En la Torá está escrito ( Vayiqra 19:36 ) » [al comprar o al vender] utilizarás balanzas justas y medidas de peso honestas. [Debes preservar] una efa honesta y un hin honesto. Yo soy haShem tu Dios.» La efa y el hin son unidades de medida bíblicas. La Tora enseña que el vendedor debe mantener sus balanzas ajustadas y limpias para que todas sus ventas sean hechas con integridad. Si la balanza no está limpia, por ejemplo, los restos acumulados en el platillo afectarán el peso final y el comprador recibirá menos de lo que está pagando .
Nuestros rabinos extendieron el alcance de esta Mitzvá a todo tipo de transacciones comerciales. Para recordar esta regla , explicaron que la palabra hin – una unidad para estimar líquidos – es similar a la palabra hen que en arameo antiguo significa «SÍ» (en Hebreo y Arameo, hin y hen se escriben con las mismas letras הין). Y esto es lo que dijeron: de la misma forma que debemos mantener una balanza (hin) honesta debemos mantener un «sí» (hen) honesto. En nuestras transacción comerciales, nuestro «SI» debe ser siempre sincero.
Ilustración : Yo tengo un agencia de autos y un cliente está interesado en comprar un coche ahora mismo si le aseguro que se lo voy a entregar al final de la semana. Yo sé que no voy a tener el coche para el fin de la semana. Pero me digo a mí mismo : «Voy a decir SI y voy a cerrar el trato ahora, y mañana o pasado mañana le digo al cliente que hubo un retraso inesperado.» Este sería un ejemplo de un SI deshonesto. De acuerdo a la ética comercial judía debo decir la verdad a mi cliente, aun cuando yo sé que al decirle NO el cliente podría ir a otro agencia para comprar su vehículo. Si miento y digo un «SI» deshonesto estoy transgrediendo la Mitzvá que me indica que al comprar o al vender, debo decir SI y NO con honestidad.
Rabí Eliezer Papo (1785-1828) en su libro Pelé Yo’etz asegura que aunque en el corto plazo el vendedor podría perder un buen negocio por no usar un falso SI, a largo plazo el SI y NO dicho con honestidad, no sólo es lo correcto desde el punto de vista moral y religioso, sino que también es la decisión comercial mas inteligente. Él dice que no para un vendedor no existe un capital más importante que su palabra, su buen nombre y su reputación.