SHEMOT: Los judíos y los cambios de gobierno

וַיָּקָם מֶלֶךְ חָדָשׁ עַל מִצְרָיִם אֲשֶׁר לֹא יָדַע אֶת יוֹסֵף

«Y un nuevo Faraón surgió en Egipto, que no reconocía a Yosef »

  Exodo 1:8

CAMBIA, TODO CAMBIA

La Torá no es moderna; es eterna. Y como tal, las historias que se relatan en la Torá nunca pierden su relevancia y su actualidad. Hoy vamos a analizar un poco en profundidad, un versículo del libro de Shemot, Exodo, en el cual se describe un cambio de gobierno en Egipto. Un fenómeno político interno, no relacionado con los judíos, pero que desencadenó la persecución, el asesinato de niños y la esclavitud de los judíos. Anteriormente hablamos de cómo los hijos de Israel se prepararon para evitar la asimilación en Egipto a través de la educación, la vida en comunidad y una limitada interacción socio-cultural con el entorno egipcio (ver aquí). El plan funcionó bien, y los judíos vivieron muy holgadamente en Egipto. Pero con el correr del tiempo, tal como ocurrió innumerables veces en el pasado, los cambios politicos en el lugar de residencia de los judíos afectaron directa o indirectamente a los judíos. En el caso de Egipto, como ocurrió en la España de Isabel o en la Alemania del Tercer Reich, las consecuencias de estos cambios internos fueron devastadoras.

UNA NUEVA POLITICA DE ESTADO

Uno de los Sabios del Talmud sugirió que el cambio político en Egipto fue en realidad un cambio de la política del mismo Faraón, que ahora, por alguna razón, se ensañó contra los judíos, y en un enorme despliegue de desagradecimiento, decidió ignorar las contribuciones de Yosef a la monarquía egipcia. Algo parecido sucedió con Isabel la católica en la España de finales del siglo XV, cuando una vez recuperado el sur de España, Isabel decidió que era hora de expulsar a los judíos de su reino, Castilla y Aragón, para tener un país completamente católico. Al igual que el Faraón, Isabel decidió ignorar las contribuciones de los judíos a España, que no eran pocas. Piensen en Lorenzo Badoz, el médico personal de la reina, que la ayudó a dar a luz y salvó su vida varias veces. O Rabbi Abraham Zacuto, cuyas invenciones en el campo de la astronomía y navegación fueron vitales para que Colón llegara a América. O Don Isaac Abarbanel, y su enorme contribución a las finanzas de España, que permitieron la reconquista de Granada en 1492.

UNA NUEVA DINASTIA 

Otros Sabios sugirieron que las palabras bíblicas «un nuevo monarca surgió en Egipto» se refieren a un cambio más radical. Normalmente, los hijos o familiares de los monarcas reinaban en su lugar. Solo cuando esto no ocurría y el nuevo rey pertenecía a otra familia, hablamos de una dinastía diferente. En nuestros días, esto se podría comparar a cuando el partido politico de la oposición llega a la presidencia. En los Estado Unidos, por ejemplo, suele pasar que demócratas y republicanos gobiernan alternativamente cada 4 u 8 años. Y cuando el partido de la oposición recupera el poder hay -entre otras cosas- un «reseteo» de las relaciones diplomáticas de ese gobierno con aliados y enemigos. Así, por ejemplo, la relación que Estados Unidos tenía con el estado de Israel en los tiempos del presidente demócrata Barack Obama –muy tensa– cambió radicalmente cuando el candidato republicano Donald Trump asumió la presidencia. Algo parecido tuvo que haber ocurrido en Egipto cuando el Faraón de una nueva dinastía tomó el poder: la relación con los judíos — posiblemente aliados del gobierno anterior–ahora tenía que cambiar. El nuevo rey, por lo tanto, elige no reconocer a Yosef como un héroe egipcio, sino como un traidor.

EL REY NO HA MUERTO ¡VIVA EL REY!

¿Por qué los Sabios sugirieron que este nuevo rey no era simplemente el sucesor, o el hijo, del rey anterior? Porque cuando el hijo reemplaza al padre el texto bíblico dice: «Y el Rey A murió , y su hijo B reinó en su lugar». Lo que en este versículo llama la atención es que el texto dice que «surgió» un nuevo Faraón y no menciona que el Faraón anterior murió. Esta omisión -que por tratarse de la Torá no podemos atribuirla a la casualidad o a la distracción- nos da a entender que el cambio de gobierno en Egipto fue «dramático». Un golpe de estado. O según el historiador judío Flavio Josefo (ver aquí) algo más dramático todavía.Josefo sugirió la Torá se está refiriendo -brevemente, como de costumbre- a una dramática revolución: la reconquista de Egipto. Me explico. Los Hicsos, un pueblo semita, invadieron Egipto en el siglo 16 aec y esclavizaron a la población egipcia durante mucho tiempo. Si Yosef, sus hermanos y sus hijos se establecieron en Egipto durante ese periodo histórico, y convivieron amigablemente con los Hicsos, ahora, luego de 100 años de ser gobernados por el invasor, cuando el Faraón Amosis derrota a los Hicsos y estableció la decimoctava dinastía, los judíos no van a ser sus amigos favoritos.

LAS VUELTAS Y REVUELTAS DEL PODER

De haber sucedido de esta manera, los judíos ahora eran mal vistos no a pesar de haber ayudado a Egipto, cuando Egipto estaba gobernado por los Hicsos, sino por haber ayudado a Egipto cuando los Hicsos estaban en el gobierno. Si esto fue lo que ocurrió, propondría una nueva traducción -no muy alejada de lo literal por cierto- para la segunda parte de nuestro versículo, es decir, para las palabras que describen la animosidad del nuevo Faraón hacia los judíos. En lugar de traducir asher lo yada et Yosef como que el Faraón no reconocía o no apreciaba a Yosef, deberíamos entender que el nuevo monarca egipcio «despreciaba» a Yosef; no lo quería, porque lo consideraba el amigo de sus enemigos. Este nuevo Faraón que despreciaba a Yosef, tampoco apreciaba a sus descendientes. Y los judíos, como sucedió (y sucede, especialmente fuera de Medinat Israel) se encontraron de pronto en el lado incorrecto de la historia. 
Acto seguido, lo inevitable sucedió. El Faraón se propuso implementar «la solución final». 

Continuará….




Los comienzos del antisemitismo: LA DEMONIZACION

Durante los dos últimos días escribimos acerca de los orígenes del antisemitismo y demostramos que estos se remontan hasta el antiguo Egipto. El proceder anti-judío del Faraón, explicábamos, no se relacionaba directamente con algo que los hijos de Israel habían hecho mal.  Las causas de antagonismo del Faraón hacia los judíos tenía que ver con una nueva situación política: su oposición al gobierno anterior, que era amistoso con los judíos, especialmente en consideración Yosef. Esta es la increíble paradoja que surge de lo que explica la Torá en esta Parashá: los judíos siempre fuimos muy leales al gobierno de turno. De esta manera,  por ejemplo, cuando el hijo del previo rey sucedía a su padre, los judíos eran respetados por el nuevo monarca, por la lealtad demostrada hacia su padre. Pero si el previo rey no era sucedido por su hijo, su hermano menor o alguien de su elección, sino que era destronado o derrocado por la oposición, los judíos ahora deberían pagar por su lealtad al gobierno anterior.
Ahora bien: ¿cómo hace el nuevo rey egipcio para poner a su pueblo, a las masas, en contra de sus nuevos enemigos políticos, los judíos? Es aquí donde encontramos lo que llamamos los orígenes de la propaganda antisemita. El Faraón desarrolla un discurso que, tanto en su forma como en su contenido contiene todos los ingredientes de un discurso antisemita.  En la Parsahat Ki-Tabó la Torá se refiere sucintamente, con una sola palabra,  a un elemento clave en el antisemitismo. Nos dice que los egipcios, antes de castigarnos con trabajos forzados, nos dañaron vayare’uotanu  (וירעו אותנו המצרים ויענונו).  Esta sofisticada palabra hebreavayare’u  se suele traducir por «nos dañaron»o «nos hicieron mal».  Pero hay otra posible lectura, sin forzar la delicada semántica de este término. En lugar de traducir «nos hicieron mal», este versículo nos está diciendo algo más profundo: los egipcios «nos hicieron malos», es decir, «nos hicieron ver mal» o «nos demonizaron». Hablaron mal de nosotros y nos acusaron falsamente, para luego justificar perseguirnos, matarnos, destruirnos, etc.  El Faraón nos demonizó al sugerir que los judíos en Egipto se enriquecieron robando a los egipcios, o que por ser un pueblo separado, los judíos practicábamos una dudosa lealtad.
La demonización de los judíos fue, y lamentablemente sigue siendo, el primer paso del proceder antisemita. Durante siglos los judíos fuimos culpados de los más horrendos y ridículos crímenes: envenenar pozos de agua,  matar dioses, matar niños para comer su sangre, etc.  Algunas de estas acusaciones, increíblemente, se siguen propagando hasta el día de hoy (ver por ejemplo aquí). La «demonización» de los judíos fue, es y seguirá siendo, un pre requisito para perseguir y culpar  a los judíos. Hoy, lamentablemente,  lo sabemos tan bien como ayer…
El Faraón continuó su discurso inflamatorio:
הבה נתחכמה לו: «Los judíos son astutos, seamos más astutos que ellos«. Los judíos tenían fama de ser inteligentes, estudiosos. El Faraón no lo niega. Pero en su discurso antisemita el faraón «demoniza» la inteligencia y la presenta como un tipo de «astucia» maligna que lleva a la traición.
ונוסף גם הוא על שונאניו ונלחם בנו ועלה מן הארץ
El discurso del Faraón es el típico discurso demagógico de un dictador. Nótese que el Faraón NO se dirige a su corte, a su congreso o a su gabinete. Le habla directamente al pueblo (por cadena nacional:).
El Faraón termina su discurso con la más popular, infundada y dañina acusación antisemita.   «Los judíos nos van a traicionar, se unirán a nuestros enemigos y se llevarán nuestras riquezas.» El Faraón siembra el miedo en la población y como muchos otros tiranos utiliza la característica esencial del pueblo judío, su unión, para demonizarlo. La mayor fortaleza del pueblo judío es usada por el antisemita como su mayor punto de vulnerabilidad.   Así, aunque sea mentira, no hay nada más creíble que acusar de deslealtad a un pueblo que resiste la asimilación….
Así como HaShem nos ayudó y nos rescató de Mitsrayim de manos del Faraón, también nos liberará de las manos de todos aquellos que se levanten para destruirnos. 



VAYIGGASH: La prueba de hermandad

Diciembre, 2017
“Si puedes conservar tu cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te cubren de reproches” 
Rudyard Kipling .
CREANDO UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Los hermanos no sabían que el hombre más poderoso de Egipto, era en realidad Yosef. Y que el hijo favorito de Jacob estaba reconstruyendo un escenario lo más parecido posible al que él y sus hermanos habían vivido más de 20 años atrás, cuando decidieron traicionar a Yosef y terminar con su vida. En ese entonces ninguno intercedió por él. Ahora, todo estaba listo para repetir «la prueba de la hermandad». Los hermanos podían caer en el mismo error e injusticia y abandonar a Binyamín. O podían hacer algo por él y redimirse. Esta vez los hijos de Ya’aqob actuaron de manera correcta. Los hermanos se jugaron por Binyamín y sin saberlo, repararon frente al mismo  Yosef el error que en el pasado habían cometido contra él.
Pero quiero concentrarme por un rato en la valiente actitud de Yehudá. En el proceso acusatorio, que aunque con una intención noble era deliberadamente teatral, Yehudá  decidió dar la cara y defender su inocencia y la de sus hermanos. Se enfrentó frente a frente al segundo hombre más poderoso de Egipto (y probablemente del mundo entero!) presentando su argumento más sólido: la verdad.  Rechazó ser víctima del “bully” y se negó a pagar por un crimen que no había cometido.
NIKKI HALEY, ISRAEL y YEHUDA
Ayer hubo una votación en las Naciones Unidas. Nunca antes un país, Israel, fue condenado por decidir cuál es su capital. Y nunca antes un país, Estados Unidos, fue condenado por decidir dónde quiere establecer su embajada. Pero ayer, en una acción sin precedentes, 128 países condenaron la decisión del presidente Trump de trasladar la embajada norteamericana a Jerusalem….
Lo más agradable de una jornada bochornosa,  que fue el discurso de la embajadora norteamericana para las Naciones Unidas Nikki Haley, quien no sólo defendió apasionadamente la decisión del presidente Trump, sino que también acusó a sus acusadores, y dijo esto sobre Israel:
«A menudo me he preguntado por qué, ante tanta hostilidad [Israel es el país más condenado por la ONU: 86% de todas las condenas de la ONU son contra Israel. En 2012, por ejemplo, Israel fue condenado 22 veces y el resto del mundo, solo 4 veces. Y.B.] Israel ha elegido permanecer como miembro de esta institución…. Israel ha elegido permanecer en esta institución porque es importante defenderse. Israel debe defender su propia supervivencia como nación; pero también defiende los ideales de libertad y dignidad humana que se supone que son los valores que defienden las Naciones Unidas».
La presencia de Israel en las Naciones Unidas, no debe ser tomada por sobrentendida. Un país permanentemente atacado y condenado, generalmente por más del 98% de las naciones del mundo ¿por cuánto tiempo puede tolerar tanta humillación? Solo alguien con el coraje y la valentía que demostró Yehudá, no se deja intimidar por la injusticia, y el constante “bullying”, aunque este venga desde la poderosa voz de 128 países (generalmente muchos más!). Israel, como Yehudá, se comporta con una increíble valentía porque sabe que tiene razón.
LA PRUEBA DE HERMANDAD
Para los profetas de Israel la humanidad es una gran familia de naciones. E Israel, es la ajot quetaná, la hermanita menor.  La votación de ayer fue una “reparación” de la estrecha relación (¿hermandad?) de Israel con los Estados Unidos, que no siempre nos defendió… Fue un enorme gesto de amistad de parte de Guatemala y Honduras, y de otros 6 países que votaron en contra de la resolución. Y fue un pequeño pero importante gesto de Argentina, Colombia, Paraguay, República Dominicana, Panamá y México, entre otros, que se abstuvieron de votar.
Otros países del mundo, y no me refiero a los países árabes cuyo voto ya estaba anunciado, sino a los países de Europa como: Inglaterra, Francia y Alemania, y a países como Chile, Uruguay o Brasil, no pasaron el test de la justicia y repitieron su error apoyando una vez más ese tipo de cínicas condenas.
¿Cambiará esto en el futuro?
Espero que B»H sí.
Mientras tanto, la hermanita menor va a tener que seguir defendiéndose con la ayuda de Bore Olam, su Protector; con la alentadora asistencia de algunos de sus hermanos (que cada vez suman más!) y con su argumento más sólido: la verdad.



VAYERA: Abraham y el oportunismo positivo

HACER EL BIEN SIN MIRAR A QUIEN
Esta Parashá nos invita a conocer algunos detalles de la personalidad de Abraham Abinu. Ya cerca de sus 100 años de edad,¿A que dedica su vida Abraham? ¿En qué invierte su valioso tiempo este hombre que descubrió a Dios? Abraham, nos cuenta la Torá esta semana, está sentado en su carpa buscando con su mirada gente que necesite ayuda.

La historia de los 3 huéspedes de Abraham la conocemos, pero quizás no llegamos a absorber su enorme magnitud. Permítanme explicarme: Abraham levanta sus ojos y ve a 3 extranjeros, gente totalmente desconocida para él, y que aparentemente no tenían nada de especial. La Torá los describe como caminantes –que era un signo de pobreza–y no como viajeros comerciantes montados en sus burros o camellos. Abraham obviamente vio esto, pero lejos de desanimarlo, el hecho que estas personas eran (o parecían) humildes era la oportunidad que Abraham estaba esperando. Abraham –que por lo que nos describe la Torá tenía casa, comida, ganado, trabajadores, hacienda, etc.– vivía una vida holgada en cuanto a lo material. Al ver a estos hombres se pone de pie y los invita a hospedarse en su tienda, desinteresadamente.

Abraham estaba en la puerta de su tienda literalmente a la espera de una oportunidad para ayudar a los demás. La conducta de Abraham es completamente anormal.

OPORTUNISMO, PERO AL REVES
Cuando una persona está a la espera de un extraño, de alguien a quien jamás ha visto antes y ni siquiera conoce su nombre, podemos asumir que sus intenciones no son buenas. Generalmente los extranjeros son víctimas de embaucadores o estafadores que los engañan, roban y abusan sin temor a represalias. Los estafadores están a la espera de este tipo de oportunidades, o las fabrican, para encontrar alguien débil, humilde e indefenso. Son las víctimas perfectas porque no se pueden defender.
La misma palabra “oportunismo”, se utiliza siempre de manera negativa. Cuando decimos que alguien es un oportunista, en español o en inglés, nos referimos a una persona indecente que busca la oportunidad de abusar, robar o engañar.

El oportunismo de Abraham es completamente diferente. Abraham estaba pendiente de alguien que necesitara ayuda. Piensen los lectores si alguna vez han conocido a alguien como Abraham Abinu. Alguien que esté a la salida de un supermercado esperando la oportunidad de ayudar desinteresadamente a las personas que necesiten ayuda para llevar sus compras a su auto, o algo así. ¿Existen individuos así? ¿Ángeles humanos que dedican su tiempo a “esperar proactivamente la oportunidad de poder ayudar desinteresadamente a los humildes y necesitados» y ni siquiera reclaman crédito por su ayuda.

¿CUANTAS VECES ABRAHAM RECIBIO HUESPEDES?
Otro detalle importante es que Abraham es proactivo en su generosidad, no se queda esperando en la puerta de su casa a que alguien venga a pedir su ayuda. Los caminantes ni siquiera se aproximaron a la casa de Abraham. Fue él quien se puso de pie, “corrió” (literalmente) al encuentro de los caminantes y les ofreció agua, comida y sombra. La Torá nos cuenta que esta historia en particular porque al final estos hombres que eran mensajeros Divinos, le anuncian a Abraham que Sara daría a luz a su hijo, pero debemos entender que esta acción de Abraham no era la excepción sino la regla. Abraham dedicaba su vida a este preceder. Si bien no está escrito explícitamente en la Torá, los Sabios dan cuenta de múltiples veces que Abraham invitaba a extranjeros a su casa y agregan por ejemplo, que cuando al terminar de comer los huéspedes querían agradecerle a Abraham, él les decía” No me tienen que agradecer a mí, sino al Creador, que nos ha proveído esta comida» (nebarej sheajalnu misheLo). Abraham es de otro planeta.

Nuestros Sabios dice que nosotros, los descendientes de Abraham Abinu, hemos heredado de el esta virtud. Los Sabios afirman que los judíos poseemos tres características hereditarias transmitidas por nuestros ancestros. Tan fuerte (e importante) es esta carga genética que aquel judío que no posee estas tres virtudes puede que no sea en realidad judío: la primera de estas características es la de Guemilut Jasadim, la inclinación de los judíos a asistir a los demás, ayudar a quien lo necesiten, desinteresadamente.




NOAJ: Estudiar y observar la Torá sin ser judío

Escrito el 1ero de Noviembre de 2022

¿QUIÉN QUIERE SER JUDÍO?

Creo que una de las mayores contribuciones del Rab Benamozegh al judaísmo moderno fue su actitud hacia la conversión al judaísmo. En ese entonces, de mediados a fines del siglo XIX, no había muchos no-judíos interesados en convertirse al judaísmo. Todo lo contrario, muchos judíos Europeos se bautizaban para ser aceptados en la sociedad cristiana. Ser judío no acarreaba ningún privilegio. No existía un Estado de Israel que acogiera y protegiera a los judíos, como existe hoy. En Europa ser judío era también muy peligroso. Recordemos que entre 1881 y 1905 hubo más de 200 pogroms en Kiev, Varsovia, Odessa y decenas de miles de judíos fueron masacrados. Sin embargo siempre existieron casos individuales de gentiles –este era, y sigue siendo, el caso de personas estudiosas de la Biblia –que entendían que el judaísmo es la “religión original”: el primero, único y último pacto de un pueblo con Dios. Y estos individuos estuvieron dispuestos a tomar la impopular y peligrosa decisión de convertirse a la religión de Moshé.

LA BÚSQUEDA DE AVERROES

Uno de los casos más célebres de este deseo de convertirse al judaísmo fue Aime Palliere. Nacido en Lyon, Francia en 1868, Palliere se crió en el seno de una familia católica muy devota, y desde una temprana edad demostró una gran inclinación por la religión. Primero se interesó por el catolicismo y luego por el protestantismo. Pero sus inquisitivos estudios, sus dudas acerca de la doctrina de la trinidad (1 Dios=3 dioses?) y una visita a la Sinagoga de Lyon en Yom Kippur lo inspiraron a querer convertirse al judaísmo. Y así fue como decidió comunicarse, primero por correo, con el Rabino Eliyahu Benamozegh. Palliere eventualmente viajó a Livorno, Italia, y se encontró con el ya anciano Rab Benamozegh en persona y le manifiesto su voluntad de convertirse. Pero el Rabino Benamozegh, fiel a la tradición no-misionera del Judaísmo, lo disuadió de la idea de la conversión. Y le explicó que si un individuo no-judío cree en la verdad de la Torá y su deseo es hacer la voluntad de Dios, basta con que cumpla las siete Mitsvot de Bené Noaj, esto es, “Siete Preceptos Universales”.  El Rab Benamozegh que conocía muy bien otras religiones, le explicó al joven Palliere que observando estas Siete Leyes un no-judío obtiene lo que se llama en otras confesiones «su salvación” (lo que en hebreo es jayé haolam habbá, la vida en el mundo por venir).

LA MISION DE BENE NOAJ

Para el joven Palliere las palabras del Rab Benamozegh tuvieron mucho sentido. Palliere, por un lado, descreía de las religiones que pretendían “reemplazar al judaísmo” (cristianismo e islam), como si el judaísmo original, el de los 5 libros de Moshé, ya hubiera desaparecido. Por el otro lado, estaba profundamente apegado a su madre, a sus parientes y a sus amigos ¿Cómo podría él separarse de todos ellos convirtiéndose al judaísmo? Los argumentos del Rab Benamozegh, que de acuerdo a la ley de Moisés, cuando una persona no-judía desea hacer la voluntad del Dios de Israel no tiene la necesidad de convertirse sino de adoptar la “alianza”, el “pacto” de Dios con Noaj y sus siete leyes, tenía absoluto sentido, en términos prácticos y filosóficos. Es decir: él podía seguir siendo no judío, pero estaría cumpliendo con la voluntad del Dios de la Biblia, el Dios de israel.

EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

Palliere nunca había oído hablar de una religión que ofreciera “la salvación” a aquellos que no formaban parte de ella. En otras religiones NO se concibe este tipo de alternativas. En el cristianismo, por ejemplo, para alcanzar “la salvación” uno necesariamente tiene que convertirse por completo a esa religión. Palliere se dio cuenta de que solo la fe judía poseía la amplitud de criterio y la convicción como para ofrecer esa alternativa. El rabino Benamozegh le dijo también que el futuro de la raza humana está en esta fórmula: la observancia de los preceptos Noájicos. «Si te convences de esto [y lo promueves], serás mucho más valioso para Israel que si te conviertes a la religión de Israel. Ya que te transformarás en un instrumento de la Divina Providencia para toda la humanidad.” La simple solución que aportó el rab Benamozegh es extremadamente importante. Especialmente en nuestros tiempos donde tantos individuos no-judíos descubren la verdad del judaísmo. Y que la Biblia no tiene sentido sin un «protagonismo judío» por decirlo de alguna manera. Muchos estudiosos ven hoy que a pesar de los enormes esfuerzos que han hecho otras religiones durante siglos para eliminar al judaísmo y a los judíos con el FIN DE JUSTIFICAR ASI SU TEOLOGIA DE REEMPLAZO, el pacto bíblico original ¡nunca ha sido reemplazado! Y que los judíos hemos pagado con nuestras vidas (persecuciones, pogroms y holocaustos) para mantener esta verdad. Aime Palliere se convirtió así en un «Ben Noaj», un observante no judío de la Torá.

Dedicado al diputado argentino Javier Milei.

Amigo de Israel y estudioso de la Torá.

Yosef Bitton




EQEB: ¿Qué es lo que más quiere mi nieto Nissim?

והיה אם שמוע תשמעו
¿Debemos observar la Torá y sus preceptos esperando a cambio una recompensa material?
La Perashá de esta semana parece responder afirmativamente a esta pregunta. La segunda parte del Shemá Israel comienza prometiendo prosperidad como recompensa por el cumplimiento de los preceptos divinos והיה אם שמוע תשמעו “Si ustedes obedecen Mis mandamientos… Yo les concederé lluvia en sus tierras…”.
Aparentemente la Torá propone un sistema de premios,o  millage , por nuestro buen proceder. Y los preceptos son un medio para alcanzar el nirvana judío: ¡abundancia, prosperidad y salud para todos! .
Para Maimónides, por ejemplo, esta es una visión superficial y parcial del ideal bíblico, aunque deliberada.
Veamos.
En Hiljot Talmud Torá Maimónides nos dice que es muy difícil explicarle a un niño la verdadera importancia de estudiar Torá. A un pequeño de 7 u 8 años le sería imposible entender los beneficios “abstractos” de cumplir los mandamientos. Apreciar lo que significa acercarnos a Dios, conocerlo mejor aprendiendo y obedeciendo Su voluntad o vivir una vida basada en Sus principios, etc. Para que un niño quiera estudiar Torá, todas estas ideas altruistas no serán relevantes. Al niño debemos ofrecerle algún estimulo concreto. Algo material que pueda disfrutar de manera concreta. Un premio, que vaya progresando según la edad y su madurez: dulces, juguetes, festejos, honores, etc. Maimónides concluye su exposición con las palabras de los Sabios del Talmud: En los comienzos del proceso educativo, uno debe motivar a su hijo a que estudie Torá o cumpla las Mitsvot “condicionalmente”, ofreciéndole una recompensa material, ya que eventualmente, al madurar, el hijo llegará a la conclusión de que las Mitsvot hay que cumplirlas “incondicionalmente”. Con mis propias palabras: cuando uno madura se da cuenta que las Mitsvot son para su propio bien. “Me hacen bien”, aunque no siempre vengan con premios incluidos.
La recompensa material que promete la Torá es necesaria para la etapa más inmadura de la vida intelectual (o espiritual) de un individuo judío. Para la etapa en la cual lo único que nos puede motivar a cumplir con la Torá es la conveniencia. Cuando uno aún no tiene la madurez necesaria para comprender que el mayor beneficio de las Mitsvot es mi conexión con Dios, algo que solamente se puede apreciar –o desear– una vez que alcanzamos un nivel de “amor a Dios”.
Para muchos Rabinos esta es la diferencia entre la primera y la segunda parte del Shemá Israel. La primera parte del Shemá representa el ideal más alto. Y por eso es que habla exclusivamente del “amor a Dios”. Y en la primera parte del Shemá, predeciblemente, no se menciona ninguna recompensa. Amar a Dios significa buscar y disfrutar Su cercanía.
Para entender esta profunda idea un poco mejor recurriremos a David haMelej y a mi nieto Nissim. En Tehilim 131 el rey David habló de su amor por HaShem y dijo: כְּ֭גָמֻל עֲלֵ֣י אִמּ֑וֹ. Mi alma tiene una dependencia emocional de Dios, que solo se puede comparar con la dependencia de un bebé con su madre. Nissim, mi nietito de 1 año, es una ilustración perfecta de este pasuq. Para Nissim no hay absolutamente nada material que lo haga más feliz que estar con su mamá. Cuando mamá está con él, Nissim está en la gloria. Y NO NECESITA NADA MAS. Pero cuando mamá tiene que salir, para Nissim no hay golosina, juego o juguete que lo pueda poner contento o incluso distraer. Si mamá no está cerca, Nissim es inconsolable.
Cuando somos lo suficientemente maduros para apreciar la proximidad de HaShem, explica Maimónides, la recompensa “es” estudiar Torá y cumplir con las mitsvot: es decir, disfrutar de una constante conexión con HaShem. Y cuando esto sucede, la recompensa material prometida por la Torá adquiere un significado completamente distinto. La abundancia, la prosperidad, la salud y la paz “facilitan” nuestro acercamiento a Dios.
Las bendiciones materiales nos permiten dedicarnos a la Tora y disfrutar la Divina Presencia con mínimas distracciones. Al tener nuestras necesidades cubiertas, podemos dedicarnos plenamente a nuestro objetivo principal.
Finalmente, y para cerrar el círculo, la recompensa en el Mundo Venidero también incluye el mismo tipo de placer. El premio reservado para las personas justas en el Mundo Venidero es la cercanía de la Presencia Divina, como Nissim con su mamá.



YITRO: ¿Creer en Dios o usar a Dios?

DEBERES DEL CEREBRO

Este Shabbat leeremos Perashat Yitro, que contiene los Diez Mandamientos, un tema de inagotable profundidad. Veamos un ejemplo. El primer mandamiento es el más difícil de entender como mandamiento, porque no está formulado como una orden. No especifica ninguna acción que debamos realizar. Y no comienza con las palabras «No …», como «No matarás». Parece ser, más bien, una introducción a lo que está por venir. «Yo soy HaShem tu Dios, que te liberé de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos». Siguiendo a Maimónides, se suele explicar que este mandamiento expresa nuestro deber de “creer” en HaShem. No debería sorprendernos que la Torá nos ordene algo que está relacionado con pensamientos y sentimientos y no con acciones. Pensemos por ejemplo en el último de los Diez Mandamientos, la prohibición de envidiar, que también hace referencia a una emoción que debemos controlar, una reprogramación moral de nuestro cerebro.

CREER ES COMPORTARSE

Una vez que entendemos que este mandamiento no impone ninguna «acción», repasemos nuevamente cuál es su contenido. Según Maimónides creer en Dios significa «saber que HaShem es nuestro Eloqim», es decir, aceptar a Dios como la Autoridad Suprema a la que debemos obedecer. Este mandamiento nos enseña que es HaShem, y no los humanos, Quien define lo que está bien y lo que está mal. Saber que Él es nuestro Legislador implica que debemos seguir Su guía en nuestro comportamiento y conducta. Hay una diferencia muy importante entre la definición popular de «creer en Dios» y la definición judía de «aceptar su autoridad». Como explica Jordan B. Peterson, cuando los periodistas le preguntan repetidamente si cree en Dios: la simple afirmación verbal «Creo en Dios» o «No creo» es prácticamente irrelevante. ¿Por qué? Porque es posible “declarar nuestra fe en Dios” refiriéndonos a un “dios” imaginario en nuestra mente, y no al Dios de la Biblia. Imaginemos por ejemplo a alguien que dice que cree en Dios, pero ignora Sus mandamientos. No le importa aprender o seguir Sus leyes y Sus instrucciones. Este individuo cree en un «dios para emergencias». ¿Se considera eso la verdadera «fe» en el Dios de la Torá?

RELEYENDO EL PRIMER MANDAMIENTO

Demasiadas personas supersticiosas, pertenecientes a todas las religiones (¡incluida la nuestra!) profesan este tipo de creencia en un dios que te sirve, pero al que no hace falta obedecer. Quizás por eso en Su «presentación oficial» a Su pueblo en el Monte Sinaí –el Primer Mandamiento — Dios se introduce a Sí mismo como «Eloqeja», «Tu Soberano», la Autoridad Suprema que exige cierto comportamiento de ti, que te guía, y que recompensa a los justos y castiga a los pecadores. Es cierto que además de ser “Eloqeja” nuestro Soberano, Dios también es nuestro redentor: ¡el Primer Mandamiento menciona que Él nos salvó de la esclavitud egipcia! Pero el mensaje principal del  Primer Mandamiento es la obediencia, no la oración a Dios. Se enfoca en aceptar a HaShem como nuestra Autoridad. Y fue formulado de esta manera quizás para evitar ese tipo de relación inmadura en la que Dios solo existe para solucionar mis problemas. “Servir” a Dios no es como servir a los ídolos. Los dioses paganos no exigen nada de tu conducta personal. A los ídolos no les importa lo que hagas con tu vida. No esperan de ti obediencia sino tributos, regalos. No se preocupan por ti, pero te usan. Y te permiten usarlos cuando los necesitas a cambio de algo que les ofrezcas. La relación entre dioses paganos y personas paganas es estrictamente una relación de quid pro quo.

DIOS COMO PADRE

Pero HaShem no nos pide nada «para Él» a cambio de sus buenos consejos. Toda la relación entre Dios y nosotros no es una relación de conveniencia, sino de amor. Le obedecemos porque confiamos en él. Porque sabemos que le importa de nosotros. Nuestra relación con HaShem es como la relación entre padres e hijos. Cualquier cosa que Dios me pide que haga o no haga es, en última instancia, por mi propio bien. La máxima expresión de fe, de creer en Dios, consiste en actuar de forma coherente con Su existencia. Es lo que “hago” lo que expresa mi fe (o mi falta de fe), más que lo que digo o lo que digo que creo.




LOS JUDÍOS EN EGIPTO: De la prosperidad a los impuestos y de los impuestos a la esclavitud

En las próximas líneas explicaremos que la esclavitud a la que sometió el Faraón egipcio a los judíos tuvo dos fases, con dos propósitos distintos.
EXODO 1:11: Entonces impusieron sobre ellos capataces para debilitarlos con duros trabajos. Y los judíos edificaron para Faraón las ciudades fortificadas de Pitom y Ramsés.
En la primera fase de la esclavitud el Faraón hace trabajar a los hijos de Israel para construir Pitom y Ramses. Los judíos trabajaban “para el gobierno”. Esta esclavitud era un procedimiento “legal”, impositivo.  El monarca egipcio –irónicamente desde el tiempo de Yosef –era también el “Amo y Señor” de todos los egipcios. Los egipcios eran sus súbditos y el Faraón podía demandar de ellos cualquier tipo de servicio: sumarse a su ejército para defender su territorio o trabajar en los proyectos de construcción que el soberano consideraba necesario.
En esta primera fase, el trabajo de los judíos consistía en construir las ciudades de Pitom y Ramses, que según la interpretación más aceptada, eran fortificaciones posiblemente de uso militar. Este dato no es superfluo. Estas fortificaciones no eran construidas con ladrillos comunes (adobe, ver  aquí  ) como las casas o templos, sino con piedras talladas. Podemos suponer que los judíos trabajaban en las canteras extrayendo la roca, tallándolas (“los egipcios fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales” idem) y cargando las pesadísimas piedras, que a veces, como en el caso de las pirámides, pesaban varias toneladas, y montarlas una encima de la otra.
Por último, debemos comprender cuál era el verdadero propósito de la esclavitud impositiva en esta primera fase. Cuando el Faraón pronuncia su famoso discurso de propaganda denunciado el supuesto peligro que los judíos representan para Egipto, propone un plan estratégico para afectar su procreación. Esclavizarlos y hacerlos trabajar en la construcción de día y de noche, era la manera de evitar que cuando regresaban a sus casas no tuvieran ni el tiempo ni la energía de procrear. Así, de una manera sofisticada, legal y no violenta ( הבה נתחכמה לו ) se reduciría significativamente la tasa de natalidad de los judíos. La construcción de estas fortificaciones, por lo tanto, no era el propósito de la esclavitud, sino la excusa para frenar el crecimiento demográfico de judíos. Pero, como la Torá lo dice explícitamente en el próximo versículo, el plan del Faraón no produjo los resultados esperados.
EXODO. 1:12: Pero cuanto más oprimían [a los judíos con trabajos forzados, los judíos] más procreaban y más se multiplicaban. Y los egipcios se sintieron amenazados por los hijos de Israel. 
El plan del Faraón falló. El pueblo de Israel no se debilitó sino que, por el contrario, se fortaleció y siguió creciendo.
En este punto, el Faraón decide comenzar con la fase 2 de la esclavitud de los hebreos, los trabajos forzados que se consideran “parej”.
EXODO 1:13: Y entonces los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel con “párej” (=de manera permanente).

ויעבידו מצריים את-בני ישראל בפרך

LA SEGUNDA FASE DEL CAUTIVERIO 

Explicamos anteriormente que la primera fase del cautiverio egipcio no fue lo que normalmente se conoce como “esclavitud». De hecho en los versículos 11-12 la palabra esclavitud no está mencionada. En esa primera etapa el Faraón demandó de los judíos un tributo, un impuesto, laboral: la construcción de las fortificaciones de Pitom y Ra’amses. Más que «esclavitud», este fue un periodo de “trabajos forzados”. Demandar estos tributos laborales no era poco común. Ni ilegal. Lo que sí era excepcional es el motivo que el Faraón expresó explícitamente para demandar estos trabajos forzados a los judíos: Debilitarlos. Empobrecerlos. Agotarlos mental y físicamente, para que no se pudieran reproducir más y poco a poco desaparezcan de Egipto.

Pero la Torá dice que el plan del Faraón no funcionó.  Los judíos lejos de debilitarse se fortalecieron . Nuestros Sabios lo atribuyen al heroísmo,  la valentía y el sacrificio de las esposas judías. Ver aquí.

El Faraón entonces puso en marcha la segunda parte de su plan. Ahora, por primera vez, se menciona la esclavitud, definida con la palabra clave “parej”, que significa esclavitud perpetua. Es decir, el sometimiento incondicional del esclavo al amo (chattel slavery).

ESCLAVOS y PRISIONEROS

Para comprenderlo mejor, recordemos que en la primera fase,  la de los “trabajos forzados”, los judíos tenían que cumplir con la misión asignada: construir los proyectos del Faraón.  Los judíos debían obtener o pagar por el material de estos proyectos, las piedras , etc. Y podían dedicarse a la construcción personalmente o contratar trabajadores que lo hicieran por ellos. Una vez terminando el proyecto, podían regresar a sus vidas y a su rutina.

En la segunda etapa, “párej” los judíos no tenían asignado un trabajo específico. Ahora fueron declarados esclavos perpetuos de los egipcios. Su tiempo, las 24 horas de cada día, le correspondía a sus amos. Sus amos disponían totalmente de su tiempo y determinaban el tipo de trabajo que le querían asignar. Este tipo de servidumbre no era la esclavitud clásica de los sirvientes que se compraban y vendían en el mercado de esclavos. Esta terrible esclavitud estaba reservada para los prisioneros de guerra, los del bando enemigo, los individuos hacia los cuales se sentía una gran animosidad. Ahora, los judíos ya no eran tratados como “trabajadores” cuya labor había que aprovechar; sino como enemigos, a los que había que eliminar.

EL GENOCIDIO

Esta intención del Faraón también se percibe cuando analizamos el contexto en el cual comienza el cautiverio de los judíos. La Torá menciona que al principio el Faraón pretendía frenar la natalidad judía. Ahora, cuando esto falla, el Faraón persigue un objetivo superior: el genocidio de los judíos.  La esclavitud tenía como propósito matar a los judíos y aprovechar la mano de obra gratis en el proceso.

Tal como ocurrió en los campos concentración, la vida de los prisioneros judíos no tenía ningún valor. Ni siquiera un valor laboral. Pensemos en los millones de esclavos africanos que fueron llevados de África a América, Estados Unidos o Brasil en el siglo 18 y 19.  Estos esclavos se adquirían a un alto precio. Lo amos los explotaban en las plantaciones de algodón o tabaco (los hacían trabajar 18 horas por día!) pero también cuidaban de ellos. Si un esclavo se lastimaba o se enfermaba el amo se preocupaba por él y lo hacía ver por un doctor.  Esto no lo hacían por compasión sino por conveniencia. Para cuidar de “suss bienes”. En algún sentido, los amos trataban a estos esclavos “tan bien” como trataban a sus animales.

Pero el caso de los prisioneros esclavizados era diferente.  En los campos de concentración no había enfermerías para atender a los prisioneros enfermos o heridos.  El tratamiento hacia estos individuos era mucho pero que el tratamiento a los animales. Cuando se enfermaban se los dejaba morir, o los se los mataba. Eran mano de obra absolutamente descartable. Los prisioneros eran tratado con animosidad. Y eran “aprovechados” como mano de obra gratuita para el beneficio de fábricas y empresas hasta que morían de hambre, enfermedad o extenuación. Y luego se los reemplazaba por el siguiente prisionero, que nunca faltaban. Se los sometía deliberadamente a los trabajos más peligrosos e insalubres, como la extracción del lodo del Nilo o del carbón en las minas de Mauthausen, porque el propósito no era el producto del trabajo sino la solución final.

Extermination through labour (or «extermination through work», Vernichtung durch Arbeit) was the practice of concentration camps in Nazi Germany to kill prisoners by means of forced labour.




SHEMOT: ¿Cómo se evitó la asimilación en Egipto?

Cuando nuestro patriarca Ya’aqob se aprestaba a descender a Egipto y reunirse con su hijo Yosef —el segundo hombre más poderoso de Egipto— tuvo miedo. Y dudas. HaShem se reveló a Ya’aqob y le dijo: “No tengas miedo de descender a Egipto, Ya’aqob, allí haré de ti una gran nación”. ¿Cuál era el temor de Ya’aqob? 

PREVENIR ANTES QUE CURAR 

Nuestro patriarca temía que sus nietos y sus bisnietos se asimilasen a la cultura egipcia, y terminaran siendo “egipcios de origen semita”. La asimilación de los inmigrantes a la tierra que los acoge no solo es común, sino normal y en cierta manera, deseable. En Estado Unidos hay nietos y bisnietos de inmigrantes italianos, irlandeses o polacos, que llegaron aquí al principio del siglo XX (o antes!) y hoy se consideran a sí mismos 100% americanos. No tienen, que yo sepa, ninguna conexión “existencial” con la antigua tierra de sus antepasados o su cultura, excepto quizás en temas culinarios. Este era el miedo de Ya’aqob. Que sus descendientes se asimilen.Ya’aqob hizo dos cosas para prevenir la asimilación. En primer lugar, según nuestros Sabios, Ya’aqob envió a Yehuda antes de que llegará la familia y le encomendó organizar un Talmud Torá, una escuela judía. De esta manera, podrían seguir inculcando a sus hijos los valores de Abraham Abinu. En segundo lugar, Yaaqob le pidió a Yosef que al morir llevase su cuerpo a la tierra de Israel. De esta manera, los nietos y bisnietos de Ya’aqob tendrían siempre presente que su lugar definitivo está en Israel.  

YOSEF SE UNE AL ESFUERZO 

Yosef, por su parte, también tomó varias medidas para evitar la asimilación. En primer lugar, estableció a su familia en la tierra de Goshen, una tierra apartada. Y le dejo claro al Faraón, y a su propia familia, que seguirían dedicándose a la ganadería, un trabajo que estaba prohibido para los egipcios, por sus convicciones religiosas (creían que los animales encarnaban el espíritu de sus dioses y sus muertos). De esta manera, Yosef quería que su familia mantuviera una relación social limitada con los Egipcios.  y con códigos religiosos diferentes. En tercer lugar, Yosef, tal como lo hiciera su padre, hizo jurar a sus descendientes que su cuerpo también tenía que ser sacado de Egipto y llevado a la tierra de Israel. 

APARIENCIA, NOMBRES Y LENGUAJE 

Y hay más. En el aspecto social los judíos rehusaron adoptar ciertos elementos de la sociedad egipcia. Los hijos y descendientes de Israel mantuvieron la vestimenta tradicional semita, y no adoptaron la vestimenta egipcia. Dicho se de paso, si bien creo que no tenemos muchos detalles de cómo era esa vestimenta judía, muy probablemente en los hombres se trataba de una barba corta y túnicas especiales. La imagen que vemos arriba muestra una familia semita (los egipcios no eran semitas) que llegaba de Canaan y se ve claramente la diferencia con los egipcios en estos dos elementos. La forma de vestir de los descendientes de Ya’aqob era lo suficientemente significativa para distinguir visualmente al judío del no judío.  Nuestros Sabios también explican que los Yehudim no cambiaron sus nombres hebreos por nombres egipcios. Así, aunque el judío no estuviera presente, cuando alguien mencionaba a “Levi” o “Shimón” sabían que se estaban refiriendo a un individuo judío.  Finalmente, tampoco cambiaron su lenguaje. Esto quiere decir que los padres hablaban en sus casa hebreo con sus hijos, posiblemente en las escuelas se enseñaba en hebreo y puede ser también (es solo una sugerencia de mi parte, sin mucha evidencia…) que si su lengua materna era el hebreo, cuando hablaban egipcio lo hacían con “acento hebreo”. 

EGIPTO, VISTO DESDE CHINA 

Respecto al origen de estos 3 elementos, mi hijo David, que es Rab en la sinagoga Sefaradí de la ciudad de Shanghai (China) compartió conmigo su Jiddush (=interpretación creativa). Me dijo que estos 3 elementos fueron los mismo que la Torá menciona respecto a Yosef, cuando a la fuerza tuvo que asimilarse al mundo egipcio. Cuando Yosef sale de la cárcel, lo rasuran y lo visten como un egipcio. Luego, cambian el nombre de “Yosef” por un nombre egipcio, “Tsafnat Pa’aneaj” (el descifrador de lo oculto). Y finalmente, también vemos que Yosef adopta el lenguaje egipcio como su primera lengua, ya que cuando se comunicaba con sus hermanos, antes de darse a conocer, lo hacía a través de un traductor.  No creo que sea casualidad que estos mismo tres elementos hayan sido identificados por nuestros Sabios (¡o quizás por el mismo Yosef!) como los elementos que llevan o aceleran la asimilación de un grupo humano a su nuevo entorno.   

APRENDIENDO DEL PASADO 

Para resumir, para luchar contra la asimilación, en su nuevo lugar de residencia los descendientes de Ya’aqob tenían su propio sistema de educación judía; mantenían una conexión de identidad muy fuerte con la tierra de Israel; vivían en comunidad; trabajaban en una industria en la cual los egipcios no participaban; su apariencia era judía; sus nombres eran hebreos y hablaban en hebreo.  

(Continuará….)




YOSEF: Integridad a prueba de fuego

El éxito de Yosef dependió de la ayuda de HaShem ( כל אשר הוא עושה ה’ מצליח), pero también de la conducta intachable de Yosef, que lo hizo merecedor de la ayuda Divina.  Hablamos ya de la paciencia de Yosef, de su autoestima, de su proactividad y su capacidad para ver el futuro desde una perspectiva judía, como una dimensión abierta con posibilidades que nosotros mismos podemos crear. 
Hay otra característica de Yosef que llevó a Yosef a triunfar. Me refiero a su integridad. 
La integridad de Yosef se manifiesta implícita o explícitamente en por lo menos tres casos
1. HONESTIDAD:
Yosef fue comprado por Potifar como un esclavo. Al poco tiempo de estar en la casa de Potifar, éste lo asigna como el administrador de su hacienda. La Torá dice que Potifar (Gen. 39:6) «…dejó todo lo que él poseía en las manos de Yosef, y Yosef no tenia que darle cuenta de nada…» . Potifar tenía una confianza total en Yosef. ¿Qué vio Potifar en Yosef que lo llevó a designarlo como su administrador?  Era muy común que los esclavos robaran. Los Jajamim en Pirqué Abot dijeron  מרבה עבדים, מרבה גזל que cuanto más trabajadores una persona tiene en su casa, más alto es el índice de robos que esa persona va a sufrir.  Los trabajadores domésticos sentían que su paga nunca era suficiente y se veían en su derecho a tomar lo que quisieran de sus empleadores, como un justo acto compensatorio. Yosef, evidentemente se comportó con una honestidad poco común, que fue identificada por Potifar e hizo que Potifar lo promoviera. El Rab Eliezer Papo, z»l, dice en su maravilloso libro Pele Yoets que la honestidad es la clave del éxito profesional o comercial, ya que tarde o temprano la persona honesta adquiere una reputación que se trasforma en su mayor capital y en su crédito más importante (y viceversa).
2. FIDELIDAD
Como sabemos, la esposa de Potifar quiso seducir a Yosef. Para un joven solo y sin familia, el afecto de una mujer no era solamente una cuestión de instintos sino también, o por sobre todo, una imperiosa necesidad emocional.   Pero Yosef se contuvo. Yosef no se dejó llevar por sus instintos. Yosef se guió por los principios morales que aprendió de Ya’aqob, su padre.  Los Jajamim ya nos advirtieron que hay dos áreas muy sensibles, en las cuales muchos caen, y por lo tanto debemos redoblar nuestro esfuerzo por sobreponernos en ellas. Una es el área de honestidad comercial (גזל) y la segunda es el área de la sexualidad (עריות). Esto no es un tema nuevo: permanente escuchamos como personas de todos los niveles sociales incluso (o especialmente) individuos que están en posiciones políticas prominentes, caen por temas de corrupción económica o por escándalos sexuales.  Yosef nos da un gran ejemplo de integridad moral y lealtad.
3. NOBLEZA
Todos pensamos que Yosef es llamado «Tsadiq» (justo, íntegro) porque rehusó los avances de la esposa de Potifar. Este año escuche del Rab Jayim Sabato ( aquí se puede escuchar su clase, en hebreo) que una razón adicional (o la principal) por la cual debemos considerar a Yosef como un gran Tsadiq puede ser otra: la capacidad de Yosef para perdonar. Cuando por fin le revela a sus hermanos su identidad, y estos no podían hablar de la sorpresa y el pesar, Yosef no solamente les dijo que de su parte no existen rencores ni reproches, y que obviamente los perdona, sino que también se esfuerza por consolarlos. En una incredible demostración de magnanimidad moral Yosef les dice a sus hermanos.  45:6 «Y ahora, no se aflijan más y no se sientan mal con ustedes mismos … porque al final de cuentas, ha sido para salvar vidas que D-s me envió aquí antes que ustedes llegaran»  . 45:8  «Fue HaShem, no ustedes, quienes me hicieron llegara Egipto. «
Yosef les dice que no se sientan culpables.  Que ellos fueron solamente un medio que haShem empleó para salvar millones de vidas del hambre. Hubiera sido tan natural y esperable que una persona expresara un mínimo reproche, algo que haga sentir mal a los hermanos, una pequeña venganza oral y emocional. Pero en el caso de Yosef eso no existe, Yosef solamente piensa en como consolar a sus hermanos que se sienten tan culpables. 
El Rab Sabato explica que a veces una persona puede ser un gran «tsadiq» en el área religiosa, pero cuando enfrenta una situación social (בן אדם לחברו) quizás no actúe con la misma grandeza. Yosef nos demuestra tener un carácter moral integral, hacia HaShem y hacia el prójimo. Nos deja una gran lección de honestidad, lealtad y nobleza.  Todos estos atributos hacen que Yosef sea conocido como Yosef haTsadiq, «Yosef, el hombre íntegro»



GENESIS 1:12 Los árboles y la edad del planeta tierra


ותוצא הארץ דשא עשב מזריע זרע למינהו ועץ עשה פרי אשר זרעו בו למינהו


Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles con su fruto, con su semilla en él, de acuerdo a su propia especie.

EL TERCER DIA

Hubo dos actos de creacion durante el Tercer Día. En el primer acto, el Creador separa las aguas de la tierra firme, en otras palabras, Dios crea los continentes. Es muy interesante que la Torá utiliza una terminología perfectamente compatible con nuestro entendimiento científico moderno para desribir este enorme acto de creacion: «Iyqavu hamayim veterae hayabbasha» , «que las aguas se retraigan… y la tierra firme sea visible», lo cual implica entre otras cosas, que la tierra no fue crada de la nada sino que aparecó, «emergió» a la supericie del planeta al retraerse las aguas. Este acto crerativo tuvo que haber consistido de enormes cataclismos, sunamis, impresionantes movovimientos sismicos, deshielo de glaciares, etc. Es importanrte destacar, tal como lo menciono en mi libro «Creación» que este inmenso acto creativo, probablemente el mas estruendoso y cataclismico que haya experiementado nuestro planeta está descripto con un par de palabritas. Sin ambargo en el Salmo 104, que se refiere a la Creacion del mundo el rey David le dedica más atención (en cuanto a la extensión del texto) que a ningún otro acto de creación.

LA VEGETACION

Una vez que existe la tierra firme, el Creador procede a su próxim creación, que fue menos estruendosa pero no menos majestuosa: la creación de las plantas. Toidas las hierbas, plantas, granos, vegetales y árboles fueron creados en este acto. La Torá tambien hace hincapie en las semillas «zera», anunniando que las plantas han sido creadas con semillas que garantizan su reproduccion. Y si bien este es un factor milagroso y majestuoso que merece nuestra atención hoy quisera enfocarme en el tema de los árboles y un pequeño detalle que se desprende de su descripción. La Torá dice (Gen.1:12) “Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles dando fruto con su semilla en él, según su género….” . El punto que me gustaría destacar es la presencia del verbo la’asot (en este conexto «producir») en el tiempo presente: «ve’ets óse perí…» los árboles fueron creados «dando» sus frutos. No surgieron como semillas o arbustos incipientes, sino como árboles ya maduros, en su plenitud, y cargados con sus frutas.

NECESARIAMENTE DIFERENTES

Hace más de 1700 años, los Sabios del Midrash formularon la siguiente idea basándose en el detalle provisto por la Torá sobre los árboles: כל מעשי בראשית בקומתן נבראו . “Todo lo que Dios creó fue creado en su plenitud” . Si bien la Torá circunstancialmente mencionó la madurez de los árboles, en realidad TODO lo que Dios creó apareció en su stado de madurez. Esto no solamente resuelve el enigma del huevo o la gallina (finalmente podemos destrabar el enigma :), sino que también nos ayuda a comprender que no solo es posible sino más bien necesario que la ciencia le atribuya al mundo y a lo que éste contiene una edad mayor a la que transcurrió desde su aparición.

La Creación es un proceso completamente diferente al “nacimiento natural”. En el nacimiento y en el desarrollo natural «la edad» es cronológica, es decir, se calcula desde el monento que uno nace. Así, 50 años luego del momento del nacimiento una persona tendrá obviamnte 50 años. El acto de creación, sin embargo, nos presenta con una realidad diferente. Veamos.

La creación Divina es un acto que escapa nuestro análisis y hasta nuestra imaginación. Nunca hemos visto ni experimentado un acto de creación mientras sucede. Pero gracias al detalle que la Torá nos provee respecto a los árboles podemos concluir que cuando Dios creó, Sus creaciones y criaturas aparecieron ya desarrolladas, y no en su punto cero o punto de nacimento.

VOLVER AL FUTURO

Si pudiesemos viajar en el túnel del tiempo hasta el día en el que Dios creó los árboles y examinaramos el primer árbol cinco minutos después de su creación, nos encontraremos con un árbol lleno de frutos. Y si evaluamos este árbol desde una perspectiva científica, concluiremos necesariamente que este árbol tiene digamos 25 años de edad.… ¿Estaremos equivocados? Sí. Y No. Y esta es la paradoja que se produce con la Creación. El árbol fue creado hace 5 minutos, pero tiene una edad interna de 25 años.

Una vez más: es inevitable entonces que exista una diferencia entre la medición científica de la edad del árbol (desarrollo desde el punto cero) y la perspectiva bíblica / rabínica (creación madura) sobre la edad del árbol. La diferencia entre los 5 minutos y los 25 años es un efecto inevitable del «excepcional» acto de Creación.

¡VIVA LA DIFERENCIA!

Cuando asumimos que la Creación se llevó a cabo del modo en el que la Torá y los Rabinos del Midrash lo describe entonces, inevitablemente, dos edades distintas coexistirán en todo lo creado : 1) la edad cronológica, estimada desde el momento de su Creación/aparición, que en el ejemplo del árbol serían cinco minutos, y 2) la edad interna y aparente, cincuenta años; es decir, la edad virtual o hipotética del árbol —el tiempo que le habría tomado al árbol desarrollarse desde un punto cero hasta su estado actual, de no haber sido creado. Lo mismo ocurre con una montaña, con el planeta tierra y con una estrella que dista 1 million de años luz de nuestro planeta.

En conclusión: Lo que la ciencia afirma acerca de la edad del mundo, sin importar de cuántos millones de años se trate, no contradice lo que afirma la Torá.

LA DIFERENCIA ESTA EN EL PUNTO DE PARTIDA
Si partimos de la premisa científica que el mundo se auto generó —nació por sí mismo y no existió ningún acto de Creación (dicho sea de paso: no existe ninguna evidencia científica para negar un acto de Creación)— entonces, las diferencias de edad entre lo que diga la ciencia y lo que diga la Torá son insalvables. Pero cuando nuestro punto de partida es el acto de Creación Divina, tal como lo describen nuestras fuentes (ex nihilo y creación madura), las diferencias de edad son lógicas y necesarias. ¡Es exactamente lo que se supone que teníamos que encontrar!




EQUEB: A corazón abierto en Calcuta

Solemos oír acerca de la «circuncisión» en el contexto del Berit Milá, la primera Mitzva que un niño judío experimenta en su vida, que consiste en remover el prepucio, la capa cutánea, que cubre el órgano masculino.Nuestra Parashá , Equeb, describe en uno de sus Pesuquim , versículos, un tipo diferente de circuncisión: la circuncisión del corazón. Pero, ¿qué es la circuncisión del corazón?  La Tora dice (Deuteronomio 10:16.): «Y circuncidareis el prepucio de vuestro corazón …».  ¿Que es el prepucio del corazón?
Nuestros corazones son capaces  de crear una capa cutánea virtual, invisible al ojo, pero absolutamente real. En Hebreo, como en español, el corazón es el órgano asociado con las emociones, el amor y la sensibilidad («Te quiero con todo mi corazón», «Tiene un corazón de oro..», etc). El prepucio del corazón se va formando, por ejemplo,  cuando dejamos de sentirnos incómodos frente a las cosas malas que suceden a nuestro alrededor.

Nuestros corazones pueden volverse insensibles a la injusticia o al dolor. ¿Cómo? Es un proceso… Seguramente la primera vez que presenciamos un acto de injusticia o engaño contra los más débiles o inocentes, nos sentimos mal, molestos. Pero, ¿qué pasaría con nuestro corazón si viviéramos en un ambiente donde «todos» practican la injusticia, el engaño y la corrupción? En esas circunstancias, lamentablemente, uno termina adaptándose («adaptarse o morir» dicen en ingles), y la forma de adaptarse es desarrollando un prepucio virtual sobre el corazón, que lo «protege», lo aísla  de la sensibilidad. En un extraordinario mandamiento la Tora nos previene acerca de esta cobertura cardiaca y nos dice: «No dejes que tu corazón sea cubierto por un prepucio a su alrededor» . «No te adaptes a la injusticia». «No te sientas cómodo alrededor de la corrupción». «No dejes de sentir que algo está mal cuando todo el mundo actúa mal».  Esta es la circuncisión del corazón.

Hay algo más. La Tora dice que HaShem se interesa por los huérfanos, por las viudas y que Él defiende a los pobres y los desposeídos, a los individuos que sufren. HaShem nos pide que no nos permitamos perder nuestra sensibilidad hacia los demás,  dejando que nuestros corazones estén cubiertos por una gruesa capa cutánea.  Yo tenía un amigo, z»l, que solía viajar por negocios a Calcuta, India, una de las ciudades más pobres del mundo. Me contó que el primer día que llegó, no lo podía soportar. Al ver a tantos mendigos en la calle, especialmente niños, ciegos, deformes, discapacitados, rogando por una moneda. Su corazón estaba al borde del colapso… Pero lentamente se fue acostumbrando a ver gente sufriendo a su alrededor. Un día ya no se sintió incómodo alrededor de todos esos pobres niños y jóvenes y se dio cuenta de que para él se convirtieron en una parte normal del paisaje de Calcuta. En ese momento,  al notar que su corazón se había cubierto de una piel dura e insensible,  llamó a todos los pobres de la cuadra y los invitó a todos a almorzar. Esta gran hombre fue capaz de identificar su propio «prepucio-cardiaco» e inmediatamente lo extirpó de su corazón.

La circuncisión del corazón exige una autoevaluación constante de nuestros sentimientos, sobre todo, de la ausencia de sentimientos. Si detectamos una capa cutánea alrededor de nuestro corazón tenemos que actuar inmediatamente. La práctica de la justicia y los actos de Jesed (caridad, bondad, generosidad) son el «Berit Milá, el mejor antídoto para remover la insensibilidad de nuestros corazones.