El 10 de Tebet, día de ayuno

Hoy es el décimo día de Tebet. Previamente explicamos cuáles son las tres tragedias que recordamos hoy (ver aquí). El evento principal que hoy rememoramos es el inicio del asedio a Yerushalayim por Nebujadnezzar, rey de Babilonia. El sitio de la ciudad marcó el comienzo de la batalla que finalmente destruyó Jerusalem y nuestro primer Bet haMiqdash. Cientos de miles de Yehudim murieron de hambre durante el sitio, o fueron muertos en batalla, o enviados como cautivos al exilio en Babilonia. La fecha del diez de Tebet fue registrada por el profeta Yejezqel, quien en el tiempo de la destrucción del Bet-haMiqdash vivia exiliado en Babilonia junto con el primer grupo de cautivos judíos que fueron llevados allí por Nebujadnezzar, once años atras.

En las palabras de Maimónides (MT, Hiljot Ta’anit, 5:1), como  todos los días de ayuno, hoy es un día que debe ser dedicado a la Teshubá (retorno, arrepentimiento). Hoy debemos recordar nuestras transgresiones y errores, que son similares a los errores cometidos por nuestros antepasados. Esas transgresiones trajeron la destrucción de nuestro Bet haMiqdash y el distanciamiento de la Shejiná, la presencia de Dios, de nuestro medio. El acortamiento de la distancia entre nosotros y nuestro Creador está en nuestras manos. Y esa renovada cercanía nos traerá más cerca de ver a nuestro Bet haMiqdash, una vez más, reconstruido.

¿Quién está exento del ayuno hoy?

 * Menores de edad: niños menores de 13 años y niñas menores de 12 años de edad, están completamente exentos de ayunar mañana.
* Las mujeres que amamantan a sus bebes: Según la tradición sefaradí, después de dar a luz, las madres están exentas de este tipo de ayunos durante los siguientes 24 meses, incluso si no están amamantando a su bebé.
* Las mujeres embarazadas, sobre todo después de los 3 primeros meses, están exentas de este ayuno.
* Una persona que está enferma, por ejemplo, con gripe o fiebre, o una persona que sufre de una enfermedad crónica como la diabetes, no debe ayunar.
* Los ancianos deben consultar con sus médicos para averiguar si el ayuno afectará su salud. Si lo hará,  están exentos de ayunar.

En Nueva York el ayuno terminará hoy a las 16:59.  Para ver los horarios de su ciudad consulte aquí.

YOM HAQADDISH HAKELALI

En el Israel moderno, el día 10 de Tebet también es considerado el día del Kaddish haKelaly. De acuerdo con el Gran Rabinato de Israel, el diez de Tebet se debe encender una vela en la Sinagoga y se recita la hazkará lejalalé haShoá, la oración en memoria de las víctimas del Holocausto. Además, especialmente en comunidades Ashkenazim, se acostumbra que todos aquellos cuyos padres no están vivos dicen en ‘Asara beTebet el Kaddish Yatom (Rabbanut haRashit Leisrael, luaj dinim uminhaguim 5772, páginas. 55,109).

Este punto requiere más explicación.

En 1949, y antes de que se estableciera el día de Yom HaShoah, el Gran Rabinato de Israel decidió que el diez de Tebet fuera asignado como el día nacional en memoria de las víctimas del Holocausto. Los rabinos principales de Israel recomendaron formas tradicionales judías de recordar a los muertos, como el estudio de la Mishná Miqvaot, la recitación de Tehilim, el encendiendo de velas y particularmente la recitación colectiva del Kaddish por las víctimas del Holocausto cuyos nombres y fecha de la muerte son desconocidos. El ayuno, la expresión judía más común de dolor, ya se realizaba de cualquier forma en el diez de Tebet.

Muchas personas, sin embargo, consideraron que el horror del Holocausto debía ser recordado en un un día adicional especial que fuera dedicado exclusivamente a la memoria de las víctimas de la Shoá. «Para los sobrevivientes había sólo un día digno de ser conmemorativo del aniversario del Holocausto, el 19 de abril, el día que comenzó el levantamiento del gueto de Varsovia, la mayor rebelión de todas, que mantuvo a los nazis a raya durante un período más largo que el gran ejército francés». Así es como en 1953 el 27 de Nisan (el 19 de abril 1943) fue elegido por la Keneset de Israel para conmemorar Yom haShoá.

Desde entonces, y en la práctica, hay dos días en el cual se recuerda el horror del Holocausto y a sus víctimas: Yom haShoá, y hoy, ‘asara beTebet,  el día en el que mucha gente, especialmente en Israel, dicen el Kaddish colectivamente, para recordar a las víctimas del genocidio nazi.



JANUCÁ y la Tefilá ‘al haNisim

«Al final del año 167 a.e.c, aproximadamente en diciembre, por orden de Antiojus IV Epífanes, rey de Siria, y gobernante de los judíos, el Templo de Sión fue profanado y entregado a los usos de la idolatría. Al mismo tiempo, la ley de Moisés fue anulada por un decreto del Rey. La observancia de los mandamientos de la Torá, como la circuncisión y la santificación del Sábado y Rosh Jodesh, pasó a ser una ofensa capital. Además, los judíos fueron obligados a adorar a los dioses de los gentiles. En cada localidad de Judea fueron erigidos altares a estos dioses, y al pueblo se le mandó ofrecer sacrificios a estas nuevas deidades. Era el cerdo, precisamente el animal considerado por los judíos como más impuro, la ofrenda más aceptable para estos dioses …. nunca antes y nunca después la existencia espiritual de Israel estuvo en tal peligro.»

Del libro: «De Ezrá al último Macabeo», por Elias Bickerman. p. 93.

Antiojus saqueó el Templo y atacó Jerusalén. Más de 40.000 judíos que resistieron las nuevas leyes (estos judíos eran llamados «jasidim») fueron asesinados por el ejército sirio-griego. Miles de mujeres y niños judíos fueron tomados como esclavos.

Durante los ocho días de Janucá recitamos la Tefilá ‘al hanisim, («por los milagros’) en la ‘amida (= principal oración diaria) y en birkat hamazón (= oración de agradecimiento después de una comida completa). En ‘al hanisim mencionamos maljut yavan harish’a, el cruel Imperio Griego-seléucida y sus decretos para abolir nuestra Torá. En esta oración agradecemos a HaShem por las maravillas y milagros que hizo a nuestros antepasados, evitando que caigan en manos del enemigo. Teniendo en cuenta que el ejército Seléucida derrotado, fue uno de los ejércitos más sofisticados y mejor organizados de la antigüedad, mientras que los judíos nunca sobresalieron por sus talentos militares.

En esta Tefilá también se menciona que los judíos que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas por defender la Tora, encabezados por Yehuda el Macabeo, salieron victoriosos en la lucha contra los judíos que estaban dispuestos a asimilarse y reformar el judaísmo. Esto es lo que Bickerman describe como la amenaza más peligrosa para «la existencia espiritual de Israel», la guerra civil. Muchos judíos, especialmente la aristocracia y aquellos en posiciones de poder, estaban dispuestos a reformar las «viejas leyes de Moshe» e integrarse en la nueva cultura universal, la civilización helénica. Tentados por estos nuevos vientos, muchos judíos no veían ningún problema en el matrimonio mixto o en la adopción de otros ritos o prácticas paganas combinadas con prácticas judías (= sincretismo, como si alguien hoy celebrara Jánuca junto con Navidad ח»ו). En la Tefilá ‘al hanisim llamamos a estos Yehudim apóstatas resha’im y zedim, rebeldes y pecadores. Y damos las gracias a HaShem por su ayuda en esta lucha, porque estamos conscientes de que era (y sigue siendo) mucho más difícil luchar contra nuestra propios hermanos, que contra el enemigo.

La Tefilá ‘al hanisim

«En los días de Matitiahu, hijo de Yojanán el Sumo Sacerdote, el Jasmoneo y sus hijos, cuando el malvado gobierno Seleucida se levantó contra Tu pueblo Israel para hacerles olvidar Tu Torá y violar los decretos de Tu voluntad. Pero Tú, en Tu misericordia que abunda, estuviste junto a ellos en el momento de su angustia. Libraste sus batallas, los defendiste y reivindicaste todo el mal que sufrieron. Entregaste a los poderosos en manos de los débiles, a los muchos en manos de los pocos, a los impuros en manos de los puros, a los malvados en manos de los justos y a los pecadores en las manos de los que se ocupan de Tu Tora. Hiciste que Tu gran nombre se engrandeciera en Tu mundo, y brindaste una gran liberación y redención a Tu pueblo Israel, en este mismo día. Entonces Tus hijos entraron en la Santidad de Tu casa [el Bet haMiqdash] , limpiaron Tu Templo, purificaron Tu Santuario, y encendieron las luces en Tus Santos patios, e instituyeron estos ocho días de Janucá para dar gracias y alabar Tu gran Nombre «.



Rab Jasday Crescas (1340-1411) y el progrom de 1391

Rabbi Jasday Crescas nació en Barcelona, España, en el invierno de 1340. Fue alumno del famoso rab Nisim Guerondi, también conocido como el Ran. Uno de sus colegas y amigos fue el también célebre Rabbi Isaac bar Sheshat,  el Ribash.
En el año 1370 fue nombrado por el rey Pedro IV de Aragón para adjudicar todos los casos relativos a los judíos en todo el Reino de Aragón y en el extranjero.
Con la ascensión al trono de Aragón del rey Juan I, el cazador,  en 1387, Rabbi Crescas se convirtió en una persona familiar en la casa real. En 1389 se trasladó a Zaragoza, sede de la principal corte real, y sirvió allí como el rabino de la ciudad. En 1390 fue nombrado por el Rey para actuar como juez de todos los judíos de la Corona de Aragón.
La situación de los judíos en Castilla y Aragón cambió dramáticamente a partir del año 1391. La causa de la violencia fue la incitación de un monje cristiano llamado Ferrán Martínez. Los discursos de odio hacia los judíos provocaron disturbios populares. Multitudes violentas invadian las juderías, la sección judía de la ciudad, atacaban a sus residentes y saqueaban sus casas y negocios. El 6 de junio de 1391, por ejemplo, entraron en la Judería de Sevilla, bloquearon las dos salidas y le prendieron fuego. Se estima que unos 4.000 judíos fueron asesinados ese día. La mayoría de los que sobrevivieron se convirtieron o abandonaron la ciudad.
Los progroms pronto se extendieron a  Aragón y a toda España. Cientos de comunidades judías en Valencia, Mallorca y Cataluña fueron destruidas. Miles de judíos fueron asesinados y se estima que más de 100.000 se convirtieron forzadamente al cristianismo. A pesar de los esfuerzos del rabino Crescas para proteger a su familia, su único hijo fue asesinado en los disturbios de Barcelona, por haberse negado a convertirse. Él escribió acerca de su hijo: «Mi único hijo, un novio de veinte años, un cordero sin mancha, sacrificado entre otros mártires, por la santificación del nombre de Dios….»
רבים קדשו שם שמיים ובתוכם גם בני יחידי, חתן בן כ ‘שנה, שה תמים העליתיו לעולה, אני אצדיק עלי הדין ואתנחם לטוב חלקו
Después de los progroms de 1391 el Rab Crescas se dedicó a la reconstrucción de las comunidades judías devastadas en el Reino de Aragón. También aseguró el paso de miles de conversos, judíos que se habían convertido forzadamente para evitar su muerte,  a escapar a lugares fuera de la cristiandad, como ser el norte de África o la Tierra de Israel, donde podrían volver al judaísmo abiertamente. Entre ellos estaba el Ribash que escapó a Túnez. Rabbi Jasday Crescas murió en Zaragoza en 1411.
SUS LIBROS
La vida de Rabbi Crescas fue muy intensa y sufrida. La  dedicación a ayudar y salvar las vidas de muchos yehudim de España, limitó el tiempo que pudo consagrar a escribir .
Para combatir la literatura misionera cristiana, que tenía como objetivo convertir a los judíos, el rab Crescas escribió en el idioma catalán el libro «La Refutación de los principios cristianos». Hay una traducción de este libro al inglés realizada por el profesor Daniel Lasker de la Universidad de Ben Gurion. Ver aquí

El libro más famoso del rabino Crescas es «Or HaShem» (La Luz Divina). En esta obra el rab Crescas alaba la inmensidad de Maimónides pero disiente con él en muchas áreas. Un ejemplo: de acuerdo a Maimónides las palabras iniciales de los Diez Mandamientos, «Yo soy el Eterno tu Dios» (Ex. 20: 2), constituyen el mandamiento de creer en la existencia de Dios. Rabbi Crescas, por el contrario, argumentó que creer en la existencia de Dios no puede ser un mandamiento en sí. Debe ser una presuposición para los otros mandamientos. Antes de que se pueda hablar de un mandamiento divino uno debe estar convencido de la existencia de un Comandante Divino. Para el rabino Crescas, la creencia es involuntaria, y uno sólo puede ser razonablemente mandado a hacer lo que uno tiene el poder de elegir hacer. Por lo tanto,  en su opinión,  la creencia en la existencia de Dios es un preámbulo para todos los demás mandamientos, pero no es un mandamiento en sí mismo.Para leer el libro OR HASHEM ver  aquí




MAIMONIDES, Hiljot Tsedaqa: Tus manos y Sus manos

מצות עשה ליתן צדקה לעניי ישראל כפי מה שראוי לעני, אם הייתה יד הנותן משגת–שנאמר «פתוח תפתח את ידך

En Mishne Torá, en el libro de Zera’im, Hiljot matenot ‘aniyim (= regalos para los pobres) Maimónides explica la mitsvá de dar tsedaqá.
En la primera Halajá (Capítulo 7:1) Maimónides cita el verso de Debarim (Deut. 15: 8) de donde aprendemos este mandamiento. Dice:  פתוח תפתח את ידך Abrir abrirás tu mano… para darle lo que necesita a la persona pobre. Este versículo, el lenguaje específico utilizado en él, tiene una conexión directa con el muy famoso pasuq de Tehilim 145: 16. Allí, el dice: פותח את ידך  «[Tú, Dios] abres Tus manos para satisfacer las necesidades de toda criatura de acuerdo a Tu voluntad».
Eso significa que Dios abre Sus manos, metafóricamente hablando, para proveer todas nuestras necesidades. Nuestra vida depende de la bondad de Sus manos. Está en Su voluntad concedernos salud y sabiduría, para poder ganar nuestro sustento. Él nos presenta (o no nos presenta) nuevas oportunidades para tener éxito. Es Él Quien cierra o abre  puertas. Nuestro sustento (parnasá) está, en última instancia, en Sus manos. Y cuando Él nos da es nuestro deber de compartir con los que menos tienen.
Ahora bien, hay otra manera de leer este versículo. La palabra hebrea «poteaj» está escrita en tiempo presente. Y, técnicamente, podría referirse a la segunda o a la tercera persona del singular.
Cuando leemos poteaj et yadeja refiriéndose  a la segunda persona estamos diciendo lo que explicamos antes: «HaShem, Tú abres Tus manos para satisfacer las necesidades de toda criaturea». Esta es la lectura normal de este hermoso versículo, ver shulján ‘aruj  (OJ 51:7)
Veamos ahora una segunda posible lectura. Si leemos la palabra «poteaj» en tercera persona, significa que HaShem «abre tusmanos», en otras palabras, el versículo no se refiere a las manos [metafóricas] de HaShem, sino a nuestras manos humanas. El versículo estaría diciendo: «Él [=HaShem] abre tus manos para satisfacer las necesidades de todos los demás».
¿Y cómo es que HaShem abre «tus» manos o mis manos? Muy simple. A través del  mandamiento de tsedaqá! Donde se utilizan las mismas palabras: «patoaj tiftaj et yadejá ….»  ABRIR ABRIRAS TUS MANOS «, y darás tsedaqá a los pobres.
Al ordenarnos la mitsvá de tsedaqá, HaShem abre nuestras manos y nos convierte en Su medio por el cual Él satisface las necesidades de todos los demás. A traves de la tsedaqá nuestras manos se transforman en Sus manos. Cuando damos tsedaqá, cuando abrimos nuestras manos por Su orden, nos convertimos en agentes de HaShem (sus socios!) en la satisfacción de las necesidades de los que tienen menos.



El nombre ABINU, nuestro Padre

Los nombres con los cuales llamamos o nos referimos a HaShem tienen mucho que enseñarnos respecto a nuestra Emuna.  En primer lugar vale la pena aclarar que al decir EMUNA no me refiero a creer en la existencia Dios o cuánto debemos  confiar en HaShem (esto último se llama «bitajón»).  En este caso me estoy refiriendo a EMUNA como «aprender cómo pensar en HaShem». Ya que muchas veces, quizás involuntariamente,  le atribuimos a HaShem condiciones humanas, imagenes o representaciones, etc. que reflejan los que somos nosotros, no lo que es Él. Esa forma de pensar en HaShem es incorrecta. La estrategia judía es pensar en HaShem a través de Sus nombres.   Cada uno de Sus nombres, rigurosamente formulados por nuestra Torá o por nuestros Jajamim, tiene algo muy importante para enseñarnos respecto a HaShem. Cuando pensamos en Dios a través de Sus nombres no visualizamos una imagen sino una idea.
Previamente explicamos el nombre TSUR. Hoy explicaremos el nombre ABINU, «Nuestro Padre».
El primero que se refirió a HaShem explícitamente como «nuestro Padre» fue Yesha’aya haNabi (64:7) cuando dijo, «Y ahora [declaramos] HaShem, que Tú eres nuestro padre. Nosotros somos como la materia prima, y Tú eres Quien nos da forma. Todos nosotros somos la obra de Tus manos».
La razón mas obvia que llamamos a HaShem «nuestro padre» es porque Él nos dio la vida. HaShem es literalmente nuestro «progenitor».  Los Jajamim dicen que hay 3 socios en la creación de una persona. El padre, la madre y HaShem. ¿Cuál es la diferencia entre lo que nuestros padres terrenales nos dan y lo que nos da nuestro Padre Celestial? En mis propias palabras, todo lo que permite que nustro cuerpo funcione pero es inmaterial o invisible a los ojos, es la parte Divina.  Nuestra energía vital o «neshamá», la diferencia fundamental entre el cuerpo de un ser humano vivo y ese mismo cuerpo sin vida,  eso es lo que nos da HaShem.  Cuando nacemos, es como que HaShem repite el acto original de la creación del hombre, en el cual Él insufló la vida, la energia vital, en un cuerpo terrenal.
Cuando decimos ABINU debemos pensar en HaShem como nuestro creador.
Para diferenciarlo de nuestros padres («padre» aquí significa progenitor, o sea, padre y/o madre) a veces llamamos a HaShem ABINU SHEBASHAMAYIM, «Nuestro Padre Celestial», una expresión que otras religiones tomaron prestada  de nuestra liturgia («Padre Nuestro….»).
Esta particular manera de dirigirnos a D-s nos recuerda que Él es «nuestro Padre» en el sentido de «Creador», Él es Quien nos dio la vida. También explicamos que Abraham descubrió (o des-cubrió) otro nivel más profundo de esta palabra «ABINU»: que Dios nos ama como un padre ama a sus hijos. Se interesa en nuestro bienestar. Se preocupa por nosotros.
La visualización de HaShem como un padre que quiere a sus hijos es también muy útil para entender lo qué es Matán Torá (la entrega de la Torá) en este contexto.  Los rabinos siempre han señalado la conexión entre el amor de HaShem y el hecho de que Él nos entregó la Tora, por ejemplo, en las dos bendiciones que decimos antes de la Shemá, cada mañana y cada noche.
Veamos cómo se expresa esta idea en la berajá «Ahabat Olam», que decimos todas las mañanas
AHABAT OLAM AHABTANU
«Tú nos amas con un amor eterno», esto quiere decir que el amor de Dios por nosotros no es condicional. Que al igual que papá o mamá, HaShem nos quiere incluso cuando nos portamos mal, e incluso cuando nos castiga por nuestro mal comportamiento. HaShem puede enojarse con nosotros, pero siendo que Su amor por nosotros es eterno, al igual que un padre, nunca nos rechazará ni abandonará.
VATELAMEDEMO JUQE JAYIM...
«Le enseñaste a [nuestros antepasados] las leyes de la vida, para que hagan Tu voluntad con todo el corazón». Aristóteles pensaba que su dios creó el mundo, pero lo abandonó. Aristóteles quería decir que su dios se comportó con crueldad, porque dejó a sus criaturas sin ninguna dirección, sin ninguna indicación de lo que se debe hacer, de lo que es correcto a sus ojos, o con qué propósito creó a los humanos.      La Berajá «ahabat olam» afirma que HaShem nos dio «las leyes de la vida», o sea, la Tora que contiene todas las indicaciones que necesitamos para vivir una vida de acuerdo a Su voluntad. Gracias a la Torá sabemos lo que Dios quiere de nosotros, y cuál es nuestro propósito en este mundo. Nosotros los judíos consideramos la entrega de la Torá como el regalo más grande que recibimos de HaShem. Un acto de amor de D-s hacia nosotros.
VETEN BELIBBENU BINA
Ahora, después de que reconocemos/agradecemos que HaShem nos dio Su Tora, le pedimos que nos brinde las herramientas intelectuales necesarias para estudiar Su Tora. «Concédenos en nuestros corazones [= mentes] la inteligencia para discernir, comprender, entender, aprender y enseñar, mantener y observar todos tus mandamientos con amor». Tú nos amas como tus hijos, nosotros te amamos como nuestro Padre. Declaramos que nuestro objetivo final es acercarnos más a Ti, para vivir de acuerdo a tu voluntad. HaShem nos dio la Tora, porque el papel de un padre no termina cuando trae un hijo a este mundo. Un padre debe educar a sus hijos. Les debe mostrar la manera correcta de vivir  y hacer el bien. La entrega de la Torá, que se describe en detalle en la Parasha de esta semana, es por sobre todo un acto de amor «paternal».



Rab Jayim Abulafia (1660-1744) y la reconstrucción de la ciudad de Tiberias

La familia Abulafia es considerada una de las familias Sefaradíes más famosas de Castilla, España, y según sus propias tradiciones son descendientes de David haMelej. Uno de los Rabinos más conocidos de esta familia fue el Rab Jayim Abulafia quien nació en Jebrón, Israel, en 1660. La familia del Rab Abulafia se trasladó a Yerushalayim y allí Rabbí Jayim  estudió con las grandes luminarias de la época, el Rab Shelomo Algazi y el Rab Abraham Amigo. De Yerushalayim fue enviado a Turquía, para incentivar a la floreciente comunidad local a apoyar materialmente a los Yehudim de Erets Israel.  Allí en Izmir (Esmirna) conoció al Rab de la ciudad, Israel Benveniste, quien quedó tan impresionado con el Rab Abulafia que dijo que era uno de los grandes genios de su generación.
El Rab Abulafia vivió también por casi diez años en Tsefat, donde ejerció como rabino de esa comunidad. El decía de si mismo que «tuvo el gran mérito de haber nacido en Jebrón, haberse criado en Yerushalayim, y haber ejercido en Tsefat», tres de las cuatro ciudades consideradas «santas» en Israel (ya hablaremos de la cuarta). En el año 1705 falleció el rab de Izmir, Israel Benveniste, y la comunidad local invito al Rab Abulafia a que ocupara su lugar. El Rab Abulafia aceptó y dirigió por varios años esa comunidad que contaba con más de 15,000 familias (sic). Era respetado y admirado por Yehudim y gentiles. Y tenía una excelente relación con el Sultán, quien se aconsejaba con el Rab Jayim por todo tipo de temas.
Aunque estaba en Turquía el Rab Abulafia no dejaba de extrañar y preocuparse por Erets Israel. El Rab Abulafia entendió que su paso por Turquía podría haber sido providencial, no para él personalmente sino para el futuro de Erets Israel. Así fue como concibió su ambicioso plan: reconstruir la ciudad de Tiberias. Tiberias fue el sitio donde estuvo el último Sanhedrín, luego de la destrucción del Segundo Bet haMiqdash.  Desde esos días, la ciudad quedó destruida y a pesar de los esfuerzos de Don Yosef Nasí y Doña Gracia Mendes casi cien años atrás, nunca fue restablecida.

Encontró un momento políticamente propicio, cuando el Imperio Turco era muy influyente en medio oriente. E inspiró a la pudiente y muy generosa comunidad judía de Izmir a que apoyara su misión. Cuando cumplió 80 años el Rab Abulafia viajó con su familia a Israel y comenzó a reconstruir la ciudad de Tiberias.   Se ocupó de crear puestos de trabajo para estimular a los Yehudim a establecerse en la ciudad. Y también fundó escuelas y Yeshibot donde se estudiara Torá.  También fundó la Sinagoga «Ets HaJayim», que existe hasta el día de hoy, en el lugar de la antigua Sinagoga del Ari haQadosh.
El Rab Abulafia z»l falleció y fue enterrado en Tiberias en 1744.
Su libro mas famoso es «Ets haJayim» un profundo comentario sobre la Torá.   Según el Rab Jidá, el libro «ets hajayim» no puede ser entendido a partir de una lectura superficial, su mayor beneficio está en descubrir su gran profundidad.

Hacer click  aquí  para descargarlo.

También escribió:  «Miqrae Qodesh», sobre algunos textos del Talmud.  «Yosef lemad» otro comentario sobre la Torá. «Shebut ya’aqob» un comentario sobre el famoso libro «‘en ya’aqob».

LA REBELION DE KORAJ

Kóraj, primo hermano de Moisés, planea una rebelión contra Moshé y Aharón. Reúne a 250 líderes y acusa a Moshé de ejercer el liderazgo para acumular poder.   «Toda la congregación es santa, y el Eterno está en con ellos. Entonces, ¿por qué os eleváis por encima de la asamblea de Dios?» Se opusieron específicamente al nombramiento de Aharón como Sumo Sacerdote, insinuando que Moises –y no Dios– le asignó el cargo. Moshé propone que  la mañana siguiente todos participen en una prueba que determinaría quién es realmente digno del cargo de Sumo Sacerdote. Todos deberán traer una ofrenda al Tabernáculo, y Dios , de laguna manera, daría a conocer Su elección. Moshé trata de apaciguar a los rebeldes  pero no lo logra.   Koraj pasa la noche tratando de reclutar más adeptos contra Moisés y los reúne a todos a la entrada del Tabernáculo para presenciar el gran espectáculo. Moisés le ruega a Dios no aceptar la ofrenda de los rebeldes. Dios castiga a Kóraj y a sus seguidores. La tierra se abre y se traga a Kóraj y un fuego celestial consume al resto de los rebeldes.  Al día siguiente, la comunidad se queja y culpa a Moshé y Aharón por la muerte de Koraj, y el «pueblo de Dis».Dios interviene y les pide a Moisés y Aharón que se separen de la comunidad. Una plaga azota al pueblo y miles mueren.  Moshé le pide a Aharón que tome rápidamente la ofrenda del incienso y expíe a la congregación de su pecado. Cuando Aharón lo hace, la plaga se detiene.

LA VARA DE AHARON

Dios le dice a Moshé que tome un bastón de cada una de las doce tribus, con el nombre del líder de cada tribu escrito en la vara. Tamnien hay un bastón para representar a la tribu de Leví, y el nombre de Aharón estaba escrito en esa vara. Estos bastones fueron colocados durante la noche en el lugar mas sagrado del Tabernáculo. A la mañana siguiente fueron retirados, y providencialmente la vara de Aharón había florecido con flores y frutos de almendras. Esta fue una prueba más de que Aharón fue elegido por Dios .Dios le indica a Moshé que devuelva la «vara de Aharón» al interior del Tabernaculo donde permanecería a perpetuidad.

AREAS RESTRINGIDAS

El pueblo le expresa a Moshé su temor de entrar por error en un área restringida del Tabernáculo y morir como resultado. En respuesta, Dios ordena a los Sacerdotes y Levitas que protejan cuidadosamente el Tabernáculo, para evitar la entrada no autorizada de personas que no sean sacerdotes. Luego, la Torá enumera las diversas ofendas a las que tenían derecho los sacerdotes. Estas incluyen el privilegio de comer ciertos sacrificios, así como porciones selectas de otros sacrificios; recibiendo los cinco shequel para la redención de los hijos primogénitos de Israel; una parte de todos los cultivos de cereales, aceite y vino; el «primer fruto» (bikkurim); y más.

LA HERENCIA DE AHARON

A Aharón se le informa que sus descendientes no recibirán una porción en la tierra de Israel, sino que Dios es su herencia y porción.Los Levitas tampoco recibirán una parte de la tierra de Israel. Pero tienen derecho a una décima parte de todas las cosechas de los israelitas,  a cambio de los servicios que prestan en el Tabernáculo y en el Templo.




MAIMONIDES, Teshubá y abuso verbal

En el capítulo séptimo de Hiljot Teshubá, Maimónides habla del enorme mérito de hacer Teshubá. También analiza el estado emocional del «penitente» o ba’al teshubá. El «ba’al teshubá»  no es la persona que se arrepiente de uno o dos errores que ha cometido. Por lo general, el ba’al teshubá es un Yehudí que previamente, por diversas razones, no observaba la Torá y sus Mitsvot. El ba’al teshubá experimenta un cambio muy drástico en su estilo de vida, toda una metamorfosis, y debe enfrentar grandes desafíos. Más allá de las dificultades personales de estudiar los fundamentos de la Tora a una edad más madura y otros predicamentos intelectuales y espirituales, a veces el ba’al teshubá también tiene que enfrentar algunos desafíos «sociales». Sus amigos, sus antiguos amigos que, por lo general movidos por sus propias inseguridades, podrían burlarse de él o dañarlo con sus palabras.

Maimónides se refiere a este caso y lo explica en tres pasos:

En primer lugar, en la Halajá 4 Maimónides explica que a los ojos de Dios, el penitente es tan grande como alguien que siempre fue una persona justa, o tal vez mayor que él

«Un baal-teshubá no debe pensar que está lejos del nivel de los justos (= tsadiqim) a causa de los pecados y transgresiones que cometió. Ese no es el caso. Una persona que se arrepiente es amado y estimado por el Creador, como si nunca hubiera pecado. Además, tiene un gran mérito, ya que él ha probado el pecado y, sin embargo, se ha separado del mismo, conquistando su mala inclinación. «

En segundo lugar, en la Halajá 8, Maimónides describe cómo tiene que hacer el ba’al teshubá para procesar la burla y la vergüenza, asumiendo que son parte de su proceso de crecimiento emocional, lecciones intensivas de humildad.

Esto es lo que dice:

…los ba’ale Teshubé deben ser muy humildes y modestos. Si la gente tonta los avergüenza a causa de sus obras anteriores, diciéndoles: [ahora te muestras religioso, pero ¿no te acuerdas que «ayer, estabas cometiendo tales y cuales [pecados]?». El ba’al teshuba no debe permitir que estas palabras afecten su corazón. Por el contrario, al escuchar este abuso se debe alegrar en su interior, sabiendo que el abandono de su estilo de vida anterior significa un enorme mérito para él

Por último, en la misma Halajá (5:8), Maimónides advierte a la gente que nunca se le debe recordar al ba’al teshuba su pasado. Esto se considera un gran pecado, un tipo de abuso verbal [hona-at debarim] prohibido explícitamente por la Torá.

«Es un gran pecado decirle a un ba’al teshubá ,»Recuerdas lo que solías hacer?» o avergonzarlos al hablar de lo que solía hacer en el pasado… todo esto está prohibido… y este pecado se considera «abuso verbal» … y la Torá nos ha advertido a evitar esta conducta en Vayqra 25:17: «Un hombre no debe abusar de su prójimo».



TEHILIM # 5. Tres tipos de Tefilá

אמרי האזינה ה’ , בינה הגיגי

Al igual que Israel hoy, David HaMélej tenía muchos enemigos. Prácticamente en todas las fronteras de su reino. David luchó contra los sirios en el Norte y contra de los moabitas en el Este (Jordania). Pero el mayor peligro venía del Oeste. De los filisteos, que vivían en Gaza. La palabra filisteos o pelishtim significa  «invasores». Los filisteos son llamados por los historiadores «Los pueblos del mar». No tenían ninguna cultura o etnia en particular. Eran un mixto de varias civilizaciones muy primitivas que venían, principalmente de las islas del Mediterráneo (Chipre, Sicilia, Creta) y que se unieron entre sí para colonizar el Medio Oriente. Llegaron con sus esposas e hijos, porque venían a conquistar y establecerse. Eran extremadamente salvajes y peligrosos. Y destruyeron muchos imperios y civilizaciones. Los hititas, los minoicos, los micénicos, los troyanos y muchas otras civilizaciones desaparecieron en manos de los «pueblos del Mar».

David sabía que, al igual que hoy, Israel no podía permitirse el lujo de perder una batalla. Para Israel las guerras no se ganan para obtener la victoria sino para sobrevivir. Toda guerra que Israel enfrenta es una guerra existencial.

David también sabía que aunque el enemigo es, a diferencia de nosotros, sediento de sangre, y más numeroso, HaShem está de nuestro lado. Y en este Mizmor David pide la ayuda de Dios para derrotar a sus enemigos.

David menciona en este salmo «la mañana» (5: 4), al parecer porque el ejército y el rey se preparaban para la batalla por la mañana. Y es posible que este Mizmor fuera recitado como una de las Tefilot que el rey y sus soldados rezaban por la mañana antes de ir a la guerra.

En este Mizmor David ora a HaShem y le pide que lo proteja de sus enemigos, a los que describe (5:10) como malvados y falsos.

Para mí, la parte más emocionante de este salmo es cuando  David menciona tres tipos diferentes de oraciones.

El primer tipo de oración es «amarai», mis palabras. Esta es la oración normal, que se dice con palabras. Una oración calma. Probablemente la oración que el rey David y su ejército decían antes de la batalla, cuando uno es capaz de transmitir sus sentimientos con palabras inteligibles.

El segundo tipo de plegaria es «hagigí», mis pensamientos no articulados. David HaMelej reconoce que a veces, en situaciones desesperadas como en el medio de la batalla, las palabras no podrán salir de nuestras bocas. Todo lo que queda son nuestros pensamientos crudos, inexpresados y quizás caóticos. David le está pidiendo a HaShem que lo escuche y le preste atención, cuando David nos sea capaz de orar con palabras. Anticipándose a esos tiempos difíciles, David HaMelej le pide a HaShem que si él no pudiera articular sus oraciones, que HaShem igual lo «comprenda, haciendo inteligible» sus pensamientos. (En realidad las palabras «biná haguiguí» se podría explicar como si alguien le pide a HaShem que «interprete y descifre sus pensamientos!». Yo me imagino que es el mismo sentimiento de alguien que va a ser operado, y no sabe si después de su operación va a poder rezar normalmente, con palabras. Entonces, antes de entrar al quirófano le pide a HaShem que aunque depuse de su operación él no pueda rezar con palabras, que HaShem por favor, «descifre» sus pensamientos, los traduzca y los considere como una plegaria normal.)

El tercer tipo de oración es «shav’i», mi clamor o llanto. El llanto es una señal de desesperación y tristeza. Cuando el pueblo de Israel estaba esclavizado en Egipto, sufriendo las miserias de la esclavitud, la Torá dice que su clamor llegó a Dios. El llanto es la forma en que una persona se acerca a HaShem cuando sufre dolor y angustia. Delante de Dios, David haMélej no se ve a sí mismo como un invencible Hércules, sino como un Yehudí vulnerable. Reconociendo que en todo momento está a merced de HaShem.

Las Tefilot de David haMélej no venían sólo de sus labios, sino desde lo más profundo de su corazón. A veces se expresaban con palabras o con puro sentimientos. Y a veces, David haMelej rezaba con lágrimas.




PARASHAT VAYETSE: Los sueños no mienten

Nuestra Parashá abarca veinte años en la vida de Ya’aqob Abinu. Y en cierto sentido, estos veinte años transcurrieron entre dos sueños. El primer sueño se produjo cuando Ya’aqob salía de la tierra de sus padres, Abraham e Ytsjaq. Los valores de Ya’aqob y su educación están representados en el sueño que tuvo antes de salir de Erets Israel. En su sueño vio ángeles. El cambio de guardia de los ángeles de protección, o como explicó el rabino Shelomo Ibn Gabirol,  los ángeles / Talmidé jajamim (como Ya’aqob) que primero ascienden al cielo y luego vuelven a la tierra, trayendo con ellos la Torá celestial, es decir, haciendo accesible la Torá al resto de la gente. Lo importante es que Ya’aqob soñaba con ángeles. Y con una escalera (no menos importante!) que le recordó que estamos aquí para crecer «hacia arriba». Estamos aquí para llegar a lo divino. Este es un sueño muy espiritual. Y los sueños no vienen de la nada. Somos lo que soñamos. Y soñamos lo que somos. Y Ya’aqob es una persona muy espiritual.

Los sueños no mienten. El contenido de nuestros sueños refleja nuestras vidas. Las pasiones, deseos, miedos y ambiciones que experimentamos en nuestra rutina diaria. Si usted sueña que está volando, es probable que esté aspirando a avanzar en su vida pero se siente que está encadenado, atrapado. Y si usted sueña que está conduciendo un coche y los frenos no funcionan, probablemente usted siente que no está en control de su vida. O si en sus sueños está en público sin ropa, es probablemente un reflejo de su miedo que la gente descubra algo que usted desea ocultar. Los sueños dicen mucho de nosotros.  Ya’aqob Abinu vio ángeles en su sueño porque esa era su realidad. Vivía entre ellos: Sus padres, su abuelo Abraham y «Ohalah Shel Tora» de Shem y Eber.

Ya’aqob sueña de nuevo veinte años después. Pero, esta vez tiene un sueño muy diferente. En su segundo sueño no hay ángeles que suben una escalera sino animales subiendo uno encima del otro. «Los machos que subían a los rebaños, produciendo animales rayados, pintados o manchados» (31: 10-11). Los animales eran bienes materiales. Este segundo sueño es sobre ganar  dinero. Un ángel le habla a Ya’aqob, pero sólo para enseñarle a ser más inteligente que el astuto Labán. Este es un sueño materialista, impropio de Yaa’qob.

En ese mismo sueño HaShem le da una orden directa a Ya’aqob y le dice (31; 11) «ki raiti et asher laban ose imaj.» ….porque yo he visto lo que Labán ha hecho de ti».

Mi interpretación: HaShem le dice a Ya’aqob. Ahora veo lo que trabajar veinte años para Labán ha hecho de ti. Has cambiado. Puedo verlo en tus sueños. Hace veinte años eras un hombre espiritual. Soñabas con ángeles y con una escalera que unía la tierra con el cielo.  Ahora, tus sueños se han hecho horizontales. Los ángeles fueron reemplazados por cabras y las escaleras por establos. Estos son sueños de Labán, no de Ya’aqob.

Ya’aqob entonces recibe una orden directa de HaShem, sin ambigüedades. Es hora de volver a casa (31:11):»Ahora sal de esta tierra y regresa a tu tierra natal. » Tienes que regresar. Es necesario para vivir una vida que cambiará tus sueños.   Es necesario volver para que sueñes con ángeles y escaleras.   Tienes que vivir una vida que consista en construir esa conexión entre la tierra y los cielos. Tú tienes el potencial de convertirte en uno de esos ángeles que suben al cielo y traen la Tora a la tierra.

Y funcionó.

En la última pasuq de esta parashá 32: 1, tan pronto como Yaaqob llega a Eretz Israel, los ángeles volvieron a él.

Y ya’aqob, y nosotros, sus descendientes, aprendimos la lección: Vivamos una vida que nos haga soñar con ángeles y escaleras. Para eso estamos aquí.




Rabino Isaac Caro (1453-1535) de Zamora, España a Tsefat, Israel.

El Rabino Isaac (Yitsjaq) Caro nació en la ciudad de Toledo, España, en 1458. Su padre era el Rab Yosef Caro haZaqen, un gran rabino y Talmudista de su generación. Rab Isaac fue uno de los alumnos de rabbi Isaac Canpanton.
En 1492, el año de la expulsión de los judíos de España, el Rab Isaac escapó a Portugal y se estableció en Lisboa. En 1497, a los judíos de Portugal se les dio la opción de convertirse o abandonar el país. Así,  Rab Isaac escapó con su familia hacia Jerusalén. Ese viaje fue muy trágico para él: perdió a su esposa y a todos menos a uno de sus hijos. No llegó a Yerushalayim y se estableció en la ciudad de Constantinopla, Turquía (Estambul de hoy). Según algunas versiones, en un período posterior el rabino Isaac se embarcó de nuevo hacia Israel. En el camino pasó por Damasco, Siria, donde fue nombrado por un tiempo como dayan (=juez rabínico) de la ciudad. Al final de sus días, parece que finalmente llegó a Erets Israel, probablemente a Tsefat (Safed) donde vivía su sobrino, Rabbi Yosef Caro (1488-1575), el famoso autor del Shulján ‘aruj.
Su libro más famoso fue Toledot Yitsjaq, un comentario sobre la Tora. Como no podía pagar los gastos de impresión de un libro entero, el rabino Isaac publicaba su obra en pequeños folletos, Parasha por Parasha.
También escribió Jasde David, un libro de Derashot (sermones) de filosofía y Agadá (=el aspecto no Halájico de la literatura rabínica)

 

Rabí Yosef Caro menciona a su tío, el rabino Isaac, varias veces en sus libros. Por ejemplo, en Bet Yosef, OJ, 31, donde se discute la obligación de ponerse los Tefilín en Jol haMoed, los días intermedios de los días de fiesta de Pesaj y Sucot. Después de traer las diferentes opiniones dice que su tío, el rabino Isaac escribió que la tradición en Sefarad era no usar Tefilín en Jol haMoed.
Rabí Yosef Caro también menciona al rabino Isaac en dos casos más. Uno de ellos en relación con el debate sobre yibbum vs. jalitsá, i.e., si cuando el marido muere sin hijos su mujer debe casarse con su cuñado (levirato) o si debe realizar un ritual especial llamado jalitsa a traves del cual la viuda se libera de la obligación bíblica de casarse con su cuñado, y puede casarse con quien ella quiera.
Rabí Yosef Caro también cita a su tío en una discusión sobre el alquiler de la casa de un no-judío, en ese caso se trataba de uno de los funcionarios de la ciudad, por un asunto referido al ‘erub, o sea, la delineación de los límites de las ciudades y los barrios a los efectos de la leyes de hotsa-a en Shabbat.
Después de citar a su tío en estos casos (eben ha’ezer 392) Rabbí Yosef Caro escribe: «Esta responsa rabínica es de mi tío, el gran rabino R. Isaac Caro z» l, y la he copiado junto a mi propia responsa «.
Muchas de las respuestas rabínicas del rabino Isaac y sus sermones están todavía en manuscritos en bibliotecas y museos de Oxford y Nueva York.
Recientemente, el profesor Shaul Regev de la Universidad Bar Ilan publicó un nuevo libro con algunos de los sermones inéditos de rabbi Isaac Caro. Ver aquí
Para descargar el libro Toledot Yitshaq, impreso en Amsterdam 1708, haga clic aquí