El corazón de mi suegro, Rab David Carciente z’l

?איזוהי דרך ישרה שידבק בה האדם
.רבי אלעזר אומר, לב טוב
La Mishná en Pirqué Abot 2:9 cuenta que Rabbán Yojanán ben Zakai encomendó a 5 de sus alumnos una misión poco común, pero muy importante. “¿Cuál es el camino correcto por el cual un hombre se debe conducir?“ Rabbán Yojanan se estaba refiriendo al carácter del ser humano. Los Jajamim entendieron que nuestro carácter se puede y se debe cambiar y mejorar. La pregunta entonces fue, ¿cuál es el area principal de nuestro carácter que debemos perfeccionar? Los alumnos regresaron luego de un tiempo y cada uno contó lo que descubrió: “Ribbí Eliezer dijo: tener un buen ojo”, es decir, el altruismo y la ausencia de envidia. “Ribbí Yehoshua dijo: tener un buen amigo”, ya que nuestras amistades ejercen una gran influencia en lo que hacemos, pensamos, valoramos, etc. “Ribbí Yosé dijo: tener un buen vecino”. Ya que el vecindario en el cual vivimos va a determinar la comunidad a la cual pertenecemos, las amistades de nuestros hijos, sus escuelas, etc. “Ribbí Shimón dijo: prever lo que va a pasar”. Es decir, predecir las consecuencias de nuestros actos y acciones futuras y no actuar impulsivamente.  “Ribbí El’azar dijo: tener un buen corazón”, refiriéndose evidentemente a la bondad, la calidez y la empatía. Rabbán Yojanán ben Zakai concluyó que esta última característica, “un buen corazón” era la más válida de todas. Y a mí siempre me quedó la duda. ¿A qué se refería Ribbí El’azar ben Araj con un buen corazón? ¿Por qué elegir la bondad y la calidez por encima de todas las demás opciones? “Un buen corazón” parece cliché, una expresión que suena muy bien pero que, a diferencia de todas las demás opciones, no dice mucho…
Y aquí es donde el carácter y la personalidad de mi querido y distinguido suegro, Ribbí David Carciente, hace posible entender este tema.
El corazón de mi suegro se notaba, en primer lugar, cuando saludaba a una persona. Porque mi suegro no “saludaba” a la gente: la bendecía. El nombre de HaShem salía de sus labios acompañado de un sinfín de buenos deseos y plegarias para que HaShem “lo jadee (=le salve a uno) de todo lo malo”. Los seres humanos necesitamos afecto. Y de alguna manera, mi suegro lo percibía y tenia reservas emocionales sin límites para satisfacer a los demás, sin pedir nada a cambio.
Ribbí David abría su corazón sin distinguir entre el que tiene más y el que tiene menos, o entre el sabio y el ignorante, o entre un vecino y un dignatario. Hombres, mujeres, niños, ancianos, judíos o gentiles, él saludaba y trataba con afecto, calidez y una dulce e interminable sonrisa a conocidos y a extraños.
No necesitaba hacerse escuchar, pero no podía resistir interesarse sinceramente por el otro. Y su sinceridad nunca  pasaba desapercibida. Recuerdo viajar con él en taxi, en Ashdod, Montevideo o Nueva York. Era una experiencia espiritual. Porque inevitablemente cuando terminaba el viaje, ya se había desarrollado una amistad entre el taxista y mi suegro. Y vi muchas veces que, al darse cuenta que no había llevado a un pasajero más, el taxista se bajaba a abrirle la puerta a mi suegro (en Israel he visto como muchas veces le besaban la mano). Y mi suegro se despedía “echándole un misheberaj” (=bendiciéndolo) como si se hubieran conocido de años…
Su presencia siempre se notaba y dejaba un impacto muy profundo en los demás. Sin importar el estado de ánimo de la otra persona, una vez que alguien se encontraba con mi suegro, se contagiaba de su alegría y se rendía a su calidez. Su tono amable, su grave y dulce voz, hipnotizaban. ¡Imposible no percibir su buen corazón!
Su corazón también se manifestaba cuando rezaba. O cuando leía la Torá. Recuerdo que una vez, mi suegro llegó a la comunidad CHALOM en Buenos aires para el Berit Milá de uno de mis hijos (mi suegro, que aparte de rabino era Shojet, Jazán y Mohel, hizo el Berit Milá de todos sus nietos, y casi todos sus bisnietos). Era la Perashá de Vayigash, y mi suegro, experto ba’al qoré, fue invitado a leer la Torá. Esta Perashá cuenta el dramático desenlace de la historia de Yosef y sus hermanos. Y está cargadísima de emociones. El climax ocurre cuando Yehudá pide clemencia al virrey de Egipto, sin saber que era Yosef, y Yosef, finalmente revela su identidad a sus hermanos. La Torá dice: “Y YOSEF YA NO PODIA CONTENER…(su llanto)”, pidió a todos los egipcios que salieran y los dejaran a solas. Yosef se acercó a sus hermanos y les dijo: “YO SOY YOSEF. MI PADRE ¿SIGUE AUN CON VIDA?. Y SUS HERMANOS NO PUDIERON RESPONDERLE….” . Cuando Ribbí David leía estas lineas ולא יכול יוסף להתאפק… su tierno corazón se estremecía. Y se identificaba a tal punto con lo que estaba leyendo que, como Yosef, no podia contener su emoción. Su profunda voz se quebraba, sus palabras se entrecortaban…. y se ponía a llorar.  Recuerdo que ese Shabbat todos los que estaban allí presentes quedaron enmudecidos. No entendían lo que estaban viendo y escuchando. Y entonces sucedió algo que nunca olvidaré: todos los presentes se pusieron a llorar al escuchar el llanto de mi suegro.… nadie sabia lo que pasaba, pero ¿quién podía resistirse al escuchar llorar a Ribbí David? El presidente de Chalom, Sr. Salomón Notrica z”l, se acercó a mí con lágrimas en los ojos, y creo que un poco alarmado, y me preguntó con toda inocencia: “Rabino Bittón ¿Qué esta pasando? ¡¿Qué esta pasando?!¿Por qué estamos todos llorando?”. Y cómo le iba a explicar a Don Salomón la increíble ternura del corazón de mi suegro, que no podía dejar de emocionarse como un niño que escucha por primera vez la historia de Yosef.  Cómo explicarle a otras personas que mi suegro no estaba leyendo la Torá: la estaba viviendo. Como si estuviera allí, presenciando lo que ocurre. O como si él fuera Yosef, o uno de sus hermanos. O Ya’aqob Abinu, que se entera que su querido hijo Yosef está vivo. O escucha que por fin sus hijos se reencuentran y se perdonan… y llora de felicidad….
El buen corazón de Ribbí David se ha detenido, pero su ejemplo seguirá inspirando a generaciones.
Rab Yosef Bittón
Desde Ashdod, ISRAEL.



La diferencia entre servir a Dios y usar a Dios.

Este Shabbat leeremos la Perashá de Yitró que contiene los Diez Mandamientos, un tema de inagotable profundidad. 

Personalmente, creo que el primer mandamiento es el que más cuesta entender. Y explicar. En primer lugar, porque no está formulado como una orden. No comienza con la palabra “No”, como   “No mataras”. Y tampoco contiene un verbo imperativo, especificando alguna acción que debamos realizar.  Parece, más bien, una introducción a lo que vendrá.   “Yo soy HaShem tu Dios, que te liberó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”. 

Tradicionalmente, y siguiendo a Maimónides,  se suele explicar que este mandamiento nos indica “creer en la existencia” de Dios.  No nos debe sorprender que la Torá nos ordene algo que está relacionado con el pensamiento y no con la acción. Pensemos en e último mandamiento, no envidiaras, que también se refiere a una emoción que debemos controlar, lo que suele llamar hoy, la reprogramación de nuestro cerebro.    

Previamente explicamos  (ver aquí) que el contenido de este mandamiento es más profundo que “creer en Dios”. Y consiste en “saber que Dios es nuestro Eloqim”, esto es,  aceptar a Dios como la Autoridad Suprema a quien debemos obedecer.  

Aceptar a Dios como el Legislador que formula las leyes a través de las cuales nos conducimos en nuestra vida.  

Aceptar que Dios es quien define lo que está bien y que está mal.    

Hay una diferencia muy importante entre creer en Dios y aceptar Su autoridad.

Como bien lo explica Jordan B. Peterson, cuando los periodistas repetidamente le preguntan “si él cree o no cree en Dios”, el simple enunciado verbal “Sí creo” o “No creo” es prácticamente  irrelevante. 

En primer lugar, como también lo sugiere Maimónides, porque es posible “declarar la fe en Dios” y estar refiriéndose a un dios imaginario y no al Dios de los Diez Mandamientos. 

Me explico: Imaginemos alguien que dice que cree en Dios, pero ignora Sus Mandamientos o no le importa conocer Su voluntad, Sus leyes y lo que Él espera de nosotros.  Esta persona solo se acuerda a Dios en situaciones de emergencia. Y se interesa fundamentalmente en lo que Dios puede hacer por él.  Ese “dios” es una proyección de la necesidad humana; un dios imaginario al que uno trata de “usar” cuando le hace falta. Ese no es un Dios al cual servimos sino un dios que nos sirve.  Muchas (¿demasiadas?) personas supersticiosas, de todas las religiones, creen en ese tipo de dios. Y cuando alguien les pregunta por su fe, si creen o no creen en Dios,  la respuesta va ser definitivamente afirmativa.

¿Se puede considerar a esto fe? ¿Es posible, o es justo, identificar a ese dios-para- situaciones-de-emergencias con el Dios de la Torá? 

Quizás sea por eso que Dios se presenta a Sí mismo como legislador. Y exige una conducta moral determinada.  Demanda obediencia y promete ejercer la justicia. 

Es cierto que aparte de ser “eloqeja” nuestro Legislador y Soberano Dios es también nuestro Creador, nuestro “padre”. Y por eso,  sabiendo que nos quiere como un padre quiere a sus hijos, acudimos a Él y le rezamos cuando necesitamos algo.

Pero en los Diez Mandamientos la fe parece estar relacionada más con la obediencia, servir a Dios, que con una declaración verbal, y el uso de Sus servicios de emergencia.  Quizás el Primer Mandamiento fue formulado de esta manera para evitar un tipo de relación inmadura en la cual Dios solo existe para resolver mis problemas. 

“Servir a Dios” es obedecerlo, en una relación de amor y de confianza. Sabiendo que al igual que ocurre entre padres e hijos, lo que Dios me demanda hacer o me prohibe realizar, es en última instancia para mi propio bien. 

“Servir” a Dios no es como servir a un dios pagano. Los dioses paganos no exigían nada de mi conducta personal. No les importaba de lo que yo hiciera con mi vida. No demandaban obediencia sino tributos para ellos mismos.  En los Diez Mandamientos, por ejemplo, Dios nos indica qué debemos hacer, no pide a cambio de Sus buenos consejos.    

“Servir” a Dios no consiste en ser coherente entre los que decimos y lo que creemos; sino entre lo que creemos y lo que hacemos. 




La palabra mágica del Primer Mandamiento

El Primer Mandamiento no es simplemente un preámbulo a los demás mandamiento, sino que está indicando un precepto específico a cumplir: reconocer a Dios como ELOQEJA (אלוקך).
En su forma simple la palabra ELOQIM generalmente se traduce por “Dios”. Pero en la Torá esta misma palabra “ELOQIM” a veces se debe entender como “Creador” y otras veces como “Soberano” , “Autoridad Suprema” , “Legislador».
Veamos un par de ejemplos:
El primer versículo de la Torá Genesis 1:1 dice “En el principio ELOQIM creó los cielos y la tierra”. En el relato de la Creación la palabra ELOQIM, que se repite 35 veces, siempre significa Dios / Creador.
LA TENTACION DE LA AUTO SUFICIENCIA
Unos capítulos más adelante, en Genesis 3:5  la misma palabra ELOQIM adquiere un significado diferente: Cuando la serpiente quiere tentar a Eva a comer la fruta del árbol prohibido, trata de convencerla diciéndole: Dios no quiere que comas de este fruto porque Él sabe que el día que lo hagas “serás como ELOQIM, que podrás diferenciar el bien del mal”.  En este versículo la Torá claramente no usa la palabra ELOQIM como Dios / Creador. La serpiente no le dice a Eva que cuando coma de la fruta prohibida tendrá super poderes o podrá hacer milagros. ELOQIM, como la serpiente misma lo aclara, se refiere aquí a una dimensión ética, moral, legal. «Si comes del fruto prohibido -la serpiente insinúa- tendrás el poder de conocer la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal y ya no necesitarás de Dios para saber cómo proceder».
Dios no es solo el Creador. Dios / Soberano es el REFERENTE de lo que está bien y lo que está mal.  La palabra ELOQIM con este significado es muy habitual en la Torá.
Presentaré Un ejemplo más, muy importante, de la palabra ELOQIM significando Dios / Soberano
ENTENDIENDO EL SHEMA ISRAEL
En el Shemá Israel decimos: “HaShem es nuestro ELOQIM HaShem es uno”.  Cuando los Sabios del Talmud nos explican qué pensar al decir este versículo dicen que en ese momento debemos “aceptar el yugo del Reinado Divino”  ( קבלת עול מלכות שמים).  Esto es, reconocer que Dios es el “único” Soberano, y que por lo tanto, nos sometemos exclusivamente a Sus leyes. Nuevamente, acá no se trata de un tema teológico. No se trata de aceptar que Dios existe: ¡eso cae de maduro! Se trata de declarar que Dios es nuestro Legislador yque aceptamos a Su ley, voluntariamente.
Este último punto es fundamental: Los Diez Mandamientos no fueron “impuestos” por Dios al pueblo judío.  Seis días antes de que los Diez Mandamientos fueran revelados, Dios le propuso al pueblo judío celebrar un pacto con Él: Los Hijos de Israel serán el Pueblo elegido de Dios, Dios les concederá la tierra de Israel y garantizará que el pueblo judío será «atesorado» por Él (= que nunca desaparecerá). El pueblo judío por su lado, reconoce a HaShem como su Soberano y por lo tanto se compromete a aceptar la Torá como su Constitución Nacional.  Los Diez Mandamientos son las primeras leyes “formales” que el pueblo de Israel recibe como parte de este pacto. Y por eso los Diez Mandamientos comienzan con la presentación de Dios como nuestro Soberano.
LIBERARSE DEL FARAON
Un último punto muy relevante para entender el Primer Mandamiento. Hay que recordar que el pueblo judío estuvo esclavizado por el Faraón por 140 años (según Maimonides). Luego de esas 6-8 generaciones de una esclavitud brutal los hebreos estaban absolutamente programados a obedecer al Faraón.   El Faraón decidía no solo qué hacer con el tiempo de los israelitas: él también disponía a voluntad de la vida y la muerte de los judíos. El sometimiento mental era absoluto. Los hijos nietos y bisnietos de esclavos ya no tenían ni la voluntad ni la imaginación para rebelarse. El temor los paralizaba.  Es difícil, sino imposible , imaginar la dificultad de los judíos de liberarse mentalmente del yugo que el Faraón y sus guardias ejercían sobre ellos, física y emocionalmente.  Con este contexto como fondo debemos releer el primer mandamiento como un llamado a la libertad sicológica de los hebreos:  Ya no estás más bajo la jurisdicción de Egipto. Ya no tienes que temer más al faraón. Te he liberado, te he rescatado y te he elegido como Mi pueblo, y Tu has aceptado celebrar un pacto conmigo. De ahora en más, ya no es el faraón, sino que soy “Yo, HaShem, Tu nuevo Soberano”.



El Primer Mandamiento: ¿Qué dice?

אָנֹכִי ה’ אֱלֹקיךָ אֲשֶׁר הוֹצֵאתִיךָ מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם מִבֵּית עֲבָדִים

Yo, El Eterno, soy tu Soberano, el que te rescató de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos 

Exodo 20:1 

 ¿MANDAMIENTO O PREAMBULO?

El primer mandamiento es un poco ambiguo. ¿Por qué? Porque a diferencia de los otros 9 mandamientos no está enunciado en el modo imperativo, como una orden o un precepto. Parece más bien una presentación.  Dios le dice a Su pueblo (según la traducción tradicional) : “Yo [soy] HaShem, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”.  Este texto no parece estar indicando algo que tenemos que hacer o dejar de hacer, como en el caso de “Honrarás a tus padres”, “No robarás” o “No matarás”.  No está transmitiendo una orden directa. 

Es por eso que los rabinos han debatido durante mucho tiempo la naturaleza de este mandamiento. Para algunos el primer mandamiento no expresa un precepto específico sino que es un preámbulo: Dios se presenta al pueblo antes de transmitirles los mandamientos.

Otros rabinos, como Maimónides, sostienen que el primer mandamiento indica un precepto especifico, a pesar de no estar formulado en el modo imperativo. Trataremos de entender, a continuación, lo que este famoso rabino explicó.  

¿CUANTOS MANDAMIENTOS HAY?

En el tratado talmúdico de Makot los Sabios explican que existen 613 preceptos en la Torá. 611 de ellos fueron transmitidos al pueblo de Israel por intermedio de Moshé (Moisés), mientras que los dos restantes fueron transmitidos “directamente” por HaShem (Dios) al pueblo judío.   Y esos dos preceptos son: el primero y el segundo mandamiento (אנכי ולא יהיה לך).   

Lo que revela que estos dos mandamientos fueron expresados directamente por Dios es que estos son los únicos formulados en la primera persona del singular: Yo soy El Eterno tu Dios”, “No habrá para ti otros dioses delante de . A partir del tercer mandamiento es Moshé quien se dirige al pueblo de Israel, y la referencia a Dios es en la tercera persona. El texto del tercer mandamiento dice: “No pronunciarás el Nombre de Dios en vano”, en lugar de “No pronunciarás Mi nombre en vano”. 

De acuerdo a este texto Talmúdico, el Primer Mandamiento no es un mero preámbulo, sino un precepto bíblico. En su famoso libro Sefer haMitsvot, la obra que presenta los 613 preceptos de la Torá, Maimónides menciona al primer mandamiento nada menos que como la primera ley (Mitsvá) de la Torá. 

Siguiendo ahora con esta opinión nuestra próxima pregunta será: ¿Cuál es la orden especifica que este mandamiento está expresando cuando dice “Yo soy HaShem tu Dios”?

LA PRIMERA DECLARACION DE FE 

Tradicionalmente se asume que el primer mandamiento, visto como un precepto, expresa solo nuestro deber de “creer en la existencia” de Dios.  Quiero ofrecer otra interpretación. Agregando un elemento más, muy relevante para nuestros días.   

En primer lugar, la mera creencia en la existencia de Dios puede ser vista como una idea ya implícita en este texto: al revelar los 10 Mandamientos ¡Dios se está dirigiendo al pueblo de Israel en primera persona! ¿Es necesario, entonces, que mientras Dios se está revelando a Su pueblo, le ordene creer en Su existencia?   

Algo más. 

Hay una referencia bíblica explicita que afirma que el pueblo judío llegó a asimilar la “creencia” en Dios. La Torá cuenta cuando el mar rojo se abre para que pasen los hijos de Israel y luego se cierra sobre los egipcios los judíos, finalmente experimentaron colectivamente la creencia en Dios (emuná). 

ויושע ה   “Y Dios salvó en aquel día a Israel de mano de los egipcios.  E Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Y [cuando el pueblo de] Israel percibió el gran portento que Dios había hecho contra los egipcios, el pueblo temió a Dios, y [entonces el pueblo] creyó en Dios y en Moisés su siervo” EXODO 14: 30-31.    

LA LIBERTAD SICOLOGICA

Al ver los cuerpos sin vida de sus poderosos opresores en la orilla del mar, el pueblo judío pudo liberarse también de la intimidación psicológica que ejercían en sus mentes los guardias y soldados egipcios, que hasta ese entonces decidían, como si fuesen dioses, qué judío viviría y que judío moriría.  Cuando vieron que sus amos egipcios eran simples mortales, los Hijos de Israel se liberaron del “terror a los egipcios” y tuvieron la posibilidad de temer a Dios y creer en Él.  

Volviendo al Primer Mandamiento esto confirmaría que la “creencia” en Dios ya era parte del nuevo patrimonio mental de los Yehudim antes de recibir los Diez Mandamientos.  Y si la “creencia” en Dios ya había sido asimilada , ¿qué nos enseña entonces el primer mandamiento? 

Continuará…




Donald J. Trump: un presidente de dimensiones bíblicas

  לב מלך ביד ה’ על כל אשר יחפץ יטנו 

El corazón de los reyes está en manos de Dios: Él los mueve a Su voluntad

Proverbios 21:1

El pueblo judío pasaba por una de sus peores crisis. Jerusalem había sido destruida décadas atrás, en el años 586 aec. Los refugiados judíos que vivían en Babilonia, se estaban asimilando a un ritmo galopante. Se casaban con otros refugiados, ya no hablaban en hebreo y habían empezado a practicar ritos paganos.  La tierra de Israel ya casi no tenía judíos. Los babilonios habían enviado allí a hombres y mujeres paganos, de varios pueblos conquistados, sin una identidad definida para trabajar la tierra y evitar su desertificación. Este nuevo grupo étnico, los samaritanos,  que ahora eran nativos de “Israel”, estaban muy cómodos en la Tierra Santa.  Los babilonios no tenían ninguna intención de que los judíos de autorizar a ,los judíos a regresar. Parecía que las profecías  Yirmiyahu (Jeremías), que había anticipado que Dios haría regresar Su pueblo Israel no se iban a cumplir…. La total integración del pueblo judío a la sociedad Babilonia, era solo una cuestión de tiempo.  El final del pueblo judío era inminente. 

Y entonces ocurrió un “milagro”. No fue un evento sobrenatural como la apertura del mar rojo. Fue un evento histórico-militar, algo que históricamente se consideraría “normal”. En el año 538 aec los persas vencieron a los babilonios y se hicieron de su imperio.  Surgió un nuevo emperador: Koresh (Ciro). Al principio los judíos no sabían  cuál iba a ser la política de Koresh con el tema judío. 

Pero la incertidumbre no duró mucho tiempo. para relatar lo que ocurrió, algo totalmente inesperado, voy a copiar a continuación lo que dice el Tanaj (la Biblia hebrea), literalmente,  en sus 2 últimos renglones: “En el primer año de Ciro, rey de Persia, en el tiempo que debía cumplirse la promesa Divina que había profetizado Yirmiyahu, HaShem  despertó [=inspiró] el espíritu de Koresh [Ciro], rey de Persia. Y [Koresh] proclamo esta declaración, que también registro en un documento, que decia.  “Así dice Koresh, rey de Persia: HaShem, Dios de los cielos, me ha entregado todos los reinos de la tierra. Y también me ha asignado a mí para construir para Él un Santuario en Jerusalem, que está en Judea (= Israel). [Por lo tanto declaro que] cualquiera que pertenezca a Su pueblo, que HaShem esté con él, y que vuelva (de regreso a Israel)“.

Me gustaría analizar lo que dijo Koresh 

Koresh no invitó a todos los ciudadanos de su imperio a construir un Templo en Jerusalem. Koresh, en primer lugar reconoció a Israel como un pueblo, una nación, que tiene un referente geográfico e histórico. Algo que los muchos judíos ya habían comenzado a olvidar. 

Koresh reconoció que los judíos de babilonia tenían un derecho histórico a Israel que superaba el derecho de los Samaritanos que vivían allí.

Koresh no solo reconoció a la tierra de Israel (o Yehudá) sino que explícitamente mencionó a Jerusalem como la capital del pueblo judío, el lugar donde se reconstruiría el Bet haMiqdash.  

Koresh no solamente declaró e hizo escribir un documento expresando su voluntad de reconstruir Jerusalem, sus aldeas y murallas para que los judíos pudieran vivir allí en paz, protegidos de sus enemigos.  Koresh también se ocupó de financiar este proyecto. Hizo derivar fondos de la próspera comunidad judía persa para este propósito, y aportó fondos del mismo tesoro real. 

Koresh envió a sus guardias a acompañar a los judíos que emigraron a Israel, para protegerlos en los peligrosos caminos y proveyó a los judíos que viajarían a Jerusalén de víveres, maderas y otros elementos de construcción.

Koresh superó las expectativas de todos los judíos cuando hizo esto: El rey babilonio Nebujadnetsar, que había destruido el gran templo de Jerusalem, se había llevado a Babilonia todos los artefactos del Bet haMiqdash. Los utensilios y objetos sagrados hechos de oro y plata , para su tesoro real.  Koresh, en un acto sin precedentes restituyó  todos esos utensilios a los judíos y los envió de regreso a Jerusalem para que sean utilizados nuevamente en el Bet haMiqdash. 

Es interesante resaltar que el rey Koresh NO era judío, ni pretendía serlo. Era un rey, digamos, “secular”, o con su propia relgion. Pero como lo dice claramente el Tanaj HaShem, Dios, “despertó su espíritu” y lo inspiró a ayudar a Su pueblo a regresar a su tierra, recuperarla y defenderla.

El profeta Yesha’ayahu (Isaías) también se refirió a Koresh en los capítulos 44 y 45 de su libro. Yesha’ayahu describió a Koresh como el rey que Dios había coronado para ayudar a Su pueblo a regresar a su tierra , Israel.

 

¿Qué hizo el presidente Donald Trump por Israel y por los judíos desde que asumió su mandato?

Reconoció por una ley del congreso americano a Jerusalem como la capital indivisible de Israel y traslado allí su embajada.

Canceló el acuerdo nuclear que Obama había firmado con Irán y que era sumamente peligroso para Israel.

Impuso duras sanciones al gobierno iraní para evitar que éste obtenga o desarrolle armamento nuclear y para evitar su expansión terrorista en el Medio Oriente. El estado de Israel considera la regimen iraní como la mayor amenaza para su existencia.

Reconoció la soberanía israelí en el Golán.

Reconoció la legalidad de las ciudades y poblados judíos en Judea y Samaria.

Ordenó la cancelación de la ayuda económica a la autoridad palestina de Ramallah, por apoyar al terrorismo.

Removió por esa misma razón al representante de la Autoridad palestina en Washington.

Amenazó con represalias al tribunal penal en La Haya que quiere castigar a Israel por defenderse contra los ataques palestinos.

Fomentó y fomenta la normalization de las relaciones diplomáticas entre los estados árabes (Emiratos, Omán, Bahrein, Arabia Saudita ) e Israel.   

Decretó una nueva ley contra el antisemitismo en las universidades estadounidenses.




El Juego de los Diez Mandamientos

ולקחתי אתכם לי לעם והייתי לכם לאלקים

Shemot 6:7

En un par de semanas, cuando lleguemos a Parashat Yitró,  leeremos en en la Torá lo que quizás se considere su texto más conocido: los Diez Mandamientos.  

En los próximos días quisiera estudiarlos junto con ustedes y así estar un poco más preparados para comprenderlos mejor.  

LA SALIDA DE EGIPTO

Cuando Dios le anuncia a Moshé que Él rescatará al pueblo de Israel de la esclavitud también le dice: “Y los tomaré a ustedes como Mi pueblo, y Yo seré para ustedes Su Eloqim” (Exodo 6:7). 

“Y yo seré para ustedes su “Eloqim” no significa que Dios dice que va a ser nuestro “Dios” en términos teológicos.   Como demostraremos más adelante, la palabra Eloqim en este contexto significa : Autoridad suprema. Legislador. La Torá utiliza mucha veces la palabra “eloqim” para refirirse a jueces, la maxima autoridad judicial.   

El pueblo de Israel se transformará en el elegido de Dios, el portador de la Palabra Divina. Pero este privilegio no implica más derechos: significa principalmente la obligación de vivir de acuerdo a Sus leyes y preceptos que Dios, “nuestro Legislador”  establece   

PREGUNTA: ¿Cómo se estableció esta relación bilateral? En otras palabras: ¿Cuándo y cómo se transforma Dios en nuestro Eloqim?  

RESPUESTA: A través de un pacto, en hebreo berit, fue celebrado en el Monte Sinaí, en el día 6 del mes de Siván, 49 días después de que los judíos salimos de Egipto. En este pacto Dios ofrece consagrar a la nación de Israel como Su pueblo y  se compromete a cuidarla como su más preciada posesión (am segulá), garantizando su existencia. El pueblo judío, por su parte, se compromete a obedecer a Dios, y acepta los mandamientos  que ya conoce e incluso los que aún no conoce (נעשה ונשמע).  Para el pueblo de Israel no existirá otro Dios, y solo obedecerá la Ley Divina. 

Los términos de este pacto serán expuestos a lo largo de la Torá e incluyen 613 preceptos o mandamientos, que el pueblo judío adopta, de ahora en adelante, como su Constitución Nacional. 

La parte central de la celebración de este pacto tiene lugar cuando, por primera y única vez, Dios se reveló ante todo el pueblo de Israel, para transmitirle los Diez Mandamientos.

LA IMPORTANCIA DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS

Mas allá de su carácter “nacional” los Diez Mandamientos son considerados como las reglas básicas que cualquier sociedad humana necesita para subsistir y prosperar. 

Los Diez mandamientos no contienen dichos abstractos. No dicen:”Debes ser una buena persona” o “Escucha a tu corazón”.  Los cliches no sirven en el campo de la ética. El hombre necesita instrucciones más claras para vivir y convivir.   Las buenas intenciones no son suficientes. Decirle a a alguien: “tienes que ser una buena persona” sin darle indicaciones más precisas, es como decirle a un individuo “tienes que ser un buen piloto” sin enseñarle a volar y sin lecciones de vuelo. 

Los Diez Mandamientos, y creo que esto es lo más importante, no son modernos. Son eternos. No han pasado de moda.  Cuando yo enseño los Diez mandamientos el titulo de mi clase suele ser: “El juego de los Diez Mandamientos”. Este juego es muy sencillo. Primero explico Los Diez Mandamientos, uno por uno  (¡y nunca dejo de asombrarme de lo poco que el judío común los conoce)! y luego  pregunto a mi audiencia:  ¿Cuál de estos mandamientos ha expirado? ¿Cuál de estos preceptos ha pasado de moda, ya NO es relevante ni necesario? 

¿La respuesta? Un largo silencio.   




La película vs. el Libro

En algunos casos, la película es mejor que el libro, y en otros casos, NO.  La famosa producción cinematográfica «Los 10 Mandamientos», realizada en 1956, en blanco y negro, es una de las películas más famosas de todos los tiempos. Millones de personas, judíos y no-judíos, se han educado acerca de la salida de Egipto y la entrega de la Torá más por lo que han visto en esa película que por lo que han leído en el texto de la Torá.   Y la película contiene varios «errores» respecto al guión que marca «el Libro», lo que ha contribuido a una confusión generalizada respecto a algunos detalles de los 10 Mandamientos, como veremos a continuación.
Para apreciar la ironía, comenzaremos por afirmar que en la tradición judía «Los 10 Mandamientos» no son ni «10» ni «Mandamientos» (aunque por razones puramente prácticas los voy a seguir llamando así).
NÚMERO
Según la tradición judía, los 10 Mandamientos contienen más de «10» preceptos (Mitsvot). Para Maimónides, por ejemplo, el segundo mandamiento incluye cuatro preceptos: 1. La prohibición  de creer en cualquier dios o ente mitológico al que se le atribuya un poder divino.  2. La prohibición de hacer ídolos. 3 La prohibición de postrarse ante ídolos  4. La prohibición de adorar o servir ídolos o falsos dioses.  También  el décimo mandamiento se lo divide en dos mandamientos:  1. La prohibición de planificar tomar de forma ilegal o por la fuerza lo que le pertenece al prójimo (así entienden la Torá shebealpé el precepto «lo tajmod»). 2. No envidiar las posesiones del prójimo («lo tit-ave»). En otras palabras, los Diez Mandamientos contienen en realidad más de 10 preceptos o Mitsvot.
NOMBRE 
La Torá nunca llamó a los 10 Mandamientos «mandamientos» (eso se llamaría en hebreo ‘eser Mitsvot o algo así). La Torá llamó a los 10 Mandamientos ‘aseret hadebarim,»los diez enunciados», o en hebreo rabínico ‘aseret hadibberot, «las diez declaraciones». Originalmente, en español se conoce a los 10 Mandamientos como el «decálogo». «Decálogo» es una traducción muchas más fiel y más precisa que «Los 10 Mandamientos».  La palabra «decálogo» se forma de partir de dos palabras griegas, «deca», diez, y «logoi», palabras » que es la traducción virtualmente literal de «aseret hadebarim».
LAS TABLAS
Muchos imaginan que las dos tablas que contienen los 10 Mandamientos eran arqueadas, ya que así es como entre muchos otros Gustave Doré, el más famoso ilustrador de Biblias (no-judío), o incluso Marc Chagall, el más famoso pintor judío contemporáneo, dibujaron las Tablas de la Ley. Pero en realidad, no hay ninguna fuente judía que justifique esta imagen popular. Según el Talmud en Baba Batra 14a las tablas de la Ley eran cuadradas. Cada una de ellas medía 6 tefajim [= palmos]. Cada tefaj es aproximadamente 8 cm] de alto por 6 de ancho y estaban separadas una de otra. El famoso artista Miguel Angel Buonarroti (1475-1564)  (que, siguiendo la tendenciosa traducción de la Vulgata esculpió a su Moisés con «cuernos» surgiendo de su cabeza, cuando en realidad la Torá dice que del rostro de Moshé surgía un «halo» de luz כי קרן עור פני משה) interpretó correctamente la tradición talmúdica y esculpió las tablas de la ley cuadradas y separadas.
MISCELÁNEAS
Por supuesto que las tablas de la ley fueron escritas en hebreo. Pero los Sabios discuten qué tipo de «fonts» (caracteres) fueron utilizados: si los antiguos «fonts» hebreo (כתב עברי) o asirios (כתב אשורי).
No sabemos con seguridad si cada tabla contenía exactamente  5 «mandamientos» como aparece virtualmente en todos los dibujos y esculturas. Ya que el texto de los 5 primeros mandamientos es mucho más largo que el de los últimos 5 Mandamientos (aproximadamente 4/5). Tendría también sentido suponer que  fueron escritos de otra manera: la mitad del texto en una tabla y la mitad en la otra.
De los 10 mandamientos, 7 están formulados como prohibiciones (No matarás. No codiciarás. etc. ) y 3 están formulados como mandamientos positivos (creer en HaShem, recordar el Shabbat, y honrar a los padres).
Uno de los temas que aparece fuera de discusión (aunque también demanda un par de aclaraciones) es que los primeros 5 mandamientos se refieren a nuestra relación con Dios, mientras que los últimos 5 mandamientos, se refieren a nuestra relación con el prójimo.

GUSTAVE DORE 

MARC CHAGALL




¿Qué hacen especiales a los 10 Mandamientos?

Los Diez Mandamientos עשרת הדברות fueron dados al pueblo judío durante el pacto (ברית) celebrado entre el Pueblo de Israel y Dios (Ex. Caps. 19, 20). Este Pacto, la única vez que HaShem se manifestó al Pueblo Judío colectivamente, se conoce como מעמד הר סיני ,  «La experiencia [de la revelación de haShem] en el Monte Sinaí».

Mientras que para otras religiones los Diez Mandamientos están por encima de los otros mandamientos de la Biblia hebrea, para la tradición judía los Diez Mandamientos son, evidentemente, una parte esencial de la Tora, pero todos los demás preceptos Bíblicos no son de menor importancia.

¿Qué tienen de especial, entonces, los Diez Mandamientos?

La Gemara en Makkot explica que de los 613 Mandamientos de la Torá, 611 fueron transmitidos por intermedio de Moshé Rabbenu y los 2 restantes fueron escuchados directamente de Dios.  Veamos.  De acuerdo al la narración explícita de la Tora (peshat) cuando el Pueblo de Israel escuchó a HaShem,  la experiencia de escuchar la voz Divina resultó tan abrumadora que el pueblo sintió que sicológica y físicamente no lo resistirían. Entonces, el pueblo pidió la intermediación de Moshé. Ex. 20:19 «Y le dijeron a Moisés: Habla tú a nosotros y escucharemos. Que no nos hable [directamente] Dios, porque [sentimos que] nos vamos a morir .»

Según nuestros Jajamim, el Pueblo de Israel solicitó la mediación de Moisés después que HaShem enunció los dos primeros mandamientos. Y desde este punto de vista, sólo los dos primeros mandamientos son absolutamente excepcionales. Es por eso que solamente los dos primeros mandamientos están formulados en la primera persona («Yo soy HaShem tu Dios» … «No tendrás otros dioses delante de mí»). Mientras que a partir del tercer mandamiento es Moshé quien se dirige al pueblo de Israel, y se refiere a HaShem en la tercera persona. El tercer mandamiento dice «no pronunciarás el nombre de Dios en vano» y no dice «no pronunciarás Mi nombre en vano».




La diferencia entre Auschwitz y Jerusalem

“Más de 40 líderes mundiales se reunieron en Jerusalén para honrar a las víctimas el exterminio nazi, en el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración Auschwitz-Birkenau”. 
Pregunta: ¿Cuál es la palabra  más importante de este título periodístico?
Respuesta: “en Jerusalén”
Me explico. Los más importantes líderes del mundo convergieron en Jerusalem en lo que fue el evento diplomático de mayor envergadura en la historia del Estado de Israel. Pero algunos brillaron por su ausencia. No me refiero a Irán o a los países árabes. Me refiero a Polonia. El gobierno polaco quería que la conmemoración de la liberación de Auschwitz, donde fueron asesinados mas de 1 millón de judíos, tuviera lugar en Auschwitz. Auschwitz se encuentra en el distrito de Oświęcim que es territorio polaco. Allí también hay monumentos y un museo recordatorio (ver aquí ) donde según el gobierno polaco se debería haber llevado a cabo la ceremonia recordatoria.
¿Cuál es la diferencia entre celebrar la liberación de Auschwitz en Auschwitz o en Jerusalem, en Yad Vashem?
La conmemoración en el museo de Auschwitz hubiera significado un gran honor hacia los muertos. Los visitantes podrían haber observado en directo el horror de los trenes de la muerte. O las famosas pilas de miles y miles de valijas en las que los prisioneros traían sus valiosas posesiones, de las cuales eran inmediatamente despojados. O los trozos quemados de los libros de Torá, que algunos judíos habían cargado con ellos hasta el campo, arriesgando sus vidas.   En Auschwitz los principales mandatarios del mundo hubieron experimentado todo lo que los nazis hicieron para matar a los judíos y destruir su Torá.
En Jerusalén los visitantes vieron algo muy diferente. En Israel viven los hijos y los descendientes de los sobrevivientes de Auschwitz y de la Shoa. Que, por ejemplo, construyeron en Jerusalem un modernísimo tren tranvía que atraviesa la vibrante ciudad. Los honorables visitantes vieron a los miles de pasajeros que diariamente toman esos trenes hacia sus trabajos, sus quehaceres o sus hogares.
En Jerusalem también vieron que hay judíos rubios, castaños, morenos o negros. Y que hablan francés, español, ruso y hebreo. Vieron que millones de inmigrantes judíos llegaron con sus valijas para quedarse en la tierra de sus antepasados, y que ya nunca más abandonaran.
Los visitantes también vieron que en Jerusalén la Torá no está en pedazos, ni quemada, ni en un museo. Está viva. Se escucha en todas sus calles, sus esquinas y sus mercados. Guía los pasos, las acciones y los pensamientos de millones de habitantes de Israel. Y su voz resuena no en latín sino en su hebreo original. Y más fuerte que nunca.
Conmemorar la liberación de Auschwitz en Yerushalayim es un poderoso mensaje. El pueblo de Israel no está en un museo.  Se levantó de las cenizas de Auschwitz y vive ahora en la calidez de la tierra que Dios destinó para su pueblo.

Rab Yosef Bittón

Shabbat Shalom

El tren a Auschwitz

El tren en Jerusalem  




El Rab Elyashiv y el número de judíos que salieron de Egipto

¿Cómo es posible que el pueblo de Israel se haya reproducido tanto en Egipto en un período de 210 años?
Recordemos que la Tora indica explícitamente solo dos cosas:
1- El número de hombres judíos que llegaron a Egipto fue de 70.
2- Cuando salieron de Egipto, había 600,000 hombres entre las edades de 20 y 60 años. Incluyendo las mujeres, niños y ancianos, podemos suponer que el número de judíos que salieron de Egipto fue aproximadamente 3 millones.

LA RESPUESTA NO TRADICIONAL
El rabino Shemuel David Luzzatto (1800-1865) formuló un par de ideas que, aunque no lejos del peshat, es decir, del significado literal del texto bíblico, son un poco controvertidas. Él dice que basado en un verso explícito, los judíos estuvimos en Egipto no por 210 años, sino por 430 años (Shemot 12:40). También afirma que cuando la Tora habla de las generaciones que  pasaron desde que los judíos llegaron a Egipto (demasiado pocas para cubrir más de 400 años) el texto no se refiere a «padre> hijo», sino a «patriarca> descendientes» (este artículo en hebreo explica con más detalle la opinión del rabino Luzzatto).

LA RESPUESTA DE LOS SABIOS
La posición del rabino Luzzatto podría tener un mérito textual, pero primero deberíamos explorar la viabilidad de lo que dicen nuestros sabios. El tiempo que los judíos pasamos en Egipto fue de 210 años (116 de los cuales en la esclavitud). Nuestros sabios, que también se preguntaron cómo 70 se convirtieron en 3 millones, explican que las mujeres judías podían dar a luz hasta «6 niños a la vez» (בכרס אחד). Sin embargo, creo que quizás no necesitamos recurrir al ejemplo de séxtuples para explicar el incremento exponencial de la población judía.

LOS EFECTOS DE CASARSE JOVENES
Lo más esencial para entender este tema es que 210 años podrían abarcar hasta 10 generaciones, teniendo en cuenta que los judíos, que siempre han practicado el celibato hasta el matrimonio, generalmente se casan jóvenes. Hasta hoy, la mayoría de los judíos observantes se casan en promedio entre los 22 y 24 años de edad.  Si 70 hombres llegaron a Israel (con sus esposas) y cada pareja tuvo, digamos un total de 6 hijos, en 6 generaciones serían: 3.265.920 (70 x 6 x 6 x 6 x 6 x 6 x 6). Tenemos un ejemplo explícito de una familia de 6 generaciones en el caso de Yehuda> Peretz> Hetsron> Ram> Aminadab> Nahshon. Y Nahshon probablemente ya tenía sus propios hijos cuando salió de Egipto. Dibre haYamim I (7:22) cuenta 9 generaciones desde Efrayim, hijo de Yosef, hasta Yehoshua bin Nun.

LA RESPUESTA DEL RAB ELYASHIV
Creo que la mejor manera de comprender el realismo de estos números bíblicos y la opinión de los Jajamim, proviene de la vida del rabino Yosef Shalom Elyashiv z ”l. Este prestigioso rabino contemporáneo, hijo único después de 17 años de matrimonio de sus padres, nació en 1910 y murió en 2012. Alcanzó una edad privilegiada de 102 años.
Ahora bien ¿cuántos descendientes dejó el rabino Elyashiv en este mundo cuando falleció? Según Wikipedia, ¡cerca de 1.400 descendientes! Más de 6 generaciones (ver aquí). ¿El secreto? Sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos tuvieron un número significativo de hijos y se casaron jóvenes.