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RESUMEN DE LA PARASHA BALAQ

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PRIMERA ALIYA

Cuarenta años después de salir de Egipto, y poco antes de entrar a la tierra de Israel, los judíos acaban de conquistar a los Emorim y al pueblo de Bashán, que se encontraban en lo que hoy es el norte del Jordán. El que ve esto con gran preocupación es Balaq, el rey del pueblo vecino de Moab. Teme que su nación sea atacada por el ejército judío. Sabe que el poder de Israel no consiste en su ejército, sino en su Alianza con Dios. Balaq busca una forma no convencional de debilitar a Israel. Envía por Bil’am, un hechicero no judío, debido a la eficacia de sus predicciones y maldiciones. Balaq le pide que pronuncie una maldición contra los judíos. Pero Dios se aparece a Bil’am y le ordena que no vaya a Moab. “¡No maldecirás al pueblo, porque Israel es bendecido [por Mí]!”

SEGUNDA ALIYA

A instancias de la solicitud divina, Bil’am declina la invitación y no se dirige a Moab. Pero el rey Balaq insiste y sugiere que lo recompensará generosamente por sus servicios. Dios le permite a Bil’am aceptar la invitación, pero le advierte que solo debe hablar las palabras que Él pondrá en su boca.

TERCERA ALIYA

Bil’am deja la tierra de Midián y va al reino de Balaq. Dios envía un ángel que Bil’am no llega a ver. Pero el burro de Bil’am registra la presencia del ángel Divino, se asusta y se niega a continuar. Bil’am golpea a su animal y milagrosamente —o en forma de profecía— el burro se comunica con Bil’am y le reprocha que lo haya golpeado. Entonces Dios abre los ojos de Bil’am y le permite ver al ángel. El ángel cuestiona a Bil’am por su enojo contra su burro (Con este evento, Dios le demuestra a Bil’am que 1. Su visión profética es inferior a la de su un animal, su burra. Y  2. Que es Dios quien pone las palabras en la boca de sus criaturas) Dios exhorta una vez más a Bil’am a decir sólo lo que Dios le ordene. Bil’am finalmente llega a Moab, donde el rey Balaq lo está esperando.

CUARTA ALIYA

Siguiendo las instrucciones de Bil’am, Balaq construye siete altares y ofrece sacrificios a Dios. Pero Dios le dicta en forma poética/profética las palabras exactas que debe dirigir a Balaq y a sus ministros: “De Aram me ha traído el rey Balaq de Moab, de los montes del oriente y me ha pedido que maldiga a Israel… Pero ¿Cómo podría maldecir a aquellos a quienes Dios no ha maldecido, y cómo me atrevería a invocar la ira de Dios si Él no se ha enojado con Israel?… “ . Luego pronunció bendiciones y alabanzas muy hermosas para el pueblo judío. Balaq, muy enojado por las bendiciones de Bil’am,  le recuerda que debe decir solo lo que él le ordena, es decir, maldecir a Israel. .

QUINTA ALIYA

En un intento por convencer a Bil’am de maldecir a Israel, Balaq lo lleva a otro lugar, como si el cambio de ubicación lo inspirara a pronunciar maldiciones. Construyen altares y ofrecen sacrificios, pero Dios nuevamente pone bendiciones para Israel en la boca de Bil’am. “Dios [ama tanto a Israel] que ignora cuando no hacen lo correcto, los perdona y no ve la maldad en los hijos de Israel”.

SEXTA ALIYA

Una vez más, Balaq lleva a Bil’am a otro lugar con la esperanza de poder maldecir a los judíos desde allí. A pesar de los nuevos altares y ofrendas, más bendiciones y alabanzas salen de la boca de Bil’am: “¡Cuán hermosas son tus tiendas [las casas de los judíos], oh Jacob, tus moradas, oh Israel! … Dios, que los sacó de Egipto… destruirá a las naciones enemigas… (insinuando que Dios destruirá a Moab). Los que los bendigan serán bendecidos y los que maldijeren a Israel serán maldecidos.  Balaq pierde la paciencia y le pide a Bil’am que regrese a su tierra con las manos vacías.

SÉPTIMA ALIYA

Antes de partir, Bil’am expresa una profecía sobre el fin de los días: “Lo veo, pero no será ahora; Lo contemplo, pero no ocurrirá pronto. De Jacob saldrá una estrella, y de Israel surgirá un bastón que derrotará a los príncipes de Moab y desarraigará a los hijos de Set…». También predice la eventual destrucción de Esav, Amaleq y Asiria.

El plan de Balaq de maldecir a Israel, tratando de que Dios castigue a su pueblo por sus eventuales pecados, fracasó. Entonces se pone en práctica un nuevo plan: las mujeres Moabitas y Midianitas van al campamento de Israel para seducir a los judíos y atraerlos a través de la actividad sexual a la idolatría de la deidad pagana Ba’al-Peor. Muchos hombres caen en la tentación y pecan. Dios le ordena a Moisés que castigue a los culpables. Una plaga mortal se desata entre los judíos, provocando la muerte de 24.000 hombres. Zimri, un líder judío que fue parte de este gran pecado, cohabitó públicamente con una princesa de Midián. Pinejás, el nieto de Aharon haCohen, los ejecuta a ambos y la plaga se detiene.

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