Durante estos días de Janucá he tratado de transmitirles a mis lectores que el milagro de Janucá no se limita solo a lo ocurrido con un pequeño jarro de aceite que duró por ocho días. Este evento Providencial fue solo el comienzo de un periodo de 23 años, desde el año 165 a.e.c. hasta el 142 a.e.c., en el que nuestros ancestros, los Jashmonayim, derrotaron a los invasores griegos y a su aliados judíos y culminó ¡con el establecimiento del primer Estado Judío independiente¡ Esta historia, donde los milagros se combinan con la valentía sin límites, lamentablemente, no es muy conocida, a pesar de que en nuestros días sea quizás más relevante que nunca.
Veremos hoy la última parte de la epopeya que recordamos en la festividad de Janucá.
YONATAN NO CONQUISTA JERUSALEM
Tras la muerte de Elazar, Yojanán y Yehudá en la batalla solo quedaban dos de los cinco hermanos Jashmonayim: Yonatán y Shimón. Yonatán tomó el mando y, tras dos años de lucha, logró expulsar al poderoso general seléucida Bakjides de Israel. Sin embargo, y para sorpresa de todos, cuando Bakjides huyó de Israel en 159 a.e.c., Yonatán no intentó recuperar Jerusalem de inmediato. En lugar de eso, se instaló en Mijmásh y se convirtió en el líder de facto de los judíos. Pero ¿qué estaba haciendo Yonatán en Mijmásh y por qué no liberó inmediatamente Jerusalem de las manos de los seléucidas? Yonatán dedicó siete años a reclutar y entrenar un poderoso ejército judío de 40,000 soldados, que podían hacer frente a una fuerza invasora y defender al pueblo judío. Fue la primera vez en siglos que los judíos tuvimos un ejército de esta envergadura. Ahora los emperadores seléucidas —o quienes pretendían el trono— no solo querían evitar problemas con Yonatán y su ejercito , sino que competían entre sí para ofrecer a los judíos beneficios materiales a cambio del apoyo de Yonatán y su ejército.
LA IMPORTANCIA DE TENER UN EJÉRCITO
En ese entonces el rey seléucida era Demetrio Soter. Pero un joven aventurero procedente de Esmirna, Alejandro Balas, que reclamaba ser el hijo de Antiojos Epífanes, desafió a Demetrio y comenzó una guerra civil para obtener el trono. Demetrio y Balas, cada uno por su lado, ofrecieron todo tipo de concesiones a Yonatán para que les brindara su ayuda militar. Yonatán apoyó a Alejandro Balas, quien terminó derrotando a Demetrio. Una vez que esto ocurrió, y con el beneplácito de el nuevo emperador que era ahora su aliado Yonatán entró sin resistencia a Yerushalayim en la fiesta de Sukkot del año 152a.e.c. y fue asignado como Cohen Gadol, gran sacerdote. Este fue en todos los aspectos un segundo Janucá, ya que Yerushalayim había estado en manos de los helenistas por nueve años y el Bet haMiqdash había sido profanado y utilizado nuevamente como un panteón para adorar a los dioses griegos. Pero luego de un par de años, Demetrio II, el hijo de Demetrio Soter, enfrentó y derrotó a Balas y retomó el trono seléucida. Para sorpresa de muchos, este nuevo rey, lejos de buscar venganza contra Yonatán, sabía que lo necesitaba a él y a su ejército de su lado, así que reconoció a Yonatán y le ofreció más privilegios que su antecesor.
EL ACUERDO DE PAZ
Pero los conflictos entre los líderes seléucidas continuaba. Y ahora Trifón, un poderoso general griego, quería arrebatarle el trono a Demetrio II. Trifón llegó a Israel en el año 143 a.e.c. con 30,000 soldados para vengarse de Yonatán, vencerlo y así debilitar a Demetrio. Trifón engañó a Yonatán y le pidió reunirse con él en Acco para mantener conversaciones de paz. Cuando Yonatán llegó a Acco, Trifón lo asesinó. Tras la muerte de Yonatán, el mando de Judea quedó en las manos del hermano menor: Shimón. Con el poderoso ejército que Yonatán había organizado, Shimón enfrentó, derrotó y expulsó a Trifón de Erets Israel.
EL ESTADO DE ISRAEL
Shimón siguió avanzando para cumplir con la máxima aspiración de los Jashmonayim y de toda la nación de Israel. Fortificó Yerushalayim, reforzó su ejército y, en el año 142 a.e.c., 23 años luego de la gran rebelión de Matitiyahu y sus hijos, el gran sueño se hizo realidad. En el Bet haMiqdash, en Yerushalayim, la eterna capital del pueblo judío, Shimón, hijo de Matitiyahu, el único sobreviviente de los cinco valientes hermanos, declaró el establecimiento de un estado judío independiente en la tierra de Israel que se llamaría: Judea יהודה.
El día que fue establecido el nuevo estado judío , Shimón dijo estas palabras inmortales que son muy relevantes también el día de hoy, respecto a Medinat Israel:
«No conquistamos una tierra que no nos pertenece; y no nos apoderamos de lo que no nos corresponde. Sino que recuperamos la herencia de nuestros antepasados, que fue usurpada por nuestros enemigos, temporalmente y con gran injusticia. Y cuando tuvimos la oportunidad y la fuerza para hacerlo, recuperamos nuestra libertad».
«לא ארץ נכריה לקחנו, ולא ברכוש נכרים משלנו – כי אם נחלת אבותינו, אשר בידי אויבינו בעת מן העיתים בלא משפט נכבשה. ואנחנו כאשר הייתה לנו עת, השיבונו את נחלת אבותינו»
(Sefer Jashmonayim I, capítulo 15, versículos 34–35)
Este nuevo estado fue inmediatamente reconocido por Demetrio II, quien por primera vez eximió a los judíos de pagar impuestos al imperio seléucida. Shimón fue asesinado en el año 135 a.e.c. y fue sucedido por su hijo Yojanán Hyrcanus, quien continuó liderando a los judíos y expandiendo el territorio de Judea. El flamante Estado de Israel continuó, con altos y bajos, por cerca de 100 años.