El Rabino Yom Tob Tsahalon escribió un magnífico comentario sobre Meguilat Ester llamado Leqaj Tob, en el que ofrece una explicación muy clara sobre la dinámica de los eventos ocurridos en Purim. La siguiente explicación está basada en sus palabras.
Hamán, el primer ministro del rey Ajashverosh, redactó un decreto con la firma del rey, que ordenaba la aniquilación de todos los judíos del imperio persa en el día 13 de Adar de ese año. Este decreto fue enviado a todas las ciudades del reino. Según la mayoría de los comentaristas, el rey no estaba al tanto del contenido exacto del decreto que Hamán había enviado.
Cuando Mordejai se entera de este edicto, alerta a Ester. La reina, después de una serie de eventos providenciales, logra exponer a Hamán ante el rey. Como resultado, Ajashverosh ordena la ejecución de Hamán y nombra a Mordejai en su lugar. Sin embargo, existía un problema técnico: las leyes del imperio establecían que los decretos reales no podían ser cancelados.
Entonces, ¿cómo se podía evitar la matanza de los judíos?
El plan de Hamán era astuto. Para no gastar recursos ni utilizar al ejército real en la ejecución del decreto, Hamán había diseñado un edicto que incentivaba a los ciudadanos del imperio a atacar a los judíos, mientras los judíos, por ley no podrían defenderse. Y como recompensa, los civiles podrían quedarse con las propiedades de sus víctimas.
Frente a esto, Ester y Mordejai propusieron una solución: emitir un segundo decreto que otorgara a los judíos el derecho a pelear y defenderse.
לכך רמז שהגזרה הראשונה במקומה קיימת, אמנם נתן המלך ליהודים … שיוכלו להלחם ולעמוד על נפשם, ומי שינצח ינצח
Por eso el texto de la Meguilá indicó que el primer decreto seguía vigente. Sin embargo, el rey concedió a los judíos… que pudieran luchar y defender sus vidas, y quien venciera, vencería.
Este segundo edicto cambió completamente el panorama. Ahora, el 13 de Adar no sería un día de masacre sin oposición, sino de un enfrentamiento entre los judíos y sus enemigos. La Meguilá no nos dice cuántos judíos murieron en esa batalla, pero sí nos informa que, en defensa propia, los judíos mataron a 75,000 de sus atacantes.
La clave de la victoria: unidad
El Rabino Tsahalon continúa explicando que el privilegio que el rey otorgó a los judíos no fue solamente el derecho a defenderse, sino también el permiso para unirse y ayudarse mutuamente.
Esto era crucial porque, a diferencia de otros pueblos del imperio, que solían vivir concentrados en una misma ciudad o región, los judíos estaban dispersos en distintas ciudades y provincias. Normalmente, cada comunidad judía vivía de manera independiente, pero en Purim, ocurrió algo extraordinario: los judíos se unieron. En el 13 de Adar del año 474 a.C., los judíos de Persia comprendieron que si querían sobrevivir, no podían luchar cada uno por separado. En lugar de resistir individualmente en cada ciudad, tomaron la iniciativa de movilizarse y ayudarse mutuamente.
En las palabras del Rab Tsahalon: המתנה שנתן להם (המלך) היא שיקבלו כל היהודים שבכל העיירות יחד בעיר אחת לסייע חבריהם ולהנקה מאנשי אותה העיר , וז״ש אשר נתן המלך ליהודים אשר בכל עיר ועיר להיקהל
El privilegio que el rey les concedió fue que los judíos de todas las ciudades pudieran reunirse en una sola ciudad para ayudar a sus compañeros y pelear contra los enemigos de esa ciudad. Y esto es lo que significa cuando dice: «que el rey concedió a los judíos de cada ciudad reunirse».
La estrategia de defensa
Imaginemos una comunidad judía en una ciudad de Turquía con 1,000 judíos, y a pocos kilómetros, otra comunidad en la frontera con Siria con solo 10 judíos. Bajo circunstancias normales, estos grupos no interactuaban demasiado. Pero en este momento crítico, los judíos comprendieron que su supervivencia dependía de la unidad. La comunidad más grande envió un contingente de 100 judíos armados para defender a sus hermanos en la ciudad más vulnerable. Este mismo patrón se repitió en todo el imperio. Los judíos se organizaron estratégicamente, formando redes de defensa y apoyo mutuo.
Gracias a esta colaboración sin precedentes, los judíos lograron resistir y vencer a sus agresores. No fue la fuerza individual la que salvó al pueblo judío, sino su capacidad de actuar como un qahal, una congregación unida.
Purim: un recordatorio de nuestra unión
La Meguilá enfatiza constantemente la palabra «וַיִּקָּהֲלוּ« (ve’niqhalu), que significa que los judíos se congregaron, se reunieron y actuaron juntos. Este concepto de unidad no quedó en el pasado, sino que se convirtió en el eje de la celebración de Purim.
Por eso, las mitsvot de Purim reflejan esa misma idea de unión y solidaridad:
- Matánot la’ebionim – Damos comida o ayuda a los necesitados, recordando que debemos apoyar a nuestros hermanos menos afortunados.
- Mishloaj manot – Intercambiamos regalos de comida con amigos y familiares, reforzando nuestra unidad como pueblo y simbolizando nuestra gratitud por la ayuda y protección que hemos recibido unos de otros.
Purim no solo celebra la salvación del pueblo judío de un genocidio, sino que nos recuerda que la verdadera fortaleza de nuestro pueblo siempre ha estado en su unidad. Cuando nos ayudamos y actuamos juntos, no hay enemigo que pueda vencernos.