CUARTA PRUEBA: Perder a Lot

Abraham regresa a Canaan desde Egipto junto con Sara, su esposa, y Lot, su sobrino que había quedado huérfano y fue adoptado por Abraham cuando murió su padre. Lot se perfila como el heredero natural de Abraham, aquel que supuestamente continuará el camino de rectitud, integridad y obediencia a Dios que Abraham había comenzado a transitar. En Egipto, y por ser el socio de Abraham, Lot también ha acumulado una gran fortuna, que él administraba por su cuenta.

LOS PROBLEMAS QUE TRAE EL DINERO
La fortuna de ambos, Lot y Abraham, debe ser considerada tomando en cuenta que en Canaan recién termina una gran hambruna, en la cual familias enteras habrán perdido todo lo que tenían para sobrevivir. En esos momentos de crisis, los pobres se hacen más pobres, y los ricos se hacen más ricos. Abraham utiliza su riqueza para aliviar a los pobres y hacer el bien a los demás en nombre del Creador. Su tienda está abierta de par en par para atender a los necesitados y a los extranjeros. Abraham les da de comer y beber cuando le quieren agradecer o pagar Abraham no acepta: solo les pide que agradezcan a Dios, que es «Aquel que nos ha dado lo que hemos comido»(zimún). Pero ese uso tan altruista de su dinero —que le valió a Abraham su fama y su nombre de Nesí Eloqim, representante de Dios, en la tierra de Canaan— no era imitado o apreciado por Lot.

EL CAMINO DE ABRAHAM Y EL CAMINO DE LOT
Para la gran decepción de Abraham, Lot no sigue su camino. Lot solo quiere seguir acumulando más bienes y tener más. Y no se preocupa de compartir su fortuna con los que tienen menos, como hace Abraham. Los ojos de Lot están puestos en incrementar  su riqueza, no en la beneficencia. Las cosas se ponen un poco peor, irónicamente, cuando las promesas Divinas de berajá, prosperidad, abundancia, por fin se ven cumplidas. El territorio de Canaan de pronto ya no alcanza para los “dos socios”: tío y sobrino. De acuerdo a los Sabios, los trabajadores de Lot traen a sus animales a pastar en los pastizales de Abraham, porque su patrón Lot consideraba que al ser el heredero natural de Abraham, esos terrenos de alguna manera, ya le pertenecían…

LA DECISION DE LOT
Abraham se da cuenta de que Lot, su único familiar sanguíneo, no va a seguir el camino de Dios. Y ahora se enfrenta a un gran dilema o nisaiyón. ¿Seguir consintiendo a su sobrino, que ha demostrado un total desinterés por la obediencia a Dios y la beneficencia, o separase de Lot?  Abraham no puede abandonar la misión que comenzó. Abraham fue elegido por Dios y tuvo el privilegio de escuchar Su Voz y recibir Sus mandamientos y Sus promesas. ¡Abraham debe asegurarse que sus descendientes seguirán su camino! Pero Lot ha elegido un destino diferente.  ¿Qué hacer en estas circunstancias? Esta es la cuarta y difícil prueba a la que se somete Abraham Abinu: si deja las cosas así como están, su misión Divina se perderá para siempre…     Abraham deja la decisión final en las manos de Lot. Le ofrece separarse. Y quizás para la sorpresa de Abraham, Lot acepta separarse de su tío —sabiendo que al desconectarse de Abraham también se estaba desconectando de Dios.

LA ANTÍTESIS DE ABRAHAM
Para peor —y para ratificar las sospechas de Abraham acerca del carácter de su sobrino— Lot se deja llevar por la codicia y decide establecerse en Sodom (o en hebreo Sedom), una ciudad, que antes de ser azotada, era muy próspera y segura, donde residían ricos y nobles de muy mala reputación. Los hombres de Sedom actuaban de una manera completamente opuesta a la de su tío: mientras que Abraham se dedicaba a ayudar desinteresadamente a los extranjeros, en Sedom, se solía abusar de ellos y sacarles todo lo que lo se pueda. Lot elige una ciudad sin Dios, rechazando una vida dedicada a Él. A al mejor estilo de un personaje de Nitzche, en Sedom la caridad era vista como un error: mantener a los pobres perjudica a la supervivencia de los más fuertes. Lot se siente atraído por esta civilización que práctica la ley de la selva y se deleita en los placeres materiales.   Cuando Lot elige Sedom, Abraham se da cuenta que no se había equivocado al juzgar el carácter de su sobrino y haberse separado de él. (Como se verá más adelante, Abraham irá a la guerra –algo que solo hizo una vez– y arriesgará su vida para salvar a su sobrino fue tomado como prisionero. Para Maimónides, está es la esencia del cuarto desafío).

LO QUE APRENDEMOS DE ABRAHAM

Abraham no tenía hijos propios y hasta este momento, lo que Abraham más quería era a su sobrino, su “hijo adoptivo”, Lot.  Al separarse de Lot, Abraham demuestra que para él seguir el camino del Creador es la razón más importante de su vida y está dispuesto a sacrificarlo todo por Dios y ser merecedor de Su elección.

En ningún momento podemos dejar de pensar en la manera que cada uno de estos nisiyonot o pruebas van preparando a Abraham para el desafío más difícil: el sacrificio de Isaac.




VAYERA. El sacrificio de Isaac; la última prueba.

Adaptado del libro «Encounters» del Rab Aryeh Kaplan z»l

Abraham escucha una Voz.  La Voz es familiar. Es la misma Voz que le ordenó que abandonara la tierra de sus padres y emigrara hacia la tierra de Canaan. La misma Voz que le prometió que él iba a ser bendecido y que su descendencia iba a ser tan numerosa como las estrellas del cielo.  Esa voz, la Voz de Dios le prometió muchas cosas y nunca lo defraudó. A veces tuvo dudas, como cuando al llegar a la tierra prometida se encontró con una terrible sequía. O cuando su esposa Sará fue secuestrada. Pero Abraham aprendió que no todas las promesas Divinas se materializan en el momento. A veces hay que esperar. Y así, la paciencia, se transformó en parte de su fe. Abraham aprendió a obedecer y confiar en su interlocutor: El Creador de los cielos y la tierra.  Esa Voz, es la misma que le prometió a él y a Sará que finalmente iban a tener un hijo, a la edad 100 años. Y ese hijo llegó y se llamó Yitzjaq, que significa : el [niño] que hará reír [de felicidad a sus padres desde su nacimiento, y por todos los días de su existencia].  

Pero ahora, cuando Abraham se levanta a rezar y agradecer al Creador por Sus bendiciones  esa Voz se dirige a él con el familiar llamado “Abraham, Abraham” .  La Voz se escucha físicamente, como si alguien le estuviera hablando muy cerca de él. Abraham una vez más mira a su alrededor para estar seguro que ninguna hombre lo está llamando y cuando esta seguro responde: “Hineni”. «Aquí estoy, listo para cumplir Tus órdenes».   Y entonces escucha nuevamente la Voz, que esta vez le dice algo terrible: “Toma a tu hijo, a tu único hijo, al que tú tanto amas: Yitzjaq. Y ve con él a la tierra de Moriá (Jerusalem) y ofrécelo allí como un sacrificio para Mí”.   La Voz desaparece. Abraham se queda solo. Confundido. Siente vértigo. Va a colapsar. Es  como que su mundo se está derrumbando a su alrededor. Está por desfallecer.  Se apoya en un árbol para no caerse.  Su corazón palpita muy rápido. “Oh, Creador del mundo, esto no es posible –puede haber pensado Abraham–  Tú no puedes haberme ordenado que sacrifique a mi hijo Yitzjaq. El hijo que tuve en mi vejez, el que trajo infinita alegría a mí y  a mi esposa Sará. Esto es un error. Es una alucinación. Una pesadilla ”. 

Abraham se da cuenta que no puede engañarse a sí mismo. La Voz que siempre lo ha guiado y bendecido le ha dado una orden al más leal de todos sus siervos. Al hombre que le enseñó al mundo que existe un Creador, que no se ve, que es invisible, que se comunica con sus criaturas, y al que hay que obedecer hasta el final. Y ahora llegó el momento de la prueba más difícil para testear la lealtad de Abraham Abinu a Dios. Abraham, ¿solo obedece a Dios cuando le conviene? ¿Cuándo Dios le promete bendiciones y gloria? ¿Será Abraham capaz de obedecer a Dios, de no abandonarlo, de seguir con Él si va a perder lo que más quiere en su vida?  

Abraham sigue sin moverse de su lugar. Espera escuchar nuevamente la Voz con alguna clarificación. O una contraorden.  Pero con el pasar de las horas, las dudas acerca de la identidad de la Voz se disipan y el horror crece en el corazón de Abraham.  La orden no fue una alucinación. La Voz fue tan clara como cuando le prometió un hijo, al que ahora ama más que ninguna cosa en este mundo. Mucho más que a sí mismo.   ¡Que fácil sería obedecer esta orden —pensaba Abraham— si la Voz le hubiera ordenado ofrecerse a sí mismo como sacrificio! A Abraham se le pide hacer más de lo que a ningún otro hombre se le ha pedido hasta ese entonces.    

Después de una noche de terror y cuando a Abraham ya no le quedan más dudas acerca del origen de la Voz, se da cuenta que no puede negarle nada a Dios. El Creador lo dio a su hijo y ahora, por alguna razón que a Abraham le resulta incomprensible , se lo está pidiendo de regreso. Por la mañana Abraham se levanta muy temprano de su cama y se dispone a cumplir la inexplicable orden Divina. Sin pronunciar palabra ni explicar a dónde van o para qué, Abraham le pide a su amado hijo Isaac y a sus dos sirvientes que lo ayuden a cargar una pila de madera en el burro de carga. Y entonces los 4 hombres parten en silencio. Ninguno se anima a cuestionar a Abraham, que siempre hace lo correcto. Caminan durante 3 días por los bosques y los campos. 

Su anciano rostro está tieso como una piedra. Su mirada, elusiva, fija en el frente del camino.   Sus ojos reflejan la luz pero ocultan algún secreto. Nadie le pregunta a Abraham dónde están yendo. Abraham permanece en silencio no pronuncia una palabra, ni siquiera a su hijo. Por fin, ven el monte Moriah. Abraham le ordena a sus sirvientes que descargan la madera y la carguen en la fuerte espalda del joven Isaac. Abraham toma las piedras para encender un fuego y debajo de su túnica, esconde un largo cuchillo. 

Ahora padre e hijo caminan juntos montaña arriba. Sin palabras.  Isaac, por fin rompe el silencio. Se arma de valor y le pregunta a Abraham: “ Padre, parece como que vamos a ofrecer un sacrificio. Veo que llevamos la madera y que tu tienes las piedras para encender el fuego. Pero, ¿dónde está el animal que vamos a sacrificar?”   Abraham cierra sus ojos y llora por dentro. ¿Le puede contestar a su amado hijo que él ha sido elegido por Dios para ser sacrificado?.  “Dios proveerá el animal para el sacrificio” ,  dice Abraham con la voz entrecortada.  Isaac sigue caminando junto a su amado padre y ya no dice nada más. No se puede imaginar la inconcebible verdad.  Isaac confía totalmente que su padre estará cumpliendo alguna orden divina. y así, padre e hijo, juntos en mente y corazón, siguen escalando el monte hasta que llegan cerca de la cima. Allí Isaac observa como su padre trae unas pesadas rocas para construir un altar y cuando termina, lo ayuda a colocar la madera sobre el altar recién construido.   

Abraham, pálido y temblando, le pide a su hijo que estreche sus manos y ata sus muñecas con unas tiras de cuero. Una vez que las manos están restringidas, Abraham ata sus pies. Isaac no entiende qué está pasando.   ¿Se trata  de algún juego que mi padre está jugando? Mira a su padre, pero su padre no lo está mirando. Solo hay lágrimas en sus ojos y un llanto ahogado. Algo terrible está pasando.  «¿Dónde está el cordero para el sacrificio?» Pregunta  Isaac. Y de pronto se da cuenta que ¡el cordero es él!   Isaac palidece y comienza a temblar, pero el respeto hacia su padre es tan grande como el de Abraham hacia Dios, y no ofrece resistencia.  El anciano patriarca toma al joven con sus fuertes brazos, lo levanta y lo acuesta suavemente sobre el altar. Issac lo mira incrédulo. Su padre sigue eludiendo su mirada. Isaac ve como su padre saca el cuchillo que llevaba escondido debajo de sus ropas y siente el frío metal sobre su garganta.  

Abraham sujeta el cuchillo y toma valor para terminar la misión más difícil que ningún hombre de fe haya tenido que cumplir. Pero de pronto, justo antes del acto final, escucha nuevamente la Voz que lo llama con urgencia y le dice:  “Abraham, Abraham”. Abraham baja el cuchillo y responde: “Aquí estoy”.  La Voz, ahora más fuerte y clara que nunca le ordena: “No dirijas tu mano contra tu hijo. No le hagas ningún daño. Ahora has demostrado tu completa lealtad a Dios y que no le has negado nada a Él,  ni siquiera a tu único hijo”.    Y la Voz ya no dice más. Los ojos de Abraham se llenan nuevamente de lágrimas pero esta vez son de alegría. Abraham desata a su hijo y ve que allí en la montaña, muy cerca de donde están, hay un carnero con su cuerno atrapado en un arbusto.  Abraham toma al animal, lo lleva al altar que construyó para Isaac y lo ofrece como sacrificio a Dios. La prueba ha terminado.




VAYERA: Lot y el síndrome del sapo a la cacerola

הכריזו בסדום ואמרו: כל מי שהוא מחזיק ידו בפת לחם לעני לגר ולאביון יישרף באש

LA PEOR DECISIÓN DE TU VIDA

Lot y Abraham vivían en la misma zona geográfica. Pero cuando los pastores de Abraham y de Lot se pelean por territorio, Abraham le sugiere a Lot que cada uno tome caminos separados. «Mira la tierra que está frente a ti», le dijo Abraham a su sobrino, «y elige dónde quieres ir … Si eliges ir para el norte, yo iré para el sur. Y si eliges ir hacia el sur, yo iré hacia el norte». Lot no lo dudó y eligió establecerse en Sedom (Sodoma). ¿Por qué? Porque Sedom era una ciudad de riqueza y estabilidad económica. En ese entonces, esa área poseía abundantes ríos que surgían del Jordán, como el paradisiaco delta del Nilo egipcio, dice explícitamente la Torá. Los habitantes de esa próspera ciudad no dependían de la lluvia, y las sequías no los afectaban. Seguramente Lot imaginaba que allí, en Sedom, iba a construirse una hermosa casa, iba a tener el mejor carro, y casarse él y sus descendientes con familias de mucho dinero. ¡Qué vida tan exitosa le esperaba a Lot en Sedom!

SODOMA Y EL TERCER REICH

Pero la Torá también advierte que las personas de Sedom eran realmente malas y egoístas. No dejaban que nadie compartiera sus riquezas. Y en lugar de asistir, oprimían y explotaban a los extranjeros oa cualquiera que no perteneciera al exclusivo club. Los Jajamim dijeron que en Sedom se estableció una ley que decía que «aquel que ayudase a un pobre, a un huérfano o a un extranjero sería ejecutado». La filosofía de Sedom siempre me hizo acordar al pensamiento de Nietzsche, que luego adoptó el Tercer Reich: al débil o al enfermo no se le tenía que tener compasión y asistir, ya que esto representaba un desperdicio de los recursos del estado. La sociedad Aria debía deshacerse de los más débiles –y así lo hicieron– y dedicar todos sus recursos al progreso de los hombres y mujeres sanos, aplicando una ley natural elemental aprendida de Darwin: la supervivencia del más fuerte.

LA IMPORTANCIA DEL MEDIO AMBIENTE

Lot venía de un ambiente que no podía ser más diferente a Sedom. Lot había sido criado en el hogar de Abraham Abinu. En una casa abierta para todos los necesitados. Lot tuvo que haber absorbido estas lecciones de Abraham. Y me imagino que cuando Lot se dio cuenta de la naturaleza de los habitantes de esa ciudad, se habrá preguntado a sí mismo: ¿Y ahora qué hago? ¿Me quedo en esta ciudad o me voy de aquí? Lot decidió quedarse. Quizás pensó que él tendría la fortaleza emocional suficiente como para no dejarse influenciar por los demás…. Pero se equivocó. Y si bien es cierto que conservó algunas de las características de Abraham, por ejemplo, recibió a extranjeros (malajim) arriesgando su vida, vemos que todo lo hizo solo. A diferencia de Abraham, que junto con su esposa Sará prepararon el banquete para sus visitantes, la esposa de Lot no aparece… él mismo, y solo, tuvo que preparar la comida para sus huéspedes. Es decir: Lot ni siquiera pudo influir en su propia familia. Su esposa y sus hijos, porque la cultura de Sedom ya se había hecho parte de los valores de ellos. Cuando Abraham le pidió a Dios que no destruyera la ciudad de Sedom si se encontraban en la ciudad 10 personas justas, Abraham estaba pensando en Lot y su familia: él, su esposa, sus dos hijas casadas, sus maridos, y sus dos hijas solteras y sus prometidos. Eran en total 10 personas. Pero Dios al final destruye la ciudad porque estas 10 personas no eran individuos justos y rectos. Lot, por más que lo intentó, no pudo aislar a su familia de la corrupción de Sedom. Y lo que es más:Lot ofrece a sus propias hijas solteras para que los habitantes de la ciudad las violen, lo que deja en claro que, en realidad, Lot mismo terminó influenciado por la inmoralidad de Sedom. Se transformó, sin darse cuenta, en una víctima más de la cultura Sodomita.

SAPO A LA CASSEROLE

Una de las lecciones más importantes que escuché en mi vida es la del sapo hervido. ¿Cómo se cocina un sapo?(No sé si esto es verdad o es una leyenda urbana, pero en cualquier caso, por favor, no lo intenten en sus casas, ya que aparte de ser tremendamente cruel, no es Casher :). Para los franceses y los chinos, el sapo a la cacerola es un manjar exquisito. El tema es que al sapo hay que cocinarlo, ¡mientras el sapo está vivo! ¿Cómo se cocina al sapo? Si se lo pone directamente en agua hirviendo, el sapo inmediatamente saltará afuera de la olla. Pero si se coloca al sapo vivo en una olla con agua a temperatura ambiente y a fuego lento, ¡el sapo no se escapa de la olla! ¿Cómo puede ser?

NOSOTROS Y EL SAPO

El cuerpo del sapo puede detectar cambios de temperatura drásticos. Por eso, si de una temperatura de 20 grados lo exponemos a los 100 grados de agua hirviendo, saltará para afuera. Sin embargo, el cuerpo del sapo tolera «pequeños» cambios de calor, se adapta a la nueva temperatura y es incapaz de «sumar» esos pequeños cambios en su cerebro y detectar un gran cambio. Me explico: una vez que el sapo está en el agua y el fuego lento lleva la temperatura del agua de 20 a 25 grados, su cerebro de sapo le dice: «5 grados no es nada. No hay peligro.» Y se adapta a los 25 grados. Cuando el agua llega a los 30 grado, su cerebro, ya adaptado a los 25, le dice al sapo: «son solo 5 grados más, no es nada». Y cuando llega a 35, dice lo mismo: «5 grados, no me afectan». ¡El sapo va tolerando y adaptándose a esos pequeños cambios y es incapaz de sumar esos cambios y decirse a sí mismo: «De 20 a 45… son 25 grados! Esto no me está gustando nada, y puede terminar mal»,Finalmente, cuando llega a los 100 grados, ya es demasiado tarde para el sapo….

CAMBIAR SIN QUE SE NOTE

Con los seres humanos pasa algo muy parecido en el campo de las«influencias». Si nos rodeamos de personas malas, por ejemplo,comenzamos a absorber esos valores de forma muy gradual. Tan gradual que es casi imperceptible percibir los cambios. Con el tiempo, nos pasa como al sapo: No percibimos que los pequeños cambios se van sumando. Y cuando nos queremos dar cuenta, ya es demasiado tarde. Lo bueno es que este mismo principio sucede cuando nos rodeamos de gente buena: los pequeños cambios son imperceptibles en el día a día, como cuando un adolescente crece en estatura o como cuando nos ponemos viejos. La lección que aprendemos de Lot es que tenemos que elegir con mucho cuidado el ambiente donde vivimos,y dónde nos educamos y criamos a nuestros hijos. ¡Que no nos pase como a Lot, o al sapo!




VAYERA: Sodoma y Gomorra ¡La Biblia tiene razón!

EL DESCUBRIMIENTO DEL SIGLO
Recuerdo que de adolescente leí un apasionante libro llamado: “Y la Biblia tenía razón”, que me introdujo por primera vez al tema de arqueología bíblica. El libro, escrito por un alemán que lucho contra los nazis, Werner Keller (1908 -1980) fue publicado en 1955. Y su autor, con la limitada información que tenía a su disposición, hizo un gran servicio a los estudios bíblicos, ya que demostró en primer lugar que ningún descubrimiento arqueológico contradice la narración de la Torá. Y en segundo lugar, que a pesar de los miles de años ya pasados, siguen apareciendo sólidas evidencias de las historias y relatos bíblicos. Pero Keller hizo una predicción en la que, afortunadamente, se equivocó. Lo cito: “Hoy día podemos afirmar, con completa seguridad, que toda búsqueda de Sodoma y Gomorra que se pretenda realizar en el futuro será completamente inútil, pues el enigma de la ruina y desaparición de ambas ciudades no ha podido ser aclarado”. Página 47. Muy recientemente, en 2018, un grupo de arqueológicos modernos han descubierto los restos de la ciudad de Sedom, cerca del Mar Muerto, increíblemente, también han podido verificar, de una manera extraordinaria, cuál fue la naturaleza del catastrófico evento que de acuerdo a la Torá llevó a su total destrucción. La historia es apasionante, pero necesitaré de la paciencia del lector para explicarla con un mínimo detalle.

LA RIQUEZA DE SEDOM, ANTES DE SU DESTRUCCIÓN
La Torá menciona a Sedom (en castellano: Sodoma) en las Perashiyot que leímos estas últimas semanas Lej-Lejá y Vayerá. Abraham y Lot tenían mucho ganado; tanto, que los pastores de ambos terminaron peleándose por el territorio. Y para evitar escalar el conflicto, Abraham le propuso a Lot que se separen: Abraham le dejó a Lot si él quiere ir al norte, Abraham irá al sur, y viceversa. Entonces la Torá describe lo que llevó a Lot a decidir dónde mudarse: “Génesis capítulo 13: 10: “Entonces, Lot levantó la vista y vio todo el valle del Jordán, hasta Tzohar, que era tierra fértil, como un jardín [bendecido por] Dios, como la tierra de Egipto. Así era [esta zona] antes de que Dios destruyera a Sodoma y a Gomorra… Lot habitó en las llanuras y fue extendiendo sus tiendas hasta Sedom” Lo primero que aprendemos de este texto es que esa zona era muy fértil, algo que contrasta en absoluto con la extrema aridez de los alrededores del Mar Muerto. La segunda referencia dice que Sedom era como Egipto. ¿A qué se refiere?

SEDOM Y EL DELTA DEL NILO
Hay dos puntos especiales que caracterizaban a Egipto. 1. En primer lugar, que a diferencia de todos los demás países del medio oriente, Egipto no depende de la lluvia: depende del Nilo. Y las sequías, por lo tanto, no le afectan. Por esta razón, Egipto era el destino favorito de los que escapaba se la seguía en otras regiones. La Torá hace alusión a las migraciones de nuestros patriarcas a Egipto innumerables veces. 2. Hay un área en el Norte de Egipto que se la conoce como el delta del Nilo. Allí, el caudaloso río se divide en canales y transforma a toda esa zona en un extraordinario vergel natural, extremadamente fértil y próspero. Esta es la zona de Goshen (los arqueólogos llaman a esta zona Avaris), donde vivieron los judíos. Antes de la destrucción de Sedom y sus alrededores, el río Jordan tenía canales o desembocaduras que creaban un delta alrededor de la ciudad y fertilizaban la región. Esta zona, de los dos lados del río Jordan, debe haber sido muy próspera, ya que tampoco dependía de las lluvias, y es lógico entonces que acudieran a ella los caminantes o los pobres, como cuenta la Torá que sucedió con Lot y los extranjeros que buscaban albergue.

SOLO PARA RICOS
La Torá luego relata acerca de los terribles hábitos de los habitantes de la ciudad de Sedom: 13:13: “Los hombres de Sodoma eran malvados y cometían muy graves pecados contra Dios.” Estos “pecados contra Dios”, como vemos en la historia de Lot, eran más bien “crímenes contra la humanidad”, el abuso a los extranjeros— asesinato, robo, violencia sexual, etc. — que estaba “normalizado” y del cual todos participaban “desde los jóvenes hasta los ancianos”. Por un lado, la población era muy próspera, pero por el otro lado eran extremadamente crueles, egoístas y capaces de cometer cualquier acto de inmoralidad (de aquí la famosa palabra “sodomía”). Dios castigó a Sedom y a sus alrededores con la extinción y la desaparición. La pregunta que nunca hasta ahora se había podido resolver es ¿cómo fue exactamente que Dios destruyó esta ciudad?

ARQUEOLOGÍA
Durante muchos años se creía que las ciudades de Sedom y Amorá se encontraban en el sur del Mar Muerto. Y suponían que la razón por la que no se encontraron las ruinas de esta gran metrópoli, era porque la ciudad había sido cubierta desde ese entonces por el mar Muerto. Esta fue la razón por la que Keller dio por cerrada la búsqueda. Porque supuso que la ciudad fue tragada por este mar. También su asumió, incorrectamente, que la ciudad había sido destruida por un terremoto. Sin embargo, esto nunca pudo ser comprobado. Aparte, al describir la destrucción de Sedom, la Torá menciona que “caía fuego desde el cielo”, algo que no sucede en terremotos. Otro dato interesante que vale la pena mencionar es que Abraham observó desde su ciudad, Hebron, las secuelas del cataclismo de Sedom. Abraham vio una “humo como de un horno” que se elevaba desde esa zona. Algo parecido a la nube de hongo (mushroom cloud) que se produce luego de una bomba atómica.

¿Cómo se descubrió la ciudad de Sedom en nuestros días? ¿Y cómo se explica científicamente el cataclismo que describe la Torá?

Continuará…




SEGUNDA PRUEBA: Hambre, en lugar de riqueza

ויהי רעב בארץ
PRUEBAS DE LEALTAD A DIOS
Nuestros Sabios indicaron que Abraham, nuestro primer patriarca, pasó por 10 nisiyonot, pruebas o experiencias de vida. Cada una de estas experiencias tiene que ser vista como una lección o un aprendizaje, que le enseña a Abraham cómo relacionarse con Dios . El aprendizaje es acumulativo y progresivo: Lo aprendido en la prueba anterior es necesario para pasar al próximo nivel y superar la prueba siguiente.  Recordemos cómo llegamos hasta aquí.  En su infancia, Abraham descubre por sus propios medios que existe un Creador. Luego de muchos años, el Creador se revela a Abraham. Abraham identifica la voz de Dios, la valida,y obedece la dificil orden: abandonar todo, ir a una tierra lejana y comenzar de nuevo. Abraham pasa la primera prueba de lealtad a Dios y comienza su largo. Abraham aprende que Dios no solo creó el mundo, sino que también se interesa por los seres humanos y los guía.
CUANDO LA PROMESA DIVINA NO SE CUMPLE

La vida de un hombre de fe, que cree en Dios y lo escucha, no es necesariamente más fácil que la de un hombre sin fe: ¡está llena de desafíos y dificultades ! Recordemos que cuando HaShem le ordena a Abraham partir hacia la tierra de Canaan, le promete que lo colmará de prosperidad y bendiciones. Es posible que Abraham haya imaginado que esa promesa se cumplirá de inmediato. Quizás haya pensado que al llegar a Canaan lo estarían esperando decenas de camellos cargados de riquezas y tesoros, como en un cuento de las mil y una noches. Pero para su sorpresa Abraham no encontró riquezas en Canaán. Por el contrario: al poco tiempo de arribar, cuando llegó el otoño, la lluvia no apareció y se declaró una sequía nacional.

NI LÓGICA NI EXPLICACIONES
Entendamos mejor la tremenda «prueba» a la cual es sometido Abraham: Dios le ordenó a Abraham dejar su próspera tierra y le prometió que en la nueva tierra encontrará bendición y riquezas…  Pero cuando Abraham llega a Canaán, se declara la sequía y se tiene que ir…  ¿Qué habrá pasado por la cabeza de Abraham en ese momento? ¿Habrá pensado que quizás Dios no es tan poderoso como él imaginó, o que no tiene control sobre la lluvia o el clima de Canaán?
Y algo más complicado: ¿qué habrá pasado por la cabeza de Sará, su esposa? Quizás hayan discutido y Sará le haya recriminado a Abraham haberla sacado de su prosperidad con promesas de grandeza para llevarla a la pobreza… o puede ser que haya sido al revés: quizás fue Sará la que alentó a Abraham a seguir adelante y no darse por vencido… El texto no nos revela estos detalles.   Pero los vemos siempre juntos. 
Para hacer esta situación  más difícil todavía, cuando Abraham más lo necesita,  la Voz Divina no se revela nuevamente para explicarle lo está sucediendo o lo que tiene que hacer.  En estas circunstancias, cualquier otro individuo, me imagino yo, hubiera dado por finalizada su aventura y hubiera regresado a su casa, Ur Casdim o Jarán, donde está su familia. 
Pero en lugar de rendirse, Abraham se aferra a su convicción de que Dios sabe lo que hace.  Este es un nivel muy alto de Emuná, la relación de confianza entre Abraham y el Creador. Abraham pone en práctica uno de los elementos más importantes de la fe judía: la paciencia, y decide seguir confiando en la Promesa Divina a pesar de la adversidad.  Con esto en mente, Abraham decide descender a Egipto para tener lo que comer hasta que acabe la sequía, y luego regresar a la tierra prometida y cumplir el mandato Divino. Es como que Abraham decide cumplir su parte a pesar de que, por ahora, Dios ח»ו no está cumpliendo la Suya… (esta idea, la lealtad incondicional y unilateral del pueblo judío a Dios, se desarrolla con toda su profundidad y belleza  en el hermoso Salmo 44 de Tehilim). 
 
LA REVOLUCIÓN DE ABRAHAM
A todo esto, y desde la perspectiva Divina, «Abraham está en observación».  Tengamos en cuenta que es la primera vez que un evento de esta naturaleza se registra en la Torá. Es decir, que un hombre sigue fielmente el mandamiento Divino –en este caso, instalarse en la tierra de Israel–y persiste en su lealtad a Dios a pesar de que, por hacer lo que Dios le pide, sufre, y todo parece indicar que está lejos de alcanzar el bienestar prometido. Nosotros los lectores de la Torá sabemos que la historia tendrá un final feliz, y que la promesa que Dios le hizo a Abraham eventualmente se cumplirá. ¡Pero Abraham no lo sabe! Y nadie lo había instruido respecto a cómo reaccionar cuando las cosas malas le suceden a la gente buena En el mundo idólatra cuando un «dios» no le concede al individuo que lo sirve los resultados esperados, simplemente se lo reemplaza por otro dios que sea más poderoso y efectivo. En ese contexto cultural, es impresionante  y absolutamente revolucionario que Abraham decide no abandonar a Dios, confiar en su palabra y esperar.
אַבְרָהָם אֹהֲבִי
La situación de Abraham desafía la lógica y el sentido común: Dios es Todopoderoso. ¿Por qué no recompensa inmediatamente a aquellos que lo obedecen?  Abraham, en cierta manera, renuncia a la recompensa Divina. Y  sigue a Dios incondicionalmente.   Maimónides explicará 3000 años después que de Abraham aprendemos a servir a Dios incondicionalmente: ni por temor al castigo, ni por conveniencia, sino por amor a Dios. La conducta de Abraham nos enseña a sus descendientes que las recompensas que Dios le concede a un hombre de bien no son ni seguras ni inmediatas.    Abraham está aprendiendo que la relación con Dios debe ser diferente. Si solo obedezco A Dios para ser recompensado, entonces debo abandonar a Dios cuando no obtengo lo que espero. La clave de la supervivencia del pueblo judío es su lealtad incondicional a Dios, colectiva e individualmente. Aprendimos de Abraham a no abandonar a Dios incluso cuando sufrimos por ser judíos: es decir, por ser leales a Él y a Sus mandamientos. La lealtad (o «amor») de Abraham hacia Dios es incondicional. Su relación con Dios no depende de la recompensa material. Para Abraham la mayor recompensa es su relación con Dios, en las buenas y en las malas.



LEJ LEJA: Caminar ante Dios

התהלך לפני והיה תמים

Camina ante Mi con integridad”

ABRAHAM Y NOAJ

Cuando la Torá describe la relación entre Dios y Noaj el texto dice: «ET HAELOQIM HITHALEJ NOAJ», que significa: “Y Noaj caminaba con Dios”. Nuestros Sabios explicaron que esto significa que Noaj se apoyaba en Dios, y el Creador lo rescataba de sus problemas. Noaj obedecía a Dios y dependía de la asistencia Divina. Su mayor aspiración era que Dios lo llevara de la mano , que lo sacara del pozo. Por el otro lado, cuando el texto bíblico describe la dinámica entre Dios y Abraham en la Parashá de esta semana no aparece una relación horizontal. Dios le dice a Abraham “HITHALEJ LEFANAI”, «Camina ante Mi presencia… , o «Camina delante de Mí». ¿Qué quiere decir este texto? Hay varias y muy profundas interpretaciones. Voy a presentar dos opiniones.

VIVIR BAJO SU MIRADA

El texto se puede entender en primer lugar como «Camina ante Mi presencia» es decir, condúcete en tu vida consciente de Mi presencia. Sabiendo que Yo estoy aquí, observándote. Es como lo que el Rey David dijo en Tehilim «SHIVITI HASHEM LENEGDI TAMID», «Tengo a HaShem presente ante Mí, permanentemente» . Esta hermosa interpretación es compatible con el final de ese versículo que dice VEHEYE TAMIM, es decir: «[condúcete] … con integridad«. En otras palabras: en cada paso que des en tu vida, ten presente Mi existencia y dirígete con integridad. Actuar de acuerdo a lo que Dios indica es una forma de promover la idea de Su existencia. Actuar bien, con honradez, con nobleza y generosidad, cuando los demás saben que uno se guía por instrucción Divina, surte un efecto de «admiración» y un deseo e imitación de esa conducta. A esto se lo llama en hebreo «Kiddush HaShem», santificar Su nombre, es decir, elevar la reputación del Creador a través de nuestro proceder.

AYUDAR A VER

Hay otra interpretación que no es menos profunda ni menos hermosa. Estas palabras también se pueden traducir como que Dios lke dice a Abraham: «Camina delante de Mí» como cuando una persona le dice a otra:»Tú camina adelante que yo te sigo…” Pero ¿qué puede significar que Abraham debe caminar adelante de Dios? Un Midrash dice Dios le pide a Abraham que vaya adelante de Él para mostrar al mundo la presencia de Dios. Como un sirviente que en la noche va adelante del carruaje real iluminando con una lámpara la presencia del Rey, para que sus súbditos lo puedan ver. Pero demostrar la existencia de Dios no es tarea fácil…

IDOLATRIA Y DEMAGOGIA

La primera misión de Abraham era mostrarle a la humanidad que la Abodá Zara, la idolatría, era falsa. Que, como explica Maimónides, los líderes religiosos de la idolatría habían inventado todos esos ritos y creencias para controlar y manipular a sus súbditos con miedos y fetichismo. Esos eran simplemente charlatanes que usaban las supersticiones –que ellos mismos habían inventado– para dominar y tener poder. Cuando Abraham denunció la falsedad de la idolatría se ganó muchos enemigos como el rey Nimrod. Abraham había convencido a la gente que a Dios no se lo puede ver, y que era absurdo representarlo por ídolos, pero ahora tenía que hacerles entender que aunque no se lo puede ver, Dios existe, y es omnipresente (está en todos lados). Los ojos físicos no alcanzan. Abraham enseñó que para «descubrir» al Creador tenemos que observar la Creación y recuperar nuestra capacidad de asombro.

¿EVOLUCION O CREACION?

Abraham también demostraba la existencia de Dios practicando el jesed, la benevolencia. Abraham se dedicaba a albergar huéspedes en su tienda, ofrecía sombra, agua y comida a gente que ni siquiera conocía. Y cuando le agradecían por su hospitalidad Abraham les decía: «No me agradezcan a mí», nebarej sheajalnu misheló, «Bendigamos al Altísimo, a Dios que nos proveyó esta comida». Practicar el bien es una forma de expresar nuestra creencia en Dios. ¿Por qué? Porque si no existe un Creador, si solo somos animales evolucionados, entonces debemos guiarnos por la ley elemental de la naturaleza: «la supervivencia del más apto». Como decía Nietzsche (y como hicieron los Nazis): Tener misericordia por los más débiles te hará más débil a ti. El hombre sin Dios debe utilizar todos sus medios y esfuerzos para hacer más fuerte al que ya es fuerte y no desperdiciar sus esfuerzos en ayudar a los débiles. Por el otro lado, el jesed, hacer el bien desinteresadamente, solo se justifica cuando afirmamos que la creación es Divina, y que el Creador es el «Padre» de la humanidad, y como un padre que ama a sus hijos, espera que nos preocupemos unos por los otros.

MISIONES IMPOSIBLES

Abraham tiene varias misiones difíciles: 1. Vivir, pensar y actuar con integridad de manera que su comportamiento refleje la existencia de Dios. 2. Iluminar intelectualmente a la humanidad para desplazar las mentiras de los oportunistas y ayudar a los demás a descubrir al Creador 3. Hacer el bien y comportarse con integridad hacia los demás, es la mejor manera de llevar a la práctica la creencia en Dios.




LEJ LEJA: ¿Por que Dios eligió a Abraham? 

La Parasha de esta semana comienza con el llamado Divino a nuestro patriarca Abraham, «Lej Lejá»: «Deja tu tierra y ve a la tierra que te mostraré [Canaán, Israel].» Dios le habla a Abraham; l invita a dejar su tierra y establecerse en Israel, donde HaShem lo bendecirá con una multitud de descendientes. Muy hermoso. Pero el texto bíblico mantiene su silencio en un punto muy sensible. «¿Por qué Abraham?» ¿Qué hizo Abraham para merecer la elección de Dios?

¿EL LIBRO DEL PORQUÉ ?

Para aquellos que están familiarizados con el estilo literario de la Torá, la ausencia de una explicación acerca de por qué las personas hacen lo que hacen es la regla, más que la excepción. De manera similar, la Torá no siempre revela las causas por las que HaShem hace lo que hace. La Torá, por ejemplo, no explica las razones de muchos preceptos divinos, o por qué ciertos animales son puros o impuros, ni siquiera (y creo que este es el ejemplo más dramático) explica «por qué Dios creó el mundo». No estoy seguro de cuál es la razón , pero es notorio que el hebreo bíblico no contiene la palabra «por qué» (la palabra lamá, por ejemplo, indica más el propósito de la acción, no la intención del sujeto; y algo similar ocurre con la palabra madua ‘). Tal vez, como escuché una vez, esto tiene que ver con nuestra creencia en la absoluta libertad de elección de Dios y del hombre: el «por qué», un causal,  indicaría cierta limitación de nuestra total capacidad de elegir.

O tal vez la razón de esta ausencia sea,  como explicó el rabino Menashé ben Israel, que la Tora quiere dejarnos la tarea del “por qué” a nosotros, los lectores. Para que en cada generación cada individuo pueda seguir contribuyendo con un punto de vista diferente, jiddush,   y descubra nuevos niveles de comprensión en el infinito libro de HaShem. Y esto no sería posible si los «por qué» fueran explícitos.

Volvamos a nuestra pregunta inicial.

¿Por qué Dios eligió a Abraham?

¿ABRAHAM INICIÓ EL CONTACTO?

La primera respuesta es la historia que todo niño judío aprende a una tierna edad. Téraj, el padre de Abraham, producía y vendía ídolos. Estatuas de los dioses mitológicos que representaban las diferentes fuerzas de la naturaleza. Me imagino que la «idolatría» debe haber sido un gran negocio (como en algunos casos el «arte») porque todo lo que el vendedor necesitaba para obtener una buena ganancia era convencer al comprador de que este ídolo tenía más poderes que el otro, y que eso justificaba un precio más alto. Todo iba bien para  Téraj hasta que se le ocurrió enseñarle su negocio a su hijo Abraham… allí sucedió algo inesperado. En lugar de ayudar a su papá a ganar más dinero, Abraham lo desafió con una lógica impecable, pero desastrosa para los negocios: «¿Cómo vamos a vender estos ídolos como si fueran nuestros creadores si los hicimos ayer con nuestras propias manos?  Tu y yo sabemos querido padre, que estas estatuas que no pueden ver, escuchar ni hablar: ¿cómo vamos a engañar a la gente y pretender que son dioses?» El padre de Abraham estaba furioso con su hijo que estaba arruinando su negocio. Pero así fue como Abraham comenzó su búsqueda de Dios. Y fue luego que Dios lo «llamó» a Abraham y lo invitó a mudarse a «Su tierra».

HASHEM LO LLAMÓ PRIMERO

La segunda respuesta tiene que ver con un texto que recitamos todos los días en nuestra Tefilá por las mañanas. “Tú eres HaShem, nuestro Dios, que elegiste a Abram, lo sacaste de Ur Casdim,  cambiaste su nombre a «Abraham» y encontraste que su corazón era fiel a Ti” אשר בחרת באברם והוצאתו מאור כשדים… ומצאת את לבבו נאמן לפניך. De acuerdo con este pasuq (Nejemia, 9: 7-8.) Dios primero elige a Abraham, casi arbitrariamente, y luego Abraham se transforma en Su siervo fiel. Irónicamente, y aunque recitamos este pasuq todos los días, este punto de vista es menos conocido (o menos popular). Según esta interpretación, HaShem fue quien inició a Abraham, lo preparó y lo entrenó a través de experiencias de vida muy difíciles (nisiyonot) para convertirse en el patriarca de la nación de Israel .

ADOPTAR UN HIJO

El rabino Jayim Sabato de Yeshiva Bircat Moshe en Maale Adumim (Israel) dice algo muy interesante. El texto que describe el pasado de Abraham Abinu (al final de la Parashá de la semana pasada) es muy breve en detalle. Excepto por un punto circunstancial pero revelador: Harán, el hermano de Abram, muere y su hijo huérfano Lot se convirtió ahora en parte de la familia de Abraham. ¿Qué ocurrió? Abraham adoptó a Lot como su propio hijo. Este supremo acto de bondad, adopción de un huérfano,  fue lo que hizo a Abraham fuera merecedor el llamado divino.

ABRAHAM ELIGIO A DIOS

La cuarta opinión, mi favorita, es la maravillosa respuesta del rabino Yehuda Alter (1847-1905) en su libro Sefat Emet. Allí, dice que “HaShem no buscó ni le habló exclusivamente a Abraham: HaShem anunciaba permanentemente y a muchas personas Su «Lej Leja», el  llamado a dejar la tierra natal atrás e ir a Israel con Él, para tener Su bendición (המאמר ‘לך לך’ שנאמר מהשם יתברך לכל האנשים תמיד). Pero mientras que todos los demás rechazaban el llamado Divino, ignorándolo, Abraham «levantó el teléfono» y respondió afirmativamente al llamado de Dios, y todos los desafíos que este llamado implica. Me encanta esta respuesta por muchas razones. Pero sobre todo por su relevancia. HaShem nos llama permanentemente. Nos presenta una invitación abierta a seguirlo. Su Voz está en Su Libro. Y Su libro está abierto, esperando que atendamos Su mensaje.




Líbano, y el milagro del 7 de Octubre de 2023

Hace ya un mes que Israel ha penetrado en el territorio libanés y allí se está haciendo extraordinarios  descubrimientos.

En primer lugar, arsenales enormes con toda clase de armamentos: misiles, cohetes y municiones en cantidades increíbles, y mucho más avanzados que los que Hamas poseía en Gaza.

El ejército de Israel también ha informado que prácticamente todas las casas en el sur del Líbano han sido utilizadas como depósitos de armas. Hezbollah ha utilizado incluso sus mesquitas para almacenar armamento e instrumentos  militares. Es increíble —pero no sorprendente— que nadie en el mundo musulmán, ni ninguna autoridad religiosa, haya denunciado estas acciones.

Quizás lo más novedoso, es que se ha descubierto una gran cantidad de túneles de guerra, algunos de más de 1.5 km de longitud, excavados por Hezbollah. Se estima que la construcción de estos túneles pudo haber llevado hasta 15 años por túnel. A diferencia de los túneles de Hamas en Gaza, estas construcciones atraviesan montañas, lo cual presenta mayores desafíos de excavación. Y resulta decepcionante —pero no sorprendente— que las fuerzas de UNIFIL, que seguramente estaban al tanto de estos ruidosos proyectos de construcción, no hayan hecho nada para evitarlo, a pesar de que su misión exclusiva era precisamente prevenir la militarización del sur del Líbano.

También se descubrieron documentos con planes para la invasión de Israel por parte de las fuerzas terrorrisats de Radwan, con una lista de los objetivos civiles en las poblaciones del norte de Israel. El plan era la eliminación de decenas de miles de israelíes y detallaba acciones secretas adicionales que podrían llevarse a cabo.

A la luz de toda esta nueva información el periodista israelí Sharon gal escribió hace un par de días un artículo titulado “El Milagro del 7 de Octubre de 2023″

que dice así: “El 7 de octubre de 2023, la organización terrorista Hamás lanzó un ataque sorpresa de gran magnitud sobre Israel, que resultó en la muerte de más de 1,100 civiles y soldados israelíes. Recientemente, se descubrieron planes y armamento avanzado de Hezbollah en el sur de Líbano, lo que señaló el potencial de una amenaza significativa adicional para Israel.

Ofer Inbar, un soldado de reserva en Líbano, expresó su sorpresa ante la cantidad y la calidad del armamento encontrado en el sur de Líbano. En sus palabras: «Podemos decir que es el milagro de los milagros que lo que ocurrió en el área de Gaza no haya ocurrido en el norte. La cantidad de armamento que encontramos en Líbano es alucinante; no hay casa inocente en el sur de Líbano. En cada casa hay armamento, barriles azules llenos de equipo y planes muy organizados y listos para la acción. Tienen medios de combate muy avanzados y nuevos. Creo que incluso el ejército está sorprendido ante algunos de los descubrimientos y tipos de armamento.«




Noaj, y los 7 Mandamientos

LA GENERACIÓN DEL DILUVIO
Cuando Dios creó al hombre, le concedió la neshamá, es decir, su alma, su inteligencia, su capacidad de pensar y de elegir. Estas facultades, con las cuales el Creador dotó al ser humano, fueron definidas por el texto bíblico como “la imagen y semejanza de Dios.” El hombre, efectivamente, no fue creado como los otros seres vivos que habitan el planeta. Fue concebido como un ser sobrenatural, con la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, de seguir los dictámenes del Creador o los deseos insaciables de su terrenalidad.

Diez generaciones después de ser creado, el hombre, colectivamente, eligió el camino del mal. La humanidad comenzó a declinar. La Tora nos cuenta que, en esa generación, la corrupción y la violencia se habían «normalizado». Los más fuertes abusaban de los más débiles (Génesis 6), y la ley que imperaba era la ley de la selva: la supervivencia del más fuerte. El hombre se degradó, sacrificó su imagen divina y se transformó en un ser que solo buscaba satisfacer sus instintos naturales. A esta generación se la conoce como Dor haMabbul, la generación (corrupta) que mereció ser borrada de la faz de la tierra con el Diluvio.

Pero el Diluvio no sería el final de la humanidad. Un hombre llamado Noaj (Noé) resultó ser la excepción a la regla. Noaj era un individuo que, en relación con el resto del mundo (o a pesar de la corrupción generalizada, según otra opinión), se comportaba con integridad y vivía consciente de la existencia de Dios, algo que ya había pasado de moda para el resto de los hombres. Dios salva a Noaj para darle otra oportunidad a la humanidad. Noaj construye el arca, y él, su esposa, sus tres hijos y sus esposas —un total de ocho personas— sobreviven el devastador Diluvio.

LA PRIMERA LEY
Al descender del arca, Noaj construye un altar y ofrece sacrificios a Dios en un claro gesto de gratitud por haberle salvado la vida. Dios bendice a Noaj, le insta a reproducirse y repoblar la tierra, y le presenta un código que contiene dos leyes. La primera ley tiene que ver con los animales. Dios autoriza a Noaj y a sus hijos a comer carne animal (Génesis 9:3), lo cual hasta ese entonces no estaba permitido, ya que la dieta que Dios indicó a los primeros humanos, Adam y Eva, consistía únicamente en plantas: semillas, vegetales y frutas. Ahora Dios le permite a Noaj y a sus descendientes disponer de la vida de los animales. Sin embargo, el Creador establece un prerrequisito que deberá ser cumplido antes de consumir carne animal: no se puede mutilar a un animal vivo para consumir su carne, como hacen los depredadores carnívoros con sus presas. El hombre, antes de consumir la carne de un animal, debe sacrificarlo.

LA SEGUNDA LEY
La segunda ley que Dios le ordena a Noaj también tiene que ver con el acto de matar: el asesinato, es decir, quitar la vida a otro ser humano. Esta ley está formulada de una forma muy básica y elemental. En lugar de “No matarás,” como dice en los Diez Mandamientos, esta ley determina que el asesinato será castigado con la pena capital: “Si un hombre derrama la sangre de otro hombre, su sangre será derramada, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios” (Génesis 9:6). Esta ley llega en gran medida para evitar que se repita el estado de corrupción generalizada que la Tora denunció en Génesis 6, cuando explicó que los hombres poderosos (bene elohim) abusaban de los más débiles (bene adam). Aquí Dios le recuerda a la humanidad que, más allá de posiciones o posesiones, todo ser humano merece ser tratado con respeto por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios.

EL PACTO ENTRE DIOS Y NOAJ
En los próximos versículos (Génesis 9:8 a 9:17), Dios establece un pacto con Noaj y sus hijos. Por un lado, los seres humanos respetarán la vida de otros seres humanos y el derecho de un animal a una muerte digna, con un mínimo sufrimiento. El Creador, por su parte, se compromete voluntariamente a no traer un diluvio u otro cataclismo universal que destruya a la humanidad. El arco iris será el recordatorio de que la lluvia se detendrá y Dios no borrará a la humanidad de la faz de la tierra.

Para resumir: la fórmula divina para evitar nuevamente la corrupción de la humanidad y su destrucción es el establecimiento de la ley y el orden. Estas dos leyes básicas que recién mencionamos son el principio de lo que se conoce como las Siete Leyes de Noaj.

Aclaremos que, de acuerdo a la tradición judía, Dios ya le había ordenado a Adam, el primer hombre, seis leyes básicas: la prohibición del asesinato, la prohibición de la idolatría, de la blasfemia, del robo y del incesto, y la obligación de establecer un mecanismo de justicia.

En los tiempos de Noaj, Dios:

  1. Estableció estas leyes como un pacto con la humanidad.
  2. Determinó la pena de muerte por el asesinato.
  3. Agregó la ley que prohíbe el consumo de un animal mutilado.

Las Siete Leyes de los hijos de Noaj constituyen el primer código bíblico de Ley Divina que Dios concibió para toda la humanidad.




Noaj y el miedo a la muerte

¿Qué causó el diluvio universal? ¿Un meteorito? ¿Un evento de cambio climático? La Tora no es un libro común. Es un libro divino. Y como tal, exige una lectura poco convencional. Este tipo de lectura implica, entre otras cosas, leer los silencios del texto, leer entre las líneas y, sobre todo, saber que no hay nada superfluo en una obra Divina.
En el quinto capítulo de Bereshit (Génesis) en la Parashá de la semana pasada, leemos la primera genealogía humana: una lista aparentemente innecesaria de los años que vivió cada uno de los descendientes de Adam, el primer hombre. La Torá menciona nueve generaciones: Adam, Seth, Enosh, Kenan, Mahalalel, Yared, Janoj, Metushelaj y Lemej, el padre de Noé. Todos vivieron una larga vida. El récord de longevidad (hasta ahora …) es el de Metushelaj, que vivió 969 años.
De cualquier manera, la pregunta sigue allí: más allá de satisfacer nuestra curiosidad, ¿qué nos enseña este registro civil de edades pre-diluvianas? ¿Por qué necesitamos tantos detalles sobre la edad de los primeros humanos?
Si observamos con atención, descubriremos algo maravilloso.

¿POR QUE MURIO ADAM?

En el año 930, contando desde la Creación, tuvo lugar un hecho extraordinario. Adam, el primer hombre, finalmente murió. Los hombres, los miles o cientos de miles de descendientes de Adán, ya sabían que se podía “matar” a un ser humano, como sucedió con Abel. Pero ahora, por primera vez, se enfrentaban a la muerte «natural». HaShem ya le había dicho a Adán que no vivirá para siempre. Pero esa advertencia tardó más de nueve siglos en materializarse. Tiempo suficiente para que los humanos se olvidasen de la mortalidad. Adam, Set, Enosh, etc., dada su avanzada edad, fueron vistos como inmortales. La muerte natural de Adam fue un evento sin precedentes y provocó un estado de conmoción y pánico. Lo único que podía aliviar este miedo, el terrible miedo a la muerte, era asumir que la mortalidad solo afectaría a Adam por haber desobedecido a Dios al comer del fruto prohibido.

Pero en 987 (¡tienes que calcular los años tú mismo a partir del texto, porque esta fecha no está explícita en la Torá!) se registra la segunda muerte natural: Janoj muere a la relativamente temprana edad de 365 años … Esta segunda muerte ya no se podía atribuir a la desobediencia. La Tora declara explícitamente que Janoj era un hombre justo, que caminó por el Sendero Divino (Gén. 5:24) … La muerte de Janoj fue un evento devastador. La Torá lo describe con palabras que parecen reflejar la sorpresa y el terror generalizados de los humanos de esa generación, enfrentados a un evento que no entendían muy bien. “Fallecer” de muerte natural era algo tan novedoso que los hombres aún no podían definirlo con palabras convencionales. El texto, por lo tanto, no dice que Janoj «murió», sino que lo dice con la misma inocencia que un niño describe la muerte, «y Janoj ya no está… porque Dios se lo llevó». La tercera muerte natural fue la de Set, el hijo de Adam. Esto sucedió en el año 1042. Ahora la muerte era un hecho confirmado. Y estaba allí para quedarse.

EL FIN DEL MUNDO

La reacción de la humanidad ante la inevitabilidad de la muerte no fue muy positiva… La conciencia de la mortalidad provocó un pánico que reveló lo peor del ser humano. Tal como se ve en esas situaciones de Hollywood en las que los humanos reaccionan con violencia y desesperación al enterarse de la inminente caída de un meteorito que destruirá la tierra… cuando los hombres comprendieron que iban a morir, se dedicaron a satisfacer sus bajos instintos, recurriendo la violencia. Se concentraron en sobrevivir y matar al otro para quitarle too lo que se pueda. Como dijo Yesha’ayahu (22:13), citando describió la filosofía de los hombres materialistas: “Comamos y bebamos [tanto como podamos], ya que mañana [de todos modos] vamos a morir».

Una frase del texto de la Torá revela algo sobre esa nueva condición humana: “Y los hombres poderosos vieron a las mujeres [de otras familias, tribus. etc.] y se las llevaron [por la fuerza] …». Nuestros rabinos agregaron que la generación anterior al diluvio no solo fue culpable de asesinato y violencia sexual, sino también de corrupción, opresión de los débiles y un rechazo total a la ley el orden. En esa situación, HaShem decide dos cosas: 1. Acortar la vida humana. Algo que como veremos sucederá de forma paulatina. Diez generaciones después de Noé, la vida útil alcanza apenas 150 a 200 años, y en las generaciones posteriores continúa disminuyendo. Una vida más corta podría ayudar a la humanidad a tomar una mejor conciencia sobre la mortalidad y la necesidad de vivir una vida con propósito. 2. Dios también trae el diluvio, para hacer una especie de «reinicio» de la civilización humana con Noé y sus hijos.
Ahora entendemos que lo que provocó el diluvio no fue un meteorito ni un cambio climático: fue ese estado de anarquía, caos y corrupción de los hombres que reaccionaban violentamente al descubrimiento de su inevitable mortalidad.

Noaj, el protagonista de nuestra Parasha, nació en el año 1056. Es el primer hombre que nace en un mundo de hombres conscientes de su mortalidad. Al final del diluvio, Noé recibió el primer código de leyes. Siete reglas básicas que condenan el asesinato, el robo, la promiscuidad, etc. y ordenan el establecimiento de tribunales de justicia para evitar la anarquía y la impunidad. Todo esto traerá un nuevo clima de ley y orden.

Pero tendremos que esperar otras diez generaciones a que otro hombre, Abraham Abinu —y sus descendientes— hagan un segundo descubrimiento. 1. Aunque limitada y relativamente corta, la vida es una oportunidad que nos da HaShem para acercarnos a Él por nuestra propia voluntad y esfuerzo. 2. Que no fuimos creados por Dios para explotar al prójimo, sino para ayudarlo. 3. Y finalmente, que la mortalidad afecta el cuerpo del hombre, pero su espíritu Divino, la neshamá, sobrevive a la muerte si se la nutre adecuadamente.