RESUMEN DE VAYIGGASH
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En las entregas anteriores he tratado de transmitirles a mis lectores que el milagro de Jánuca no se redujo solo al milagro ocurrido con el aceite. Este evento Providencial fue el comienzo de un periodo de 23 años, desde el 165 a.e.c. hasta el 142 a.e.c. que demuestra el heroísmo y la devoción de nuestros ancestros, liderados por los Jashmonayim, que culminó con el establecimiento del primer Estado Judío independiente en los tiempos post-bíblicos. Esta historia donde los milagros se combinan con la valentía sin limites, lamentablemente, no es muy conocida, a pesar de que en nuestros días es quizás más relevante que nunca.
Veremos hoy la última parte de la epopeya que recordamos en la festividad de Janucá.
YONATAN REHUSA CONQUISTAR JERSALEM
Tras la muerte de El’azar, el asesinato de Yehudá en la batalla contra Bakjides y la eliminación de Yojanán a manos de los nabateos, solo quedaban dos de los cinco hermanos Jashmonayim : Yonatán y Shimón. Yonatán tomó el mando y, tras dos años de lucha, logró expulsar al poderoso general seléucida Bakjides de Israel. Sin embargo, y para sorpresa de todos, cuando Bakjides huyó de Israel en 159 a.e.c., Yonatán no intentó recuperar Jerusalem de inmediato. En lugar de eso, se instaló en Mijmash y, sin ninguna proclamación oficial, se convirtió en el líder de facto de los judíos. Pero ¿qué estaba haciendo Yonatán en Mijmásh y por qué no liberó Jerusalem de las manos de los selcuidas y su secuaces? Yonatán aprendió de los errores de su hermano Yehudá. En 165 a.e.c., al ver que los griegos estaban debilitados, Yehudá conquistó Jerusalem, purificó el Templo y declaró su misión cumplida. Yehudá pensó que ya no necesitaba a su ejército y envió a la mayoría de sus combatientes a sus hogares. Esto lo dejó muy expuesto y debilitado: un par de años más tarde, cuando Demetrio derrocó a Lisias, los seléucidas volvieron con sus ejércitos y Yehudá ya no pudo defender su conquista. Ahora, una vez aprendida esta dura lección, Yonatán dedicó siete años a reclutar y entrenar un poderoso ejército judío que llegó a contar con 40.000 soldados que podia hacer frente a una fuerza invasora y defender al pueblo judío. Fue la primera vez en siglos que los judíos tuvimos un ejercito de esta envergadura. Ahora los emperadores seléucidas —o quienes ostentaban el trono— no solo querían evitar problemas con Yonatán, sino que competían entre sí por ofrecer a los judíos su cooperación a cambio del apoyo de Yonatán y su ejército.
LA IMPORTANCIA DE TENER UN EJERCITO
En ese entonces el rey Seléucida era Demetrio Soter. Pero un joven aventurero procedente de Esmirna, Alejandro Balas, que reclamaba ser el hijo de Antiojus Epifanes, desafió a Demetrio Soter y comenzó una guerra civil para obtener el trono. Demetrio y Balas le ofrecieron todo tipo de concesiones a los Yehudim para que Yonatán les brindara su ayuda militar. Yonatán apoyó a Alejandro Balas quien terminó derrotando a Demetrio. En el año 152 a.e.c. Yonatán finalmente entró sin resistencia a Yerushalayim en la fiesta de Sukkot, y fue asignado como Cohen Gadol, gran sacerdote, con el consentimiento oficial del nuevo emperador seléucida Alejandro Balas. Este fue prácticamente un segundo Janucá. Ya que Yerushalayim había estado en manos de los helenistas por nueve años y el Bet haMiqdash había sido profanado y utilizado nuevamente como un panteón para adorar a los dioses griegos. Luego de un par de años, Demetrio II, el hijo de Demetrio Soter, enfrentó y derrotó a Balas y retomó el trono seléucida. Este nuevo rey, lejos de buscar la venganza contra Yonatán sabía que lo necesitaba a él y a su ejército de su lado, así que reconoció a Yonatán y le ofreció más privilegios que su antecesor.
EL ACUERDO DE PAZ
Pero los conflictos entre los líderes seléucidas continuaron, y ahora Trifón, un poderoso general griego quería arrebatarle el trono a Demetrio II. Trifón llegó a Israel en el año 143 a.e.c. con 30.000 soldados para vengarse de Yonatán, debilitarlo y así debilitar a Demetrio. Trifón engaño a Yonatán y pidió reunirse con él en Acco para mantener conversaciones de paz. Cuando Yonatán llegó a Acco, Trifón lo asesinó. Tras la muerte de Yonatán el mando de Judea quedó en las manos del hermano menor: Shimón. Con el poderoso ejército que Yonatán había organizado, Shimón enfrentó, derrotó y expulsó a Trifón de Erets Israel.
EL ESTADO DE ISRAEL
Shimón siguió avanzando para cumplir con la maxima aspiración de los Jashmonayim y de toda la nación de Israel. Fortificó Yerushalayim, reforzó su ejercito y en el año 142 a.e.c., 23 años luego de la gran rebelión de Matitiyahu y sus hijos, el gran sueño se hizo realidad. En Yerushalayim, la eterna capital judía, en el Bet haMiqdash, Shimón hijo de Matitiyahu, el único sobreviviente de los 5 valientes hermanos, «declaró el establecimiento de un estado judío independiente en la tierra de Israel que se llamaría: Judea”. Al celebrar el nacimiento del nuevo estado independiente Shimón dijo estas palabרas que son muy relevantes también el día de hoy, más de 2150 años después, respecto a Medinat Israel: «No conquistamos una tierra que no nos pertenece; y no nos apoderamos de lo que no nos corresponde. Recuperamos la herencia de nuestros antepasados, que fue usurpada por nuestros enemigos, temporariamente y sin que medie la justicia. Y cuando tuvimos la oportunidad y la fuerza para hacerlo, recuperamos nuestra libertad.»
לא ארץ נכריה לקחנו, ולא ברכוש נכרים משלנו – כי אם נחלת אבותינו, אשר בידי אויבינו בעת מן העיתים בלא משפט נכבשה. ואנחנו כאשר הייתה לנו עת, השיבונו את נחלת אבותינו»
ספר חשמונאים א, פרק ט«ו, פסוקים לד–לה
Este nuevo estado fue inmediatamente reconocido por Demetrio II, quien por primera vez eximía a los judíos a pagar impuestos al imperio Seléucida. Shimón fue asesinado en el año 135 a.e.c., y fue sucedido por su hijo Yojanán Hyrcanus, quien continuó liderando a los judíos y expandiendo el territorio de Judea. El flamante Estado de Israel continuó, con altos y bajos, por cerca de 100 años.
Por alguna razón que todavía no pude comprender, la mayoría de los judíos que celebran Janucá piensan que la historia de Janucá terminó con la reinauguración del Templo y el milagro del aceite, que duró 8 días. Hay una fantasía como que luego de esa batalla «we lived happily ever after» , o como dicen en castellano, «fuimos felices y comimos perdices» . La inauguración del Bet HaMiqdash fue solo una primera etapa, un primer triunfo, –y muy importante– pero no fue el último. Los seléucidas, pero muy especialmente los judíos asimilacionistas, no se dieron por vencidos en su intento de terminar con el judaísmo. En Janucá nos enfrentamos con el enemigo Seléucida, pero fue también– o según algunos historiadores fue principalmente– una guerra civil, entre los judíos que querían asimilarse y aquellos que eran leales a Dios y a Su Torá. La historia de Janucá fue una montaña rusa: hubo momentos que estuvimos arriba y otros abajo, pensando que ya estaba todo perdido. Lo que voy a contarles ahora es parte de esa historia desconocida de Janucá, o post Janucá, que en mi opinión debemos aprenderla y enseñarla como parte de PIRSUME NISA, la obligación halájica de difundir la intervención Divina, que combinada con la bravura de los judíos leales a la Torá, posibilitaron que el judaísmo siga existiendo.
Continuará
PD: Vale aclarar que el día 22 de Shebat fue celebrado como un día festivo durante unos 230 años, hasta la destrucción del Bet haMiqadsh en el año 68 de la era común. Luego de la destrucción del Templo, el exilio y la trasformación de Judea en una provincia romana, ya no fue posible celebrar festividades de carácter político y nacional ( Megilat Taanit fue cancelada).
Hoy, domingo 18 de diciembre de 2022 por la noche (25 de Kislev de 5783) encendemos la primera vela de Janucá
A continuación presentamos brevemente las leyes y costumbres básicas de esta Mitsvá.
BENDICIONES
El padre o la persona a cargo de la familia, recita las siguientes tres bendiciones antes de encender la primera vela. Durante las noches siguientes, se recitará solamente la primera y segunda bendición.
בָּרוּך אַתָּה ה ‘ אֱ–לֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, אֲשֶׁר קִדְּשָׁנוּ בְּמִצְוֹתָיו וְצִוָּנוּ לְהַדְלִיק נֵר (של) חֲנוּכָּה
Bendito eres Tú, HaShem, nuestro Dios, Soberano del universo, que nos has santificado con Tus preceptos y nos has ordenado encender la vela de Jánuca
בָּרוּך אַתָּה ה ‘אֱ–לֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, שֶׁעָשָׂה נִסִּים לַאֲבוֹתֵינוּ, בַּיָּמִים הָהֵם
בַּזְּמַן הַזֶּה
Bendito eres Tú, HaShem, nuestro Dios, Soberano del universo, que hiciste milagros a nuestros padres en aquellos tiempos, en esta fecha
בָּרוּך אַתָּה ה ‘אֱ–לֹהֵינוּ מֶלֶךְ הָעוֹלָם, שֶׁהֶחֱיָנוּ וְקִיְמָנוּ וְהִגִּעָנוּ לַזְּמַן הַזֶּה
Bendito eres Tú, HaShem, nuestro Dios, Soberano del universo, que nos has dado la oportunidad de estar con vida, presentes, y llegar a este momento
Después de encender las velas decimos «Hanerot Halalu». Esta es la traducción: «Encendemos estas velas para [celebrar] los milagros y la salvación y las maravillas y los portentos y el consuelo que concediste a nuestros padres en aquellos días en esta época del año, a través de Tus santos sacerdotes. Y durante los ocho días de Janucá, estas llamitas son consagradas [para la Mitsvá] y no se nos permite hacer un uso ordinario de ellas. Son solo para que las miremos con el fin de expresar nuestra gratitud y alabanza a Tu gran Nombre por Tus milagros, Tus maravillas y Tu salvación «.
Al finalizar recitamos: Mizmor Shir Janucat haBayit leDavid … (Tehilim 30)
¿DÓNDE SE ENCIENDEN LAS VELAS de JANUCÁ?
Encendemos las velas de Janucá como una declaración pública de reconocimiento y agradecimiento a HaShem por los milagros que hizo con nuestros antepasados. Por eso es que tratamos que las velas de Janucá sean lo más visibles posible. Esto se llama pirsumé nisá, es decir: hacer público el milagro de Janucá. En los tiempos de la Guemará, cuando estas Halajot fueron legisladas, las ciudades eran muy chicas, tenían una sola calle principal. Las casas eran bajas y uniformes. En esos tiempos la Janukiá o candelabro se colocaba afuera de la puerta de la entrada de la casa, a una altura de unos 40-50 cm. del suelo, en el lado opuesto a la Mezuzá. Ésta era la mejor forma de que las velas de Janucá fueran visibles para los que llegaban de sus trabajos a sus casas. Y esta es la manera que el Talmud y el Shulján Aruj indican que debemos encender las velas de Janucá.
Hoy en día, sin embargo, la disposición de nuestras casas y residencias es muy diferente y es por eso que la mayoría de las familias colocan las velas de Janucá dentro de sus residencias, muy especialmente si viven en departamentos. Y para cumplir con la obligación de pirsumé nisá, cuando encienden las velas dentro de la casa, colocan la Janukiá detrás de una ventana que sea visible desde el exterior.
¿CUÁNDO HAY QUE ENCENDER LAS VELAS?
La costumbre general es encender las velas al anochecer (tset hakojabim). Algunas comunidades, sin embargo, siguen la opinión de Maimónides (y la Guemará) que indica que las velas se encienden con la puesta del sol (shequiá), es decir, unos 15 o 20 minutos antes del anochecer. ¿Por qué la Guemará determinó la puesta del sol como el tiempo ideal para encender las velas de Janucá? Hasta no hace mucho tiempo atrás, la gente dejaba de trabajar cuando se pone el sol y regresaba a su casa antes del anochecer. Esa media hora entre la puesta del sol y el anochecer, donde a pesar de que no hay sol hay todavía luz, era el “rush hour” , la hora de mayor tráfico, ya que todo el mundo estaba en la calle regresando a sus casa desde el campo o desde sus negocios. Esa era, por lo tanto, la media hora ideal para maximizar la exposición de las velas de Janucá. Hay otra razón importante pero menos conocida: que al encender las velas antes del anochecer, se reconocía que esas velas se encendían exclusivamente por Janucá, y no para la iluminación ordinaria de la casa, para la cual también se usaban velas. En nuestros días, si encendemos las velas con la puesta del sol (en el hemisferio Norte en esta época del año, en New York, por ejemplo, la puesta del sol es alrededor de las 4.30pm) debemos tratar de que las velas contengan suficiente aceite para mantenerse encendidas durante una buena parte de la noche, mientras la gente regresa de sus trabajos. Si uno no enciende las velas cuando comienza a caer la noche (shequiá o tset hakojabim), las podrá encender más tarde, cuando la familia está en la casa.
El viernes, las velas se encienden “antes” de la puesta del sol, como BH ya lo explicaremos.
Para saber los horarios en su ciudad de residencia vea aquí
¿CUÁNTAS VELAS y JANUKIOT DEBEMOS ENCENDER?
La costumbre en las comunidades Sefaradíes es encender una sola Janukiá por familia, y no una Janukiá por cada miembro de la familia.
En muchas comunidades Ashkenazíes la tradición es que cada miembro de la familia enciende su propia Janukiá recitando la correspondiente berajá (bendición) .
Si bien se acostumbra a ir encendiendo las velas de acuerdo al día de Januká (1 vela la primera noche, 2 la segunda, 3 la tercera, etc.) técnicamente, es suficiente encender una sola vela (más el shamash o vela accesoria) por familia cada noche de Janucá. Por lo tanto, en el caso que uno no pueda encender las velas adicionales, con encender una vela por noche sería suficiente.
¿ACEITE O VELAS?
Las velas que se utilizan en Janucá pueden ser de cera, parafina, etc. pero lo ideal es utilizar vasitos con aceite de oliva y una mecha, ya que originalmente el milagro de Janucá sucedió con un jarro de aceite de oliva que duró por ocho días.
Por otra parte, las velas de aceite suelen durar más tiempo que las velas normales, especialmente más que las pequeñas velitas de cera.
La mitsvá de las velas de Janucá NO se puede realizar con luces eléctricas. Una Menorá eléctrica solo sirve como decoración, pero no para cumplir con la mitsvá de Janucá.
EL COMIENZO DE LA REBELION
En el año 167 a.e.c, Matitiyahu y sus hijos El’azar, Yehudá, Shimón, Yojanán y Yehonatán lanzaron lo que se conoce como Mered haJashmonayim, la rebelión armada que una familia judía lideró contra el ejército griego seléucida de Antiojus Epifanes, quien, desde 175 a.e.c., había prohibido las prácticas judías bajo pena de muerte. La rebelión de Matitiyahu no consistió en una confrontación frontal contra los griegos en el campo de batalla. Los guerreros judíos, a pesar de ser muy valientes, eran muy pocos comparados con los griegos y no tenían ni armas ni preparación militar. Los Jashmonayim se veían obligados a atacar de sorpresa a pequeños grupos de soldados seléucidas y luego huir a las montañas o al desierto, ya que los enemigos habían puesto precio a sus cabezas.
DE MATITYAHU A YEHUDA
Yehudá era el tercer hijo de Matitiyahu. Y después de la muerte de su padre, Yehudá tomó el mando de la resistencia judía y comenzó a planear una revuelta armada organizada con un objetivo final muy preciso: liberar Jerusalem y recuperar el Bet haMiqdash, el gran Templo de Yerushalayim. Yehudá era muy consciente de la superioridad numérica de las fuerzas seléucidas. Su primera misión fue reclutar al mayor número posible de judíos fieles a la Torá para unirse a su ejército.
Los ataques de Yehudá tenían lugar generalmente por la noche. En su primera batalla, Yehudá emboscó a las fuerzas griegas dirigidas por Apolonio. Apolonio había sido enviado por Antiojus con instrucciones muy claras: sofocar la incipiente rebelión de los judíos y no dejar sobrevivientes. Pero el ataque de Yehudá los tomó por sorpresa y los griegos fueron derrotados fácilmente. Se cuenta que Yehudá tomó la espada de Apolonio y luchó con ella por el resto de su vida, como lo hizo el rey David con la espada de Goliat.
LA BATALLA DE BET HORON
Cuando Antiojus se enteró de la derrota de Apolonio, decidió enviar al general Serón, que llegó desde Siria con un ejército significativamente más grande que el de Apolonio. Serón se dirigió a las montañas del desierto de Judea para capturar a Yehudá y derrotar a los rebeldes judíos.
Cuando los hombres de Yehudá vieron el gran ejército seléucida, se asustaron y se desmoralizaron. Yehudá les dijo que Dios no necesita un gran ejército para otorgar la victoria. Lo que necesitamos, dijo Yehudá, es tener fe en Él y luchar con gran coraje. “Luchamos por nuestro pueblo y por nuestra Ley (la Torá), mientras que ellos están aquí movidos solo por sus ambiciones materiales [el botín de guerra] y su orgullo excesivo. El Dios de nuestros padres no nos abandonará. Él hará caer a nuestros enemigos derrotados ante nosotros”. Inspirados por las palabras de su líder, los soldados de Yehudá lucharon con un valor increíble. Atacaron a Serón por sorpresa y eliminaron a unos 800 de sus soldados.
LA BATALLA DE EMAUS
Después de la derrota de Serón, Antiojus Epífanes convocó a Lisias, su hombre de mayor confianza, y le asignó la destrucción de Judea. Para esta misión, Lisias tomó a casi la mitad del ejército del Imperio seléucida: 40,000 soldados y 7,000 jinetes altamente entrenados. Tenía a su disposición a tres de los mejores generales seléucidas: Nicanor, Ptolomeo y Gorgias. Nicanor mostró su excesivo orgullo y confianza invitando a varios compradores de esclavos a que lo acompañaran en la campaña militar, para ocuparse de capturar y vender a las mujeres y los niños judíos que iban a ser tomado como cautivos, una vez que mataran a los hombres.
La campaña militar comenzó en 166 a.e.c. Los seléucidas acamparon en Emaús. Los judíos se escondieron en Mitzpah, la ciudad del profeta Shemuel. Allí ayunaron, leyeron la Torá, tocaron el Shofar y rezaron durante todo el día. Esa noche, Yehudá recibió una información muy importante de sus espías: Gorgias había salido de su campamento con 5,000 soldados y 1,000 jinetes para intentar atrapar a Yehudá y a sus hombres. Esto significaba que el campamento militar de Emaús se había quedado con menos soldados y Yehudá entendió que era la oportunidad perfecta para atacarlos por sorpresa. Reunió a todo sus guerreros, unos 3.000 hombres, y los dividió en cuatro batallones. Al amanecer atacó Emaús desde los cuatro flancos mientras los soldados griegos dormían. Los seléucidas fueron presa del pánico, al ver la extraordinaria valentía de los guerreros judíos. Yehudá y sus hombres lograron eliminar a cerca de 9,000 soldados y los sobrevivientes escaparon a las ciudades. Pero cuando Gorgias regresó a su campamento y vio que estaba destruido y en llamas escapó junto con sus soldados.
EL MEJOR SHABBAT DE LA HISTORIA
Después de esta heroica batalla, los judíos regresaron a sus escondites secretos en el desierto. Era viernes por la tarde y ese Shabbat fue celebrado de una manera muy especial con oraciones y cantos de agradecimiento a Dios por el gran milagro de haber obtenido la victoria contra el ejército más poderoso de aquellos tiempos. Inspirados por Yehudá, todos los presentes expresaron su gratitud al Todopoderoso, lloraron de alegría y le rogaron a Dios que los ayudara a alcanzar el próximo objetivo: liberar Yerushalayim y volver a dedicar el Bet haMiqdash nuevamente al servicio Divino.
ANTIOJUS Y LA HELENIZACIÓN
Después de la muerte de Alejandro Magno en 323 a.e.c., el imperio griego se propuso imponer su cultura helénica a todos los pueblos conquistados. Lo hicieron de manera pacífica , y no por la fuerza, como lo habían hecho otros imperios en el pasado, y a través de la persuasión tuvieron tanto éxito que causaron la desaparición de todas las religiones del imperio. Este proceso de adopción voluntaria de la cultura griega es conocido como «helenización» y también afectó a los judíos. Los que vivían fuera de Israel, en Alejandría, por ejemplo, fueron los que más rápido se asimilaron y comenzaron a practicar lo que algunos historiadores describen como un «judaísmo helénico», una combinación de algunas ideas judías «humanistas», despojada de rituales bíblicos, junto con elementos de la cultura helénica. Esta nueva forma de judaísmo-helénico se transformó en la nueva religión de muchos judíos de la diáspora. Los judíos de Israel, sin embargo, se mantenían fieles a sus tradiciones. Pero la llegada al poder del nuevo emperador Antiojus (Antíoco) Epífanes en 215 a.e.c. empeoró la situación de estos judíos ya que Antiojus quiso imponer el helenismo por la fuerza. La presión fue tan grande, que muchos judíos se asimilaron por completo al helenismo. Como sucedió muchas veces en la historia de nuestro pueblo, la asimilación religiosa no provenía desde un lugar teológico sino social: no existía una atracción hacia los valores griegos, sino que los judíos querían asimilarse ya que estaban desesperados por ser plenamente aceptados por los griegos, a quienes miraban con admiración. Y los rituales religiosos judíos eran una barrera para la integración social a la atractiva cultura griega, que era tan influyente como la cultura de Hollywood en EEUU y en el mundo entero el día de hoy.
¡QUEREMOS INTEGRACIÓN!
Veamos algunas ilustraciones. El Kashrut (kosher), que es la estricta dieta religiosa judía, creaba muchos obstáculos y barreras sociales, limitando la integración de los judíos asimilados con los ciudadanos griegos. Si la mesa no se podía compartir con los vecinos gentiles, no se podría esperar que los gentiles aceptaran a los judíos como sus pares. Y probablemente los gentiles no estarían dispuestos a casar a sus hijas con los jóvenes judíos. La práctica del Kashrut, entonces, comenzó a decaer. Se la mostraba como algo primitivo y negativo. Los judíos asimilados justificaban su abandono del judaísmo afirmando que «para sobrevivir, el judaísmo tenía que modernizarse«. Con este slogan , también el Shabbat y la circuncisión debían eliminarse porque se consideraban obsoletos. Eran rituales que causaban división. En este punto hay algo importante que debe ser aclarado. Todo este proceso de asimilación ocurría principalmente en las ciudades, especialmente en las zonas mixtas donde vivían judíos y no judíos. Los judíos más pobres, los campesinos que residían en pueblos y aldeas, estaban aislados de la influencia y de las presiones sociales de la sociedad gentil y seguían permaneciendo fieles a la Torá.
LAS REFORMAS DE JASON Y MENELAO
Sabiendo que algunos judíos todavía eran reacios a abandonar sus prácticas religiosas, Antiojus Epífanes se dispuso a helenizar a los judíos de las zonas rurales por la fuerza. ¿Por qué? Era una cuestión de principios. Aunque eran pocos y discretos, los judíos que aún observaban la Torá eran, prácticamente hablando, «los únicos ciudadanos del imperio griego que rechazaban abiertamente el helenismo». Antiojus buscó aliados entre los mismos judíos, aquellos que ya se habían helenizado voluntariamente y nombró como Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalem, es decir, como representante máximo de la religión judía, a un judío asimilado y fácilmente corruptible: Jasón (175 a.e.c.). Más tarde, lo reemplazó por otro sacerdote que fue todavía más corrupto: Menelao (171 a.e.c ). Estos nuevos «sacerdotes» que estaban a cargo del Templo de Jerusalem lideraban la reforma del judaísmo. Jasón, por ejemplo, encabezó una delegación de judíos asimilados que, en lugar de asistir al servicio Bet haMiqdash en Shabbat, fueron al estadio olímpico para ver y participar en los juegos y competiciones. No solo la práctica ritual judía estaba siendo reformada. También los principios y creencias religiosas estaban sujetos a reformas por parte de estos falsos sacerdotes. El monoteísmo judío no fue la excepción. Los reformadores querían adaptar el principio judío más elemental, el monoteísmo, y fue así que formularon reglas religiosas más flexibles y como se dice hoy, más inclusivas, que reconocieran a los dioses griegos, para entonces aceptar que todos, judíos y no judíos, ofrecerían sacrificios a sus dioses en el Gran Templo de Jerusalem. Los sacerdotes corruptos argumentaban que el ”fanatismo” monoteísta era cosa de los antiguos judíos, y que si la práctica judía no se reformaba, los judíos iban a herir la sensibilidad de los griegos. Los judíos, argumentaban los asimilacionistas, también debían ser más «tolerantes» y ofrecer sacrificios al Dios de Israel de una manera un poco más griega. Por ejemplo: sacrificar también animales que se usaban en los ritos griegos. Esto llevó a Menelao, en nombre el nuevo multiculturalismo, a profanar el altar judío de una manera extrema: en el año 170 a.e.c este «sacerdote judío» ofreció un cerdo como sacrificio en el Bet haMiqdash.
¿CÓMO PROVOCAR LA REBELION JUDIA?
Aunque muchos judíos seguían siendo leales a su fe, eran cada vez más los que por las tremendas presiones sociales adoptaban la religión de los griegos. Pero en el año 169 a.e.c. tuvo lugar un evento providencial, un milagro, que cambiaría el curso de la historia judía. Antiojus Epífanes perdió la paciencia. Se ensañó contra los pocos judíos que aún rechazaban la asimilación, y decidió que era hora de dejar de ser amable, gentil y persuasivo con esos “obstinados campesinos” que se resistían al cambio y decretó entonces de manera oficial la prohibición de la práctica judía. Y ordenó a sus ejércitos que hicieran cumplir estas leyes imponiendo la pena de muerte para aquellos que practicaran el judaísmo.
La actitud de Antiojus, sin embargo, tuvo un efecto contrario a lo que él quiso lograr. Esta asimilación por decreto despertó el orgullo judío, incluso en aquellos que, tal vez inconscientemente, se estaban asimilando sin darse cuenta.
Involuntariamente, Antiojus provocó lo que más tarde se conoció como la rebelión armada de los Jashmonayim, que lucharon no solo contra los griegos sino también contra los judíos que habían liderado el movimiento asimilacionista.
Dice el rab Melamed que si Antiojus Epífanes no hubiera perdido la paciencia, la asimilación de los judíos habría continuado sin resistencia, la rebelión contra el imperio griego nunca hubiera sucedido, y el pueblo judío ח”ו quizás no se hubiera recuperado nunca más de la asimilación. Podría haber desaparecido para siempre, integrándose al imperio, como sucedió con todas las demás religiones y civilizaciones de la antigüedad.
«La impaciencia de Antiojus» fue absolutamente providencial y debería considerarse como uno de los milagros de Janucá.
JUDIO MESSI-ANICO
Estoy muy contento, ¡eufórico! por el triunfo de Argentina en las semifinales. Y muy contento que la final se juegue un domingo y no un Shabbat, como ocurrió con varios partidos anteriores. Y menos mal que puedo ver las transmisiones en castellano porque los relatos de fútbol norteamericanos son más aburridos que un partido de béisbol. ¡No saben cantar “gol”!. Pero lo que me lleva a escribir estas lineas no es mi favoritismo argentino sino mi indignación como judío por un tema específico que ocurre en el Mundial, y mi mayor temor a su normalización. Me explico: Al principio me puse contento que Marruecos estaba ganando partidos imposibles, principalmente, porque por mis venas corre sangre marroquí, ya que mis abuelos paternos, z”l nacieron en Tetuán, Marruecos. Pero luego del encanto inicial comencé a decepcionarme. A sentirme muy incómodo con Marruecos ¿Por qué? Por esto.
Lo que están viendo arriba de su pantalla NO es la bandera de Marruecos. Increíblemente, los jugadores de la selección de Marruecos no festejan con su propia bandera, sino que eligen celebrar la causa palestina. Para que no le queden dudas a ningún ingenuo: en el mundo árabe la bandera palestina, o el slogan FREE PALESTINE, no representan un inocente gesto de empatía con otro país o pueblo, sino una declaración en contra de la existencia del estado judío. Como le dijeron una y otra vez a los periodistas israelíes en Qatar. “You are not welcome here… There is only Palestine. No Israel.” (Aquí los israelíes no son bienvenidos. Solo existe Palestina. Israel no existe). En otras palabras: no se trata aquí de empatizar con reclamos territoriales, o de abogar por territorios a cambio de una paz eterna y duradera con nuestros el estado de Israel. FREE PALESTINE es un eufemismo para expresar que “Israel no debería existir»Ver . Que debe desaparecer del mapa. Y los judíos, tirarse al mar. (ver este lamentable artículo). Si se tratara de la selccion de Irán o del Libano, lo entendería. Pero lo que mas duele es que sea MARRUECOS: uno de los pocos países árabes que tiene relaciones diplomacias abiertas con Israel. ¿Cómo se explica entonces esta enorme contradicción?
QATAR
Y luego, claro, está el cinismo de Qatar. El gobierno ha callado por decreto a toda manifestación política en este mundial de Futbol. No se han visto bandera ucranianas, por ejemplo. Y Qatar ha prohibido que los iraníes disidentes se expresen en contra de su gobierno represivo. También se opusieron a cualquier manifestación en contra de la violación de los derechos humanos en Qatar. Y suprimieron cualquier denuncia por la muerte entre 500 y 6.500 (depende a quién le pregunten) trabajadores extranjeros que perdieron la vida en accidentes por la apresurada construcción de los fastuosos estadios en Qatar (ver aquí) . Es que Qatar no quiere política en el Mundial. Y por eso, Roi Ben Shlush, un israelí que quiso fotografiarse con la bandera de Israel fue inmediatamente abordado por 4 policías que le dijeron «que desplegar la bandera israelí es un delito. Que los israelies no son bienvenidos. Que la bandera de israel . No es bienvenida aquí.» Nos tiraron a la basura, explica en este video Roi (minuto 1:18). Cualquier manifestación política en Qatar esta prohibida porque “¡No hay que mezclar política con deportes!”. Pero siempre hay UNA excepción. Una solita: los judíos. En Qatar se normalizó protestar contra la existencia del estado judío. En el teatro más importante del mundo, el antisemitismo se ha Kasherizado y es la patética causa que une a todos los árabes del mundo! ¿Por qué no quiero que gane Marruecos? Porque más allá del deporte, va a ser una fiesta de odio hacia el estado judío.
¿POR QUÉ EL ODIO DEL MUNDO ARABE HACIA ISRAEL?
El antisemitismo, en este caso, árabe no es circunstancial. Es cultural. No tiene una explicación lógica. Como lo explica mi amigo el profesor Mordejai Kedar, para los musulmanes, delegitimizar a Israel es un deber religioso. ¿Por qué? Porque el Islam asume que la superioridad politico, militar, refleja la superioridad religiosa. Es decir, la religión verdadera es la de aquel que gana, que controla, que gobierna. Este razonamiento, que nos puede parecer tan extraño, es la explicación de esa paradoja que muchos ingenuamente mencionan. “Los árabes trataron muy bien a los judíos en los países árabes donde vivieron”. Esto puede ser cierto, pero hace falta aclarar algo: en los países árabes los judíos éramos “dhimmis”, esto es, ciudadanos de segunda categoría, bajo la autoridad del Islam y con derechos limitados. Nos aceptan mientras estemos sujetos al gobierno musulmán. Pereo el caso de Israel es diferente. Aceptar que los judíos gobiernen a los árabes es herejía (como lo dice explícitamente la carta fundacional de Hamás) ya que equivaldría a creer ¡qué el Islam es inferior al judaismo! Si esto es cierto, entonces no estoy seguro que sea posible que haya una paz duradera, normal, entre Israel y los países árabes (esta semana escuché en una clase del Profesor David Pasig, que el acuerdo de paz que tiene Israel con Egipto NO es un acuerdo de paz. Las autoridades religiosas solo le permitieron al presidente egipcio Anwar Sadat firmar una tregua… )
¿QUÉ PUEDE HACER ISRAEL?
Si esto es verdad no hay vuelta que darle. Si el rechazo a Israel es un tema religioso, el conflicto árabe israelí , y el odio, nunca acabarán. No reconocer esta triste realidad puede ser muy peligroso pra el estado judío. Me explico: Si racionalizo el antisemitismo palestino o árabe y supongo que nos odian porque “les quitamos su territorio” , o si supongo que «el diálogo nos va a traer la paz», como creen muchos judíos seculares que no entienden nada de religion, puedo causar un daño irreparable. Al equipo marroquí lo llaman los Leones del Atlas (una cadena montañosa en Marruecos). Así que usaré este ejemplo para tratar de explicar esta idea que no es muy simpática. Imaginemos que un hombre perdido en las cadena montañosa de los Atlas se encuentra con un león. Los leones de esa zona tienen fama de ser los felinos más agresivos del mundo. El león se acerca, y el hombre trata de explicarle al león por qué no tiene que atacarlo. Le dice al león: “Yo pertenezco a la sociedad protectora de leones. Lucho contra su extinción. Estoy aquí buscando un territorio donde ustedes, los leones, puedan vivir en paz, sin temer a los cazadores”. Pero por más válidos que sean los argumentos de este hombre el león se sigue acercando peligrosamente, con ojos asesinos y con cara de hambre. ¿Qué es lo único que puede detener a este león? ¿Qué puede disuadirlo de comerse vivo a este pobre tipo? Lo único que este hombre puede hacer es “transformarse en un elefante”, en un animal más poderoso que el león. En un ser de la selva que al león le dé miedo atacar. El elefante obligará al león a medir sus propias fuerzas, activar su instinto de supervivencia y volver a su manada. Si el odio hacia Israel es cultural, visceral, religioso, la único que Israel puede hacer para preservar la “paz” (o mejor dicho, la tregua) con sus vecinos árabes es ser más fuerte que ellos. No queda otra.
Les regalo algunos artículos de la Carta fundacional de Hamas, que por lo menos, no disimulan sus intenciones