¿Qué es la KETUBA? 1ra parte

La palabra Ketubá significa: documento. A pesar de lo que mucha gente supone, la Ketubá no es un contrato entre el esposo y la esposa.  Es el documento que establece las obligaciones del marido hacia su esposa, mientras están casados, y las disposiciones para proteger económicamente a la esposa si el matrimonio se disuelve o si el marido fallece. En este último sentido, la Ketubá es un seguro de matrimonio, donde el beneficiario es la esposa y el benefactor es el marido.  La Ketubá no es estrictamente un contrato ya que las obligaciones de la esposa hacia su marido no están registradas en la Ketubá.  Por esta razón, la Ketubá la firman el marido y dos testigos, pero no la firma la esposa.

Una vez que entendimos lo esencial de la Ketubá, vamos a explorar detalladamente el texto de la misma.

La Ketubá se divide en tres partes.

La primera parte contiene la fecha, el lugar de la ceremnioa y los nombres del mariod y la mujer.

En la Ketubá se registran, en primer lugar, todos los datos básicos que se incluirían en cualquier otro documento legal: la fecha de la boda, la ciudad y el estado donde se lleva a cabo, y los nombres de la novia y del novio.

Si quisiéramos escribir la Ketubá hoy, en Yerushalayim, la Ketubá diría «En el día cuarto de la semana (miércoles), a los 30 días del mes de Siván, que es el primer día de Rosh Jodesh Tamuz, en el año 5775, desde la creación del mundo, en la ciudad de Jerusalem…».

A continuación, se escriben los nombres de los novios. Primero se escribe el nombre del novio seguido del nombre de su padre, por ejemplo, YOSEF BEN YAAQOB (Yosef hijo de Yaaqob) y el apellido de la familia. También se debe aclarar si es Cohen o Levi. Luego se escribe el nombre de la novia y el de su padre, aclarando también si es Cohen o Levi.

También, y especialmente fuera de Israel, se deben escribir los nombres de los novios y sus padres en inglés, español o en el idioma que sea. Por ejemplo, si el nombre hebreo del novio es YOSEF pero todo el mundo lo llama «José», en la Ketubá se escribirá YOSEF DEMITQARE JOSE, es decir, «Yosef, también conocido como José».

Los nombres de la novia, del novio y de sus padres tienen que ser escritos con extremo cuidado. El rabino que escribe la Ketubá debe saber no solamente cómo escribir los nombres en hebreo correctamente sino tambiien cómo escribir los nombres no-hebreos con letras hebreas, lo cual a veces es complicado (¿cómo se escribe «José» en letras hebreas?), ya que no todas las consonantes o diptongos en español tienen su correspondencia exacta en hebreo.

Dentro de la primera parte de la Ketubá también se indica el previo estado civil de la novia. Si la novia es soltera la Ketubá dirá «betultá» (lit. virgen). En algunas comunidades escriben simplemente  «kalatá», que significa «la novia».  Si la novia es  viuda o divorciada, la Ketubá lo deberá registrar: «metarakhtá» o «armelatá»,  «divorciada» o «viuda», en arameo, el idioma de la Ketubá.

La segunda parte de la Ketuba establece las obligaciones del esposo hacia su esposa. El novio declara a su novia que la está tomando legalmente como su esposa «según la ley de Moisés e Israel», lo que implica que acepta todas las responsabilidades de un esposo judío.

La Tora estableció los tres principales deberes del esposo hacia su esposa:

  1. she-erah: proporcionar a su esposa sustento
  2. kesutah: suministrarle ropa y alojamiento
  3. ‘onatah: cohabitar con ella.
  4. she-erah. La primera responsabilidad del esposo es mantener a su esposa financieramente. Este es el primer deber indicado en la Tora (Éxodo 21:10), en el lenguaje de los rabinos se llama «mezonot» (alimentos, es decir, pensión alimenticia/alimento = comida).

Algunas ilustraciones de Maimónides

MT, Ishut 12:10-11: El esposo está obligado a proporcionar alimentos a su esposa e hijos de acuerdo a sus medios materiales. Un esposo pobre solo debería proporcionar dos comidas al día, y un esposo rico debería hacer provisiones para tener alimentos nutritivos (carne, pescado, o lo que sea la costumbre local) todos los días.

MT, Ishut 12:16-17: Si un esposo deja su hogar para un viaje de negocios al extranjero (en la antigüedad, las personas viajaban al extranjero durante meses o años, con prácticamente ninguna posibilidad de comunicación) y la esposa se queda sin medios para obtener comida, el tribunal rabínico podría confiscar y vender los activos del esposo para proporcionar comida a su esposa e hijos, siempre que hayan pasado al menos tres meses desde que el esposo se fue. Se suponía que los esposos considerados dejarían sustento para sus familias durante al menos 90 días.

  1. kesutah. Literalmente significa «su ropa». El esposo judío está obligado a proporcionar a su esposa ropa adecuada, ropa de cama, muebles y un lugar de residencia.

Ilustraciones:

Ropa: El esposo tiene que proporcionar a su esposa ropa adecuada para cada temporada del año. En cuanto a la calidad de esta provisión, la regla es que el esposo debe proporcionar a su esposa un nivel de ropa de acuerdo a: a) lo que el esposo puede permitirse, b) la costumbre local, por ejemplo, las necesidades sociales de una mujer que vive en una granja no son las mismas que las necesidades de una mujer que vive en una ciudad (Maimónides, MT ishut 13:2). Esta categoría también incluye la obligación del esposo de proporcionar a su esposa artículos no esenciales (13:4) como joyería, cosméticos, etc. a un nivel que resulte del equilibrio entre las posibilidades financieras del esposo y las necesidades sociales de la esposa (= costumbre local).

Lugar de residencia: El lugar de residencia a veces se determina y se escribe en la Ketuba, si el esposo y la esposa lo acordaron con anticipación. Si el esposo desea cambiar su lugar de residencia habitual, se espera que la esposa se mude con él. Algunas excepciones son: 1. Un barrio de mala reputación (13:15). La esposa puede negarse a mudarse a un lugar violento o corrupto. 2. Israel: si la pareja vive en Israel, la esposa puede negarse a salir de Israel o, si viven en Jerusalén, puede negarse a abandonar Jerusalén. (13:19-20).

  1. ‘onatah. En la Ley Bíblica, los derechos conyugales se conceden explícitamente a la esposa. La Tora indica en Éxodo 21:10 que el esposo «no debe privar a su esposa de su comida, su ropa y sus derechos maritales». Según las palabras de Maimónides, la negativa constante de un esposo a mantener relaciones sexuales, deliberada o maliciosamente, se considera una transgresión de una prohibición bíblica, y la mujer tiene motivos legales para pedir su divorcio, reclamando la totalidad de las compensaciones financieras establecidas en la Ketuba. Esto no se aplica, sin embargo, cuando la razón de la abstinencia del esposo es, por ejemplo, por razones de salud. (Maimónides MT, ishut 14:7). El Talmud también discute la frecuencia esperada de los deberes maritales del esposo en función de la ocupación del esposo (14:1).

Aunque no se basa en una declaración bíblica específica, también se espera que la esposa cumpla con sus deberes conyugales. Una esposa que sin una razón justificada o maliciosamente (kede letsa’aro) niega permanentemente a su esposo sus derechos conyugales se llama esposa rebelde (moredet) y, en caso de divorcio, no tiene derecho a ninguna compensación (14:9).

Es importante aclarar que el propósito principal de Mitsvat ‘ona es reforzar el vínculo amoroso entre el esposo y la esposa. En una Mitsva separada, la Tora indica el mandamiento de tener hijos (peru urbu). Esta Mitsva, ‘ona, es independiente de la intención de procrear. Ilustración: cuando la concepción no es posible, como durante el embarazo o cuando la mujer está bajo una forma permisible de control de la natalidad, o cuando la esposa ya no puede tener hijos, aún se espera que la pareja tenga una vida marital activa.




El talet bajo la Jupá

Luego de la ceremonia de la entrega del anillo (qiddushin) el novio viste el Talit (un chal o manto de lana). La costumbre es que el novio use un Talit nuevo, generalmente regalado por la novia.

Si la Jupá se celebra mientras todavía no oscureció, el novio pronunciara dos bendiciones: Lehit’atef BeTsitsit y Shehejeyanu. Si ya es de noche, recitará sólo la bendición Shehejeyanu.

Según el rab  Obadia Yosef, si la Jupá tiene lugar durante el día el novio tiene que envolverse (lehit’atef) con el Talit de la misma forma que lo hace cada mañana: primero, se cubrirá su cabeza con el Talit y luego se lo colocará sobre sus hombros.  Si la boda se lleva a cabo durante la noche,  el novio no tiene que envolverse con el Talit.

Luego, y en ambos casos, el Talit se coloca sobre (o por encima, dependiendo de la costumbre) la cabeza del novio y de la novia (Yalqut Yosef p. 136).

Finalmente, la berajá Shehejeyanu que se recita cuando el novio está por vestir su nuevo Talit, es una bendición de alabanza a HaShem por el privilegio de vivir una nueva ocasión feliz. Cuando el novio dice esta bendición por su nuevo Talit debe tener en mente que también le está dando las gracias a HaShem por el mérito de su nueva esposa, su nuevo hogar, etc.

¿Por qué se usa un Talit en la boda?

El Rab Obadiá Yosef menciona varias razones (y pesuqim , ver Yalqut Yosef p. 132). Una de estas razones es que la Torá menciona la mitsva de Tsitsit, junto a la Mitvsá del matrimonio (Debarim 22:12, Tsitsit; Debarim 22:13, casamiento). Es interesante observar que por este motivo, mientras que los judíos sefaradím y los judíos de las comunidades judías oriundas de Alemania acostumbran a que un niño judío vista el Talit desde el día de su Bar-Mitzva (o incluso antes), en las comunidades judías de Europa es habitual que el hombre comience a vestir el Talit sólo después de que se casa, siguiendo «al pie de la letra» el orden de la Tora, donde la Mitsvá del Talit/ Tsitsit es mencionada junto a la Mitsvá de casarse.

El Rab Aryeh Kaplan en su libro «Hecho en el cielo» ofrece otra explicación, muy original. Él dice que el Talit se lo regala la novia al novio como un gesto de reciprocidad por haber recibido de él su anillo y agrega que: «así como el anillo de bodas simboliza que ella está consagrada exclusivamente a él, con exclusión de todos los demás hombres, el Talit simboliza que él está consagrado exclusivamente a ella, excluyendo a todas las demás mujeres»

Después de que el el novio y la novia se cubren con el Talit, se lee la Ketubá.

Mañana, BH, vamos a comenzar a explicar qué es la Ketuba.




El anillo

Anteriormente, hemos explicado que la boda judía consiste en dos pasos: Quiddushín y Hupa, que hoy se integran en una sola ceremonia.

Comenzaremos por describir el Quiddushín.

EL RABINO: Pueden haber muchos rabinos invitados a participar de la boda, pero la novia y el novio deben designar a un rabino para ser el mesadder Quiddushín, es decir, el rabino que presidirá la ceremonia. Este rabino será responsable del orden de la boda y de todos los aspectos legales de la boda. Entre otras cosas: 1. la verificación, previa a la boda, de la judeidad de la novia y del novio. 2. La preparación y la escritura de la Ketuba. 3. La asignación o la aprobación de los testigos (esto se explicará más adelante). etc. El rabino mesadder Quiddushín recita las dos primeras bendiciones, conocidas como «birkat irusin».

BIRKAT IRUSIN: Mientras el Rabino sostiene una copa de vino en la mano dice: «Bore Peri Hagefen» (Bendito eres Tú, HaShem, el Creador del producto de la viña). La principal mitsva de la ceremonia de la boda judía es la «alegría», es decir, alegrar al novio y a la novia. El vino (en moderación) representa la alegría, como dice en Tehilim (Salmos 104) «y el vino torna el corazón del hombre feliz». La segundo berajá dice: ….meqaddesh amo Israel ‘al yede jupá beQuiddushín. «Bendito eres Tú HaShem, nuestro Dios, que nos consagró con sus mandamientos … y nos santificó con la jupá y con los Quiddushín». Esta es una bendición por la cual alabamos a HaShem por haber establecido en Su Torá la institución del matrimonio , en aras de la preservación de nuestra moralidad y la santidad de la familia judía.

Después de recitar estas dos bendiciones, el rabino bebe un poco del vino, y le da la copa de vino al novio. Después de que el novio bebe el vino, el rabino le da la copa de vino a la madre de la novia para que ella le dé de beber a su hija. Una de las razones por las cuales la madre, y no el novio, es quien le alcanza la copa de vino a la novia, es que todavía, en el momento del Quiddushín, la novia es más «la hija de sus padres» que «la esposa de su marido «.

EL ANILLO: Una vez que el rabino que preside la boda pronuncia las dos primeras bendiciones, se lleva a cabo la ceremonia de Quiddushín, la consagración de la novia por medio de un qinyan, un proceso legal por el cual la novia se consagra al novio oficialmente. Técnicamente, este qinyan podía hacerse de diferentes maneras. Por ejemplo,  el novio le podía dar a la novia un documento (shetar) en el que declara su intención de casarse con ella de acuerdo a la Ley judía. Alternativamente, el novio podia ofrecer a la novia un regalo de un valor mínimo. Sin embargo, en la mayoría de las comunidades, la costumbre en nuestros días es que el Quiddushín se realiza dando un anillo, él anillo de matrimonio o alianza, a la novia (como ya lo explicamos, hasta donde yo sé, la única excepción a esta regla es la comunidad judía siria de Nueva York, donde los Quiddushín se hacen con una moneda de plata en lugar de un anillo).

El anillo que se utilizará en el Quiddushín debe ser liso y sin ninguna piedra o accesorios, y tiene que pertenecer al novio. Esta es la razón por la cual el rabino normalmente le pregunta al novio  a quien le pertenece el anillo, asegurándose de que el anillo sea del novio, y aún no se lo ha regalado a su novia, por ejemplo.

Durante la ceremonia del casamiento judío no hay un intercambio de anillos entre la novia y el novio. Es sólo el novio quien le da un anillo a la novia. El novio consagra a la novia como su mujer, y la novia se consagra al novio como su esposa. El intercambio de anillos en la ceremonia sería una imitación de una ceremonia gentil. En muchas comunidades, sin embargo, se acepta que el novio se ponga su anillo, si así lo desea, antes de que comience la Jupá o después de la misma.

 

 

 




La JUPA, ceremonia de casamiento

Maimónides explica que la institución del matrimonio es una innovación bíblica (MT Hiljot Ishut 1: 1). Antes de que la Torá fuera entregada al pueblo judío, dice, un hombre encontraba una mujer, la llevaba a su casa, vivían juntos y traían hijos al mundo sin ningún compromiso público entre ellos y sin ninguna ceremonia formal. Además, dado que en la antigüedad no existía la institución del matrimonio, no había un proceso formal de divorcio. Por lo tanto, si uno de ellos deseaba dejar a la familia, podía hacerlo en cualquier momento.

La Torá estableció la Mitsvá del matrimonio: cuando un hombre y una mujer desean vivir juntos, primero, deben casarse. Esto se aprende del Pasuq en Debarim 22:13 «Cuando un hombre toma (= se casa con) con una mujer …».

El matrimonio judío es un acto de carácter público y por lo tanto se requiere la presencia de dos testigos. También es una norma aceptada que, en circunstancias normales, la boda se lleve a cabo en presencia de por lo menos un Minyan (diez hombres adultos).

La ceremonia de casamiento consiste en dos etapas: quiddushín (o irusín)y jupá (o nisuín). El primer paso, quiddushín, es el compromiso formal y legal , que no debe confundirse con el apalabramiento o compromiso que celebramos hoy en día. El quiddushín se celebra principalmente para sellar el compromiso formal de casarse. El qiddushín se realiza a través del quinyán, o proceso legal de adquisición. Hoy en día se acostumbra  hacer este quinyán entregándole un anillo a la novia. Aunque en algunas comunidades judías sirias, siguiendo una costumbre muy antigua, el novio le entrega a la novia una moneda de plata en lugar de un anillo. Cuando el novio le da el anillo a la novia, la consagra como su futura esposa, diciendo: «He aquí que eres consagrada para mí (para ser mi esposa), a través de este anillo, de acuerdo a la ley de Moisés e Israel».  Al recibir el anillo la novia está formalmente comprometida. Sin embargo, el novio y la novia aún no pueden vivir una vida íntima matrimonial. Estarán considerados marido y mujer sólo después de la Jupá.

Es muy importante mencionar que en los tiempos talmúdicos y pre-talmúdicas, este primer paso de la boda o qiddushín se celebraba generalmente un año antes de la ceremonia de la boda o Jupá . Durante ese año entre el qiddushín y la Jupá los novios vivian en la su casa de sus padres y dependían de sus padres. Aún así, la mujer era considerada meorasa o formalmente comprometida. Por lo tanto, si la pareja decidía anular el qiddushín, se requería un divorcio formal (guet) para disolver este compromiso.

El año entre el qiddushín y la jupá se dedicaba a la construcción de la nueva casa, la preparación de los vestidos de la novia y la preparación de la comida necesaria para la jupá y los siete días festivos que seguían a la jupá (sheba berajot). Ese año sin intimidad fisica, servía también para fortalecer la relación entre la novia y el novio en el area emocional y espiritual, en anticipación a su vida como marido y mujer.

Este período de espera entre el qiddushín y el jupá no se practica más. En nuestros días el qiddushín se realiza simutaneamente con la Jupá, como parte de la misma ceremonia de casamiento. ¿Por qué? Hubieron muchos motivos prácticos que exigieron este cambio. Por ejemplo, imaginemos que por las persecuciones que los Yehudim sufrimos en el exilio, el novio tuvo que huir para salvar su vida, etc.  Si eso sucedía, la novia, que todavía estaba en un estado de apalabrada- pero-no-casada no podría casarse en el futuro con otra persona porque ahora necesitaba un GET, un documento de divorcio formal de parte de su novio desaparecido. Debido a circunstancias como ésta o similares, se estableció hacer el qiddushín y la jupá al mismo tiempo.

Hoy en día, la ceremonia normal de casamiento judío consiste en la entrega del anillo (qiddushín) y luego la jupá (lectura de Ketuba, sheba bearajot, etc). Estos dos pasos están ahora completamente integrados y la mayoría de las personas no saben y no van a percibir que, formalmente, se trata de dos ceremonias diferentes.




La mejor edad para casarse

La primera Mitsvá mencionada en la Torá es: Piryia veRibyia, es decir,  casarse y con la ayuda de Dios traer hijos a este mundo. Esta también fue la primera bendición con la cual el Creador bendijo a la primera pareja.

CUANTO ANTES MEJOR

Hace mucho tiempo atrás los Sabios escribieron las diferentes etapas de la vida de un joven judío, en este caso se refirieron a un hombre. Y luego de describir en detalle las etapas de su educación, dijeron que a los 18 años un joven judío debería casarse. Agregaron que El Todopoderoso «observa a este joven y le da tiempo desde los 18 hasta los 20 para verlo casarse».  Esta recomendación fue expresada por los Jajamim unos 2.000 años atrás, cuando casarse a esa edad no era la excepción, sino la regla. Y a pesar de eso, los mismos Sabios aclararon que si el joven quiere seguir dedicándose a sus estudios de Torá, y sabe que una vez que se casa tendrá que abandonar sus estudios (itbabtel min haTorá) para dedicarse a mantener su hogar, podría posponer su voluntad de casarse por unos años (Shulján Aruj, Eben Haezer 1:3). Aunque algunos rabinos sugieren que no debería postergar el establecer una familia más allá de los 24 años de edad, incluso en esas circunstancias.  Estas edades de referencia fueron expresadas hace mucho tiempo atrás en una sociedad y cultura diferente,  pero aun así es evidente que de acuerdo a nuestra Torá un joven o una muchacha no deberían postergar innecesariamente la decisión de comenzar una familia. 

Los mismos Sabios reconocen que hay otros elementos, más allá de la edad, que deben tenerse en cuenta antes de decidir casarse. Por ejemplo, la madurez intelectual y emocional de un individuo, lo cual es esencial para crear una familia y mantenerla (=Shalom Bait). También se refirieron a las posibilidades económicas y la realidad de lo que hace falta para mantener una familia, sin lujos, pero sin pasar pobreza. Maimónides escribe al respecto: «Las personas emocionalmente equilibradas (derej ba’ale hade’a) primero procuran un medio de vida que les permita proveer su sustento; después encuentran un lugar para vivir y luego se casan. Pero aquellos individuos emocionalmente inmaduros (tipeshim), primero se casan y luego buscan un lugar para vivir y luego procuran un medio de vida … «(De’ot 5:11).

Vemos que de acuerdo a los rabinos, si bien existen numerosos factores que deben ser considerados antes de tomar la decisión, cuando un joven o una mujer están emocionalmente maduros y cuentan con los medios para vivir una vida digna, no deben posponer su decisión de casarse innecesariamente.

 

¿Puede un hermano menor casarse antes que el mayor?

 

Normalmente, cada familia espera que la hija mayor o el hijo mayor se case primero. Hay dos fuentes judías que sustentan esta expectativa. Una de ellas es la alusión a esta antigua costumbre de las palabras de Labán a Ya’aqob, cuando Labán negó dar su hija menor, Rajel, en matrimonio antes que Lea. Laban le dijo a Ya’aqob: «En nuestro lugar, esto no se puede hacer, dar la hija más joven (en matrimonio) antes que la mayor» (Bereshit 29:26). La segunda y  más sólida fuente bíblica que sustenta esta costumbre es el caso de las cinco hijas de Tzelofjad, que de acuerdo a nuestros rabinos, se casaron según el orden de su edad.

 

Sin embargo, los rabinos ven en estas fuentes no una ley rígida sino más bien una cuestión de preferencia: es mejor que el hermano o la hermana mayor se casen primero, pero no mencionan la prohibición de que el hermano o la hermana menor se casen primero, si ya están en la edad de hacerlo.

 

El Rab Moshe Feinstein tiene una interpretación muy interesante de este Minhag. En su dictamen (IGM, EH’E 2: 1), dice que se debe dar la prioridad de casarse al hermano o la hermana mayor cuando ambos hermanos o hermanas están comprometidos. En esas circunstancias, la boda de la hermana o el hermano mayor debe tener lugar primero, necesariamente. Pero fuera de este caso, si el hermano más joven encuentra a su futura pareja en primer lugar, no debe postergar su casamiento.

 

En muchas comunidades existe la hermosa costumbre que en el caso que el hermano o la hermana menor se comprometen primero, pidan formalmente el permiso y la bendición de su hermano o hermana mayor antes de casarse (no olvidemos que respetar a los hermanos mayores es parte de la Mitsvá de Kibbud Ab va-Em). En este caso, se espera que los hermanos mayores den su consentimiento y su bendición de todo el corazón.




Eligiendo a nuestra pareja, con el corazón y la mente

La decisión de elegir una esposa o esposo debe tomarse en base a dos factores que deben estar coordinados: nuestras emociones y nuestra mente. En otras palabras, si tenemos ciertos sentimientos hacia una persona,  como atracción, pero la mente dice que «no es una buena idea», o si la mente dice «sí», pero existen sentimientos negativos hacia esa persona, el Shiduj debe ser reconsiderado.

En el área de la mente, los Rabinos aconsejan asegurarse de que la persona tenga middot tobot,  buenas cualidades; que él o ella procedan de una familia decente y que los valores religiosos y morales sean más o menos compatibles. Algunos rasgos negativos deben ser vistos como señales de alerta, entre ellos: la arrogancia, la envidia y la irritabilidad. Esos son defectos de carácter que son difíciles de corregir.

En el área de las emociones, uno no necesita sentir una atraccióninmediata hacia la otra persona, por el contrario, esto podría ser un síntoma de que estamos mirando superficialmente a una persona. «Amor a primera vista», puede ser una trampa peligrosa, ya que podría implicar un cierre  temporal de nuestra mente, que debe estar completamente activa en el momento de tomar una buena decisión. En el área de las emociones, uno debe ser consciente de que no exista un antagonismo emocional hacia la otra persona, o «rechazo a primera vista».  Si esos sentimientos negativos están ahí, entonces, uno no debería proceder.

La mayoría de las parejas que conozco, durante las primeras veces que salieron juntos, no sintieron ni una atracción automática ni un rechazo automático el uno por el otro. Estaban emocionalmente «parve» en esta area. Entonces, como la cabeza decía que «sí», los dos invertían tiempo para que las emociones se nutran de la interacción entre ellos y el conocimiento mutuo

Volviendo a «la cabeza». El Shuljan Aruj (Eben ha’Ezer 2:2) indica que uno debe ser sensible a ciertas luces rojas en la familia de los posibles candidatos.

1. Se menciona que no es una buena señal si la familia del candidato o candidata siempre están peleando entre ellos o con otra familia. Uno debe buscar un cónyuge que venga de una familia donde reine la paz.

2. También se menciona que si por ejemplo, una familia siempre está tratando de delegitimizar a otras familias, esa familia es sospechosa de provenir de una estirpe ilegítima (pesulim). Como regla general, nuestros rabinos afirmaron que cuando uno es demasiado crítico hacia los demás en un área específica, es probablemente debido a su propia culpa o complejos en esa área específica. Por ejemplo, si alguien trata obsesivamente de demostrar que otras personas roban, es posible que el acusador sea culpable de ese delito. Los rabinos describieron este comportamiento con cuatro palabras: kol hapoesel bemumo posel, «Cuando alguien está criticando permanentemente a otros en un área específica, esa persona probablemente está proyectando sus propios defectos». En nuestro caso, entonces, si una familia tiene una obsesión por la legitimidad de los demás, es posible que carezca de legitimidad. (como explicamos, este patrón de conducta se extiende más allá de la cuestión específica de «legitimidad»).

3. El Shulján Aruj también identifica la configuración genética de una persona judía con las siguientes palabras: los Yehudim somos innatamente compasivos, tímidos, y activamente bondadosos (rachmanim, baishanim, gomle jesed). Tan arraigados son estos rasgos de carácter en un individuo judío que los rabinos declararon que quien actúa con crueldad hacia los demás, o no muestra sensibilidad hacia el sufrimiento de otros o no tiene una dosis mínima de bondad o tiene un comportamiento desvergonzado, podría no tener ascendencia judía.

Cuanto más identificables sean estas tres virtudes en una persona, más solido será el caso para considerar que él o ella sean un buen candidato, y viceversa.




El Rab Israel Najara (1555-1625) y la Sinagoga más antigua del mundo

La Sinagoga de Jobar, Eliyahu haNabi, considerada la más antigua del mundo, fue destruida en Mayo de 2014, en la guerra civil  Siria.

Rabí Israel Najara ישראל בן משה נאג’ארה nació en Safed, Israel en 1555. A una edad muy temprana, su familia se trasladó a Damasco, Siria. La familia Najara (se pronuncia «nadyara» o «nadjara») era oriunda de «Nájera», un pequeño pueblo situado en la «Rioja Alta», España, sobre el río Najerilla.

Su padre, Moshe Najara, sirvió durante muchos años como el rabino principal de la comunidad de Damasco. Del lado de su madre, el rabino Najara era el nieto de (y fue nombrado en honor a) el famoso rabino Israel de Curiel (1501-1573) uno de los tres Musmajim que habían sido ordenados en Safed por el rabino Ya’aqob Berab, junto con Maran Ribbí Yosef Caro .

En Damasco, el rabino Moshe Najara, lideraba las Mishmarot. Entre muchos Yehudim sirios, la costumbre de las Mishmarot se mantiene hasta nuestro días.  Las mishmarot son largas sesiones de estudio de Torá que tienen lugar la víspera de Rosh Jodesh y todas las tardes de Shabbat.

Debido a la posición de su padre, el rabino Israel Najara no actuó como rabino activo en Damasco. El Rab Najara se desempeñó como Jazán (cantor litúrgico) y rabino (tradicionalmente, en las comunidades Sefardíes, estas dos tareas eran realizadas por la misma persona) de la comunidad judía de Jobar (se pronuncia Dyobar o Djobar) , en las afueras de Damasco.

La ciudad de Jobar era predominantemente judía. Shams Ibn Tulun Al Damaski, que murió en 1546, mencionó que «Jobar es un pueblo judío, con presencia musulmana.»

Jobar es (era) muy famosa por su sinagoga: Eliyahu Hanabi. Tenemos un testimonio muy interesante de la ciudad de Jobar y su Sinagoga de un rabino y viajero, el rabino Moshe Basula:. «La ciudad de Jobar está a una milla de distancia de Damasco. La comunidad judía de Jobar cuenta con 60 familias musta’arabim (= judios locales, pertenecientes a la antigua comunidad siria. La palabra musta’arabim se utiliza generalmente en oposición a «sefardíes», los judíos que vinieron de España. Eventualmente, estas dos «comunidades» se integraron). En la ciudad hay una hermosa Sinagoga, nunca he visto nada igual … con seis columnas en el lado derecho y siete en el lado izquierdo. La Sinagoga llamada Eliyahu Hanabi fue construida encima de una cueva. La gente dice que esta es la cueva donde Eliyahu Hanabi se escondió [= cuando escapó del Rey Ajab] y que esta sinagoga es de la época del profeta Elishá. [A la entrada de la sinagoga, hacia la mitad de la pared a la derecha] hay una piedra de forma irregular, en la que se pueden observar marcas de varios pasos. Según la tradición, aquí es donde Elishá ungió a Jazael [rey de Aram, antigua Siria]. La sinagoga fue restaurada por el rabino El’azar ben Araj. Y la gente me dijo que muchos milagros sucedieron en esta Sinagoga. Y en tiempos de persecución, los judíos se reúnen allí,  efugiandose de sus enemigos».

Rabí Israel Najara fue muy famoso por su poesía. Escribió cientos de poemas religiosos conocidos como piyutim ( sabemos de 346 poemas), principalmente sobre el sufrimiento del pueblo judío y el anhelo de redención. Probablemente, el más famoso de sus poema es Y-ah Ribbon Olam VeOlmaya, un poema escrito en arameo rabínico, que fue adoptado por sefaradim y ashquenazim por igual.  Otro poema que también es bien conocido es la ketubba LeJag haShabu’ot («Contrato de Matrimonio para Shabuot»), leído en muchas comunidades sefaradíes en Shabu’ot, un poema que compara el pacto entre Dios e Israel, con una ceremonia de casamiento.

El Rabino Najara también escribió un libro llamado «Mikve Israel». El cual es una colección de 40 sermones que pronunció en la sinagoga Jobar. En estos sermones (darushim), el rabino Najara combina profundos conceptos Talmúdicos con filosofía y mística judía. Vale la pena notar que su padre, el rabino Moshe Najara, fue alumno del famoso Mequbbal el Ari z»l haQadosh, que apreciaba muchísimo los poemas de rab Israel Najara, y dijo que» su poesía es muy apreciada en los cielos «.

En sus sermones se puede notar que la parte filosófica y hasta los aspectos místicos, no son tan importantes para el rabino Najara como el Musar (enseñanzas Talmúdicas éticas y morales). El Rabino Najara intentó instruir a la gente e inspirarlos a mejorar y perfeccionar su personalidad y su carácter. En sus sermones habló sobre la importancia de la tsedaqa, ayudarse y apoyarse financieramente entre sí, y guemilut Jasadim, ayudar unos a otros en areas que no están necesariamente relacionadas con el dinero, como visitar a los enfermos, consolar a los dolientes, etc.

En los últimos años de su vida, después de la muerte de su padre, el rabino Najara se trasladó a la ciudad de Gaza en Israel. Él fue el rabino de la comunidad judía de Gaza hasta su muerte en 1625 y está enterrado allí.  A su muerte, su hijo, Moshé lo sucedió en esta posición.

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Rezar, pensando en lo que estamos diciendo

La Amidá o shemona esre es la oración más importante. Se dice todos los días, tres veces al día, mañana, tarde y noche. A diferencia de otros textos de la Tefilá, en los cuales leemos y pensamos acerca de D-s, cuando rezamos la Amidá nos estamos dirigiendo directamente a D-s.  No hay nada más significativo en nuestras vidas que la comunicación directa con nuestro Creador.

Este evento tan singular, hablarle a D-s, requiere un estado mental elevado. No podemos rezar la Amidá si estamos distraídos o desconcentrados.  La Amidá requiere kobed rosh , seriedad y concentración.

En preparación para la Amidá debemos pensar y visualizar que estamos de pie delante del Rey de Reyes. La palabra Amidá en realidad significa «de pie». En el sentido más estricto, Amidá significa «De pie, a Su servicio, a la espera de Sus órdenes».

En el protocolo judío, cuando un sujeto se encuentra con el Rey debe hacerlo de pie, firme, e inclinando un poco su cabeza en señal de sumisión al Rey. Ésta es también nuestra postura cuando decimos la Amidá. Muchos Yehudim recitan la Amidá de memoria, con los ojos cerrados y con las manos juntas en el centro del pecho, la mano derecha sosteniendo el puño izquierdo cerrado, también en señal de sumisión. (Obviamente, si uno no sabe la Amidá de memoria, debe leerla normalmente en el Sidur).

La Amidá no se debe leer en silencio total. Tiene que ser «dicha», «pronunciada», articulando las palabras. La articulación, entre otras cosas, facilita la concentración.  Aunque tampoco se puede recitar la Amidá en voz alta. Debemos pronunciar la Amidá en una mínima voz, susurrando las palabras a nosotros mismos. Hay que decir la Amidá tan bajo para que nadie más pueda escuchar nuestra voz, y lo suficientemente alto como para que podamos oír nuestro propio susurro.

Al decir del ‘Amidá, debemos entender y profundizar en el significado de cada palabra que pronunciamos. Este ejercicio mental se llama Kavaná:  conciencia y concentración. Cuando rezamos, tenemos que hacerlo con nuestra mente y nuestro corazón.  Entendiendo y sintiendo lo que estamos diciendo.

Al rezar la Amidá no nos permitimos distracciones. No dejamos que ningún pensamiento mundano o banal penetre en nuestra mente. Una buena manera de identificar si mi Amidá fue dicha con Kavaná, es observar nuestro estado mental y espiritualdespués de recitar  la Amidá. Si nos hemos tomado en serio la idea de que al recitar la Amidá estamos, literalmente, parados frente a HaShem, esa experiencia espiritual suprema tiene que haber dejado un impacto muy visible en mis pensamientos, en mis sentimientos y en mi conducta.

¿Por qué?

Porque cuando rezamos con kavaná nos damos cuenta que HaShem está en el centro de la realidad de este mundo. La Amidá nos recuerda que HaShem no está a nuestro servicio, por el contrario, somos nosotros quienes debemos servir a HaShem. Así, cuando ponemos a HaShem en el centro, nos movemos un poquito más hacia la periferia y nos volvemos más humildes.

Los pensamientos que se generan luego de estar hablando frente a D-s deberían producir una transformación espiritual «total». Un estado de humildad mucho más profundo y un mayor nivel de paz interior con aquello que sucede más allá de nuestro control.

Ahora bien, si después de haber recitado la Amidá, no nos hemos vuelto menos egocéntrico, menos impacientes, menos materialistas y menos vanidosos, probablemente no hemos rezado la Amidá con la  Kavaná necesaria.

Será el momento, entonces, de poner más atención a la calidad de nuestra Amidá.




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