Leyes del Ayuno de Tisha BeAb

¿Quiénes están exentos

de ayunar en Tish’a beAb?

Todos aquellos individuos que gozan de buena salud deben observar el ayuno de Tish’a beAb.
Las excepciones se explican a continuación.
MUJERES EMBARAZADAS Y LACTANTES
Al igual que en Yom Kippur, las mujeres embarazadas y lactantes deben observar este día de ayuno. En casos de embarazos complicados o debilidad física, o si la madre embarazada o lactante piensa que el ayuno puede afectar su salud o la salud de su bebé, debe consultar a su médico antes del día de ayuno y proceder según lo que recomiende su médico. Si durante el ayuno una mujer embarazada se siente mal, especialmente si está vomitando o tiene algún síntoma de deshidratación, debe interrumpir el ayuno y beber o comer de inmediato, sin consultar a un médico. Sin embargo, los mareos leves y las náuseas que se pueden remediar sentándose o recostándose en una cama se consideran normales y no justifican romper el ayuno.
YOLEDET
Durante los primeros 30 días después del nacimiento o un aborto, una mujer está exenta del ayuno del 9 de Ab.
JOLE SHEEN BO SAKANA
Las personas con una enfermedad crónica como diabetes o los pacientes con algún tratamiento médico o alguien con fiebre alta o con algún síntoma de deshidratación no deben observar el ayuno. En algunos casos, cuando no es posible ayunar durante 24 horas, se recomienda ayunar desde el amanecer (del jueves 27 de julio) hasta el final del día, como lo hacemos el 17 de Tamuz o el 10 de Tebet.
PERSONAS MAYORES
Los ancianos deben consultar con sus médicos para asegurarse de que el ayuno no afecte su salud. Si el ayuno puede afectar su salud, están exentos (o tienen prohibido) el ayuno.
MENORES DE EDAD
En muchas comunidades Ashkenazies, los niños ayunan durante unas horas durante Tish’a beAb una vez que alcanzan los nueve años de edad, porque es importante hacerles compartir la experiencia del duelo nacional.
Según el rabino Obadia Yosef, sin embargo, la costumbre sefardí es que los niños menores de 13 años y las niñas menores de 12 años están totalmente exentos del ayuno. Su razonamiento es que, a diferencia de Yom Kippur, no hay necesidad de que los niños ayunen, porque ayunar en Yom Kippur es parte del proceso de Teshuba (= arrepentimiento, mejorar nuestro comportamiento), pero ayunar en Tish’a beAb se relaciona principalmente con el duelo por la destrucción de nuestro Bet haMiqdash. Y aunque obviamente educamos a nuestros hijos a hacer Teshuba, muchos Sabios entendieron que no estamos obligados a educar a nuestros hijos a hacer duelo por el Templo antes de que tengan la obligación formal de hacerlo (12 o 13 años, קטן פטור מאבלות) . ¿Por qué? Porque esperamos que B ”H este sea el último año que lloramos por no tener nuestro Bet-haMiqdash, y que el próximo año, el duelo por el Bet haMiqdash no sea necesario.
¿CÓMO PROCEDER CUANDO UNO NECESITA COMER EN TISHA BEAB?
En Yom Kippur, cuando se permite comer por razones de salud, la comida se debe comer en pequeñas porciones. Pero Tish’a beAb es diferente, porque a diferencia de Yom Kippur, no es un ayuno bíblico. Por lo tanto, cuando por razones de fuerza mayor uno debe comer en Tish’a beAb se puede comer normalmente. Pero obviamnte, en atención al duelo que estamos observando no se debe comer comidas sabrosas o en exceso, sino solo lo que sea necesario para sentirse bien.



Leyes de Duelo en Tish’a BeAb

Durante Tish’á beAb nos comportamos como si estuviéramos de duelo por un ser querido que acaba de fallecer. Para expresar y llegar a este estado emocional de dolor durante Tish’á beAb, evitamos participar de actividades asociadas con el placer físico o la alegría. Y también dejamos de lado todo aquello que nos distraiga del estado de ánimo de pesadumbre, que es el más apropiado para un doliente.
Algunos ejemplos
REJITSA (Lavado): Al igual que en Yom Kippur, tomar una ducha, o bañarnos o lavarnos está prohibido en Tish’á beAb. Sin embargo, si una parte de nuestro cuerpo se ensució, podemos lavarla. Se permite el uso de toallitas húmedas de bebe (wipes) para limpiar el rostro, los ojos, las manos, etc., porque este tipo de limpieza no se considera «lavado». Técnicamente podríamos lavarnos las manos normalmente por la mañana para Netilat Yadayim, porque lo hacemos para cumplir una Mitzvá y no por placer. De todas maneras, la costumbre Sefaradí es lavarnos sólo los dedos de la mano cuando hacemos Netilat Yadayim.
SIJA (Uso de lociones) Utilizar lociones o aceites por placer no está permitido durante Tish’á beAb. Se permite usar cremas o ungüentos de prescripción médica. Usar desodorante está permitido.
NE’ILAT HASANDAL Los zapatos de cuero se consideran un artículo de lujo, un calzado de vestir. Y como estamos de duelo, durante Tish’á beAb no vestimos zapatos de cuero. Podemos usar zapatillas de tela u otro tipo de calzado de plástico, etc. Otros artículos de cuero como un cinturón o una Kipa de cuero están permitidos.
TASHMISH HAMITA (Intimidad) La relaciones íntimas se suspenden en Tish’á beAb. Si la noche del Mikvé cae en la noche de Tish’á beAb, es decir, el miércoles 29 de julio por la noche, el Mikvé tiene que ser postergado para la noche siguiente.
LIMUD TORA: En Tish’á beAb nos abstenemos de estudiar Torá, porque estudiar Torá es una actividad placentera. Podemos leer y estudiar libros o textos conectados con tribulaciones o pesar, como el libro de Iyob (Job) o Ejá, o algunos pasajes del libro de Yirmiyahu o algún Salmos de Tehiim (por ejemplo, 44, 79, 137), o masejet mo’ed qatán, etc.
TRABAJO: En Tish’á beAb no se recomienda trabajar porque el trabajo distrae nuestra atención del duelo. Abstenerse de trabajar en Tish’á beAb, sin embargo, no es una prohibición formal, sino más bien una tradición que algunas comunidades han adoptado y otras no (minhag hamaqom). La decisión de trabajar o no trabajar durante Tish’a BeAb también dependerá de la situación financiera o profesional de cada individuo. En cualquier caso, si por no trabajar en Tish’á beAb uno incurriera en pérdidas económicas significativas o arriesgaría su puesto de trabajo, se le permite seguir trabajando en Tish’á beAb.
TEFILIN: En Yerushalayim los Sefaradim acostumbran a usar Talit y Tefilin normalmente durante la mañana de Tish’á beAb. Sin embargo, en la mayoría de las comunidades de la diáspora, tanto Sefaradim como Ashkenazim, se acostumbra a no vestir el Tefilin por la mañana, ya que el Tefilín es una señal de honor y distinción: como «una corona» (pe-er) en nuestra cabeza que declara que somos el pueblo elegido por Dios. En la mayoría de las comunidades se viste el Talit y el Tefilín a la tarde para Minjá. En algunas comunidades Sefardíes la tradición es que antes de ir a la Sinagoga por la mañana uno se pone el Talit y Tefilin en casa, dice Qaddesh Li y Shema Israel y luego va a rezar a la Sinagoga.
SHE-ELAT SHALOM: En Tish’a beAb no saludamos a amigos y compañeros como lo hacemos habitualmente, ya que nuestro estado de ánimo es (o debemos llevarlo hacia…) el estado de ánimo de un doliente. Si alguien sin querer o sin saber nos saluda, podemos apreciar el saludo con un respetuoso gesto discreto.
SENTARSE EN EL SUELO: La costumbre general es que durante la lectura de la Meguilat Ejá la gente no se sienta en los bancos de la sinagoga, sino en el suelo, al igual que lo hacen los dolientes durante el shib’a (los primeros siete días de duelo por un ser querido). La costumbre Sefaradí es que en la noche de Tish’a beAb, se apagan las luces de la sinagoga, se enciende solo una vela, todos se sientan en el suelo y literalmente lloran contado los años han pasado desde la destrucción de nuestro segundo Bet haMiqdash. Este año 2020 contaremos 1952 desde la destrucción del Bet haMiqdash, años, ya que según nuestra tradición el Templo fue destruido e incendiado en el año 68 de la era común (en hebreo חיים)



Vispera de Tisha BeAb 5783 (2023)

ESTA NOCHE, MIERCOLES 26 de JULIO
Tish’a beAb es el día de duelo nacional del pueblo judío. Este día ayunamos de noche a noche.
Este año, 2023, el ayuno comenzará hoy miércoles 26 de julio antes del anochecer y concluirá el jueves 27 de julio al anochecer.
Antes de la puesta del sol, hacemos la se’udat hamafseqet , la última comida antes del día de ayuno.
Esta es virtualmente «una comida de dolientes» (seudat habra-a) y consiste básicamente en pan, huevos, lentejas y agua.
Lo que hace que esta comida sea especial es :
1. Nos abstenemos de comer dos o mas tipos de comidas diferentes para expresar (e inspirar) un estado de ánimo de austeridad y duelo, y consumir sólo lo necesario para ayunar durante las próximas 24 horas (vegetales crudos y frutas no están restringidos).
2. En esta comida no nos sentamos a la mesa, sino que cada comensal se sienta en una silla baja o en un almohadón en el piso, como los dolientes en el shib’a (los primeros 7 días de duelo). También nos sentamos separados unos de otros, y así evitamos el zimun, la invitación a participar juntos del birkat hamazon (la oración que se recita luego de una comida con pan) que normalmente se recita cuando tres o más hombres comen en el mismo lugar.
Debemos dejar de comer unos minutos antes de la puesta del sol.
Ver aquí los horarios de su ciudad de residencia,
Luego de terminar esta comida vamos a la sinagoga, vistiendo zapatos que no sean de cuero. En la singaoga decimos la tefilá de Arbit con una melodía triste y melancólica. Comenzamos recitando ‘al neharot babel (Tehilim 137) que es el salmo de los dolientes por el Bet haMiqdash. En muchas comunidades sefaradíes se entona el Shema Israel con una melodía monótona y triste, en lugar de los te’amim regulares.
Luego, se lee la Meguilat Ejá (ver más abajo), el libro de Lamentaciones escrito por el Profeta Yirmiyahu, donde describe la destrucción del primer Templo (586 AEC), la desolación de Yerushalayim, el dolor de los exiliados a Babilonia, la burla de nuestros enemigos al ver nuestra ruina, el hambre, la impotencia y la muerte.
Luego, recitamos las Quinot, que son poemas tristes, elegías, que describen las tragedias que hemos sufrido a lo largo de nuestra historia.
Al final de las Quinot, sentados en el suelo y con las luces bajas, declaramos con lágrimas en los ojos :»Escuchad, oh hermanos de la casa de Israel …. hoy contamos … 1955 años desde la destrucción de nuestro Bet haMiqdash…. «. DE acuerdo a la tradición Sefaradí el segundo Bet haMiqdash fue destruido en el año 68 de la era común, y no en el 70, como generalmente se enseña.
Quiera HaShem que tengamos un ayuno fácil y significativo.
Y que este sea el último año que lloramos por nuestro Bet haMiqdash.
Rab Yosef Bitton



VAETJANAN: Los peligros de la riqueza heredada

Cuando HaShem tu Dios te haya traído a la tierra que prometió entregar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob… una tierra con grandes ciudades que tú no edificaste; con casas llenas de todo tipo de cosas buenas, que tú no trabajaste por ellas; con pozos de agua que tú no cavaste y con viñas y olivares que tú no plantaste, entonces cuando comas y te sientas [cómodo y] satisfecho, ¡ten cuidado de no olvidarte de HaShem, tu Dios, que te sacó de Egipto de la casa de servidumbre! «
Deut. 6: 10-12
LOS EFECTOS ADVERSOS DE LA PROSPERIDAD
La parashá de esta semana, Vaetjanán, nos dice que el pueblo de Israel está listo para entrar a la Tierra Prometida. Es cierto que va a tener que luchar por conquistar esta tierra, pero HaShem les prometió que los acompañará en el campo de batalla, así que en el plano militar, la victoria está asegurada. Es por eso que al hablarle al pueblo sobre la nueva tierra, Moshé no se muestra preocupado por la guerra, sino más bien por la paz. Y más específicamente por la «prosperidad heredada» y sus efectos secundarios. La tierra que van a conquistar está totalmente equipada. Los judíos NO van a tener que pasar los próximos años trabajando duramente para construir ciudades, muros y casas. Ni siquiera van a tener que sembrar los campos: de hecho, van a heredar la tierra prometida con casas edificadas; pozos y cisternas llenos de agua; campos con el grano listo para ser recogido y árboles, viñedos y olivares que ya están dando sus frutos.   Pero esto, que parece ser la materialización del mayor sueño de un hombre, puede convertirse en una trampa espiritual y psicológica. La Torá advierte al pueblo de Israel contra aquel fenómeno que los psicológicos norteamericanos llaman «affluenza» (=los efectos negativos de la riqueza, de la palabra «affluence», «afluencia»). La «affluenza» se puede contraer cuando uno tiene todo lo que necesita, todo lo que quiere y todo lo que desea. Una persona así puede volverse arrogante, desagradecido y egoísta.
LA RIQUEZA HEREDADA
La «affluenza» no suele afectar a las personas con un buen pasar material que han trabajado duramente para obtener lo que tienen. Los que están más expuestos a la «affluenza» son las personas que tienen todo lo que quieren «por herencia». Estos individuos privilegiados no necesitaron «aprender a ganar» el dinero trabajando duro: el gran esfuerzo lo hicieron los padres. Padres que inocentemente creyeron que sería muy positivo para sus hijos permitirles disfrutar de la prosperidad sin realizar el esfuerzo personal para alcanzarla. «Yo trabajo para mis hijos» dicen estos buenos padres, y suponen ingenuamente que al heredar la prosperidad, sus hijos cultivarán un gran aprecio hacia sus benefactores, sus progenitores, y les estarán eternamente agradecidos. Muchos padres también creen que al haber recibido tanto, sus hijos aprenderán naturalmente que hay que ser generosos y magnánimos con los demás, imitando lo que sus padres hicieron por ellos. Hay casos así: pero creo que son más la excepción que la regla.
¿COMO DAR SIN EDUCAR?
Muchos padres descubren que lejos de haber educado a sus hijos e hijas a ser agradecidos, al «darles todo sin exigirles nada» lograron exactamente lo contrario: sus hijos «malcriados» no aprecian ni valoran lo que recibieron de sus padres y puede que por el resto de sus vidas piensen que lo más natural es recibir de los demás sin hacer ningún escuerzo. En algunos casos, una vez que los hijos se acostumbran a recibirlo todo, no solamente que no sienten la necesidad de «dar» sino que, por el contrario, ¡siempre están pidiendo más!. Fueron entrenados para recibirlo todo y ahora esperan que el mundo entero los siga complaciendo, ¡sin necesidad de hacer ningún mérito para conseguirlo! Este era el miedo principal de Moshé Rabenu. Él temía que algo parecido pudiera suceder con la herencia que Dios le está «regalando» al pueblo de Israel. Que sean afectados por la «affluenza» y se hagan egoístas, desagradecidos, y demandantes. Y por eso les advierte: Tengan cuidado con la riqueza. Especialmente, con la riqueza heredada. Nunca se olviden de «QUIEN» nos da todo lo que tenemos.
APRENDER A RECIBIR
La Torá nos enseña a apreciar y aprender a expresar nuestra apreciación permanentemente. Así, por ejemplo, cada vez que disfrutamos o comemos algo, bendecimos (=reconocemos) a Dios antes de hacerlo diciendo una berajá, una bendición por la comida. Y cada vez que terminamos de comer expresamos nuestro agradecimiento a Dios en voz alta y en una elaborada plegaria llamada «Birkat haMazón».
Finalmente, HaShem no solo espera de nosotros que sepamos apreciar y agradecer. Él también demanda que hagamos lo mismo que hace Él. Que «imitemos la generosidad de Dios» compartiendo aquello que recibimos de Él con aquellos que tienen menos. Y cuando nos acostumbramos a dar, automáticamente, aprendemos a valorar lo que hemos recibido.



La mano de obra judía en la construcción del Coliseo romano

EL HOLOCAUSTO DE VESPASIANO

“La barbarie que las legiones romanas demostraron contra los judíos en Jerusalem cuando destruyeron y saquearon el Bet haMiqdash asombró tanto al historiador Flavio Josefo, que este decidió dejar constancia de ella en sus escritos. «No tuvieron matanza más cruel los judíos entre todas cuantas padecieron como esta: porque en una noche abrieron las entrañas de 2.000 hombres». 

Así comienza un artículo publicado en la edición digital del diario español ABC en enero del 2019  (Ver aquí:  https://www.abc.es/historia/abci-holocausto-imperio-romano-judios-asesinados-para-construir-coliseo-201901290222_noticia.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F) escrito por el periodista e historiador Manuel P. Villatoro. Lo que no cuenta el periodista es que esos hombres fueron asesinados “y sus entrañas abiertas” porque corrió el falso rumor de que los judíos que trataban de escapar de la matanza se habían tragado oro para esconderlo “en sus entrañas”.

Flavio Josefo relata que en total 1.100.000 de judíos fueron asesinados en la caída de Jerusalem en los años 66 a 68 de la era común.Esto es  lo que Villatoro denomina —y  creo que con justicia— ”El Holocausto olvidado del emperador Vespasiano”.  El artículo no se enfoca tanto en las matanzas sino en el amargo destino de los sobrevivientes de este genocidio,  y su terrible final.      

EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “MONSTRUO” 

Josefo cuenta que Tito capturó 97.000 prisioneros judíos y los llevó a Roma.  El profesor Louis Feldman explica que los hombres adultos eran llevados para trabajos forzados, las mujeres y los niños menores de 17 años eran vendidos como esclavos. Y los más débiles eran usados para los “juegos” del circo romano . Estos eran espectáculos sangrientos. Donde los miserables prisioneros eran sacados a la arena, y tenían que luchar entre sei hasta la muerte o enfrentar animales salvajes, que los romanos habían dejado sin comer por varios días. El espectáculo consistía en ver ancianos, mujeres y niños tratando de escapar por sus vidas, o luchando desesperadamente contra las bestias salvajes, en una batalla que obviamente siempre perdían.  Por lo general la muerte de las víctimas no era rápida. Pero el lento desmembramiento, el derramamiento de sangre y la agonía de las víctimas eran el plato fuerte del espectáculo que estos monstruos humanos disfrutaban.  Flavio Josefo cuenta que “Tito festejó con esplendor el cumpleaños de su hermano, en cuyo honor ejecutó una gran cantidad de prisioneros judíos [en el circo de Cesárea. Y.B.]”. En las palabras de Josefo el número de los que «perecieron luchando con las fieras o abrazados por el fuego… alcanzó más de dos mil quinientos».

EL PRECIO DE UN ESCLAVO JUDIO 

Feldman también afirma que la venta de esclavos judíos fue una de las de las principles fuentes de ingreso para las arcas romanas.  Los esclavos eran muy comunes en Roma y se comercializaban como animales en el mercado. Pero los romanos sabían que los esclavos judíos tenían un valor muy superior en el mercado. ¿Por qué? Porque los judíos pagarían cualquier precio para liberar a sus hermanos. Una de las Mitsvot más importantes de la Torá, que tiene prioridad sobre cualquier otro precepto, es “pidiyon shebuyim“ liberar a los Yehudim prisioneros.  Los Sabios cuentan decenas de historias sobre los esclavos judíos en Roma.  Una de las que más estremecedoras es la de Rabbi Yehoshua Ben Jananiyá. En una de sus visitas diplomáticas a Roma escuchó que había un niño judío que había sido capturado por los romanos. Ribbí Ishmael se acercó a la prisión donde estaban los cautivos y dijo en voz alta la primera parte de un versículo de Isaias (42:24) que dice: “¿Quién dejó que el pueblo [judío] fuese oprimido y humillado…” . Entonces escucho que desde adentro de la prisión un niño completaba el pasuq: “ha sido HaShem, contra Quién hemos pecado, y cuyas ordenanzas no quisimos seguir” . En ese momento Ribbí Yehoshua dijo : “Estoy seguro que este niño será un gran sabio en el pueblo judío”. Y entonces tomó la determinación de, literalmente, “pagar lo que fuera necesario para rescatarlo”. Y así fue. Ribbí Yehoshua desembolsó una fortuna para liberar a este niño, que con el correr del tiempo se trasformó en uno de los Sabios más grandes de Israel: Ribbí Yishma’el ben Elisha’.   Y esto que ocurrió con Ribbí Yehoshua ocurrió miles de veces con otros esclavos judíos.

MANO DE OBRA JUDIA

El profesor Feldman explica que la venta de esclavos judíos fue una de las fuentes de ingreso más importantes para financiar la construcción del Coliseo.  Villatoro agrega otro dato fundamental sobre este punto.  El coliseo romano no solo fue construido coin “fondos judíos”, sino que también fue construido ¡con mano de obra judía!

Cito al periodista español: 

“Según explican todo tipo de historiadores decimonónimos … el último destino de los reos judíos no fue mejor. Y es que, 12.000 de ellos (20.000, según otras fuentes) fueron enviados a Roma para terminar de levantar el Coliseo con su trabajo. Así lo confirma, entre otros, el investigador español José María Zavala en su obra ‘Las paginas secretas de la historia’: ‘Vespasiano empezó a levantar el Coliseo en el año 69 de nuestra era, y Tito lo terminó doce años después. En realidad fueron cuatro años de intenso trabajo con la ayuda de doce mil judíos cautivos llevados a Roma por Tito tras la conquista y destrucción de Jerusalem..”

Villatoro también describe el horror final: 

¿Y cómo recompensó Tito a los esclavos judíos que construyeron el Coliseo. Los usó para el circo, seguramente la inauguración del Coliseo, donde los pobres esclavos judíos “…perecieron luego en la arena devorados por las fieras en los juegos públicos Así pagaba el César a sus deslomados esclavos.” 




RESUMEN DE LA PARASHA VAETJANAN

LA SÚPLICA DE MOSHÉ Y LA RESPUESTA DE DIOS
Moshe Rabbenu nos cuenta, en primera persona, que le rogó a HaShem que le permitiera entrar a la tierra de Israel. Pero Dios no aceptó su pedido. Dios le ordenó a Moshé que subiera a una montaña desde donde pudiera ver la Tierra Prometida, pero no lo dejó entrar. Moshé instruye al pueblo judío a seguir las leyes de Dios, sin agregar ni quitar nada a los preceptos ordenados por Dios. Moshé también menciona lo que le sucedió a Pinejas en Baal Pe’or para mostrarle a la gente que aquellos que son fieles a Dios fueron protegidos de la epidemia y sobrevivieron.
SER EL PUEBLO ELEGIDO
Moshé le pide al pueblo que observe cuidadosamente la Torá y aprecie la sabiduría de sus preceptos y mandamientos. La Torá nos acerca a Dios y nos permite saber lo que Él quiere de nosotros. Moshé también exhorta al pueblo a no olvidar el día en que Dios hizo un pacto con nosotros en el Monte Sinaí. Les pide que cuenten este evento a sus hijos y nietos: Dios no apareció en una imagen o forma visual. Sólo percibimos Su voz. Hacer o adorar imágenes que representen a Dios es un pecado muy grave, que puede llevar al pueblo judío a perder su derecho a la tierra de Israel e ir al exilio. Pero Moshé prevé que incluso cuando el pueblo sea exiliado, Dios no lo abandonará. El pueblo finalmente se arrepentirá y volverá a Dios. La nación de Israel es la única que ha sido liberada de la esclavitud directamente por Dios, y es el único pueblo que Dios ha escogido para revelarle Sus mandamientos. Moisés designa tres ciudades de refugio en el lado este del río Jordán. Estas ciudades proporcionaban refugio a un individuo que mató a otra persona involuntariamente.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS
La Torá reitera los Diez Mandamientos, recordando que el pacto del Monte Sinaí no se limita a aquellos que estuvieron físicamente presentes en el Sinaí, sino también a sus descendientes. Moshé le recuerda al pueblo que cuando experimentaron la revelación de Dios, la voz de Dios, se asustaron, y los líderes de Israel le pidieron a Moisés que Dios no les hablara directamente, porque sentían que iban a morir. Fue una experiencia fuera de este mundo que no podían tolerar física o mentalmente. Y le pidieron a Moshé que actuara como intermediario y les transmitiera las palabras de Dios.
EL SHEMA ISRAEL
También leemos en esta Parashá el Shemá Israel. Contiene los principios fundamentales de nuestra Torá: la existencia y unidad de Dios; el amor que debemos tener por Dios; la obligación de enseñar la Torá a nuestros hijos; y recordar nuestros deberes hacia Dios a través de Tefillin y Mezuza. Dios nos promete una tierra de bendición y abundancia (Israel). Y Moisés advierte al pueblo que cuando hereden esa abundancia, no deben olvidar al Creador que les proporcionó esta riqueza. Los padres también deben enseñar a sus hijos que deben observar todos los mandamientos de Dios. Los judíos estamos al servicio de Dios porque en Egipto éramos esclavos del Faraón hasta que Dios nos sacó de Egipto “para servirle” a Él. La gran diferencia entre servir a Faraón y servir a Dios es que Faraón quería que le sirviéramos para su propio beneficio. HaShem, sin embargo, es como un padre que nos ama y nos pide que le sirvamos, es decir, que obedezcamos sus mandamientos, porque son la mejor receta para una vida de rectitud, y felicidad. Dios nos pide que le sirvamos y obedezcamos, porque quiere nuestra felicidad y beneficio.



Yirmiyahu y la oportunidad que perdimos de evitar la destrucción del Templo.

En los días del rey Yoyaquim HaShem le habla al profeta Yirmiyahu y le dice que vaya al Bet haMiqdash y transmita este mensaje:
CAP 26: 1-6  «Así dice HaShem, …así le dirás… a todos [los que vienen de] las ciudades de Yehudá …no omitas ni una sola palabra. Tal vez te hagan caso y se arrepientan de su mal camino. Si así lo hicieran,  [Yo también] desistiré del mal que pensaba hacer [con el Bet haMiqdash y Yerushalayim]  por causa de sus malas acciones. Tú les advertirás que así dice HaShem: ‘Si no me obedecen ni se rigen por la ley que Yo les he entregado,  y si no escuchan las palabras de mis siervos los profetas, a quienes una y otra vez he enviado y ustedes han desobedecido,  entonces haré con esta casa lo mismo que hice con Shiló’.» 
Aquí el profeta demuestra cuál es realmente su misión. La profecía que anuncia la destrucción del Bet haMiqdash , en este momento, todavía puede ser evitada.  HaShem envió a los profetas para salvar a Su pueblo de las consecuencias  de su mal proceder. Al Bet haMiqdash le puede pasar lo que le pasó al Mishkán de Shiló, destruido por los Filisteos en los tiempos del profeta Shemuel. Pero, si el pueblo se arrepiente y corrigen su proceder, la destrucción se puede evitar…
La pregunta es: ¿Cómo reaccionó la gente que estaba en el Bet haMiqdash ante estas palabras? ¿Aprovecharon la advertencia de Yirmiyahu para corregirse?
Los Sacerdotes, y los falsos profetas, que eran los líderes del Bet haMiqdash, querían condenar a Yirmiyahu a morir. Ellos veían que este nuevo profeta amenazaba su autoridad y liderazgo y comenzaron a linchar a Yirmiyahu. ¿Cómo se justificaron? Acusaron a Yirmiyahu  de ser portador de malas noticias. Los falsos profetas anunciaban que todo estaba bien. Señalaron a Yirmiyahu como hereje y demandaron su ejecución. Con mucha hipocresía los sacerdotes y los falsos profetas decían: ¿Cómo es posible que este hombre diga que el Bet haMiqdash se va a destruir? Acaso piensa que HaShem no tiene el poder para evitar la destrucción de Su Santuario?
Pero como ya lo explicamos, para HaShem el edificio del Bet haMiqdash, sus paredes, sus recintos y sus techos no significan nada si el pueblo no se conduce con integridad.  Las personas que actúan mal no pueden  venir al Bet haMiqdash a limpiar los pecados que conscientemente seguían cometiendo. El ritual religioso, si no está acompañado de una conducta religiosa, es una forma de cinismo y sacrilegio.
Las fuertes palabras de Yirmiyahu contra esta actitud hipócrita hablan por sí mismas:
CAP 7: 3- 11 «Enmienden su conducta y sus acciones, y yo los dejaré seguir viviendo en este país.  No confíen en las palabras engañosas que [los falsos profetas] repiten: ‘¡Éste es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor [que nunca será destruido]’ .   Si corrigen su conducta y sus acciones, si practican la justicia los unos con los otros,  si no oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar, ni siguen a otros dioses …  entonces los dejaré seguir viviendo en este país, en la tierra que di a sus antepasados para siempre…. [pero hasta ahora] ustedes …roban, matan, cometen adulterio, juran en falso, queman incienso al Baal, siguen a otros dioses que jamás conocieron, ¡y luego vienen y se presentan ante Mí en esta casa que lleva Mi nombre [el Bet haMiqdash] , y dicen: ‘[Aquí] Estaremos a salvo’, para luego seguir cometiendo todas esas abominaciones! ¿Creen acaso que esta casa que lleva Mi nombre es una refugio de ladrones? «. 
Los Yehudim dejamos pasar la oportunidad de hacer Teshubá, de absorber el mensaje del profeta arrepentirnos. Y al poco tiempo la ciudad de Yerushalayim y su Templo fueron destruidos…. Las palabras de Yirmiyahu, lamentablemente,  no fueron escuchadas en su generación. Pero fueron escritas para las generaciones del futuro. Para nosotros. En estos días que vienen, que son días de duelo nacional, nuestra misión principal es dedicarnos a la introspección, recordar los errores de nuestros antepasados para corregirlos y no repetirlos jamás.



El profeta Yirmiyahu (Jeremías) y la advertencia final.

Para comprender qué llevó al pueblo de Israel a abandonar la Torá hay que remontarse a los tiempos del Rey Menashé. Menashé reinó en Yehudá (Judea, así se llamaba el estado judío en esos tiempos) por 55 años (687 – 643 aec).   Fue el reinado más largo, y de alguna manera, el peor de todos. En su afán por hacer la paz con el poderoso Imperio Asirio, Menashé transformó a Yehudá en una provincia asiria en todos los sentidos. Importó los dioses asirios y su culto, y eliminó por completo la Torá y la observancia de las Mitsvot. Fueron 2 generaciones que   estuvieron total mente desarraigadas de cualquier práctica judía y alejados de HaShem.    El Bet haMiqdash fue utilizado para la adoración de ídolos, y los Cohanim que se negaron a servir ídolos fueron expulsados dos.  Los jueces judíos, famoso por su sentido de equidad,  también se asimilaron, y ya no juzgaban con la justicia de la Torá sino con la justicia asiria, que siempre le daba la razón al que tenía mas dinero o poder.  Luego de Menashé reinó su hijo Amón, que fue peor que su padre, pero por lo menos reinó por poco tiempo: dos años.
A Amon lo sucedió Yoshiyahu (640-610 aec). Quien implemento toda una revolución religiosa para volver a servir a HaShem.  La historia de Yoshiyahu es fascinante.  En sus tiempos, mientras hacían ciertas reformas en las edifico del del Bet haMiqdash encontraron un Sefer Torá escondido.  Después de más de 60 años de total abandono religioso no había quedado ningún otro libro de Torá que no haya sido destruido. Al leer la Torá por primera vez en su vida, el rey Yoshiyahu se conmovió y decidió  volver a servir a HaShem. Y así comenzó un proceso de Teshubá nacional, que tuvo un éxito parcial.
Aquí es donde entra en la escena el profeta Yirmiyahu, quien trató por todos los medios de convencer a pueblo de  regresar a la observancia religiosa.
Veremos ahora algunas ilustraciones  de su profecía.
IDOLATRIA:

En el capítulo 10 de Yirmiyahu leemos:

“No sigan el ejemplo de otras naciones, ni se dejen asustar por las señales del cielo (=astrología) ,como esas naciones lo hacen. La práctica de esos pueblos es vanidad.  Cortan un tronco en el bosque, un escultor lo labra con su cincel, luego lo adornan con plata y oro, lo aseguran con clavos y martillo, para que no se caiga [y lo adoran como si fuera un dios!]. Los ídolos parecen espantapájaros en un campo sembrado de melones; no pueden hablar, y hay que cargarlos, porque no caminan. No tengan miedo de esos ídolos, que a nadie hacen mal ni bien. [Comprendan que] HaShem es el Dios verdadero, el Dios vivo, el Rey eterno…

SHABBAT: 
En el capítulo 17 de su libro, vemos como Yirmiyahu trata de convencer al pueblo de volver a observar el Shabbat.  Los Yehudim estaban tan asimilados que para ellos el Shabbat era un día más. Los asirios, que eran muy buenos comerciantes, habían contribuido a esta asimilación burlándose de aquellos judíos que no trabajaban en Shabbat, acusándolos de holgazanes. HaShem le ordena a Yirmiyahu que se pare en la entrada del mercado, en Shabbat, y le diga al pueblo:
«Di a la gente: Reyes y pueblo de Yehudá, habitantes de Jerusalem que entran por estas puertas, escuchen la palabra de HaShem…en Shabbat,  y por consideración a sus propias vidas, no carguen sus mercancías ni las metan por las puertas de Jerusalem… no hagan en este día ningún trabajo. Consagren el Shabbat,  tal como le ordené a sus antepasados…»
CORRUPCIÓN: 
Yirmiyahu tenía muy claro que el abandono de la observancia religiosa era también responsable por el abandono de la justicia, especialmente por la protección de los que menos tienen: los pobres, las viudas, los huérfanos.   Hay una frase que se repite una y otra vez en las profecías de Yirmiyahu: yedi’at HaShem, «conocer a haShem». Para Yirmiyahu conocer a haShem significa «imitar a HaShem»,  la máxima expresión de la espiritualidad judía. Pero ¿Cómo se imita a HaShem?  HaShem es El protector de huérfanos y viudas, El que practica el jesed, bondad, con los necesitados, y libera a los oprimidos.  Este mensaje se repite decenas de veces en el libro de Yirmiyahu.  En el capítulo 9 vemos un muy breve ejemplo: «Así dice HaShem, que no se enorgullezca el sabio por su sabiduría, ni el poderoso por su fuerza, ni el rico por su riqueza. Si alguien se quiere enorgullecer, que se enorgullezca de conocerme, de saber que yo soy HaShem, que actúo en la tierra con bondad, justicia y rectitud, y eso es lo que Yo quiero [que ustedes también practiquen] .»  
Continuará…



¿Qué llevó a la destrucción de Jerusalem?

 El primer Bet haMiqdash, Gran Templo de Jerusalem, fue destruido por los babilonios en el año 586 antes de la era común, hace más de 2600 años atrás.
Nuestros Sabios explicaron que los enemigos de Israel eran como la vara con la que HaShem castigaba al pueblo de Israel por sus transgresiones. Por lo tanto, cuando ayunamos en recuerdo a la destrucción del Bet haMiqdash no lo hacemos para recordar las batallas peleadas o para acumular resentimiento contra el enemigo, sino más que nada para concientizarnos de nuestra responsabilidad colectiva en estos eventos. ¿Por qué? Porque nuestra Torá y nuestros Jajamim enseñaron que el enemigo nunca podría haber destruido nuestro Templo si la presencia de HaShem no lo hubiera abandonado.  Y también nos enseñaron que la presencia de HaShem se aleja de nosotros cuando abandonamos la Torá y sus caminos de bien. Y ahí sí quedamos expuestos y vulnerables ante el enemigo.  
Es por esta razón que nuestros Sabios nos explicaron que el primer Bet haMiqdash fue destruido fueron 3 motivos principales: los Yehudim de esa generación, lamentablemente, se entregaron al culto de otros dioses (abodá zará). También predominaban el crimen, los asesinatos (shefijut damim) y la promiscuidad sexual (guilui arayot).
HaShem envió a sus representantes , los Nebiim o Profetas para advertir al pueblo judío y hacerles ver que estaban yendo por el camino equivocado. Los Profetas hablaban al pueblo y les hacian escuchar “el punto de vista de Dios”. Denunciaban la injusticia y advertían que si los Yehudim seguían en su mal camino, HaShem se iba a alejar de ellos y quedarían en las manos de enemigos muy poderosos, salvajes y sin compasión. Pero el pueblo judío, lamentablemente, no escuchó a los Profetas… y así la destrucción del Bet haMiqdash se tornaba casi inevitable…
En los últimos años del primer Bet haMiqdash el profeta que más se destacó fue Yirmiyahu (Jeremías). El vivió en el reinado de Yoshiyahu, de Yoyaquín, de su hijo Yoyajín y del último rey de Yehudá: Tsidqiyahu.
Presentamos a continuación un breve ejemplo de sus palabras al pueblo, que nos demuestran el estado inmoral de la sociedad de Yehudá.
Yirmiyahu, capítulo 22:
Primero, el profeta Yirmiyahu  advierte al rey y al pueblo de las consecuencias de lo que están haciendo:
22:1-13 «Así  dijo HaShem,  … Practiquen  la justicia y la rectitud, libren del explotador al oprimido, no humillen ni maltraten a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, no derramen la sangre del inocente. … Si de veras hacen esto que les mando, seguirá habiendo reyes que ocupen el trono de David, los cuales entrarán en carrozas y a caballo por las puertas de este palacio, acompañados de los funcionarios y del pueblo…Pero si no hacen caso de estas advertencias, este palacio quedará convertido en ruinas. Yo, HaShem, lo afirmo.”»
En el siguiente profundo texto Yirmiyahu se dirige al Rey Yoyaquín y a los ricos, y denuncia dos cosas: primero, como éstos se abusaban de los judíos pobres, y segundo el excesivo materialismo que practicaban. Es muy interesante observar como Yirmiyahu no critica el confort en sí, no aboga por un voto de pobreza, pero indica que el confort material no debe ser un objetivo en sí, que reemplace las aspiraciones espirituales.
Capitulo 22:13-17 “¡Ay de ti, que a base de maldad e injusticias, construyes tu mansión y tus altos edificios. Haces trabajar a los demás sin pagarles sus salarios…dices: “Voy a construirme un gran palacio, con amplias salas en el piso superior.” Y le abres ventanas, recubres de cedro sus paredes y lo pintas de rojo… ¿Piensas que ser rey consiste en vivir rodeado de cedro? Tus ancestros disfrutaban de una vida [con confort]; pero [también] actuaban con justicia y rectitud, y les fue bien… defendían los derechos de los pobres y oprimidos… eso es lo que se llama conocerMe, así Yo, HaShem, lo afirmo… pero tú sólo te preocupas por las ganancias mal habidas; dejas morir al inocente, y oprimes y explotas a tu pueblo.”
Continuará…



RESUMEN DE LA PARASHA DEBARIM

Moshé se dirige al pueblo de Israel, la nueva generación de israelitas que está a punto de ingresar a la tierra de Israel, en un extenso discurso que comienza recordando los eventos que ocurrieron desde la salida de Egipto, 40 años atrás, hasta el presente.

Moshé también menciona la designación de líderes y jueces para ayudarlo a guiar al pueblo. Esta medida sería tomada luego como el ejemplo de cómo organizar el sistema judicial en el pueblo de Israel.

Moshé relata lo acontecido con los espías y cómo estos individuos desalentaron al pueblo judío y generaron una crisis que impidió a esa generación, con la excepción de Yehoshua y Caleb, ingresar a la tierra Prometida. Esta grave crisis provocó que el pueblo de Israel tuviera que deambular 40 años en el desierto.

Dios le dice a Moshé que ya habían estado en esa región montañosa el tiempo suficiente y que ahora finalmente deben dirigirse hacia la tierra prometida.

Dios instruye al pueblo a no enfrentarse con los descendientes de Esav, la nación de Se’ir, y no provocarlos. Además, les ordena que compren de ellos, y no tomen por la fuerza, la comida y el agua que necesiten, ya que Dios no les concederá ninguna parte de la tierra de Se’ir. Dios también le indicó a Moshé que no hostiguen ni provoquen a los Moabitas y Amonitas, ya que Dios ha otorgado su tierra como posesión a los descendientes de Lot.

El pueblo de Israel pasó 38 años viajando desde Kadesh-Barnea hasta cruzar el río Zared, y toda la generación anterior pereció en el desierto, tal como Dios lo había indicado.

Moshé envía mensajeros al rey Sijón ofreciéndole la paz y pidiéndole permiso para pasar por su tierra. Pero Sijón se negó a dejar pasar a los israelitas.El pueblo judío se enfrenta a Sijón, el emorita, rey de Jeshbón, y ocupan su tierra. La Torá entonces detalla la conquista de las tierras de Sijón y Og, en el lado oriental del río Jordán. Estas tierras serán adjudicadas a las tribus de Ruben, Gad y una parte de la tribu de Menashé