El uso de celulares en Shabbat

La adicción a los dispositivos electrónicos es una preocupación creciente en nuestra sociedad. Porque nunca nos separamos de ellos. Cuando terminamos nuestro trabajo y volvemos a casa para relajarnos, seguimos conectados a nuestras computadores, cables, y Wi-Fi. Los teléfonos celulares son particularmente problemáticos, especialmente para los niños y adolescentes. Los maestros no saben qué hacer para controlar su uso. Muchos padres ya se han rendido, y un día se dan cuanta que sus pequeños hijos prefieran tener un iPhone en sus manos que darle la mano a su padres. El síndrome de «ansiedad por separación» que en el pasado reciente se refería al miedo de separarse de los padres, se ha convertido hoy en el pánico que sienten los adolescentes cuando no tienen sus teléfonos celulares a su alcance.

Poder desconectarse de esta adicción es hoy más importante que nunca. Pero parece que nadie sabe cómo hacerlo, excepto por el pueblo judío.En la primera parte de esta Parashá, la Torá nos habla sobre el “descanso sabático”. El Shabbat es un regalo Divino cuya relevancia no es moderna:  es eterna. Milagrosamente, no tengo otra manera de explicarlo, el significado del Shabbat siempre se fue transformando, se fue adaptando, a lo que más necesitamos en esos momentos. En los tiempos de esclavitud, cuando salimos de Egipto, el Shabbat nos ayudaba a sentirnos libres y experimentar el descanso que por generaciones no tuvimos.   En tiempos difíciles, en el exilio, el reposo sabático fue un refugio emocional, un espacio familiar, una identidad comunitaria, una isla de paz. En tiempos de pobreza, la mesa de Shabbat con sus “dos” panes obligatorios nos ayudó a recuperar el sentido de la dignidad.

En los tiempos modernos, el Shabbat una vez más revela su mágica relevancia. Al punto que a mí me hace pensar que el Shabbat NUNCA fue más necesario que en 2023. Durante un poco más de 24 horas, desde el viernes por la tarde hasta el sábado por la noche, se suspende todo contacto con el mundo electrónico. En Shabbat, re-aprendemos a disfrutar de los verdaderos placeres del mundo real. Nos sentamos a conversar, ¡no a chatear! con nuestras queridas familias. No escuchamos música digital: cantamos junto a nuestros hijos. Hablamos de Torá sin la intervención de Alexa o Siri: nuestros hijos no escuchan un podcast, sino palabras que salen desde pulmones humanos y cuerdas vocales.

Las imágenes de nuestra familia alrededor de la mesa de Shabbat, no van a ser compartidas en chat de la familia ni van a terminar en una nube virtual: serán almacenadas en el corazón de nuestros hijos y crearán las memorias que se convertirán en identidad. Y en sentimientos que unirán padres e hijos por generaciones. El Shabbat nos invita a practicar la desconexión con el mundo virtual para construir una familia real. Nunca fue tan necesario.

SHABBAT SHALO




Shabbat Sheqalim

En la época del Bet haMiqdash, el Templo de Jerusalem, se ofrecían sacrificios comunales diarios (qorbanot) en representación de todo el pueblo judío. Esta representación no era solo teórica y no dependía únicamente de la intención correcta de quienes estaban a cargo de realizar los sacrificios: los Kohanim. El protagonismo del pueblo se establecía de una manera muy práctica: cada año en el mes de Adar se recolectaba un impuesto especial: majatsit hasheqel o «medio sheqel», con un monto fijo, el mismo para pobres y para ricos. El dinero recolectado en esta colecta nacional se utilizaba para comprar los animales para los qorbanot. Los sacrificios comunales diarios y los sacrificios de los diferentes musafim (Shabat, Rosh Jodesh, festividades) se compraban con el dinero de estos sheqalim. De esta manera todos tenían una representación igualitaria en la ofrenda de los sacrificios.

El medio sheqel se recolectaba durante el mes de Adar, porque el año fiscal del Templo comenzaba en el mes siguiente: Nisán.

El dinero recolectado de los sheqalim también se utilizaba para el mantenimiento y los gastos generales del Templo. Pero no para su construcción. Como leímos en la Parashá Terumá, los fondos para construir el Mishkán (el Santuario en el desierto) y más tarde, para construir el Bet haMiqdash se recolectaba de donaciones voluntarias. En otras palabras, las finanzas del Templo dependían de un sistema de donaciones combinado con un impuesto fijo (una especie de cuota de membresía) que se recolectaba en el mes de Adar.

Y dado que todos los individuos aportaban la misma cantidad, la recolección de los sheqalim (plural de sheqel) también servía como un censo demográfico anual.

Hoy en día para recrdar la recolección de los sheqalim:

  1. Leemos la perashat sheqalim un Shabat antes de Rosh Jodesh Adar (o Adar II) y
  2. Damos una donación fija y plana, solo como un acto simbólico, para recordarnos del machatzit hasheqel.

En nuestra comunidad en Great Neck se sugiere que se done un valor de 8 dólares por hombre adulto. Este dinero puede ser destinado para cualquier obra de  caridad, beneficencia, mantenimiento de sinagogas , educación judía etc.

En muchas comunidades se acostumbra a recolectar estas donaciones durante el ayuno de Esther (21 de marzo).

Es importante recalcar que no estamos donando el «medio shequel real», algo que Dios mediante lo podremos hacer muy pronto una vez que tengamos el Bet HaMiqdash, sino que es ZEJER LEMJATSIT HASEQUEL, «en recuerdo» del medio shequel.

Esta es la imagen de la moneda del medio sheqel de la época del Segundo Templo (aproximadamente, año 50-60 de la era común) En el lado izquierdo se puede leer en fuentes hebreas antiguas: sheqel Israel. En el lado derecho Yerushalaim haquedoshá (Jerusalén, la Santa).




RESUMEN DE VAYAQHEL

VAYAQHEL

Nuestra Parashá comienza con un importante recordatorio acerca de la observancia del Shabbat, indicando que incluso la construcción del Tabernáculo, Mishkán debe ser suspendida el séptimo día. Luego la Torá continúa con la descripción del Mishkán dando a entender que el pueblo ha sido perdonado por Dios del pecado del becerro de oro, gracias a la intervención de Moshé. La Torá menciona todos los materiales necesarios para construir el Tabernáculo y una lista de todas las partes del Tabernáculo y las vestiduras sacerdotales que se iban a realizar. Los hombres y las mujeres donaron generosamente todos los materiales o la labor que había solicitado Moshé.

Moshé anuncia que Dios ha elegido e inspirado a Betzalel y Aholiab para servir como ejecutores del proyecto de construcción del Tabernáculo, y les transfiere todos los materiales donados. El pueblo sigue donando generosamente, hasta que los artesanos le informaron a Moshé que los materiales que ya tenían eran más que suficientes para completar su tarea. Moshé anuncia al pueblo que se suspende la donación de materiales ya que hay un superavit. Los trabajadores comienzan su trabajo. Se ensamblan las cortinas del Tabernáculo, sus paneles, sus zócalos, y las cortinas que cubren la entrada al Santuario principal y que separaba el Qodesh — donde esta la Menorá, la Mesa de ofrendas (no-animales), el Altar del Incienso— del Qodesh haQodashim donde está el Arca del pacto que contiene las Tablas de la Ley.

La Torá describe ahora la construcción de la Menorá (el candelabro) y el Altar del Incienso. También se preparan el aceite de la unción y el incienso. La descripción del Tabernáculo sigue con la construcción del Altar exterior —donde se ofrecían los sacrificios animales— la fuente de cobre donde los Cohanim lavarán sus pies y sus manos; las cortinas que rodeaban el Tabernáculo y las vigas y ganchos que las sostenían.

PEQUDE

La Torá da un recuento exacto de las sumas y cantidades de oro, plata y cobre donados para la construcción del Tabernáculo, así como los elementos y materiales de construcción utilizados.

La Torá describe entonces el efod o chaleco invertido que viste el Cohén Gadol y sus tirantes, ajustados con tachuelas de piedras preciosas. Se produce también el Joshén Mishpat que viste el Sumo Sacerdote sobre su pecho, con sus 4 filas de 3 piedras preciosas por fila . Cada una de estas piedras contiene los nombres de las 12 Tribus de Israel.
Las ropas sacerdotales también incluyen al me’il o un manto de color violeta con campanas de oro que viste el Sumo Sacerdote, y el Tzitz, o banda de oro que usa en su frente. La Torá también describe las vestiduras que usaban los sacerdotes regulares: túnicas, turbantes, fajas y pantalones. Así la construcción del Tabernáculo ha concluido. Los artesanos llevan todo a Moshé para una inspección final. Moshé inspecciona toda la obra y ratifica que se había hecho exactamente según las instrucciones Divinas. Moshé bendice a los artesanos y trabajadores.

Dios le indica a Moshé que debía erigir el Mishkán el primero de Nisán. Dios también indica que todos los elementos, artefactos y objetos del Tabernáculo deben ser llevados a sus lugares apropiados y dene ser ungidos con aceite para consagrarlos como objetos de culto Divino. Moshé también debe vestir a su hermano Aharón y a sus hijos con las ropas sacerdotales, y deben ser ungidos con el aceite. Cuando Moshé termina todo esto una Nube de Gloria, que indica la Presencia Divina, se manifestó en el Tabernáculo. Esta misma nube también sirvió como guía para los judíos durante su travesía en el desierto: cuando la nube se desplazaba, el pueblo la seguía, hasta que la nube se detenía y entonces el pueblo montaba allí su campamento hasta que la nube se desplazara nuevamente.




VAYAQHEL: De la prohibición de encender un fuego al uso del celular en Shabbat

לא תבערו אש בכל מושבותיכם ביום השבת
 
¿QUÉ NO SE PUEDE HACER EN SHABBAT?
Hay 39 categorías de actividades prohibidas en Shabbat. Estas actividades son llamadas en hebreo melajot o en singular melajá . Las melajot no son necesariamente trabajos lucrativos o actividades que requieren un esfuerzo físico, como popularmente se cree. Las melajot son en realidad tareas o actividades materiales o físicas que incluyen un esfuerzo mental o creativo (מלאכת מחשבת). Y curiosamente, muchas de estas son realizadas por hombres mujeres y niños, en sus residencias, luego del trabajo diario: por ejemplo, cocinar, coser, escribir, pintar, etc.
Una de las 39 melajot, tal vez la más conocida, está mencionada en la Perashá de esta semana (Shemot 35:3):
“No encenderéis ningun fuego, en todas tus residencias, en el día de Shabbat”.
Lo que tiene de especial esta tarea o melajá es que fue mencionada  explícitamente  en la Torá, mientras que todas las demas melajot se deducen directa o indirectamente de las actividades realizadas para la construcción del Mishkán, el Templo o Tabernáculo que se construyó en el desierto: para construir el Tabernáculo 
Cada una de estas melajot se considera una “categoría” de actividad (אבות). Pero en Shabbat también se prohiben los derivados o extensiones de cada una de estas categorías. Es decir que las melajot no se limitan a una tarea específica, sino que incluyen otras actividades similares en su esencia a dicha categoría .
 
ESCRIBIR y sus EXTENSIONES
Vamos a dar un ejemplo sencillo. Una de las 39 categorías es “escribir” (hakoteb). En la construcción del Mihshkán se escribían letras en las vigas de madera para señalar su ubicación en la construcción del «esqueleto» del Mishkán.Los tradición Talmúdica incluye en la categoría de escribir otras actividades derivadas o similares, por ejemplo, dibujar o sellar (usar un sello con tinta), etc. Ahora bien: basados en este principio, que las melajot incluyen también sus derivados, los rabinos contemporáneos entendieron que la melajá de “escribir” también se debe extender hoy a: imprimir, escribir en un teclado, escribir un mensaje de texto, usar el método speech-text, etc (esto es, aparte del tema de electricidad). Con la aclaración que algunas de estas “nuevas” prohibiciones serán consideradas de orden rabínico y no bíblico. Ahora que quizás entendimos mejor el concepto de las extensiones de una melajá, podemos comprender más acabadamente por qué encender una luz o la activación de un artefacto eléctrico, se considera una extensión de la prohibición bíblica de encender un fuego.
 
UN FUEGO SIN LLAMA
El fuego es uno de los agentes más importante a la hora de modificar o mejorar algo. Los metales son modificados por el fuego; los alimentos se preparan usando fuego; el frío se combate con el fuego. Usando el mismo principio del fuego, es decir calor y energía, el hombre moderno inventó máquinas activadas y movidas por vapor, carbón, combustibles y en nuestros días: electricidad. Pero, ¿son estas formas modernas de energía similares al encendido de un fuego? La pregunta es más visual cuando entendemos que a diferencia del encendido de un fuego, las fuentes modernas de energía no siempre producen calor o energía visible, o una llama, una chispa o algo así. ¿Debemos entonces incluir la activación de una forma de energía no visible dentro de la categoría de “encender un fuego”?
 
FUEGO y ELECTRICIDAD
Si bien los Rabinos contemporáneos discuten el carácter halájico de estas actividades (Bíblicas, rabínicas, hab’ará, beniyá, etc) hay un consenso rabínico acerca de la prohibición de la activación de cualquier forma de energía eléctrica en Shabbat. Esta consideración está basada en el hecho que en la Guemará (siglo V de la era común) se discutió un caso muy interesante: ¿qué pasa si se calienta una barra de metal, que luego se utilizará, por ejemplo, para hervir agua? Los rabinos de ese tiempo entendieron que si bien no se trata del fuego mismo, y obviamente no hay una llama visible, esa barra metálica incandescente actúa de la misma manera que el fuego, como una fuente de energía, y por lo tanto hace 1500 años atrás determinaron que esa barra caliente se considere como una forma de «fuego» en Shabbat (Ver Masejet Shabbat 41a).
 
Basado en esta consideración y en otras fuentes talmúdicas que definen a algo caliente o a una fuente de energía como “fuego”, Maimónides (1135-1204) afirmó: “El que calienta una barra de metal para templar el agua en ella ha violado la prohibición bíblica de encender un fuego” (MT, Shabbat 12:1). Esta barra incandescente se considera definitivamente una extensión de la melajá de «fuego», aunque no produce una llama. Por lo tanto, el uso de un automóvil, un electrodoméstico, un celular o cualquier otro aparato electrónico, también esta incluido en la categoría primaria de «encender un fuego» y no está permitido en Shabbat.
 
ENCENDER, PRENDER y APAGAR LA LUZ
Para que al lector hispanoparlante le sea más sencillo entender por qué la utilización de un aparato electrónico se considera una extensión de la categoría de “encender un fuego», hay que prestar atención al lenguaje que utilizamos cuando nos referimos, por ejemplo,  a la activación de un aparato electrónico o un automóvil y empleamos el mismo verbo que la Torá usó en la Perashá de esta semana para hablarnos del fuego: “encender” o “prender”. Decimos en castellano moderno: encender o apagar la luz, aunque no se trata de un fuego real; prender el motor, aunque no hay llamas visibles; prender la radio, prender el celular, encender o prender y apagar la computadora, etc.
Curiosamente, el lenguaje que utilizamos refleja esta relación que establece la ley judía entre el fuego, la primera forma de energía, y la tecnología moderna.
 

RABINO SAADIA GAON vs. JUDAISMO REFORMISTA

En la época de la haskala (iluminismo europeo, mediados del siglo XIX), muchos judíos reformistas argumentaron que la razón por la que la Torá prohibe encender un fuego era porque en la antigüedad encender un fuego representaba un trabajo agotador: el fuego se encendía con piedras en un largo y largo tiempo. proceso agotador. Y por eso estaba prohibido encender fuego en el día de descanso. Y es por eso que, razonaron los primeros reformadores, debería permitirse hoy, cuando podemos encender un fuego con un simple fósforo.

La tradición judía, sin embargo, nunca identificó melakhot con prohibiciones asociadas con el esfuerzo físico o con la idea de descanso físico. Al contrario: la ley judía dice que si vives en el piso 12 de un edificio de apartamentos, debes subir las escaleras, lo que obviamente implica un gran esfuerzo físico, en lugar de usar el ascensor, lo que definitivamente aumentará tu estado de descanso.

Es la naturaleza de la acción o tarea, especialmente su conexión con la idea de «crear algo», lo que define una actividad como melakha, no el esfuerzo físico que exige.

El rabino Sa’adia Gaon (882-942) se refirió a esta idea, irónicamente, cuando escribió sobre «encender un fuego».
Cuando tradujo al árabe el pasuq «No enciendáis fuego en vuestras residencias en el día de Shabat» (Shemot 35:3) escribió «Ni siquiera encendáis fuego en Shabat…». ¿Por qué dijo «incluso»? Porque hab’ara (la palabra que la Torá usaba para «encender» el fuego) no significa «encender», iniciar un fuego de la nada. Significa: transferir un fuego de una fuente de fuego existente. Y transferir un fuego, es posiblemente la melakha más fácil concebible, el epítome de una actividad creativa mínima y sin esfuerzo.

En su opinión, la Torá destacó «hab’ara» para transmitir precisamente que incluso un acto sin esfuerzo, pero mínimamente creativo, todavía está prohibido en Shabat.

SHABBAT SHEQALIM

En la época del Bet haMiqdash, el Templo de Jerusalén, se ofrecían sacrificios comunitarios diarios (qorbanot) en nombre de todo el pueblo judío. Esta representación nacional no era solo teórica o dependía solo de la intención correcta de los encargados de realizar los sacrificios, es decir, los Cohanim. La participación de toda la nación de Israel en los sacrificios diarios se llevaba a cabo de una manera muy práctica: cada año en el mes de Adar se recaudaba un impuesto especial: majatsit hasheqel o «medio sheqel». El medio sheqel era un impuesto fijo, la misma cantidad para pobres y ricos. Y como todos daban la misma cantidad, la colecta de sheqalim (plural de sheqel) también servía como censo demográfico anual. El dinero recaudado en este fondo comunal se usaba para comprar los animales para los qorbanot o sacrificios, y de esta manera cada uno tenía una participación similar en los sacrificios comunitarios diarios y festividades musafim (Shabat, Rosh Jodesh, etc.)

El medio siclo se recaudaba durante el mes de Adar, porque el año fiscal del Templo comenzaba en el mes siguiente: Nisán. El dinero recaudado también se utilizaba para el mantenimiento y los gastos generales del Templo. Pero no para la construcción del mismo: como leemos en Perashat Terumá los fondos para construir el Mishkan (el Santuario en el desierto) y más tarde, para construir el BethaMiqdash estaba basado en donaciones voluntarias.

En otras palabras, las finanzas comunales dependían de un sistema de donaciones combinado con un impuesto fijo (una especie de cuota de membresía) que se recaudaba en el mes de Adar. Para recordar la colecta de los sheqalim 1. Leemos perashat sheqalim un Shabat antes de Rosh Jodesh Adar y 2. Durante el mes de Adar (o Adar II) damos una donación fija, solo como un acto simbólico, para recordarnos el majatzit hashequel.




PURIM: Unidos, triunfamos y triunfaremos

נקהלו ועמוד על נפשם

El 13 de Adar del año 474 a. C., en el año doce de Jerjes, el reinado del rey Ajashverosh, fue probablemente el día más crucial en la historia judía. En ese día, se llevaría a cabo el decreto de Hamán. El edicto real indicaba que “quien matara a un judío en todo el Imperio Persa no sería procesado por ningún delito y podría quedarse con las posesiones de la víctima”. La policía imperial no intervendría. Los encargados de hacer cumplir la ley permitirían “zonas libres” para que estos delitos ocurran sin su interferencia. Gracias a esta impunidad legal y al irresistible incentivo económico de los ejecutores, este decreto habría significado el fin del pueblo judío.

Pero providencialmente, y gracias a la audaz actuación de la reina Ester, se evitó la sentencia del exterminio colectivo. El rey Ajashverosh, esta vez instado por Mordejai y Ester, firmó un segundo decreto. Este decreto no podía cancelar el anterior porque los edictos del Rey no podían suspenderse, revocarse o modificarse de acuerdo con las leyes del Imperio Persa. El segundo decreto, por tanto, permitía a los judíos portar armas, contraatacar y defenderse. Sin consecuencias legales si mataban a alguien en el proceso. También en este caso la policía y el ejército persa se mantendrían al margen del conflicto.

La pregunta era: ¿cómo se desarrollaron los acontecimientos cuando llegó el 13 de Adar? ¿Cómo nos defendimos? Nuestros enemigos probablemente eran más numerosos que nosotros y probablemente estaban mejor armados y entrenados en la violencia. ¿Cómo logramos contraatacar? La Meguilá dice claramente נקהלו ועמוד על נפשם “Los judíos del imperio se unieron y defendieron sus vidas”. Todos los judíos del Imperio Persa se unieron y colaboraron para luchar contra el enemigo. Nos dimos cuenta de que aunque no éramos más fuertes, estábamos más organizados que el enemigo, y así pudimos vencerlo.

Imagínense un pueblo en Turquía con 1.000 judíos y a pocos kilómetros, un pueblo en la frontera con Siria con sólo 10 judíos, que habrían sido un blanco fácil para los enemigos antisemitas. Normalmente, no había colaboración entre las dos comunidades judías. Pero en Purim, decidimos unirnos נקהלו y defendernos unos a otros: la comunidad en Turquía envió una delegación de 100 judíos armados para defender a sus 10 hermanos en la ciudad siria. Nos dimos cuenta de que si nos uníamos y nos ayudábamos, podíamos vencer al enemigo antisemita, y eso fue lo que pasó. Las comunidades judías de todo el mundo se movilizaron y enviaron protección, alimentos y recursos a otras comunidades que no eran tan fuertes. Todas las comunidades judías del mundo actuaron, quizás por primera vez, como una sola comunidad.   De ahí el énfasis de la Meguilá en la palabra “ve’niqhalu”, los judíos actuaron y colaboraron unos con otros como un ‘qahal’, es decir, como una misma congregación.

Es por eso que en el día de Purim, todas las mitsvot que hacemos giran en torno a la idea de “niqhalu”. Damos dinero a los pobres recordándonos que, tal como lo hicimos en el pasado,  debemos seguir ayudando y colaborando con nuestros hermanos judíos de menos recursos. Y por otro lado, intercambiamos regalos, tal vez representando la gratitud a nuestros hermanos judíos por habernos ayudado en el pasado y recordando que a pesar de nuestras posibles divisiones, cuando estamos en una situación difícil, podemos confiar y contar con la fraternidad de unos con los otros.

Inspirado en el Dibre Tora de mis hijos en el Family Chat de ayer




VAYAQHEL-PEQUDE: Shabbat y mi teléfono celular

La adicción a los dispositivos electrónicos es una preocupación creciente en nuestra sociedad. Porque nunca nos separamos de ellos. Cuando terminamos nuestro trabajo y volvemos a casa para relajarnos, seguimos conectados a nuestras computadores, cables, y Wi-Fi. Los teléfonos celulares son particularmente problemáticos, especialmente para los niños y adolescentes. Los maestros no saben qué hacer para controlar su uso. Muchos padres ya se han rendido, y un día se dan cuanta que sus pequeños hijos prefieran tener un iPhone en sus manos que darle la mano a su padres. El síndrome de «ansiedad por separación» que en el pasado reciente se refería al miedo de separarse de los padres, se ha convertido hoy en el pánico que sienten los adolescentes cuando no tienen sus teléfonos celulares a su alcance.

Poder desconectarse de esta adicción es hoy más importante que nunca. Pero parece que nadie sabe cómo hacerlo, excepto por el pueblo judío.En la primera parte de esta Parashá,  la Torá nos habla sobre el “descanso sabático”. El Shabbat es un regalo Divino cuya relevancia no es moderna:  es eterna. Milagrosamente, no tengo otra manera de explicarlo, el significado del Shabbat siempre se fue transformando, se fue adaptando,  a lo que más necesitamos en esos momentos. En los tiempos de esclavitud, cuando salimos de Egipto, el Shabbat nos ayudaba a sentirnos libres y experimentar el descanso que por generaciones no tuvimos.   En tiempos difíciles, en el exilio, el reposo sabático fue un refugio emocional, un espacio familiar, una identidad comunitaria, una isla de paz. En tiempos de pobreza, la mesa de Shabbat con sus “dos” panes obligatorios nos ayudó a recuperar el sentido de la dignidad.  

En los tiempos modernos, el Shabbat una vez más revela su mágica relevancia. Al punto que a mí me hace pensar que el Shabbat NUNCA fue más necesario que en 2023. Durante un poco más de 24 horas, desde el viernes por la tarde hasta el sábado por la noche, se suspende todo contacto con el mundo electrónico. En Shabbat, re-aprendemos a disfrutar de los verdaderos placeres del mundo real. Nos sentamos a conversar, ¡no a chatear! con nuestras queridas familias. No escuchamos música digital: cantamos junto a nuestros hijos. Hablamos de Torá sin la intervención de Alexa o Siri: nuestros hijos no escuchan un podcast, sino palabras que salen desde pulmones humanos y cuerdas vocales.

Las imágenes de nuestra familia alrededor de la mesa de Shabbat, no van a ser compartidas en chat de la familia ni van a terminar en una nube virtual: serán almacenadas en el corazón de nuestros hijos y crearán las memorias que se convertirán en identidad. Y en sentimientos que unirán padres e hijos por generaciones. El Shabbat nos invita a practicar la desconexión con el mundo virtual para construir una familia real.

Nunca fue tan necesario.




KI TISA: Una interpretación personal de las tablas rotas

אמר רבי יהושע בן לוי לבניו: הזהרו בזקן ששכח תלמודו מחמת אונסו, שלוחות ושברי

 לוחות מונחים בארון

ברכות דף ח

En la Parashá de esta semana el pueblo de Israel protagoniza un terrible pecado y uno de los eventos más estremecedores de su historia: la adoración del becerro de oro. Todo esto ocurría mientras Moshé (Moises) estaba ausente recibiendo de Dios las Tablas de la Ley. Cuando Moises desciende del Monte y ve al pueblo completamente descontrolado y adorando a un ídolo egipcio, tiró las Tablas de la Ley y las rompió. Hay mucho, muchísimo, para analizar de todo lo que ocurrió alrededor de este desafortunado evento. Pero quisiera concentrarme hoy en un punto aparente marginal, pero con una gran enseñanza moral para todos nosotros. Como ya sabemos, más tarde Moisés recibió una nueva «copia» de las Tablas de la Ley, que las colocó en el Arca de la Alianza (Aron haBerit). Y la pregunta es: ¿qué pasó con las primeras Tablas, con esos pequeños trozos de las primeras tablas rotas? Nuestros rabinos explican que los restos de las tablas rotas ¡no fueron enterrados! Moshé las recogió y las depositó en el Arca de la Alianza junto con las nuevas tablas. ¿Por qué? Porque las tablas de la ley rotas son un permanente testimonio para que el pueblo judío nunca olvide su pasado, que atesore esas lecciones y aprenda de ellas para su presente y su futuro.

Un famoso rabino del Talmud, el rabino Yehoshua ben Levi, nos enseñó una lección maravillosa inspirado en el hecho de que las tablas no fueron enterradas. “debemos respetar a un anciano que perdió su memoria, y concederle el mismo respeto que tenía cuando su memoria estaba intacta”. No podemos “enterrar” el pasado de una persona, hacerlo desparecer. El presente es importante, pero lo que pasó no debe ser suprimido. Las malas experiencias del pasado, cerradas, dentro del Arca, las cargamos con nosotros como un tesoro. Esta interpretación de rabbi Yehoshua abre la puerta para que mas allá de las piedras podamos extender la idea de tablas Rotas a un nivel humano. Nuestros errores o nuestros dolores, no tienen que estar allí en la superficie de la conciencia, condicionando nuestra felicidad presente. Pero por otro lado, son una parte de nuestro pasado que no debemos enterrar.

Un par de ejemplos.

Muchas veces he tratado que ayudar a individuos que estaban destruyendo sus vidas por su adicción al alcohol. Se negaban a recibir ayuda profesional. Y si bien creo que hice lo posible por ayudar, siempre he sentido que mi asistencia no era suficiente. ¿Por qué? Porque gracias a Dios, no disfruto del alcohol. No sé, ni entiendo hasta al final, esa terrible adicción. Pero tengo un amigo que siempre se ofrece a asistir en estos casos, y su ayuda, sin excepción, resultó ser muy, muy efectiva. Mi amigo no es un psicólogo profesional ni un trabajador social. Es un ex alcohólico. Un hombre que tocó fondo, que perdió todo lo que tenía y amaba, y tuvo que empezar su vida de nuevo. Y ahora, feliz y totalmente recuperado, decidió no enterrar sus «Tablas rotas”. Las lleva siempre con él, en su Arca mental privada, como un recordatorio permanente de lo que tiene que evitar y para ayudar a los demás.

Todos tenemos nuestras tablas rotas. Errores que cometimos o tragedias que sufrimos. En abril de 2016, unas pocas semanas antes de Pésaj, recibí la devastadora noticia de que tenía cáncer de colon en nivel 3. Fue sin duda la experiencia más difícil y dolorosa de mi vida. Gracias a Dios, ahora estoy muy bien. Y por lo general, evito hablar del tema. Los recuerdos de la quimioterapia, las náuseas, el dolor, la fatiga, el hospital, los mareos, los miedos y las lágrimas ya no me afectan en mi vida diaria. Están en mi Arca privada que por general permanece cerrada.

Pero hay momentos en los que abro el Arca y resucito mis tablas rotas. ¿Cuándo? Cuando un miembro de la comunidad, un amigo o un desconocido me cuenta que ha sido diagnosticado con cáncer. En esos momentos, abro el Arca de mi corazón, literalmente, y muestro la cicatriz del «port» de la quimioterapia. Esa cicatriz, una pequeña pero permanente mancha morada en mi pecho, representa mis Tablas rotas. Y cuando alguien que está sentado frente a mí reconoce esas tablas, la conversación se transforma, porque mi interlocutor sabe ahora que yo realmente entiendo por lo que está pasando. Y le ayuda a abrirse y a tener más esperanza. Antes de que yo tuviera cáncer, cuando no tenía esas tablas rotas en mi privilegiada vida, trataba de ayudar o empatizar con los que sufrían, pero no era lo mismo. Mi cicatriz morada se ha transformado en un irremplazable instrumento de gran ayuda para los demás.

Y mis Tablas son también como mi propio MODE ANI personalizado, un permanente recordatorio de que estar vivo es un privilegio por el cual siempre debo agradecer a mi Creador.

Todos nosotros, especialmente los que ya vivimos una buena parte de nuestras vidas, cargamos con cicatrices emocionales o físicas, tablas rotas que llevamos en nuestras arcas privadas. No dejemos que interfieran con disfrutar el presente, ¡pero no las enterremos! Tenemos que atesorarlas y de vez en cuando abrir el Arca y usarlas, para ayudar los demás o a nosotros mismos.

SHABBAT SHALOM




La evolución religiosa de Javier Milei

“El tránsito al judaísmo por parte del presidente [Milei], implica un incomprensible volverse atrás. Es razonable que un judío se haga cristiano, no al revés. …. El judaísmo talmúdico ha aspirado a dominar el mundo: una realización secular y tergiversada de la vocación prometida a Abraham y a su descendencia. …. Con todo respeto, es probable que, así como no comprendió el ser cristiano, tampoco comprenda el ser judío…. me ofrezco para conversar con el presidente sobre el tema religioso. Una persona inteligente como él podría comprender el universo doctrinal del catolicismo y revisar su inclinación al judaísmo.

Extractos del artículo «La apostasia presidencial » por Hector Aguer, ex arzobispo de La Plata, Buenos Aires, ARGENTINA

Ver articulo completo aquí (https://infovaticana.com/blogs/cigona/importante-articulo-del-arzobispo-emerito-aguer/)

ANTISEMITISMO SIN QUERER

Hace unos días, en uno de los numerosos chats en los que participo, recibí un artículo escrito por el ex-arzobispo de La Plata, Héctor Aguer . El arzobispo emerito se refiere allí a la «incomprensible» transición religiosa del presidente argentino Javier Milei desde el catolicismo, la religión de su niñez, hacia el judaísmo.  Mis amigos me lo mandaron como un ejemplo más del antisemtismo en los medios. Yo me niego a catalogarlo así. Para ser más claros: no hay duda de que a este arzobispo no le simpatiza el judaísmo. No hay duda de que repite insensateces antisemitas como que el Talmud aspira que los judíos dominen el mundo, lo cual me hace pensar que Aguer no descree del infame «plan andina”, pero más allá de esas necedades, Aguer se enfoca más en las doctrinas teológicas de su propia fe.

El principio número uno del cristianismo —su razón de existencia— es que la iglesia vino a reemplazar al judaísmo. Que la Torá —que tanto admira Milei—  ya caducó.  La iglesia se proclamó como “el nuevo pueblo de Dios”, literalmente: el nuevo Israel,  y creó un update de la Torá: el Nuevo Testamento, que cancela al antiguo testamento en el plano práctico, y deja sin validez todos sus mandamientos. El plan funcionó. Excepto por un pequeño detalle: los judíos, los supuestamente remplazados, ¡NO desaparecieron del mapa! Se resistían a desaparecer. La iglesia, por su lado, hizo todo lo posible para que esto sucediera: los demonizó, los humilló, los exilió, los persiguió, y trató de convertirlos por la fuerza. Convertir a un judío no era un ejercicio más de misionerismo universal. Convertir a un obstinado judío significaba para la iglesia un desesperado acto que legitimaba sus dogmas más básicos. Porque mientras existiera el judaísmo práctico, no cancelado y relevante, la legitimidad del reemplazante —la iglesia— quedaba en duda.   

Y es por eso que la inclinación judía de Milei, es una terrible pesadilla para Aguer.  Y su resentimiento “teológico” hacia lo  judío, es de alguna manera, indistinguible de su sentimiento antisemita subconsciente.     

MILEI Y LA TORA

El ex arzobispo expresa un «mea culpa», ve con ojos de fracaso que el presidente de su país este considerando “involucionar” hacia el viejo judaísmo. Para el arzobispo, Milei simplemente, ¡se les escapó de las manos!. No estuvo en el radar de la iglesia argentina que no se interesó en Milei, ¡porque no pensó que iba a ganar las elecciones presidenciales!  Fue un error de marketing. Y Aguer sugiere corregir este error y se ofrece gentilmente a hablar con Milei para abrirle los ojos y enseñarle  al presidente que el judaísmo ya pasó.

En ningún momento se le ocurre a Aguer que Milei puede haber descubierto la relevancia de la Torá para su vida y también para su vocación de servicio público. .

¿Qué puede haber encontrado Milei en el viejo testamento?

Veamos.

A lo mejor a Milei le apasiona la historia bíblica del joven Moisés que un buen día la vio: abrió sus ojos, observó la esclavitud de su pueblo y decidió dejar la comodidad del palacio y comenzar su cruzada contra la corrupción del Faraón.

A lo mejor Milei se  identifica con el Moises adulto, el líder que formuló por primera vez  “las ideas de la libertad”,  que llevó a su pueblo hacia su independencia política y religiosa, que enseño al mundo la transparencia en el manejo de los fondos publicos (ver aquí) y le transmitió a su pueblo una constitución Divina con 613 artículos que son la base de la ley y el orden universal, hasta el día de hoy.

Esa Torá de Moisés, que según Aguer caducó, contiene preceptos que impulsan el libre mercado, el respeto irrestricto a la propiedad privada y –un tema menos conocido– la idea de una justicia social que se basa en la solidaridad personal (tsedaká, terumot uma’asrot) sin la intermediación de un estado.  Todo muy relevante para la Argentina con la que sueña Milei en 2024.

A lo mejor Milei descubrió que fueron las leyes bíblicas Noájicas las que por primera vez defendieron el derecho a la vida del feto, equiparando al aborto con el homicidio (Gen 9:6). O que la Torá atribuye el diluvio y la destrucción de la humanidad a la corrupción de los más poderosos —la casta política– que tanto condena el presidente argentino.

A lo mejor Milei admira esas leyes Noájicas que además de promover el monoteísmo, también demandan el respeto supremo a las cortes de justicia, la honestidad a rajatabla (kedé perutá), el rechazo a la inmoralidad sexual y hasta los derechos de los animales  (eber min hajai), un punto que parece ser tan importante para la vida privada de Milei.     

A lo mejor Milei encontró inspiración en la historia del rey Salomón, otro héroe del antiguo testamento. El joven rey rechazó la oferta Divina de riquezas y honores y le pidió al Dios de Israel que le concediera sabiduría para guiar a su pueblo. A lo que Milei, al mejor estilo talmúdico, comenta: “Sabiduría para distinguir entre el bien y el mal,  coraje para elegir el bien, y templanza para persistir en ese camino”, a pesar de que todo el mundo esté en contra.

¿No será que en la antigua Torá de Moises, Milei ha encontrado la sabiduría no solo en la dimensión espiritual sino también política, algo que no abunda en el Nuevo Testamento que delega por completo la administración publica al Cesar de turno?

¿No debería estar usted contento, arzobispo Aguer, como líder espiritual, de que por fin hay un presidente que demuestra una fe inquebrantable en “las fuerzas del cielo” (una expresión no-judía),  que es antiabortista, anti-woke, anticorrupción y que está determinado a eliminar la pobreza combatiendo la emisión monetaria que produce la inflación?   

¿Está seguro que quiere conversar con él y revisar su inclinación al judaísmo? 

¿No será usted el que no la ve?

Rab Yosef Bitton




KI TISA: Moisés, el becerro de oro y los alumnos de 5to grado

LA AUSENCIA
Mi hijo, el Rab David, me contó hace unas semanas que estaba pasando por la habitación de su hija, Tamar, que estaba estudiando por Zoom. Y él escuchó las voces alborotadlas de las niñas — que gritaban se reían a carcajadas y jugaban —en lugar de estudiar. Y le preguntó a su hija: “Tamar ¿qué está pasando?  y ella le dijo: “¡La maestra se desconectó!”. La maestra no estaba allí, presente por Zoom, y eso era todo lo que se necesitaba para el caos: 30 niñas «buenas», sin supervisión, estaban de fiesta.
Nuestra Parashá describe una situación parecida, pero en una escala mucho más grande. Y muy grave. El maestro, Moshé, dejó a sus alumnos. Se “desconectó” del pueblo para recibir las tablas de la Ley en lo alto del Monte Sinaí. Era la primera vez que el pueblo estaba solo, sin supervisión de su líder. Y debemos admitir en favor del pueblo, que dadas las circunstancias se portaron increíblemente bien durante casi 40 días. Pero cuando llegó el momento que todos esperaban a Moshé (que lo habían calculado mal…) y el Maestro no estaba allí, todo se transformó en un tremendo caos. Siempre hay oportunistas, rebeldes, o personas menos maduras (que la Torá llama en hebreo: העם, “el gentío”, el segmento menos educado del pueblo) esperando la primera oportunidad para sembrar la anarquía — la ausencia de ley, el orden y la responsabilidad personal. Ahora, las masas tienen la excusa perfecta para celebrar que el líder no regresó: ¡Que empiece la fiesta!
 
 
LA FIESTA DE LA ANARQUIA
La multitud convocó a Aarón y le exigió: «…haznos un dios que vaya delante de nosotros, porque ese hombre Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le ha sucedido». (Éx 32:1). Aharon trata de ganar tiempo: “¡Mañana hemos una fiesta para Dios!». Al día siguiente, los líderes de la «celebración de la anarquía», se despertaron más temprano que de costumbre, adoraron el becerro de oro y celebraron con comida, bebida y promiscuidad. ¿Cómo pudieron hacer esto? ¿Cómo pudieron las mismas personas, que apenas unas semanas antes escucharon directamente la voz de Dios, pecar de esta manera? Si bien los comentaristas ofrecen diferentes respuestas para explicar este incomprensible evento, creo que la respuesta más simple es que en este momento el sistema de creencias del pueblo dependía absolutamente de la presencia de Moshé. El pueblo judo no estaba emocionalmente maduro. Eran como los alumnos de 5to grado sin su maestro. Sin la presencia visible de Moshé habían perdido la disciplina y el rumbo . 40 días sin Moshé, fue simplemente demasiado. 
¿Quién no ha experimentado en 5to grado esa sensación de libertad / libertinaje cuando el maestro sale del aula? Solamente cuando uno madura y comprende que la educación es para su propio bien, las cosas pueden ser diferente. Cuando uno “madura” desarrolla la autodisciplina moral que no depende de la presencia física del maestro o la autoridad de turno. 
Cometimos un gran error… pero nuestro amado líder, Moshé Rabbenu, nos representó ante HaShem y el 10 de Tishrí, Yom Kippur, fuimos perdonados por el pecado del becerro de oro.
 
La pregunta es ¿qué pasó desde entonces? ¿Aprendimos nuestra lección? ¿Somos ahora lo suficientemente maduros para vivir una vida de santidad y lealtad a Dios sin supervisión? La siguiente historia seguramente nos ayudará a encontrar la respuesta.
 
RECONCILIACIÓN Y TIKÚN
El rabino Levi Yitzjak, conocido popularmente como el Magid de Berditchev (1740–1809), era famoso por su rol como “defensor del pueblo judío”. Tal como lo había hecho Moshé, él también rezaba permanentemente a Dios abogando por Israel, presentando ante el Todopoderoso las virtudes y las obras de bien que realiza nuestro pueblo. Fue durante los días intermedios de Pésaj, mientras caminaba por las calles del barrio judío, que Rabí Levi Yitzjak notó algo que lo inspiró a orar a HaShem y encontrar un argumento muy poderoso a favor del pueblo judío. Confiando totalmente en los resultados positivos, se dispuso a hacer la prueba. Llamó a sus alumnos y les pidió que le buscaran tabaco. Ellos le recordaron al rabino que en la Rusia del Zar, la posesión de tabaco estaba prohibida y sancionada con multas y prisión. Que las autoridades no quitaban los ojos de los contrabandistas y que sería muy difícil encontrar tabaco. Pero el rabino insistió: “Estoy seguro de que por el precio justo encontrarán algo de tabaco para mí” Los alumnos, un poco confundidos, comenzaron a buscar y tal como lo había anticipado el rabino, al cabo de buscar un par de horas en toda la ciudad, encontraron tabaco en grandes cantidades. Se lo llevaron al rabino que estaba contentísimo con los resultados. Pero allí no terminaba la sorpresa de sus alumnos. Acto seguido, volvió a pedirles otro favor: «Habéis hecho un gran trabajo. Pero tengo una nueva misión para ustedes. Por favor, tráiganme un poco de whisky. Vayan y pregunten por todo el barrio judío, ofrezcan la suma de dinero que pidan y tráiganme algo de whisky». Los estudiantes le recordaron a su maestro que si bien no había ninguna prohibición “gubernamental” por la posesión de whisky, era el cuarto día de Pésaj, y obviamente ¡el whisky es Jamets!. Pero el maestro insistió en que intentarán por todos los medios posibles conseguir algo de whisky en el barrio judío. Los estudiantes pasaron horas y horas buscando la bebida alcohólica, ofrecieron fortunas por un poco de whisky … pero no encontraron nada (*)… y regresaron a su maestro con las manos vacías….  
 
¡¿QUIéN COMO EL PUEBLO DE ISRAEL?!
Infinitamente feliz de los fallidos resultados de su última búsqueda, y emocionado hasta las lágrimas, el rabino miró hacia el cielo y dijo:¡HaShem, Dios Todopoderoso: qué orgulloso tienes que estar de tu pueblo Israel, que tanto te quiere y te respeta!  El Zar de Rusia tiene guardias, comisionados y policías dedicados a ubicar y castigar a los contrabandistas de tabaco. Sin embargo, con un poquito de esfuerzo y dinero ¡uno puede encontrar todo el tabaco que quiera! Por el otro lado, mira la fidelidad de tus hijos, el pueblo judío. Han pasado ya más de 3.000 años desde que nos ordenaste observar Pésaj y nadie tiene Jametz. No hay policía, ni guardias, ni tribunales, ni multas, ni cárceles para hacer cumplir esta orden ¡y, sin embargo, todo judo, sin excepción, guarda Tus leyes al máximo nivel!
“Mi KeAmejá Israel—¿Quién es como Tu nación, Israel?! una nación única en el Mundo»
 
Cuando nuestros antepasados hicieron el becerro de oro, se equivocaron . Pero con el tiempo, maduramos y nos convertimos en un pueblo incondicionalmente leal a nuestro Dios y Su Torá.
 
SHABBAT SHALOM
 
 
Dedicado a mi querida nuera, Keren Magid, y a mis nietos Tamar, Mijal y Yosef Yehudá. Karen es descendiente directa, octava generación, del Magid de Berditchev.  
 
 
 Rab Yosef Bitton
 
 
 
•En aquellos días, tanto los judíos Sefaradim como los judíos Ashkenazim se desprendían de todo su Jamets por completo, tal como lo indica la Guemará (ver aquí).



KI TISA: ¿Qué le preguntarías a Dios?

La Parashá de esta semana, Ki Tisá, trata de varios temas. Entre ellos, el episodio del becerro de oro. El pueblo, impaciente por la ausencia de Moshé durante 40 días seguidos, piensa que ha muerto y decide entonces reemplazar a Moshé con un becerro que los guiaría en el desierto hacia la tierra prometida. El becerro (la cría de la vaca) era uno de los ídolos adorados por los egipcios, debido a su gran instinto de orientación: cuando tiene que mamar, el becerro puede encontrar a su mamá aunque estuviera con los ojos vendados. Por supuesto, este episodio representó una gravísima traición a Dios y un regreso del pueblo de Israel a las más primitivas formas de la idolatría. Y todo esto, a poco más de un mes de haber presenciado la manifestación de HaShem en el monte Sinaí, revelando los Diez Mandamientos. HaShem le manifiesta a Moshé que eliminará al pueblo judío. Moshé intercede, reza por ellos, los defiende y le dice a HaShem que también tendría que eliminarlo a él. Al final, en el día de Kipur (10 de Tishréi), HaShem acepta la Tefilá de Moshé y decide perdonar al pueblo de Israel.

Esto es, por supuesto, algo maravilloso, que recordamos todos los años en Yom Kipur. Sin embargo, hay algo más, menos conocido, que ocurrió en ese mismo evento. Luego de que HaShem perdonara al pueblo de Israel, se desarrolla una “conversación” entre Dios y Moshé. Y en un punto, Moshé le dice a HaShem: “הראני נא את כבודך”, que más o menos significa: “Enséñame Tu Gloria”. Los rabinos explicaron que aquí ocurrió algo excepcional. Hasta este momento, la comunicación de HaShem con los seres humanos siempre fue unilateral: HaShem se manifiesta a los profetas o al mismo Moshé Rabenu, transmitiéndoles un mensaje o una visión. Pero en esta ocasión, por primera y última vez, es un hombre el que pudo iniciar “un diálogo con Dios” y preguntarle algo al Todopoderoso, sabiendo que podría esperar una respuesta de su Interlocutor. Moshé tuvo esta única oportunidad y, en cierta manera, representó a toda la humanidad frente a HaShem.

¿Qué le preguntó Moshé a Dios? ¿Cuál es la pregunta que más preocupa a la humanidad con respecto a Dios?

Los Sabios explican que Moshé le preguntó a Dios: ¿Por qué sufren las personas buenas? למה צדיק ורע לו

En mis propias palabras: Si Dios es Todopoderoso y Todo Bondad, ¿por qué permite que les ocurran cosas malas a las personas buenas? Para el hombre de fe, no existe una pregunta más crítica y crucial. A propósito, esta mañana mientras escribía estas líneas, y por pura curiosidad, hice una breve “búsqueda” en Google. Escribí en inglés: “What would you ask God” (¿Qué le preguntarías a Dios?) y lo que encontré me resultó sorprendente. El primer artículo que apareció en la búsqueda reporta los resultados de una encuesta hecha a cientos de estudiantes universitarios (no judíos) a quienes se les preguntó: «Si pudieras preguntarle a Dios sobre cualquier cosa, ¿qué le preguntarías?»

La pregunta número UNO que se registró es muy parecida a la de Moshé…

“¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo? Si Dios es Todo bueno y Todopoderoso, ¿no tiene los recursos para prevenir el mal y el sufrimiento?”

Estoy seguro de que muchos lectores probablemente no compartan mi fascinación con el tema de “la pregunta” de Moshé y estarán impacientes por saber cuál fue la respuesta de Dios a Moshé Rabenu. El judaísmo es único en reconocer que esa pregunta NO tiene una respuesta clara para el ser humano, pero que la Torá nos revela, sin embargo, por qué no podemos obtener una respuesta.

Saber cómo Dios administra Su justicia supera nuestras posibilidades intelectuales y epistemológicas.

HaShem le respondió a Moshé (breve y metafóricamente) que Moshé, o cualquier otro ser humano, nunca podrá ver “el frente” de la Presencia o de la Intervención Divina, solo podrá ver “el dorso” de la Intervención de Dios, la parte de atrás. וראית את אחורי ופני לא יראו

El mejor ejemplo que puedo ofrecer es, irónicamente, un ejemplo visual: el de un tapiz. Solo HaShem ve el tapiz desde el frente. Nosotros, los seres humanos, que estamos restringidos en el limitado tiempo de nuestras cortas vidas y en el espacio de esta dimensión física, solo vemos la parte de atrás del tapiz: los hilos y los trazos que parecen aleatorios y caóticos, los colores, los nudos, los bucles, etc. Para nosotros, todos estos zigzagueos del tejido no tienen sentido, pero hacen posible la imagen perfecta en el frente del tapiz, al que solo Dios tiene acceso.»