La Parasha de esta semana comienza con el llamado Divino a nuestro patriarca Abraham, «Lej Lejá»: «Deja tu tierra y ve a la tierra que te mostraré [Canaán, Israel].» Dios le habla a Abraham; l invita a dejar su tierra y establecerse en Israel, donde HaShem lo bendecirá con una multitud de descendientes. Muy hermoso. Pero el texto bíblico mantiene su silencio en un punto muy sensible. «¿Por qué Abraham?» ¿Qué hizo Abraham para merecer la elección de Dios?
¿EL LIBRO DEL PORQUÉ ?
Para aquellos que están familiarizados con el estilo literario de la Torá, la ausencia de una explicación acerca de por qué las personas hacen lo que hacen es la regla, más que la excepción. De manera similar, la Torá no siempre revela las causas por las que HaShem hace lo que hace. La Torá, por ejemplo, no explica las razones de muchos preceptos divinos, o por qué ciertos animales son puros o impuros, ni siquiera (y creo que este es el ejemplo más dramático) explica «por qué Dios creó el mundo». No estoy seguro de cuál es la razón , pero es notorio que el hebreo bíblico no contiene la palabra «por qué» (la palabra lamá, por ejemplo, indica más el propósito de la acción, no la intención del sujeto; y algo similar ocurre con la palabra madua ‘). Tal vez, como escuché una vez, esto tiene que ver con nuestra creencia en la absoluta libertad de elección de Dios y del hombre: el «por qué», un causal, indicaría cierta limitación de nuestra total capacidad de elegir.
O tal vez la razón de esta ausencia sea, como explicó el rabino Menashé ben Israel, que la Tora quiere dejarnos la tarea del “por qué” a nosotros, los lectores. Para que en cada generación cada individuo pueda seguir contribuyendo con un punto de vista diferente, jiddush, y descubra nuevos niveles de comprensión en el infinito libro de HaShem. Y esto no sería posible si los «por qué» fueran explícitos.
Volvamos a nuestra pregunta inicial.
¿Por qué Dios eligió a Abraham?
¿ABRAHAM INICIÓ EL CONTACTO?
La primera respuesta es la historia que todo niño judío aprende a una tierna edad. Téraj, el padre de Abraham, producía y vendía ídolos. Estatuas de los dioses mitológicos que representaban las diferentes fuerzas de la naturaleza. Me imagino que la «idolatría» debe haber sido un gran negocio (como en algunos casos el «arte») porque todo lo que el vendedor necesitaba para obtener una buena ganancia era convencer al comprador de que este ídolo tenía más poderes que el otro, y que eso justificaba un precio más alto. Todo iba bien para Téraj hasta que se le ocurrió enseñarle su negocio a su hijo Abraham… allí sucedió algo inesperado. En lugar de ayudar a su papá a ganar más dinero, Abraham lo desafió con una lógica impecable, pero desastrosa para los negocios: «¿Cómo vamos a vender estos ídolos como si fueran nuestros creadores si los hicimos ayer con nuestras propias manos? Tu y yo sabemos querido padre, que estas estatuas que no pueden ver, escuchar ni hablar: ¿cómo vamos a engañar a la gente y pretender que son dioses?» El padre de Abraham estaba furioso con su hijo que estaba arruinando su negocio. Pero así fue como Abraham comenzó su búsqueda de Dios. Y fue luego que Dios lo «llamó» a Abraham y lo invitó a mudarse a «Su tierra».
HASHEM LO LLAMÓ PRIMERO
La segunda respuesta tiene que ver con un texto que recitamos todos los días en nuestra Tefilá por las mañanas. “Tú eres HaShem, nuestro Dios, que elegiste a Abram, lo sacaste de Ur Casdim, cambiaste su nombre a «Abraham» y encontraste que su corazón era fiel a Ti” אשר בחרת באברם והוצאתו מאור כשדים… ומצאת את לבבו נאמן לפניך. De acuerdo con este pasuq (Nejemia, 9: 7-8.) Dios primero elige a Abraham, casi arbitrariamente, y luego Abraham se transforma en Su siervo fiel. Irónicamente, y aunque recitamos este pasuq todos los días, este punto de vista es menos conocido (o menos popular). Según esta interpretación, HaShem fue quien inició a Abraham, lo preparó y lo entrenó a través de experiencias de vida muy difíciles (nisiyonot) para convertirse en el patriarca de la nación de Israel .
ADOPTAR UN HIJO
El rabino Jayim Sabato de Yeshiva Bircat Moshe en Maale Adumim (Israel) dice algo muy interesante. El texto que describe el pasado de Abraham Abinu (al final de la Parashá de la semana pasada) es muy breve en detalle. Excepto por un punto circunstancial pero revelador: Harán, el hermano de Abram, muere y su hijo huérfano Lot se convirtió ahora en parte de la familia de Abraham. ¿Qué ocurrió? Abraham adoptó a Lot como su propio hijo. Este supremo acto de bondad, adopción de un huérfano, fue lo que hizo a Abraham fuera merecedor el llamado divino.
ABRAHAM ELIGIO A DIOS
La cuarta opinión, mi favorita, es la maravillosa respuesta del rabino Yehuda Alter (1847-1905) en su libro Sefat Emet. Allí, dice que “HaShem no buscó ni le habló exclusivamente a Abraham: HaShem anunciaba permanentemente y a muchas personas Su «Lej Leja», el llamado a dejar la tierra natal atrás e ir a Israel con Él, para tener Su bendición (המאמר ‘לך לך’ שנאמר מהשם יתברך לכל האנשים תמיד). Pero mientras que todos los demás rechazaban el llamado Divino, ignorándolo, Abraham «levantó el teléfono» y respondió afirmativamente al llamado de Dios, y todos los desafíos que este llamado implica. Me encanta esta respuesta por muchas razones. Pero sobre todo por su relevancia. HaShem nos llama permanentemente. Nos presenta una invitación abierta a seguirlo. Su Voz está en Su Libro. Y Su libro está abierto, esperando que atendamos Su mensaje.