Haman y su arrogancia ilimitada

El villano de la historia de Purim es Hamán ben Hamedata, descendiente de Amaleq. El Rey Ajashverosh designó a Hamán como su “gran vizir” (o primer ministro) y dio la orden de que todos los oficiales de la corte se arrodillaran ante Hamán. Todos los oficiales obedecieron la orden del rey excepto un hombre: Mordejai. Y cuando Hamán supo que Mordejai no se arrodillaba ante él, decidió eliminar a todo el pueblo de Mordejai: destruir a la nación judía.
Hamán era malvado pero no era tonto. Veamos, por ejemplo, cómo se las ingenió Hamán para tratar de ejecutar su versión de “la solución final”. Primero, tenía que persuadir a Ajashverosh, el rey, presentando un plan que beneficiara al rey y ocultar así su ánimo de venganza personal y su odio hacia Mordejai y su pueblo. Persuadir al rey no resultó muy difícil. Hamán le presentó un plan con “cero” costos operativos y a cambio de la orden ejecutiva del rey, Hamán le ofrecía una gran cantidad de dinero para el tesoro real: 10.000 “lingotes” (en hebreo: “panes”) de plata, que era un poco más que lo que se recaudaba de impuestos en un año, en todo el imperio persa (9.880 lingotes de plata por año).
Ahora bien, ¿cómo pensaba hacer Hamán para reclutar cientos de miles de soldados que encontraran y ejecutaran a cientos de miles de judíos, esparcidos por todo Imperio Persa, desde Turquía en el oeste, Etiopía al sur y la India al este?
Hamán diseñó un perverso plan que la Meguilá describe brevemente con dos palabritas: ושללם לבוז (“y sus pertenencias serán para despojo”) . El decreto de Hamán decía más o menos así: “El día 13 de Adar -un día elegido al “azar” (pur) por Hamán- le estará permitido a todos los ciudadanos del imperio matar a los judíos. Los agentes del orden no se opondrán y nadie será procesado. Y lo que es más: el que mate a un judío, se podrá quedar con su dinero, propiedades, valores, etc.” El plan de Hamán era “diabólicamente genial”. No había ninguna necesidad de distraer al ejército de sus obligaciones, ni de transportar a los judíos a campos de concentración para matarlos en cámaras de gas.
Nuestros Rabinos explican que no había escasez de voluntarios. Mucha gente, hasta aquellos que no odiaban a los judíos se peleaban entre sí para que cuando llegara el día indicado fueran los primeros en matar a los judíos y quedarse así con su dinero y sus bienes….
Si Hamán hubiera tenido éxito (y estuvo muy cerca!) hubiera sido el final de nuestro pueblo ח”ו….
Al final, con la ayuda de HaShem, como todos sabemos, la reina Ester y Mordejai pudieron revertir el perverso plan de Hamán, quien terminó pagando su maldad con su propia vida en la horca.
La Meguilá también nos ofrece un vistazo del perfil psicológico de Hamán. En el capítulo 5, versículo 13, cuando Hamán está en casa con su esposa, después de haber asistido como invitado de honor a una cena especial con el rey y la reina, y sin sospechar aún que Ester estaba diseñado un plan para contrarrestar el plan de él, hay un diálogo inusual, casi un monólogo, en el que Hamán hace una especie de catarsis de sus sentimientos. En primer lugar Hamán reconoce su inmenso poder, su increíble riqueza, su honor, etc. Y lo que sigue a continuación es sorprendente. Hamán, increíblemente admite lo siguiente: “Y todo esto [mi poder, mis riquezas, mi familia] no vale nada para mí, cuando veo a Mordejai el judío, sentado en la puerta de la corte real, no arrodillándose ante mí “].”
Hamán fue probablemente uno de los hombres más ricos y poderosos en la historia de la humanidad. Y, sin embargo, el hecho que una sola persona, Mordejai, no lo reverenciara, dejó al desnudo la increíble fragilidad del ego de este hombre tan poderoso. Hamán sufría de una altísima dosis de  arrogancia al nivel de megalomanía: la obsesión por el ejercicio del poder, especialmente por el dominio y el control de los demás.
La arrogancia destruye. Casi elimina a nuestro pueblo y al final llevó a Hamán a su propia perdición.



¿Qué se necesita saber para conocer a una persona?

אַשְׁרֵי שֹׁמְרֵי מִשְׁפָּט , זה מרדכי
עֹשֵׂה צְדָקָה בְכָל עֵת , שגדל יתומה בתוך ביתו
En uno de su mejores libros «Intelectuales» el famoso historiador Paul Johnson describe las ideas de grandes pensadores y filósofos como Voltaire,  Rousseau o Carl Marx. Johnson también escribe sobre la vida privada de estos intelectuales y demuestra su egoísmo, hipocresía, y cinismo. En realidad estos grandes ideólogos no vivían de acuerdo al altruismo que predicaban. Eso era para sus escritos, para sus lectores, para las masas. Todos afirmaban que buscaban el bien de la humanidad, pero en sus vidas privadas demostraron todo lo contrario.
Mordejai, uno de los principales protagonistas de Meguilat Ester, es uno de los heroes nacionales de Am Israel.  Fue, como escribimos, un gran líder politico y religioso en la ciudad de Shushán donde los judíos se habían comenzado a asimilar.  Pero, ¿qué sabemos de la vida personal de Mordejai?
Por un lado conocemos la prestigiosa ascendencia de Mordejai. De acuerdo al texto de la Meguilá (Peshat), Mordejai era descendiente de los exiliados de Yerushalayim alrededor del año 600 aec, en los tiempos del rey Yoyajín.  En este primer exilio, que ocurrió unos 15 años antes de la destrucción del Bet haMiqdash,  el Rey babilonio Nebujadnetsar se llevó a la aristocracias y a la nobleza de Yerushalayim.  Ente ellos al bisabuelo de Mordejai, Quish, de la tribu de Binyamín.
En su libro Leqaj Tob, el Rab Yom Tob Tsahalón nos abre los ojos a un detalle muy importante que nos enseña algo más de la vida privada de Mordejai: su carácter moral. La Meguilá nos cuenta que Mordejai adoptó a su sobrina Ester, huérfana de padre y madre, y la crió y la cuidó como su propia hija.
El Rab Tsahalón cita al Midrash que describe el enorme mérito de adoptar una criatura. Los Sabios analizan un versículo de Tehilim que dice: אשרי שמרי משפט עשה צדקה בכל עת , «Felices  aquellos que… hacen Tsedaqá a cada momento». Los sabios se preguntan: ¿Acaso es posible hacer Tsedaqá «literalmente» en todo momento? Y la respuesta es : Sí. Esto sucede cuando una  familia adopta a un niño o niña. En este caso, los padres adoptivos hacen Tsedaqá (especialmente  en el sentido de Jesed)  24 horas por día, todos los días (24/7).  En otras palabras, adoptar un hijo es un ejercicio de Jesed «insuperable».
Es interesante que algo parecido sabemos de Abraham Abinu.  El texto que describe la vida privada de Abraham Abinu es muy pobre en detalles. Excepto por un punto circunstancial pero revelador: Harán, el hermano de Abram, fallece y deja a su hijo Lot huérfano. Pero luego vemos que וילך אתו לוט , Lot forma parte de la familia de Abraham: Abraham adopta a Lot como su propio hijo.
Siguiendo esta idea, es como que todo lo que tenemos que saber para conocer el carácter bondadoso y altruista de Mordejai es que adoptó a Ester. Y lo mismo se podría decir de Abraham y Lot.
Es cierto que los seres humanos somos criaturas complejas y que no es fácil conocer a una persona por una sola acción. Pero hay excepciones, y creo que para los Sabios la adopción de una criatura es una de ellas.
Recuerdo que hace varios años atrás (20?) pasamos Pésaj con toda la familia en un hotel ubicado en Gush Qatif, que hoy lamentablemente es parte de Gaza… . El último día nos sentamos al lado de una familia bastante numerosa, con una particularidad que no podia pasar desapercibida. Tenían 3 niños con síndrome de Down. Mi esposa y yo nos asombramos del extraordinario trato que gozaban estos niños. En primer lugar, eran el centro de atención de toda la familia, los padres, los abuelos y los hermanos mayores. Todos les sonreían y les daban cariño.  Además, cada uno de estos niños estaba siendo atendido por una asistente personal -¡una asistente por niño!- que trabajaban para esta familia.  Y luego nos enteramos de lo más maravilloso: estos 3 niños ¡eran adoptados! Adoptados por una familia que ya tiene sus propios hijos, algunos de ellos casados. Por una familia que evidentemente tiene un buen pasar económico, pero que deciden invertir su dinero, su tiempo y su amor en no UNA sino a TRES criaturas con necesidades especiales y brindarles la mejor vida posible. Nunca más los vimos ni supimos cómo se llamaban, ni dónde vivían. Pero, ¿qué más hacía falta saber para conocer a estos «ángeles humanos»?
 
SHABBAT SHALOM  



El último judío de Shushán

איש יהודי היה בשושן הבירה
Nos estamos acercando a Purim, el día que celebramos la milagrosa salvación de nuestro pueblo en los tiempos del imperio Persa.  Celebraremos Purim, BH, el día sábado 11 de marzo por la noche, y el día domingo 12. La historia de Purim está narrada detalladamente en un maravilloso libro llamado «Meguilat Ester» que leemos dos veces durante Purim.
Todos los años trato de leer un nuevo libro que comenta la Meguilá. El año pasado me enfoqué en el libro del Rab Moshé Almosnino, «Yedé Moshé».  Este año uno de mis alumnos me obsequió la nueva edición del libro «Leqaj Tob», escrito por el Rab Yom Tob Tsahalón (ver aquí).  Una de las dos características especiales de este libro es que fue publicado por su autor cuando éste tenia sólo 17 años (sic!). Lo que significa que escribió este libro siendo un prodigioso joven adolescente.
El Rab Tsahalón nos ofrece un detalle bastante generoso de la personalidad de Mordejai cuando explica el pasuq איש יהודי היה בשושן הבירה  «Había un hombre judío en la ciudad capital de Shushán» (pag. 27-30 de la nueva edición) .
A continuación voy a explicar, con mis propias palabras, lo que el Rab dice sobre Mordejai.
1. Líder politico.  En primer lugar, Mordejai era el representante del pueblo judío ante el rey Ajashverosh, una misión delicadísima. Me explico: el imperio de Ajashverosh (486-465, antes de la era común) fue el más grande en la historia de la humanidad. Se extendía desde la India hasta Grecia y desde lo que hoy es el sur de Rusia hasta Etiopía. Había cientos de naciones en este gigantesco imperio. Y cada nación tenia su representante en la corte de Ajashverosh. Mordejai representaba a los judíos de TODO el imperio: cientos de miles (o más!). Los Yehudim, como veremos mas adelante, no estaban concentrados en una o dos ciudades, sino que por cuestiones comerciales, estaban esparcidos a lo largo de todo el imperio Persa.  Representar al pueblo judío probablemente incluía temas relacionados con impuestos, asuntos religiosos y temas de seguridad, que seguramente podían afectar la  vida o muerte de miles de Yehudim. Como si esto fuera poco, esta es la época en la que miles de judíos regresaban a Israel con Ezrá y Nejemiá para construir el segundo Bet haMiqdash. Y sufrían el acoso y el boicot político permanente de múltiples enemigos. De manera que «representar a Israel» incluía también representar a no menos de 50.000 Yehudim que vivían allí y estaban en plena reconstrucción de Yerushalayim y el Gran Templo. La responsabilidad de Mordejai era gigantesca.
2. Líder religioso.   Mordejai era también el líder religioso de los judíos de Shushán, que era que la capital del imperio Persa, como si fuera hoy en Estados Unidos Washington D.C. Mordejai tenía asignado un lugar oficial en Sha’ar haMelej, la Corte Real, donde se manejaban todos los asuntos de estado, políticos, financieros , judiciales, militares, etc. (y donde también se orquestaban las constantes conspiraciones contra el Rey). Mordejai trataba con los consejeros del Rey y toda la elite política de Shushán. Y todo esto mientras vivía una vida de estricta observancia judía. Como líder religioso, Mordejai era también el «darshán» de la comunidad judía de Shushán (דורש טוב לעמו), el orador, (hoy diríamos rabino) que enseñaba Torá y trataba de alejar a los judíos de la asimilación y de acercarlos a HaShem , etc.
3. El último judío de Shushán.  El Rab Tsahalón explica con una palabrita בעירו «en su ciudad» que a diferencia de los Yehudim que vivan en otras ciudades del imperio que eran observantes, los Yehudim que vivían en la capital estaban muy asimilados. El Rab cita al Midrash que dice que los Yehudim que acudieron a la fiesta que Ajashverosh organizó para los habitantes de Shushán no observaban el Kashrut. Y si bien no eran idolatras (o sea, no se convertían a otra religión), tampoco se oponían a su práctica. Por ejemplo,  si había una procesión de abodá zará (idolatría) y todos los habitantes de Shushán se arrodillaban en su honor,  los Yehudim de Shushán no tenían problema en participar activamente de este evento. En ese sentido, eran ya más «persas» que judíos…  El Rab Tsahalón explica que la expresión «»איש יהודי היה»  no debe ser entendida únicamente como «Había un hombre judío…» sino también como «Quedaba un solo hombre judío que no se había asimilado en la ciudad de Shushán.»   De no ser por Mordejai la asimilación hubiera terminado con los judíos cosmopolitas de la capital del imperio.
(Continuará…)



Ajashverosh y los efectos devastadores del alcohol

En el último día de su gran fiesta, Ajashverosh está completamente borracho. En ese estado de ebriedad, y cuando ya no le quedaba nada más por ostentar, mandó a llamar a su esposa la reina Vashtí, que estaba celebrando su propia fiesta con las mujeres de Shushán.  Ajashverosh le dio la orden que venga a la sección de hombres «para exhibir su belleza ante todo el pueblo y los ministros». Vashtí se rehusó a cumplir con la orden del rey.
Cuando Ajashverosh se entera de que su esposa no va obedecer su orden explotó «dentro de sí mismo» («וחמתו בערה «בו).
El Rab Almosnino explica que esta palabra «dentro de sí» está aquí por una razón. Veamos….
Ajashverosh no exteriorizó su ira. En realidad se enojó consigo mismo, pero a la vista pública trató de restarle importancia a la desobediencia de Vastí.
¿Por qué?
El Rab Almosnino, basándose en el «peshat» (lectura literal, en oposición a Midrash) nos abre los ojos a un detalle muy importante.
Cuando Ajashverosh manda a buscar a Vashtí no lo hizo por intermedio de uno de sus sirvientes personales. En realidad, y la Meguila invierte todo un versículo (Cap. 1, Pasuq 10) en esta descripción, la intimó a presentarse ante él por intermedio de los Siete Oficiales Imperiales. En otras palabras, el llamado de Ajashverosh no fue «la cordial invitación de un marido a su mujer»,  fue -involuntariamente- un decreto de estado.
Ahora bien: las leyes en el imperio Persa eran muy pero muy estrictas. Y aunque fuese la reina, la esposa del rey, quien desobedeció una orden imperial, igual debía ser castigada  (si la hija presidente Obama cruza una luz roja, debe ser multada.¿Verdad? )
Y algo más. Importantísimo. Según vemos más adelante en el capítulo 8 de la Meguilá, los decretos imperiales en Persia, una vez anunciados oficialmente, no podían ser derogados ¡NI SIQUIERA POR EL PROPIO REY!. Incluso si estos decretos fueron realizados por error y/o bajo los efectos del alcohol!
Ahora entendemos la desesperación de Ajashverosh… El Rey se dio cuenta que cometió un gravísimo error cuando citó «oficialmente» a Vashtí a través de sus siete ministros! Ahora Vashtí desobedece la orden del Rey y, sin importar sus válidas razones, ahora debe pagar por esto. Ajashverosh quería a Vashtí. Y no tuvo la intención de perjudicarla…. pero ya no hay nada que hacer…
El Rey llama a sus asesores legales, y estos con mucha diplomacia le explican que no hay lo que hacer. Memuján, el Fiscal General del imperio explica que 1. (Pasuq 16) lo al hamelej lebado, ésta no fue una ofensa personal de la esposa a su marido. La desobediencia de Vashtí es ahora una delicada cuestión de estado.  2. (P. 17-18),  esta ofensa, si no se castiga de forma severa, puede crear un terrible precedente con devastadoras consecuencias para la estabilidad social del imperio  Y ofrece una salida decorosa para la reina (P.19):si no se la ejecuta ya, por lo menos, tiene que ser destronada.
Esta es la lectura que hace el Rab Almosnino de este episodio analizando con profundidad una sola palabrita  «bo«, «dentro de sí mismo». Para el Rab esto significa que Ajashverosh, se enfureció consigo mismo cuando se dio cuenta que su descomunal error le costaría la vida a Vashtí.
El Rab Almosnino explica que el lector de la Meguilá, cuando lee en el capítulo 3 y ve que Ajashverosh autoriza el decreto para eliminar al pueblo judío va a conectar estos puntos y va a decir: «Ya no hay nada que hacer. El decreto fue firmado oficialmente con el sello del Rey, y ahora, ni el mismo rey lo puede revertir, como ocurrió con Vashti». Esto nos ayudará a apreciar más y mejor la magnitud del milagro que HaShem hizo con nosotros (להראות את גודל הנס).
Y la lección final de este episodio de Meguilat Ester.
¿Qué fue lo que llevó al rey a cometer un error tan tonto, imprudente, y auto destructivo, que le causó tanto dolor y humillación a Ajashverosh y a su familia? Un error del cual luego se quiso arrepentir, pero ya no pudo, porque era demasiado tarde…
Purim es un día para celebrar, comer, beber y estar contentos. Pero también, indirectamente, nos recuerda que el abuso del alcohol nos puede llevar a cometer terribles errores involuntarios, con impredecibles consecuencias, y que no siempre se pueden revertir.
JODESH TOB!!!