Una cuarentena de 12 años

LA INICIACION MISTICA

Ribbí Shimón era un Sabio del tiempo de la Mishná (aproximadamente, año 150 de la era común) . Estaba más conectado con el mundo Divino que con el terrenal.  Para Ribbí Shimón no había nada más importante que el estudio de la Torá. La Torá es la conexión más tangible con el Creador. Compenetrarse con la Ley Divina era para Ribbí Shimón la forma más directa de conectarse con Dios, el propósito excluyente de nuestras vidas. Ribbí Shimón una vez explicó que la razón por la cual Dios no condujo al pueblo de Israel directamente hacia a la tierra prometida cuando los rescató de Egipto no fue porque no estuviesen preparados para la guerra, sino porque el Creador quería que los judíos tuviésemos la oportunidad de estar más tiempo en el desierto, alimentados con el maná –un alimento que caía del cielo– y así, sin preocupaciones materiales, pudiéramos dedicarnos exclusivamente a la Torá. ¡El ideal de Ribbí Shimón era vivir en los tiempos del maná!.  

UN SUEÑO CUMPLIDO

Y Ribbí Shimón Bar Yojai vio cumplido su sueño de una forma inesperada e involuntaria.  Luego de hablar críticamente de los romanos fue sentenciado a muerte. Tuvo que escaparse a una cueva, escondida en las montañas de Merón, donde vivió con su hijo por 12 años. En esa larguísima cuarentena sobrevivió comiendo semillas de algarrobo y tomando agua de un manantial. La Guemará atribuye la presencia del algarrobo y del manantial a un acto Providencial. Era lo más parecido a recibir el maná del cielo.  De más esta decir que la aspiración a dedicarse exclusivamente al estudio de la Torá implicaba un renunciamiento a todo confort material. Vivir con un minimalismo extremo. Era parte de un paquete que Ribbí Shimón bar Yojai aceptaba con gusto.   

LA REPROGAMACION  

Durante todo ese tiempo Ribbí Shimón se dedicó a estudiar con su hijo El’azar.  Hasta que le fue anunciado que podía salir de su confinamiento y regresar a la vida normal. Irónicamente, regresar a la vida normal fue lo más difícil para Ribbí Shimón.  Al principio, criticaba todo lo que veía, porque no toleraba, por ejemplo, ver que la gente interrumpiera su estudio para dedicarse al trabajo. Una voz Divina lo reprimió y le ordenó regresar a la cueva por doce meses más. Ribbí Shimón y su hijo Ribbí El’azar tenían que “reprogramarse”.  Cuando salió de la cueva por segunda vez Ribbí Shimón había aprendido la lección que él mismo alguna vez había enseñado: ראיתי בני עלייה והן מועטין  , “He visto que los individuos que ‘viven en las alturas’ [=en un estado de elevación espiritual permanente] son muy pocos”.   Ribbí Shimón se dio cuenta que a las personas comunes les era muy difícil mantener una relación ininterrumpida con Dios, como la que tenían él y su hijo. Ribbí Shimón se dio cuenta que él no era la regla sino la excepción. Y se volvió más tolerante hacia los demás.La experiencia de ir a la cueva por segunda vez lo transformó. Y una vez que llegó a la ciudad, Ribbí Shimón Bar Yojai se acercó a la gente, comenzó a ayudar a los demás y encontró en lo mundano una segunda forma de servir a Dios: ayudando a los demas. .      

CRECER EN UNA CUEVA 

Ribbí Shimón Bar Yojai falleció en Lag laOmer y es una costumbre muy aceptada celebrar su partida de este mundo. ¿Por qué? Porque hay mucho que aprender de Ribbí Shimón Bar Yojai. 

Por ejemplo. 

Si bien en la cueva Ribbí Shimón representa un ideal utópico e inalcanzable, reflejarnos en ese super-hombre nos motiva a redescubrir nuestro propósito existencial. No se puede vivir sin pensar en el sustento. Pero tampoco se puede estar arraigado solo a lo terrenal. La historia de Ribbí Shimón nos recuerda que podemos estar peligrosamente atrapados en una sociedad en la que lo urgente no deja tiempo para lo importante. 

Cuando Ribbí Shimón sale por segunda vez de la cueva alcanza el delicado balance. En el judaísmo hay una gran diferencia entre el hombre elevado y el que vive en las nubes. El ideal está representado por el sueño de Yaakob Abinu: subir la escalera que lleva al cielo y luego descender. Ascender a las alturas de la Torá para luego bajar, trayendo algo del cielo – lo que aprendimos, lo que absorbimos-  y compartirlo con el resto de la sociedad.




ABOT 1:7 ¿Qué dicen mis amigos de mí?

Durante los días de Sefirat haOmer se acostumbra estudiar Pirqué Abot, los «Capítulos de los Patriarcas», un tratado de la Mishná compuesto alrededor del siglo II de la Era común. Pirqué Abot no trata los detalles técnicos de las Mitzvot, como por lo general hace la Mishná. Pirqué Abot es una colección de consejos prácticos, morales y éticos, basados en la sabiduría judía de los Principales Sabios (Abot = Patriarcas) de la Mishná.

Hay muchas traducciones y comentarios de Pirqe Abot en español (mi favorita es «Ética del Sinai»). En este caso voy a basarme en Me’am Lo’ez, un comentario sobre Pirqe Abot escrito en ladino por el rabino Ytzjaq Magriso (Turquia, Siglo 18).

Esta Mishná (1:7) (ניתאי הארבלי אומר הרחק משכן רע ואל תתחבר לרשע) habla de vecinos y amigos. Y nos invita a tener cuidado cuando elegimos nuestra compañía.

* El Rab Magriso explica los peligros de las malas influencias. Las influencias, positivas o negativas, no se perciben mientras están pasando. Las malas compañías son como fumar de segunda mano. El daño para uno es prácticamente inevitable y lo que es peor, a veces nos damos cuenta de los efectos de las malas influencias sobre nosotros o nuestros hijos, cuando ya es demasiado tarde.

* También nos ofrece su versión sobre «la verdadera amistad». Un «buen amigo» se define principalmente por su carácter. Un buen amigo es una persona que es capaz de ser feliz por tu felicidad. Una persona que no está celosa de ti cuando las cosas te van bien. Un mal amigo, por el contrario, es quien de alguna manera sufre o siente envidia de tu éxito. Debemos rodearnos de amigos que no son envidiosos y evitaremos así muchos problemas. Esta es una gran lección, no sólo para identificar quién es un buen amigo (lo cual no es una tarea sencilla, ya que los celos no siempre son fáciles de detectar) sino también para mejorar nuestro propio carácter: Debemos aprender a ser emocionalmente generosos y nunca sentir envidia o resentimiento  por el éxito de nuestros colegas y amigos.

* El Rabino se pregunta: ¿Cuál es la mejor forma de evaluar el carácter de una persona? ¿O, cómo podemos saber si nuestros hijos están bien encaminados? Y responde: cuando quieras evaluar a una persona, observa su círculo de amigos. Quiénes son tus amigos es el mejor indicador de quién eres, o de quién estás a punto de ser.




PESAJ SHENI: ¿Por qué un segundo Pésaj?

Treinta días después de Pésaj conmemoramos Pésaj Shení o el segundo Pésaj.

Este día no es un día de fiesta formal, en hebreo Yom Tob.  Hoy no tenemos que privarnos de trabajar o hacer cualquier melajá.  Pésaj Shení es mencionado por la Torá en Bamidbar 9: 1-14 cuando Moshé anuncia que el Qorbán Pésaj, el sacrificio de Pésaj, un cordero, solo podía ser ofrecido por personas que estuvieran ritualmente puras.

Algunos hombres se acercaron a Moisés y le comunicaron que habían estado en contacto con un  cuerpo sin vida lo que los hacía «impuros» e imposibilitados de participar del Qorbán Pésaj,  el día que correspondía, es decir, el 14 de Nisán. Entonces Dios le indicó a Moshé que en el futuro, si alguien no puede participar del sacrificio de Pésaj en el momento debido, debido a la impureza, o por no encontrarse en el lugar del Tabernáculo o del Bet haMiqdash,  debería realizar el sacrificio de Pésaj 30 días después de Pésaj, es decir, el 14 de Iyar. Todo esto se aplica cuando tenemos el Bet haMiqdash, el gran Templo de Yerushalayim, en pie. Pero cuando no tenemos el Templo no existe ninguna observancia práctica de Pésaj Sheni porque de cualquier manera, ya no podemos realizar el sacrificio original de Pésaj el 14 de  Nisán.

En la mayoría de las comunidades celebramos Pésaj Shení de la siguiente manera:

1. En algún momento del día comemos Matzá, que nos recuerda el Qorbán Pésaj. La costumbre sefardí es recitar la bendición mezonot por la Matsá y la costumbre Askenazí es decir Hamotzí. No hay ningún requisito respecto a cantidad mínima de Mataá que uno debe consumir. También podemos comer Jametz como lo hacemos regularmente.

2. Decimos yehí shem en lugar del viduy  (o confesión, una oración que se suspende en ocasiones alegres) desde la oración de Minjá del día anterior.




Rabbi Aquiba, y el momento que definió su vida

¿HAY ALGUIEN MÁS POBRE QUE YO?
Rajel, la hija de Kalba Sabua, se casó con Aqiba, uno de los pastores de su padre, porque vio en él un enorme potencial intelectual, y porque él se comprometió a estudiar Tora. Al principio, la pareja sufría de extrema pobreza: tenían que dormir a la intemperie y se cubrían con paja para protegerse del frío. Los Sabios nos dicen que para consolar a Ribbi Aqiba, HaShem les envió un visitante (Eliyahu haNabi). Un individuo muy pobre que le dijo al rabino Aqiba: “Señor, necesito ayuda. Mi esposa acaba de dar a luz y necesita un poco de paja para que el bebé esté cómodo. ¿Pueden por favor darme un poco de paja?”. Aqiba inmediatamente le dio la pajilla y le dijo a su esposa. “Ya ves mi querida Rajel: nuestra situación no es tan desesperada, al menos tenemos algo de paja para cubrirnos”.
LOS CHICOS TIRABAMOS TIZAS…
Después de un breve período de tiempo, Rajel le dijo a su marido: “Es hora de que empieces a estudiar Torá”. Fiel a su promesa, Aqiba se dirigió al Talmud Torá para aprender las primeras letras hebreas: el “alef, bet” (de aquí la palabra: “alfabeto”). Pero se encontró con un problema que no había previsto: a su edad, 40 años, compartía la clase con niños de 5 y 6 años. Los chicos se burlaban de él, se reían y le decían: «¿Qué hace aquí un anciano como tú?». El rabino Aqiba estaba tan avergonzado que se escapó de la clase. Cuando llegó a la casa, desconsolado, le contó a su esposa lo que pasaba y le rogó que no le pidiera que vaya de nuevo al Talmud Torá. Parecía que el proyecto de educar a este “genio potencial” había llegado a su fin, antes de empezar…
LA SABIDURÍA DE UNA BUENA ESPOSA
El Midrash haGadol cuenta que Rajel lo tomó con calma y le dijo a su esposo: “Está bien. No vayas a estudiar mañana. Pero tengo una tarea para ti. Muy aliviado, Ribbi Aqiba le dijo que podía pedirle que hiciera cualquier cosa menos ir a la escuela. Rajel le pidió prestado un burro a una de sus vecinas y lo decoró, poniendole un poco de barro y flores en el lomo del animal: «un burro con flores» era una rareza de circo, algo nunca visto. A la mañana siguiente, le pidió a su esposo que llevara el burro a dar un paseo por el mercado, donde había decenas de personas. Él aceptó y llevó el burro al mecado. Cuando llegó la gente vio al burro y se reía a carcajadas: “¡Miren! ¡Un burro con flores! ¡Ja ja ja!» Al día siguiente, Rajel le pidió a su esposo que llevara el burro al mercado nuevamente. Y esta vez, solo la mitad de la gente se burló del burro, porque ya lo habian visto. Al día siguiente, Rajel le dijo a su esposo que saliera por tercera y última vez. Esta vez, cuando Aqiba llegó al mercado, nadie se rió. De hecho, el burro con flores ya era noticia vieja… Cuando Ribbi Aqiba le contó a su esposa lo sucedido, ella le dijo: “Ya ves, mi querido esposo, cuando sucede algo inusual —tanto adultos como niños —, responden con risas y burla. Pero al cabo de unos días, la nueva situación se normaliza, la gente se acostumbra y ya nadie se burla. Y así será contigo. Los niños que se hoy burlan de ti se acostumbrarán a verte como un estudiante más mañana y pasado mañana”. El experimento de Rajel funcionó. Sus palabras convencieron a Aqiba y al día siguiente volvió al Talmud Tora.
EL BLOQUEO MENTAL
Pero las dificultades de aprendizaje no habían terminado. Por mucho que quisiera memorizar las letras del alfabeto o los versículos bíblicos, Aquiba no podía concentrarse ni retener nada en su memoria. El rabino Aqiba pensó que tal vez su esposa cometió un trágico error, dejando toda su buena vida atrás, y creyendo que él es un genio con u gran potencial… ¡tal vez él no es inteligente en absoluto! Con gran vergüenza, se acercó a su querida esposa y le dijo lo que estaba pasando: que por mucho que lo intentaba, no estaba aprendiendo nada. Rajel no se dio por vencida. Sabía que su esposo tenía talento y que solo era cuestión de tiempo hasta que se desarrollara todo su potencial. Y no se equivocó.
UN MOMENTO DE MAGIA
Un día, Ribbí Aqiba vio caer gotas de agua sobre una piedra. Y con el tiempo, el agua habia perforado la piedra. Esta visión fue una revelación. Ribbí Aqiba se dijo a sí mismo: “Si el agua, que es tan suave y delicada, puede perforar la dura piedra, no hay razón para que la Torá no penetre en mi mente. Solo necesito persistir”. Este se convirtió en el momento decisivo en la vida de Ribbí Aqiba. De repente, se sintió liberado de sus miedos e inseguridades. Su mente se abrió y el bloqueo mental… ¡desapareció! Y una vez que esto sucedió, la genialidad de Ribbí Aquiba se despertó y comenzó a absorber la Torá a una velocidad increíble y vertiginosa. En un corto período de tiempo, tal como Rajel lo había previsto, aprendió y memorizó toda la Torá escrita y el Tanaj. Se graduó y fue aceptado en la Academia Rabínica de Estudios Superiores de Lod, donde conoció a su gran maestro, uno de los Sabios más importantes de su generación: Ribbi Eliezer haGadol.
Continuará



La mujer que descubrió a Rabbi Akiva

EL PADRE DEL TALMUD

La Mishná, la Toseftá, la Sifrá y el Sifré, los textos seminales de la literatura rabínica, tienen su origen directa o indirectamente en la obra de un solo hombre: Ribbí Akiva (en hebreo correcto se dice: Aquibá), considerado el padre de la literatura talmúdica. Nació alrededor del año 50 de la era común. En su juventud, trabajó como pastor del hombre más rico de Jerusalén: Kalba Sabua, un judío muy generoso que se destacó por su solidaridad con los pobres y por abastecer de alimentos a toda la ciudad cuando Jerusalem fue sitiada por los romanos en el año 68. No se sabe mucho sobre la infancia de Aquiba. Sabemos que a la edad de cuarenta años, Aquiba era un simple trabajador y ni siquiera sabía leer. Además, no simpatizaba mucho con la religión. De hecho, tenía una actitud hostil hacia los Sabios. ¿Cómo sucedió entonces que un hombre analfabeto que no sentía simpatía por los estudios de Torá se convirtió en el rabino más influyente de todos los tiempos?

EL DESCUBRIMIENTO DEL SIGLO

Kalba Sabua tenía una hija: su nombre era Rajel. Era la joven soltera más solicitada de Jerusalem, y podía haber elegido casarse con el candidato de su elección: el hombre de mayor sabiduría, o que proviniera de la familia más prestigiosa. Nadie le hubiera dicho “no” a la hija de Kalba Sabua. Pero sucedió algo extraordinario. La Guemará nos cuenta que Rajel —quien poseía una destacada percepción femenina— observó algo especial en Aquiba. Los Sabios describieron lo que vio con dos pequeñas palabras que no siempre van juntas: צנוע וּמעלי. La primera palabra tsanua significa “discreto”, pero también significa: “tímido” o en este contexto: “oculto”. La segunda palabra ma’ale significa «talentoso», «por encima de lo común», o en este contexto: «superdotado». De alguna manera, la joven Rajel descubrió que este pastor poseía una capacidad  intelectual fuera de lo común, y también se dio cuenta de que ese talento  estaba “escondido”: Aquiba usaba sus dones para cuidar el ganado o para administrar la hacienda de su padre. Eso no pareció molestar a nadie más. Pero Rajel pensó que la genialidad de Aquiba estaba desperdiciada. ¡Y visualizó que si se dedicara a estudiar, podría convertirse en uno de los más grandes Sabios de su generación!

Eran tiempos caóticos. El estudio de la Torá, y especialmente la transmisión de la Tradición Oral, estaba en peligro. Los romanos que habían destruido el Bet haMiqdash, perseguían a los Sabios y tenían como objetivo destruir el judaísmo. El pueblo judío necesitaba genios que pudieran recuperar nuestras Tradiciones, organizarlas y rescatarlas del olvido. Rajel pensó que Aqiba podría ser uno de esos eruditos talentosos si desarrollaba su potencial y dedicaba su vida al estudio. ¡Y no se equivocó!

UNA OFERTA QUE NO SE PUEDE RECHAZAR

La joven Rajel entonces tomó una decisión que no solo redefiniría su vida personal sino que impactaría el destino del pueblo judío hasta el día de hoy. En un acto absolutamente trascendental, sumamente inusual y arriesgado, le ofreció a Aqiba casarse con ella. Le dijo: “Si me caso contigo, ¿me prometes que te dedicarás de lleno a estudiar Tora?”. No estoy seguro que Ribbí Aquiba tenía la misma confianza que Rajel tenia en él, y la convicción que podría convertirse en un gran erudito. Pero tal vez pensó que la condición que le impuso Rachel “dedícate a estudiar Tora” era razonable, ya que no expresaba ninguna otra expectativa. Y así fue que le dijo: “Sí, quiero”. Tal vez pensando que en términos de sustento, su futuro suegro seguramente los ayudaría. Pero nada estaba más lejos de eso. Kalba Sabua estaba furioso con su hija. Ella podría haberse casado con el mejor candidato… ¿por qué casarse con un pastor que no sabia leer y que ni siquiera proviene de una buena familia (de hecho, los Sabios dicen que los antepasados de Ribbí Aquibá ​​eran conversos!). Kalba Sabua estaba tan enojado que expulsó a su hija y a su esposo de su hacienda, y no les dio ni un centavo.

LA PAJA Y EL ORO

Ahora, Aquiba estaba casado con la mejor mujer pero no tenía ni casa, ni dinero, ni trabajo. Durante los primeros meses, Aquiba y Rajel dormían en los campos. Y en invierno recogían paja del bosque para protegerse del frío. Y aunque ella nunca se quejó, Aquiba estaba muy triste de ver a su esposa viviendo en la idigencia.  La Guemará dice que todas las mañanas, al despertar, Ribbí Aquiba arreglaba el cabello de su esposa, le quitaba las pajillas que habían quedado en su cabeza, y le decía: “Si alguna vez tengo la oportunidad, en lugar de estas pajitas, te regalaré una “Jerusalén de Oro” para adornar tu cabello”. Esto merece una aclaración. Las mujeres judías utilizaban una gran variedad de joyas para embellecerse: aretes, pulseras, collares, etc. Pero había una joya muy especial que era la más elaborada, la más exótica y la más cara. Se llamaba “‘ir shel zahab” o “Yerushalayim Shel Zahab” (Jerusalem de oro). Esta lujosa pieza era una corona, hecha con la forma de la Jerusalem original que tenía en el centro al Bet HaMiqdash, como se puede ver en esta reconstrucción.  Esta tiara hecha de oro, era usada por las mujeres que pertenecían a las familias más pudientes.  No creo que Rajel,  ni el mismo Ribbí Aqiba,  se imaginaron que algún día ese deseo se haría realidad…

Continuará…   

¿HAY ALGUIEN MÁS POBRE QUE NOSOTROS?

Los Sabios también nos cuentan que para consolar a Ribbí Aqiba, que  sufría emocionalmente por la extrema pobreza que estaba pasando, Dios les envió un visitante (Eliyahu haNabi): un individuo muy pobre que le hizo una extraña petición a Rabbi Aquiba: “ Por favor, señor, necesito ayuda. Mi esposa está a punto de dar a luz y necesita pajillas para acostarse y tener un parto más fácil. ¿Puede por favor darme un poco de paja?” . Aquiba inmediatamente le dio la pajita a este hombre, y con un poco más de confianza le dijo a su esposa. “Ya ves mi querida Rajel, nuestra situación no es tan mala. Hay gente que es más pobre que nosotros: al menos tenemos mucha paja para cubrirnos”.

Continuará…




ABOT 4:22: El juego de las 3 vidas

רבי יעקב אומר, העולם הזה דומה לפרוזדור בפני העולם הבא.

התקן עצמך בפרוזדור, כדי שתכנס לטרקלין.

Rabbi Yaaqob solía decir: esta vida es como una antesala en función del mundo por venir.  ¡Prepárate en la antesala antes de ingresar a la sala principal!

 

Cuando alguien va a visitar a una persona importante que lo está esperando, por ejemplo, en la sala VIP del Hotel en el séptimo piso, al ingresar al Hotel uno seguramente se arreglará la corbata, se pondrá la camisa dentro del pantalon, o si se trata de una mujer probablemente chequeará su maquillaje en el espejo del ascensor y se mirará una y otra vez para estar segura de verse lo más presentable posible.

Ésta es la metáfora que elegió rabbi Yaaqob para que visualicemos la relación entre esta vida y la próxima. Esta metáfora es un poco «dura», entre otras razones porque nos hace pensar con más realismo acerca de la (desesperante) brevedad de nuestras vidas, que generalmente se aprecia cuando uno ya vivió unos cuantos años…. Nuestra vidas son tan breves como ese instante en el que pasamos del lobby del hotel hacia la sala VIP…    Pero más allá de esta reflexión existencial, la esencia de esta metáfora es ayudarnos a entender la razón de nuestra existencia en este mundo y la dependencia de esta vida en la vida en el mundo por venir: estamos aquí para prepararnos para la vida después de la muerte.

Voy a tratar de parafrasear las palabras de rabbi Ya’aqob con mis propias palabras.

Vivimos 3 vidas.

Vida 1: en el vientre materno.

Vida 2: esta vida.

Vida 3: la vida después de esta vida.

*En esta progresión, cada vida es más significativa y más rica que la otra.  La vida 2 es más rica que la vida 1, y al vida 3 más rica que la vida 2.

*Hay un problema insalvable: desde la vida anterior no podemos saber nada sobre la vida que viene. La próxima vida es «inimaginable».  Imaginan a un bebe visualizando su próxima vida, la nuestra? Lo único que podrá imaginar es que la próxima vida es una placenta mucho más grande!

*Y ahora veamos lo que dice rabbi Yaaqob: Cada una de estas vidas es una preparación hacia la vida que viene. La vida en el vientre materno es únicamente una preparación para esta vida. Somos concebidos y nuestros cuerpos se forman en la vida 1  únicamente para esta vida, la número 2.  Nuestra nariz, nuestros ojos y nuestra boca no tienen ningún sentido ni uso práctico en la vida intrauterina. Estos órganos, y prácticamente todo nuestro organismo, sólo se entienden y se justifican en función de la próxima vida, la vida 2.

De la misma manera, nuestro crecimiento «espiritual» en la vida 2, la antesala de rabbi Yaaqob, se justifica en función de nuestra llegada a la sala VIP, la vida 3.

Ahora bien, hay una diferencia fundamental entre la vida 1, en función de la vida 2, y la vida 2 en función de la vida 3.  Y este es el mensaje principal de rabbi Ya’aqob: Mientras que en la vida 1 nuestro cuerpo se prepara automáticamente para la vida 2, en la vida 2 nuestra preparación no es automática o natural: depende de nosotros mismos, de nuestras decisiones morales y de la inversión que hacemos o dejamos de hacer en nuestra vida espiritual. Por eso es que Rabbi Yaaqob usa el imperativo: ¡»Prepárate» para entrar a la sala!!!  Porque lo potencialmente trágico es que uno puede vivir la vida 2 si hacer absolutamente nada para la vida 3.

 




ISRAEL: Lo que vio Isaias

מִי-אֵלֶּה כָּעָב תְּעוּפֶינָה וְכַיּוֹנִים אֶל-אֲרֻבֹּתֵיהֶם

La Torá predijo que el pueblo judío sería exiliado a todos los rincones del planeta (Deut. 29) y también anticipó que eventualmente regresaría a la tierra de Israel (Deut. 30). El profeta Isaías (Yesha’yahu) describió con palabras proféticas y poéticas cómo se llevaría a cabo este regreso. Dirigiéndose a la Tierra de Israel, Yesha’yahu dijo: «Tus hijos llegarán desde tierras lejanas; y tus hijas, cargadas sobre los hombros [de sus padres]…». En ese contexto, también dijo (60:8): «Habrá quienes [llegarán a Israel] volando como nubes, y otros [que llegarán volando] como palomas a sus nidos».

El rabino principal de Rehovot, Rab Simja Kook, explicó por qué Yesha’yahu usó en su profecía estas metáforas:  «nubes» y  «palomas». Porque las nubes y las palomas representan dos extremos opuestos en términos de movimiento. Las nubes son movidas por los vientos, no controlan sus movimientos. Si el viento sopla desde el norte, las nubes se dirigirán hacia el sur, y viceversa. Y cuando no sopla el viento, las nubes se quedan donde están.

Las palomas, por otro lado, tienen un sentido de ubicación extraordinario. ¡Unico! Un GPS biológico que todavía es un misterio para la ciencia. Ninguna otra ave posee un sentido de orientación migratoria similar. Es un instinto de dirección que les permite regresar a su nido desde cualquier lugar del mundo, incluso a miles de kilómetros de distancia. Durante miles de años, las palomas se utilizaron para enviar mensajes de un lugar a otro. Cuando alguien viajaba desde un lugar A a un lugar B, llevaba consigo palomas que nacieron y fueron criadas en A. Sin importar lo lejos que estuviera B de A, las palomas siempre encontraban la forma de regresar a Am es decir, su nido, contra viento y marea.

Ahora podemos comprender mejor lo que el profeta Yesha’yahu estaba diciendo… y viendo en su proefecía. Cuando el pueblo de Israel regrese a su tierra, habrá judíos que, como las nubes, «volarán» (ese fue el verbo que increiblemente utilizó Yesha’yahu!) hacia Israel movidos por «vientos», todo tipo de vientos: políticos, financieros, vientos de antisemitismo, etc. Para Yesha’yahu, todos estos son vientos «divinos» que traerán a estos judíos, aunque un poco por la fuerza,  de regreso a su tierra.

Por otro lado, habrá judíos que, como las palomas, llegarán a Israel guiados por su GPS interno, volarán hacia Israel como quien regresa a su casa, a su nido.

Mientras que las nubes son empujadas por los vientos, las palomas, para llegar a su nido, a veces tienen que volar contra el viento.

Eventualmente, con la ayuda de Dios, todos los judíos regresaremos a Israel. Si no lo hacemos nosotros, lo harán nuestros hijos o nuestros nietos. Todos nos reuniremos en la tierra de Israel. Algunos,  movidos por los vientos de la historia, mientras que otros regresarán «a su nido» guiados por un fuerte sentido de dirección interno. Sin embargo, independientemente de la forma en que lleguemos, lo importante es que trabajemos juntos para hacer realidad la profecía de Yesha’ayahu y construir un futuro brillante para el pueblo judío en nuestra tierra ancestral.

 

YOM HAATZMAUT SAMEAJ




¿Qué vio el profeta Zejariyá?

Miren esta imagen con atención. ¿ves algo especial? Sólo niños jugando en una plaza. Bueno, no tan rápido…

Esta es la Ciudad Vieja de Jerusalem. Unos niños juegan en una plaza –una calle peatonal– llamada Bate-Mahase. Este es un lugar muy importante . El edificio de dos pisos con arcos que se ve en el fondo fue construido en 1871 con dinero proporcionado por el barón Wolf Rothschild de Frankfurt para albergar a familias pobres. El escudo de armas de la familia Rothschild todavía está en la parte superior del edificio. Hoy alberga las oficinas de la Municipalidad de la Ciudad Vieja de Yerushalayim. En este patio se ve una escena muy familiar: niños corriendo y jugando. Esto sucede todos los días porque hay dos escuelas cerca de este patio: el Talmud Torá Noam y la Yeshibá Sylberstein.

Lo que no se puede apreciar en esta foto, pero se ve en la ilustración principal, es otra escena común: ancianos y ancianas sentados en los bancos de la plaza. A los mayores les encanta ver a los niños jugar, y muchas veces después del horario escolar, los abuelos vienen a esta plaza a jugar con sus nietos.

Hay algo más en este lugar. Mira la siguiente imagen.

Este texto tallado en piedra es una cita del profeta Zacarías (Zejariá), capítulo 8:4-5. Zejariá era un niño cuando los judíos vivían en el exilio de Babilonia hace 2500 años. Sin su propia tierra y sin el Bet HaMiqdash, el futuro del pueblo judío se veía muy sombrío. Estaban sin esperanza. En circunstancias normales, los judíos se habrían integrado (asimilado) naturalmente a la población babilónica y desaparecido. Pero sucedió un milagro: Ciro (Córesh), el emperador persa, fue «inspirado»  por HaShem (como él mismo declaró explícitamente) e invitó a los judíos a regresar a Israel y reconstruir Jerusalem. Aunque la mayoría de los judíos optaron por permanecer en Babel, miles de Yehudim regresaron. Entre ellos estaba el profeta Zejariá . Cuando llegaron, encontraron la ciudad completamente destruida. Todo era ruinas, cenizas y desolación. Ni siquiera había un muro para proteger la ciudad, lo que hacía que vivir en la ciudad fuera una misión imposible (imaginense vivir en una casa sin sus paredes exteriores).

Pero en medio de esta desolación, Zejariá tuvo una visión profética, un escenario muy improbable de suceder, dadas las terribles condiciones de Yerushalayim en sus días.

Esta profecía dice así:

כֹּה אָמַר ה’ צְבָאוֹת: עֹד יֵשְׁבוּ זְקֵנִים וּזְקֵנוֹת בִּרְחֹׁוּשּת שִּרְחֹׁוֹ ָלִָם, וְאִישׁ מִשְׁעַנְתּוֹ בְּיָדוֹ מֵרֹב יָמִים.

זכריה ח’ 5-4

“Dice HaShem,  volveré al monte de Sión, y Mi presencia habitará en Yerushalayim…. Y una vez más, ancianos y ancianas caminarán con sus bastones por las calles de Jerusalem, y se sentarán juntos en las plazas de la ciudad. Y las calles de la ciudad se llenarán de niños y niñas jugando en ella”.

Veamos ahora el cuadro completo: estás en Bate Majasá, leyendo este extraordinario versículo grabado en la piedra frente a ti. Es una día de semana cualquiera, los ancianos se sientan en un banco mientras los niños juegan a la pelota en la calle. Entonces te das cuenta de que tienes el increíble mérito de ser un testigo presencial del cumplimiento de las palabras proféticas de Zacarías. Pero también te das cuenta que no eres solo un testigo de la profecía de Zejariá, sino la encarnación, la realización de esa profecía. Tienes la sensación de que hace 2500 años, en su increíble visión profética, Zejariá, en ese lugar, te estaba viendo a ti.




¿Qué vio el profeta Ezequiel?

הִנֵּה אֲנִי פֹתֵחַ אֶת-קִבְרוֹתֵיכֶם וְהַעֲלֵיתִי אֶתְכֶם מִקִּבְרוֹתֵיכֶם עַמִּי; וְהֵבֵאתִי אֶתְכֶם, אֶל-אַדְמַת יִשְׂרָאל
יחזקאל ל»ז
Esta es una semana muy simbólica, que marca la transición entre dos hitos históricos importantísimos, diametralmente opuestos, que afectaron y cambiaron profundamente al pueblo judío. Por un lado, este pasado martes lloramos y lamentamos en Yom HaShoah, el Día de la Memoria del Holocausto. Por otro lado, este martes a la noche celebraremos Yom ha’Atzmaut, el día de la Independencia del Estado de Israel.  Los judíos hemos sufrido incontables persecuciones, matanzas y pogroms. En todas las tierras y en todos los tiempos. Pero nunca vivimos algo tan siniestro como la Shoah. Tanto en términos absolutos como relativos, nunca hubo una matanza tan devastadora de judíos como la ocurrida en Europa entre 1940 y 1945. Cuando ya nadie se atrevía a oponerse al Tercer Reich, como se ve claramente en la película The Darkest Hour (Las horas más oscuras) , de Winston Churchill. O cuando los Nazis exterminaron a medio millón de judíos de la comunidad Húngara en solo 6 meses. O cuando Erwin Rommel estaba preparando las cámaras de gas en Túnez para transportar allí y gasear a todos los judíos del Norte de Africa, Palestina, Siria, irán e Irak. Nunca el pueblo judío percibió que su final estaba tan cerca. Nunca perdimos tanto la esperanza, o como dijo el profeta Yejezquel,   אבדה תקוותינו  (nuestra esperanza se ha perdido)  y sentimos que estábamos  irremediablemente condenados a morir. O ya muertos. Había llegado el final. Y entonces, en solo 3 años, que en términos de la milenaria historia judía es menos que un abrir y cerrar de ojos, el gran milagro que la Torá (Debarim 30) y todos nuestros profetas habían prometido hace tanto tiempo atrás, finalmente ocurrió. Comenzó el KIBBUTS GALUYOT, el regreso del pueblo de Israel a nuestra tierra. HaShem, literalmente, abrió nuestras tumbas, nos sacó desde abajo de la tierra y nos trajo de regreso a la hermosa tierra a Israel.
Hace mucho tiempo, más de 2500 años atrás, el profeta Ezequiel tuvo una visión profética (nebuá) muy especial. En esta visión (Capítulo 37) HaShem transportó a Yejezquel a un valle. Y en ese valle había huesos. Muchos huesos. Huesos humanos. Secos. No hay nada más muerto que un hueso seco. Ezequiel lo vio y no dijo nada. Y entonces, en esa visión, HaShem le dijo a Ezequiel: «Hijo del hombre: ¿Crees tu que estos huesos podrán volver a la vida?» Y Ezequiel, en una combinación de humildad, estupor y sentido común respondió «HaShem, sólo Tú puedes saberlo».  Y entonces hubo un ruido ensordecedor. Y los huesos empezaron a moverse. Se juntaron con otros huesos y formaron esqueletos. Y los esqueletos se revistieron de venas, nervios y carne. Y finalmente se cubrieron de piel. Ahora ya no eran huesos sino cuerpos humanos. Pero sin vida. Cadáveres. Y entonces HaShem le dijo a Ezequiel: «Profetiza para que a estos cuerpos les llegue vida …. que se introduzca en estos cuerpos y que vuelvan a vivir.» Y así fue. «Y un hálito de vida ingresó en esos cuerpos y se pusieron de pie. Era un gran ejercito, muy numeroso». Y entonces HaShem le dijo al profeta Ezequiel: «Hijo del hombre, estos huesos son la casa de Israel. Ellos dicen: ‘nuestros huesos se han secado, se ha perdido nuestra esperanza, hemos sido condenados [a desaparecer].’ Por eso, quiero que profetices y les digas [al pueblo de Israel]: así dice HaShem, Dios, he aquí que Yo abriré vuestras tumbas, y los levantaré de vuestras tumbas y los llevaré a la tierra de Israel…
Es imposible no conectar esta intensa profecía con 1945 y 1948.
En 1945 estábamos condenados a desaparecer. Éramos huesos secos, o quizás peor que huesos secos: estábamos hechos cenizas. Y entonces, cuando ya todos pensaban que habíamos desaparecido, que ya nunca más volveríamos a ser un pueblo, que todas las milenarias profecías nunca se cumplirían, ocurrió el milagro más grande: HaShem abrió nuestras tumbas, nuestros crematorios, nos levantó y nos devolvió la vida. Pero allí no terminó Su misión: luego ocurrió lo inconcebible, aquello que nadie se hubiese atrevido a anticipar o incluso soñar. HaShem cumplió lo que nos prometió: Regresamos a nuestra tierra, y establecimos el Estado de Israel, tal como Ezequiel lo había profetizado: «y cuando abra vuestras tumbas, y los saque de ellas, pueblo Mío, y los conduzca a vuestra tierra, sabrán que Yo, HaShem, lo he prometido y lo he cumplido».



RESUMEN DE TAZRIA-METZORA

Esta semana leemos 2 secciones de la Torá de una vez: Tazria’ y Metzorá. Veamos de qué temas tratan esta 2 parashiyot.

Primero la Torá instruye al pueblo judío sobre la impureza ritual contraída por una mujer que da a luz. El tiempo de este período de impureza difiere dependiendo si es un niño o una niña. Al final de este período, la mujer se sumerge en una mikvé, baño ritual, y debe traer ciertas ofrendas al Templo (hoy que no tenemos el Templo, no se observan estos rituales). La Torá menciona la obligación de circuncidar a un niño varón en el octavo día de su vida. La Torá luego comienza a discutir las leyes de la tzara’at, una decoloración de la piel que convierte a una persona en ritualmente impura. En esta priemra Aliyah se discute varias formas de decoloraciones blancas de la piel. Si una persona tiene síntomas de tzara’at, debe ser vista por un sacerdote. Si la decoloración se considera «sospechosa» de acarrear lepra, el sacerdote declarará inmediatamente a la persona impura y la pondrá en cuarentena durante dos semanas. Al final del período de cuarentena, el sacerdote declarará a la persona pura o impura.

Luego la Torá describe las leyes de la tzara’at que aparece después de una quemadura en la piel y se explica que el tzara’at también puede afectar las áreas del cuerpo cubiertas de pelo. Los síntomas y las leyes de este tipo de tzara’at son muy y oueden aprecer áreas blancas y opacas en su piel.

La tercera Aliyah discute el tzara’at que aparece en un área del cuerpo sin pelo. También se discute el procedimiento seguido por una persona que está afectada por la tzara’at, siendo el requisito principal que debe permanecer fuera de la sociedad hasta que su condición se aclare. La Torá luego discute la «tzara’at de la ropa», una decoloración verde o roja que puede afectar ciertos tipos de materiales. Se muestra la prenda a un sacerdote que la pone en cuarentena hasta por dos semanas, para verificar su estado.

En la cuarta Aliyah, al final del período de cuarentena, según las circunstancias, la prenda se declara pura, o se quema completamente, o solo se quita y quema la parte que estaba descolorida. La Torá describe luego el procedimiento de purificación para una persona que contrajo la tzara’at. Después de que el sacerdote determine que la tzara’at ha sanado, se utiliza una ceremonia que implica la ofrenda de dos aves, una rama de cedro y agua pura para la etapa inicial de la purificación. La persona también se afeita todo el cuerpo. Después de una espera de siete días, la persona se afeita nuevamente y lleva tres animales y una ofrenda de aceite al Templo. El sacerdote procesa las ofrendas de la manera prescrita en esta sección. Con esto se completa el proceso de purificación.

En la quinta Aliyah, si el individuo que sufre de tzara’at no tiene los medios como para traer las ofrendas mencionadas anteriormente, se pueden usar dos pájaros como sustitutos de dos de los animales. Esta sección describe el proceso de purificación ligeramente diferente reservado para un individuo de medios limitados .

La sexta Aliyah aclara que las casas también pueden estar afectadas por tzara’at. Si las piedras de una casa se decoloran adquiriendo un fuerte pigmento rojo o verde, se llama a un sacerdote. Si en efecto la decoloración parece ser tzara’at, el sacerdote pone en cuarentena la casa por hasta tres semanas. Dependiendo de la propagación de la decoloración, la casa se declara pura, o se remueven esas piedras específicas o, en las situaciones más extremas, se demuele la casa. La Torá luego describe el procedimiento de purificación para tal casa, que es similar a la etapa inicial de la purificación de la persona afectada por tzara’at . Después de concluir el tema de la tzara’at, la Torá discute la impureza ritual de un hombre que emite una descarga seminal de una forma no natural, así como el método por el cual esta persona alcanza la pureza cuando la condición pasa.

En la séptima Aliyah se discute la impureza ritual contraída por un hombre que emite una descarga seminal (normal), la impureza ritual de una mujer en su período y de un hombre que actuando incorrectamente cohabite con ella. Todos estos individuos deben sumergirse en un mikvé (baño ritual) para ser purificados.