RESUMEN DE JAYE SARA

Nuestra Parashá comienza contándonos que Sará muere a la edad de 127 años.  Abraham identifica una parcela de tierra en la ciudad de Hebrón para enterrar a su esposa. El terreno contiene una cueva —lugar donde se sepultaba a los muertos en la antigüedad— situada en el campo de Majpelá. Esta tierra que pertenecía a Efrón el hitita.  Los hititas eran una civilización muy poderosa en ese tiempo. Abraham les pide que le vendan esa tierra. Efrón le ofrece a Abraham enterrar allí a su esposa gratuitamente, pero Abraham rechaza la generosa oferta e insiste en que quiere comprar todo ese terreno y pagar su precio total para usarlo como cementerio familiar.  La venta de esta tierra y sus alrededores se realiza por la suma de 400 piezas de plata, que Abraham le paga a Efrón. Este episodio no solo simboliza la conexión eterna del pueblo judío con la tierra de Israel, sino que también documenta la adquisición de esta parcela en Hebrón y la Tierra Santa.

Luego de enterrar a Sará, Abraham encomienda a su sirviente Eliezer encontrar una esposa adecuada para su hijo Isaac en la tierra de Jarán, que queda en el sur de Turquía,  y evitar que su hijo tome una mujer de la tierra de Canaán y se asimile a los pueblos locales.

Después de una larga travesía, Eliezer llega a Jarán y reza a Dios por el éxito de su misión. Le pide al Creador una señal celestial para confirmar su elección de la futura esposa de Isaac. Esta señal será que, cuando él le pida a una de las jóvenes mujeres que van al pozo por agua, que le sirva agua, ella responda positivamente y ofrezca agua también para los camellos. Providencialmente,  una joven del lugar ofrece dar de beber a los camellos y resulta ser la sobrina nieta de Abraham: Ribká, o Rebeca.

Al enterarse de la identidad de los ilustres extranjeros que habían llegado a su pueblo, Ribká corre a contarle a su familia. Su hermano, Labán, actúa de anfitrión e invita Eliezer y sus hombres a pasar la noche en su hacienda. Eliezer le dice a la familia de Rebeca cuál era el propósito de su misión y les cuenta la señal providencial que designó a Rebeca como la futura esposa del hijo de su amo. La familia está de acuerdo que el matrimonio fue destinado por Dios y aceptan la propuesta. La familia de Ribká celebra el compromiso. Eliezer representa a la familia de Abraham.

A la mañana siguiente, Eliezer pide que no lo demoren en regresar a su tierra y, luego de una emotiva despedida, la delegación parte de regreso a la tierra de Abraham. Isaac toma a Ribká como su esposa, y su presencia lo consuela por la pérdida de su madre.

Abraham se vuelve a casar y, en su vejez, tiene varios hijos más. Sin embargo, y para evitar reclamos territoriales o hereditarios por parte de sus otros hijos, Abraham les concede antes de su muerte una generosa herencia y abandonan la tierra de Israel. Y así lega todas sus posesiones y sus tierras en Israel a Isaac.

Abraham muere a la edad de 175 años y es enterrado por Isaac e Ishmael en la cueva de Majpelá junto a su querida esposa Sará.