Matsá común vs. Matsá Shemurá

ושמרתם את המצות
Una de las Mitsvot más importantes de Pésaj es la de comer Matsá. La Matsá es un pan especial hecho de una masa plana. La masa se prepara sólo con harina y agua, , sin levadura. La harina normalmente proviene del trigo, pero técnicamente, la Matsá también podría hacerse a partir de harina de cebada, avena, centeno o espelta. El tema más sensible en la preparación de la Matsá es el tiempo: para evitar la fermentación de la masa, el proceso completo de elaboración desde el momento que la harina se pone en contacto con el agua hasta que la Matsá se saca del horno debe tomar menos de 18 minutos.
Hay diferentes tipos de Matsot.
Hoy explicaremos la diferencia entre la Matsá regular y la Matsá Shemurá (lit. «supervisada»).
La diferencia entre estas dos Matsot tiene que ver con el nivel de supervisión de una y de otra. Específicamente, desde qué momento de la elaboración de la Matsá comienza la supervisión.
MATSA REGULAR
La supervisión del proceso de elaboración de la Matsá normal comienza desde el momento que se produce la harina. Es necesario asegurarse, por ejemplo, que la harina se haya mantenido en un lugar seco (la humedad hace que la harina fermente, o sea, que se haga Jamets). Además, se debe verificar que el agua que se utilizará para hacer la masa esté al nivel de la temperatura ambiente, ya que si el agua, por ejemplo, está caliente aceleraría el proceso de fermentación. Una vez que se elabora la masa para la Matsá, ésta no puede ser desatendida. Cualquier trozo de masa que haya quedado desatendido o sin hornear, durante 18 minutos es Jamets, y si ese trozo de masa se mezcla con la masa de otras Matsot, podría afectar la validez de toda la producción de Matsot. Se supervisa también que las maquinarias se limpien a fondo después de cada producción de Matsá.  Estos son algunos ejemplos de la supervisión a la que se somete la producción de Matsá regular.
MATSA SHEMURA
Además de observarse todas las reglas para la elaboración de la Matsá regular, en la elaboración de la Matsá Shemurá, la supervisión comienza desde que los granos de trigo son cosechados en los campos. Los granos, que se cosechan frescos y antes de que se sequen, se examinan cuidadosamente para asegurarse, por ejemplo, de que no haya ningún grano roto o partido, lo cual llevaría a una fermentación prematura. También se debe supervisar, por ejemplo,  que no hayan granos brotados, lo cual también aceleraría el proceso de su fermentación.  En el caso de la Matsá Shemurá el grano se supervisa cuando se cosecha; mientras se transporta y cuando se almacena, para asegurarse que esté protegido de la humedad.
Todo este proceso adicional de supervisión implica una necesidad mayor de mano de obra, y es por eso que la Matsá Shemurá es sustancialmente más cara que la Matsá común.
Obviamente, tanto la Matsá regular como la Matsá Shemurá, son Kasher para Pésaj . Sin embargo, la Halajá indica el uso de Matsá Shemurá durante las dos primeras noches de Pésaj (en Israel, sólo la primera noche), cuando decimos la Berajá ‘al akhilat Matsá. ¿Por qué? Porque durante las dos noches del Seder, cuando comer Matsá es Mitsvá, seguimos al pie de la letra las palabras del pasuq que dice (Éxodo 12:17) ושמרתם את המצות , «y guardareis (=supervisareis estrictamente) las matsot«.
Durante los demás días de Pésaj, técnicamente no existe la obligación de consumir Matsá Shemurá, porque fuera de las noches del Seder no hay un mandamiento formal de comer Matsá, sino sólo de abstenerse de comer Jamets.
¿CÓMO SE ELABORA LA MATSA?



MATSA HECHA A MANO vs. MATSA DE MAQUINA

NO TODAS LAS MATSOT SON IGUALES

Todas las Matsot son iguales en cuanto a su composición (harina, agua y un proceso de elaboración que lleva menos de 18 minutos). Y durante siglos todos los Matsot fueron hechas a mano. Esto cambió en 1838 cuando Isaac Singer inventó la primera máquina para hacer Matsot. A mediados del siglo XIX hubo un gran debate entre los rabinos europeos. Algunos se opusieron a las Matsot hechas con máquina argumentando que era imposible limpiar y eliminar por completo de la máquina los más pequeños remanentes de masa entre una producción y la otra. Esto significaba que para el rabino Shlomo Kluger y otros, las Matsot hechas a máquina no eran Kasher para Pésaj! Por otro lado, otros rabinos, como el Ketab Sofer, argumentaron que las Matsot hechas a máquina tenían un estándar de Kashrut más alto que el Matsot hecho a mano, ya que el uso de máquinas disminuiría la posibilidad de errores humanos, como por ejemplo, dejar una porción de la masa desatendida, lo que podría conducir a una fermentación accidental .

Esta controversia duró algunos años. Pero al final, la mayoría de los rabinos concluyeron que al establecer ciertas pautas para limpiar a fondo las máquinas, el Kashrut de esas Matsot estaba más allá de cualquier discusión.

INTELIGENCIA HUMANA VS ARTIFICIAL

Hay otro punto de debate que continúa hasta nuestros días. Es el tema de la «intencionalidad» o kavana. Para explicar este punto, tendré que elaborarlo un poco más ampliamente.

Cuando se fabrica un artículo religioso, este artículo y sus accesorios deben hacerse con la intención específica de ser usados para esa Mitzvá en particular. Ejemplo: no podemos usar una pieza de cuero, originalmente fabricada para hacer zapatos o cinturones para hacer un Tefillin o sus correas. ¿Por qué? Debido a que la ley judía requiere que el cuero usado para hacer Tefilín tiene que ser procesado desde un principio «explícitamente» con el propósito de ser usado para la mitzvá de Tefilín. Por esta razón, antes de comenzar la producción del cuero que se utilizará para el Tefillin, la persona a cargo dice: «leshem mitzvat tefillin» «Estoy procesando este cuero para ser usado para la Mitzva de Tefillin». La intencionalidad en la producción de un artículo religioso es un requisito halájico. El mismo principio se aplica, por ejemplo, para los hilos del Tzitzit (las «fimias» del Talit). Deben hacerse desde el principio para este propósito específico. Si hay hilos que fueron producidos con un propósito diferente en mente, como por ejemplo para producir cortinas, o incluso si fueron producidos sin un propósito específico, estos hilos no se pueden usar para cumplir con la Mitzva del Tzitzit. Y lo mismo se aplica a las otras Mitzvot.

Volviendo a nuestro tema: las Matsot que consumimos durante las dos primeras noches de Pésaj son «Matsot Mitzva» y deben ser elaboradas con el propósito explícito de cumplir con el Mitzvá de comer Matsá. Y la pregunta que surgió cuando se inventaron las máquinas para producir Matsot fue: ¿podemos asumir que la «intencionalidad humana» requerida para la producción de la Matsá es suficiente cuando el hombre dice «Estoy elaborando estas Matsot para cumplir coin esa Mitsvá» (leshem matsot mitzva) al activar la máquina? ¿O deberíamos suponer que la intencionalidad no se transfiere al elemento no humano involucrado en el proceso? Este debate fascinante aún permanece. Y afecta no sólo el área de la Matzá sino otras áreas de la ley judía, por ejemplo, muchas personas solo usan un Tzitzit con hilos elaborados a mano.

SOLO POR DOS NOCHES

En el caso de las Matsot, debemos aclarar que esta discusión se aplica solo a los Matsot que se usan durante el Seder, cuando decimos la Berajá ‘al ajilat Matsa y necesitamos tener Matsot Mitzva.

Finalmente, algunos rabinos dicen que las Matsot hechas a máquina (¡también hay Matsa Shemurá hecha a máquina!) pueden usarse durante las primeras dos noches, mientras que otros rabinos, incluido el rabino Obadia Yosef z ”l, recomiendan , cuando sea posible, usar Matsot hechas a mano para las dos primeras noches de Pésaj. Mientras que para el resto de Pésaj, se podría usar cualquier Matsa.

Los jasidim (Jabad y muchos otros grupos jasídicos) son muy estrictos en este tema, y ​​utilizan Matsot exclusivamente hechas a mano durante todo Pésaj.

A veces, puede haber un problema económico involucrado en este asunto. Las Matzot hechas a mano son más caras que las Matzot hechas a máquina. Por lo tanto, en el caso de una familia que no puede pagar el costo del Matsot hechas a mano, muchos rabinos aprobarían el uso de Matsot de máquina incluso para las dos noches del Seder, apoyándose en las opiniones menos estrictas.

¿Cómo diferenciar entre las Matsot hechas a mano

y las Matsot de máquina?

  1. Las Matsot hechas a mano son significativamente más caras. 🙂
  2. Las Matzot hechas a máquina son cuadradas y de un tamaño regular. Las Matsot hechas a mano son redondas y tienen un aspecto más rústico.
Matsa de máquina Matsa hecha a mano



JAMETS PSICOLÓGICO

AIRES DE GRANDEZA

Durante Pésaj está prohibido comer o poseer cualquier alimento que sea o contenga Jamets. ¿Por qué? Más allá de las razones históricas bien conocidas –nuestra redención fue tan presurosa que no hubo tiempo para que la masa del pan se eleve– nuestros Rabinos vieron en el Jamets, el proceso de fermentación que eleva a la masa, una representación muy significativa. Compararon al Jamets con la soberbia. La masa que se infla sola, con el individuo que permite que su ego se expanda y se engrandezca. La soberbia y el Jamets son simplemente:  aire; una inflación ilusoria del yo.

LA LIBERTAD Y EL CONSUMO

Pero, ¿por qué nos ponemos a pensar en arrogancia y en humildad específicamente durante Pésaj? Porque no todas las personas están expuestas al riesgo de convertirse en individuos arrogantes. Un esclavo judío en Egipto, por ejemplo, no podía darse el lujo de ser vanidoso. El riesgo de la vanidad excesiva solo es relevante para un hombre libre, pudiente, dueño de su vida. Y en Pésaj, cuando conmemoramos nuestra libertad, tenemos en mente que como individuos soberanos, fácilmente podríamos caer en un tipo diferente de auto-esclavitud. Una esclavitud mental. Una adicción a los aspectos inflables de nuestro ego: la soberbia. La sociedad moderna, en sus incansables esfuerzos por convertirnos en esclavos del consumo. Siendo más narcisistas, más egocéntricos y más hedonistas. Nos empuja a convencernos de que debemos tener no sólo todo lo que necesitamos, sino también todo lo que queremos y deseamos. Esta inmensa ambición, cuando se satisface, puede derivar fácilmente en arrogancia: sentir que SOY más que los demás, porque TENGO más que los demás.

HUMILDAD Y AUTOESTIMA

La Matsá, un pan plano, sin miga ni pretensiones, representa la humildad.   Ser humilde no significa degradarnos, humillarnos. Sino asumir la verdadera dimensión de la vida humana, tomando conciencia de nuestra ineludible mortalidad, y reconociendo nuestra dependencia de Dios. La humildad, en un plano psicológico, es también la esencia de la autoestima. Quererse, y fundamentalmente aceptarse, es un prerrequisito para estar en paz con uno mismo. El individuo arrogante es inseguro. Necesita el halago público y el permanente aplauso de los demás para sobrevivir emocionalmente. Busca la aprobación del otro, a veces desesperadamente, con el fin de compensar lo que le falta, o porque es incapaz de enfrentar sus propias fallas y errores. Solo el humilde, la persona que no necesita el aplauso de los demás para sentirse mejor, es verdaderamente libre, independiente. El hombre humilde es capaz de admitir sus desaciertos, cambiar y mejorar. La persona arrogante, por otro lado, no puede admitir errores y, por lo tanto, le es imposible cambiar. Y al no poder corregirse, termina adaptándose a sus propios defectos. Esclavizándose a ellos. La arrogancia es un Faraón tirano que condena nuestra personalidad al estancamiento.

HUMILDAD y ESPIRITUALIDAD

La arrogancia, este Jamets mental, es la principal barrera entre el hombre y su prójimo. Y también entre el hombre y Dios. La persona arrogante no concibe «servir a Dios», pretende más bien «usar» a Dios para su propio beneficio. Nuestros rabinos explican que desde la perspectiva del hombre soberbio, «no hay lugar en este mundo para él y para Dios». ¿Qué significa esto? Que si la realidad de la existencia fuera un círculo, alguien (o Alguien) tiene que estar en el centro. Y en el centro, no hay lugar para dos. El arrogante se sitúa en el centro y desplaza a Dios a la periferia. En esa relación, él no sirve a Dios, sino que trata de servirse de Él.El objetivo más importante de la vida de un individuo judío es alcanzar un nivel de humildad que reconoce que Dios está en el centro. Y asumir que uno, el ser humano, está aquí por Él y para Él. Una misión imposible para el individuo soberbio, esclavizado a su pequeñez…

De la misma manera que eliminamos cada migaja de Jamets de nuestros hogares, debemos borrar todo rastro de vanidad y soberbia de nuestros corazones.




Tener, dejar y poseer Jamets durante Pésaj

Uno de los elementos que hacen que la prohibición de Jamets sea excepcional es que, a diferencia de otros alimentos prohibidos por la Torá, la prohibición de Jamets incluye también la restricción de su posesión. Vamos a explicar detalladamente este tema ya que no es muy conocido.
Hay tres Mitsvot en la Torá relacionadas con la prohibición de Jamets, que NO se refieren a comer Jamets:
1. bal yeraé , lit.  “Tu Jamets, no será visto en tu propiedad”, (Ex. 13: 7).
2. bal-yimatsé, lit. “Tu Jamets no será encontrado en tu propiedad”(Ex. 12:19).
3. tashbitu. “Durante la víspera de Pésaj eliminarán el Jamets de sus propiedades” (Ex. 12:15).
La Torá Shebe’al pe, es decir, la tradición halájica, explica que los primeros dos versículos, esas dos prohibiciones, se consideran una sola e idéntica prohibición: “poseer” Jamets durante Pésaj (el énfasis está en el pronombre posesivo: “Tu” Hamets… que tanto se repite).
Maimónides consagra casi un capítulo entero, el capítulo 2 de Hiljot Jamets uMatsá, para explicar este concepto. Entre otras cosas aclara que aunque el Jamets se encuentre fuera de mi residencia, si ese alimento Jamets me pertenece, estoy transgrediendo esas 2 prohibiciones Bíblicas.   En Halajá 2, dice: “… si el [alimento] Jamets pertenece a un individuo judío, a pesar de que ese Jamets esté enterrado, o se encuentre en otra ciudad, o se lo haya entregado a un gentil para que lo cuide,  se estará violando [los mandamientos]: “[Jamets] no será visto…” y “[Jamets] no será encontrado.”
En otras palabras, lo que está prohibido por estos dos pesuqim es “poseer” Jamets, independientemente de dónde se encuentre ese alimento Jamets.
También tenemos una tercera mitsva llamada “tashbitu”
“Durante el primer día [la víspera de Pésaj] eliminarán el Jamets de sus propiedades” (Ex. 12:15). Una vez más, la Tora shebe’al pe explica que está Mitsvá se refiere a “terminar nuestra posesión de Jamets” antes que comience Pésaj.
En resumen, hay dos prohibiciones bíblicas idénticas (un caso excepcional en la Torá!) y un mandamiento afirmativo refiriéndose a un solo tema: “poseer” Jamets durante Pésaj.
¿Qué hay que hacer entonces para terminar la posesión de nuestro Jamets antes de Pésaj?
Desde el punto de vista Bíblico (y siempre siguiendo la opinion de Maimónides) estas tres mitsvot se cumplen todas a la vez con un solo acto: el “Bitul jamets”, es decir, abandonado mentalmente y para siempre el Jamets que me pertenezca (Maimónides) y declarando que renunciamos a su posesión (Tosafot), independientemente de dónde se encuentre ese Jamets.
Al declarar que uno renuncia a la posesión de su Jamets, y al afirmar que de ahora en más mi Jamets se considera “sin dueño” (hefqer) uno estaría  1.  Cumpliendo la Mitsvá de “poner fin a la posesión de su Jamets” y 2. No estaría transgrediendo las dos prohibiciones de la Torá de poseer Jamets durante Pésaj.
Pero, como todos sabemos, esto NO es lo que hacemos en Pésaj… ¿Por qué? Los Rabinos de la Gemará (Jazal) explicaron que si sólo “declarásemos” que nuestro Jamets ya no tiene dueño y no lo sacásemos físicamente de nuestras casas, podría existir un par de complicaciones prácticas. En primer lugar, dijeron, podríamos “declarar” que renunciamos a nuestro Jamets, pero si poseemos algún alimento Jamets valioso, una botella de whisky, por ejemplo, ¿estaremos realmente renunciando con sinceridad a la posesión de ese Jamets que tiene un valor económico sustancial? En segundo lugar, dijeron los Jajamim, siendo que el Jamets es uno de los alimentos más comunes (pan, galletas, pasta, cereales, etc.), aun cuando declarásemos que nuestro Jamets ya no nos pertenece, si no sacamos el Jamets de nuestras casas, correríamos el riesgo de comer Jamets accidentalmente…
Es por todo esto que nuestros Rabinos nos indicaron que debemos “deshacernos físicamente” (“bi’ur Jamets” = eliminación del Jamets) de todo los alimentos Jamets antes de que comience Pésaj, y recién después de deshacernos del Jamets renunciamos (“Bitul Jamets”) a la posesión de cualquier Jamets que pudiera encontrarse en nuestras casas, y no lo hayamos identificado ni eliminado.
Esto es entonces, lo que hacemos en la práctica:
(1) Limpiamos nuestro hogar, automóviles, oficinas y otras propiedades antes que comience Pésaj para identificar y eliminar todas los alimentos Jamets que poseemos.
(2) Llevamos a cabo una inspección final de todas nuestras propiedades la noche antes del seder de Pésaj para asegurarnos que hemos eliminado todo el Jamets que allí se encuentre (Bediqat Jamets).
(3) Nos deshacemos físicamente de cualquier alimento Jamets que hayamos encontrado en nuestras propiedades antes y durante la búsqueda (Bi’ur Jamets).
Podemos dar nuestros alimentos Jamets como regalo o caridad a una persona no judía si se trata de alimentos en buen estado, o si lo que nos queda es por ejemplo, sobras de pan o de galletas, podemos dárselo de comer a los pájaros, o a los peces en el mar o el río, o quemarlo o tirarlo en la basura fuera de nuestra propiedad.
(4) Finalmente, después de deshacernos de todo nuestro Jamets decimos el “Kal Jamirá …”, o butyl Jamets, diciendo: “{Declaro que] todo Jamets que me pertenece, que no lo haya detectado (durante el bediqá) o que no lo haya eliminado (durante el bi’ur),  ya no me pertenece más, y que de ahora en adelante se considera sin dueño (hefqer) como el polvo de la tierra, este es el Bitul Jamets.
De esta manera, cumplimos con todos los requisitos bíblicos y rabínicos: 1. Buscamos y sacamos todo el Jamets de nuestras propiedades. Y 2. renunciamos a la posesión de cualquier alimento Jamets que no hayamos identificado ni encontrado, y que podría todavía estar en nuestras propiedades.



¿Qué significa la palabra Pésaj?

Rabban Gamliel dice que hay tres palabras que se deben exponer en el Seder para cumplir con la obligación mínima de enseñar a nuestros hijos la historia de nuestro Éxodo de Egipto: Pésaj, Matzá y Maror.

Maror representa el sabor de la esclavitud.

Matzá representa el sabor de la libertad obtenido a través de la intervención divina.

¿Pero qué es Pésaj?

¿Qué significa «Pésaj» y qué nos enseña que podemos aprender hoy?

Pésaj fue un sacrificio animal, una ofrenda. Pero a diferencia de los sacrificios mencionados en la Parashá de nuestra semana, Vayiqra, el sacrificio de Pésaj tenía un propósito único. Un cordero, una oveja joven, tenía que ser sacrificado por los esclavos judíos el 14 de Nissan. HaShem le dijo al pueblo judío que sacrificara un cordero y marcara el poste de la puerta de sus casas con su sangre. Las casas judías con la sangre en las puertas no serían afectadas por la peste que condenaba a los primogénitos a la muerte.

LIBERTAD MENTAL

Este sacrificio de Pesaj representa lo que el pueblo judío tuvo que hacer para merecer su libertad física. Y la razón es la siguiente: los cambios socioculturales generalmente tardan muchos años o décadas en ocurrir. En el caso del pueblo judío, todo sucedió en unas pocas horas. El 10 de Nissan, Dios ordenó a los judíos que tomaran una oveja y la sacrificaran el 14 de Nisan. Recuerden que los egipcios adoraban a muchos animales porque creían que los animales poseían algún poder sobrenatural dado por los dioses. Las ovejas, especialmente el macho adulto llamado «carnero», representaban la virilidad y el poder de la procreación. Los israelitas ahora enfrentaban un serio desafío: Dios, por un lado, les había ordenado que tomaran a uno de los «dioses egipcios» y lo sacrificaran, lo asaran y lo comieran. Al hacerlo, los israelitas demostrarían a Dios, pero principalmente a sí mismos, que eran «libres» de la cultura idólatra de los egipcios. Tengan en cuenta que los judíos vivían completamente integrados en la sociedad egipcia durante 210 años y que, obviamente, estaban expuestos a todo tipo de supersticiones de la sociedad aboda zara (idolatría). Matar a un cordero, por lo tanto, presentaba una gran dificultad psicológica. ¡Después de todo, sus amos egipcios consideraban al carnero «un dios»! Y si un esclavo naturalmente temía a sus amos, ¡cuánto más temería al dios de sus amos! En la víspera de Pésaj, sin embargo, el pueblo judío sacrificó el cordero, y en un único acto extremadamente difícil y de extraordinario coraje, se liberaron de la cultura de la idolatría y sus supersticiones. Esa noche, al hacer el sacrificio de Pésaj, los judíos abandonaron mentalmente Egipto y le mostraron a HaShem que

estaban listos para seguirlo a Él.

PROTECCIÓN

Todo lo anterior se refiere al sacrificio de Pesaj. Pero aún necesitamos entender el significado de la palabra «Pésaj». En inglés, por ejemplo, Pésaj generalmente se traduce como «Passover» (es decir, pasar por encima), de acuerdo con esto, cuando HaShem causó la muerte de los egipcios primogénitos, «pasó por encima» de las casas de los judíos y no los afectó. Sin embargo, según el rabino Menashe Ben Israel (1604-1677) y otros comentarios, la idea de «Pésaj» en la Torá es un poco más profunda y, al mismo tiempo, menos conocida. En su opinión, la palabra «Pésaj» y su verbo «Pasaj» no deben entenderse como «pasar por encima» sino como «protección». Así es como el Targum Onkelos tradujo «pasaj», jayis, le importó>cuidó (como אדם חס על ממונו). Y esto, entonces, es lo que sucedió: Cuando HaShem desató la décima plaga, una epidemia enviada por Dios –que la Torá llama el «maschjit» y causaba la muerte de los primogénitos (ver Shemot 12:13 y 12:23)– HaShem «protegió» (pasach ‘al) las casas de los israelitas, que estaban marcadas con sangre en los postes de las puertas, y no permitió que esta plaga mortal afectara a los primogénitos judíos. En «Pesaj», por lo tanto, recordamos que Dios protege constantemente y directamente al pueblo de Israel. Esta protección sobrenatural (hashgacha peratit) comenzó la noche del 15 de Nisan, la noche del Seder, conocida en la Torá también como lel shimurim, «la noche de protección». La supervivencia del pueblo judío desafía las estadísticas y las predicciones lógicas. El grupo humano más perseguido en la historia de la humanidad existe gracias a la protección milagrosa y permanente de Dios. ¡Y eso es exactamente lo que celebramos en Pesaj!

 
 
 

MATERIAL PARA EL SEDER DE PESAJ

 
 
 √ Recomiendo a los lectores que visiten la página de AISH aquí, donde encontrarán muchísimo material educativo para adultos, así como también juegos para niños, aquí
 
√ Para encontrar muchísimos juegos educativos para niños, incluyendo una enorme lista de preguntas para Pésaj se puede visitar este sitio web  (en inglés)
 
√ La Sra Zelma Curiel de Argentina me envió este hermoso juego, que ella misma diseñó, «¿Qué ves?» para imprimir, y hacer participar a los niños del Seder de Pésaj. Ver aquí
 
√ El Rab David Sutton de Nueva York, me mandó sus comentarios de la Hagadá en Inglés. Ver aquí
 
√ Valeria Judith Salem, de Argentina, nos cuenta su experiencia: Rab, me gustaría compartir con usted lo que hice el año pasado en mi casa: decoré todo el largo de la mesa dividiéndola en dos (keriat iam suf) con una larga tela de arpillera y a los costados papel celofán enrollado de color celeste…en el medio puse animalitos y personitas de juguete! Eso motivo muchísimo no solo a los niños sino también a los adultos! Y a su vez cada chico que participaba se ganaba un ticket para ser canjeado en un kiosco de premios y golosinas de Pésaj! Mis hijos me piden que se repita! Creo que jamas lo olvidaran!
 
√ Zelma Berson, de Argentina, que nos envió el año pasado un juego de “cards” con adivinanzas nos contactó este año nuevamente. «Shalom… le envío la segunda parte de ¿qué ves? VER AQUI (repuestas: Pésaj, Matsá, Eser hamacot, man, shirat hayam, corban, piramide, jag aviv, ranas , barej, 4 cosot, sne boer, miriam, halajm ania, Moshe, Aharón
 
√ Agradecemos también el material de Tania Shamai de México . Ver AQUI y AQUI
 
√ Y también agradezco al rab Ramy Avigdor del Centro Kehila de Israel. Vean este hermoso material de Pésaj http://centrokehila.org/category/pesaj-2
 
√ Para los estudiantes más avanzados recomiendo este fantástico comentario de la Hagadá escrito por el rabino Don Ytsjaq Abarbanel (1437-1508). Ver  aquí . Esta hagadá comienza con 100 preguntas o temas de discusión (she’arim) que serán abordados a lo largo de su comentario. No se salteen la introducción, donde el Rab Abarbanel cuenta su increíble (y trágica) historia personal.
 
√ Para los que quieran disfrutar de una Hagadá en español antiguo, ver esta Hagadá publicada por el Rab Ytsjaq Yehuda Leon Templo, en Amsterdam, 1728. Esta interesante Hagadá comienza con una receta: la del Jaroset (polvo de ladrillo). No se lo pierdan!!!!
 
√ También recomiendo la hagadá del Rab Israel Yaaqob Algazi (1680-1757), miren su explicación del Ha Lajmá, donde conecta este texto con nuestra obligación de ser generosos con los pobres, como una forma de agradecer lo que Dios hizo con nosotros al sacarnos de Egipto. Ver aquí

 




VAYAQHEL: El amor y los detalles

וַיֹּאמְרוּ אֶל מֹשֶׁה לֵּאמֹר מַרְבִּים הָעָם לְהָבִיא מִדֵּי הָעֲבֹדָה לַמְּלָאכָה

Tarde… pero no irremediablemente tarde, aprendí una de las lecciones más valiosas en la educación de los más pequeños: cómo «leer» sus dibujos. Todos los niños dibujan. Algunos lo hacen un poco mejor que otros, pero casi sin excepción, nuestros hijos quieren que veamos y admiremos sus obras de arte. ¡Especialmente cuando nos dedican uno de sus dibujos!  A mí nadie me había enseñado cómo hacerlo… Y entonces, todo lo que intuitivamente hice fue era mirar el dibujo por 2 o 3 segundos y decir: «¡Qué lindo dibujo! o ¡Qué obra de arte!», y listo. Mi entusiasmo, deliberadamente exagerado, era mi forma de demostrar admiración por los dibujos de mis hijos.

Con el tiempo me di cuenta que esos intensos segundos de atención no eran suficiente. Tuve que aprender a “leer” los dibujos de mis hijos. Mirando y admirando cada detalle “en voz alta”, describiendo pacientemente y con mis propias palabras mientras repaso con el índice lo que voy encontrando. «¡Qué lindas ventanas tiene esta casa!… ¿Cómo hiciste para dibujar tan bien estas cortinas?. ¡El picaporte se ve igual al de la puerta de nuestra casa! ¡Qué hermoso árbol! Y esas frutas rojas tan bonitas, ¿qué son? Parecen manzanas gigantes… ¡Qué hermosa chimenea! ¿Cuántos ladrillos tiene? A ver vamos a contarlos … uno, dos, tres, cuatro,… Y el humo, ¡Hay tanto humo que llega hasta las nubes!”.

Al comentar en voz alta los detalles que identificamos en el dibujo, recreamos —y acompañamos— el proceso de dibujar por el que pasaron nuestros pequeños artistas que nos dedicaron su obra maestra. Y mientras más sean los detalles que identifiquemos, menos indiferentes seremos a al amor que pusieron en ese dibujo. Porque como alguien dijo con mucha inteligencia: lo contrario del amor es la indiferencia. Mientras menos indiferencia, más cariño se crea. ¿Se entiende?

 

Solo una vez que internalizamos esta gran lección en la crianza y educación de nuestros hijos, podremos comprender mejor la Parashá de esta semana: Vayaqhel-Pequde.  El texto de la Torá que leeremos mañana y el próximo Shabbat puede llegar a ser frustrante si no tenemos la idea del dibujo de nuestros hijos en mente. 

¿Por qué la Torá nos cuanta con tanto detalle  cómo fue la construcción del Mishkán? Como indicaron algunos comentaristas, hubiera bastado con uno o dos renglones que dijeran: «Y los hijos de Israel edificaron el Mishkán tal como Dios lo había ordenado». No parece necesario detenerse en tanto detalle… a menos que el Mishkán haya sido para HaShem algo parecido a lo que un dibujo de los hijos es para un padre…

¿Qué era el Mishkán?

El Mishkán (literalmente: «residencia») era el santuario dedicado a HaShem que los yehudim construimos en el desierto. Era un lugar que nos recordaba permanentemente la presencia de Dios. Un punto de encuentro entre nosotros y Él, parecido a lo que hoy en día representa una sinagoga, pero más imponente. Hay quienes describen al Mishkán como una jupá, es decir, un lugar que simboliza la unión especial entre el pueblo de Israel y Dios, basada en el mutuo amor que existe entre Él y nosotros.

El material y la mano de obra que se usaban para la construcción de los templos o monumentos llevados a cabo por reyes o gobiernos en la antigüedad se recolectaban a través de altos impuestos. Los impuestos no solo consistían en fondos o materiales que los súbditos debían contribuir forzosamente. El «impuesto» más habitual era la mano de obra, es decir, la obligación de los súbditos de presentarse a trabajar por interminables horas para las aventuras arquitectónicas del rey. A veces, como sucedió con nosotros mismos en Egipto, el tirano de turno esclavizaba a millones de personas, poblaciones enteras, para llevar a cabo sus proyectos «faraónicos».

El Mishkán representaba todo lo contrario a un proyecto faraónico. No fue construido por esclavos y la participación fue voluntaria. No había impuestos forzados, sino que se construyó con materiales donados voluntariamente por los Yehudim y por mano de obra voluntaria de los mismos.

Como leímos en Terumá: «Todo aquel cuyo corazón lo impulsa… [puede participar donando materiales, construyendo, elaborando las delicadas telas, etc.].» Las donaciones llegaban «todas las mañanas» (Shemot 36:3). Estas innumerables demostraciones de amor no pasaron desapercibidas por HaShem.

Creo que la forma que la Torá eligió para expresar la apreciación de Dios por el desprendimiento y el cariño que demostramos los Yehudim en la construcción del Mishkán fue mencionar y comentar cada pequeño aspecto de su edificación. Como un padre que observa el dibujo de sus hijos, Dios apreció, valoró y disfrutó cada detalle.

Si aprendemos esta gran lección en la crianza y educación de nuestros hijos, podremos comprender mejor la Parashá de esta semana. El texto de la Torá que leeremos mañana y el próximo Shabbat puede resultar frustrante si no tenemos en mente esta idea. Parece que la Torá nos cuenta con demasiado detalle cómo fue la construcción del Mishkán. Algunos comentaristas indican que hubiera bastado con uno o dos renglones que describieran su construcción.

 



Mi receta del Jaroset

 Según Maimónides, el Haroset se hace con frutas secas (higos, dátiles o pasas de uva) y vinagre de vino y los tebalín  o hierbas. Las frutas le dan el color y la textura del barro; el vinagre su sabor agridulce,  y los tebalín, el aspecto del material que usaron nuestros antepasados en la esclavitud de Egipto para hacer el «adobe», esto es, el ladrillo de barro y pajilla.

Siguiendo la receta de Maimonides, preparé sin dificultades una pasta con dátiles secos, higos secos y vinagre.

Pero siendo que nadie parece darle importancia a los tebalín, tenía que ponerme a buscar algo para poner en el Jaroset y que se parezca visualmente al «teben» o paja.

Fui de compras, buscando algo desconocido. Primero fui al supermercado. Se me ocurrió que los brotes de alfalfa podían ser los tebalín, pero necesitaba hierba seca, no algo fresco que pueda estropearse. En un momento dije: «Eureka», ¡encontré las «pajitas». Eran unos «hongos japoneses Enoki» con certificación Kosher. Eran largos, blancos y delgados. Perfecto para los efectos visuales. Compré una bolsa pequeña para probar. Pero Coty no estaba muy conforme con tener hongos japoneses en el Seder. En ese momento tuve que elegir entre mi esposa y Maimónides … y como todos entenderán, deje a un lado los «Enokis»…

Luego, fui a «Everfresh», el almacén Kasher local, para buscar una alternativa. Vi palitos de canela, que podrían tener la forma perfecta, pero eran demasiado oscuros, demasiado similares al color del Jaroset. Y necesitaba los efectos especiales de colores que marcaran el contraste entre el barro y la paja. También encontré una bolsita de cáscaras secas de naranja, pero me parecieron demasiado cortas. Luego vi en el fenecer «Espirales congeladas de calabacín», pero eran demasiado parecidos a espaguetis… no para Pésaj. Las ramas de lavanda se veían perfectas. Llame a mi esposa y me recordó que debiera usar algo comestible.

Llegué a casa con algunas compras: Algunos artículos comestibles, otros no comestibles, otros congelados. Estaba indeciso sobre lo que podía usar y sabía que tenia que experimentar. Entonces, ¡ocurrió un pequeño milagro! Coty me trajo un pequeño paquete de Rosemary Leaves (hojas de Rosemary o romero) para que yo le dijera si eran kasher para Pésaj.

Y cuando las vi se prendió la lamparilla!   Las hojitas secas de Rosemary eran una opción perfecta. El color es claro, entre blanco y amarillo. Eran hierbas como lo requería Maimónides, y comestible, como lo requería mi esposa. Pero había un problema. Las hojas eran muy cortas. Se iban a perder dentro del Jaroset… Y mientras estaba observando las hojitas, y pensado cómo mezclaras con el Jaroset, tuve una «visión»: me acordé del Jaroset marroquí, que se prepara en forma de bolitas, como si fueran bolitas de falafel o albóndigas. Y de pronto visualicé a las hojas de Rosemary mezcladas con las bolitas de Jaroset. ¡Y ahí fue cuando vi al barro con las pajitas!

Del lado izquierdo se ve el barro con la pajilla para hacer los ladrillos. Del lado derecho, el Jaroset con las hojitas de Rosemary . 



Una interpretación personal sobre las Tablas Rotas

אמר רבי יהושע בן לוי לבניו: הזהרו בזקן ששכח תלמודו מחמת אונסו, שלוחות ושברי

 לוחות מונחים בארון

ברכות דף ח

En la Parashá de esta semana el pueblo de Israel protagoniza un terrible pecado y uno de los eventos más estremecedores de su historia: la adoración del becerro de oro. Todo esto ocurría mientras Moshé (Moises) estaba ausente recibiendo de Dios las Tablas de la Ley. Cuando Moises desciende del Monte y ve al pueblo completamente descontrolado y adorando a un ídolo egipcio,  tiró las Tablas de la Ley y las rompió. Hay mucho, muchísimo, para analizar de todo lo que ocurrió alrededor de este desafortunado evento.  Pero quisiera concentrarme hoy en un punto aparente marginal, pero con una gran enseñanza moral para todos nosotros.  Como ya sabemos, más tarde Moisés recibió una nueva «copia» de las Tablas de la Ley, que las colocó en el Arca de la Alianza (Aron haBerit). Y la pregunta es: ¿qué pasó con las primeras Tablas, con esos pequeños trozos de las primeras tablas rotas?   Nuestros rabinos explican que los restos de las tablas rotas ¡no fueron enterrados! Moshé las recogió y las depositó en el Arca de la Alianza junto con las nuevas tablas.  ¿Por qué?  Porque las tablas de la ley rotas son un permanente testimonio para que el pueblo judío nunca olvide su pasado, que atesore esas lecciones y aprenda de ellas para su presente y su futuro.

Un famoso rabino del Talmud, el rabino Yehoshua ben Levi, nos enseñó una lección maravillosa inspirado en el hecho de que las tablas no fueron enterradas. “debemos respetar a un anciano que perdió su memoria, y concederle el mismo respeto que tenía cuando su memoria estaba intacta”. No podemos “enterrar” el pasado de una persona, hacerlo desparecer. El presente es importante, pero lo que pasó no debe ser suprimido. Las malas experiencias del pasado, cerradas,  dentro del Arca, las cargamos con nosotros como un tesoro.

MAS PROFUNDO Y PERSONAL

Nuestros errores o nuestros dolores, no tienen que estar allí en la superficie de la conciencia, condicionando nuestra felicidad presente.  Pero por otro lado,  son una parte de nosotros que no debemos enterrar. 

Un par de ejemplos.  

Muchas veces he tratado que ayudar a individuos que estaban destrozando sus vidas por su adicción al alcohol. Se negaban a recibir ayuda profesional. Y si bien creo que hice lo posible por ayudar, siempre he sentido que mi asistencia no era suficiente. ¿Por qué?  Porque gracias a Dios, no disfruto del alcohol. No sé, ni entiendo hasta al final, esa terrible adicción.  Pero tengo un amigo que siempre se ofrece a asistir en estos casos, y su ayuda, sin excepción, resultó ser muy, muy efectiva. Mi amigo no es un psicólogo profesional ni un trabajador social. Es un ex alcohólico. Un hombre que tocó fondo, que perdió todo lo que tenía y amaba, y tuvo que empezar su vida de nuevo. Y ahora, feliz y totalmente recuperado, decidió no enterrar sus «Tablas rotas”. Las lleva siempre con él, en su Arca mental privada, como un recordatorio permanente de lo que tiene que evitar y para ayudar a los demás.

Todos tenemos nuestras tablas rotas. Errores que cometimos o tragedias que sufrimos.   En abril de 2016, unas pocas semanas antes de Pésaj, recibí la devastadora noticia de que tenía cáncer de colon en nivel 3. Fue sin duda la experiencia más difícil y dolorosa de mi vida. Gracias a Dios, ahora estoy muy bien. Y por lo general, evito hablar del tema. De hecho, creo que estoy escribiendo sobre mi cáncer por primera vez. Los recuerdos de la quimioterapia, las náuseas, el dolor, la fatiga, el hospital, los mareos, los miedos y las lágrimas no me afectan en mi vida diaria. Están en mi Arca privada que por general permanece cerrada.

Pero hay momentos en los que abro el Arca y resucito mis tablas rotas. ¿Cuándo? Cuando un miembro de la comunidad, un amigo o un desconocido me cuenta que ha sido diagnosticado con cáncer. En esos momentos, abro el Arca de mi corazón, literalmente, y muestro la cicatriz del «port» de la quimioterapia. Esa cicatriz, una pequeña pero permanente mancha morada en mi pecho,  representa mis Tablas rotas. Y cuando alguien que está sentado frente a mí reconoce esas tablas, la conversación se transforma porque mi interlocutor sabe ahora que yo realmente sé y entiendo por lo que está pasando. Y le ayuda a abrirse y a tener más esperanza.   Antes de que yo tuviera cáncer, cuando no tenía esas tablas rotas en mi privilegiada vida, trataba de ayudar o empatizar con los que sufrían, pero no era lo mismo. Mi cicatriz morada se ha transformado en un instrumento de ayuda para los demás. Mis Tablas son como un MODE ANI personalizado, un permanente recuerdo de que estar vivo es un privilegio por el cual siempre debemos agradecer a nuestro Creador. 

Todos nosotros, especialmente los que ya vivimos una gran parte de nuestras vidas, cargamos con cicatrices emcionales o reales, tablas rotas, en nuestras arcas privadas. No dejemos que interfieran con disfrutar el presente, ¡pero no las enterremos! 

Tenemos que atesorarlas y de vez en cuando abrir el Arca y usarlas; para ayudar los demás o a nosotros mismos.

SHABBAT SHALOM




PURIM: ¿Alcohol o Jesed?

BEBER CON MODERACIÓN

Una mitsvá importante que celebramos el día de Purim es la mishté, la comida de celebración de Purim. Hoy, martes 7 de marzo, a media tarde participaremos en una comida festiva o se’udat Purim. En este banquete, cantamos, nos regocijamos y transmitimos nuestra gratitud a Dios por habernos salvado del decreto de Hamán. Es tradicional servir vino en este banquete (MT Meguilá 2:15) y así “brindar” por nuestra salvación. Consumir un poco más de alcohol de lo habitual está bien, pero aún así debemos beber con moderación. Así, el Rosh (1250-1320) escribió en su libro “Orjot Hayim”, “[Aunque se sirve alcohol durante el banquete de Purim], no debemos emborracharnos porque emborracharse es una grave prohibición. En realidad, ¡no existe una transgresión mayor! Ya que la embriaguez lleva a una persona a actuar de manera promiscua e incluso podría causar que una persona [involuntariamente] mate a otra persona (como accidentes automovilísticos fatales que a veces son producto de la embriaguez. Y.B) o cometa otras transgresiones similares [graves]”.

EL DR. MAIMÓNIDES EXPLICA LA BORRACHERA

Maimónides (1135-1204) aclara que la medida del consumo de alcohol en Purim es וירדם בשכרות “hasta que uno se sienta somnoliento por los efectos del alcohol”. El alcohol con moderación hace que uno se sienta adormecido, ya que es un relajante muscular con efectos sedantes. Maimónides aclara en otro contexto que beber alcohol en exceso, como forma de estimular la embriaguez, es una conducta inapropiada, y sus efectos pueden causar el pecado más grave en el judaísmo: “Jilul Hashem” (profanación del nombre de Dios). En Mishne Tora De’ot 5: 2, escribe: “Kol hamishtaker… emborracharse es un pecado deplorable y hace que una persona pierda su sabiduría. Y si [un erudito de la Torá] se emborracha frente a otras personas (‘am ha’arets), ha profanado el nombre de Dios (חלל את השם)”.

LA FELICIDAD COMO RESULTADO DEL JESED

Nosotros, el pueblo judío, debemos sentirnos los seres humanos más privilegiados del mundo por haber sido elegidos por Hashem y por tener la oportunidad de estar más cerca de Él estudiando Su Torá y haciendo Su voluntad. En Purim también celebramos que Hashem, cumpliendo Su promesa de que nunca permtirá que el pueblo judío desaparezca nos libró de un gran peligro. Nuestra felicidad debe provenir de esta conciencia, no del alcohol. Pero, ¿qué pasa si aún no estamos en ese nivel espiritual/intelectual y necesitamos algún estímulo externo para ser más felices? ¿Qué podemos hacer para estimular nuestra alegría en Purim? Maimónides explica que la felicidad de uno aumenta cuando hacemos algo por los demás y cuando compartimos lo que tenemos con los que tienen menos. En MT Megila 2:17, aclara cómo podemos ser más felices en Purim: “No hay felicidad más grande y más sincera que hacer felices a los necesitados, los huérfanos, las viudas y los extranjeros. [Porque] la persona que ayuda a otras personas siente la felicidad de imitar las acciones de Hashem [middame bashejina] como está escrito, “porque Hashem… revive el espíritu de los pobres y el corazón de los oprimidos” (Yesha’ayahu 57: 15).

ADVERTENCIA

Purim no debe usarse como excusa para beber en exceso, declara el rabino Weinreb, un líder de la comunidad judía ortodoxa en los Estados Unidos. “En estos días, en los que muchos de nuestros jóvenes son propensos a experimentar con drogas o alcohol, debemos advertir sobre los peligros del abuso del alcohol, especialmente en Purim… No se nos ordena emborracharnos y perder la cabeza; más bien, se nos pide que seamos felices de una manera que aumente nuestra gratitud y amor a HaShem, en agradecimiento por los milagros que Él realizó por todos nosotros”.




Purim y la Shoah

LA SENTENCIA DE MUERTE
Purim tuvo lugar en el año 474 a.e.c., que corresponde año 12 del emperador persa  Ajashverosh o Jerjes. Todos los judíos del mundo vivíamos en ese entonces bajo un mismo techo político: el imperio Persa. Estaban diseminados por todo el imperio y se dedicaban con mucho éxito al comercio internacional. Pero ahora, todos los judíos del imperio habían sido sentenciados a muerte y el mundo sería Judenrein, «libre de judíos», esta era la “solución final” de Hamán, y fue el objetivo de los los nazis י»ש en la segunda guerra mundial.  El método de Hamán para asesinar a los judíos era mucho más efectivo que el de los nazis. Hamán no tenía que reclutar ningún ejército ni gastar una bala del imperio. Su malévolo método se resumía en dos palabras incluidas en el edicto: USHLALAM LABOZ, lo que significa: «el 13 de Adar todo ciudadano del impero persa podrá matar a un judío y quedarse con todos sus bienes: sus propiedades, su dinero, sus negocios». Así, Hamán incentivaba a los propios vecinos a matar a sus conocidos judíos ofreciéndoles la garantía de que todo iba a ser legal y los ejecutores NO sufrirían ninguna consecuencia por sus crímenes: por el contrario, podrían quedarse con los bienes de los judíos que matasen.  El ejército imperial, así parece, estaría del lado de los represores, impidiendo que los judíos pudieran defenderse. Todo esto está expresado directa o indirectamente en el edicto que Hamán firmó y envió en nombre del rey Ajashverosh. El decreto establecía que el genocidio de los judíos, la mega-ejecución de cientos de miles de judíos, incluyendo los cerca de 50,000 judíos que vivían en Israel –que también pertenecía al imperio Persa– se llevaría a cabo el 13 de Adar de ese año. Las cartas que contenían el edicto real fueron enviadas 11 meses antes, el 13 de Nisán. Luego de que Ester y Mordejai desbarataron el siniestro plan de Hamán y el malvado ministro persa fuera ejecutado , se enviaron nuevas cartas oficiales anunciando que los judíos podían defenderse de sus enemigos, y la ley estaría de su lado. Estas cartas fueron despachadas el 23 de Siván, es decir, 70 días después que se enviaron las primeras cartas.
¿PODÍAN ESCAPAR LOS JUDIOS?
Uno de los temas que más cuesta visualizar en la historia de Purim es lo que tienen que haber pasado los judíos una vez que escucharon la sentencia de muerte y durante los próximos 70 días, hasta que llegó la nueva decisión del rey. Los Midrashim cuentan que muchos vecinos gentiles se deleitaban mostrando sus cuchillos afilados a las pobres madres judías, y les advirtian que con esas armas iban a matar a sus pequeños hijitos. El Midrash también explica que los represores celebraban por anticipado la masacre y se repartían por anticipado los bienes y las posesiones de los judíos. El rab Yom Tob Tsahalón (1559 -1619) en su libro leqaj tob dice —cuando se refiere a la urgencia de Mordejai por anular el decreto de Hamán, a pesar de que faltaban 9 meses para su implementación— que los judíos habían sido “detenidos” o “esclavizados” ( משועבדים) con la colaboración del ejército imperial, para evitar que pudieran escapar del imperio o liquidar sus bienes, o salvar sus vidas antes del 13 de Adar.  Pensando en la Europa de 1940-1945 no es difícil imaginar los “campos de detención” donde concentraban a miles de judíos a la espera del día de su ejecución. Los Yehudim no podían hacer nada más que rezar y esperar un milagro, que al final ocurrió.  El Rab Tsahalon menciona también una opinión que dice que los enemigos de los judíos habían comenzado a matar a los judíos ni bien recibieron el edicto, interpretando la palabra «velo ya’abor» como que estaban autorizados a matar judíos «hasta» el 13 de Adar.  Y de allí la urgencia de Mordejai y Ester
¿QUIÉNES ERAN LOS ENEMIGOS DE LOS JUDÍOS?
El rab Abraham Saba (1440-1508) en su libro Eshkol haKofer sugiere otra teoría: para asesinar a los judíos Hamán reclutó a su propio pueblo, los Agaguitas, descendientes étnicos de Amaleq. Estos antiguos “antisemitas” concebían, al igual que los nazis, que su misión existencial era destruir al pueblo judío. Los Agaguitas se transformaron así en el brazo ejecutor, como una SS, de su máximo representante: Hamán.  El Rab Saba explica que una vez que Hamán fue ajusticiado por traición, por haberle ocultado al rey los detalles de su diabólico plan, todos aquellos que colaboraron con Hamán correrían con la misma suerte que Hamán: ejecución por orden del rey, ya que se consideraban cómplices del crimen de “traición a la patria” cometido por Hamán. Es muy posible que los enemigos de los judíos eran “oportunistas”, personas comunes y corrientes que respondían a la irresistible invitación de Hamán de “matar a un judío y quedarse con sus bienes”. Durante la segunda guerra mundial miles de ciudadanos comunes de Polonia, Ucrania, Hungría, etc. delataron a sus vecinos judíos para que cayeran en manos de los nazis y así quedarse con sus casas y posesiones. Una vez más, lo ocurrido en la Shoah nos deja imaginar con más realismo lo que seguramente aconteció en Persia 2.500 años atrás.
En Purim celebramos que al final todo “resultó al revés”. Es decir, no solo nos salvamos milagrosamente de una muerte segura, sino que también nos pudimos liberar de aquellos que buscaban nuestra destrucción. El elevado número de represores que murieron –75.800– nos ofrece una idea aproximada de la magnitud del genocidio judío que gracias a Dios pudo ser evitado.