El costo de humanizar a Hamás

El PELIGRO DE LAS PROYECCIONES POSITIVAS

En 1944, un prisionero escapó de Auschwitz y llegó a Budapest, Hungría, donde solicitó hablar con sus hermanos judíos. La comunidad se reunió, y todos se congregaron para escucharlo. El hombre compartió lo que había vivido y les dijo: «No nos llevan allí para trabajar. Nos llevan para matarnos en cámaras de gas: están matando a nuestros ancianos, mujeres e incluso niños. No se dejen engañar: Auschwitz no es un campo de trabajo, sino un campo de exterminio». La gente escuchó horrorizada. Después de que el hombre terminó su testimonio, los líderes comenzaron a debatir qué hacer con esta información. Dicen que uno de los dirigentes judíos, un hombre muy inteligente, mesurado y altamente respetado, dijo: «Estoy seguro de que los alemanes quieren nuestro dinero. Y si pueden, tomarán nuestras propiedades y posesiones. En el peor de los casos, dado que es tiempo de guerra y no tienen trabajadores, podrían obligarnos a trabajar en fábricas de armas o a producir ropa para el ejército. Pero ¿llevarnos a matar? ¡Eso es ridículo! ¿Para qué les serviría a los alemanes deportar a mi anciano padre, que no puede trabajar, o a mi hija de 5 años a Auschwitz? ¿Cómo se beneficiarían los nazis de ello? Los alemanes son muy astutos y en este momento necesitan concentrar todos sus esfuerzos en el Frente Oriental con Rusia. ¿Ustedes creen que desviarán sus recursos militares y usarán a sus soldados para encontrar y transportar a judíos ancianos y niños para ejecutarlos? Esta historia es completamente absurda».

La lógica de este líder judío era impecable. Alemania se enfrentaba al ejército ruso y necesitaba todas las fuerzas disponibles en el frente de guerra. Sin embargo, la ingenuidad y la lógica utilizada para estimar las intenciones de los nazis nos llevaron a subestimar a los Nazis y tuvieron un alto costo. Hitler decidió no enviar refuerzos militares a los alemanes que luchaban en Rusia. En cambio, entre el 15 de mayo y el 9 de julio de 1944, dirigió sus soldados a encontrar, reunir y deportar a 434,000 judíos en 147 trenes. La mayoría de ellos llegaron a Auschwitz, donde el 80 por ciento fue asesinado en cámaras de gas al llegar al campo de exterminio. Quién sabe cuántas miles de vidas judías podrían haberse salvado si no hubiéramos «humanizado» a los nazis. Si hubiéramos comprendido que hay un mal inimaginable en algunas personas. Un mal que es literalmente inconcebible para las personas decentes, más allá de la lógica o incluso en contra del interés práctico del enemigo.

LA TORÁ NOS ADVIRTIÓ SOBRE AMALEQ

Cuando salimos de Egipto, escapando hacia la libertad después de 140 años de esclavitud, fuimos atacados por Amaleq. Fue un ataque a traición sin razón, motivo ni lógica. En ese momento, nosotros los judíos no éramos capitalistas, comunistas, socialistas ni colonizadores; éramos refugiados. No teníamos dinero ni poder. Pero igual sufrimos el primer ataque antisemita.

Tampoco hubo conflictos territoriales; ¡estábamos en el desierto! El territorio de Amaleq no estaba en nuestros planes de conquista.

Amaleq es especial porque su odio hacia los judíos no depende de lo que los judíos «tenemos» o de lo que los judíos «hacemos». Amaleq odia a los judíos por lo que «somos»: el pueblo de Dios.

El odio de Amaleq es incondicional.

Es existencial.

Vale la pena señalar que este primer ataque antisemita no fue un asalto militar directo. ¿Por qué? Porque aunque no estábamos preparados para la guerra, éramos muchos, alrededor de 3 millones de personas. Amaleq sabía que no podía destruirnos. Pero eso no impidió que Amaleq nos atacara por la espalda, y saliera a matar a los ancianos, los hombres enfermos, los niños y las mujeres con sus pequeños hijos. En otras palabras, a todos aquellos que no podían seguir nuestro apresurado éxodo de Egipto y no podían defenderse.

El ataque de Amaleq no fue un conflicto militar, sino un ataque terrorista. El primero registrado en la historia bíblica. Fue un ataque dirigido a «matar a tantos judíos como fuera posible» y causar daño y dolor a nuestro pueblo.

El pueblo de Israel en ese momento aún no tenía un ejército organizado. Y Amaleq sabía que pagaría un alto precio por su acto terrorista. Pero eso tampoco los detuvo. Moshe le dijo a Yehoshúa: «Elige algunos hombres y sal a luchar, a defendernos, contra Amaleq». Y milagrosamente, pudimos derrotarlos. En ese momento, la Torá también nos advirtió de manera absolutamente dramática, asegurando que esta era la primera vez que enfrentamos a Amaleq, pero no sería la última. El párrafo bíblico, Shemot / Éxodo 17:13, concluye con las palabras: מלחמה לה’ בעמלק מדור דור. La guerra que el pueblo de Dios debe librar contra, las «fuerzas del mal» de, Amaleq será «MIDDOR DOR», lo que significa, por las generaciones futuras…

¿QUIÉNES SON PEORES, HAMÁS O LOS NAZIS?

Lo que sucedió el Shabbat pasado, ese fatídico 7 de octubre por la mañana, en el sur de Israel, fue un ataque de Amaleq, que cambia constantemente de nombre: Adriano, Hitler, Arafat, Hamán o Hamás, pero nunca pierde su intención asesina y su obsesión por matar judíos. Lo que caracteriza a Amaleq, desde el principio, es que su odio hacia los judíos es completamente irracional. Pero en el caso de Hamás, el odio también es suicida.

Un terrorista palestino que fue capturado e interrogado este sábado después del ataque confesó, entre otras cosas, que los líderes de Hamás enviaron a más de mil de sus jóvenes «a morir». Sabían que la mayoría de ellos no regresarían vivos a Gaza. En este sentido, y escribo esto temblando, Hamás es peor que los nazis porque no les importa sacrificar sus propias vidas o las vidas de sus hijos para matar a un judío, incluso matar a bebés.

Durante mucho tiempo nos dejamos engañar y humanizamos a Hamás. Muchos líderes judíos y políticos en Israel y Estados Unidos cometieron el pecado capital de la ingenuidad. Pensaron que el enemigo piensa como nosotros. Que los palestinos en Gaza desean prosperidad, oportunidades de trabajo, un buen sistema de atención médica y educación para criar a sus hijos en paz. Y que si los dejamos en paz, nos dejarán en paz. שקט יענה בשקט Hay un nombre para este grave pecado: «proyección positiva». Eso es cuando uno proyecta sus propios ideales y aspiraciones sobre un enemigo que proviene de una cultura medieval, barbárica y suicida.

Nos negamos a creer lo que claramente establece la Carta Fundacional de Hamas: que el objetivo explícito de Hamas no es la paz, sino la victoria a través del Yihad, es decir, la eliminación del estado de Israel, un judío tras otro.

Olvidamos que el odio de Amaleq hacia los judíos supera el amor de Amaleq por su propio pueblo o incluso por sus propios hijos, a quienes no dudan en utilizar como escudos humanos.

Nos negamos a abrir los ojos y ver esos videos que muestran a los maestros palestinos en las escuelas de Gaza enseñando a sus estudiantes el ideal de ser mártires (muyahidines) y tener como objetivo de su vida «morir» mientras matan a un judío. Esta fue la «educación» que estos monstruos barbáricos recibieron en sus escuelas 15 o 20 años atrás, y los que condujo a realizar las atrocidades del 7 de octubre. ¿Hasta cuándo mantendremos nuestros ojos cerrados?

Y, sobre todo, NO hicimos caso a la advertencia singular que la Torá nos dijo hace 3,500 años y que nuestros rabinos establecieron como la única lectura bíblicamente obligatoria (mideoraita) de la Torá.

DEUTERONOMIO Capítulo 25.

17.»Recuerda lo que Amaleq hizo contigo cuando salías de Egipto.

18. [Amaleq] te emboscó en el camino y te atacó por detrás, apuntando a los más débiles, cuando estábamos cansados y exhaustos. Amaleq no temió a tu Dios, aunque habían oído lo que tu Dios hizo en Egipto con Faraón y tus enemigos.

19. Por lo tanto, cuando estés en tu tierra y hayas eliminado a los enemigos que te rodean, [no bajes la guardia] y elimina todo rastro de Amaleq de debajo de los cielos. NO LO OLVIDES.»

Lamentablemente, la convivencia pacífica con Amaleq en nuestro vecindario es imposible. Debemos mantenernos siempre vigilantes, ya que no podemos creer en treguas o promesas de paz.

Israel nunca puede bajar la guardia.

Nunca más puede dejarle la puerta abierta a Amaleq.

La opción es: ellos o nosotros.

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Una niña de tercer grado me preguntó ayer: «¿Cómo es posible que HaShem permitiera lo que sucedió en Otef Gaza?» Instintivamente cubrí mi rostro con mis manos y le dije: «Necesitas un rabino más sabio que yo para responder a eso».

Pero quiero compartir contigo una reflexión, una idea que nuestros rabinos expresaron hace casi 2000 años, cuando se hicieron una pregunta similar.

Cuando el ejército romano derrotó y masacró a los valientes soldados judíos, entró en Jerusalem, tomó más de un millón de prisioneros de guerra y destruyó el Templo. Se preguntaron ¿Qué pasó? ¿Cómo pudo ser que Dios, el protector de Israel, no interviniera para evitarlo? La respuesta que dieron los Sabios fue breve y decisiva: «Sinat Jinam» – Odio gratuito, sin fundamento, entre hermanos judíos.

Nuestros rabinos estaban expresando una idea muy poderosa: DIOS ESTÁ CON ISRAEL CUANDO ISRAEL ESTÁ UNIDO. PERO CUANDO NOS PELEAMOS ENTRE NOSOTROS, CUANDO ESTAMOS DIVIDIDOS, SU PROTECCIÓN NOS ABANDONA. La Torá llama a esto HESTER PANIM, es decir: que Dios, metafóricamente «deja de mirar», deja de intervenir en nuestro favor y quedamos a merced del enemigo.

En los últimos 9 meses ocurrieron eventos muy graves en Israel, que hoy todos queremos olvidar. No estoy seguro de que todos los lectores estén al tanto, pero intentaré resumir lo que sucedió de la manera más precisa posible. Los detalles se pueden verificar en diarios y redes sociales en hebreo.

Poco después de que asumiera el cargo, comenzaron las manifestaciones contra el nuevo gobierno de Israel elegido democráticamente. Especialmente en Tel Aviv, donde participaron cientos de miles de personas. La razón inicial citada fue la oposición a las reformas judiciales propuestas por el gobierno. Y a pesar de la disposición del gobierno de suavizar estas reformas, estas protestas gradualmente se intensificaron. Miles de soldados o veteranos que se oponían al gobierno de Netanyahu firmaron declaraciones diciendo que ya no servirían más en el ejército. Dijeron que aún «si hubiera soldados enemigos en la frontera siria», no se presentarían a luchar. Se argumentó que estas protestas debilitaban al ejército israelí, que la deserción se sentiría y que alentaría a nuestros enemigos. Sin embargo, estos argumentos no fueron escuchados. Esta deserción fue sin precedentes en la historia de Israel moderno.

Luego, la situación continuó escalando a nivel social. Ya no se trataba solo de la reformas judicial. Surgió una división significativa dentro del pueblo entre aquellos de izquierda y de derecha. Recuerdo con lágrimas en los ojos un video en el que una mujer en Tel Aviv dijo lo peor que había escuchado a un judío decir: «Ustedes so son mis hermanos». En los últimos días, las cosas empeoraron. Un famoso profesor universitario (A.K), uno de los líderes ideológicos detrás de toda esta agitación, declaró que los judíos tradicionalistas, religiosos o de derecha deberían ser considerados como «el enemigo». Algunos revivieron la idea de dividir el país: uno para los judíos seculares de tendencia izquierdista, «Medinat Israel», y otro para el resto del país, «Medinat Yehudá», que son casi dos tercios de la población judía de Israel.

En las últimas semanas hubo otra ola de escalada de violencia social (verbal), esta vez contra judíos religiosos. Demonizaron a los judíos que viven en Judea y Samaria. Los culparon, sugiriendo que por culpa de esos colonos no tenemos paz con los palestinos… En programas de televisión, se llamó repetidas veces a los judíos más religiosos (Jaredim) «parásitos». Hay videos horribles que muestran a judíos religiosos siendo insultados y agredidos por otros judíos en autobuses o en las calles, al mejor estilo antisemita. Otro video muestra a judíos invitando a los judíos religiosos a abandonar «Tel Aviv».

Y luego, hace poco más de dos semanas, tocamos fondo este pasado Yom Kippur. Un grupo de manifestantes judíos, ¡sí! tengo que aclarar que eran judíos, interrumpieron el servicio de Kol Nidre, el momento más sagrado de Yom Kippur, que es un llamado a la UNIDAD entre el pueblo, independientemente de su nivel de observancia religiosa.

Y hay más. Después de los terribles eventos en Yom Kippur, cientos de miles de judíos tradicionales y religiosos planeaban ir a Tel Aviv para celebrar Hakafot Shniyot y bailar con la Tora. ¿Cuándo? En la noche del sábado 7 de octubre. El sector izquierdista de Israel también planeaba una contra- protesta masiva paralela a las Hakafor Sheniyot.

Nadie sabe qué hubiera pasado si estas dos mega manifestaciones se hubieran «encontrado una frente a la otra » ese sábado a la noche…

Durante meses, en Israel, se habló de una posible guerra civil (מלחמת אחים), como en los tiempos de los griegos cuando los Jashmonaim lucharon contra los judíos helenizados y se derramó sangre judía en ambos lados.

Nadie imaginó que, lejos de bailar con la Torá –o protestar contra la Torá– ese Motsaé Shabbat sería muy diferente y cambiaría para siempre la sociedad israelí…

Una vez que se escucharon las noticias de la salvaje masacre de Hamas, TODAS LAS DIVISIONES ENTRE LOS ISRAELÍES DESAPARECIERON.

No se escuchó ni una sola palabra (creo) de un judío contra otro judío.

De repente, la deserción del ejército se convirtió en un reclutamiento históricamente sin precedentes : ¡130%! Esto significa que israelíes que no estaban formalmente obligados a servir en el ejército se ofrecieron como voluntarios para luchar. Las diferencias religiosas desaparecieron. Es como si, en Israel, no hubiera judíos no religiosos cuando estamos en guerra.

Los judíos Jaridim ayudan en las tareas civiles: recolección de alimentos, custodia de la retaguardia y realización de una de las tareas más aterradoras en la guerra, especialmente en esta brutal masacre: identificar cadáveres, reunir las partes de cuerpos desmembrados o quemados por los asesinos de Hamas para darles un entierro judío adecuado.

Ahora, y espero que B»H por mucho tiempo, estamos unidos.

Hay otra vez cientos de miles de judíos en las calles de Tel Aviv y Jerusalem: pero esta vez, están esperando su turno para donar sangre.

El Shabbat 7 de Octubre nos despertamos «brutalmente» y una vez más nos dimos cuenta de quiénes somos, y quiénes son nuestros verdaderos enemigos…

Increíblemente, irónicamente y LAMENTABLEMENTE, se necesitó una tragedia de proporciones colosales, un trauma nacional, para hacer un reset de nuestras mentes y corazones, unirnos y evitar una posible guerra civil entre judíos.

Espero y rezo a HaShem para que nos inspire y guíe para permanecer unidos durante tiempos de prosperidad, felicidad y paz. Amén.




Israel vs Amaleq

Las lecciones que Israel y los Yehudim debemos aprender para el futuro.

El paradigma que Israel está obligado a cambiar para sobrevivir en medio Oriente .




Noaj y el miedo a la muerte

¿Qué causó el diluvio universal? ¿Un meteorito? ¿Un evento de cambio climático? La Tora no es un libro común. Es un libro divino. Y como tal, exige una lectura poco convencional. Este tipo de lectura implica, entre otras cosas, leer los silencios del texto, leer entre las líneas y, sobre todo, saber que no hay nada superfluo en una obra Divina.
En el quinto capítulo de Bereshit (Génesis) en la Parashá de la semana pasada, leemos la primera genealogía humana: una lista aparentemente innecesaria de los años que vivió cada uno de los descendientes de Adam, el primer hombre. La Torá menciona nueve generaciones: Adam, Seth, Enosh, Kenan, Mahalalel, Yared, Janoj, Metushelaj y Lemej, el padre de Noé. Todos vivieron una larga vida. El récord de longevidad (hasta ahora …) es el de Metushelaj, que vivió 969 años.
De cualquier manera, la pregunta sigue allí: más allá de satisfacer nuestra curiosidad, ¿qué nos enseña este registro civil de edades pre-diluvianas? ¿Por qué necesitamos tantos detalles sobre la edad de los primeros humanos?
Si observamos con atención, descubriremos algo maravilloso.

¿POR QUE MURIO ADAM?

En el año 930, contando desde la Creación, tuvo lugar un hecho extraordinario. Adam, el primer hombre, finalmente murió. Los hombres, los miles o cientos de miles de descendientes de Adán, ya sabían que se podía “matar” a un ser humano, como sucedió con Abel. Pero ahora, por primera vez, se enfrentaban a la muerte «natural». HaShem ya le había dicho a Adán que no vivirá para siempre. Pero esa advertencia tardó más de nueve siglos en materializarse. Tiempo suficiente para que los humanos se olvidasen de la mortalidad. Adam, Set, Enosh, etc., dada su avanzada edad, fueron vistos como inmortales. La muerte natural de Adam fue un evento sin precedentes y provocó un estado de conmoción y pánico. Lo único que podía aliviar este miedo, el terrible miedo a la muerte, era asumir que la mortalidad solo afectaría a Adam por haber desobedecido a Dios al comer del fruto prohibido.

Pero en 987 (¡tienes que calcular los años tú mismo a partir del texto, porque esta fecha no está explícita en la Torá!) se registra la segunda muerte natural: Janoj muere a la relativamente temprana edad de 365 años … Esta segunda muerte ya no se podía atribuir a la desobediencia. La Tora declara explícitamente que Janoj era un hombre justo, que caminó por el Sendero Divino (Gén. 5:24) … La muerte de Janoj fue un evento devastador. La Torá lo describe con palabras que parecen reflejar la sorpresa y el terror generalizados de los humanos de esa generación, enfrentados a un evento que no entendían muy bien. “Fallecer” de muerte natural era algo tan novedoso que los hombres aún no podían definirlo con palabras convencionales. El texto, por lo tanto, no dice que Janoj «murió», sino que lo dice con la misma inocencia que un niño describe la muerte, «y Janoj ya no está… porque Dios se lo llevó». La tercera muerte natural fue la de Set, el hijo de Adam. Esto sucedió en el año 1042. Ahora la muerte era un hecho confirmado. Y estaba allí para quedarse.

EL FIN DEL MUNDO

La reacción de la humanidad ante la inevitabilidad de la muerte no fue muy positiva… La conciencia de la mortalidad provocó un pánico que reveló lo peor del ser humano. Tal como se ve en esas situaciones de Hollywood en las que los humanos reaccionan con violencia y desesperación al enterarse de la inminente caída de un meteorito que destruirá la tierra… cuando los hombres comprendieron que iban a morir, se dedicaron a satisfacer sus bajos instintos, recurriendo la violencia. Se concentraron en sobrevivir y matar al otro para quitarle too lo que se pueda. Como dijo Yesha’ayahu (22:13), citando describió la filosofía de los hombres materialistas: “Comamos y bebamos [tanto como podamos], ya que mañana [de todos modos] vamos a morir».

Una frase del texto de la Torá revela algo sobre esa nueva condición humana: “Y los hombres poderosos vieron a las mujeres [de otras familias, tribus. etc.] y se las llevaron [por la fuerza] …». Nuestros rabinos agregaron que la generación anterior al diluvio no solo fue culpable de asesinato y violencia sexual, sino también de corrupción, opresión de los débiles y un rechazo total a la ley el orden. En esa situación, HaShem decide dos cosas: 1. Acortar la vida humana. Algo que como veremos sucederá de forma paulatina. Diez generaciones después de Noé, la vida útil alcanza apenas 150 a 200 años, y en las generaciones posteriores continúa disminuyendo. Una vida más corta podría ayudar a la humanidad a tomar una mejor conciencia sobre la mortalidad y la necesidad de vivir una vida con propósito. 2. Dios también trae el diluvio, para hacer una especie de «reinicio» de la civilización humana con Noé y sus hijos.
Ahora entendemos que lo que provocó el diluvio no fue un meteorito ni un cambio climático: fue ese estado de anarquía, caos y corrupción de los hombres que reaccionaban violentamente al descubrimiento de su inevitable mortalidad.

Noaj, el protagonista de nuestra Parasha, nació en el año 1056. Es el primer hombre que nace en un mundo de hombres conscientes de su mortalidad. Al final del diluvio, Noé recibió el primer código de leyes. Siete reglas básicas que condenan el asesinato, el robo, la promiscuidad, etc. y ordenan el establecimiento de tribunales de justicia para evitar la anarquía y la impunidad. Todo esto traerá un nuevo clima de ley y orden.

Pero tendremos que esperar otras diez generaciones a que otro hombre, Abraham Abinu —y sus descendientes— hagan un segundo descubrimiento. 1. Aunque limitada y relativamente corta, la vida es una oportunidad que nos da HaShem para acercarnos a Él por nuestra propia voluntad y esfuerzo. 2. Que no fuimos creados por Dios para explotar al prójimo, sino para ayudarlo. 3. Y finalmente, que la mortalidad afecta el cuerpo del hombre, pero su espíritu Divino, la neshamá, sobrevive a la muerte si se la nutre adecuadamente.




Noaj y las primeras leyes Divinas.

LA GENERACION DEL DILUVIO

Cuando Dios creó al hombre le concedió la neshamá, es decir: su alma, su inteligencia, su capacidad de pensar, y elegir.  Estas facultades con las cuales el Creador dotó al ser humano fueron definidas por el texto Bíblico como “la imagen y semejanza de Dios”.  El hombre, efectivamente, no fue creado al igual que otros seres vivos que habitan el planeta.  El ser humano fue concebido como un ser sobrenatural, con la posibilidad de elegir entre el bien y el mal: o seguir los dictamines del Creador o los deseos insaciables de su terrenalidad.

Diez generaciones después de ser creado, el hombre, colectivamente,  eligió el camino del mal. La humanidad comenzó a declinar. La Torá nos cuenta que en esa generación la corrupción y la violación se habían «normalizado» . Los más fuertes abusaban de los más débiles (Génesis 6). Y la ley que imperaba era la ley de la selva: la supervivencia del más fuerte. El hombre se degradó, sacrificó su imagen Divina y se transformó en un animal dedicado a satisfacer sus instintos naturales. A esta generación se la conoce como Dor haMabbul, la generación (corrupta) que mereció ser borrada de la faz de la tierra con el Diluvio.  

Pero el diluvio no sería el final de la humanidad. Un hombre llamado Noaj (Noé) resultó ser la excepción a la regla. Noaj era un individuo que en relación con el resto del mundo (o a pesar de la corrupción generalizada, según otra opinión)  se comportaba con integridad, y vivía consciente de la existencia de Dios, algo que ya había pasado de moda para el resto de los hombres. 

Dios salva a Noaj para darle otra oportunidad a la humanidad.  Noaj construye el arca y él, su esposa, sus tres hijos y sus esposas –un total de 8 personas–  sobreviven el devastador diluvio.

LA PRIMERA LEY

Al descender del arca, Noaj construye un altar y ofrece sacrificios a Dios en una claro gesto de gratitud por haberle salvado la vida.    Dios bendice a Noaj, le insta a reproducirse y repoblar la tierra, y le presenta un código que contiene dos leyes.  La primera ley tiene que ver con los animales. Dios autoriza a Noaj y a sus hijos a comer carne animal (Génesis 9:3). Lo cual hasta ese entonces no estaba permitido, ya que la dieta que Dios indicó a los primeros humanos, Adam y Eva consistía únicamente de plantas: semillas, vegetales y frutas.  Ahora Dios le permite a Noaj y a sus descendientes disponer de la vida de los animales. Sin embargo, el Creador establece un prerrequisito que deberá ser cumplido antes de consumir carne animal: no se puede mutilar a un animal vivo para consumir su carne, como hacen los depredadores carnívoros con sus presas. El hombre, antes de consumir la carne de un animal, debe sacrificarlo.

LA SEGUNDA LEY

La segunda ley que Dios le ordena a Noaj también tiene que ver con el acto de matar: el asesinato; matar a un ser humano. Esta ley está formulada de una forma muy básica y elemental. En lugar de “No Matarás” como dice en los 10 Mandamientos esta ley determina que el asesinato será castigado con la pena capital: “Si un hombre derrama la sangre de otro hombre, su sangre será derramada, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios» (Genesis 9:6).   Esta ley llega en una gran medida para evitar que se repita el estado de corrupción generalizada que la Torá denunció en Génesis 6, cuando explicó que los hombres poderosos (bené elohim) abusaban de los mas débiles (bene adam). Aquí Dios le recuerda a la humanidad que, más allá de posiciones o posesiones, todo ser humano merece ser tratado con respeto por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios.

EL PACTO ENTRE  DIOS y NOAJ

En los próximos versículos (Génesis 9:8  a 9:17) Dios establece un pacto con Noaj y sus hijos.  Por un lado, los seres humanos respetarán la vida de otros seres humanos y el derecho de un animal a una muerte digna, con un minimo sufrimiento.  El Creador, por su parte , se compromete voluntariamente a no traer un diluvio, u otro cataclismo universal que destruya a la humanidad. El arco iris será el recordatorio que la lluvia se detendrá y Dios no borrará a la humanidad de la faz de la tierra.  

Para resumir: la fórmula Divina para evitar nuevamente la corrupción de la humanidad, y su destrucción, es el establecimiento de la ley y el orden.  Estas dos leyes básicas que recién mencionamos son el principio de lo que se conoce como las Siete Leyes de Noaj.     

Aclaremos que de acuerdo a la tradición judía Dios ya le había ordenado a Adam, el primer hombre, seis leyes básicas: la prohibición del asesinato, la prohibición de la idolatra, de la blasfemia, del robo y del incesto, y la obligación de establecer un mecanismo de justicia.

En los tiempos de Noaj Dios: 1. Las estableció como un pacto con la humanidad. 2. Determinó la pena de muerte por el asesinato. 3. Agregó la ley que prohibe el consumo de un animal mutilado.    

Las Siete Leyes de los hijos de Noaj constituyen el primer código Bíblico de Ley Divina, que Dios concibió para toda la humanidad. 




Siete Preceptos de Bené Noaj: (#1) ¿Qué es la idolatría?

De acuerdo a la tradición judía, Dios le ordenó a Adam haRishón (Adán, el primer humano) seis leyes. Estas leyes consisten en 5 prohibiciones y 1 mandamiento positivo: 1. Prohibición de idolatría. 2. Blasfemia (maldecir el nombre divino). 3. Asesinato. 4. Robo y 5. Relaciones sexuales ilícitas.También le ordenó 6. Establecer tribunales de justicia para que hagan mantener estas leyes.
En los tiempos de Noaj estas leyes fueron ratificadas en un pacto y se agregó una prohibición más: 7. No comer la carne de un animal, cuando este aún no ha sido sacrificado (Maimónides, Mishné Torá, Hiljot Melajim, capitulo 9).
A estos preceptos se los conoce como los 7 preceptos de los hijos de Noaj.
En su libro “Israel y la Humanidad” el rab Benamozegh explica el origen de cada uno de estos mandamientos en los primeros tiempos de la humanidad y su extensión.
Como veremos a continuación en algunos casos estos mandamientos son más estrictos que sus paralelos para el pueblo judío, y en otros casos, más leves.
1. ABODÁ ZARÁ (Idolatría):
La prohibición de idolatría es el primero de estos siete mandamientos. El no-judío que quiere observar los siete preceptos de Bené Noaj debe reconocer la existencia de un solo Dios.
Siguiendo la opinión de algunos Rabinos, el Rab Benamozegh explica que en el judaísmo la prohibición de idolatría es más estricta que para los no judíos. Esto es, que para los judíos, por ejemplo, no debe existir ningún tipo de atribución de poder metafísico a cualquier ente que no sea Dios, por ejemplo, ángeles o santos y especialmente en cuanto al culto, (rezo). Un ejemplo, con mis propias palabras: los judíos no creemos en el poder independiente de un angel o un santo. Tampoco podemos rezarle a “los poderes imaginarios” de un ángel, para que este nos ayude, para que realice un milagro, o incluso para que le rece a Dios por nosotros. Esto está terminantemente prohibido, aunque uno reconozca que en realidad sólo cree en Dios, y que sólo Él es Todopoderoso. Lo mismo ocurriría si un judío le rezara al espíritu de un individuo fallecido, como si se tratara del concepto no-judío de “un santo”, para que lo ayude, para que lo cure o para cualquier otra necesidad. Debemos servir y rezar EXCLUSIVAMENTE a Dios.
Aclaremos para que no haya ninguna confusion que a los judíos SI nos está permitido rezarle a Dios en mérito (zejut) a las buenas acciones realizadas por una persona ya fallecida. De hecho todos los días le pedimos a HaShem que nos ayude y nos proteja en mérito a nuestros patriarcas Abraham, Itzjaq y Ya’aqob. También está permitido pedirle a otra persona, especialmente alguien que lleva una vida moral irreprochable, (como el caso de Abbá Jilquiyá en la Guemará) que rece por nosotros. Una vez más, lo que está terminantemente prohibido es rezarle a un angel, a un muerto o a su espíritu, por más “santo” que este individuo haya sido. En las notas y comentarios al texto del Rab Benamozegh se cita el caso de Moshé Rabenu (Moisés), explicando que el lugar de su tumba no fue revelado por la Torá para evitar que los judíos, por ignorancia, se acerquen a la tumba de Moisés para rezarle a su espíritu, como hacen otras religiones con sus santos.
De acuerdo al Rab Benamozegh, el culto a un angel o a un santo, no estaría incluido para el no-judío en la prohibición de idolatría (o no estaría condenado con la pena capital, de acuerdo a otras interpretaciones) mientras sirva a Dios y lo reconozca a Él como único y supremo.
En base a esta diferenciación entre la postura menos estricta de la Torá respecto a lo que califica como idolatría para la sociedad no-judía, varios rabinos a través de la historia, opinaron, por ejemplo, si la doctrina de la trinidad constituye (Maimónides, Benamozegh, etc.) o no un constituye un tipo de idolatría (Tosafot, Rabbi Moshe Isserlis, etc.). Este tema se lo conoce como shituf (lit. asociación) , es decir, la creencia no-judía de que existen otros entes que tienen poderes divinos.



BERESHIT: La verdadera humildad

La Parashá de la semana pasada, Bereshit, relata entre otras cosas, la creación del mundo, la creación de la vida y la creación del hombre. Es en este último acto de creación que surge una pregunta sobre la expresión que la Torá usa para describir el propósito Divino. El pasuq (versículo) en Bereshit (Génesis) 1:26 dice: «Y dijo Dios, hagamos un hombre….». Y la obvia pregunta es: ¿por qué el plural «hagamos»? ¿A quién le estaba hablando Di-s cuando dijo «hagamos»? A simple vista resulta incomprensible que en el mismo libro donde se dice «Escucha Israel, el Eterno nuestro Dios es UNO» también diga «hagamos», como si jas veshalom, hubiera más que UN solo Di-s.
Los Sabios del Talmud (jazal) ofrecieron varias respuestas a este enigma. Yo conozco 4 explicaciones, que por cierto son complementarias unas de otras. Hoy voy a presentar 2 de ellas. 
1. PLURAL MAJESTUOSO: 
La explicación más simple (peshat) es que este plural no cumple la función regular del plural. Es una forma especial del discurso, Divino o humano, que se llama plural majestuoso o mayestático. Y significa que a veces el pronombre personal de primera persona singular (Yo) se emplea en plural (Nosotros o Nos)en vez del singular para expresar formalidad, autoridad, etc.  Un presidente puede decir: «»Estamos muy orgullosos de la actitud de nuestro pueblo…». Un Rey en la edad media iniciaba, o firmaba, sus documentos diciendo: «Nosotros, Carlos,…».  . Tenemos varios casos similares en la Torá, como por ejemplo, adoné yosef (al amo de Yosef, cuando este era esclavo en Egipto, se lo llama en plural: Los amos de Yosef).  Esta es la primera explicación de «hagamos». 
2. ¿QUE ES HUMILDAD? 
El Midrash interpreta este plural de una forma distinta. Los Sabios dijeron que el Creador, antes de crear al hombre, buscó el consentimiento de los ángeles.   En realidad, implica este Midrash, HaShem no necesitaba la anuencia de los ángeles para proceder con su plan de Creación.  ¿Por qué entonces participar a otros ser, inferiores a Di-s, del plan de la Creación del hombre? 
La humildad, en muchas religiones y culturas, se entiende como el respeto que el inferior le debe a su superior.  La humildad, así entendida, es el respeto que el siervo le debe al patrón, el empleado a su empleador, el feligrés al clérigo, etc.  Comportarse con humildad es casi sinónimo de ciega obediencia, humillarse, desaparecer, ante aquel que está por encima de uno. La Torá, dicen nuestros Sabios, nos enseña que la humildad no es la obligación del que ya es humilde. La humildad es la obligación de aquel que está más arriba, de aquel que ejerce el poder, o tiene más autoridad. El Todopoderoso se aconsejó con los ángeles, los hizo partícipes de Su decisión, para enseñarnos que la humildad es el respeto que el «superior» le debe al «inferior», que el patrón debe tener hacia sus empleados. Para indicarnos que, si alguna vez estamos en una posición de autoridad y pensamos que ya no necesitamos del consejo de nadie, nos acordemos que HaShem participó de su decisión a los ángeles, aunque podía no haberlo hecho. Aunque no necesitaba de su consejo, anuencia u opinión. La Torá nos enseñó con una simple palabrita en plural, que ser humilde significa, en primer lugar, respetar a los que están bajo nuestro comando. En el judaísmo, cuando más alto es el poder o la posición que ostentamos, mayor es nuestra obligación de comportarnos con humildad. 



CONTÁMELO OTRA VEZ: ¿Qué creó Dios el Cuarto Día?

Luego de escribir mi primer libro, “Creacion”, que trata acerca de los 3 primeros versículos bíblicos que narran la creación de nuestro planeta, comencé mi nuevo libro acerca de lo que Dios creo en el Quinto Día: los primeros animales, incluyendo los dinosaurios (de aquí el nombre de mi nuevo libro “Dinosaurios en la Biblia” , que todavía no he publicado en español).   

En las próximas lineas voy a compartir con los lectores de Halajá of the Day un texto de la introducción de mi nuevo libro. En esta introducción describo brevemente el proceso de creación que, increíblemente, es totalmente discernible  para el hombre y el pensamiento contemporáneo. Elegí compartir el tema del Cuarto Día de la creación, porque creo que es el menos entendido.  En el jardín de infantes nos enseñan que en el Cuarto Día Dios “creó” el sol, la luna y las estrellas. Pero esta idea tan popular no sigue la opinión de la gran mayoría de los Sabios judíos, especialmente aquellos como Rashí, o Radaq que se especializan en la parte textual y gramatical (peshat), es decir, en la interpretación no-mística de la Torá. 

Aparte, sería un gran desafío intelectual suponer que las plantas creadas  en el Tercer Día pudieron existir sin la luz solar, o que al atmósfera terrestre creada el Segundo Día, no dependía del sol. O incluso que la transición día / noche del Primer Día no se produjo a través del sol. Hoy sabemos que la existencia de un planeta depende de la estella alrededor de la cual orbita, y que todos los planetas que conocemos existen, obviamente, dentro de un sistema solar.  

En las siguientes lineas este tema va a quedar aclarado. Aunque estoy seguro que  muchos lectores se van a sorprender porque será la primera vez que lean esto.  Me tengo que disculpar porque el texto que voy a copiar es un poco más extenso que de costumbre, pero espero que los ayude a comprender mejor el texto de la Creación y apreciar que cuando más entendemos la ciencia, más admiramos la exquisita precisión de nuestra Torá.     

Génesis 1:14

Y dijo Dios (en el Cuarto Día): Que haya luMINARIAS en el firmamento CELESTE, Y Que separen el día de la noche; Y que sEan señales de lOS TIEMPOS, de los días y de los años. 

1. La tradición judía sostiene que las luminarias —es decir: el sol y la luna y los planetas de nuestro sistema solar—no fueron creadas en el Cuarto Día, sino en el Primer Día de la Creación. Para ser más precisos, Dios creó el sol, la luna y el universo durante el primer acto de Creación (Genesis 1:1) . El Cuarto Día, entonces, Dios estableció el posicionamiento definitivo del Sol y la Luna en sus respectivas órbitas celestiales (requia’ hashamayim).  Este detalle no puede ser visto como algo menor. Los científicos modernos insisten en que la temperatura de nuestro planeta, que permite la existencia del agua de los océanos en estado líquido; o el ciclo evaporación / precipitación que produce el agua dulce, etc., depende de la exquisitamente precisa distancia entre nuestro planeta y el sol.  Nuestro versículo dice: «Que haya luminarias en la expansión de los cielos”, pero en realidad debe ser entendido de esta manera:  “que ‘estén’ ,’que se ubiquen’ las luminarias en [su preciso lugar en] la expansión de los cielos”.  La orden Divina no se refiere a la aparición de la luminarias sino a su reubicación ”en la expansión de los cielos”, es decir, en su órbita celeste definitiva. Esta es la opinión de la mayoría de los rabinos del Talmud. De acuerdo a nuestros Sabios, entre otros Rashí (Gen. 1:14), el más famoso comentarista de la Torá, este versículo indica entonces la ubicación final y definitiva de las luminarias, (Rashí cita explícitamente la expresión de los Sabios: teliyat hameorot, “la suspensión de las luminarias” en sus respectivas órbitas) y no su creación. Uno de los elementos que nos ayuda a entender que este versículo no se refiere a la “creación “ de las luminarias es la ausencia del verbo bará, que en la Torá se usa para describir un acto de creación a partir de la nada. En este versículo, el texto Bíblico no utiliza la palabra bará sino la palabra yehí, que ya ha sido utilizada, por ejemplo, en la formación de la atmósfera (Génesis 1:6), y allí no se trataba de una creación a partir de la nada sino del establecimiento de una ley física, un mecanismo, producido a partir de algo creado previamente.  

2. Luego, nuestro texto anuncia la misión de las luminarias. Una vez ubicadas en sus órbitas definitivas, ya no se limitarán a la exclusiva tarea de determinar la transición entre el día y la noche, como lo estaban haciendo hasta ahora. Las luminarias, desde sus órbitas delicadamente calibradas, señalarán también otras unidades de tiempo más complejas, como meses, estaciones y años.  El ciclo de “la semana” (shabbat), sin embargo, es independiente de cualquier referencia astronómica y será establecido directamente por el Creador. 

Génesis 1:15

y que ACTUEN COMO LUMINARIAS DESDE el firmamento CELESTE para iluminar la tierra. Y así FUE.

Desde su nueva y cuidadosamente calculada distancia respecto a la tierra, lo que los científicos modernos llaman “la zona de habitabilidad galáctica”, la luz del sol beneficiará a los futuros habitantes de la tierra; los seres vivos que necesitan una temperatura ambiente muy específica y medida.  El astro rey tendrá una misión especial, explícitamente mencionada en este versículo: lehair ‘al haarets, irradiar la energía y el calor necesario para la vida, desde una distancia que no cause ni demasiado calor ni demasiado frio. La temperatura media de la Tierra, 14 grados centígrados, es increíblemente estable y está dentro de un rango muy estrecho y privilegiado. Esta temperatura delicadamente balanceada no permite que los océanos se congelen como ocurriría si la tierra tuviera la temperatura de Marte o Jupiter; ni que se evaporen, como ocurriría en el caso de Venus o Mercurio. El agua de los océanos terrestres podrá permanecer en un estado líquido estable y el sistema climático seguirá produciendo lluvia en la medida necesaria, gracias a la temperatura, exquisitamente sintonizada por el Creador, que resulta del posicionamiento definitivo de la tierra respecto del sol y también de la luna.  Esta es la zona de habitabilidad necesaria para que aparezca en el Quinto Día este fenómeno tan delicado y frágil que se llamará “vida”.  

Génesis 1:16

Y Dios hizo lAs dos grandes LUMINARIAS. LA LUMINARIA mayor para gobernar DURANTE el día, y LA LUMINARIA  menor para gobernar DURANTE la noche. Y las estrellas.

…La luna, es 400 veces más pequeña que el sol, pero está exactamente 400 veces más cerca de la tierra que el sol. Y se ubica a una distancia muy precisa con respecto a la Tierra, desde la cual ejerce la suficiente gravedad para mantener a nuestro planeta alineado en la zona habitable, manteniendo la inclinación del eje de la Tierra y la órbita elíptica que produce las cuatro estaciones y las mareas marítimas, que son responsables por la temperatura estable y la vida en los océanos.

Génesis 1:17

Y Dios LAS colocó en el firmamento CELESTE para alumbrar la tierra.

Los comentaristas bíblicos explicaron que las palabras, leha-ir ‘al ha-Aretz, que literalmente quieren decir: “para iluminar la tierra”, debe entenderse como: “en beneficio de la Tierra”. En su comentario, Rashí analiza el texto Bíblico y sugiere entender la palabra -arets, “tierra”,  como  ‘olam “mundo”. En hebreo, como en español,  “tierra” se refiere exclusivamente al planeta, mientras que “mundo” se puede referir también a los “habitantes de la tierra”. Sifté Jajamim, un comentario sobre el comentario de Rashí, explica que la intención de Rashí fue señalar que a partir del Cuarto Día las luminarias fueron reubicadas en beneficio de los habitantes del mundo (‘olam), y no sólo en beneficio del planeta físico (erets), que no necesita una energía solar tan delicadamente balanceada.  Esta opinión es consistente con la idea de que durante el Segundo y el Tercer Día de la Creación una luz solar más potente, guiada por el Creador, operaba para modificar la superficie de nuestro planeta.  Pero a partir del Cuarto Día, el sol fue reubicado en su nueva órbita para sustentar la vida, y beneficiar directamente a los animales y a las personas que vivirán en la Tierra. Este concepto fue desarrollado por el comentarista bíblico Seforno (Italia, 1475-1550), en su explicación al versículo de Génesis 1:15:  «Ahora [el Cuarto Día] la luz con una temperatura equilibrada (or memuzag) llegará desde las luminarias en la medida adecuada para los habitantes de la tierra.”  

Para resumir: nuestro texto aparentemente reporta dos acciones que tuvieron lugar durante el Cuarto Día (Génesis 1:16 – 1:17). Pero basándonos en las palabras de los rabinos, estas dos acciones deben ser vistas como una sola acción. Génesis 1:16 y 1:17 deben entenderse como un continuo: (Gen. 1:16) «Dios hizo [=modificó de forma definitiva] al sol (Gen. 1:17), ubicándolo en reqia’ haShamayim, la distancia desde el cual irradiará una luz templada y adecuada para los habitantes de la tierra «.

Génesis 1:18

para gobernar DURANTE el día y la noche, y para separar la luz de la OSCURIDAD.

Y Dios VIO QUE era bueno.

Los pasos desde la creación de nuestro planeta hasta su ajuste para sustentar la vida fueron magistralmente ilustrados por R. Menashé Ben Israel (1604-1657). El siguiente texto se basa en sus palabras.  “El Creador es el arquitecto, el constructor y el diseñador de interiores de nuestro mundo. Su proyecto, Planeta Tierra, se asemeja a la construcción de una casa. Primero, Dios crea los materiales más básicos: el esqueleto de la casa y sus paredes (Génesis 1: 1-2). Durante el Segundo Día (Génesis 1: 6-7), Dios construye el techo y el mecanismo de plomería que garantiza un suministro permanente de agua potable a los futuros habitantes de esta casa. En el Tercer Día (Génesis 1: 9-14) el Creador construye el piso de la casa y un sofisticado sistema de bio-ingeniería para producir una reserva constante de alimentos y oxígeno: las plantas. En el Cuarto Día (Génesis 1:16-19), una vez que todo lo demás está preparado, el Creador establece el sistema eléctrico de la casa: la iluminación, el aire acondicionado y la calefacción. La casa es ahora habitable. Las paredes, el techo, el piso y todos los sistemas esenciales están en su lugar y funcionando a la perfección. Y el alimento está preparado en la mesa esperando al invitado de honor: el hombre. 

Génesis 1:19

Y FUE LA TARDE y FUE LA MAÑANA,  CUARTO DÍA

Y el Quinto Día,  Dios creó la vida.




GENESIS 1:1 El primer versículo de la Torá 

DIA CERO 

Uno de los detalles menos observados del relato de la creación es que el primer día de la creación, cronológicamente hablando,  no comienza en el primer versículo de la Torá: el DIA UNO  comienza con la aparición de la luz en el versículo 3.  ¿Por qué? Porque el DIA  está determinado por la transición día/noche.  Y la luz fue creada, por así decirlo, en el versiculo 3. 

Por lo tanto, los dos primeros versículos de la Torá corresponden al DIA CERO de la Creación.  Esta primera reflexión nos puede ayudar entre otras cosas,  a comprender mejor la complejidad del tema «tiempo». ¿Qué edad tierne la tierra, o el universo, de acuerdo al relato bíblico? Si tomamos en cuenta que el dia 1 comienza en el versiuclo 3, desde la creación del universo, versiulo 1 hasta el versiculo 3, puede haber pasado un tiempo inde=fino que poueden ser medidios (retroactivamnte) en miles de milloes de de años.

Veamos ahora otras plabras clave del primer versículo. 

BERESHIT:

Esta palabra no quiere decir “En el principio”  como se la suele traducir, sino que literalmente significa: “En el principio de….”. Pero en lugar de estar seguida por un sustantivo (En el principio del tiempo, etc.)  está seguida de un verbo, “creó”, el pretérito perfecto del verbo crear.  Lo que hace a esta palabra más compleja es que la palabra hebrea BERESHIT está también señalizada por un signo que representa una coma (el ta’am tarjá). La combinación del genitivo y una coma, algo no solo inusual sino contradictorio, me llevó a explicar que la palabra BERESHIT debería ser traducida de un modo reflexivo. Algo así como “En el  principio del….principio”. Es decir,  cuando nada más que Dios existía, ni siquiera átomos o alguna materia prima en estado caótico, como sugirió el filosofo griego Platón.  

BARA (creó):

La segunda palabra, BARA, confirma la explicación de la primera. BARA se utiliza para indicar una creación exclusivamente Divina; la creación ex-nihilo, a partir de la nada.  Hay que notar que si bien comprendemos en general las dos ideas expresadas en estas dos palabras: “En el principio…”, antes que exista la materia o el tiempo ; y “crear” traer a la existencia algo a partir de la nada, son absolutamente incomprensibles para nuestro limitado entendimiento. Este  es el aspecto esotérico o místico del relato de la creación, inalcanzable para el ser humano.  

ELOQIM (Dios):

Esta es la palabra clave de este versículo. El mensaje principal de la Torá es que el mundo no se creo solo, como un acto cuántico casual.  Dios es el Creador del Universo. Esto es fundamental porque si el mundo tiene un Creador, la creación tiene un propósito, y viceversa.

 

ET HASHAMAYIM (Los cielos): 

Maimónides explica que las palabras de la Torá no son complicadas respecto a su significado literal. La dificultad está en que el sentido semántico de la palabra cambia según el contexto en el cual ésta aparece. En el relato de la creación, la palabra shamayim, literalmente “cielos”  aparece en contextos diferentes. Generalmente se refiere a cielo visible, iluminado u oscuro. También puede referirse al sistema solar: el sol, la luna y los planetas que mantienen a la tierra en su privilegiada ubicación que permite la existencia del agua líquida. En nuestro caso, primer versículo de la Torá, el sentido de esta palabra cubre al universo de una manera exhaustiva. Con una sola excepción:  la tierra. 

VEET HAAERETS (y la tierra).

Esta palabra alude obviamente a nuestro planeta y nos ayuda a comprender mejor la extraordinaria magnitud del primer acto de creación. Por el momento se calcula que  el universo incluye más de 100 billones de galaxias. Cada galaxia contiene 100 mil millones de estrellas y cada estrella, un número indeterminado de planetas (nuestra estrella, el sol,  tiene 8 ) y cada planeta, tomando en cuenta nuestro sistema solar puede tener entre 1 y 50 satélites (lunas). 

Todo este inimaginable número de cuerpos celestes está descrito con una sola palabrita “hashamayim”:  el universo. 

Pero lo más interesante, creo es que la Torá destaca a un planeta, cuantitativamente insignificante, que tendrá el privilegio de ser acondicionado por el Creador para albergar la vida y la humanidad. 

A partir del segundo versículo “los cielos” ya no serán más modificados y la Torá se va a concentrar exclusivamente en nuestro planeta, como lo explicaremos BH más adelante. 

Para resumir: el primer versículo de la Torá describe la creación de todo el universo, toda la materia existente ¿Y qué excluye el primer acto de creación?  El planeta tierra será modificado en los próximos 4 días para finalmente albergar los dos elementos no incluidos en el primer acto de creación: la vida, QUINTO DIA,  y la inteligencia humana (nefesh, neshamá), SEXTO DIA.  




BERESHIT: La creación de la mujer

MATERIA: En el principio, Dios crea los cielos y la tierra. Es decir: la materia. (1) El microcosmos, formado por moléculas, átomos y partículas sub-atómicas, y (2), el macrocosmos: 2000 millones de galaxias, con 2000 millones de estrellas cada una, con un inestimable número de planetas alrededor de cada estrella.   Dentro de ese vastísimo universo hay un planeta único y singular: la Tierra. Un planeta donde los átomos se combinan en forma de agua líquida, y que está ubicado a una distancia muy precisa del sol: la distancia necesaria para la tierra posea una temperatura promedio de 14 grados. Lo que permite preservar el agua en estado líquido.   
VIDA: Luego, en el Quinto Día, después de haber creado la atmósfera terrestre, los océanos, los continentes, las plantas y el sistema solar, es decir, todo lo necesario para sostener la vida, HaShem crea a los seres vivos. Durante el Quinto Día HaShem crea: reptiles, aves, artrópodos, anfibios y peces. ¿Qué tienen en común todos estas criaturas? Que son ovíparos (nacen de huevos).
LENGUAJE: En el Sexto Día, HaShem crea a los mamíferos.   Ese mismo día llegamos a un tercer nivel de creación: la creación del ser humano. Una criatura que comparte muchos rasgos físicos con los demás mamíferos, pero que se distingue por un elemento que lo hace único y categóricamente diferente de los demás seres vivos: Su neshamá (alma). Para entender qué es la neshamá, en su nivel más básico, usemos la palabra «mente». 1. La capacidad de pensar, la inteligencia, la imaginación. 2. El libre albedrío: la posibilidad de elegir. De obedecer o desobedecer. De hacer el bien o el mal. De arrepentirse o pedir perdón. 3. Y un elemento más, a veces olvidado. El Targum Onquelós nos enseña que el hombre, por encima de los animales, es «ruaj memalela», un ser que puede «hablar» o pensar con palabras, o enunciarlas con sonidos, o escribirlas con signos, y combinarlas para crear oraciones y expresar ideas o emociones. Ruaj memalelá es la inteligencia lingüistica. La neshamá con la que el hombre fue dotado.
EMPATIA: La narración de la Creación sigue un orden absolutamente progresivo. Casi se podría llamar «evolutivo». Donde cada elemento creado es superior al anterior e inferior al que seguirá.  Pero, la última creación de HaShem no fue el hombre. Lo último que HaShem creó fue la mujer.  Dentro de este esquema de creación progresiva ¿qué es lo que caracteriza a la mujer? ¿qué la hace diferente del hombre? Hace 2000 años atrás los rabinos del Midrash notaron este detalle.  Y dieron una explicación, que creo que es muy convincente. Dijeron: biná yeterá nitená laishá, la mujer fue dotada con una inteligencia «superior» [presumo que habrán querido decir: superior a la del hombre]. ¿Qué quisieron decir? Los científicos modernos que estudian el cerebro humano (Simon Baron-Cohen entre muchos otros) explican algo que quizás nos ayude a comprender lo que insinuó la Torá y lo que explicaron nuestros Sabios: el cerebro femenino está estructurado de manera que NO depende exclusivamente del lenguaje (1) para expresarse y especialmente (2) para entender (descifrar) lo que otro ser humano expresa. Esto es lo que le permite a una madre entender y atender todas las necesidades de su bebé, un ser que durante dos años no se comunicará a través del lenguaje.  La mujer está capacitada para «leer» situaciones. Entender lo que otra persona siente, quiere, necesita, sufre (y hasta «piensa») sin que medien palabras. Más que inteligencia emocional yo lo llamaría inteligencia comunicativa. O como dice Baron-Cohen,empatía (superlativa!). 
Leyendo entre líneas la historia de la Creación vemos que primero HaShem crea la materia, luego la vida, luego la inteligencia semántica y por último la emocional. Desde el principio, uno puede descubrir la exquisita precisión y sofisticación de nuestra Torá. Y entender que cuanto más comprendemos el mundo a nuestro alrededor, mejor apreciamos la infinita Sabiduría del Libro de los Libros.
שבת שלום



El libro de Job y la Edad de la Tierra

Otra interesante coincidencia entre ciencia y Torá, que se relaciona con la «evolución» y la «edad» del planeta tierra, se puede ver de un texto del libro de Yiob (Job). Yiob fue un hombre bueno y honesto que sufrió la muerte accidental de todos sus hijos. El libro de Yiob, 42 capítulos, trata sobre el tema de la justicia divina y cuándo le las cosas malas le pasan a las personas buenas. Hacia el final del libro, capítulo 38, HaShem se revela a Yiob y le muestra lo poco que los seres humanos podemos saber sobre la realidad que nos rodea. Y si nuestro conocimiento escapa a la comprensión de la realidad física -material, visible y accesible-, cuánto más remoto es nuestro acceso potencial a la dimensión del Conocimiento Divino, en este caso, la administración de la Justicia Divina. Dios le demuestra a Yiob las limitaciones inescapables del conocimiento humano, y así disuade a Yiob (y al lector) de la comprensión de la Justicia Celestial. En este capítulo, que es un monólogo porque Yiob no tiene respuestas, Dios confronta a Yiob con una serie de preguntas fascinantes sobre cuestiones relacionadas con la Creación, la armonía del cosmos, el misterio de la luz, los secretos de la vida en el fondo marino y mucho, mucho más. Es en este contexto que encontramos un versículo (38:38) donde Dios desafía el conocimiento de Yiob sobre la formación de la tierra. El texto dice: «[¿Dónde estabas …] cuando [el planeta] se fusionó en una masa, y las capas de la tierra se adhirieron entre sí?» Esta última expresión [בְּצֶקֶת עָפָר לַמּוּצָק] llevó a los rabinos a afirmar (Yoma 54b) hace dos mil años que nuestro planeta está compuesto de varios estratos y no, por así decirlo, de una sola pieza. El Beur, un comentario contemporáneo sobre el Bereshit Rabbá escrito por el Rabino Abraham Shteinberger (Midrash Bereshit Raba HaMobar, Jerusalén, Makhon HaMidrash haMeboar, 1980, página 13), indica que «el hecho de que nuestro planeta haya sido creado por estratos y capas, hace que la Tierra parezca más antigua de lo que realmente es, y esa es la razón por la cual algunos hombres de ciencia suponen que deben haber transcurrido millones de años entre estrato y estrato «.

Es interesante saber que esta coincidencia entre el texto bíblico y la geología fue evidente sólo en la modernidad. Durante miles de años los científicos no sospecharon que debajo de la superficie, nuestro planeta está formado por diferentes capas. Solo mucho tiempo después el «uniformismo», un concepto desarrollado por James Hutton (1726-1797), el padre de la geología moderna, «descubrió» que el Planeta Tierra se formó paso a paso y consta de numerosas capas.

Para resumir, el texto bíblico establece que, si bien nuestro planeta fue creado por el Creador en un solo acto, fue creado compuesto por diferentes estratos, desde el centro hasta la superficie de la tierra.
Ahora bien, si un geólogo examina la composición de nuestro planeta y «descubre» sus numerosas capas, seguramente atribuirá esta composición a un proceso evolutivo que demandó millones de años.

Curiosamente, desde el punto de vista bíblico, el geólogo no está descubriendo algo que contradice a la Torá, sino algo que realmente la confirma. El único elemento en conflicto es la «interpretación» de que los estratos terrestres implican un proceso que duró millones de años. Y esta «interpretación» se basa en sacar de la ecuación un acto de Creación inicial.
Sin embargo, cuando examinamos los hechos partiendo de la premisa de un acto inicial de la Creación, el descubrimiento de los estratos de la tierra, ¡es exactamente lo que esperábamos encontrar!