ועתה, אם-שמוע תשמעו בקולי, ושמרתם, את-בריתי – והייתם לי סגולה מכל-העמים, כי-לי כל-הארץ. ואתם תהיו-לי ממלכת כוהנים, וגוי קדוש
AM SEGULÁ
Cuando Dios le ofrece al pueblo de Israel celebrar un pacto con Él dice lo siguiente (Shemot 19: 5-6) “Y ahora, si Ustedes aceptan escuchar Mis mandamientos y mantener un pacto conmigo, serán para Mí una ‘segulá’ entre todos los pueblos una nación de sacerdotes” . Comencemos por el primer concepto. ¿Qué significa la palabra “segulá”? En Dibré haYamim (I, 29: 3) el rey David, dirigiéndose al pueblo de Israel, les dice que él ha asignado las reservas del tesoro real, el dinero recolectado a través de los impuestos, para construir el Bet-haMiqdash, el gran Templo de Jerusalem. Y luego dice:”Además [de las riquezas del tesoro real], en mi deseo [de construir] el Templo para HaShem mi Dios, voy a donar también de mi tesoro personal (=segulatí) oro y plata para el Templo..”.
El rey David llamó a su tesoro personal —su capital privado— «segulá». Ser el pueblo “segulá” de HaShem significa literalmente ser Su bien más preciado. Su capital “privado”, el cual uno cuida y protege. Con esta hermosa y profunda metáfora la Torá nos quiere indicar que HaShem se compromete a cuidarnos y protegernos de la misma manera que un hombre protege su posesión más valiosa. Nos asegura que el pueblo judío, como nación, nunca desaparecerá. Israel será «atesorado», protegido directamente por Dios. Contra todo pronóstico, y después de haber sido perseguidos desde tiempos inmemoriales por casi todos los pueblos y civilizaciones de la historia, todavía existimos como nación, gracias a la más poderosa Segulá: la supervisión directa de HaShem sobre Su Pueblo, Israel.
NACION DE SACERDOTES
Esta cercanía con Dios, ser supervisado por El Todopoderoso de manera directa, es una moneda con dos caras. Por un lado, HaShem garantiza la eternidad de este pacto y nuestra existencia como pueblo. Pero por el otro lado, ser el pueblo elegido no significa tener más privilegios que otras naciones. Por el contrario, significa que, como fuimos y somos los testigos de la Revelación Divina, Dios espera de nosotros un comportamiento ejemplar. Dios examina nuestra conducta mucho más estrictamente, más de cerca, que el resto de las naciones. Tiene más expectativas y más demandas de nosotros. Probablemente nadie formuló este concepto tan importante mejor que el profeta Amós (3: 2). Así dijo HaShem, רק אתכם ידעתי מכל משפחות האדמה על כן אפקד עליכם את כל עונתיכם “Sólo a Ustedes [el pueblo de Israel] He conocido [= amado, elegido] de entre todas las familias de la tierra; y por tanto, los consideraré responsables [y NO negligentes] de todos vuestros errores [pecados] … » Ser el pueblo elegido no implica tener más derechos sino más obligaciones. Una mayor responsabilidad por nuestras acciones.
La Torá también dice que Dios nos consagrará como “una nación de sacerdotes” (Cohanim).
Los Cohanim / sacerdotes son los judíos que solían dedicarse exclusivamente al servicio de Dios. En los tiempos del Bet haMiqdash los Cohanim tenían varias funciones específicas.
1. Antes de la destrucción del segundo Templo no existía el concepto de «rabino» como lo conocemos hoy. Durante siglos, los encargados de preservar y principalmente enseñar la Torá al pueblo de Israel eran los Cohanim. Como dijo el profeta Malají (2:7) כי שפתי כהן ישמרו דעת ותורה יבקשו מפיהו “Los labios del Cohen preservarán la instrucción [religiosa], y de él podrán demandar la [enseñanza de la ] Torá». Los Cohanim eran los maestros de Am Israel.
2. Los Cohanim también estaban a cargo de las principales operaciones del Bet haMiqdash. Se dividían en 24 guardias (mishmarot), se ocupaban de todas las tareas concernientes a los sacrificios diarios (qorban hatamid) y de las festividades. Los Cohanim eran los más cercanos a Dios en el ámbito del servicio religioso en el Templo.
Los Cohanim todavía conservan algunos de estas funciones religiosas. Por ejemplo, todos los días (o en la tradición Ashkenazi: cada Yom Tob) recitan la ברכת כהנים o bendición sacerdotal.
3. Pero por estar más cerca del servicio a Dios, los Cohanim tenían también más responsabilidades y más limitaciones que los judíos comunes. Hay un importante número de restricciones matrimoniales y rituales, relacionadas con el luto, por ejemplo, que aún hoy se aplican exclusivamente a los Cohanim. El privilegio de servir a Dios implica un mayor nivel de obligaciones (“nobleza obliga”).
Ahora podremos entender mejor que el pueblo judío fue elegido para ser respecto al resto del mundo, lo que los Cohanim son respecto al pueblo de Israel.
Comencemos por el final
1. El pueblo judío tiene más obligaciones y restricciones que los gentiles. Mientras que la Torá indica que un Yehudí debe observar 613 preceptos, un gentil sólo tiene 7 leyes a seguir.
2. El pueblo judío fue designado para dedicar su vida el servicio de HaShem. Tan cerca nos sentimos de Dios, que en nuestras Tefilot (plegarias) nos dirigimos a Él en la segunda persona del singular: no usamos el «Usted» sino el “Tú”(Bendito eres Tú, HaShem…. ).
3. Nuestra misión global como pueblo elegido es llegar a ser los “educadores” del resto del mundo. No con palabras, discursos ni proselitismo sino exclusivamente con nuestro ejemplo. Cada Yehudi debería ser un modelo a imitar, la inspiración para el resto del mundo (=or lagoyim). Cuando lo judíos nos comportamos observando la Torá y los gentiles ven que los judíos procedemos con integridad y decencia, y no abandonamos nuestros principios religiosos, entonces estamos cumpliendo nuestra misión universal en el máximo nivel, este es: “Quiddush haShem”, la santificación del nombre de Dios, cuando nuestro justo proceder inspira al gentil a reconocer la Presencia y voluntad de HaShem en este mundo.