiar Torá, pero todavia no”. Obsérvese que no renunciamos al proyecto por completo (¡aquí está la trampa!). Nos decimos a nosotros mismos, con esa voz interna y defensora que los Sabios llamaron yetser hara’, que en realidad sólo estamos «retrasando» nuestra decisión de estudiar Torá “momentáneamente”, hasta que encontremos un mejor tiempo. «Ahora estamos muy ocupados, el trabajo está muy difícil…. cuando las cosas mejoren, lo hacemos.»
Me pregunto ¿por qué en este caso no renunciamos a la idea de estudiar Torá por completo? Porque si renunciamos categóricamente a este u otro proyecto nos vamos a sentir tremendamente culpables. Sin embargo, al postergar y retrasar este proyecto “hasta que las cosas mejoren”, nos resulta menos traumático abandonarlo. Nuestra imaginación negativa nos tendió una trampa psicológica, y casi sin darnos cuenta, el proyecto muere. ¿Causa del fallecimiento? “Muerte por postergación”.
Pero el mensaje de Rashí es que la postergación puede (y debe) ser usada de forma positiva. ¿Cómo? Cuando mis impulsos, o mis hormonas  me demandan hacer algo que está mal , y me piden actuar YA mismo, es posible que si digo “NO”, pierda la batalla. En algunas áreas, como las que menciona nuestra Perashá, no hay garantías de que voy a ser lo suficientemente fuerte como para sobreponerme efectivamente  mis impulsos. Pero ¿qué pasaría si aplico la técnica de la “postergación” para un buen uso? ¿Qué pasaría si le digo a mí sistema nervioso: “Sí! Pero NO ahora.“    Mis impulsos entonces se “calman”, y no tratan de luchar hasta el final para imponerse. Y mañana repito el mismo ejercicio.  Esto es lo que indica Rashí: La Torá nos enseña la manera de derrotar el yetser hara’, usando la postergación .
Esta mañana me estoy por levantar muy temprano para Selijot. Pero mi cuerpo me dice  que quiere seguir en la cama.  Mi imaginación dirá: “OK. Quédate hoy en la cama y vamos a Selijot partir de mañana.” Y lo mismo sucederá probablemente el día siguiente.
Pero qué pasaría si hago un uso positivo de la postergación. Y esta mañana, cuando mi cuerpo me dice que no se quiere levantar temprano y que quiere seguir durmiendo, yo le respondo: “Sí! Está bien, nos quedamos en la cama…. pero NO hoy sino ¡mañana!. ¡Hoy vamos a Selijot!”.
Shabbat Shalom!