El Rab Hayim Benveniste (1603-1673) y el falso Mashiaj Shabetay Tsebí

En esta foto se ve «Balat», el antiguo barrio judío de Estambul
El Rab Hayim Benveniste (hay quienes escriben «Benbeniste») nació en la ciudad de Estambul, Turquía en 1603.  En esa época esta ciudad se llamaba  Constantinopla y contaba con una población judía muy numerosa y próspera. Conformada en gran parte por los judíos que fueron expulsados de España en 1492.  Mientras los pobres exiliados eran rechazados de cualquier otro lugar del mundo, o forzados a convertirse al Cristianismo o al Islam para ser aceptados, el Sultán turco Beyazid II (1481-1512), invitó formalmente a los judíos expulsados de España a llegar a Turquía y emitió una ley que prohibía la persecución   o la discriminación de los judíos en todo el imperio Otomano. Los judíos se establecieron en dos ciudades principales: Constantinopla y Salónica (Salónica llegó ser la única ciudad del mundo en el siglo 16 con una mayoría de población judía).  Con el tiempo más y más Yehudim llegaron a Turquía, no solamente de España Portugal y España sino también de Polonia, Alemania y Francia.
El Rab Hayim Benveniste provenía de una prestigiosa familia de Rabinos que provenía de España.  En su juventud estudió con las grandes luminarias de Turquía: entre otros el Rab Yosef Miterani. A los 21 años El Rab Benveniste fue elegido como uno de los dos rabinos principales de Esmirna, junto al famoso Rab Aharon Lapapa.
En el año 1665 se presentó en Turquía el falso Mashiaj Shabetay Tsebí. El cual gozaba de una enorme popularidad en prácticamente todas las comunidades del mundo: Sefaradim y Ashkenazim. El sufrimiento de los Yehudim era muy grande y la gente se aferró ciegamente a lo que veían como un rayo de esperanza. Shabetay Tsebí era muy carismático y muchos Rabanim lo apoyaban. El Rab Hayim Benbeniste junto con su colega, el Rab Aharon Lapapa, fueron los principales opositores a Shabetay Tsebí en Turquía. Pero el dia 12 de Diciembre de 1665, Shabbat, Shabetay Tsebí irrumpió de prepo en la principal Sinagoga de Esmirna se enfrentó duramente frente a frente con el Rab Benveniste y causó un enorme revuelo.   La gente y muchos Rabanim se dejaron conquistar por su gran carisma (y seguramente por la gran desesperación) y Shabetay Tsebí se transformó prácticamente en la máxima autoridad de la comunidad judía de Turquía.  El Rab Benveniste se vio superado…. El Rab Aharon Lapapa, que continuó enérgicamente con su oposición  a Shabetay Tsebí, fue expulsado de la comunidad (sic.).
La mayoría de los otros rabbanim apoyaron a Shabetay Tsebí. Esta situación duró por nueve meses.   Shabetay Tsebí fue a encontrarse con el Sultán y fue amenazado por él  a convertirse al Islam o ser ejecutado. (Dicen  que el Sultán le dijo: «Si tú eres tan poderoso y puedes hacer milagros como dices,  les pediré a mis soldados que te disparen 10 flechas.  Si sigues vivo, yo mismo me convertiré en uno de tus seguidores». Shabetay Tsebí no aceptó el reto y optó por convertirse…). Cuando se convirtió, aunque algunos de sus seguidores dijeron que era sólo una estrategia temporaria del Mashiaj, el Rab Benveniste y los demás Rabbanim se dieron cuenta que habían sido engañados.  Toda esta historia fue muy dolorosa y muy perjudicial, no sólo para Turquía, que fue el epicentro de todo este movimiento, sino también para casi todas las comunidades judías del mundo.
El Rab Benveniste escribió libros muy famosos. Entre ellos: «Keneset haGuedolá», un libro sobre el Tur Bet Yosef y el Shuljan Aruj. Este libro es tan importante que el famoso rabino JIDA (Jayim Yosef David Azulay  1724-1806) dijo que un rabino no puede emitir una sentencia (pesaq) sin consultar el kenest haguedolá.   «הרב הנזכר מאיר עיני גולה הוא בספרי כנסת הגדולה אשר נדפסו בשמונה חלקים, ובלעדו לא ירים איש מורה הוראה הבקי בדרכי הוראה והוא מיראי הוראה את ידו בשום הוראה עד שילך מהרה לבית הכנסת ויראה מה בפיו ומה ירמזון עיני חכמתו, ואחר צאתו מבית הכנסת בנחת רוח יערה יורה יורה».
También escribió BA’E HAYE, un libro de Responsa rabínica, esto es, preguntas y respuestas sobre innumerables casos que se presentaron en el comunidad y requerían  una opinión rabínica autorizada. Este libro sirve también como un gran documento histórico para estudiar los detalles de la vida judía en Turquía en el siglo 17.



Rezar por la lluvia ¿en singular o en plural?

A partir del primer día de Sheminí ‘Atseret (este lunes pasado) comenzamos a recitar en la Amidá la oración mashib haruaj umorid hagueshem. En esta oración expresamos nuestro reconocimiento que es el Creador quien «hace que el viento sople, y que la lluvia descienda [sobre la tierra]». Con estas palabras alabamos a HaShem por el milagroso mecanismo al cual lamamos clima, el cual ente otras cosas, produce la lluvia que tanto necesitamos. 
En esta oración no estamos «pidiendo» a Dios que nos envíe la lluvia. Sólo estamos reconociendo Su poder e intervención para hacer llover. La oración en la que solicitamos la lluvia se llama barej ‘alenu  y se dice más tarde. Pero ¿por qué no pedimos lluvia ahora, cuando en la tierra de Israel esta comenzando el otoño, que es cuando se espera y más se necesita lluvia? 
La respuesta es simple. En el antiguo Israel los judíos llegaban caminando hasta Jerusalén desde lugares muy distantes para celebrar la fiesta de Sucot (o Pesaj o Shabu’ot). Después de Sheminí Atseret, o sea anteayer,  los viajeros regresaban a sus casas a pie. Los rabinos observaron que las ciudades más lejanas de donde llegaban los peregrinos estaban cerca del río Eufrates (hoy entre Siria e Irak) y calcularon que se necesitaban dos semanas para caminar desde Jerusalem de regreso a esas tierras. Los rabinos no vieron con buenos ojos que un judío en Israel estuviese rezando a Dios por lluvia, sabiendo que algunos de sus hermanos todavía estaban caminando de vuelta a sus casas, y para ellos la lluvia no iba a ser una bendición en ese momento. Los rabinos establecieron entonces que la oración por la lluvia se dijera dos semanas después de Sucot. Cuando todos los viajeros ya están de regreso en sus casas, sanos y salvos. 
Por eso, en Erets Israel, incluso en nuestros días, se comienza la oración en la cual se pide por la lluvia , barej ‘alenu, a partir  del 7 de Jeshván, exactamente dos semanas después de Sheminí Atseret (como explicaremos más adelante, fuera de Israel, esta berajá se recita en el mes de Diciembre)    
Esto nos enseña una gran lección que va más allá de la Tefilá por la lluvia.  A veces podemos rezarle a Dios pidiéndole algo que es bueno para nosotros pero malo para otras personas. Como en el caso de la lluvia, que era buena para los campesinos pero mala para los viajeros. Esta es una de las razones por las que siempre oramos en plural. Por ejemplo: en la oración donde le pedimos a HaShem por nuestro sustento (parnasa)  no decimos: «concédeme a mí Tu bendición» sino que decimos «concédenos Tu bendición», incluyendo a todos los demás.   Esto significa que estoy pidiéndole a Dios que me otorgue a mí, y simultáneamente a mi competidor –al comerciante que vende la misma mercancía que yo, a los mismos clientes que yo les vendo–las mismas bendiciones! 
Lógicamente, uno podría pensar que si la HaShem le concede sus deseos a mi vecino/competidor, eso le va a restar a mi propia bendición. Este es el pensamiento negativo que debemos evitar. Pensar que necesariamente alguien tiene que perder para que yo pueda ganar. Nuestros Sabios nos enseñan que la bendición de HaShem alcanza para que todos ganen y nadie pierda, ya que es infinita.  Asi, orar en plural nos entrena a superar nuestro egoísmo, y refuerza nuestra sensibilidad hacia los demás. 
Curiosamente en marketing moderno se habla del pensamiento positivo win/win (donde las dos partes ganan) como el ideal en el mundo comercial, y ya se ve como algo pasado de moda el antiguo modelo win/lose, donde para que uno gane, siempre alguien tiene que salir perdiendo.  



¿Cómo rezar en Rosh haShaná? Por Rabbanit Coty Bittón

Estamos muy cerca de Rosh haShaná. El día en el cual seremos juzgados. Luego llegarán los aseret yemé teshubá, los días de arrepentimiento que concluyen en Yom Kippur. Nuestra Teshubá tiene que estar acompañada por la Tefilá, nuestra plegaria para pedirle a HaShem que nos perdone y nos dé la oportunidad de continuar en Su libro de la vida.
Me gustaría compartir con ustedes unas reflexiones acerca de la Tefilá. Como mujer judía siempre me enorgullezco de nuestras matriarcas. Una de ellas fue Janá, la madre del primer profeta de Israel, Shemuel.  En la Haftará de Rosh haShaná leemos la historia y la Tefilá de Janá.
A Janá no le fue fácil tener hijos.  Un problema que se repitió con practicante todas nuestras matriarcas. Nuestros Jajamim reflexionaron al respecto y dijeron que «HaShem desea la Tefilá de las personas justas». Y es por eso que a veces enfrenta a las personas buenas con algunos desafíos muy difíciles. El de Janá es el caso típico. Su situación la forzó a ser creativa. Y compuso una de las Tefilot más hermosas y elocuentes. Veamos.
Janá estaba desesperada. Tenía a Elqaná, un marido que la adoraba, pero podía tener hijos. Era muy doloroso cada vez que veía a Peniná, la otra esposa de Elqaná, que no disimulaba lo ocupada que estaba con sus siete hijos. Peniná no hablaba de otra cosa, y no era sensible hacia el dolor de Janá.  En Shiló, donde Elqaná y su familia visitaban el Mishkán, Janá le rezó a HaShem con mucho fervor para que le concediera un hijo. De esta Tefilá nuestros Sabios aprendieron muchos detalles técnicos que aplicamos nada menos que a nuestra Amidá (decir la Tefila de pie; mover los labios sin elevar la voz; no beber alcohol antes de rezar, etc.).
Y también, o principalmente, aprendemos de la elocuencia de Janá.
Al rezar, Janá no se limitó a «pedirle» a HaShem un hijo.  Janá «presentó» su caso frente a HaShem con argumentos inteligentes, sólidos y creativos.
1. Janá formuló por primera vez una nueva forma de llamar a HaShem, y se refirió al Todopoderoso como: «Dios de los ejércitos».    Nuestros Jajamim explican que aquí «ejércitos» se refiere a los ejércitos del cielo, las estrellas y galaxias. Que, al igual que un ejército humano, se desplazan de una manera precisa y armoniosa obedeciendo las órdenes del comandante en jefe, HaShem. Janá le dijo a HaShem: «Tu, Dios de los ejércitos, que has creado billones de estrellas y cuerpos celestiales gigantescos, qué te cuesta a ti concederme a mí un pequeño bebé?»
2. Janá también le dijo a HaShem: «Soy una mujer. Me has dado pechos y órganos de reproducción. Pero, ¿para que me sirve mi cuerpo de mujer si no puedo concebir y amamantar a un hijo?»
3. De acuerdo al Midrash Janá también argumentó: «He cumplido con los 3 preceptos de la mujer (el nombre de Janá es un acróstico que incluye 3 Mitsvot: Jalá, conceder un pedazo de la masa del pan al Cohén; Niddá, pureza familiar, y Hadlaqat haNer, encendido de las velas antes de Shabbat), ¿no merezco entonces que me des un hijo?»
De Janá aprendemos que cuando rezamos a HaShem y le pedimos por nuestras necesidades tenemos que ser insistentes. Y usar muy respetuosamente todos los argumentos que podamos para demostrar que merecemos recibir una respuesta positiva a nuestro pedido, tal como lo hizo Janá.
Finalmente, también aprendemos de Janá una importantísima lección: como ya sabemos, al final HaShem le concede un hijo. Y entonces Janá reza nuevamente. Esta vez con más devoción y mucha más elocuencia. Porque ahora Janá reza para agradecerle a HaShem.  De aquí aprendemos que de la misma manera que rezamos a HaShem con todo nuestro corazón para suplicarle que nos dé todo lo que necesitamos y queremos, no debemos olvidarnos de rezarle a HaShem para agradecerle por todo lo que nos dio y nos da, y muy especialmente cuando nuestros pedidos son respondidos.
Estos Yamim Noraim, tomemos como modelo la Tefilá de Janá. Volquemos nuestro corazón a HaShem, rogándole que nos inscriba en el libro la vida. Y no nos olvidemos de agradecerle por todo lo que recibimos de Él.   
SHABBAT SHALOM
 
 

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3 preguntas y respuestas de Rosh HaShaná

Rosh HaShaná, ¿es un día festivo y alegre o un día solemne y serio?

Para entender el doble aspecto de Rosh HaShaná permítanme compartir con ustedes una pregunta que se le hizo al rab Obadiá Yosef z”l. Un Jazán (el oficiante o cantor de la Sinagoga) ¿debe recitar las oraciones de Rosh HaShaná con una melodía alegre o con un tono triste y solemne?
Por un lado, Rosh HaShaná es un Yom Tob, un día festivo y alegre en el cual deseamos unos a otros tener un año bueno y dulce. Por eso durante las dos noches de Rosh HaShaná hacemos un Seder con bendiciones y «brindamos» por un año mejor.
Por el otro lado, sabemos que Rosh HaShaná es el “día del juicio”, y que se comienza a determinar si vamos a estar vivos «un año más». En Rosh HaShaná recuperamos la conciencia de nuestra fragilidad y de nuestra mortalidad. Nos damos cuenta que la continuación de nuestra vida no está garantizada. Que nuestra existencia un delicado privilegio, un regalo de HaShem, que puede ser reclamado por Él en cualquier momento. Desde este punto de vista Rosh HaShaná es un día MUY serio. Un ‘Yom HaDin’, día del juicio, en el se juzga si merecemos o no merecemos un año más de vida…
Ahora creo que podemos entender mejor la pregunta si Rosh HaShaná es un día alegre o solemne. El Rab Obadiá Yosef respondió que las melodías de Rosh HaShaná deben ser alegres. Ya que aunque somos juzgados, somos conscientes que nuestro Juez es también nuestro Padre; que nos quiere y que si reconocemos nuestros errores está dispuesto a perdonarnos y concedernos otra oportunidad. De aquí el optimismo y la celebración.
¿Qué pasa si una mujer tiene que ir al Mikvé la noche de  Rosh HaShaná o Yom Kipur?
Hay algunas noches en el año hebreo durante las cuales las relaciones matrimoniales se suspenden.
Hay dos categorías: 1. Yom Kipur y Tishá BeAv. Durante estas dos noches las relaciones conyugales están estrictamente prohibidas por la Halajá. Por lo cual, si la noche Mikvé cae en una de estas dos noches, el Mikvé deberá postergarse hasta la noche siguiente.
2. Durante las dos noches de Shabu’ot, las dos noches de Rosh Hashaná y la noche de Hoshaná Rabbá las relaciones conyugales también están prohibidas. Sin embargo, esta limitación no es Halájica (=proveniente del Talmud) sino que es una tradición (Minhag) . Por lo tanto, si el Mikvé cae durante una de estas 5 noches, la mujer va normalmente al Mikvé y esta limitación queda suspendida. Los rabinos, sin embargo, recomendaron proceder con más recato que de costumbre durante la noche de Rosh HaShaná.
¿Las mujeres tienen la misma obligación que los hombres en relación a la Mitsvá de Shofar?
Los hombres están obligados a escuchar el Shofar de acuerdo al mandamiento bíblico “yom teru’a yihie lajem”. Y aunque las mujeres están formalmente exentas de la Mitsvá del Shofar, por ser un mandamiento que sólo se cumple en un tiempo específico, en términos prácticos, las mujeres escuchan Shofar al igual que los hombres. Recordemos que además del cumplimiento formal de este importante mandamiento, la voz del Shofar «nos despierta de nuestro letargo espiritual”, nos llama al arrepentimiento y a mejorar nuestras acciones. Y este es un mensaje de que ambos, hombres y mujeres, necesitamos asimilar en estos días de Teshubá. Por lo tanto, es muy meritorio para las mujeres asistir a la sinagoga, escuchar el Shofar e inspirarse con su sonido.  La única diferencia práctica entre los hombres y las mujeres con respecto al Shofar se relaciona con la recitación de la Berajá en el caso de una persona que no puede asistir a la sinagoga en Rosh HaShaná. Veamos. En la Sinagoga el Toke’a (= la persona que toca el Shofar) recita la Berajá ASHER QIDDESHANU BEMITSVOTAV VETSIVANU LISHMOA QOL SHOFAR para toda la comunidad. Y todos los que escuchan esta berajá y dicen AMEN están incluidos en esta bendición. Sin embargo, si una mujer no pudo asistir a la sinagoga, cuando el Toke’a hace sonar el Shofar para ella no debe recitar la Berajá. Mientras que en el caso de un hombre que escucha el Shofar fuera de la Sinagoga, deberá recitar la Berajá (entre los Yehudim Ashkenazim, las mujeres también recitan la Berajá).



HILJOT TESHUBA 2:10. ¿Por qué perdonar?

MISHNE TORA, HILJOT TESHUBA: Capitulo 2, Halajá 10.
«Está prohibido que una persona sea cruel y se niegue a perdonar… cuando alguien se acerca a él pidiéndole perdón, debe perdonarlo con todo su corazón y con un espíritu positivo… sin buscar la venganza ni guardar resentimiento… esta es la actitud de los descendientes de Israel [zera’ Israel] «
Los días de Elul son días de Teshubá. Le pido perdón a HaShem por cualquier transgresión que pude haber hecho en contra de Su Torá, voluntaria o involuntariamente.
Asimismo, debo pedir perdón a mis compañeros, amigos y familiares por las ofensas o daños que pude haberles causado.
Y también tengo que estar dispuestos a perdonar.
El verdadero «perdón» incluye la capacidad de olvidar. Tengo que recordar definitivamente las lecciones que he aprendido de todas mis experiencias negativas, ya que eso me hace crecer. Pero debo hacer todo lo posible para borrar el deseo de venganza, el resentimiento y los sentimientos de odio que podrían estar creciendo dentro de mí, sin que me esté dando cuenta.
Perdonar no significa que yo justifique lo malo o terrible que la otra persona me hizo o me dijo. No significa que tengo que reprimir todos mis sentimientos o pensamientos sobre la amarga experiencia vivida.  Lo que significa es que cuando perdono, tomo distancia emocional de lo que pasó y rescato lo positivo que he aprendido.
Hay que entender que cuando NO perdono estoy causando un gran daño a mí mismo. Si no elimino de mi mente los sentimientos de animosidad hacia quien me ofendió, le permito a esa persona –a su imagen y a su recuerdo negativo– apoderarse de mi atención, de mi pensamiento y de mi corazón (en algunos casos:  de mi vida).  Cuando no perdono, en algunos casos y sin darme cuenta, me estoy perpetuando en el papel de víctimas y no me permito salir adelante. O, peor aún, inconscientemente transformo mi resentimiento en ira , y me convierto en una persona irritable. Todo y todos me enojan y me hacen perder la calma…
Es cierto que perdonar es bueno para quien me ofendió, porque le estoy ofreciendo con generosidad la oportunidad de reconciliación.  Pero sin duda, quien más se beneficia del perdón es uno mismo, la víctima, quien fue ofendido. Al perdonar, yo elimino de mi sistema emocional sentimientos autodestructivos, y me permito curarme mentalmente y recupera el control de mi estabilidad emocional.
Perdonar es un acto sicológico muy complejo y a veces emocionalmente difícil. Pero en estos días de Teshubá, cuando le estoy pidiendo a HaShem que me conceda Su perdón, debo estar dispuestos a perdonar a quienes me han ofendido.  
 
No podemos pretender ser perdonados por Dios, si no somos capaces de perdonar al prójimo.

(Valga la aclaración, que en esta Halajá nos estamos refiriendo a perdonar ofensas menores, en particular agravios sociales, es decir, cuando un amigo, un familiar o un vecino, dijo algo negativo de mí o hizo algo que me perjudicó o me ofendió, etc.  NO estamos hablando de crímenes, actos de terrorismo, etc. )




HILJOT TESHUBA 2:10: ¿Pedir perdón via text?

אין התשובה ויום הכפורים מכפרים אלא על עבירות שבין אדם למקום
La Teshubá, el arrepentimiento por lo que hicimos mal, se puede dar en dos áreas independientes. En primer lugar están las ofensas «rituales».  Esto incluye por ejemplo, cuando transgredimos el Shabbat o las festividades, o no cuidamos las leyes de Cashrut, o nos desconectamos de Dios al no rezarle o al no agradecerle por todo lo que nos dio, etc. Todas estas ofensas se reparan al hacer Teshubá. Esto es:  1. aceptar que cometimos un error, 2. arrepentirnos, 3. articular verbalmente nuestras transgresiones (confesión/Viduy) y 4. tomar la decisión de cambiar. Si hacemos todo esto, nuestros Sabios explican, el perdón está «garantizado» (ומודה ועוזב ירוחם).
En segundo lugar están las ofensas hacia el prójimo. Si perjudiqué a alguien económicamente, o si herí a alguien físicamente, o si dañé a alguien emocionalmente ofendiéndolo, insultándolo o avergonzándolo.    Estas ofensas NO son perdonadas en Yom Kippur sin que exista un paso previo. No podemos reparar con Dios el daño que hicimos al prójimo. Eso sería hipocresía religiosa.  El daño que voluntaria o involuntariamente infligimos a otra persona debe ser reparado en primer lugar, con esa persona: la víctima.
Primero, tengo que reparar materialmente lo que hice mal: si robe, devolver lo robado. Si rompí la ventana del vecino, pagar por su reparación.  Si herí a alguien (חובל) asumir los costos médicos. Luego de reparar materialmente el daño que hice, también debo pedirle perdón a la víctima. Y finalmente, pedir perdón a HaShem por haber dañado a mis semejantes.
Ahora, ¿qué pasa cuando el daño no tuvo consecuencias materiales o económicas? En el caso que el daño fue emocional, tengo que acercarme a esa persona y pedirle perdón. Desde un punto de vista práctico, los casos de daño emocional son más difíciles de reparar, ya que no hay una reparación material que compense el sufrimiento que la víctima pasó.
Pedir perdón a alguien que ofendimos o dañamos emocionalmente es quizás una de la tareas más difíciles que debemos enfrentar antes de Yom Kippur.
Cuando nos preparamos para pedir perdón tenemos que superar nuestra vergüenza (¿cómo voy a reconocer que actué mal?!!), nuestro miedo al rechazo (¿que pasa si no me perdona?) y principalmente nuestro orgullo (No actué mal! Él se lo merecía!).
Pedir perdón es muy difícil pero absolutamente necesario para que nuestra Teshubá en Yom Kippur sea aceptada.
Pregunta: ¿Puedo pedir perdón por teléfono o por email? No creo que exista una respuesta única para cubrir todos los casos posibles. Pero, en mi opinión, es un tema de sentido común. Me parece que a veces es más fácil para quien pide perdón no enfrentarse cara a cara con la víctima. De manera que un llamado o un email puede funcionar. Yo diría que, más allá del medio a través del cual uno pide perdón, lo más importante es que mi pedido de disculpas sea sincero y creíble: que no se mezcle con excusas y que sea lo más específico posible. Hay disculpas que no son disculpas: si digo, por ejemplo «Lamento que te sentiste ofendido por lo que te dije». Aquí no estoy admitiendo que hice algo mal.  Es más: indirectamente, ¡estoy culpando a la víctima! Lo cual no sólo no servirá para reparar mi error, sino que lo puede magnificar.
Otra pregunta clásica: «¿Qué pasa si hable mal de una persona y esa persona no lo sabe?  ¿Tengo que pedirle perdón? Porque si le pido perdón, a lo mejor empeoro las cosas.»  En este caso particular creo que uno puede pedir perdón sin especificar lo que hizo y dijo.    Sin embargo, cuando la víctima sabe lo que yo hice, tengo que ser específico.



HILJOT TESHUBA 2:1. Teshubá y la ley del arrepentido

El momento en que uno hace Teshubá (arrepentimiento) determina la calidad y la credibilidad de su acto.
Así escribe Maimónides en Hiljot Teshubá 2:1. «¿A qué se considera un arrepentimiento perfecto y completo? Cuando uno se enfrenta con la misma oportunidad de repetir la transgresión original, pero ahora no lo hace porque se ha arrepentido… sin embargo, cuando uno no repite la transgresión original, [y se abstiene de pecar], porque ahora teme que otras personas se enteren [o por razones similares]… su arrepentimiento se acepta, pero no se considera un arrepentimiento completo.»
Para explicar el escenario ideal de la Teshubá, Maimónides trae el ejemplo de un hombre que estuvo involucrado en una relación adúltera y más tarde se arrepiente. Lo que demostraría que su arrepentimiento ha sido completo es que ese hombre se enfrente a una oportunidad similar para repetir su error, pero esta vez se abstenga de cometer esa transgresión porque ha llegado a un nuevo entendimiento moral. En el caso mencionado, por ejemplo, porque ahora se da cuenta de que dejarse llevar por sus impulsos materiales le hará daño, no sólo a su familia, sino también a él mismo.
Sin embargo, si ese hombre se abstiene de cometer la misma transgresión, no por una convicción personal sino porque ahora teme ser descubierto y que alguien lo pueda denunciar, o ¡porque ya fue descubierto!, su Teshubá/arrepentimiento es aceptable, dice Maimónides, pero este tipo de arrepentimiento no es el ideal, o en las palabras de Maimónides, ésta no es una Teshubá «perfecta». ¿Por qué no? Porque este individuo ha cambiado su conducta no a causa de una renovada comprensión de lo que está bien y de lo que está mal: se ha arrepentido porque teme ser descubierto o porque lo descubrieron….
Un ejemplo moderno: Muy a menudo leemos en las noticias acerca de algún funcionario público que fue descubierto en un acto de corrupción.  Digamos, robando fondos públicos. Muchas veces estas personas, luego de ser descubiertas ,se paran delante de las cámaras de televisión y expresan públicamente su arrepentimiento. Piden perdón por lo que han hecho mal y por haber defraudado al público.   Éste es sin duda un gesto valiente de arrepentimiento. Sin embargo, este acto es cuestionable en términos de su absoluta credibilidad . ¿Por qué? Porque el proceso de arrepentimiento y disculpas no sucedió antes de ser descubierto, sino como consecuencia de haber sido descubierto. Es muy probable que lo que haya impulsado a esta persona a arrepentirse NO haya sido una nueva convicción o una renovada conciencia moral, sino el interés de una sentencia más leve, reducida o en mejores condiciones.
El acto de arrepentimiento «perfecto» tendría lugar si, mientras esta persona continuaba en sus funciones públicas y sin ninguna presión externa para continuar con su delito y antes de ser descubierto, se diera cuenta de su error por el llamado de su propia conciencia, y entendiera que lo que estaba haciendo era inmoral.  En ese escenario, su Teshubá sería creíble y completa.



HILJOT TESHUBÁ 1:1. La diferencia entre la culpa y la vergüenza.

כיצד מתוודה? אומר אנא ה’ חטאתי עוויתי פשעתי לפניך, ועשיתי כך וכך, והרי ניחמתי ובושתי במעשיי, ולעולם איני חוזר לדבר זה.
Continuamos explicando el Viduy.  Ayer dijimos que para Maimónides es necesario ser específico cuando uno verbaliza las malas acciones o errores cometidos.  Luego, nos dice que debemos expresar también dos sentimientos: en hebreo: 1. Nijamti 2.UBoshti , «me arrepiento y me avergüenzo». En otras palabras, cuando hacemos el Viduy debemos despertar en nosotros mismos el sentimiento de arrepentimiento y remordimiento, y también debemos sentirnos avergonzados. El Viduy no es una confesión mecánica y fría, sino que tiene que estar acompañado de sentimientos sinceros de Teshubá.   Pero, ¿Por qué debo sentir vergüenza ?
Nuestros rabinos dijeron que la «vergüenza» es uno de los tres elementos del sistema emocional, mental y ético del Pueblo judío. Ellos explicaron que un Yehudí hereda «genéticamente» tres cualidades. Aparte de ser vergonzosos o tímidos (bayshanim), los judíos somos innatamente benevolentes (gomlé jésed) y compasivos (rajmanim). Los rabinos consideraban esto tan cierto que dijeron que si un Yehudí no posee una de estas tres características «sus antepasados no estuvieron presentes en el Monte Sinaí» (un eufemismo para decir que es posible que un individuo que no posee estas cualidades no sea étnicamente judío).
Además de considerar «la vergüenza» como una condición innata del carácter judío -en total contradicción con la «jutzpá» que supuestamente se atribuye a los judíos- nuestros Jajamim indicaron que «la vergüenza» es un requisito necesario para que nuestra Teshubá (arrepentimiento) se considere completa.
Maimónides escribe que cuando un hombre o una mujer cometen un pecado, ellos deben confesar y decir «…me avergüenzo de mis acciones «. El sentir vergüenza es un paso crítico para el proceso sincero de Teshubá. ¿Por qué? Porque a diferencia de la «culpa», que es un sentimiento íntimo y privado, la vergüenza consiste en la incómoda sensación de saber que nuestros malos hábitos y malas acciones son conocidos por los demás.   Sentir «vergüenza» mientras hacemos el Viduy (=confesión) y articulamos nuestros pecados delante de Dios, implica que realmente sabemos o sentimos la permanente Presencia de Dios. HaShem es invisible, y resulta extremadamente difícil ser consciente de Su Presencia constante. Por lo tanto, no nos avergonzamos fácilmente cuando hacemos algo malo privadamente delante de Él, como naturalmente nos avergonzamos al hacer algo mal delante de otras personas. Ahora bien, si llegamos a sentirnos avergonzados de nuestras transgresiones cuando estamos en privado delante de Dios, significa que hemos alcanzado un nivel muy elevado de Emuná (fe).  Significa que tenemos claridad respecto a Su existencia, y que Su presencia es tan real para nosotros como la presencia física de otras personas.   Cuando sus alumnos vinieron a visitarlo en su lecho de muerte, Ribbí Yojanán ben Zakai los bendijo diciéndoles: יהי רצון שתהא עליכם מורא שמים כמורא בשר ודם , «Les deseo que tengan tanto temor y respeto por Dios como el que tienen por los hombres». Sus alumnos se sorprendieron y dijeron, «¿Nada más que eso?» Y Ribbí Yojanán les explicó que  sentir la presencia de Dios con la claridad que sentimos la presencia de otros individuos, demuestra un nivel de fe muy elevado.
Cuanto mayor sea nuestra conciencia de la Presencia de Dios, mayor será el sentimiento de vergüenza que nos embarga cuando nos arrepentimos de nuestras transgresiones delante de HaShem y viceversa.
Continuará… 



El secreto de la Mezuzá

    וכל עת שייכנס וייצא, יפגע בייחוד שמו של הקדוש ברוך הוא–ויזכור אהבתו, וייעור משינתו ושגייתו בהבלי הזמן
Ayer mencionamos el poema, “ben adam ma lejá nirdam” donde se habla de “despertarse”. Explicamos que la idea de despertar es, por un lado, práctica, ya que a partir del mes de Elul en las comunidades Sefaradíes se acostumbra a despertarse como una hora más temprano para decir Selijot.
También dijimos que el significado profundo de este “despertar” se relaciona con   despertarnos de un letargo espiritual u olvido. No es poco común, lamentablemente, que nos quedemos dormidos espiritualmente. Y es irónicamente muy fácil detectar cuándo la neshamá, el alma de uno NO está despierta o activa. Sólo hay que analizar con sinceridad nuestros propios pensamientos: si no pensamos en Dios y en el sentido de nuestra vida, es porque estamos “dormidos”.
En su libro Mishné Torá, Maimónides se refiere dos veces al letargo espiritual. La segunda vez cuando habla del Shofar (lo veremos BH más adelante) . Y la primera vez cuando habla de la Mezuzá. Veamos.
Maimónides afirma que ciertas Mitsvot actúan como «ángeles protectores». Una de estas Mitsvot es la Mezuzá. Pero ¿qué tipo de protección nos brinda la Mezuzá? Protección contra el olvido. Vivimos vidas muy agitadas.  Estamos inundados de todo tipo de preocupaciones y distracciones. Infinidad de necesidades materiales que necesitamos resolver con urgencia. Cuentas que pagar, deudas, trabajo, exámenes, competencia, etc. Todas esto demanda YA nuestra total atención. Llegamos a estar tan distraídos ocupándonos de estos asuntos urgentes, que nos olvidamos de lo más importante: el propósito de nuestra existencia.
Obviamente, el significado de la vida solo es relevante para aquellos de nosotros que creemos en Dios. Si un individuo cree que estamos en este mundo por un accidente cósmico, no se va a poner a pensar en la cuestión de «Propósito». Simplemente seguirá adelante haciendo lo que tiene que hacer para sobrevivir.
Sin embargo, cuando una persona sabe que Dios nos ha creado, también sabe que Él lo ha hecho con un propósito. Y vivir teniendo este propósito en mente (o incluso buscando este propósito) es lo que le da sentido a nuestra vida.
¿Puedes imaginar a una persona que cree en Dios y sin embargo está tan absorto en las distracciones materiales que termina olvidándose, dejando de pensar en cuál es el destino de su vida? Esto es un prácticamente un suicidio espiritual. Una tragedia humana.
Para Maimónides la Mezuzá nos protege de este tipo de “tragedias”. Cada vez que entramos o salimos de una habitación, pasamos por una puerta, o vamos de un lado a otro, la presencia de la Mezuzá nos fuerza a detenernos a observar o tocar la Mezuzá  y recordar a nuestro Creador. La Mezuzá nos ayuda a recuperar la conciencia del propósito de nuestra vida y a diferenciar entre lo urgente y lo realmente importante.
Maimónides menciona explícitamente esta cualidad de la Mezuzá. En Hiljot Mezuzá 6:13, dice. «Una persona debe mostrar gran cuidado en [el cumplimiento de la mitsvá de] Mezuza. Cada vez que una persona entra o sale [de un recinto con Mezuzá], se encontrará con el Nombre de Dios [y lo recordará]. Y así se despertará de su sueño y se dará cuenta de su obsesión con las preocupaciones mundanas, y reconocerá que no hay nada que dure eternamente excepto el conocimiento del Creador del mundo. Esto le motivará a recuperar la conciencia [de su propósito en la vida] y así se encaminará en los caminos de rectitud «.
Maimónides llama a la Mezuzá (y al Tefilín y al Tsitsit)  ángeles de protección. Protección respecto a olvidar nuestra verdadera misión en la vida. «Estos son los ángeles que impiden a una persona caer en el pecado, como está escrito [Tehilim 34: 8]» «El ángel de Dios está alrededor de los que Le temen, y los protege”.



Teshubá y despertar

בֶּן אָדָם מַה לְּךָ נִרְדָּם
DESPERTAR 1. Hoy es el segundo día de mes de Elul. Estamos a menos de 40 días de Yom kippur, el día del perdón. El día que consagramos para hacer Teshubá, arrepentirnos, pedir perdón, confesar nuestras faltas, y tomar la decisión de ser mejores.    Yom Kippur es un día muy importante. y no podemos llegar a ese día sin estar preparados. Es por eso que durante el mes de Elul nos entrenamos en la Teshubá y comenzamos a hacer un balance de nuestros actos.
Entre los judíos Ashkenazim, una vez que comienza Elul se empieza a tocar el Shofar. Entre los judíos Sefaradim una vez que comienza Elul (en realidad el 2 de Elul, o sea «hoy»!) se empieza a recitar las Selijot.  Selijot es un rezo diario que se dice antes de la Tefilá de la mañana  (Shajarit) y dura alrededor de una hora. En nuestra comunidad por ejemplo, el primer Minyan comienza a las 6.15 y Selijot comenzará entonces a las 5.15 de la madrugada.  Esto implica que desde hoy hasta Yom Kippur, que hay que «despertarse» una hora antes que de costumbre.   Una hora menos de sueño, que va ser dedicada a recitar esta importante Tefilá.
Como veremos BH en los próximos días, el centro de estas plegarias lo constituyen el viduy o confesión, y el recitado de los 13 Atributos de Perdón Divino o 13 Middot.
Pero en las Selijot también hay muchos piyutim, poemas religiosos, que nos inspiran a volver a HaShem. El primero, y uno de los piyutim más conocidos, es «BEN ADAM MA LEJA NIRDAM», que quisiera comentar a continuación.
בֶּן אָדָם מַה לְּךָ נִרְדָּם
«Hijo del hombre, ¿Qué haces durmiendo?! ¡Levántate y reza [a Dios] con súplicas!
Este piyut comienza con una invitación a despertar. «Despertar» en un doble sentido. Por una lado, siendo que las Selijot se dicen muy temprano por la mañana, este poema refuerza nuestro compromiso a sacrificar nuestro sueño y acudir al Bet haKeneset una hora más temprano que de costumbre.
DESPERTAR 2. Pero el sentido más profundo, y sin duda el sentido original de esta expresión, es la invitación al despertar de la conciencia. Me explico: Dada la cantidad de obligaciones materiales que tenemos, dado el ritmo al que vivimos y la enorme variedad de distracciones a nuestra disposición, es muy posible que nuestras conciencias estén «dormidas». ¿Cómo podemos identificar el sueño de la conciencia? El letargo espiritual se manifiesta por la ausencia de pensamientos profundos. Si no nos ponemos a pensar en Dios, y en lo que Él espera de nosotros; si no nos preguntamos por qué estamos aquí, en este mundo; si no reflexionamos sobre la dirección en la que avanza nuestra vida; si no re-evaluamos nuestros valores, y nuestras prioridades, entonces se puede decir que nuestras conciencias están dormidas.   El despertar espiritual consiste en refrescar estas preguntas. Estar «despiertos» significa que la búsqueda de estas respuestas sea el principal objetivo de nuestra existencia.
Esta hermosa expresión en hebreo ma lejá nirdam  «que haces durmiendo?» se encuentra en el libro de Yoná 1:6.   El capitán del barco que está por hundirse increpa al profeta Yoná, que estaba durmiendo, ausente de toda preocupación, ignorando los peligros a su alrededor. Es que Yoná estaba en una situación de «huida» casi suicida. Estaba, literalmente, alejándose de HaShem. Sin duda, estas palabras también aluden a nuestro propio escapismo existencial. Un escenario montado por nosotros mismos para eludir el compromiso que implica formularse las preguntas más profundas. Optamos por «escapar» de estas preguntas, que nos conducen a Dios, y nos entregamos de forma adictiva al trabajo o a distracciones materiales.  El primer llamado de las Selijot es el llamado a despertar y abandonar el escapismo.