Rab Moshé Refael Aguilar (1615-1679) y el tratado de retórica

El Rab Moshé Refael Aguilar fue Rabino de la importante comunidad judía de Amsterdam en el siglo 17. La mayoría de los judíos de esa ilustre comunidad eran hijos de anusim, judíos que vivieron en Portugal, en muchos casos durante 3 o 4 generaciones, aparentando ser cristianos.   Durante todo ese tiempo practicaron y transmitieron el judaísmo a sus hijos en completo secreto,  ya que si eran descubiertos por un sirviente, por un vecino, etc. se los acusaba ante la inquisición, y de ser hallados culpables de «judaizar», sus bienes eran confiscados y los culpables eran condenados a muerte. Generalmente los sentenciaban una horrible muerte: ser quemados vivos en la hoguera. Estos actos públicos eran conocidos com «autos de fe».
Estos heroes judíos que arriesgaban diariamente sus vidas para preservar el judaísmo, fundaron una nueva comunidad en Amsterdam que llegó a ser una de las mas importantes y afluentes comunidades Sefaradíes de todos los tiempos.   Entre otras cosas, los judíos de Amsterdam fueron los primeros en llegar al nuevo continente Americano. Brasil, Curazao, Estados Unidos, etc.
¿Por que Amsterdam?  Porque el el año 1597 el príncipe de Orange (Países Bajos) hizo algo que hasta ese entonces era inédito en los anales de la historia: declaró la total libertad de culto.  Y si bien el contexto de esa libertad de culto tenía que ver más con aliviar las tensiones entre católicos y protestantes, los judíos encontraron por primera vez en siglos una ciudad donde podían observar su religión sin ser perseguidos.
Volviendo al Rab Moshe Aguilar, aparentemente nació en Portugal cerca del año 1615.   Estudió en Amsterdam con el Rab Shaul haLevi Mortera (ver aquí). De joven se destacó en sus estudios y fue elegido para recibir una generosa beca que la comunidad otorgaba a los alumnos mas destacados, esa beca se llamaba «aspaqa» (estipendio).
En 1641 viajó a la ciudad de Recife, Brasil, con su maestro, colega y amigo, rabbi Isaac Abohab de Fonseca , el primer rabino de las Américas (ver aquí). En Brasil se desempeño como Jazán (oficiante litúrgico). En el año 1654, cuando los Portugueses finalmente conquistaron Brasil de mano de los Holandeses, los judíos tuvieron que escapar, ya que los portugueses trajeron al inquisición a America, y si algún «portugués» o descendiente de portugués era descubierto «judaizando,» se lo extraditaba a Lisboa, se lo juzgaba y se lo sentenciaba a muerte. De hecho, un sobrino del Rab Agulilar, Isaac de Castro Tartas (זצוק»ל (1623-1647 fue atrapado por la inquisición en Brasil y extraditado a Portugal.  (Posiblemente escriba sobre él BH la próxima semana).
En 1661 el Rab Aguilar regresó a Amsterdam y allí fue asignado como Rab en el Talmud Torá. Cargo que tuvo hasta el final de sus días.
El Rab Aguilar escribió un total de 22 libros. 5 de ellos en hebreo y 17 en español o portugués.
Algunos de sus libros son:
«Epitome da Grammatica hebrayca» que se subtitula «para uso en las escuelas, del modo que se enseña en el Midrash del Talmud Tora de K. K. Amsterdam». El Rab Aguilar, a pesar de que no era un hombre de muchos recursos económicos, pagó de su propio bolsillo la impresión de este libro.
«Dinim de shehita y bedica», para enseñar a la comunidad las reglas básicas de la matanza ritual de animales. Esto era esencial ya que mucha veces las propias familias hacían shejitá a sus animales.
También escribió «zejer rab», un libro en hebreo, que recopilaba todos los Midrashim del Talmud. Y «sefef hama’asim», un libro donde recopiló todas las historias contadas en el talmud.  Estos dos libros nunca fueron publicados y los manuscritos nunca fueron encontrados.
El libro más famoso del Rab Aguilar se llama «Tratado de la inmortalidad del alma» que escribió en Portugués. Este libro fue escrito como respuesta a un judío hereje Uriel de Acosta, que tal como Espinosa, negaba los principios de la fe judía, y ente ellos la inmortalidad del ama.
El Rab Aguilar escribió también un importante libro llamado «Tratado de Retórica». Retórica aquí se refiere el arte de elaborar y pronunciar  un discurso.  Este libro lo escribió para que sus alumnos, muchos de ellos futuros rabinos, aprendieran a elaborar sermones rabínicos (darushim) haciendo uso de los conocimientos clásicos de retórica. Esto los ayudaría a presentar sus ideas en orden y elegancia, lo cual sería esencial para enseñar tema judaicos, especialmente a personas con pocos conocimientos de judaísmo.
Falleció en 1679 y su Darush fue pronunciado por el famoso Rab Shelomó de Olivera.



Las últimas palabras de Isaac de Castro Tartas (1623-1647)

Querido lector, hace ya 5 años que comencé Halajá of the day, y generalmente, una vez por semana, escribo sobre rabinos Sefaradíes desconocidos. Esta es la primera vez que escribo sobre la vida de un Yehudí Sefaradí que no fue un Rabino (también es la primera vez que escribo sobre alguien tan joven, que falleció cuando sólo tenia 24 años). Luego de leer, espero comprenderás qué me mueve a homenajear a este héroe de Am Israel, lamentablemente desconocido.  
Isaac de Castro nació en la ciudad de Tartas, en el suroeste de Francia, en 1623.  Sus padres eran de Portugal y pertenecían a esas miles de familias judías que en 1497 habían sido convertidas al cristianismo «por decreto» y desde entonces practicaron el judaísmo en secreto por 3, 4 o más generaciones. Para tener una idea de cuanta gente estamos hablando se calcula que en 1497 habían no menos de 120.000 judíos en Portugal.
En Tartas el nombre de Isaac era Tomás Luis.  En 1640 su familia su muda a Amsterdam donde finalmente pueden practicar su religión abiertamente. Allí, Tomás y su padre se circuncidan y cambian sus nombres por nombres hebreos.  Tomás se llama desde ahora «Isaac de Castro». Castro (o de Castro), seguramente el apellido original de su familia, era un apellido típico Sefaradí (ver este artículo sobre los más famosos Sefaradim de apellido Castro). Como ilustración podemos mencionar a rabbi Ya’aqob de Castro (1525-1610) de origen portugués, uno de los rabinos más importantes de la comunidad judía de Egipto.
Isaac comenzó sus estudios de judaísmo y de medicina en Holanda. En 1642 o 1643 encontramos a Isaac en Brasil. Como explicamos la semana pasada (ver aquí), su tío, Rab Moshe Refael Aguilar , llegó a Brasil a fundar una comunidad en la ciudad de Recife. En ese entonces y hasta 1654, Brasil estaba dividido en 2 zonas: una  pertenecía a los holandés y otra a los portugueses.   Recife estaba del lado Holandés.    Isaac vivía una vida completamente judía. No sólo eso sino que también se dedicaba a inspirar a cientos (o miles) de conversos que residían en Brasil a practicar más abiertamente su judaísmo.  Si bien no habían tribunales de la Inquisición en Brasil, como los que existían en Perú o México, en el lado portugués de Brasil habían oficiales de la inquisición, que vigilaban que los «Cristianos nuevos» es decir, los judíos que fueron convertidos al cristianismo hacía más de un siglo atrás, no volvieran a su religión.
Nadie sabe exactamente por qué, pero el joven Isaac salió de Recife y viajó hacia el sur llegando a la ciudad de Salvador, capital de Bahía de los Santos, territorio Portugués.   Allí, Isaac fue reconocido por las autoridades locales.  Trató de disimular su práctica judía pero algo lo delató: sus Tefilín.
Isaac fue tomado prisionero, acusado no sólo de judaizar sino también de hacer proselitismo judío entre los «Cristianos nuevos», y fue extraditado en un barco hacia Lisboa.
La inquisición portuguesa primero trató de convencerlo que renunciar a su fe judía y abrazar el cristianismo. Isaac se rehusó con argumentos muy sólidos, demostrando que el judaísmo es la verdadera fe. Al ver que, a pesar de su cortísima edad, se trataba de un gran erudito, la Inquisición envió a sus expertos filósofos y teólogos. Pero nada ni nadie pudo convencer a Isaac de renuncia a su fe.
Por primera vez en la historia un judío usaba el siguiente argumento: «Tengo derecho a practicar el judaísmo en función de una ley humana universal: la libertad de conciencia…un acto que se realiza de acuerdo con la propia conciencia no puede ser juzgado culpable, y el acto que yo hago y seguiré haciendo – el acto de profesar la religión judía – se realiza de acuerdo con los dictados de mi conciencia «. Cuando la Inquisición vio que todo esfuerzo era inútil, recurrió a su último recurso: la ejecución pública. Los acusados eran condenados  a morir quemados vivos en los que se llamaba cínicamente «auto de fe» (actos de fe).
El 15 de Diciembre de 1647, cuando Isaac tenía solo 24 años fue llevado a la plaza pública, junto con otros 5 conversos, condenados por el mismo crimen: judaizar.
Los archivos de la Inquisición portuguesa relatan que Isaac fue dejado de pie, por varias horas, muy cerca del fuego, lo suficientemente cerca para que Isaac se arrepintiera de su «gran pecado» (ser judío) por temor a la hoguera. Pero Isaac resistió. Y mientras estaba siendo abrazado por las llamas, con su último aliento,  Isaac recitó con una voz muy fuerte «SHEMA ISRAEL HASHEM ELOKENU HASHEM EJAD».   Cuentan que el grito de Isaac causó una enrome impresión en todos los que habían  llegado para presenciar la ejecución pública. Tanto que hasta los crueles verdugos sintieron remordimiento por haberle quitado la vida a un joven tan valiente.  Dicen, que los gentiles que presenciaron la ejecución,  durante semanas no hablaban de otra cosa. Lo que es más: el último grito de Isaac, en Shemá Israel, se había transformado ahora en un símbolo de libertad de conciencia. E inspiró a muchos conversos a volver a abrazar su fe judía. Y algo insolito: durante varios años los gentiles repetían las palabras del SHEMA… tanto fue así que la Inquisición tuvo que imponer un severo castigo para cualquiera que fuera escuchado diciendo el SHEMA ISRAEL,  las últimas palabras de Isaac de Castro Tartas זצוק»ל.