AMIDA: Rezar, admitiendo nuestros limites (Berajá Nro. 3, KEDUSHA)

La tercera bendición de la Amida es también la más corta. En esta berajá afirmamos que HaShem es «qadosh», que Su nombre es «qadosh» y que también Israel, los «qedoshim» (plural de «qadosh»), alaban a HaShem cada día.
Pero, ¿qué es «qadosh»?
Es imposible traducir este término hebreo al español con una sola palabra. «Qadosh» significa: consagrado, especial, único, diferente, y a veces «inaccesible» o «más allá de nuestro alcance».
Ejemplos: en hebreo la palabra «qiddushin» (de la misma raíz que «qadosh») significa matrimonio. Cuando una mujer se casa, ella se «consagra» (mequddeshet) a su marido, convirtiéndose para él en «única», «especial» y «diferente» del resto de las mujeres. Al mismo tiempo, al estar consagrada a su marido esta mujer es ahora «inaccesible» para cualquier otro hombre.

En el contexto de nuestra berajá la palabra «qadosh» indica nuestra incapacidad de percibir la realidad infinita de HaShem.  Al decir ATA QADOSH estamos admitiendo con humildad que la realidad de Dios está más allá de nuestro alcance intelectual.¿Por qué hacemos hincapié en este mensaje aquí?

Simplemente porque en las dos bendiciones anteriores hemos «alabado» (shebaj) a HaShem y hemos dicho muchas cosas sobre Él.  Hemos dicho que HaShem es grande, todopoderoso y magnífico. Superior, magnánimo y soberano.  Que ayuda, salva y protege.  Que tiene el poder para resucitar, sostener, nutrir, curar, liberar, etc. Después de decir tantas cosas es posible que pensemos que ya hemos expresado todo lo que se puede decir de Dios….  Al decir ATA QADOSH reconocemos que todas estas palabras y alabanzas que acabamos de decir no son suficientes. No podemos pensar que realmente sabemos todo lo que HaShem hace, o que lo hemos alabado de manera exhaustiva. Más bien, lo que expresamos acerca de Dios, es lo poco que captamos de Él desde nuestra limitada perspectiva humana.  Un mensaje casi idéntico constituye el núcleo del qaddish (también de la misma raíz que «qadosh»): le’ela min kol birjatá, etc. La alabanza a Dios está más allá de cualquier elogio que se puede decir de Él.
VESHIMJA QADOSH, y ‘Tu nombre es qadosh’. También somos incapaces de comprender Su nombre. El nombre de cuatro letras (en español «tetragrámaton») transmite la idea de infinitud y eternidad, conceptos que están más allá de nuestras capacidades intelectuales.
UQDOSHIM BEJOL YOM. Aún así, los miembros del pueblo de Israel,  quienes se han «consagrado» (qedoshim) a Ti, te alaban cada día, tanto como son capaces de alabarte.
BARUJ ATA HASHEM HAE-L HAQADOSH: Bendito eres Tú, HaShem, cuyo poder y alabanza está «mucho más allá de nuestro alcance y entendimiento».

לע»נ מר אבי יעקב בן יהודה ז»ל




AMIDA: Tejiat haMetim vs Teoría de Evolución (Berajá Nro. 2, GUEBUROT)

La segunda berajá (= bendición) de la Amida se llama geburot, la bendición que describe «los poderes de Dios».

Esta berajá dice en primer lugar, que Dios es Omnipotente (Atta gibbor le’olam), que el poder de HaShem no tiene límites. Luego dice que HaShem usa sus poderes para obras de bien: restaurar la vida, salvar a los desahuciados, hacer descender la lluvia,  nutrir a los hambrientos, sostener a los que están a punto de caer,  curar a los enfermos, liberar a los cautivos, etc.
Los dioses mitológicos usaban sus poderes para derrotar  a otros dioses o destruir al enemigo. Nosotros afirmamos que vemos el poder de HaShem, Su intervención,  en todo lo que es beneficioso para la humanidad. Lo cual nos enseña, por cierto, que al igual que HaShem nosotros también debemos utilizar nuestros poderes, recursos y habilidades para salvar, curar, ayudar, sostener, nutrir, etc.
La máxima expresión del poder de Dios, la cual se menciona cuatro veces en este berajá, es tejiat hametim, la resurrección de los muertos.  Resurrección (no confundir con «reencarnación») es una creencia central en el judaísmo. Tejiat hametim significa que en los tiempos mesiánicos, Dios restaurará la vida a los muertos.
Tejiat hametim, restauración vida, es similar a «Creación de la vida». Esto, obviamente, desafía todas las leyes físicas y biológicas que conocemos. Incluso hoy en día, año 2014, cuando la ciencia ha descifrado el ADN y ha desarrollado la nanotecnología, ningún hombre puede producir vida a partir de átomos. Incluso un científico inteligente, con el laboratorio mejor equipado,  y contando con un escenario en el cual se dupliquen las mismas condiciones físicas, químicas y meteorológicas que, de acuerdo con su teoría, permitió la aparición de la vida en nuestro planeta «al azar» ,  no será capaz de crear ni siquiera  una célula. La generación de la vida sigue siendo el dominio exclusivo de Dios. Por cierto, cómo surgió la vida en nuestro planeta, es el punto más débil (y del cual casi nunca se habla en las escuelas) de la teoría de la evolución. Hasta el día de hoy los científicos evolucionistas no tienen una explicación racional al respecto.
Ahora podremos entender mejor Tejiat hametim. Volvamos al laboratorio. Si le damos a un micro-biólogo moderno el cuerpo de un simple mosquito que murió hace unos minutos por causas naturales ¿Podría restaurar la vida de este mosquito, aunque sea por unos segundos más? No estamos hablando ahora de la creación de la vida a partir de materia inorgánica! El científico cuenta con un mosquito entero, con cada órgano de su cuerpo todavía en su lugar. Igual, es imposible. El hombre es incapaz de restaurar siquiera un momento de vida autónoma.
Bore Olam, el creador de la vida, es el único con el «poder» de eventualmente restaurarla.
Nosotros, los seres humanos contamos con muchos poderes que podemos utilizar para construir o destruir, curar o matar.
Pero tejiat hametim, la restauración de la vida, al igual que la creación de la vida, es el dominio exclusivo de HaShem.

לע»נ מר אבי יעקב בן יהודה ז»ל




La protección Divina (Berajá Nro. 1, ABOT)

La Amida está compuesta por 19 berajot (=bendiciones, o breves rezos que finalizan con una bendición) . La primera bendición de la Amida se llama «Abot», que literalmente significa «padres o patriarcas», en alusión a nuestros antepasados o padres fundadores, Abraham, Yitsjaq y Ya’aqob. Esta bendición pertenece a la primera sección de la Amida: «Alabanza». Cuando nos dirigimos a Dios, antes de pedir cualquier cosa de Él, lo alabamos. En primer lugar, por su constante protección al pueblo judío.

En esta berajá/bendición afirmamos que HaShem cuidó a Abraham, Ytsjaq y Ya’aqob. Dios nos protegió, incluso antes de que nos convirtiéramos en una nación. En los tiempos de nuestros patriarcas éramos una incipiente familia o una pequeña tribu. En ese momento éramos extremadamente vulnerable.

Esta berajá también describe con tres palabras lo que podemos captar del poder protector de Dios hacia nosotros. Decimos que Dios es «grande, poderoso e imponente» (= Gadol, Gibbor, Nora), y que no hay ningún poder o fuerza que esté más allá de su control (e-l-‘elion). A diferencia de muchos humanos que usan su poder de una forma negativa, HaShem utiliza Su poder con bondad (Gomel Jasadim Tobim) para protegernos, y para asegurar nuestra continuidad.

Afirmamos que por el mérito de nuestros antepasados (zojer jasde Abot), Dios nos brinda Su permanente protección, y por el mérito de aquellos que fundaron nuestro pueblo, Dios traerá nuestra redención (umebi go-el).

También afirmamos que Dios prometió (lema’an shemó) a nuestros antepasados que Él nunca permitirá que el pueblo judío  desaparezca. Que nunca nos abandonará, porque HaShem ama a Su pueblo Israel (beahaba). Ver Deut. 7: 7.

En este berajá no estamos pidiendo a Dios Su protección. Tampoco se refiere a la protección individual que HaShem brinda o no brinda a cada persona. Ese no es el objeto de esta bendición. Aquí afirmamos que Dios garantiza la supervivencia del Pueblo de Israel, y agradecemos a HaShem por mantenernos con vida como nación, contra todos los pronósticos y estadísticas.

Finalmente afirmamos que Dios es nuestro Rey (melej). HaShem es un Rey especial. Decimos que HaShem es un Rey que se preocupa por sus súbditos. Un rey dispuesto a ayudar (ozer) cuando solicitamos su ayuda. Un rey que nos salva cuando estamos en problemas (moshia). Y un Rey que nos protege de peligros y riesgos de los cuales ni siquiera somos conscientes (maguen).

Finalizamos esta berajá bendiciendo (= reconociendo) que Dios ha permitido la supervivencia del pueblo judío, desde los tiempos de Abraham Abinu (maguen Abraham) hasta nuestros propios días.

לע»נ מר אבי יעקב בן יהודה ז»ל




AMIDA: HaShem, abre mis labios…

ה’ שפתי תפתח ופי יגיד תהִלתך

Antes de comenzar la Amida recitamos un pasuq (versículo) muy especial del libro de Tehilim (Salmos 51:15 ) «HaShem , abre mis labios , asi mi boca proclamará Tu alabanza» . Para entender por qué los rabinos eligieron este versículo para introducir la Amida, es importante examinarlo en su contexto original.

Tehilim 51 es un salmo de Teshuba (=arrepentimiento). David se lamenta con sinceridad del pecado que cometió con Bat- Sheba. Al componer este Salmo, David se encontraba en un estado de profunda angustia, consumido por la culpa y la vergüenza. Como él mismo lo dice, «51:17  [cuando le ruego a Hashem con] un corazón roto y humillado, HaShem no me despreciará».  David estaba implorando el perdón divino desde lo mas profundo de su ser.  En un momento, en medio de su Tefilá, sintió que ya no podía hablar. El lector puede ver que de repente el flujo de este Salmo se detiene. Como si David, ahora completamente consciente de la Presencia de Dios, se quedó corto de palabras para implorar el perdón de HaShem. En ese momento hizo una pausa. Y entonces dijo:  HaShem, quiero seguir orando y rezándote a Ti. Pero me doy cuenta de que, ironicamente, necesito Tu ayuda para estar frente a Ti. Por favor, dame la fuerza y el coraje para hacer frente a Tu Presencia: «HaShem, abre mis labios , así mi boca proclamará tu alabanza « .

Con esta solicitud extraordinaria David HaMélej transmite la gran profundidad de su arrepentimiento y su humildad única. Pero sobre todo nos enseña que incluso el poeta bíblico más dotado y elocuente, al asumir de que está hablando directamente con Dios, necesita la asistencia de HaShem.

La Amida no es una oración regular. Mientras que en todas las demás oraciones hablamos de Dios, o sobre Dios, en la Amida le estamos hablando directamente a Dios. Si realmente sentimos que estamos frente a Su Presencia, la experiencia puede ser abrumadora. Tanto, que es posible que no nos atrevamos o no podamos hablar frente a Él. O por lo menos, así nos deberíamos sentir.  Es por eso que antes de empezar la Amida decimos este versículo tan conmovedor. Al decir estas palabras no estamos sólo repitiendo las palabras de David HaMélej . En cierto sentido, nos transformamos en David HaMélej. Nos damos cuenta de lo que estamos a punto de hacer, hablar con haShem, y nos sentimos envueltos por una sensación de insuficiencia. Este versículo fue elegido por nuestros Jajamim para inspirarnos a sentir esa experiencia de profunda humildad, al estar de pie, frente a HaShem.




El efecto post-Amida

Cuando rezamos, tenemos que hacerlo con nuestra mente y nuestro corazón.  Entendiendo y sintiendo lo que estamos diciendo. La oración más importante, la Amida, requiere una atención especial, en hebreo «kavana».   Al rezar la Amida 

1. No permitimos que pensamientos ajenos penetren en nuestra mente. 2. Debemos prestar atención a cada palabra que pronunciamos, y 3. Tenemos que sentir que le estamos hablando a Dios. 

Una buena manera de identificar si mi Amida fue dicha con kavana, es observar nuestro estado mental y espiritual después de recitar  la Amida.

Si nos hemos tomado en serio la idea de que al recitar la Amida estamos, literalmente, parados frente a HaShem, esa experiencia espiritual suprema tiene que haber dejado un impacto muy visible en mis pensamientos, en mis sentimientos y en mi carácter. 

 

Por qué?

Porque cuando rezamos con kavana nos damos cuenta que HaShem está en el centro de la realidad de este mundo. Así, nos corremos un poquito hacia la periferia y nos volvemos más humildes.  HaShem no está a nuestro servicio. Somos nosotros quienes debemos servir a HaShem. 

 

Al estar frente a Dios, percibimos que lo importante es acercarse a Él. Y que la carrera materialista y consumista a la que dedicamos tanto tiempo y esfuerzo, a lo mejor nos aleja de este noble objetivo.   

Luego de estar en presencia de Dios, también nos tendríamos que dar cuenta que por mucho que tratemos de que algunas cosas sucedan o no sucedan, o por más que intentemos ajustar el mundo a nuestros planes, es HaShem Quien tiene la última palabra.  Después de la Amida nuestra «Emuna», mis pensamientos sobre Dios, adquieren un significado más profundo. Mientras que normalmente pensamos en Emuna como nuestra «fe» y «esperanza de que todo suceda como yo quiero»,  si realmente estuvimos frente a HaShem, Emuna adquiere un significado adicional, más profundo. Aceptar lo que HaShem determina.

Los pensamientos que se generan luego de estar hablando frente a Dios deberían producir una transformación espiritual «total». Un estado de humildad mucho más profundo y un mayor nivel de paz interior con aquello que sucede más allá de mi control.

Ahora bien, si después de haber recitado la Amida no nos hemos vuelto menos egocéntrico, menos impacientes, menos materialistas y menos vanidosos, probablemente no hemos rezado la Amida con la  Kavana apropiada.

Será el momento, entonces, de poner más atención a la calidad de nuestra Tefilá (=rezo).




Entendiendo la AMIDA: La estructura basica 3-6.6.1-3

La Amidá es la Tefilá (oración) más importante. Fue compuesta por Anshé Keneset haGuedolá , los Hombres de la Gran Asamblea, durante el siglo V antes de la Era común.   El texto de la Amidá está formulado en base a una estructura muy precisa y sofisticada que describiremos brevemente en las próximas lineas.

La Amidá contiene 19 Berajot o bendiciones. Cada bendición está dedicada a un tema específico.  Antes de comenzar a explorar el significado de cada Berajá analizaremos la estructura de la Amidá.Las 19 bendiciones están divididas en 3 secciones. De acuerdo al numero de Berajot en cada sección o sub-sección lo hemos señalado como 3-6.6.1-3

(3) La primera sección: «Alabanzas»  (shebaj) contiene 3 Berajot. En esta sección no estamos pidiendo ni solicitando ninguna cosa de Dios. Comenzamos la Amidá alabando a HaShem y declarando que somos conscientes de que Él nos protege, como protegió a nuestros antepasados. También reconocemos que nuestra supervivencia física es totalmente dependiente de Su benevolencia (jesed, rajamim).

(6.6.1) La segunda sección, «Pedidos» contiene 13 Berajot. En estas bendiciones le pedimos a HaShem satisfacer nuestras necesidades. En las primeras 6 bendiciones de esta sección nos concentramos en nuestras necesidades personales básicas. Pedimos a HaShem que nos conceda sabiduría, salud, un medio de vida decente, etc. Las siguientes 6 Berajot también se concentran en pedidos, pero en pedidos o aspiraciones nacionales, no personales. En esta subsección le pedimos a HaShem que pronto en nuestros días nos reúna en la tierra de Israel, que podamos contar con los líderes políticos adecuados, que reconstruya Yerushalayim, etc. La última berajá de esta sección, shomea tefilá, contiene una solicitud más general donde pedimos que HaShem escuche todos nuestros pedidos anteriores. Y al mismo tiempo, ya que esta berakha no se enfoca en ningún tema en particular, nos permite solicitarle a HaShem cualquier otra petición que no ha sido explícitamente incluida en el Berajot anteriores. Por ejemplo: encontrar esposa/marido, tener hijos, liberar a los cautivos, etc.

(3) La tercera sección, «Gratitud», contiene 3 bendiciones : La bendición media de esta sección, Modim, es la oración de agradecimiento a HaShem. En la berajá que precede a Modim , solicitamos a HaShem restaurar las condiciones que permitan servirlo, una vez más, en Su Templo con Tefilot y sacrificios. Por último, en la última berajá, le pedimos HaShem concederle a Am Israel  paz, «shalom «. «Shalom» es la aspiración más elevada del pueblo judío, tanto a nivel personal como nacional.




Amida: ¿Cómo prepararnos para rezar?

 

La ‘amida o shemone ‘esre, también llamada por nuestros Sabios «Tefilá», es la oración más importante. Se recita todos los días, tres veces al día: por la mañana, por la tarde y por la noche. Cuando rezamos la ‘amida nos dirigimos directamente a HaShem. Y obviamente, no existe nada más trascendental para un ser humano que la comunicación directa con su Creador.

Antes de dirigir nuestras palabras a HaShem, debemos prepararnos de la siguiente manera.

KOBED ROSH: No debemos comenzar a rezar la ‘amida distraídos con cosas mundanas.  La ‘ amida requiere ‘ kobed rosh’, un serio esfuerzo de concentración. En preparación para la ‘amida debemos visualizar y asumir que estamos frente al Creador del universo (boré ‘olam). Literalmente, la palabra ‘amida significa : «La oración que se recita de pie.» En el protocolo judío, cuando el súbdito está en una audiencia con el Rey, se debe mantener de pie, con los pies juntos y la cabeza un poco hacia abajo. Todo esto se hace en señal de humildad y sumisión a la voluntad del soberano. Lo mismo debemos hacer cuando estamos rezando frente a HaShem, nuestro Soberano.

ARTICULACIÓN: Cuando recitamos la ‘amida debemos articular las palabras que decimos. Es decir, no podemos pensarlas palabras de la Tefilá silenciosamente en nuestras mentes. La articulación de nuestras palabras, entre otras cosas, facilita la concentración. Al articular, pronunciamos la ‘amida en voz baja (lajash), susurrando. Tan bajo como para que nadie nos pueda escuchar (así no distraemos a los demás), y lo suficientemente alto para que escuchemos nuestra propia voz.

KAVANA: Al decir la ‘amida debemos entender y pensar (=meditar) en el significado de lo que estamos diciendo o leyendo.  Este ejercicio mental se llama «Kavana», o concentración. En hebreo la palabra kavana viene de lekhaven, «apuntar». En la ‘amida apuntamos nuestros pensamientos hacia el blanco elegido, cada palabra que decimos, sin desviar nuestra atención del texto. Tampoco se debe leer la ‘amida con la mente en blanco. Tenemos que estar enfocados y conscientes de que estamos de pie, frente al Creador del universo.

לע»נ מר אבי יעקב בן יהודה ז»ל