El Rab Moshé Alashkar (1466-1541 , también conocido como Maharam Alashkar) estudió Torá con su maestro el Rabino Moshé Valenci. Su colega era el Rab Yaakov Ibn Habib. En España además de Torá, estudió ciencias y la lengua árabe. Saber árabe era esencial para aprender y entender los escritos del Rambam, Maimónides, en su idioma original, incluidas sus obras Moré Nebujím; las respuestas rabínicas del Rambam, y la mayoría de los libros escritos por el hijo de Rambam, Rabbenu
Abraham Ben Harambam.
En 1492, cuando los judíos fueron expulsados de España, el Rab Moshé tenía 26 años. No se dirigió a Portugal como la mayoría de los judíos, sino que se embarcó hacia África del Norte. El viaje fue terrible. Sufrió muchas tribulaciones: su barco se hundió; él fue capturado por piratas y estuvo a punto de ser vendido como esclavo. Pero a último momento logró huir y llegó a Túnez. Vivió allí durante 18 años y decidió escapar cuando se enteró que el ejército español planeaba invadir varias áreas de África del Norte, sabiendo que si lo descubrían allí lo iban a tratar de forzar a abandonar su fe judía. En 1522 se mudó de Túnez a Egipto y una vez allí formó parte de la corte rabínica del célebre Rab David Ibn Zimrá.
En una de sus responsas, escribe que desde joven aspiraba a establecerse en Eretz Israel. En 1539 finalmente lo consiguió. Vivió primero en Tzefat y luego en
Jerusalem donde murió y fue enterrado en 1541.
Sus obras e ideas
El Rab Alashkar fue una de las autoridades rabínicas más grandes de su época, y como tal recibía consultas de diversas partes del mundo. Escribió muchos libros — algunos nunca se imprimieron— entre otros una obra sobre los Arba’a Turím, un comentario sobre Pirqué Abot, y un comentario sobre el comentario de Rashí.
Su obra más famosa es Teshubot Maharam Alashkar, 120 preguntas y respuestas rabínicas sobre diversos temas: leyes civiles, comerciales, explicaciones sobre el Tanaj y el Talmud, y otros variados temas como numismática.
A continuación presentamos algunos ejemplos de sus teshubot:
Teshubá 18. Rabi Alashkar era coleccionista de monedas antiguas y en esta respuesta rabínica analiza una moneda antigua que se había encontrado en excavaciones en la tierra de Israel con el diseño de “un lulab, atado [al hadás y ‘arabá] como lo atamos nosotros, y junto a él, un etrog”.
Teshubá 96. Esta pregunta es acerca de la circuncisión de un niño que había nacido media hora después de la puesta del sol del día viernes, justo antes del anochecer. La circuncisión o berit milá debe hacerse a los ochos días del nacimiento, y la pregunta era: ¿cuándo se deben llevar a cabo esta circuncisión: el viernes posterior al parto o al día siguiente, en Shabbat? El rabino comienza por analizar las diferentes opiniones sobre la determinación halájica acerca de cuándo exactamente termina un día y comienza el otro, y cuáles son los diferentes criterios que examinan los rabinos para establecer el comienzo de un nuevo día: ¿la puesta del sol, el crepúsculo o la salida de las estrellas? El Rab Alashkar cita un famoso texto del Talmud en Pesajim 94 donde se registra un debate que tuvo lugar hace 2.000 años atrás entre los sabios judíos y los sabios griegos. Los rabinos opinaban que durante la noche el sol se trasladaba de oeste a este “por encima de la bóveda celeste”, mientras que los griegos creían que por la noche el sol hacia esta trayectoria “por debajo de la tierra”. Finalmente el Talmud concluye con la admisión de los rabinos que un par de siglos luego de este debate deciden que los sabios griegos tenían razón. ¿Y por qué le dieron razón a los sabios de Grecia? Porque las evidencias factuales apuntaban hacia esa dirección: “por la noche el agua de los océanos, los ríos y los lagos esta menos fría que durante el día”, lo que reconocieron como una sólida prueba de que por la noche el sol se trasladaba por debajo de la tierra y no por encima de la bóveda celeste. Este caso —dejando al margen la antigua astronomía Ptolomeica en la cual se basaba— es un ejemplo excepcional de la integridad, la objetividad y la humildad de los Sabios de Israel a quienes les importó más la verdad objetiva, de acuerdo al conocimiento contemporáneo, que ganar un debate.
1.000 años más tarde, en la Edad Media, los rabinos interpretaron de diversas maneras este debate talmúdico y sus conclusiones. Rabbenu Tam (Francia, 1100-1171) decía que en su opinión no era posible que los rabinos estuvieran equivocados, ni siquiera en un tema relacionado con el área de astronomía. Y por lo tanto lo que el Talmud había querido decir es que los rabinos admitieron “el razonamiento” de los sabios griegos y las evidencias para probar su lógica, pero no admitieron su propia equivocación y no aceptaron la conclusión final de los griegos. Rabbenu Tam, por lo tanto, siguió la opinión “original” de los Sabios de Israel: que el sol por la noche se traslada por encima de la bóveda celestial. Según esta postura, existen en realidad “dos” puestas de sol: la primera cuando el sol desaparece de la vista, y la segunda, invisible para el ojo humano, tiene lugar cuando el sol ingresa a la bóveda celestial y se traslada de oeste a este. Entre las dos puestas de sol, hay un lapso de setenta y dos minutos, y mientras esto sucede, todavía se considera que ese día no terminó. Una vez que el sol ingresa a la bóveda celeste y comienza su travesía de oeste a este, pasan trece minutos y medio hasta que cae la noche. Según Rabbenu Tam, por consiguiente, la ceremonia de circuncisión se debía realizar el viernes porque cuando ese niño había nacido no habían pasado todavía 82.5 minutos desde la puesta del sol, y en consecuencia el bebé había nacido un día viernes.
Maimónides (1135 – 1204) por el otro lado, afirmaba que debemos entender la admisión de los rabinos en forma literal: ellos reexaminaron su opinión original basándose en las evidencias presentadas por los sabios griegos y admitieron que durante la noche “el sol se trasladaba por debajo de la tierra”. Y por lo tanto, existe una sola puesta del sol, que es la que presenciamos cuando el sol desparece de la vista. El tiempo entre la puesta del sol y el anochecer es entonces de 13.5 minutos (y no de 82.5) , y por lo tanto el bebe nació en Shabbat y la circuncisión se debía realizar en Shabbat. Para Maimónides, la admisión de los rabinos en relación a la postura de los sabios griegos, lejos de socavar la autoridad rabínica, es una señal de la integridad intelectual de los Sabios de Israel en la búsqueda de la verdad.
El Rab Alashkar optó por la opinión de Maimónides y explicó que los rabinos son la autoridad incuestionable en el área de la Halajá, la ley judía, y en esa arena, tal como sucede con la Corte Suprema de Justicia de cualquier estado soberano moderno, lo que los Sabios consideren que es la ley es la ley. Al establecer una ley lo que cuenta es la autoridad de aquellos que la emiten, o el sistema a través del cual se acepta o se rechaza una ley (como por ejemplo, por mayoría de votos). La validez de una ley no se basa en las evidencias presentadas —aunque estas seguramente se exploren en el proceso— sino en la autoridad del ente que la sanciona. En el área científica, por otro lado, los rabinos nunca han proclamado haber recibido una tradición Divina acerca de los secretos de la naturaleza. Los temas científicos se prueban o se refutan no en base a evidencias y por lo tanto están abiertos al debate objetivo. Lo que prevalece en estos casos son las evidencias, no la autoridad del ente que emite su opinión. Los rabinos nunca presumieron ser “infalibles” en el area del conocimiento general o científico. Ellos mismos dijeron: “Jojmá bagoyim, taamín” Las opiniones de los sabios gentiles hay que tenerlas en cuenta en relación a los asuntos de sabiduría, es decir, ciencia, cuando dichas opiniones se presentan con evidencias.
Teshubá 112. Una de las áreas más importantes sobre las que escribió el Rab Alashkar fue sobre el tema de las agunot. Una aguná es una mujer cuyo marido ha sido dado por “desaparecido”. Si no se encuentra el cuerpo o un testigo que haya visto el cuerpo o lo haya visto morir no se podrá establecer definitivamente su muerte, y su mujer no puede ser declarada viuda. De esta manera, la esposa se considera “aguná” y no puede volver a contraer matrimonio. Esta situación, que no era poco común podía durar por años o décadas. ¿Por qué era tan necesario escribir sobre este tema? Porque en los tiempos de la expulsión de España, miles de familias se habían separado. Muchas veces por la fuerza o incluso por no tener otra alternativa. El esposo, por ejemplo, se quedaba en España o en Portugal y enviaba a su familia a Italia, al Norte de Africa o a Turquía. Y luego podían pasar años hasta que se enteraban del destino de sus seres queridos. Hubo muchos casos, por ejemplo, de refugiados que habían conseguido huir en alguna embarcación precaria y que fueron atacados por piratas que los secuestraban y los vendían como esclavos, cada uno en una ciudad diferente. El Rab Alashkar mostró su gran compasión y su grandeza como autoridad halájica buscando todas las posibilidades dentro de la ley para liberar a las agunot y permitirles rehacer sus vidas.
Teshubá 117. El Rab Shem Tob Ibn Shem Tob (1380-1440) era un polemista que había escrito el Sefer Ha´Emunot, “El libro de las creencias”, en el cual criticaba duramente las posturas filosóficas de Maimónides, acusándolo de sostener opiniones racionalistas, que a su parecer estaban más cerca de la filosofía gentil que de la tradición judía. La respuesta del rabino Alashkar a las acusaciones de este libro tiene una extensión de veintinueve páginas en la edición de Sabbioneta, y es tan extensa e importante que se la conoce también como Sefer Hasagot , “El libro de las refutaciones”. El Rab Alashkar era un gran defensor de Maimónides y del Moré Nebujim, “La guía de los perplejos”, la obra filosófica más importante del sabio español. Y en esta respuesta demuestra que en muchos casos las acusaciones en contra de Maimónides estaban basadas en una comprensión incorrecta de sus palabras, que fueron escritas originalmente en árabe, lo que generaba que algunos críticos le atribuyeran doctrinas que él en realidad no sostenía. Su respuesta también incluye la explicación de la opinión de Maimónides acerca de la inmortalidad del alma, la naturaleza del Mundo Venidero, la doctrina de tejiyat hametim, o resurrección de los muertos, la recompensa y el castigo, la creencia en la creación ex-nihilo y muchos otros tópicos de índole filosófico y teológico que se explican en “La guía de los perplejos”.