SEXTO MANDAMIENTO: «No matarás» y la donación de órganos

Hoy terminaremos de analizar el sexto mandamiento, a través de ejemplos que ilustran el alcance y la relevancia del mismo en nuestros días.
Vamos a explorar hoy  muy brevemente un tema muy complejo: la donación de órganos.
Hay dos tipos de donación de órganos: Cuando los órganos se toman de 1. donantes vivos y cuando se extraen de 2. donantes cadavéricos.
DONANTES VIVOS
Esta categoría incluye, por ejemplo, la donación de riñón; médula ósea y la donación de sangre.
En el pasado, muchos rabinos, entre ellos el rabino Isaac Weiss y el Rabino Eliezer Yehuda Waldenberg z»l, expresaron ciertas reservas acerca del permiso para donar un riñón, por ejemplo, porque pensaban que aunque una persona puede tener una vida normal con un solo riñón , los riesgos para el donante durante y después de la cirugía, eran demasiado altos y podían poner en peligro su vida.
En nuestros días, sin embargo, los donantes son examinados cuidadosamente física y psicológicamente, y los riesgos quirúrgicos y post-quirúrgicos de complicaciones para el donante han disminuido drásticamente, gracias a los avances de la medicina moderna. En una de sus respuesta rabínicas, el Rab Obadia Yosef z «l evalúa las objeciones del rabino Weiss y el rabino Waldenberg, y afirma que, puesto que hoy en día los riesgos involucrados en la donación de riñón son tan bajos, se considera un gran Mitsvá donar un riñón, y este acto se enmarca dentro de la Mitsvá de salvar una vida, (piquaj nefesh). La donación de un riñón para salvar una vida, sugiere el Rab, podría también ser requerida por el mandamiento de la Torá «lo ta’amod al dam re’ekha», «no te quedarás inmóvil mientras tu prójimo se desangra» (es decir, mientras se está muriendo) «.
DONANTES CADAVÉRICOS
La forma más común de donación de órganos y la que se debate entre los rabinos modernos, es la donación de órganos después de la muerte del donante. Esta es la donación de órganos que se alude en las licencias de conducir donde se autoriza o no extraer los órganos para ser trasplantados.
La donación cadavérica se relaciona en un punto crucial con el sexto mandamiento. Esto es: la definición de «muerte». Me explico:  Algunos órganos, como el corazón, por ejemplo, no pueden ser trasplantados después de que éste deja de funcionar. El corazón debe ser extraído del cuerpo del donante, mientras que todavía está latiendo. Hasta la década de los 1970s, esta operación era imposible debido a que la insuficiencia cardiopulmonar irreversible, era el único estándar para la determinación de la muerte. Pero, más adelante, los científicos desarrollaron respiradores o ventiladores médicos que mantienen la respiración, evitando que el corazón deje de latir . En una situación conocida como «la muerte irreversible de la corteza cerebral»  el cerebro podría detener por completo sus actividades vitales, mientras que el paciente todavía sigue respirando con el respirador y su corazón sigue latiendo. La pregunta entonces es: este paciente se considera muerto porque su cerebro ya está muerto, o se sigue considerando vivo  porque su corazón sigue funcionando?
Hay dos opiniones sobre este tema:
1. CORAZÓN. La opinión más estricta sostiene que mientras el corazón está latiendo y la persona está respirando, el paciente se considera vivo, incluso cuando la respiración es causada por un respirador, e incluso cuando la corteza cerebral está muerta. Y por lo tanto, extraer el corazón de este paciente sería considerado asesinato. La fuente bíblica para esta opinión es que cuando el hombre fue creado,  Dios insufló en el cuerpo de Adán un hálito de vida (respiración o nishmat jayim), y esto indica que la vida está determinada por la respiración.
2.CEREBRO. La opinión más permisiva también sostiene que la respiración es la señal inequívoca de vida. Pero explica que con el fin de ser considerada como un signo de vida, la respiración tiene que ser autónoma. El Rabinato de Israel emitió un fallo hace unos años indicando que en su opinión la muerte cerebral se debe considerar muerte, incluso si el paciente está conectado a un respirador artificial, y su corazón aún está latiendo. Explicaron que, si bien nos parece a nosotros que el paciente todavía está respirando, una vez que se determina la muerte de la corteza cerebral, el centro de control de la respiración autónomo se desactiva de forma irreversible, y se ha perdido para siempre el control sobre la respiración. La vida está conectada a la respiración cuando la respiración es autónoma, es decir, cuando todavía existe la capacidad de respirar. Un paciente con muerte cerebral que respira se podría comparar a un cuerpo decapitado  que, de alguna manera, conectado a un respirador artificial, sigue con su corazón activo. Ya que el corazón es un músculo autónomo y puede funcionar «mecánicamente» incluso cuando no es activado por la corteza cerebral . Pero, puesto que ya no existe la posibilidad de  respiración autónoma el paciente se considera muerto y en determinadas condiciones, sus órganos podrían extraerse para el trasplante.
TARJETAS de DONACIÓN DE ÓRGANOS 
En Israel (ver https://www.adi.gov.il/en/ ) y en los EE.UU.
(https://www.hods.org/)   hay dos instituciones importantes ADI y HODS que apoyan la donación halájica de órganos y le ofrecen al donante la opción de elegir entre los dos dictámenes rabínicos anteriormente mencionados. Sus sitios web tienen fuentes de información muy importantes y serias sobre este tema.
ACLARACION: La Halajá de hoy trata de cuestiones muy delicadas de vida y muerte, y se escribe sólo con fines educativos. Para cualquier cuestión práctica, por favor, consulte con el rabino de su comunidad.



SEXTO MANDAMIENTO: Aborto y malformaciones congénitas

Seguimos analizando el sexto mandamiento y su aplicación en situaciones médicas complejas.   Ayer explicamos que el Talmud discute y permite en ciertas condiciones el aborto terapéutico, es decir, cuando la vida de la madre está en peligro.
Ahora bien, salvo por motivos médicos, el aborto está estrictamente prohibido por la ley judía. Sin embargo, la ley judía no considera el aborto como asesinato, es decir, un crimen que merecía la pena de muerte en los tiempos en que los tribunales judíos aplicaban la ejecución. La Torá menciona explícitamente el caso en el que una persona negligentemente provoca que una mujer embarazada aborte a su bebé (Shemot 21:22) y no considera ese caso como homicidio, sino que aplica otro tipo de pena para el agresor ( ונתן בפלילים).  A este respecto, el judaísmo es diferente de otras religiones, por ejemplo, el cristianismo. Para la iglesia católica la vida comienza en la concepción y por lo general equipara el aborto con el asesinato.
Para la ley judía la prohibición de abortar, se enmarca dentro del crimen de daños corporales o mutilación ( חבלה), no asesinato (רצח, hay muy pocos rabinos que disienten en este punto). Ya que el individuo se considera una persona legal solo una vez que nace. Antes de nacer, es considerado como yerej imó, o sea, un miembro del cuerpo de la madre. Esta consideración tiene implicancias, por ejemplo, para la determinación del aborto cuando se detecta una malformación congénita en el feto. Este tipo de casos representan un nuevo reto en la ley judía. Me explico. Obviamente, los rabinos del Talmud o de la Edad Media, Maimónides o Shulján Aruj, no abordaron estos casos, porque sólo en nuestros días tenemos la capacidad de determinar la salud de un bebé en el útero materno. Al igual que en otros casos como trasplante de órganos, no existe una legislación Talmúdica sobre la cual nos podamos basar para determinar la ley.  Y es importante saber que cada vez que no podemos encontrar un antecedente directo en la ley Talmúdica, generalmente nos encontraremos con más de un  opinión rabínica, que basadas en analogías Talmúdicas, y no en precedentes legales, llegarán a conclusiones diferentes, y muchas veces opuestas. El tema que recién mencionamos, el aborto en un caso de malformación genética, no es una excepción a esta regla.  El caso de Tay-Sachs, por ejemplo,  una gravísima enfermedad genética que destruye progresivamente el sistema nervioso y resulta en la muerte del individuo a una edad muy temprana,  ha sido analizado por los legisladores rabínicos modernos (= posqim). Y si bien la mayoría de los rabinos se inclinan a autorizar el aborto en este caso específico, no existe un consenso absoluto al respecto.
Aparte del tipo de malformación se discute por ejemplo, en qué mes del embarazo se detecta el problema, la situación emocional de la familia, la forma en que se haría el aborto, etc.
Desde un punto de vista halájico, en casos como éste, donde no hay precedentes Talmúdicos directos y no existe un consenso entre las autoridades rabínicas, cada situación debe ser analizada en particular, consultando con los rabinos de la comunidad de uno respecto a los criterios a seguir.



SEXTO MANDAMIENTO: Aborto y homicidio

Ayer comenzamos a explorar el sexto mandamiento y explicamos algunos ejemplos de crímenes categorizados como «homicidio» legislados en la ley judía.
Hoy veremos de qué manera se relaciona el aborto con el homicidio.
El caso de aborto discutido en el Talmud se refiere a lo que hoy llamamos «aborto terapéutico», es decir, cuando la vida de la madre que va a dar a luz está en peligro, y los médicos estiman que la única manera de salvar su vida es  sacrificando al bebé que aún no nació. En este caso, las primeras fuentes rabínicas (Mishná Aholot, 7: 6, escrita ca.200 de la era común) establecen de manera consensuada que el feto debe ser sacrificado con el fin de salvar la vida de la madre. Este caso se relaciona con homicidio, pero NO en la forma que, muchos pueden suponer.  La Mishná da a entender que en esta situación el bebé que está por nacer se considera desde un punto de vista legal «rodef», que como explicamos ayer significa «un homicida en potencia» con respecto a su madre,  y por lo tanto se aplica el principio de «defensa propia»: Si «A», en este caso la madre, va ser matado por «B», en este caso el bebé, se debe sacrificar a  «B»  para salvar la vida de «A» ( habba lehorgeja hashkem lehorgo, Sanhedrín 72a). El bebé, irónicamente, es considerado como un rodef «involuntario».
Unas generaciones más tarde, los sabios del Talmud analizaron esta declaración de la Mishná y se preguntaron qué sucede cuando el bebé ya está en el proceso mismo de su nacimiento. Por ejemplo, si ya sacó su cabeza, y se establece ahora por los médicos que de proseguir el parto, la vida de la madre corre peligro ¿se siguen aplicando los mismos criterios de defensa propia, y se sacrifica la vida del bebé para salvar la vida de la madre? Los Sabios entendieron que esta es una situación distinta. ya que el bebé sigue siendo el «rodef» de la madre, pero ahora la madre es también el «rodef» de este bebé. Dicho en términos muy simples, Los Sabios explicaron que antes de nacer el bebé, la vida de la madre tiene prioridad, porque el bebé es todavía un feto, una vida potencial. Pero una vez que el bebé nace, es decir, su cabeza y / o la mayor parte del cuerpo ya está fuera, su vida no debe ser sacrificada, ya que la madre y el bebé están en una situación de igualdad. En este caso, por lo tanto, los médicos deben hacer todo lo posible para salvar la vida de ambos.
Continuará…



SEXTO MANDAMIENTO: ¿No matarás o no asesinarás?

לא תרצח
El sexto mandamiento, «No matarás», a primera vista parece ser el más sencillo de entender. Sin embargo, es uno de los mandamientos más complejos ya que debe ser definido una y otra vez para comprender su extensión, y es también uno de los más relevantes en la modernidad.
En primer lugar, acordemos que NO MATARÁS es una traducción un poco engañosa. En castellano, como en hebreo, hay una diferencia entre matar y asesinar.   Matar puede incluir el terminar con la vida de animales, mientras que «asesinar» se reduce a matar personas. Este mandamiento se debería traducir entonces como NO ASESINARÁS.
Como dijimos, si bien este mandamiento solo incluye 2 palabras, 6 letras, es complejísimo en términos de su extensión e inclusión.
La ley judía, al igual que la ley civil de cualquier país civilizado, distingue entre los distintos tipos de «asesinato».  En las siguientes líneas veremos algunas de estas categorías, según las menciona Maimónides.
En primer lugar, hay un asesinato «permitido» que es el caso de matar en defensa propia . Si alguien se acerca con la intención de matarme (en hebreo: «rodef») entonces para defenderme lo podría matar. Lo mismo sucede si alguien mata al asesino potencial de otra persona inocente.
En segundo lugar tenemos el asesinato accidental, un caso que está explícitamente legislado en la Torá.  En el texto bíblico se trae el ejemplo de dos personas que van a trabajar al campo,  a talar árboles. A uno de los trabajadores se le escapa la parte de metal de su hacha y hiere mortalmente a su compañero.  En este caso, no existe la intención de matar y tampoco negligencia. Se podría comparar hoy con algunos tipos de accidentes de tránsito, donde se determine que las circunstancias del fatal accidente estuvieron completamente más allá del control del victimario.  En este caso, en los tiempos bíblicos, el asesino no intencional debía exiliarse en las ciudades de refugio.
En tercer lugar tenemos el asesinato de otra persona cuando ocurre por negligencia: es decir, «A» no tuvo la intención de matar a «B».  Pero tenía que haber previsto ciertos medidas de seguridad para evitar ese accidente. El ejemplo clásico en nuestros días es una persona que maneja a toda velocidad y «accidentalmente» mata a otra persona. Esto se llama negligencia, o en hebreo: peshi’a. Y por supuesto el grado de responsabilidad es muy grande, aunque no haya existido la intención de matar.
En cuarto lugar, está la situación el la que una persona por ejemplo, golpea intencionalmente a otra, sin intención de matarlo, pero sin querer lo mata.
Y en quinto lugar, está el caso del asesinato con premeditación, es decir, cuando «A» asesina a «B» intencionalmente.  En este último caso, si se estableciera la culpabilidad e intencionalidad del asesino por dos testigos válidos, entonces cabría la pena de muerte para el asesino (dicho sea de paso, en los tiempos del Sanhedrín, o máximo tribunal judío,  si bien se enviaba a este individuo a prisión y se lo sentenciaba a muerte, era muy raro que se ejecutase efectivamente al prisionero).
Maimónides también menciona otros tipos de homicidio como por ejemplo: provocar intencionalmente la muerte de otra persona; asesinar a través de un tercero; suicidio, etc.
Cada uno de estos casos merece un tratamiento particular en términos de intencionalidad, responsabilidad, sentencia, etc.  El lector interesado podrá encontrar todos estos casos y más en Mishné Torá, Sefer Neziquín, Hiljot Rotseaj.
Como se podrá apreciar, este tema que hemos resumido es muy complejo. Pero aquí solo comienza la exploración de este mandamiento.  En los próximos días veremos algunos otros ejemplos de NO ASESINARAS. ¿El aborto, se lo considera asesinato?  ¿Está permitida la eutanasia en la ley judía? ¿Se puede desconectar el pulmotor de un paciente en estado vegetativo? etc.



QUINTO MANDAMIENTO: Honrar a nuestros padres, en circunstancias especiales

כבד את אביך ואת אמך
Los rabinos del Talmud examinaron el tema de honrar a los padres en circunstancias especiales. Veremos hoy dos ejemplos.
PADRES SENILES
Los rabinos presentaron  el caso de Rab Asé, que vivía con su madre mayor, y que ya estaba senil. Rab Asé cuidaba muy bien de ella y hacía lo que podía para complacerla, honrarla y no contradecirla. El Talmud ilustra el comportamiento errático de la madre y la reacción de Rab Asé: un día ella le pidió que le comprara joyas, y él le trajo algunas joyas. Otro día ella le pidió que le buscara un marido para ella. Tratando de apaciguarla, él le dijo que lo iba a hacer… Pero la situación llegó a un punto en que los pedidos de la anciana madre eran cada vez más excéntricos y su comportamiento se volvió cada vez más violento. Rab Asé decidió entonces dejarla. Los rabinos explicaron que Rab Asé no la dejo sola sino que contrató a una muy buena persona para que cuidara de su madre. Los Sabios dijeron que Rab Asé pensó que de otro modo, en estas circunstancias, se vería obligado a faltarle el respeto a su madre y tal vez tener que restringirla físicamente, algo que no estaba dispuesto a hacer.  Los Sabios también explicaron que, por alguna razón, en este caso, el comportamiento de la madre de Rab Asé era más agresivo en presencia de su hijo, pero con otras personas, la madre se comportaba con  más tranquilidad. Sobre la base de este precedente los rabinos concluyeron que, en determinadas circunstancias, el hijo o la hija pueden dejar a sus padres mayores bajo el cuidado de otra persona. Obviamente, cada caso es completamente diferente del otro, y debe ser tratado específicamente. Yo recomendaría que, en ningún caso, los hijos tomen este tipo de decisiones basados simplemente en intuición. Más bien, se debería consultar con un trabajador social o un sicólogo y con un rabino para determinar qué es lo mejor que uno puede hacer por sus padres en este tipo de situaciones.
DESOBEDECER A LOS PADRES POR SU PROPIO BENEFICIO
Honrar a nuestros padres incluye obedecerlos y en lo posible complacer sus deseos. Pero, ¿qué hay que hacer si los padres piden a su hijo o hija algo que va a ser perjudicial para ellos? Por ejemplo: ¿Qué debe hacer un hijo si su padre le pide que le traiga una bebida alcohólica y el hijo sabe que el padre terminará en estado de embriaguez? ¿El hijo, tiene que obedecer a su padre y llevarle el licor, siguiendo ciegamente las órdenes de su padre, o debe negarse a asistir a su padre en este caso?  Los rabinos están de acuerdo en que en este caso el hijo debe negarse a comprar u obtener alcohol para su padre, pero debe hacerlo con el máximo respeto, tratando de disuadir a su padre con palabras dulces y lógicas. Al hijo no se le permite gritarle a sus padres o faltarles el respeto, incluso cuando el hijo tiene razón. Los rabinos contemporáneos traen algunos otros ejemplos comunes. Si el padre es diabético y le pide a su hijo que le lleve un alimento dulce, o cuando un padre le pide a su hijo o hija que le traiga cigarrillos o cualquier cosa que pudiera causar un daño «significativo» para la salud de la madre del padre, es decir, cualquier cosa que un médico le impediría hacer, tomar o comer. Una vez más, aún en estos casos donde los hijos desobedecen a los padres, es fundamental que los hijos mantengan una actitud respetuosa y eviten ofender o humillar a sus padres , aún cuando están tratando de protegerlos de algo perjudicial. (Yalqut Yosef, Kibbud Ab va-Em, 2, 46-60).



QUINTO MANDAMIENTO: ¿Cómo tratar a nuestros padres?

כבד את אביך ואת אמך… למען יאריכון ימיך
“Honra a tu padre y a tu madre… para que/cuando tus días se alarguen sobre la tierra….
Mantener la dignidad de nuestros padres mientras se realiza la mitsvá de honrarlos, se aprende de un pasaje en el Talmud de Jerusalem,  que indica que “es posible alimentar a los padres de uno con exóticos manjares y aún así ser considerado un mal hijo;  y es posible forzar a uno de los padres a trabajar en la molienda y ser considerado un buen hijo”.
El Talmud ilustra estos casos con dos historias reales:
Primer caso, un hijo le daba de comer a su padre comida de lujo, aves exóticas (probablemente algún tipo de faisán).  Un día el padre le preguntó al hijo: ¿de dónde tienes el dinero para estos alimentos? Y el hijo respondió «Tranquilo, viejo. Un perro come en silencio lo que se le da, tu también debes comer tu comida sin hacer preguntas.” Este hijo, dice el Talmud:heredará el infierno.
El segundo caso se refiere a un hijo que trabajaba en la molienda de su padre. Un día, el rey convocó a los trabajadores de la molienda al palacio para ayudar con un trabajo muy difícil. El rey esperaba que cada familia mandara un trabajador.  El hijo decidió ofrecerse a trabajar para el rey y le dijo a su padre que tomará su lugar en la molienda de la familia, para que el padre no sea tratado de una manera poco digna ante el rey. Este hijo que envió a su padre a trabajar a la molienda, dicen los Sabios, «heredará el paraíso ‘.
Cuando un hijo o una hija está asistiendo o ayudando a sus padres ancianos, debe hacerlo con alegría y con un lenguaje corporal positivo. Si un hijo o una hija ayuda a sus padres, pero hace que sus padres sientan que son una carga, se genera un dolor emocional incalculable para los padres, especialmente cuando dependen exclusivamente de este hijo o hija. Los rabinos explicaron que cuando ayudamos a nuestros padres debemos hablar con ellos con dulzura, con buenas palabras y con el respeto que se le debe a una autoridad superior.
Cuando los padres mayores vienen a visitar a la casa de su hijos, deben ser recibidos con amor y honor. Y el hijo o hija deben enseñar a sus propios hijos a honrar y respetar a sus abuelos.
Para terminar, hemos citado en la cabecera de este artículo el versículo del 5to mandamiento que nos indica la obligación de honrar a nuestros padres. La Torá dice: «Honra a tu padre y a tu madre para que tus días en la tierra sean más largos …», esta es la traducción convencional de este pasuq: por cuidar de nuestros padres mayores, tendremos el mérito de gozar de una vida más larga.
Hay una segunda lectura alternativa de este pasuq: En lugar de traducir lema’an ya-arijun yameja  como «para que tus días en la tierra sean más largos», podemos traducirlo como «para cuando tus días en la tierra sean más largos”. Brevemente,  y en otras palabras: Si honras a tus padres, cuando tu seas mayor, merecerás ser honrado por tus hijos, de la misma forma que tu has honrado a tus padres. Esto es, por supuesto, una recompensa enorme. En mi experiencia como rabino, esta es una regla que casi no tiene excepciones: cuando envejecemos, seremos tratados por nuestros hijos de la misma manera que tratamos y honramos a nuestros propios padres. Nuestros hijos tal vez no siempre escuchan lo que decimos, pero sin duda ellos siempre ven lo que hacemos y recuerdan y repiten lo que hicimos.



QUINTO MANDAMIENTO: Honrar a quienes nos dieron la vida

כבד את אביך ואת אמך
Hoy vamos a ver algunos ejemplos de honrar a nuestros padres
QUIDDUSH
En la mayoría de las familias sefardíes, los hijos dan un tributo especial a sus abuelos y padres en ocasión del  Qiddush, especialmente el viernes por la noche. Los hijos e hijas se acercan para ser bendecidos por su padre, su madre y sus abuelos, aun cuando ya son mayores. Los padres o abuelos bendicen a los hijos con la bendición de los Cohanim (yebarejeja HaShem veYishmereja Que HaShem te bendiga y te proteja, etc.   Muchos padres también dicen: yesimeja / yesimej Eloqim, Que HaShem te bendiga como a Efraim y Menashe, etc. ) y cualquier otra bendición adicional, para ver sus buenos deseos cumplidos. Inmediatamente después de eso, los hijos besan la mano de los abuelos y de los padres en señal de honor, amor y devoción hacia ellos.
ALIYÁ LATORÁ
Cuando un abuelo o un padre es llamado para subir a la Torá, todos los miembros de la familia se levantan en sus asientos en la sinagoga en honor a sus mayores. Este reconocimiento es expresado por los hijos, hermanos menores, y a veces, sobrinos del anciano, que ha sido llamado al Sefer Torá. Cuando el padre o el abuelo regresan a su asiento, los nietos y los hijos besan su mano. Cuando un patriarca mayor de la comunidad es llamado a la Torá, no es raro encontrar a decenas de personas que se levantan en su honor.
LOS NOMBRES DE NUESTROS BEBÉS
Nombrar a nuestros hijos con los nombres de nuestros padres es considerado una de las más altas formas de dar honor (kabod) a nuestros padres. Es una tradición antigua, y muy cuidadosamente mantenida en las comunidades Sefaradíes. En general, el primer niño llevará el nombre del padre del esposo, y la primera niña, el nombre de la abuela paterna. El segundo niño llevará el nombre del padre de la esposa, y la segunda niña, el nombre de la abuela materna.
En la tradición Ashkenazí, sin embargo, no se nombra a los bebés con los nombres de los abuelos mientras estos últimos están con vida. ¿Por qué? Es un asunto puramente práctico. Como explicamos ayer, no se permite llamar a nuestros padres por su nombre propio. Tenemos que llamarlos respetuosamente “padre» o “papá”, “madre» o “mamá”. Ahora bien, de acuerdo con la tradición Ashkenazi, esta restricción incluye mencionar el nombre de uno de los padres, incluso cuando estamos dirigiéndonos a otra persona. Por ejemplo; si el nombre de mi padre es Ya’aqob y un amigo mío se llama Ya’aqob, no debería llamar a mi amigo por su nombre en presencia de mi padre, porque va a parecer como una falta de respeto mencionar el nombre propio de mi padre en su presencia, incluso cuando me estoy dirigiendo a otra persona. Por lo tanto, si mi padre Ya’aqob está con vida  y yo nombro a mi hijo «Ya’aqob», inevitablemente, cada vez que yo llame a mi hijo en presencia de mi padre, se consideraría  una falta de respeto hacia mi padre. Y es por esto que de acuerdo con la tradición Ashkenazi, los hijos no llaman a sus bebés con los nombres de los padres, mientras que los padres viven.
ASISTENCIA ECONOMICA
El Talmud (Quidushín 32) afirma que los hijos no están obligados a apoyar económicamente a sus padres si los padres tienen los medios para mantenerse.
Sin embargo, cuando los padres no pueden trabajar debido a que ya son demasiado mayores, y / o cuando no tienen los medios para mantenerse a sí mismos, es un gran mitsvá apoyar a los padres de uno financieramente y proporcionarles alimentos, ropa, vivienda, y todo lo necesario para que vivan con dignidad.
El apoyo económico a los padres en estas circunstancias debe ser asumido por todos los hijos, basado en la capacidad financiera de cada uno.
Si los padres tienen los medios para mantenerse a sí mismos, pero que no quieren gastar sus propios activos y / o eligen vivir en un estándar de vida muy bajo,  los hijos no están obligados a proporcionar ayuda financiera adicional a sus padres .



QUINTO MANDAMIENTO: La diferencia entre respetar y honrar a los padres.

כבד את אביך ואת אמך
איש אמו ואביו תיראו
En la Torá hay dos Mitsvot que regulan la relación padres /hijos. La primera de ellas es kabbed et abija ve-et imeja «Honra a tu padre y a tu madre». Este es el quinto de los Diez Mandamientos.

Y hay una segunda Mitsvá en el libro de Vayiqrá -Leviticus- 19, 3, que dice ish immó veabiv tira’u,  «Uno debe respetar  a su madre y a su padre». Estas dos Mitsvot son diferentes y de hecho, se complementan entre sí, como veremos a continuación.

Comenzaremos por la segunda Mitsvá: Respetar a nuestros padres.  El lenguaje que utiliza la Torá, que nosotros tradujimos como respecto es tira’u , que literalmente significa «temer». Pero no se trata de tenerle miedo a los padres sino de un temor reverencial, o sea, respeto.
Respetar a los padres incluye todo lo que NO debemos hacer a nuestros padres.
Algunos ejemplos:
No puedo llamar a mis padres por su nombre particular.
No puedo contradecir o desobedecer a mis padres.
Un hijo o una hija no deben sentarse en un lugar que es designado para su padre o su madre. Por ejemplo, en el asiento de su madre en la mesa o en el sillón especial de su padre en la casa, o en el asiento de su padre en la sinagoga, etc.
El respeto de los padres es una forma de establecer líneas claras: «Yo soy el padre y tu eres el hijo: no somos iguales.». Esta distancia es absolutamente necesaria para los hijos, no para el ego de los padres. Estos principios establecen límites y definen la autoridad, sin lo cual un niño no puede ser bien educado. En un sentido práctico, la Mitsvá de «respetar» a nuestros padres se aplica principalmente cuando somos niños o jóvenes y dependemos de nuestros padres. Un niño judío se educa a actuar con disciplina y a aceptar la autoridad de los padres. Lo cual eventualmente lo entrenará para aceptar una autoridad superior: la autoridad Divina.
La primera Mitsvá, «Honrar a los padres», es muy diferente. No se trata de lo que NO está permitido hacer hacia los padres, sino de lo que debemos hacer hacia nuestros padres.  Básicamente, honrar a nuestros padres significa «cuidar a» y «ocuparnos de» nuestros padres. Y como ya explicamos, este es el quinto de los Diez mandamientos.
Nuestros sabios explicaron que honrar a los padres incluye por ejemplo nuestra obligación de atender a nuestros padres,acompañarlos, llevarlos y traerlos, y si fuera necesario, darles de comer y vestirlos.   Esta Mitsvá hace hincapié en el deber de gratitud y reconocimiento hacia quienes nos alimentaron, nos vistieron y cuidaron de nosotros cuando éramos niños.
Como el lector podrá apreciar,  el respeto a los padres se aplica principalmente cuando nosotros, los hijos, dependemos de nuestros padres. Mientras que honrar a los padres se aplica principalmente cuando nuestros padres son mayores, y dependen de nosotros, los hijos.
Continuará



Recordando a Jerusalem en comidas y celebraciones

Explicamos previamente que los Sabios que vivieron durante la generación en la que se destruyó el Bet haMiqdash instituyeron ciertos decretos Rabínicos (taqanot) relacionados con duelo que nos hacen recordar, en momentos de celebración, que nuestro Bet haMiqdash aún está en ruinas. Mencionamos, por ejemplo, la costumbre de colocar cenizas en la cabeza del novio en el día de su boda, o la costumbre de dejar una pared de la casa con un segmento de la misma sin revestir.
Hoy veremos otro ejemplo de estas tradiciones, una costumbre menos conocida y que posiblemente en muchas comunidades haya caído en desuso.
Maimónides y el Shulján Aruj escriben lo siguiente (H. Ta’aniyot 5:13).
וכן התקינו שהעורך שולחן לעשות סעודה לאורחים מחסר ממנו מעט ומניח מקום פנוי בלא קערה מן הקערות הראויות לתת לשם
«Y asimismo, [nuestros Sabios] decretaron que al preparar la mesa, cuando se sirve una comida para invitados, se deje algo de comida y se deje también un espacio libre [en la mesa], sin una de las bandejas que normalmente se servirían allí. «
Vamos a explicar algunos detalles de esta Halajá para entenderla mejor:
1. Esta costumbre de no servir uno de los platos, se limita a comidas de celebración donde tenemos invitados y no se refiere a las comidas diarias.
2. También se excluyen las comidas de Shabbat o de las Festividades judías, ya que en Shabbat y en Yom Tob no puede haber ninguna manifestación de duelo.
3. Existe una discusión entre los rabinos si están incluidas también las comidas por celebraciones religiosas personales (se’udat Mtsvá), como por ejemplo, Berit Mila, Bar Mitsva, etc. Según el Rab Eliezer Melamed y otros, estas comidas SI están incluidas y por lo tanto estos gestos recordatorios se deben aplicar. De acuerdo al Rab Mordejai Eliyahu z»l y otros rabinos, en estas comidas, donde se celebra una Mitsvá, no debemos presentar ningún signo de duelo. Según esta segunda opinión esta costumbre se aplicaría casi exclusivamente en una celebración «social» , donde uno invita a sus amigos a comer a casa, etc.
4. Si bien indicaron la obligación de recordar el Bet haMiqdash, nuestros Sabios evidentemente no quisieron que hagamos una manifestación muy visible de duelo en una comida celebratoria, sino algo que sea más bien discreto e indirecto: y por eso indicaron que este acto simbólico se presente a través de no servir una de las comidas que debería servirse en la mesa para esa ocasión.   Ahora b bien, es muy posible que la razón por la cual esta tradición haya caído en desuso, es que en nuestros días es muy difícil que los invitados puedan llegar a notar que hay «una comida ausente», un plato que debería haberse servido y no se sirvió.En otros tiempos, el menú era muy rígido y todos servían siempre las mismas comidas. Y aparte se servían todos los platos a la vez, como en un buffet. En esas condiciones, la ausencia de uno de los platos principales, o el espacio vacío en la mesa donde debería haberse servido uno de los platos, no habría pasado desapercibido para los comensales, y serviría entonces el noble propósito de representar un delicado gesto de luto, o de algo que está incompleto… al igual que Jerusalem –o el pueblo judío– sin el Bet haMiqdash.
En nuestros días sin embargo, hay tanta variedad de platos de comida, y tantas formas diferentes de preparar y servir la mesa, que resultaría virtualmente imposible que nuestros invitados identifiquen por sí mismos la ausencia de un plato en particular, o que reconozcan que hay un lugar vacío en una parte de la mesa, y lo asocien con el duelo por el Bet haMiqdash.
Ahora bien, siendo que este decreto fue mencionado explícitamente por los Sabios, muchos Rabinos contemporáneos consideran que sigue siendo apropiado que lo practiquemos, aun en el caso que este gesto recordatorio sólo sea reconocible por los anfitriones. ¿Cómo se hace esto? Dice el rab Melamed que, por ejemplo, cuando los anfitriones programan preparar varios tipos de comidas para agasajar a sus invitados, deberían decidir NO preparar o NO servir una de las comidas principales en recuerdo al Bet haMiqdash\. También se puede dejar un lugar vacío en la mesa, sin comida, como lo indican Maimónides y el Shulján Aruj, aunque este gesto sea reconocido únicamente por los anfitriones. Y si bien es muy posible que nuestros huéspedes no identifiquen este gesto, nuestros hijos, seguramente lo harán. Y los estaremos educando a añorar, tener en su corazón y rezar por nuestro Bet haMiqdash.
    



BEN HAMETSARIM: Música durante las 3 semanas (2nda Parte)

Ayer hemos comenzado a examinar la cuestión de escuchar o tocar música durante las tres semanas, entre el 17 de Tamuz y el 9 de Ab. Hemos demostrado que la música representa una expresión de felicidad, y que hay precedentes Halájicos que indican la prohibición de escuchar música en tiempos de luto.

Como ya lo hemos mencionado, el rabino Eliezer Melamed (Penine Halajá, Zemanim, 141-146) explica que no todo tipo de música está prohibida durante estos días. Lo que debemos evitar es la música alegre o celebratoria.

 

Ahora bien, el Rab Obadia Yosef z”l mantiene una opinión diferente. Y lo interesante en este asunto es que las dos opiniones se basan en un mismo texto, haciendo hincapié, cada una en una palabra diferente de este texto.

 

El texto al que nos referimos es de Maimónides. En Mishné Torá, Ta’aniot 5:12-15, Maimónides escribe lo que los rabinos del Talmud dicen sobre la música, en lo que respecta al duelo por el Bet haMiqdash. Maimónides enumera una larga lista de tradiciones de duelo que los rabinos establecieron después de la destrucción del segundo Bet haMiqdash. Entre esas restricciones, dice (5:14) “וכן גזרו שלא לנגן בכלי שיר וכל מיני זמר וכל משמיעי קול של שיר אסור לשמוח בהן ואסור לשמען מפני החורבן …”. “Los rabinos también prohibieron tocar instrumentos musicales y todo tipo de música y cualquier forma de canciones. Está prohibido alegrarse con esta música y escucharla, en recuerdo a la destrucción del Bet haMiqdash.”

 

El rabino Melamed explica que la prohibición tiene que ver con la intención de “alegrarse” con o “por” la música. Por lo tanto, permite escuchar música no celebratoria.

 

Por otro lado, el Rab Obadia Yosef tiene una opinión diferente. Hace hincapié en la idea de “instrumentos musicales”  que Maimónides menciona en el mismo texto: “Los rabinos también prohibieron tocar instrumentos musicales…”. Según el Rab Yosef, lo que hace que la música sea alegre o celebratoria no es su contenido o categorización, como sostiene el rabino Melamed, sino el hecho de que la música sea tocada con o sin instrumentos. Es por eso que el Rab Yosef indica que está permitido escuchar o cantar canciones “a capella”, o sea, sin instrumentos musicales,  hasta Rosh Jodesh Ab, incluso si la música es de carácter festivo o celebratorio.

 

Tres observaciones

 

1. Como ya lo explicaremos más adelante, de acuerdo a Maimónides, la prohibición de escuchar música en recuerdo de la destrucción del Bet haMiqdash (fuera de una ocasión festiva) no sólo se aplica durante las tres semanas, sino durante todo el año.

 

2. Nuestro caso es un buen ejemplo de cómo a veces tenemos dos o más opiniones Halájicas, incluso cuando los Rabinos analizan una misma fuente (= Maimónides). En este caso, dos rabinos disienten porque entienden de manera diferente la naturaleza de la “música celebratoria” . Para el rabino Melamed, tiene que ver con el contenido y la naturaleza de la música (melancólica, feliz, etc.) mientras que para el rabino Yosef, se trata de la forma en que la música se toca, es decir, a capella o con instrumentos musicales. Como el lector puede ver,  no hay un solo punto de vista sobre este asunto. Hay también una tercera opinión, adoptada por algunas comunidades sefaradíes, de acuerdo a la cual uno debe evitar escuchar o tocar música instrumental en vivo desde el 17 de Tamuz, y evitar todo tipo de música (incluyendo la música electrónica) durante la semana del 9 de Ab.

 

3. Una de las razones por las que encontramos diferentes opiniones entre los rabinos contemporáneos respecto a la definición del tipo de música que está permitida o prohibida durante estos días, es que el Shuljan ‘aruj, cuando menciona las costumbres y las restricciones de estas tres semanas, y en particular las restricciones una vez que el mes de Ab comienza, no indica nada explícito acerca de escuchar o tocar música en estas semanas.

 

En términos prácticos, cuando existe un disenso entre las opiniones rabínicas respecto a ciertas Halajot o costumbres, cada cual debe seguir la tradición de su comunidad y de su familia.