2024: La celebración el año nuevo y la circuncisión

EL ORIGEN DEL AÑO NUEVO CIVIL

El año nuevo civil de 2024 comenzará esta noche a las 0:00 horas del 1 de enero. Según la tradición cristiana, el día de año nuevo celebra la circuncisión de Yeshu (Jesús). Yeshu obviamente era judío, y su familia lo circuncidó de acuerdo a las normas de la Torá al octavo día después de su nacimiento, contando desde el 25 de diciembre. Ironicamente, la práctica de la circuncisión fue anulada tempranamente en los primeros años del cristianismo.

¿Por qué?

En su libro «La historia del Cristianismo», Paul Johnson explica que muchos romanos se sentían atraídos hacia el monoteísmo y la ética judía. Pero había elementos del judaísmo que los asustaban y los alejaban de la conversión. Ejemplos: no estaban dispuestos a dejar de ganar dinero los sábados. Tampoco estaban dispuestos a sacrificar la carne de cerdo (una comida muy popular en Europa). Y les daba terror la idea de circuncidarse. Especialmente por este último motivo, no muchos romanos se convirtieron al judaísmo (cabe aclarar que los judíos, si bien aceptamos conversos, nunca los buscamos activamente). Johnson cuenta que los primeros apóstoles cristianos buscaban activamente convertir a los romanos a su nueva variante del judaísmo y se dieron cuenta de que si la adaptaban y la hacían más fácil, miles de romanos se convertirían a una «versión light» del judaísmo. Y así fue como la iglesia reformó la ley judía, permitiendo el consumo de carne de cualquier animal, reinterpretando la prohibición de trabajar los sábados y reemplazando la temida circuncisión por el cómodo bautismo. Fue irónicamente en Yerushalayim, en el concilio cristiano de Jerusalem del año 50, que la circuncisión fue definitivamente anulada. Hasta ese entonces, los primeros cristianos no eran muy diferentes de sectas de judíos disidentes, como los Tsadoquim o los Mityavnim, por ejemplo. Pero a partir de la anulación del Berit Milá, la circuncisión, que representa el primer acto de lealtad hacia el pacto de Dios con Abraham y su descendencia, el cristianismo se desprendió definitivamente del judaísmo.

LA CELEBRACION DEL AÑO NUEVO

El rabino Terumat Hadeshen (1390-1460) y el Ramá (1530-1572), ambos de Europa occidental, se refirieron al día del año nuevo cristiano como una festividad religiosa cristiana, a la que llamaron:” el octavo día de navidad” (al parecer así lo definían también los cristianos en la edad media, ver Darjé Moshé, Yoré De’á 148: 12) y la considerban aboda zará, una práctica idólatra. En ese entonces era evidente que los judíos no participaban de las “celebración” del año nuevo, porque este tenía un significado enteramente religioso, como Navidad, y principalmente porque el año nuevo implicitamnte celebra la abolición del pacto de la circuncisión, que fue obligatorio para Yeshú el judío pero no para sus seguidores.

Para los judíos que vivían en tierras cristianas, el año nuevo no era una celebración civil , como en nuestros días. Era un día no muy feliz, en el cual los discursos religiosos desde las misas de año nuevo llamaban al incremento de las persecuciones contra los judíos.

EL PAPA Y LOS JUDIOS

Para ilustrar este punto, examinaremos lo que sucedió durante el papado de Gregorio XIII (1502-1585), quien instituyó el nuevo calendario, conocido como el «calendario gregoriano,» y popularizó la celebración del año nuevo en los países católicos. Cada año nuevo, Gregorio promulgaba nuevas leyes en contra de los judíos, simbolizando la abolición de la circuncisión, el pacto fundamental del judaísmo, y su reemplazo. No es sorprendente, entonces, que para el Papa Gregorio –recordado por haber prohibido que los judíos practicaran la medicina y atendieran a pacientes cristianos — la conversión de los judíos, es decir, obligarlos a abandonar su pacto original, haya sido un tema central durante ese día.

El 1ero de enero de 1577, el Papa Gregorio XIII estableció que todos los judíos romanos, bajo pena de muerte, debían escuchar sermones acerca de la conversión al catolicismo en las sinagogas después de los servicios religiosos de los sábados. Estos discursos proselitistas eran pronunciados por judíos apóstatas que se habían convertido al cristianismo .

En el día de año nuevo de 1578, Gregorio obligó a los judíos a pagar un impuesto especial para financiar una «Casa de Conversión,» concebida con la intención de convertirlos al cristianismo.

El 1ero de enero de 1581, Gregorio ordenó a sus tropas confiscar todos los libros judíos en posesión de la comunidad judía romana.

Y esyo es solo un ejemplo.

Nuestra memoria histórica del Año Nuevo no se asocia precisamente con el modo «celebración», sino más bien con medidas opresivas y persecuciones.

EL ORIGEN DEL AÑO NUEVO JUDIO

Los judíos celebramos nuestro año nuevo el primer día del mes de Tishrí. ¿Por qué ? Porque en ese día Dios creó a Adam, el primer hombre. La creación del mundo material (el universo, nuestro planeta, la vida, etc.) se celebra todas las semanas: en Shabbat. Y una vez por año, el 1.º de Tishrí, los judíos celebramos la creación de la humanidad.  Por este mismo motivo el año nuevo judío es también conocido como Yom haDín, el día del juicio. De acuerdo a nuestros Sabios, en ese día la humanidad es juzgada, individual y colectivamente.Durante el día de Rosh haShaná se hace sonar el Shofar, la forma judía de anunciar que Dios es el Rey y la Autoridad Suprema a quien debemos obedecer sin reformar Sus leyes. Y comprometiéndonos a observar Sus mandamientos desde el momento que nacemos a través de la práctica de la circuncisión.

Rab Yosef Bittón




VAYIJI: El secreto de la educación judía

ÉXITO Y FRACASO EN LA CRIANZA DE LOS HIJOS

Nuestros sabios nunca ignoraron los pequeños y grandes errores de cálculo en algunos actos de nuestros antepasados. Especialmente cuando la Torá aún no había sido revelada, y la mayoría de sus acciones y decisiones tuvieron que ser tomadas sin instrucción Divina explícita. Y precisamente, al des-cubrir sus errores, los Sabios enfatizaron la credibilidad de la Torá, que no cree en superhéroes ni supervillanos. Y nos enseñó el concepto de evolución: en la especie judía, los hijos corrigen los errores de sus padres, y así es como evolucionamos. La lección que aprenderemos hoy proviene del rabino y educador Shimshón Rafael Hirsch (Hamburgo, hoy Alemania, 1808-1888), a quien se considera el fundador de la ortodoxia europea moderna. La idea es muy atrevida. Y puede malinterpretarse fácilmente si se lee superficialmente. Así que la explicaremos con cuidado.

El rabino Hirsch compara dos modelos de «parenting» o educación de los hijos: el modelo de Isaac y el modelo de Jacob. Isaac tuvo dos hijos, Jacob y Esav. Los dos tenían personalidades muy diferentes y opuestas. Uno de ellos, Esav, se desvió y abandonó por completo el camino de Abraham. Por otro lado, Jacob fue un éxito total: continuó el legado de Abraham, tuvo 12 hijos (y una hija), y todos siguieron su camino. La familia que Jacob formó se convirtió en el pueblo de Israel.

CUANDO LO MISMO ES DIFERENTE, Y LO DIFERENTE ES LO MISMO

Ahora, pasemos a los comentarios del rabino Hirsch. Su pregunta es: ¿por qué Isaac y Ribqá no lograron educar a Esav? ¿Qué hizo que Esav abandonara el judaísmo? ¿Acaso sus padres le dieron a Esav una educación diferente a la que le dieron a Jacob? La respuesta del rabino Hirsch es sorprendente: «La continuidad de Esav fracasó porque sus padres le dieron la misma educación que a su hermano Jacob». Con base en el Midrash que citamos abajo, el rabino Hirsch indica que Isaac y Ribqa no se dieron cuenta a tiempo de las profundas diferencias entre sus dos hijos ¡Y pensaron ingenuamente que obtendrían los mismos resultados si le brindaban a los dos la misma educación judía! No sabían que Esav necesitaba una instrucción diferente — personalizada– para continuar en el camino religioso judío. Esav necesitaba un sistema escolar–o un buen maestro- que tomara en cuenta que a Esav no le gustaban las bibliotecas ni los libros. O que tenía algún tipo de ADD, y por lo tanto precisaba una educación religiosa que contemplara sus dificultades de aprendizaje y lo ayudara a canalizar sus talentos hacia el objetivo correcto.

Cito las duras palabras del rabino Hirsch, dirigidas a nosotros, los padres:

Un padre que hace que Jacob y Esav [dos hijos de carácter diferente: Jacob era naturalmente más estudioso, mientras que Esav pasaba su tiempo cazando en el campo] se sienten en el mismo banco de la escuela y les instruye de la misma manera, seguramente arruinará a uno de ellos. [Mientras que el niño que es como] Jacob disfrutará estudiando, como alguien sediento al que se le ofrece agua de un manantial, el niño que es como Esaú solo pensará en el día en que pueda deshacerse de todos esos libros viejos… y dejar atrás el estilo de vida [religioso]…

[Isaac y Ribqá no comprendieron] que la fuerza y el coraje [para la batalla que caracterizaban a Esav] no eran menos importantes que el pensamiento y los sentimientos [que caracterizaban a Jacob]. Nosotros, los padres, necesitamos trabajar con todos nuestros hijos ,con sus diferentes talentos… para lograr el ideal colectivo de Am Yisrael. *

EVOLUCIÓN

Según este célebre Rabino, al ver el fracaso de su hermano Esav, Jacob aprendió la lección y educó a sus propios hijos teniendo en cuenta el carácter, la naturaleza, la personalidad y los TALENTOS de cada uno de ellos. Entendió que aunque son hermanos y se han criado bajo el mismo techo, puede haber diferencias significativas entre un niño y otro. Y una de nuestras misiones como padres, ¡quizás la más difícil!, es identificar en qué área en particular sobresale mi hijo o mi hija y guiarlos hacia un camino de Torá sin ignorar su personalidad, talentos y rasgos de carácter específicos.

El rabino Hirsch detecta esta actitud en las bendiciones de Jacob a sus hijos, mencionadas en la Parashá de esta semana.

“Cuando los hijos de Jacob, las futuras 12 tribus, se reunieron para recibir la bendición de su padre, Jacob visualiizó en ellos a la futura nación de Israel: vio sacerdotes y rabinos (la tribu de Levi e Issajar), pero también vio líderes políticos y gobernantes (Yehudá), vio la tribu de aquellos que, en el futuro, se convertirían en grandes comerciantes (Zebulún), la tribu que se destacaría en la agricultura (Asher), y la tribu que produciría los mejores soldados (Gad), o jueces (Dan), etc. … Los bendijo a todos, pero NO con una sola y misma bendición, sino que bendijo a cada uno de ellos con una bendición diferente [deseando que, con la ayuda de Dios, cada uno desarrolle] sus propias virtudes אִישׁ אֲשֶׁר כְּבִרְכָתוֹ בֵּרַךְ אֹתָם (מ»ט, כח) (Génesis 49:28)….Jacob sabía que el pacto de Dios con Abraham implicaba la creación de una nación completa, sana y autosuficiente. Cada individuo tiene que desempeñar un papel diferente hacia el mismo gran objetivo Divino: establecer una nación que mantenga el camino de Dios, practicando e inspirando a otros a practicar la bondad y la justicia.

CONCLUSIÓN

Si Isaac y Ribqa hubieran entendido la profundidad del alma de Esav y se hubieran preguntado qué se debe hacer para que el coraje y la energía física de Esav se canalicen hacia el servicio Divino, entonces seguramente Esav no habría terminado siendo un «cazador valiente» sino un » valiente soldado de Dios». Con sus diferentes tendencias y talentos, Jacob y Esav podrían haber sido mellizos [=socios] también en su vida espiritual y forma de vida… La espada de Esav hubiera estado al servicio de Jacob, y quién sabe cómo la historia [del pueblo de Israel] se habría desarrollado con esa fuerte sociedad entre Jacob y Esav. Pero esto no sucedió, como indica el verso ‘Y los niños crecieron’: sólo cuando los niños ‘se hicieron adultos’, [cuando ya era demasiado tarde] los padres se sorprendieron al ver que sus mellizos… ¡eran tan diferentes! y ahora, opuestos en su estilo de vida y sus acciones.

Creo que la intención del rabino Hirsch no es criticar a Yitzjaq y su esposa, sino enseñarnos esa lección de vida crítica: que como padres judíos, cuyo principal objetivo en la vida es educar a TODOS nuestros hijos para que sigan el camino de la Torá, debemos reconocer –y aceptar–sus talentos individuales y orientarlos hacia una educación religiosa que no mida a todos con la misma vara, sino que reconozca sus límites y sus dones y les ayude a encauzar sus talentos particulares hacia el mismo noble objetivo: Abodat HaShem.

MIDRASH

וַיִּגְדְּלוּ הַנְּעָרִים (בראשית כה, כז), רַבִּי לֵוִי אָמַר מָשָׁל לַהֲדַס וְעִצְבוֹנִית שֶׁהָיוּ גְּדֵלִים זֶה עַל גַּבֵּי זֶה, וְכֵיוָן שֶׁהִגְדִּילוּ וְהִפְרִיחוּ זֶה נוֹתֵן רֵיחוֹ וְזֶה חוֹחוֹ, כָּךְ כָּל י»ג שָׁנָה שְׁנֵיהֶם הוֹלְכִים לְבֵית הַסֵּפֶר וּשְׁנֵיהֶם בָּאִים מִבֵּית הַסֵּפֶר, לְאַחַר י»ג שָׁנָה זֶה הָיָה הוֹלֵךְ לְבָתֵּי מִדְרָשׁוֹת וְזֶה הָיָה הוֹלֵךְ לְבָתֵּי ע»ז 

Bereshit Rabba 63:9

TEXTOS DEL RAB HIRSCH

. המושיב את יעקב ועשו על ספסל לימודים אחד , ובאותם הרגלי החיים מחנך אותם כאחד לחיי לימוד ומחשבה – מובטח לו שאת האחד מהם הוא מקלקל . יעקב ישאב ממעיין החכמה בחפץ גובר והולך , ואילו עשו רק יצפה ליום , בו ישליך מאחורי גבו את הספרים הישנים , ויחד אתם תעודת חיים גדולה , שהכיר אותה רק באופן חד צדדי , ובדרך שמעצם טבעו הוא סולד בה . . (

כאשר נקבצו בני יעקב לשמוע את ברכת אביהם , והלה ראה בהם את שבטי ישראל שלעתיד , לא ראה רק כוהנים ומורי הוראה ; הנה עמד שם שבט הלוויה ושבט המלוכה , שבט הסוחרים , שבט האיכרים , ושבט הלוחמים ; עמד שם לנגד עיניו העם כולו , על כל סגולותיו הרבגוניות , ועל כל דרכי התפתחותו ; את כולם הוא ברך , ‘איש אשר כברכתו ברך אתם’ ( בראשית מ»ט , כח , ( איש איש בסגולותיו המיוחדות לו . כי ברית ה’ הכרותה עם אברהם , חפצה באומה בריאה , שלמה ורעננה ; מטרתה לבנות חיי עם שלמים על כל צורותיהם הרבגוניות , על מנת לכוון אותם אל התפקיד הגדול האחד : לשמור דרך ה’ לעשות צדקה ומשפט . הכוח והאומץ , לא פחות מהמחשבה והרגש , ימצאו שם את גיבוריהם העובדים לה , ‘ ובמקצועות שונים יקיימו כולם את התפקיד הגדול של הכלל . דווקא משום כך – ‘חנוך לנער על פי דרכו , ‘ חנכהו למטרה הגדולה האחת על פי דרכו המיוחדת לו , בהתאם לעתיד הצפוי לו מנטיותיו 

אילו העמיקו יצחק ורבקה לחדור לנפש עשו , אילו הקדימו לשאול את עצמם , היאך יכולים גם האומץ , הכוח והגמישות הרדומים בנפש עשו – היאך יכולים כל אלה להטות שכם לעבודת , ‘ה כי אז ‘הגיבור’ שלעתיד לא היה הופך ל’גיבור ציד , ‘ אלא ל’גיבור לפני ה’ ‘ באמת . יעקב ועשו , על כל נטיותיהם השונות , היו נשארים אחים תאומים ברוחם ובדרך חייהם ; עוד מראשית הייתה חרבו של עשו כורתת ברית עם רוחו של יעקב ; ומי יודע איזה שינוי היה צפוי לקורות הימים על ידי כך . אך לא כן היה : ‘ויגדלו הנערים , ‘ רק משגדלו הנערים והיו לגברים , הופתעו הכל לראות , כי אלה אשר מרחם אחד יצאו , ויחד נתגדלו , נתחנכו ולמדו , היו כה שונים בטבעם ומנוגדים במעשיהם 




La Sabiduría de Hamas, por Matti Friedman

Ellos entienden la guerra que están luchando. Muchos en Occidente todavía no.

28 de diciembre de 2023

JERUSALÉN — En los días posteriores a la invasión de terroristas de Hamas en Israel el 7 de octubre, desencadenando la actual guerra en Gaza, muchos creían que Hamas había cometido un error. La palabra «miscalculation» (error de cálculo) se repetía en análisis de noticias y en declaraciones de líderes israelíes. Aquí en Israel, la gente se movilizó a la acción por la masacre. Los gobiernos occidentales respondieron con shock y repulsión. Los civiles de Gaza miraban hacia una catástrofe inminente. ¡Hamas estaba en problemas ahora! ¿Qué estaban pensando?

Pero mientras escribo, casi tres meses después, con varios conocidos muertos en batalla y uno todavía retenido como rehén en Gaza, es más fácil entender lo que los líderes de Hamas estaban pensando. De hecho, vale la pena considerar la posibilidad de que no estuvieran equivocados.

En muchos sentidos, Hamas entendió el mundo mejor que nosotros los israelíes. Los hombres que cruzaron la frontera, y aquellos que los enviaron, pueden haber comprendido el estado actual de Occidente mejor que muchos occidentales. Más que nada, entendieron la guerra que estaban luchando cuando muchos de nosotros no lo hicimos, y todavía no lo hacemos.

Algunos aspectos del éxito de Hamas son fáciles de ver, como el comportamiento de la prensa occidental. Después de tratar con reporteros a través de muchas rondas de violencia desde que llegaron al poder en Gaza en 2007, Hamas entendió que la mayoría puede ser cooptada o coaccionada, y que la cobertura de Gaza se centraría de manera confiable en las bajas civiles, oscureciendo la causa de la guerra, retratando las operaciones militares de Israel como atrocidades y presionando a Israel para que deje de luchar.

Esto pudo haber parecido poco probable en los primeros días después del 7 de octubre, cuando el shock del barbarismo de Hamas era reciente. Pero sucedió, como hemos visto en una reciente oleada de historias que contienen variaciones de la afirmación de que esta guerra «es una de las peores de la historia y que la responsabilidad recae sobre Israel».

Hamas también sabía que cuando se enfrentaran a imágenes desgarradoras de muerte civil, algunos líderes occidentales eventualmente cederían y culparían a los israelíes, ayudando a Hamas a sobrevivir y atacar de nuevo otro día. Tomó unas cinco semanas antes de que esto sucediera a Emmanuel Macron de Francia («Estos bebés, estas damas, estas personas mayores son bombardeadas y asesinadas. Así que no hay razón para eso y no hay legitimidad») y a Justin Trudeau de Canadá («El mundo está presenciando este asesinato de mujeres, de niños, de bebés. Esto tiene que parar»).

Y Hamas sabía que las organizaciones internacionales que financian a Gaza, como las Naciones Unidas, habiendo cerrado mayormente los ojos ante la vasta acumulación militar de Hamas a su costa (y, en algunos casos, en su propiedad), centrarían su furia únicamente en Israel y harían lo posible para atenuar las consecuencias de las acciones de Hamas.

Todo esto muestra no un error de cálculo de Hamas, sino un admirable entendimiento de la realidad.

Entender lo que Hamas comprende de lo que está sucediendo, y nuestro propio malentendido, significa preguntar qué es la guerra de Hamas. Es esta pregunta la que nos ayudará a comenzar a resolver uno de los misterios centrales del 7 de octubre: a saber, por qué una masacre histórica de judíos, incluso antes de que comenzara la respuesta israelí, desencadenó una poderosa ola de hostilidad no hacia los atacantes, sino hacia los judíos.

En la cobertura de prensa, incluyendo innumerables artículos que escribí yo mismo en mis años trabajando para la prensa internacional, se dice que los palestinos buscan un estado independiente y liberarse del dominio israelí. La Autoridad Palestina, afiliada a Fatah, se retrata como el actor más responsable en la política palestina, pero Hamas aún aparece en el contexto de la misma historia y el mismo objetivo compartido.

Pero esto no es lo que Hamas, un acrónimo del Movimiento de Resistencia Islámica, dice sobre sí mismo. No retratan su guerra como limitada a palestinos contra israelíes, y en árabe no necesariamente usan el término «Israel» o «israelíes». Hamas se entiende explícitamente como parte de una guerra de naturaleza religiosa y de alcance global, en la que el enemigo son los judíos. En esta guerra, entienden que tienen muchos aliados en todo el mundo. Y aquí, también, está claro que tienen razón.

Las personas razonables de Occidente, del tipo de personas que crecieron en ciudades amigables bajo la Pax Americana del siglo XX, como yo, siempre tendieron a ver fragmentos de la guerra más amplia y no el cuadro completo. Podríamos haber notado una esvástica pintada con aerosol aquí, un boicot anti-Israel allí, un tiroteo en una sinagoga por un pistolero de Pensilvania, un cóctel molotov lanzado a una escuela en Montreal, la declaración impar de ex líderes de países como Francia («dominación financiera pesada de los medios y los mundos del arte y la música») y Malasia («los judíos están gobernando el mundo por poderes»). Pero la tendencia ha sido ver estos como puntos de datos no relacionados, en lugar de una ilustración del hecho perturbador de que cientos de millones de personas en todo el mundo, quizás miles de millones, creen estar en conflicto de alguna manera con los judíos.

Estos van desde gran parte de las poblaciones de países como Indonesia (donde no hay judíos, pero donde dos tercios de los encuestados estuvieron de acuerdo en que «la gente odia a los judíos por la forma en que se comportan los judíos»), hasta miembros de sindicatos británicos, socialistas en lugares como Colombia y Venezuela, nacionalistas rusos y muchos de sus enemigos jurados entre los nacionalistas ucranianos, profesores y estudiantes en la Ivy League estadounidense, ideólogos e influenciadores en China, y clérigos en mezquitas desde Saná hasta Sídney.

El ataque del 7 de octubre y sus secuelas finalmente han traído a la superficie los elementos dispares de esta lucha contra los judíos, sus participantes irrumpiendo en las calles y en las redes sociales, sugiriendo que Hamas sabía algo importante sobre el mundo que muchos de nosotros no vimos, o no quisimos ver.

Cuando yo era reportero de una agencia de noticias internacional en el momento de la toma de poder de Hamas en Gaza en 2007, descubrí que era políticamente incorrecto mencionar lo que Hamas claramente anunció en su carta fundacional de 1988: a saber, que «nuestra lucha contra los judíos es muy grande y muy seria», y que los judíos estaban «detrás de la Revolución Francesa, la revolución comunista y la mayoría de las revoluciones que hemos oído y oímos hablar, aquí y allá. Con su dinero formaron sociedades secretas, como los masones, los clubes Rotarios, los Leones y otros en diferentes partes del mundo con el propósito de sabotear sociedades y alcanzar los intereses sionistas».

Esto no sonaba como «Liberar Palestina». Pero como regla, en las raras ocasiones en que las organizaciones de noticias occidentales se sintieron obligadas a mencionar el documento, dejaron esas partes fuera.

Los ejemplos históricos del estatuto sugieren que en la guerra contra los judíos, los ideólogos de Hamas se entienden a sí mismos como operando en una amplia coalición y continuando una larga tradición. Esto es cierto. «El islam y el nacionalismo social están cerca uno del otro en la lucha contra el judaísmo», dijo Hajj Amin al-Husseini, el muftí de Jerusalén y uno de los padres del movimiento nacional palestino, en 1944. Esto fue en un discurso a miembros de una división SS que ayudó a levantar, compuesta por musulmanes bosnios. «Casi un tercio del Corán trata sobre los judíos. Ha exigido que todos los musulmanes vigilen a los judíos y los combatan dondequiera que los encuentren», dijo, una idea que reaparecería cuatro décadas más tarde en la carta de Hamas. Cuando el muftí testificó ante una comisión de investigación británica en 1936, citó Los Protocolos de los Sabios de Sion, la falsificación zarista que describe una conspiración judía global, que también es la fuente de partes del estatuto de Hamas y sigue siendo popular en todo Medio Oriente. (Una vez encontré el libro a la venta en una buena tienda cerca de la Universidad Americana de Beirut). El ejército de Hamas, conocido como las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam, lleva el nombre de uno de los protegidos más famosos del muftí.

El movimiento se volvió lo suficientemente astuto como para suavizar su carta hace unos años, pero sus líderes han seguido siendo honestos sobre su intención. «Tienes judíos en todas partes», gritó un exministro de Hamas, Fathi Hammad, a una multitud en 2019, «y debemos atacar a cada judío en el mundo por medio del sacrificio y la matanza, con la voluntad de Dios».

En Occidente liberal, ninguna persona cuerda admitiría creer en Los Protocolos. (Al menos todavía no; las cosas se mueven rápido). Pero un italiano puede tener un destacado trabajo en la ONU, por ejemplo, después de decir que cree en un «lobby judío» que controla América, y puedes tener una posición titular en las mejores universidades de Occidente si crees que el único país del mundo que debe ser eliminado es el judío.

Mi experiencia en el cuerpo de prensa occidental fue que la simpatía por Hamas no solo era real sino a menudo más sustancial que la simpatía por los judíos. En Europa y América del Norte, como hemos visto ahora en las calles y en los campus, muchos en la izquierda progresista han llegado a una ideología que postula que uno de los problemas más urgentes del mundo es el Estado de Israel, un país que ha llegado a ser visto como la encarnación de los males del racista, capitalista Occidente, si no como el único estado de «apartheid» del mundo, siendo ese un sinónimo moderno de maldad.

Los judíos ya no podían ser oficialmente odiados debido a su etnia o religión, pero pueden ser legítimamente odiados como partidarios del «apartheid» y como la encarnación del «privilegio». La pretensión de que se trata de una crítica a las tácticas militares de Israel, o el sincero deseo de una solución de dos estados, ahora se ha dejado en gran medida de lado.

Una encuesta reciente sugirió que alrededor de dos tercios de los estadounidenses entre las edades de 18 y 24 creen que los judíos constituyen una «clase opresora». Tomo esta encuesta, como todas las encuestas, con una pizca de sal, pero incluso si está desviada por la mitad, todavía estamos viendo señales de que muchos jóvenes estadounidenses, como muchas personas que viven en otros países y citan razones completamente diferentes, creen que los judíos son un problema que necesitan enfrentar. En este sentido, Hamas tiene motivos para el optimismo.

Muchos de los occidentales que trabajan en organizaciones de ayuda y en la prensa en Medio Oriente, en mi propia experiencia, tienen alguna variación de estas creencias. Esto incluye a muchos europeos que están a solo una generación o dos de días en los que otros europeos persiguieron activamente una guerra física contra la «judería internacional». Estas personas, que usan un lenguaje diferente para explicar su problema con el mismo grupo de personas (términos como «apartheid», «crímenes de guerra» y «supremacía» están entre los que ahora están de moda) son las personas en contacto regular con Hamas, en las oficinas de UNRWA o Amnistía Internacional. Así que no debió haber sido difícil para Hamas entender que sus ideas tienen tracción más allá de Medio Oriente.

Este explica incidentes como el impactante momento en 2021 cuando el comandante militar de Hamas, Yahya Sinwar, le dijo a un reportero de VICE, «Quiero aprovechar esta oportunidad para recordar el asesinato racista de George Floyd». Los palestinos, dijo, sufren «el mismo tipo de racismo». Sinwar es un sociópata fundamentalista responsable de la carnicería en Israel el 7 de octubre y de la consiguiente catástrofe en Gaza, así como del asesinato de varios africanos atrapados en el ataque. Su declaración fue repetida en un llamado por la Representante Rashida Tlaib de Michigan el mismo año: «Lo que ellos están haciendo al pueblo palestino es lo ellos que continúan haciendo a nuestros hermanos y hermanas negros aquí». La palabra «ellos» fue impactante en ese momento. Ambos claramente se entendían como parte de la misma lucha.

Hamas, al igual que la OLP antes que ellos, siempre pudo contar con compañeros de viaje de la vieja izquierda empapada en propaganda soviética sobre el «imperialismo sionista», que a su vez es una variación de temas más venerables sobre el control judío. Pero nuevos aliados importantes en Occidente se han hecho evidentes con el surgimiento de inmigrantes de segunda generación de países musulmanes, algunos de los cuales ahora expresan la guerra de la generación de sus padres en un lenguaje progresista, y pueden protestar junto a jóvenes de cabello rosa con carteles de «Queers por Palestina», felices de descubrir que comparten un enemigo común. Después del ataque del 7 de octubre vinieron los carteles de parapente jubilosos, los aplausos de Black Lives Matter y nuestra introducción a una serie de tipos como el profesor de Cornell que declaró la masacre «estimulante».

De mis amigos en las comunidades judías en América del Norte, escucho sobre sinagogas contratando más guardias armados e instalando detectores de metales, algo que ha sido una realidad en lo que queda de la Europa judía. Hay un nuevo puesto de policía fuera de mi antigua escuela primaria en Toronto. En Los Ángeles y Londres, personas que conozco están escondiendo sus kipás en bolsillos o debajo de gorras de béisbol. Parece extraño llamar a todo esto la «guerra de Gaza».

La mayoría de nosotros asumió que cualquiera que sea el enfoque hacia Israel, hablar abiertamente de la villanía judía y llamar a la violencia contra judíos nunca fueron aceptables. Ahora sabemos que muchas personas, incluidos presidentes y profesores de las universidades más prestigiosas, creen que depende del contexto.

Hamas también lo cree, y todo esto te hace preguntar quién realmente calculó mal el 7 de octubre.




VAYIJI: Menashé, el héroe olvidado

Este Shabbat terminaremos de leer el libro de Bereshit (Génesis).

El primero de los cinco libros de la Torá incluye una fascinante historia, entre las lineas de la narrativa principal, que vale la pena analizar.  Se trata de la historia de la fraternidad, la relación entre hermanos.  A lo largo de Bereshit esta relación se va desarrollando, va evolucionando, desde el asesinato hasta la armonía .  

EL PECADO ORIGINAL

La historia de los primeros hermanos de la Torá, como ya sabemos, terminó muy mal. Abel ofreció un sacrificio a Dios, como agradecimiento por todo lo que recibió del Creador. Ofreció lo mejor que tenía, y su sacrifico fue aceptado.  Cain, por el otro lado, quiso imitar a su hermano y también hizo una ofrenda. Pero se comportó con más avaricia. Le ofeció a Dios lo que a él le sobraba y no necesitaba. Y su sacrificio fue rechazado (Aclaremos por las dudas que el Todopoderoso «no necesita» las ofrendas humanas; es el hombre el que se beneficia con ofrecerle a Dios, ya que gracias a ese gesto de gratitud, reconoce e identifica de Quién le llega todo lo que tiene). Cuando Caín vio que su ofrenda no fue recibida, se deprimió. HaShem trató de hacerle entender a Cain su error. Y para evitar que repitiera el error de su padre Adam, es decir: la transferencia de culpa, le explicó lo que tenía que hacer, «halo im tetib, se’et«, «Si te esfuerzas más, tu sacrifico será aceptado». Pero Cain no quiso escuchar. Y en lugar de reflexionar en lo que él había hecho mal y mejorar, ¡se ensañó contra Abel, como si su hermano tuviera la culpa de su propio fracaso. Su frustración personal se trasformó en una profundísima envidia, que lo llevó a asesinar a su hermano Abel.

SEGUIR EN LA MISMA

En las próximas generaciones, la relación entre hermanos no mejoró mucho. En realidad, en el libro de Bereshit la fraternidad parece la relación humana más difícil de mantener….  Ishmael envidió –y de acuerdo a los Sabios, intentó matar– a su hermano Itsjac.  Las situación no mejoró con Ya’aqob y Esav, quienes se enfrentaron desde el vientre materno. Luego llegan los hijos de Ya’aqob, donde nuevamente encontramos conflictos entre hermanos. Celos, envidias y una nueva lamentable dimensión: «vaisneu oto», «y los hermanos odiaban a Yosef». Aquí la amenaza del fratricidio (=el asesinato entre hermanos) fue parte de un plan real, que Providencialmente se evitó. 

CAMBIA TODO CAMBIA

La semana pasada la historia empieza a cambiar. Leíamos como Yosef, luego de recrear un escenario en el cual sus hermanos tuvieron que optar una vez más por abandonar o proteger a uno de sus hermanos (Biniamin) está vez se rectificaron y actuaron diferente. Hicieron Teshubá y Tiqún (reparación), como lo explica Ramban.  Yosef, por su lado, demostró el altruismo a su máximo nivel, donde no sólo no existieron reproches, sino que el perdón total diciendoles: «No se sientan mal (=culpables). No fueron Ustedes quienes me enviaron aquí. Fue HaShem. Ustedes fueron parte de un plan Divino para evitar que mucha gente muriera de hambre.» .    
Estas palabras de Yosef cambiaron para siempre el tema de la fraternidad, y trajeron el final del ciclo de celos, odio y competencia entre hermanos que había desencadenado Cain. Las palabras de Yosef cicatrizaron las viejas heridas y abrieron la posibilidad de una nueva y sana relación entre hermanos. 

EVOLUCION

El altruismo de Yosef tuvo su efecto inmediato.  Cuando Yaaqob llama a los hijos de Yosef, bendijo al menor antes que al mayor. Este acto podía haber abierto nuevamente el ciclo de celos, envidias y hasta fratricidio entre Efraim y Menashé. Sin embargo, no escuchamos celos, reproches ni tensiones de parte de Menashé, el hermano mayor «que recibió menos».    Los dos hermanos viven en paz, armoniosamente. Sin envidia.

Cuando bendecimos a nuestros hijos, la costumbre es desearles que HaShem los bendiga como a Efraim y Menashe. ¿Por qué? ¿Por qué no los bendecimos como Abraham, Itsjac, Yaaqob, Yosef, o Yehuda? Una vez escuche que la razón es justamente porque por un lado queremos que nuestros hijos sean Tsadiqiim, rectos e íntegros hacia HaShem, como nuestros antepasados. Pero también queremos que sean buenos hermanos, no separados por la envidia sino unidos, y felices, uno por  el éxito del otro, como Efraim y Menashé.

SHABBAT SHALOM




El Faraón de Gaza

EGIPTO

Uno de los temas más conocidos de la historia de la salida de Egipto es el de las diez plagas con las que el Creador azotó a Egipto. Fueron plagas devastadoras, hasta el punto de que algunos egiptólogos, como David Rohl, sugieren que la invasión de los Hicsos, que se apoderaron de Egipto por más de 150 años, fue consecuencia directa de esta devastación que dejo a los poderosos egipcios debilitados, tanto militar como económicamente.

Pero, ¿cómo pudo Egipto permitir que ocurriera eso? ¿Cómo se explica que el Faraón se haya negado sistemáticamente a liberar a los esclavos judíos y haya provocado así su propia destrucción? Porque como todos sabemos, Moisés, en nombre del Dios de los hebreos, le dice una y otra vez al Faraón: “Si no dejas salir a los israelitas, sufrirás las consecuencias. Pero si liberas a mi pueblo. No habrán más plagas. El ‘cese al fuego’ está 100% en tus manos”.

La negativa del Faraón a liberar a los israelitas parece inexplicable. En primer lugar, porque demuestra que no le importa en absoluto de sus civiles, de aquellos ciudadanos que supuestamente él tiene la obligación de proteger.  Hay una escena dramática que ilustra esta situación. El texto está en Shemot (Éxodo 10:7-8). Cuando los sirvientes del Faraón le reprochan a su jefe: «¿Hasta cuándo seguirás provocando nuestra perdición  («lanu» se refiere a los ciudadanos egipcios). ¡Deja salir a estas personas —los judíos— antes de que nos demos cuenta que Egipto está completamente destruido.»

Repito: El faraón solo tenía que hacer una cosa para evitar la destrucción de Egipto: liberar a los israelitas. Si lo dejaba ir, las plagas llegarían a su fin.

La pregunta del millón es por qué el Faraón actuó de esa manera irracional provocando la destrucción y la ruina de Egipto.

Parece que a los faraones solamente les importaba de su propio honor, de su reputación y especialmente mantenerse en el poder. Y todo este aparato de poder colapsaría si demostraba debilidad. El Faraón solo cedió en la última plaga cuando el tema lo afectó en lo personal: cuando perdió a su primogénito y sintió que su propia vida estaba en peligro.

Desde el punto de vista bíblico, la obstinación del Faraón fue producto de una intervención divina. Maimonides explica que hubo una combinación de ambos factores: la terquedad inicial del Faraón, fruto de su arrogancia, lo había metido en un callejón sin salida, hacia cruzado la linea roja por su propia voluntad, y una vez allí, el Creador, ya no le permitido que diera marcha atrás.

Dios se lo había anticipado a Moshé explícitamente: iba a endurecer el corazón del Faraón con el fin de darle su merecido escarmiento a Egipto por haber hecho tanto daño a nuestro pueblo, y quedaría demostrado Quién es el verdadero Dios.

GAZA

La prensa internacional da cuenta de que ya han muerto más de 20,000 personas en Gaza. Las ciudades están destruidas.  La situación humanitaria es catastrófica: hay hambre, enfermedades, epidemias. El mundo entero reclama un cese al fuego. Y el ejército de Israel está dispuesto a suspender su ofensiva. ¡Sí, de verdad! Todo lo que tiene que hacer el Faraón de Gaza es rendirse y liberar a los israelíes. Dejar que salgan de su cautiverio. La solución de este conflicto, como lo dijo esta semana Anthony Blinken, esta 100% en sus manos. Entonces, ¿por qué el líder de los palestinos no libera a sus israelíes cautivos? ¿Por qué sigue provocando la destrucción de sus ciudades, y la ruina de los ciudadanos a quienes se supone que debe proteger?

Los líderes de Gaza parecen actuar con la misma soberbia que el monarca egipcio y actúan hacia su pueblo con el mismo desprecio por sus vidas que tuvo el Faraón.

Este empecinamiento en preferir la destrucción de Gaza y la perdida de vidas a “dar marcha atrás y liberar a los israelíes cautivos” los ha metido en un callejón sin salida, han cruzado la linea roja y una vez allí, la poderosa mano ( יד חזקה ) del ejército de HaShem les da el merecido escarmiento por la terrible masacre que han causado a nuestro pueblo.

Algunos comentaristas politicos también se sorprenden de la irracionalidad autodestructiva de los Hutíes del Yemen: ¿por qué comenzaron estas agresiones marítimas provocando a los Estados Unidos y a una coalición de países europeos? ¿Sucederá lo mismo con los faraones de Hezbollah, que a pesar de que tiene tanto que perder provocando a Israel —como ha quedado demostrado hasta este momento— no para con sus ataques. ¿Será que los Faraones del Yemen, Libano y Tehrán están siguiendo el mismo camino que los Faraones de Gaza? ¿O será que las Fuerzas del Cielo están endureciendo sus corazones, y traer así una victoria épica al estado de Israel, y protegerlo de sus enemigos, como lo anticipó Netanyahu?

Mientras vemos cómo se van desarrollando estos acontecimientos día por día, les confieso que para mí esta confrontación entre Israel y sus malos vecinos cada vez parece más bíblica.

Quiera Boré Olam proteger a Medinat Israel, a sus ciudadanos y a sus valientes soldados.




VAYIJI: Prepararse para morir

VIVIR COMO MORTALES

La idea de la muerte siempre me ha fascinado. Durante mi adolescencia, adquirir conciencia de mi propia mortalidad y su irremediable inevitabilidad, me llevó a reflexionar más profundamente sobre la vida y el propósito de mi existencia. Lejos de asustarme, la idea de nuestra mortalidad fue lo que me acercó más al Creador y a la Torá. Me impactó la explicación de Ribbí Meir (טוב מות) sobre cómo la mortalidad otorga «finalidad» a la vida. Y la invaluable metáfora de Borges en el cuento “Los Inmortales”, donde compara al tiempo con las monedas. Las monedas son idénticas, reemplazables, intercambiables, completamente recuperables. El tiempo, sin embargo, no se puede recuperar ni reemplazar. Las horas o los días no son iguales: a diferencia de las monedas, un día que se perdió no se puede reemplazar. Porque los días no se pierden sino que expiran, «fallecen». Un día que pasó es un día que murió. Que no se repetirá y no volverá jamás.

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL TIEMPO

Podemos corregir muchos errores y faltas. Si tomamos plata ajena, por ejemplo, eventualmente la podemos reemplazar. Pero no hay forma de recuperar el tiempo perdido, un día malgastado. Tomando prestada una metáfora bíblica, זה ספר תולדות אדם, nuestra vida es como un libro, un cuaderno que escribimos —que se escribe solo, como dice en «unetane toquef»— con cada acción que realizamos. Hay libros que están llenos de defectos y errores que cometemos una y otra vez. Uno intenta hacer lo mejor, e irremediablemente se equivoca. Y si hacemos Teshubá, si nos arrepentimos, podemos corregir y enmendar nuestras torpezas. Un cuaderno con correcciones no es necesariamente malo.  El cuaderno horrible, el que debe aterrar,  es un cuaderno con páginas «vacías». Días, semanas y meses que están en blanco, porque no hicimos nada relevante que valiera la pena registrarse en nuestro libro de la vida. Creo que no hay peor forma de enfrentar la muerte que morir sintiendo que la vida de uno fue un cuaderno vacío. Que desperdiciamos tiempo en sobrevivir y nos olvidamos de vivir con sentido. Esa es la única muerte que debería darnos miedo: la que llega después de una vida en vano.

LA MUERTE CON OJOS EGIPCIOS

La Parashá de esta semana se dedica principalmente a la descripción de la muerte de nuestro patriarca Jacob. El énfasis del relato bíblico, juzgando por la cantidad de versículos que la Torá dedica a cada tema, se centra en la conmoción y el duelo vividos en Egipto cuando muere el padre de Yosef; en las delicadas negociaciones entre Yosef y el Faraón para que su padre pudiera ser enterrado en la tierra de Israel, tal como lo había solicitado antes de morir. En la preservación, la momificación y el traslado del cuerpo de Jacob. Su funeral; el impresionante cortejo que lo acompañó y su monumental entierro. Sobre el preciso momento de su muerte, el texto bíblico nos cuenta que Jacob bendijo a sus hijos. Y el Midrash agrega una historia de mucha profundidad, belleza y realismo, dejando claro que la vida de Ya’akov Avinu fue absolutamente significativa, y que así enfrentó su muerte sin miedo, con la convicción de haber cumplido su misión.

MORIR SATISFECHO

En el momento de su muerte, nuestro patriarca estaba en su cama, plenamente consciente y rodeado de sus hijos, y posiblemente de sus nietos y bisnietos. Estar consciente en los últimos momentos de la vida es un privilegio al cual hoy en día la mayoría de los pacientes moribundos no pueden acceder. La medicina moderna, en su afán por alargar la vida y disminuir el dolor, hace que irónicamente sean muy pocos los pacientes que «expiran» conscientes, alertas hasta el final y rodeados de sus seres queridos en lugar de estar conectados a máquinas, tubos y cables. (Sobre este delicadísimo tema recomiendo el extraordinario libro ”Being Mortal” del Dr. Atul Gawande). El Midrash enriquece la descripción de la muerte de nuestro patriarca aportando un detalle muy hermoso. Antes de morir, Ya’akob quiso asegurarse de que todos sus hijos seguían su camino: que eran, y seguirían siendo, leales al pacto de Abraham, que ninguno había abandonado ni pensaba abandonar la senda del Todopoderoso. No podemos culpar a Ya’akob por sus sospechas. Abraham e Isaac tuvieron hijos buenos, pero también aquellos que se alejaron de la senda de sus padres y se asimilaron a las familias de sus esposas. En los últimos minutos de su vida, con las últimas fuerzas que le quedaban, Ya’akob  habla por ultima vez con sus hijos. Los Sabios reconstruyen este profundo diálogo final. Jacob les pregunta si tienen alguna duda acerca de seguir el camino de Dios,  Creador de los cielos y la tierra. La respuesta de sus hijos no pudo ser mejor: “SHEMA ISRAEL HASHEM ELOQENU HASHEM EJAD”. “Escucha Israel [nuestro padre, Jacob e llamaba también Israel. Todos nosotros, tus hijos, afirmamos que] HaShem es nuestro Dios, y que HaShem es uno”.

LA MUERTE QUE NO DA MIEDO

Jacob finaliza su vida escuchando de boca de sus hijos la declaración oficial de los principios judíos,  a promesa de lealtad al judaísmo que sus descendientes seguimos expresando diariamente. En ese momento, Jacob se da cuenta de que sus tremendas dificultades y sufrimientos —147 años de lucha literalmente desde el vientre materno— no habían sido en vano. En sus últimos minutos de vida, Ya’akov se da cuenta de que su familia, “los hijos de Israel”, unidos física y espiritualmente, y están ahora preparados para el próximo paso: transformarse en “el pueblo de Israel”. 

Los Tzadikim, los hombres y mujeres justos, se preparan toda su vida para morir así. Dejando este mundo con la incomparable satisfacción de sentir que su vida no ha sido en vano.

 




RESUMEN DE LA PARASHA VAYIJI

Parashat Vayijí (ויחי) que significa “Y vivió…” , alude a los últimos 17 años de la vida del patriarca Jacob en Egipto.

1. LOS ULTIMOS DIAS DE JACOB
Cuando Jacob siente que su vida está llegando a su fin, llama a Yosef y le hace prometer que lo enterrará en Israel, y no en Egipto. Yosef accede a la solicitud de su padre. Cuando Jacob se enferma y cae en cama Yosef lo visita, acompañado de sus dos hijos Menashé y Efraim. Jacob le concede a Efraim y Menashé el estatus de “jefes tribales”, es decir, que Yosef, en lugar de heredar una sola tribu como sus hermanos heredará el doble: tendrá dos tribus, Menashé y Efraim, en lugar de una sola que se hubiese llamado “Yosef”. Yosef le pide a su padre que bendiga a sus hijos. Jacob cruza sus manos y posa su mano derecha, con la que se consagraba al primogénito, sobre la cabeza de Efraim, el menor de los dos hermanos. Y los bendice diciéndoles: «Que el ángel de haShem que me redimió de todo mal bendiga a los jóvenes, y que sean llamados por mi nombre y por el nombre de mis padres, Abraham e Isaac, y que se multipliquen en abundancia en toda la tierra.» Yosef se inquieta porque piensa que Jacob puso su mano derecha sobre Efraim por error, e intenta colocar la mano de su padre sobre Menashé. Pero Jacob se niega y le dice que él sabe quién es el hijo mayor, pero “el hermano menor será mayor, y sus hijos se llenarán de fama en las naciones». Luego Jacob los bendice diciendo que el pueblo de Israel bendecirá el uno al otro diciendo: «Que Dios te bendiga como a Efraim y Menashé».

2. LA BENDICION FINAL DE JACOB
Luego Jacob convoca a todos sus hijos y le dedica un mensaje o una bendición personalizada, según el carácter, los talentos, el futuro y el potencial de cada uno de ellos. Reubén es criticado por su impulsividad y por haber profanado la cama de su padre. Shimón y Levi también son reprendidos por su ira, que se expresó en la matanza de los hombres de Shejem. Yehudá es bendecido con la monarquía y el éxito en la batalla. Zebulún es bendecido por sus talentos en el comercio marítimo. Jacob compara a Isajar con un fuerte burro (el burro era un animal respetado en esos días) que trabaja sin descanso. Dan posee la habilidad de juzgar. Gad, valentía en la batalla. Asher , la capacidad de producir abundante aceite y comercializarlo. Naftalí, posee la velocidad de los ciervos. Yosef es reconocido por su encanto, su sufrimiento y su rectitud y recibe una gran variedad de bendiciones. Benjamín, finalmente, es comparado con un lobo feroz que enfrenta sin miedo a sus enemigos. Jacob también reitera ante todos sus hijos su solicitud de ser enterrado en Israel, en la Cueva de Majpelá en Hebrón. Luego de bendecir a sus hijos fallece con una edad de 147 años.

3. EL FUNERAL
Después de un período muy prolongado de duelo nacional donde todo Egipto llora por al muerte de Jacob, Yosef recibe el permiso del Faraón para trasladar el cuerpo de Jacob a Israel. Una gran procesión fúnebre compuesta por todos los ancianos de Egipto y toda la familia de Jacob se traslada a Israel para enterrar a Jacob.

4. LA FAMILIA NUEVAMENTE UNIDA
Luego, ya de regreso en Egipto, los hermanos de Yosef temen que ahora, una vez que Jacob ya no está vivo, Yosef se vaya a vengar de ellos por haberlo vendido como esclavo. Pero Yosef les asegura que no les guarda rencor. La familia de Israel finalmente vuelve a estar unida y en paz.

5. EL ULTIMO DESEO DE YOSEF
Yosef vive hasta la edad de 110 años. Antes de fallecer, le dice a sus hermanos que Dios eventualmente los sacará de Egipto y los devolverá a la Tierra de Israel. Yosef les hace prometer que cuando llegue ese momento sus restos mortales sean llevados con ellos para ser enterrados en la tierra de Israel, como hizo su padre.




VAYIGGASH: Yosef, y todos los niveles del perdón

Cuando leemos en la Torá las últimas Parashiot del libro de Bereshit que nos cuentan sobre Yosef y sus hermanos, surgen muchas preguntas. Una de esas preguntas tiene que ver con la reacción de Yosef cuando ve a sus hermanos que 20 años atrás lo traicionaron y lo vendieron como esclavo. Ahora, cuando los ve llegando a Egipto para abastecerse de comida, Yosef tiene que decidir qué hacer con sus hermanos: ¿Ignorarlos, vengarse de ellos, perdonarlos?

VENGANZA

La primera opción de Yosef, la más «normal», hubiera sido vengarse de sus hermanos. Naturalmente, estaba tremendamente herido por su crueldad y por lo que sufrió durante todos esos años lejos de la casa de su padre. La tristeza y el dolor de la esclavitud fueron sin duda abrumadores. Ahora, sus hermanos llegan a Egipto, Yosef está en una posición de poder y tiene la capacidad de «hacerles pagar todo el sufrimiento que le causaron».

Pero la venganza no era lo que movía a Yosef. Yosef había superado unilateralmente su resentimiento. ¿Cómo lo sabemos? Entre otras cosas, porque cuando nace su primer hijo le pone el nombre de «Menashé», explicando que Dios lo ha beneficiado tanto que lo ha hecho «olvidarse (nashani) de todo el sufrimiento» que le causaron sus hermanos. Yosef no permitió que el dolor y la ira del pasado definieran su futuro. Yosef no estaba pensando en venganza. Había superado ese sentimiento autodestructivo.

IGNORAR

La otra opción de Yosef era simplemente ignorar a sus hermanos. Si Yosef no se quería vengar, podría haber optado por ser indiferente, hacerse como que no los vio y continuar su extraordinaria vida y su brillante carrera en Egipto: el país más poderoso de la antigüedad. ¿Por qué iba a querer Yosef reconstruir su relación con sus hermanos que actuaron tan mal?  Pero Yosef no los ignora. Cuando los ve, se le ocurre un plan maestro de varias movidas: los acusa de espionaje. Luego, los fuerza a que traigan a Binyamin, su hermano menor. Cuando este llega, hace una trampa para encarcelar a Binyamin y les propone a los hermanos que regresen a sus casas «sanos y salvos» y que dejen a Binyamin con él, como esclavo en Egipto. De esta manera Yosef «recrea», reconstruye»  de la mejor manera posible el escenario que tuvo lugar 20 años atrás: decidir abandonar a uno de sus hermanos. Yosef les da la posibilidad de redimirse y demostrar que ahora están dispuestos a dar su vida, uno por el otro. Cuando Yosef se da cuenta que sus hermanos han aprendido la lección y no están dispuestos a repetir su error, les revela su identidad y los perdona.

RECONCILIACIÓN
El nivel de perdón que vemos en la historia de Yosef es excepcional. Casi sobrehumano. Ya que Yosef no los perdona con un discurso lleno de reproches ni de resentimiento: es una reconciliación total. En primer lugar, es absolutamente desinteresada ya que en lo estrictamente personal, Yosef no tiene nada que «ganar» en lo que concierne a su carrera o prestigio en Egipto perdonando a sus hermanos. El gesto de Yosef es altruismo puro. Un extraordinario acto de bondad. En segundo lugar, Yosef da un paso más, inesperado. Lejos de reprocharles, hace lo posible para aliviar emocionalmente a sus hermanos de sus sentimientos de culpa y los trata de convencer de que las trágicas acciones del pasado «no fueron su responsabilidad. Fueron eventos orquestados por el Todopoderoso para salvar a su familia y para que millones de personas no murieran de hambre». Lejos de buscar la distancia, Yosef les ofrece a sus hermanos que vengan a vivir con él en el prestigioso barrio de Goshen, en el delta del Nilo. Y así Yosef logra lo que parecía imposible: reunificar a su familia que estaba destruida. El Rab Sabato, de Bircat Moshé, explica que a Yosef se lo llama Yosef haTzadiq, Yosef el justo, no solo por lo que pasó (o no pasó) con la esposa de Potifar, sino por su increíble capacidad de perdonar.EXONERACIÓNEl Dr. Stephen Marmer, psiquiatra de la Universidad de California, UCLA, explica que hay tres tipos de perdón: 1. Liberación. 2. Tolerancia y 3. Exoneración (nos referimos principalmente a situaciones familiares o sociales, no a crímenes o terrorismo).

«Liberación» es el nivel más básico de perdón, y ocurre cuando la persona que causó el daño no se disculpa con el damnificado. No tiene la voluntad ni la capacidad de pedir perdón. No hay reconciliación, pero la víctima elige «olvidar» el incidente y no le permite al victimario vivir en su mente, y así, se libera del efecto tóxico de su resentimiento.

«Tolerancia» es cuando la víctima ha recibido una disculpa parcial o poco sincera, porque aquel que lo hirió u ofendió no ha asumido suficiente responsabilidad por sus acciones. No obstante, el damnificado elige perdonar a su victimario, y reconstruir la relación ya que es importante para él mantenerla, aunque ahora actuará con más cautela.

«Exoneración» es el nivel más alto de perdón, que ocurre cuando uno busca restaurar la relación y llevarla al nivel que estaba antes de que ocurriera la ofensa. La exoneración suele ocurrir en situaciones donde la parte lastimada se da cuenta (o decide asumir voluntariamente) que la ofensa fue un accidente, o que la persona que lo lastimó actuó impulsivamente, o no sintió que le estaba causando dolor. O cuando el ofensor sinceramente lamenta su error, asume toda la responsabilidad y pide perdón por lo que hizo.

Volvamos a Yosef. Primero, antes de encontrar a sus hermanos, Yosef decidió unilateralmente perdonar y liberarse del resentimiento. Luego, no ignoró a sus hermanos y buscó volver a relacionarse con ellos. Pero su nobleza no terminó allí. Yosef exoneró completamente a sus hermanos. Entendió – o decidió asumir – que actuaron con impulsividad y que ahora hicieron Teshubá, es decir, se arrepintieron y cambiaron.

Quizás Yosef también se dio cuenta de que en su juventud, él había procedido hacia ellos con soberbia, y ahora asume con magnanimidad parte de la responsabilidad por lo sucedido… Yosef no da vuelta la página, con respecto a sus hermanos. Yosef propone comenzar un nuevo libro. La nueva relación entre los hermanos no va a ser como fue en el pasado: va a ser mejor. La reconciliación entre hermanos, entre amigos o entre marido y mujer puede ser «mágica», y llevarnos desde las profundidades de la enemistad a un nivel de relacionamiento superior inimaginable, donde el cielo es el límite 🙂




8 de TEBET: ¿Ayunar porque la Torá fue traducida?

בשמונה בטבת נכתבה התורה בימי תלמי המלך בלשון יוונית, והחושך בא לעולם שלושה ימים
Hoy observamos el ayuno del Diez de Tebet, que nos recuerda tres eventos trágicos. El evento principal que recordamos en este día es el sitio a Yerushalayim, cuando Nebujadnetsar, rey de Babilonia, rodeó Jerusalem con su ejército, lo que concluyó con la destrucción del Templo en el año 586 aec (ver abajo). Hay otros dos eventos, menos conocidos, que también recordamos en este día: La traducción de la Torá al idioma griego (que ocurrió en un día como hoy, un 8 de Tebet), y la muerte de Ezrá haSofer (9 de Tebet).CUANDO 72 RABINOS DICEN LO MISMO
El 8 de Tebet, aproximadamente en el año 260 aec, en Alejandría, Egipto, el rey Ptolomeo ordenó a 72 eruditos judíos, seis por cada tribu de Israel, traducir la Torá al idioma Griego. El Rey Ptolomeo intentaba demostrar la inexistencia de una tradición judía sólida y homogénea y tener así una excusa para deligitimizar al judaísmo y humillar al pueblo de Israel. Para este efecto, los 72 sabios judíos fueron asignados a 72 cuartos de trabajo separados. Así, pensó el monarca griego, sería imposible que todos tradujeran la Torá de la misma manera. Sin embargo, todos los Sabios tradujeron cada palabra de la Torá de la misma forma, y la autenticidad de la tradición bíblica y rabínica quedo nuevamente reivindicada.

EL ORIGEN DEL CRISTIANISMO
Pero, si al final todos los Sabios coincidieron en el mismo texto ¿por qué se considera que la traducción de la Torá al griego fue una tragedia? Años pasados (ver aquí ) me referí al impacto que tuvo esta traducción en el desarrollo del cristianismo, cuando la iglesia tuvo acceso a la Biblia judía y se quiso apropiar de ella. Recordemos que el cristianismo, basado en esta traducción de la Biblia, fue fundado con la idea de reemplazar al judaísmo, y con esa intención en mente demonizó, persiguió y por siglos hizo todo lo que estuvo en sus manos para destruir al pueblo judío y justificar su existencia como su «legítimo reemplazante».
Pero hay otras razones por las cuales nuestros Sabios consideraron la traducción de la Torá al griego como una tragedia: esta traducción contribuyó a la asimilación de los judíos al helenismo, lo cual derivó en la sangrienta guerra civil que dividió al pueblo judío en la época de los Jashmonayim.

MIRARSE A UN ESPEJO GRIEGO
Para comprender el desarrollo de estos eventos hay que recordar ciertas características del helenismo. Aristóteles (384-322 aec.) , según las palabras de uno de sus alumnos, Clearco de Solos, se encontró una vez con un sabio judío llamado Shimón (según nuestra tradición este Sabio fue Shimón haTzadiq) y dijo sobre él que era tan brillante «que parecía griego«. Los griegos veían su cultura como el referente universal exclusivo; juzgaban todas las demás civilizaciones a través del prisma de la cultura helénica, y miraban con desprecio cualquier otro tipo de conocimiento o estilo de vida.
Luego que Alejandro Magno conquistara el imperio persa, comenzó un proceso de adopción de la cultura griega, que no conoció fronteras. Los judíos, como es sabido, nos resistimos. Y los griegos no podían debatir con los judíos, ya que no tenían acceso a nuestras fuentes. Esto fue hasta la aparición de la Septuaginta…. Una vez que la Torá fue traducida al idioma griego, los griegos se sintieron con el derecho de «evaluarla» de acuerdo a los parámetros griegos.

¿DE QUÉ COLOR ERA EL CABELLO DE ABRAHAM?
Los griegos, que se destacaban en deportes, artes, estética, etc. cuestionaban la Torá porque descubrieron que no era un libro compatible con la cultura griega. El libro de los judíos no dice nada acerca de los beneficios de las competencias olímpicas. No incluye ningún elogio al teatro, a la comedia o a la escultura. No describa los detalles de la fisonomía de sus heroes: la belleza o la destreza física de Abraham, Itsjaq o Ya’aqob y ni siquiera menciona los rasgos físicos de su héroe principal, Moises. Los griegos, acostumbrados a sus mitos y heroes legendarios no podían comprender que el libro de los judíos no relatara, por ejemplo, los jugosos detalles de las derrotas del enemigo en las guerras que Moises libró contra Sijón y Og. Para los griegos la Torá era un libro aburrido. Con historias reales, no mitológicas; con leyes que protegían al pobre —y no al poderoso–y con estrictas reglas de moralidad que ellos no tenían ningún interés en comprender.

CÓMO VALORAR LO PROPIO
Los griegos juzgaron a la Torá como anticuada, incompatible con la modernidad. Pero el problema principal no fue la forma en la que los griegos veían a la Torá.  El mayor problema fue que una vez que la Torá fue evaluada por los griegos bajo su prisma, «los judíos comenzaron a ver a la Torá con lentes griegos».  Estos judíos, inconscientemente asimilados a la cultura helénica, sentían ahora que la Torá era un libro pasado de moda, con leyes anticuadas y había que abandonarla (¡y muchos lamentablemente lo hicieron!) o «reformarla», y adaptarla a los parámetros «universales y modernos de la cultura griega». Así comenzó el proceso de asimilación profundo y devastador que afectó a cientos de miles de judíos que vivían en el imperio griego.

EL OTRO MILAGRO DE JANUCA
Este proceso continuó y fue creciendo hasta que los Jashmonayim reaccionaron en Janucá (175 aec) y milagrosamente lograron poner fin a este fenómeno. Recordemos una vez más que Janucá representa el triunfo del pueblo judío frente a la asimilación, no el antisemitismo. De cualquier manera, y aunque al final el pueblo judío recuperó su identidad y sus valores, muchos judíos desaparecieron en el proceso de asimilación, como lamentablemente también sucede en nuestros días. Por este motivo, nuestros Sabios mencionaron a la traducción de la Torá al griego como una de las 3 tragedias por las cuales ayunamos en el 10 de Tebet.




VAYIGGASH: La Torá y el ajedrez

אני הוא שאמרתי לאביך אל תרד מצרימה אני הוא שאומר אליך אל תירא מרדה מצרימה אתה וזה כי לגוי גדול אשימך שם כי אמנם אם היו בניך יושבים פה היו מתחתני’ בכנעני’ ומתערבים עמהם אבל במצרים לא יקרה זה כי לא יוכלון המצרי’ לאכול את העברים לחם כאמרם רזז»ל ויהי שם לגוי מלמד שהיו מצויינים שם:

רב עובדיה ספורנו
Genesis 46:3

Génesis 46:3

¿CONSUELO O SABIDURÍA?
En la Parashá de esta semana, Vayiggash, Yosef finalmente revela su identidad a sus hermanos: “Yo soy Yosef», les dice. Los hermanos están en estado de shock. Tomados por sorpresa, no pueden responder. Permanecen en silencio, asustados y quizás consumidos por la culpa: hace 22 años, vendieron a Yosef como esclavo y fingieron su muerte ante su padre. Ahora Yosef, consciente del remordimiento de sus hermanos, y en una muestra inigualable de nobleza y altruismo, los consuela y les dice: [«Quiero que sepan que] no fueron ustedes los que me vendieron [a Egipto]: fue Dios quien me hizo llegar aquí». Uno podría pensar que Yosef les está diciendo a sus hermanos una mentira piadosa para que no se sientan mal. Pero las palabras de Yosef son un poco más profundas que una farsa diplomática y superficial. Yosef, cuya vida fue una montaña rusa de eventos impredecibles, aunque con un final feliz, comprendió que los seres humanos somos simples piezas de un juego de ajedrez.

NOSOTROS Y EL AJEDREZ
Jorge Luis Borges escribió que las piezas del ajedrez sienten que se mueven a voluntad y “No saben que la mano designada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino somete su voluntad y su viaje”. En el tablero de la vida, el Creador es el Gran Maestro invisible que mueve las piezas. Pero a diferencia del ajedrez, en el juego de la vida, los seres humanos somos piezas conscientes e irónicamente, con libre albedrío: responsables de aquellas acciones que elegimos. La intervención Divina tiene lugar, no interfiere con la elección humana. Este es más un principio axiomático que un tema demostrable. La dinámica entre el libre albedrío humano y la intervención divina, es probablemente el tema más complejo en filosofía judía. Algunos rabinos consideran que esto es lo que el misticismo judío llama «ma’ase merkabá», algo que todos experimentamos, pero cuya comprensión permanece más allá de nuestro entendimiento. O que a veces, pero no siempre, lo entendemos mejor con el pasar del tiempo, como veremos a continuación. Siguiendo esta línea de pensamiento, la pregunta que debemos abordar es ¿cuál fue el propósito divino de la llegada de Yosef a Egipto, que trajo como consecuencia el arribo de toda su familia, el incipiente “pueblo de Israel”, a la tierra de los faraones? A menudo se explica que Dios envió a Yosef para salvar a Egipto del hambre, algo que el mismo Yosef admite ante sus hermanos de manera explícita

EL JUEGO DE LAS INFLUENCIAS
Un comentarista italiano del siglo XVI, Ribbí Obadiá Seforno, identificó un ángulo diferente (o adicional) de este interrogante. En el texto hebreo citado arriba, Seforno indica que los hijos de Ya’aqob, irónicamente, ¡corrían el peligro de asimilarse en la tierra de Israel! Veamos. Yehudá, el cuarto hermano y el líder natural de todos los hermanos, se casó con una mujer cananea. Y tomó para su hijo una esposa cananea. Según el comentarista Eben Ezra, la razón principal por la que Isaac y Ya’aqob fueron a buscar a sus esposas y las trajeron desde la ciudad de Harán, en el norte de Siria, a pesar de que también practicaban la idolatría, fue la siguiente: una mujer que llega desde tan lejos, sola y sin su familia, no ejercerá una influencia «religiosa» negativa en sus marido y sus hijos. Por el contrario: lejos de su sociedad y su vida pagana, tendrá que adaptarse a los valores monoteístas y a la fe de Abraham, Isaac y Ya’aqob. Si Isaac o Ya’aqob se hubieran casado con mujeres locales, como hizo Esav, las familias de estas esposas (madres, hermanas, primas, etc.) y el ambiente pagano local, habrían ejercido una tremenda influencia contra la fe de Abraham, imposible de neutralizar. Y el camino de Abraham no hubiera sobrevivido en la próxima generación. Seforno nos hace notar lo que estaba sucediendo ahora con los hijos de Ya’aqob, que, uno tras otro, se estaban casando con mujeres cananeas locales y ellos o sus hijos podrían muy fácilmente asimilarse a los valores paganos de las familias de sus esposas y abandonar el camino de Abraham. El destino del futuro pueblo de Israel y la fe de Abraham, estaban en juego.

ALIMENTACIÓN Y ASIMILACIÓN
Seforno continúa diciendo que en Egipto, la influencia de las esposas cananeas y sus familias estaría, irónicamente, neutralizada porque en Egipto, ellas mismas —lejos de sus propias familias serían extranjeras y no locales y se verían obligadas a cultivar y preservar los valores de sus «familias nucleares” (esposos + hijos) y transmitir el camino a los abuelos Abraham Yitsjaq y Yaaqob, a la próxima generación. Y esto ocurriría porque la cultura y la sociedad egipcias eran muy diferentes de las sociedades semíticas. Y estas diferencias los protegerían de la asimilación. La Torá, al pasar, menciona uno de estos rasgos. Para los egipcios, los animales eran sagrados, representaban fuerzas divinas, y muchos eran adorados como dioses, como las vacas en la India. Los carneros (machos de ovejas), por ejemplo, eran considerados dioses que concedían virilidad, y los egipcios no consumían su carne. Lo que es más: la ganadería era ofensiva para los egipcios. Comer animales se consideraba to’ebá, una abominación (versículo)… Los hermanos de Yosef, por otro lado, eran pastores. Criaban, esquilaban y también comían ovejas y carneros. Esta y otras diferencias culturales / religiosas en la alimentación otras áreas, explica Seforno, evitaría que los hijos de Israel se integraran socialmente a los egipcios. Y por esta razón, cuando Yosef le cuenta al Faraón que su padre y sus hermanos han llegado de Canaán, lo primero que le describe al monarca egipcio es que sus hermanos «son pastores” y solicita al Faraón un lugar de residencia “especial”donde puedan seguir sus costumbres. El Faraón magnánimamente les asigna un área separada, para no “herir los sentimientos” de sus súbditos egipcios. Al no vivir en la misma área en la que viven los egipcios, los Hijos de Israel, no se van a asimilar y podrán seguir preservando el camino de Abraham.

EL ROMPECABEZAS MÁS SOFISTICADO
Los hermanos vendieron a Yosef a Egipto y, al hacerlo, crearon una realidad que terminó por conducirlos a Egipto. Irónicamente –siempre de acuerdo a Seforno– esta concatenación de buenas y malas elecciones, los protegió de un proceso de potencial de asimilación que hubiera tenido lugar, irónicamente, en la tierra de Israel. Fue en Egipto, que el pueblo de Israel, en su etapa más frágil e incipiente, comenzó a forjar su propia identidad como un pueblo distinto y diferente de los egipcios, y también de los cananeos. Los rabinos expresaron esta idea con una frase que leemos en la Hagadá de Pésaj: מלמד שהיו מצויינים שם, es decir, la Torá nos enseña que en Egipto vivieron como un pueblo con identidad propia. Los hermanos de Yosef, si bien fueron culpables de haber vendido a Yosef a Egipto, en realidad también fueron los responsables involuntarios de haber salvado a sus descendientes de la asimilación. Dios movió, o dejó que se movieran, o hizo una serie de movidas adicionales para que las piezas del ajedrez viajaran, en una dirección que terminó protegiendo a Su pueblo. A lo que se sumó la visión de Yosef cuando le pidió al Faraón un lugar de residencia separado para preservar a su familia de la asimilación a la sociedad egipcia. Y así fue como en Egipto, la familia Ya’aqob pudo transformarse en el pueblo de Israel. Y este partido pudo haber comenzado cuando Dios le prometió a Abraham que sus descendientes llegarían a Egipto, y regresarían a la tierra de Israel en un plazo de 400 años. Para pensarlo…