PRINCIPIO 3: ¿Cuántos ídolos destruyó Abraham?

 «… שהבורא יתברך אינו גוף, ולא ישיגוהו משיגי הגוף ואין לו שום דמיון כלל».
En esta columna semanal estamos aprendiendo los 13 principios de la fe judía.  Previamente analizamos el Principio Nro 1, que Di-s existe; y el Nro 2, que Di-s es Uno y único.  Hoy aprenderemos  el principio número 3: que Di-s no tiene cuerpo.
Así lo describe el famoso texto ANI MAAMIN: «El Creador, bendito es Su nombre, no tiene forma corporal, ni condiciones corporales que lo afecten. No se puede comparar a Di-s con nada [humano] en absoluto «.
Nuestro primer patriarca, Abraham, no sólo formuló y declaró la idea de que HaShem es «uno». También entendió que HaShem es «invisible», es decir, que no tiene cuerpo ni imagen. Y que Su existencia es categóricamente diferente a la nuestra.   Esta revelación de Abraham Abinu fue tanto o quizás más revolucionaria que la idea de la unidad de Di-s.  Para comprender mejor la magnitud de la impresionante revolución que llevó a cabo Abraham Abinu, describiré muy brevemente cómo concebían los pueblos paganos a sus dioses e ídolos.
Atribuir a Di-s una imagen, figura o incluso una condición humana se llama: «antropomorfismo» y es uno de los rasgos más característicos de las religiones paganas. Los dioses paganos poseen cuerpos de formas humanas, nacen, mueren, tienen deseos y pasiones y luchan contra otros dioses. Esos dioses, en todo sentido, fueron creados a la imagen y semejanza de los hombres que los concibieron.
Los dioses paganos no le regalaban nada a los hombres. No les importaba en absoluto de la humanidad. Poseían pasiones humanas desmesuradas. Y una crueldad sin limites por la cual, ente otras coas, los padres eran capaces de matar a sus hijos y los hijos a sus padres.  La principal preocupación de los dioses era la conspiración, guiada por una insaciable sed de poder. Tomemos como ejemplo a Zeus, el principal dios de los griegos, una civilización «muy avanzada». Zeus, era el dios más importante de los griegos. Su padre, Crono tuvo 6 hijos pero como fue advertido que uno de ellos lo destronaría se comió (sic.) a sus hijos uno por uno. Cuando llegó el turno del sexto, Zeus, su esposa Rea lo engañó y envolvió una piedra en una manta, que fue tragada por Crono pensando que estaba destruyendo a su hijo. Cuando Zeus creció decidió vengar a sus hermanos y matar a su padre. Pero antes de matarlo, lo hizo beber una poción venenosa que lo hizo regurgitar a sus hermanos.   Zeus, fue un dios absolutamente promiscuo, con pasiones desenfrenadas que no podía controlar. Hasta tuvo hijos con mujeres humanas (en realidad eran mujeres que temerosas de confesar un acto de infidelidad o violación alegaban que habían quedado embarazadas de Zeus).    Zeus se la pasaba luchando permanentemente contra aquellos que querían quitarle el poder, que no eran pocos.    Zeus, como todos los dioses paganos, estaba tan ocupado en sus aventuras, guerras y la satisfacción de sus pasiones, que no tenia tiempo y mucho menos interés en los asuntos de los seres humanos. Si Zeus desataba una tormenta no era porque tenía compasión por la humanidad y les enviaba la lluvia que tanto necesitaban. Era porque Zeus tenia que combatir a sus enemigos y los atacaba con rayos, o los ensordecía con sus truenos. Estos dioses-humanos no tenían el menor interés por los seres humanos. Eran el reflejo (superlativo) de los apetitos, y las pasiones más bajas y reprimidas de los humanos que los crearon (generalmente hombres de poder).  A esos dioses no se los servía por amor, sino estrictamente por conveniencia. Los sacerdotes paganos decían por ejemplo, que si sacrificaban a Zeus 10 guerreros éste absorbería el espíritu y el poder de estos guerreros y así lucharía mejor contra sus enemigos, los Titanes. A cambio de este sacrifico, Zeus quizás haría llover en Atenas o haría caer un rayo sobre los enemigos de los griegos.
Esta brevísima ilustración demuestra lo que era la Abodá Zará y nos ayuda a comprender un poco mejor la magnitud de la revolución que llevó a cabo Abraham Abinu, quien vivía entre pueblos que, tanto ellos como sus dioses, eran muchísimo más primitivos y salvajes que los griegos.
La lucha contra el antropomorfismo que inició Abraham Abinu fue sin duda la revolución más importante en la historia del pensamiento humano. Y como era de esperar, provocó muchísimas reacciones en su contra.
Todos conocemos el Midrash que cuenta que Abraham destruyó fisicamente los ídolos de su padre Téraj. Hay que comprender también que la misión iconoclasta de Abraham fue mucho más lejos. Con una sola idea, la idea que HaShem, el verdadero Di-s, no tiene imagen, ni forma, ni necesidades, ni rasgos humanos, ni semejanza alguna con los humanos, desbarató las mentiras de los idolatras, desenmascaró a sus líderes y destruyó los fundamentos de todas las civilizaciones paganas, desde los tiempos de Abraham hasta nuestros días.   
Continuando con este principio, que HaShem no posee cuerpo ni tiene semejanza con los humanos, explicaremos BH la próxima semana qué significa que le hombre fue creado a imagen y semejanza de Di-s.

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TEHILIM # 18: ¿Cómo se salva el búfalo de un león?

Lo primero que sabemos de este salmo es que a diferencia de otros salmos escritos hasta este punto, el Rey David no eleva una suplica a HaShem: en este caso, su oración es una oración de gratitud.
Así dice en el primer versículo, Pasuq 1:: «Un poema escrito por David, cuando HaShem lo salvo de la mano de sus enemigos y de la mano de Shaul» (Saul, el primer Rey de Israel, que en un momento persiguió a David e intentó matarlo).
Creo que este salmo, antes de comenzar,  representa una gran lección.  Todos nos acordamos de Di-s cuando lo necesitamos. Y muy poco nos acordamos de Él para agradecerle.  Pedirle a HaShem es muy importante, pero también debemos saber reconocer Su ayuda, Su intervención y Su protección cuando estamos bien o cuando salimos de un mal momento.
El versículo siguiente, Pasuq 2 es  muy especial:
En hebreo   ארחמך ה’ חזקי.  El Rey David le dice a su Creador, «Te amo, HaShem, Tu eres quien me da fuerza».
Hay varios niveles de relacionarse con Di-os.  Hay quienes creen en Él, pero pocas veces se acuerdan de Él.  Hay quienes se acuerdan de HaShem sólo cuando lo necesitan. Hay quienes  se acuerdan de HaShem también para agradecerle. Y hay quienes piensan en HaShem todo el tiempo. Su conexión con Di-s es tan real que no pueden dejar de ver Su intervención y Su ayuda en todo lo que hacen, y percibirlo en todo lo que pasa. No pueden dejar de pensar en HaShem. Este sentimiento era el que sentía David, lo que lo llevó  a decir a HaShem: «te amo», como quien se dirige a sus padres y en señal de reconocimiento, profundo cariño y agradecimiento por todo lo han hecho por uno les dice que los ama.
Este es el nivel de conexión con Di-s que sentía el Rey de Israel.   David «ve» a HaShem en todo momento, percibe como HaShem lo quiere y lo protege. Lo cual  inspira a David a retribuir su amor al Creador.
David dice que HaShem es «Quien le da su fuerza». Veamos…. Lo que finalmente vence a aquellos grandes hombre que tienen que luchar en tantos frentes a la vez es una sensación de cansancio o agotamiento físico y emocional. Hasta para el hombre más fuerte a veces llega un momento en el que dice»No puedo más», «no me dan más mis fuerzas». David, como lo explica a continuación, estuvo cerca de caer, colapsar por agotamiento, dejar de escapara y rendirse por no haber tenido más fuerzas. Pero encontró que su fe en HaShem, saberlo allí presente, le devolvió las fuerzas que necesitaba.  Por eso lo llamó: חזקי, «mi fuerza», es decir, Tú eres quien renueva mis fuerzas» cuando estas se han agotado.
HaShem no sólo le dio fuerzas a David.  En una avalancha de motivos poéticos, todos relacionado con protección, David dice en el Pasuq 3:  ה’ סלעי ומצודתי ומפלטי אלי צורי אחסה בו מגיני וקרן ישעי משגבי.
«HaShem, Tú eres mi roca» (detrás de la cual encontré mi protección), «Tu eres mi fortaleza» (me ocultaste de mis enemigos), «Tú eres mi salvador» (me ayudaste a escapar de mis enemigos), «Tu eres mi Todopoderoso Protector» (me salvaste obrando milagros) «en Ti me refugié» (me hiciste invisible ante los que me perseguían) «Eres mi escudo» (me cuidas aún cuando no te lo pido, aún cuando no percibo que me estás protegiendo).
La próxima metáfora requiere una explicación un poco más detallada: קרן ישעי  significa literalmente, «Tu eres el cuerno de mi salvación». Para entender esta metáfora hay que imaginar una pelea entre un búfalo y un leon.  El leon es el rey de la selva y se alimenta de búfalos. Para el búfalo hay un solo elemento que lo separa de la muerte, lo único con lo cual es capaz de defenderse ante su poderoso depredador: sus cuernos. Sus cuernos son su salvación, su última linea de defensa. A David lo persiguen enemigos que son tan poderosos y voraces como los leones. David es su presa. Una presa fácil y vulnerable. «un búfalo sin cuernos». Pero HaShem lo salva de las garras y de los dientes de sus enemigos, como los cuernos salvan al búfalo.
La ultima palabra de este versículo es משגבי, «mi sostén, mi apoyo». David no tiene que arrodillarse derrotado ante sus enemigos. HaShem no sólo salva la vida de David, también salva su dignidad y su honor.
Luego de enumerar detalladamente todo lo que HaShem hizo por él, David haMelej termina este largo Mizmor asegurando que su agradecimiento a HaShem no será un evento aislado.
En el Pasuq 50 dice:
«Por todo esto, HaShem, te agradeceré públicamente ante todos los pueblos y a Tu nombre dedicaré mis poemas» .
¿Cumplió David con su promesa?  Por supuesto. David no archivó sus Salmos en un «diario personal». David escribió sus palabras de gratitud, componiendo este Salmo y gran parte del libro de Tehilim, en señal de publico reconocimiento a HaShem. Y sus palabras nos ayudan a nosotros su pueblo Israel, (e incluso a muchos otros pueblos, como David lo predijo) a encontrar la inspiración más profunda para alabar y agradecer aHashem.

 




ABOT 1:1: Una cerca alrededor de la ley

 

Al comenzar esta semana explicamos los dos primeros enunciados de los Anshé Kesenet haGeuedolá, los hombres de la Gran Asamblea, quienes se pronunciaron respecto a la justicia y a la educación (ver aquí).
Hoy examinaremos el tercer enunciado, la tercera pauta que establecieron estos legisladores de Am Israel hace 2500 años atrás. En este caso, se trata de un principio que tiene que ver no sólo con la ley, el orden y la educación sino también con el comportamiento individual.
«va’asú siyag laTorá» significa literalmente: «y haréis un vallado alrededor de la Torá», es decir, establecer leyes que protejan a la ley, y al individuo de sí mismo, de cometer una mayor transgresión involuntariamente. Y esto se hace «extendiendo» la prohibición un paso más atrás. Un vallado es lo que establece un guardabosque, erigiendo una cerca unos pasos antes de un precipicio, para que los que visitan el bosque no se acerquen demasiado al precipicio, y por distracción o por lo atractivo del paisaje, se puedan caer.
Hay muchísimos ejemplos de siyag la Torá en todas las areas de la ley judía (muqtsé, basar ‘of bejalab, harjaqot, etc.). Estos vallados son mandamientos rabínicos, humanos, establecidos como pautas de sentido común para resguardar los mandamientos Divinos, bíblicos.  Vale aclarar que no cualquier rabino puede establecer «vallados a la Torá». Solamente la Corte Suprema de Justicia Rabínica (בית הדין הגדול), que existió desde los tiempos de Moshé Rabbenu hasta la clausura del Talmud (año 500 de la Era común) puede promulgar este tipo de leyes.
Hay muchos ejemplos de este tipo de vallados en la sociedad moderna. A una persona que sufre de adicción al alcohol y se quiere rehabilitar se le aconseja no frecuentar bares, ni fiestas donde se bebe, ni salir con amigos que beben alcohol. Todos estos vallados y restricciones adicionales son necesarios para que quien quiere recuperarse de su adicción se proteja de sí mismo, y de la tentación que puede llegar a ser «irresistible». Es mucho más fácil resistirse de entrar a un bar que resistirse a tomar alcohol una vez que uno tiene una copa en la mano….
En la ley judía uno de los ejemplos más famosos de los «vallados a la ley» fue establecido por el Rey David y la corte que él, como juez principal, encabezaba. Esta ley se llama Iyjud.
La ley de Iyjud (ייחוד , se pronuncia «ijud») significa que un hombre y una mujer que no son marido y mujer, o padre e hija, etc. deben evitar recluirse o permanecer solos en una habitación u oficina que esté trabada o cerrada con llave.   La presencia de otras personas en el recinto, o incluso el hecho que el recinto donde están sea accesible desde afuera, evita o disminuye significativamente la posibilidad de cualquier tipo de acoso o abuso sexual. Y viceversa. Esta prohibición no existe en la Torá de una manera explícita. Fue legislada por el Rey David luego del incidente que tuvo lugar entre Amnón y Tamar.
El caso particular de Iyjud, es hoy, creo yo, más relevante que nunca.
En el aeropuerto de Nueva York, si alguien que pasa por los controles de seguridad del TSA lleva algo debajo de sus ropas, por ejemplo, un hombre que lleva el talit qatan abrochado con una tik-tak de metal, tendrá que ser escoltado a una oficina cerrada, donde se le ordenará sacarse la ropa. Pero todo ese tiempo, desde que entra hasta que sale, estará acompañado  siempre no por uno, sino por dos oficiales de su mismo género. Es como que el concepto de Iyjud, lejos de haber pasado de moda, cada vez se entiende y se aplica más como una precaucióncon muchísimo sentido común que evita situaciones potencialmente desastrosas.
Recuerdo que hace unos años participé en un congreso de rabinos organizado por la Orthodox Union. Un abogado nos habló sobre este tema y nos recomendó que, como regla, siempre que atendamos a una persona dejemos la puerta de nuestra oficina entreabierta o por lo menos sin llave, como una forma de prevención general. Nos contó que en los Estados Unidos hay una enorme conciencia sobre este tema y que muchos profesionales, médicos, dentistas, psicólogos han establecido pautas similares, evitando al máximo estar con un paciente o un cliente a solas en un cuarto cerrado, para prevenir situaciones –o denuncias– de abuso sexual.
Para terminar, hace unos 6 años atrás un rabino norteamericano tuvo una audiencia con el Papa anterior, Benedicto. Era el tiempo en que la Iglesia de Nueva York había recibido cientos de denuncias de abuso sexual, pedofilia, etc.      Este rabino, creo que con la mejor intención, le sugirió al Papa que la iglesia adoptase la ley judía de Iyjud, y la estableciera como política eclesiástica: ningún sacerdote se puede reunir a solas con un alumno, niña o niño, en un recinto cerrado. Y que siguiendo esta simple regla se reducirían al mínimo los problemas que causaban tanto daño a cientos o miles de menores.
No sé lo que pasó al final, pero una vez más me di cuenta de la infinita sabiduría de nuestros maestros, sabios y jueces que hace 2500 años supieron establecer leyes que recién hoy la humanidad llega a valorar, apreciar y emular.

 




El Rab Jayim Carigal (1732-1777) y la universidad de Yale

Los primeros judíos que llegaron a los Estados Unidos en los tiempos coloniales, eran judíos Sefaradíes que habían escapado de Recife, Brasil, donde eran perseguidos por la Inquisición Portuguesa.  En Septiembre de 1654 un grupo de unos 25 judíos llegaron como refugiados al puerto de New York, que en ese entonces se llamaba New Amsterdam. Con el tiempo se formaron otras comunidades en las colonias americanas. La más importante de estas comunidades se formó en la ciudad de Newport, Rhode Island.

La comunidad de Newport floreció especialmente en el siglo XVIII, de la mano de Aaron Lopez. Aaron Lopez llegó a Newport en 1752 desde Lisboa, con el nombre de Don Duarte Lopez. Por 150 años sus ancestros habían vivido en Portugal como «Marranos», es decir, simulando que eran católicos, para escapar de la Inquisición que prohibía la práctica de la religión judía.  Aaron Lopez se transformó en un empresario importantísimo y muy próspero. Llegó a tener su propia flota de 80 barcos mercantes.

El Rab Jayim Rafael Carigal (o Karigal) nació en 1732 en la antigua Kehilá Sefaradí de Jebrón. Estudió en la Yeshibá de Jebrón, fundada y mantenida por Abraham Israel Pereira, de Amsterdam. El Rab Carigal era un alumno prodigioso y se recibió de rabino a la temprana edad de 17 años. La comunidad judía de Israel, si bien era el centro espiritual de los judíos de todo el mundo, era muy pobre, y necesitaba el apoyo permanente de los judíos de la diáspora. El Rab Carigal fue designado por sus colegas para ser un «Shaliaj deRabanan», un representante de los Rabinos, y colectar fondos para ayudar a los Yehudim de Israel. En ese entonces los rabinos que salían en esta misión eran cuidadosamente elegidos, especialmente en base a su erudición. Se elegía a los más eruditos, ya que se esperaba de ellos que no sólo recaudaran fondos para Israel, sino que también pudieran enseñar Torá a los judíos de la diáspora.

El Rab Carigal llegó a Newport, Rhode Island, en 1773. Allí fue recibido y hospedado por el Sr Aaron Lopez, quien dijo que el Rab Carigal era el judío más erudito que alguna vez haya llegado a las Americas.
Ezra Stiles era un pastor protestante, amigo de Aaron Lopez. Stiles amaba y admiraba fervientemente todo lo que se relacionaba con el judaísmo, y especialmente la lengua hebrea. Decía que sin tener un sólido dominio de la lengua hebrea era imposible entender la Biblia.
Cuando Stiles se enteró de la llegada del rabino Carigal a Newport, se apersonó a la Sinagoga «Touro» y se sentó a escuchar el sermon del Rabino Carigal.  Según Stiles cuenta en su diario , era el día de Shabuot, 28 de Mayo de 1773. El rab Carigal, como era la costumbre en las comunidades Sefaradíes, pronunciaba su sermón en español, con algunas palabras en hebreo.  Stiles quedó fascinado con la personalidad y la erudición del Rab Carigal y le pidió reunirse con él.  El Rab Cariigal y Ezra Stiles se reunieron 28 veces.    Stiles se convirtió en uno de los mayores admiradores del Rab Carigal. Le hizo muchas preguntas acerca de la religión judía y la lengua hebrea, y cuidadosamente registró todas las respuestas que recibió. Esos escritos y una colección de cartas en hebreo entre Stiles y el Rab Carigal se encuentran en los archivo de la universidad de Yale. Antes de que partiera de newport, Stiles encargó que se hiciera un retrato del rab Carigal.
En el año 1778 Ezra Stiles fue designado como el 7mo presidente de la universidad de Yale. En 1782, entregó a la universidad el retrato del rab Carigal, que allí se encuentra hasta el día de hoy.
Rabbi Carigal

 

En 1776 Stiles estableció que todos los alumnos de Yale debían tomar obligatoriamente, durante el primer año, un curso de lengua hebrea.  Y si bien este curso ya no sigue siendo hoy obligatorio, todavía queda mucho en Yale de lo que el Rab Carigal le enseñó a Ezra Stiles. Entre otras cosas el escudo de la universidad de Yale, que lleva las palabras hebreas URIM VETUMIM.

 




PRINCIPIO 2: Monoteísmo vs Sincretismo

אני מאמין באמונה שלמה, שהבורא יתברך שמו, הוא אחד ויחיד
En esta columna estamos analizando uno por uno los 13 principios de la fe judía. Anteriormente vimos  el primer principio: Creer que Dios existe. El segundo principio, monoteísmo, consiste en creer que Dios es UNO.
El monoteísmo incluye también otro elemento muy importante, que está explícitamente indicado en el Segundo de los Diez Mandamientos: «No tendrás otros dioses delante de Mí».
Este elemento, exclusividad, es la forma en que el pueblo judío practicó el monoteísmo desde el comienzo.  Y en este sentido, el monoteísmo fue quizás el valor que más protegió al pueblo de Israel durante su larga historia. Y también el que más caro le costó…
Para comprender con más profundidad estos dos ángulos del monoteísmo, debemos primero entender qué es el «sincretismo». En la antigüedad era muy común que los pueblos lucharan permanentemente unos contra otros.  Había muy pocos períodos de paz. Mucho, muchísimo menos, de lo que hay ahora. Los imperios se levantaban sobre las ruinas de otros imperios, y trataban continuamente de conquistar a todos los pueblos a su alrededor. Este tipo de guerras de conquista era la forma que los imperios o los pueblos poderosos se enriquecían: especialmente con los impuestos que cobraban a los pueblos conquistados, los esclavos que conseguían, etc. Cuando un pueblo conquistaba a otro, aparte de cobrarles altísimos impuestos también imponían su religión, sus dioses. Pero, cuando imponían sus dioses no demandaban que el pueblo sometido se deshiciera de sus ídolos locales. Simplemente exigían que ahora sirvieran también o en primer lugar, a los dioses de ambos pueblos. Esto era extremadamente común y nadie lo veía mal. ¿Qué diferencia existe entre servir a 5 o a 10 dioses?  Servir nuevos dioses no era sólo la prerrogativa de los derrotados. Así, cuando los asirios conquistaron a los fenicios, impusieron a su dios Marduk, pero también adoptaron al dios fenicio Melkart, que estaba de moda en todo el mediterráneo.
A este fenómeno, servir simultáneamente a dioses de dos religiones diferentes, se lo conoce como «sincretismo».
El sincretismo también era muy común cuando dos o más pueblos querían forjar una alianza para unirse contra un enemigo común. Adoptar a los dioses de otros pueblos, sin renuncias a los propios, era un gesto de amistad entre los pueblos.
El sincretismo era la norma aceptada entre todos los pueblos del mundo, con una sola excepción: Israel.
El monoteísmo de la Torá no solo se opone al politeísmo, sino también al sincretismo.   Cuando Alejandro Magno conquista Yehudá, allá por el año 350 aec, demandó, como lo más natural que los Yehudim colocaran una estatua de Zeus en su Templo. Y no podia entender cómo y por qué los Yehudim estaban dispuestos a sacrificar sus vidas antes de aceptar a Zeus. Al fin y al cabo, razonaba Alejandro, ¡no les estamos exigiendo que dejen de servir a su Dios, sólo debían aceptar un dios adicional, como lo hace el resto del mundo!
Muchos historiadores dicen que el rechazo al sincretismo que practicaron nuestros padres,  y por el cual estaban dispuestos a entregar sus vidas, contribuyó a crear los primeros sentimientos anti judíos. ¿Por qué? Porque los pueblos del mundo no comprendían que la creencia en un sólo Dios implica también servir a ese Dios en «exclusividad». Entonces, no era de extrañar que los pueblos gentiles nos percibieran como «intolerantes» o «intransigentes».
No conocían el concepto de exclusividad que se desprende del segundo de los Diez Mandamientos. Y sin esta exclusividad el pueblo judío hubiera desaparecido hace ya mucho tiempo atrás. Nuestros valores y principios se hubieran diluido y mezclado con multiples culturas y religiones.  De haber renunciado a la práctica del monoteísmo ח»ו, estaríamos ahora donde están los fenicios, los asirios y los griegos. En los museos de historia antigua.



TEHILIM # 17: ¿Cómo se dice en Hebreo «un buen corazón»?

Este Mizmor (Salmo) de Tehilim es una «Tefila» (plegaria) en la cual el Rey David  le suplica a HaShem que lo libere y lo proteja de sus enemigos. No sabemos bien si esos enemigos son sus enemigos externos, los Pelishtim (Filisteos) y otros pueblos contra quienes David peleaba una vez que fue Rey, o sus enemigos internos, los nobles y otros hombres en la corte que conspiraban contra David. Quizás se trataba de los soldados del rey Shaul, que buscaban eliminar a David, antes de que este fuera Rey. Si este fuera el caso, sabemos que al final los soldados dejan de perseguir a David, ya que el Rey Shaul tuvo que movilizar sus tropas para enfrentar a los Pelishtim.  De ser así, sabríamos cómo y cuándo la «plegaria de David» fue escuchada por HaShem.
Este Salmo es relativamente largo y abunda en metáforas y motivos literales.  Explicaremos sólo algunas de estas metáforas.
David describe con dos profundos ejemplos cómo espera que haShem lo cuide de los que lo persiguen.
Pasuq 8: «Cuídame como la pupila del ojo, protégeme a la sombra de Tus alas».
La pupila es la parte mas sensible del ojo. Y está protegida por los párpados de una manera maravillosa. Si un objeto extraño se acerca amenazantemente hacia el ojo, no es necesario que la persona haga un movimiento voluntario par defenderse. Ya que los párpados se cerrarán automáticamente, instantáneamente.  David le pide a HaShem que lo proteja de sus enemigos como los párpados protegen a la pupila.  Es decir, que aún cuando David no sospeche que lo están amenazando,  HaShem opere Sus defensas para protegerlo.
«A la sombra de tus alas».  En este caso, David ha Mélej le pide a HaShem que lo proteja como el águila protege a sus pichones. Las águilas cubren a sus pichones «completamente» con sus alas. Los proteges con su cuerpo, de una manera que quizás ningún otro animal puede hacer (con excepción, quizás de los canguros). Oculta a sus crías de los ojos de sus depredadores.  David le pide a HaShem (y esta interpretación es quizás una evidencia más de que los enemigos son los soldados del Rey Shaul) que lo proteja de sus enemigos, «haciéndolo invisible», en otras palabras, haciendo que sus enemigos no lo vean, no lo descubran cuando él se oculta.
También es interesante ver cómo el Rey David describe a sus enemigos.
En el Pasuq 10, dice el rey de Israel: «Su sebo rodea [su corazón], y sus bocas hablan con vanidad». 
La segunda parte de este pasuq (versículo bíblico) es muy clara: los enemigos del Rey no son hombres humildes, que buscan la verdad o el bien de su pueblo. Todo lo que buscan es su propio bien. Acrecentar su poder para ostentar y disfrutar de la reverencia del pueblo. En última instancia, lo que estos individuos quieren es satisfacer su sed de  honor y su insaciable vanidad.
La primera parte del pasuq, «sebo en el corazón», requiere una explicación menos corta.
De acuerdo a Rashí, el rey David acusa a sus enemigos de tener los corazones rodeados de sebo. ¿Que significa eso?
En primer lugar, en hebreo como en inglés o en castellano, el corazón es el órgano que se relaciona con los sentimientos, y especialmente con la sensibilidad. Cuando se dice de una persona que tiene «un buen corazón», no nos referimos a lo que diría un cardiólogo cuando describe a un paciente sano, nos referimos una buena persona.
Ahora bien, hay una curiosa diferencia entre el idioma hebreo y otros idiomas en cuanto a las metáforas o motivos literarios que se utilizan con respecto al corazón. Por alguna razón (que por cierto desconozco), en inglés o español se habla de un «corazón de oro» para describir una persona con muy buenos sentimientos. En hebreo bíblico, sin embargo, un corazón de oro seria una expresión ofensiva.  El profeta Yejezquel, por ejemplo en el pasuq 36:26, habla de dos corazones: un corazón duro, «de piedra» y un corazón blando «de carne». Me imagino que en el universo de las metáforas Bíblicas, y aunque Yejezquel no lo mencionó explícitamente,  el «corazón de oro», por ser duro, seria más parecido al de «piedra» que al de «carne».
En otras palabras, el corazón ideal no es de piedra ni de oro, sino blando. Pero hay una metáfora adicional que indica que aunque sea de carne, el corazón, a veces, necesita reparación.
La Torá dice en Debarim 10:16  ומלתם את ערלת לבבכם «Y circuncidareis el prepucio de vuestro corazón …».
¿Qué significa la circuncisión del corazón? Nuestros corazones son susceptibles de crear un tejido adiposo («sebo», en la metáfora de Tehilim) que se considera como un prepucio del corazón. Esta capa adicional se va formando cuando perdemos sensibilidad y dejamos de sentirnos incómodos frente a las cosas malas que suceden a nuestro alrededor.   Un corazón rodeado de sebo, es un corazón insensible. Que de acuerdo a la Torá debe ser circuncidado.
El Rey David describe a sus enemigos con esta metáfora Bíblica.  Son gente con un corazón que no siente («sin corazón» diríamos en castellano), con sentimientos que están enterrados bajo una gruesa capa adiposa que ha crecido a su alrededor, y que no han sabido remover.

 




Dime cómo te llamas… y te diré tu contraseña

En hebreo, cada letra tiene un valor numérico, de acuerdo al orden en que esa letra aparece en el abecedario. ALEF es la primera letra del alfabeto, y su valor numérico es 1. BET, la segundo, es 2. YOD es la décima y su valor numérico es 10. La siguiente letra, KAF es 20, Lamed 30, etc. La letra numero 19 QOF, tiene el valor numérico de 100. La siguiente RESH 200, y la última letra del alfabeto hebreo, TAV, equivale a 400.
Esta simple técnica es conocida como GEMATARIA (o GEMATRIA, valor numérico de letras). La GEMATARIA es muchas veces utilizada por los Jajamim para asociar entre diferentes palabras con un valor numérico idéntico y establecer ciertas comparaciones ente las ideas que estas palabras sugieren. Por ejemplo, los Jajamim explicaron en la Gemará Makot:    תורה צוה לנו משה  «La Torá nos fue transmitida por Moshé…», que la palabra Torá en GEMATARIA suma 611 (TAV=400, VAV=6, RESH=200 y HE= 5) y nos recuerda que de los 613 preceptos, 611 nos fueron entregados por Moshé y 2, los primeros dos mandamientos, que están escritos en la primera persona del singular, fueron trasmitidos directamente por HaShem.
En general, los Yehudim siempre usamos las letras para escribir números antes de que el moderno sistema de numeración (1,2,3) fuera establecido. El sistema de numeración por letras hebreas todavía está en uso. Por ejemplo, para la numeración de páginas o referencias en los libros judíos tradicionales, como Siddurim, etc. se usan letras. En la Gemará las páginas se reconocen por letras (la pagina KAF DALET= 24), los capítulos y versículos de la Torá también se referencian con letras, y no con números.  Un ejemplo más: el calendario hebreo se expresa con letras. Ahora estamos en el año 5776 que en hebreo es HE (5) TAV (400) SHIN (300) ‘AYIN (70) VAV (6) = התשע»ו.
Sugiero que los que deseen practicar el alfabeto hebreo y aprender el valor numérico de sus letras usen este método para construir sus contraseñas personales. En nuestros días necesitamos de contraseñas que puedan ser recordadas fácilmente y/o que sea simple recuperarlas cuando las hayamos olvidado.
La siguiente es una idea para crear contraseñas sólidas y seguras, mientras aprendemos o practicamos el abecedario hebreo:
1. Primero hay que reducir todas las letras a su valor mínimo, es decir, a un dígito, sin contar decenas ni centenas. Así, por ejemplo, aunque el valor numérico de la letra TAV sea 400, para nosotros será 4. Lo mismo pasará con la letra KAF, que en lugar de 20 será 2.
2. Una vez que entendimos este principio podemos proseguir a traducir a números nuestro nombre en hebreo.  Mi nombre hebreo es YOSEF. En hebreo son 4 letras YOD=10, VAV=6, SAMAJ= 60 y PE=80. De acuerdo a lo que explicamos anteriormente,  reducir el valor numérico de las letras a un sólo dígito, el valor numérico de YOSEF es entonces «1668».   Si alguna vez me olvido del  número 1668, todo lo que tengo que hacer es volver a traducir a números mi nombre hebreo.
3. Hay varias combinaciones posibles para formular una clave secreta muy sólida.  Puedo escribir mi nombre hebreo en números 1668 y agregarle mi apellido en letras comunes. La contraseña 1668bitton o bitton1668 es sólida, difícil de olvidar y muy fácil de recuperar si la olvido.
4. Un ejemplo más con el nombre hebreo más popular que conozco: Daniel Cohen (tengo 7 amigos que se llaman Daniel Cohen!). «DANIEL» דניאל  DALET=4, NUN=50, YOD=10, ALEF=1, LAMED=30. «COHEN» כהן KAF=20, HE=5, NUN=50.   El nombre «Daniel Cohen» se puede escribir entonces «45113cohen» o «daniel255» o si queremos convertir el nombre y el apellido en números obtendríamos  45113255: 4 (DALET), 5 (NUN), 1 (YOD) 1 (ALEF) 3 (LAMED) 2 (KAF) 5 (HE) 5 (NUN).
Este sistema funciona sólo en un sentido: uno puede convertir su nombre hebreo en números y luego recordar fácilmente ese número. Pero no se podrá adivinar con facilidad que 1668 corresponde a  «Yosef», o que 45113255 indica «Daniel Cohen»



TEHILIM # 16: La verdadera fe judía

שויתי ה’ לנגדי תמיד
En este hermoso Mizmor el Rey David describe su fe en HaShem (Dios). En el versículo 5, explica que si realmente queremos lograr el nivel adecuado de la fe,  primero tenemos que reeducarnos en términos de lo que es y lo que no es nuestro principal objetivo en la vida, nuestra misión.
Luego, en el versículo 8 el Rey David describe la verdadera fe judía. Este versículo es tan importante que está escrito en la mayoría de las sinagogas, por encima del hekhal, el Arca donde se guarda la Torá, y está bien visible para todos en el momento de la Tefilá (plegarias).
En el último pasuq, versículo 11 David concluye su idea: su conexión con Dios es la fuente de su felicidad y lo que le da placer en este mundo y más allá.
Ahora veremos con más detenimiento estos tres versos.
David afirma que HaShem es su último refugio y salvación. Él sabe, y declara,  que todas las cosas buenas que le ocurrieron, han venido de HaShem. El rey de Israel rechaza toda forma de  idolatría y cualquier otro servicio, excepto servir al verdadero Dios.
ה’ מנת חלקי וכוסי
En el versículo 5 se expresa una idea muy profunda: «HaShem, tú eres mi posesión y mi copa». Radaq (Rabí David Qimji, España 1160 -1235) explica el profundo significado de estas palabras. Mientras que para la mayoría de la gente su principal objetivo en la vida (su «posesión» más deseada) y su deseo más profundo es ganar dinero y poseer riquezas, para poder satisfacer todos sus apetitos e instintos («copa), para el Rey de Israel, la principal aspiración existencial es conectarse con Dios. Sentirse cerca de HaShem, satisface todos sus deseos y ambiciones. También sugiere que si verdaderamente queremos sentir la presencia de Dios,  debemos desenfocarnos de la persecución de metas puramente materiales.
אתה תומיך גורלי
«Tú sostienes mi destino». Para el rey David no es necesario recurrir a los oráculos o adivinos, como los adoradores de ídolos hacen cuando están temerosos por la incertidumbre de su futuro. Si estoy cerca de HaShem, razona David HaMelej, Él guiará mi destino, y no tengo nada que temer. Porque incluso si las cosas no salen como yo quiero, yo sé y creo que HaShem está sosteniendo mi destino, lo está manejando según Su infinita sabiduría  y voluntad.
שויתי ה ‘לנגדי תמיד
En el versículo 8 David escribe lo que se considera la máxima expresión de la fe judía «He de poner a HaShem continuamente delante de mí, a mi derecha, por lo cual no voy a tropezar». Para David HaMelekh «Emuná» (la fe judía) no es sólo una cuestión de creencia. La verdadera «Emuná» obviamente comienza con el elemento de «creer», pero va mucho más allá de la creencia. «Emuná» en las palabras de David significa visualizar y sentir que HaShem está presente, tan presente como mi mano derecha. La palabra clave es «tamid», siempre, continuamente. Mi «Emuná» crece en la medida que desarrolle una conciencia más continua de la presencia de HaShem. Y viceversa. Si mi conciencia de la presencia de HaShem es esporádica, y despierta casi exclusivamente en tiempos de necesidad, entonces mi Emuna está lejos de ser perfecta, aún cuando yo declare que creo fehacientemente en Dios. La misión más importante en la vida de un Yehudí es desarrollar la conciencia de la presencia de Dios, y que esta conciencia quede en su mente y en su corazón tanto tiempo como sea posible.
כי מימיני בל אמוט 
«Porque cuando está a mi lado derecho, no voy a tropezar». ¿Cuáles son las consecuencias de tener una conciencia permanente de HaShem? Cuando la presencia de HaShem guía mi vida y regula lo que hago o dejo de hacer durante el día, cuando vivo una vida «consciente de que HaShem me está observando», entonces voy a obrar permanentemente con rectitud. Y no voy a tropezar, moralmente hablando.
Otra explicación  alternativa o complementaria es: ¿Cuál es la manera de mantener una conciencia continua de la presencia de HaShem? Viviendo una vida justa. Una vida guiada por Su Torá me garantizará que voy a tener a HaShem siempre frente a mí, y esa conciencia me va a impedir que me desvíe del camino de la rectitud.
תודיעני אורח חיים שובע שמחות את פניך נעימות מימיניך נצח
En este último pasuq (versículo 11) David HaMelej concluye: תודיעני אורח חיים «Enséñame el camino de la vida», Tu Torá. Y al hacerlo שובע שמחות את פניך voy a encontrar la felicidad eterna, que viene de vivir consciente de Tu presencia; נעימות מימיניך נצח y mientras otros placeres de la vida son sólo gratificaciones limitadas y temporales, el placer y el gozo espiritual  que uno siente al estar conectado con HaShem, es ilimitado y eterno.



¿Cómo se escriben las letras hebreas en español?

PREGUNTA de un LECTOR:
Rabino, tengo una pregunta que quizás sea insignificante ¿por qué Usted usa  la «Q» en lugar de la «K» para traducir del hebreo al español, por ejemplo cuando Usted escribe «Bet haMiqdash», también he visto que Usted escribe «qabbalá» en lugar de «kabbalá»? 
Estimado amigo, el idioma hebreo es un idioma muy distinto al español o al ingles. Y no todas las consonantes en hebreo tienen su equivalencia perfecta en español.  Si repasamos el vocabulario veremos que, por ejemplo, la letra JET ח y muy especialmente la letra AYIN  ע, son imposibles de transliterar (o traducir, como dice Usted). De manera que cuando hacemos la transliteración del hebreo al español, no hay una sola forma de hacerlo, y adoptamos ciertos convencionalismos. Yo, por ejemplo, opté por escribir la letra צ, que no tiene ningún equivalente en lenguas no semíticas, por «ts» en lugar de «tz», porque así la tradujeron los primeros judíos que escribieron libros de Torá en castellano (siglo 16) o en ingles (siglo 17).  Nuevamente, no quiere decir que esa es la única manera de escribir esta letra.     Respecto a la Q por la letra hebrea ק, es mucho mas fácil de explicar.   
 
Si usted observa los dos vocabularios, el hebreo y el español, verá que hay una equivalencia bastante precisa en el orden de los dos vocabularios.  
Muy brevemente
La letra א es un letra muda, y equivale a la H en español moderno, pero el equivalente ordinal seria la letra A .
La letra ב evidentemente es la B.
La letra ג equivale a la C. Hay algunas palabras que aún conservan esta equivalencia ג=C. Como גמל, «gamal» , «camello». 
Luego, la letra hebrea ד, que es evidentemente la D.
Hasta acá , como usted verá, tenemos el equivalente casi perfecto de ABCD. 
Luego se complica, pero sólo un poco. 
En hebreo, las vocales no son parte del alfabeto, como ocurre en español. Es por eso que la letra ה se convierte en la E. 
La letra hebrea ו, que es una «v», como se pronuncia en España, es muy cercana a la F.
La ז es parecida a una G en inglés, cuando ésta es seguida de una «e» o una «i», por ejemplo, «genes» o «page».
La letra ח en Israel muchas veces se expresa con la H, como en «Haifa» o «Hadera» (Yo escribí ayer en mi halajá of the day en ingles, Rabbi Yehuda «Hayyat»).
La letra ט,  no tiene equivalencia en español. Realmente no sé por qué…. 
La letra י es la «I» latina.
La letra hebrea כ es la «K».
Las letras ל, מ, נ, son L, M, N. 
La ס no tiene una equivalencia clara. Es posible, pero no estoy seguro, que las letras repetidas (hay dos «T»  y dos o tres «S» en hebreo) se expresen en le abecedario español una sola vez…
La letra ע, se hizo una vocal: «o». Lo mismo pasó con la א que se hizo A y con la ה que se hizo E.
La letra פ es la «P» .
La צ no tiene equivalencia…. (lo mas cerca es una «S», y de ser así,  se transferirá al español una sola vez).
Y finalmente llegamos a la letra que Usted me preguntó: la ק, que evidentemente equivale a la Q, no a la K. Esa es la razón por la cual prefiero escribir «MiQdash» a escribir «MiKdash», etc.
Para terminar, las 3 próximas letras, creo que no requieren mucha explicación: ר, ש, ת equivalen evidentemente a R, S, T. 

 




PRINCIPIO 1: ¿Por qué los judíos creemos en Dios?

אתם עדי, נאום ה’
En su Pirush haMishanyot, Maimónides (1135-1204) formuló los 13 principios de la fe judía.
«El primer principio consiste en creer en la existencia de Dios».En su libro Mishné Tora Maimónides describe la creencia en Dios, en primer lugar,  como «conocer a Dios» (ידיעת ה’).
¿Qué es el conocimiento de Dios? 
Nosotros, el pueblo judío, experimentamos colectivamente la revelación de Dios en el Monte Sinaí, cuando nos fue entregada la Torá y celebramos el pacto (berit) con HaShem. En un sentido absolutamente técnico, nuestro conocimiento de Dios, el saber de Su existencia, se basa en este evento histórico. En este nivel muy básico, nuestra fe en Dios está íntimamente relacionada, y es dependiente, de la fe que tenemos en nuestros antepasados. Es decir: Yo creó en mis padres, que creyeron en sus padres, que creyeron en sus padres, etc. que creyeron en sus padres que experimentaron «personalmente» la revelación de Dios en el monte Sinai.  Esa generación, los que salieron de Egipto, «escucharon» la palabra  de Dios al revelar los 10 mandamientos (ver Shemot-Exodo- cap 19, 20 y 24). 
Algunas reflexiones sobre este punto: Como dice rabbi Yehudá haLevi en su libro «El Cuzarí», ninguna otra nación vivió la experiencia colectiva de la revelación Divina. Otras religiones, según sus propias palabras, se basan en «revelaciones individuales».  El Islam se basa en el testimonio de un solo individuo, Mahoma, quien privadamente recibió el Corán del angel Gabriel. La única persona que presenció la resurrección de Yeshu fue Maria Magdalena. La historiografía cristiana subsiguiente se basa en su exclusivo testimonio. Lo mismo pasó con Joseph Smith (1805-1844), el fundador de la religión Mormona, quien tuvo visiones religiosas privadas. El pueblo de Israel, sin ambargo, presenció la revelación de Dios como pueblo. 600.000 hombres de entre 20 y 60 años de edad, más mujeres, ancianos y niños. Un total de no menos de 3 millones de personas. El Cuzarí explica que ningún pueblo podría «inventar» el haber tenido una experiencia colectiva–y de hecho ninguno lo hizo, a pesar de que este argumento daría más credibilidad a sus creencia–porque seria una invención insostenible: bastaría con que un solo individuo de esa generación la ponga abietamente en duda, para que pierda su valor como testimonio histórico. El pueblo judío es el único que declara haber vivido esa «revelación nacional», que, dicho sea de paso es una afirmación aceptada por todas las demás religiones Bíblicas: Cristianismo, Islam, etc. 
Este evento histórico, al cual llamamos MAAMAD HAR SINAI,  es sólo la base de nuestra fe. Es el primer elemento de «fe» que, según Maimonides, debemos transmitir a nuestros hijos. Es el fundamento sobre el cual se sustentan todos los demás aspectos espirituales y filosóficos de nustra fe.  Así definió el profeta Yeshayahu al pueblo judío (43:10): atem ‘edai, «Ustedes son Mis testigos»; ustedes, el pueblo judío, son el único testigo que presenció Mi existencia.  
El conocimiento de Dios comienza por este fundamento histórico, pero evidentemente no termina allí. La búsqueda de Dios consiste en un largo camino. Y recorrer este camino es la misión existencial del individuo judío. No es un camino fácil, especialmente para quien no se crió en él. Y más en nuestros días, cuando la creencia en la existencia de Dios es cuestionada desde el campo de la biología (evolución), la sicología, la cosmología, la teodicea, la crítica bíblica etc, etc.
En las próximas semanas, BH, abordaremos estos temas en mayor profundidad